viernes, 13 de junio de 2008

Contenido


• El valor de la palabra, Luis Gregorich.
• El bien y el mal del Referendo, Miguel Molina, Blog.
• La revolución silenciosa, Francis Fukuyama.
• Bill Clinton ataca a su atacante, Juan Fernando Dorrego
• Barak Obama, la cautela de un exitoso insurgente, Marcelo Cantelmi.
• Godofreso Cínico Caspa, Mauricio Cabrera Galvis.
• Inmigración con M de mujer, Antonieta Cádiz.
• El volcán Machín, Néstor Ocampo Giraldo.
• Los defensores y el Presidente, Jorge Mejía.
• Un discurso histórico, Juan Manuel López Caballero.
• ¿A qué se dedicará?, Ramón Elejalde Arbeláez.



El valor de la palabra

Luis Gregorich, LA NACION, Buenos Aires, junio 7 de 2008.

"Te doy mi palabra." No hay en la lengua española (ni, seguro, en muchas otras) una expresión más bella, austera y rica simbólicamente para afirmar un compromiso, de persona a persona. Es menos estridente y más creíble que "te lo juro por mi honor", y se opone al sentimentalismo extorsivo de "por la vida de mis hijos". Todos podemos dar nuestra palabra, como un bien precioso que nos constituye, y todos pueden recibirla. La traición a la palabra dada es la madre de todas las traiciones. Desde el punto de vista del lenguaje gestual, la palabra dada sólo puede ser acompañada por un apretón de manos, que es -o debería ser- lo contrario del beso mafioso. Aceptemos el riesgo y la ingenuidad de la nostalgia, y recordemos que, cuando nuestros abuelos daban su palabra, ya fuera en nombre de una convicción o por una deuda material, ese don tenía más fuerza que un contrato firmado en severas escribanías.

Quizá la frase que mejor complemente la anterior se consiga con un simple cambio del posesivo por el artículo: "Te doy la palabra". Hemos pasado a un escenario distinto, protagonizado por la generosidad del diálogo. No se trata, por supuesto, de revivir al otro de la mudez con una Palabra teologal, sino de reconocer sus derechos para decir.

Montaigne, después de Erasmo, el primer intelectual moderno de Occidente, decía que la palabra es mitad de quien la pronuncia y mitad de quien la escucha. En este caso, habría que añadir que entregamos la primera mitad a nuestro interlocutor, le ofrecemos que pronuncie la palabra, su palabra. Y sin exigir que sea una palabra estrictamente adecuada y necesaria: permitiendo que el otro hable, incluso desde una verdad turbia y confusa, porque le corresponde hacerlo.

En la reciente e interminable pugna del Gobierno con el campo, casi nadie ha dado su propia palabra para cumplirla, ni tampoco se la ha facilitado al otro, escuchándolo serena y seriamente. En cambio -tal vez como nunca en un conflicto de esta índole-, se han derrochado verdaderos torrentes de palabras, que a menudo sirvieron para hacer más incomprensibles, para la opinión pública, los hechos que denotaban o encubrían.

La disputa por el sentido y la batalla ideológica, naturales e inevitables en el dinamismo de la vida política, llegó a adquirir, por medio de una histérica verborragia, el carácter de amenaza para la paz social, más que los propios acontecimientos que los sustentaban. Las palabras más que los hechos -al menos en apariencia- quebraron consensos eventuales, anularon reuniones decisivas y contrajeron los rostros en muecas de rabia y desazón.

Una cuota menor, aunque no despreciable, de esta inconducta palabrera debe ser adjudicada a los dirigentes de las entidades agrarias. Es cierto que su inexperiencia política, unida a los constantes tironeos, desplantes y agravios a que fueron sometidos por parte de funcionarios oficiales, explica sus errores, aunque no los justifica. Los abusos verbales perpetrados en el masivo acto de Rosario atenuaron, en cierto modo, la propuesta de unidad de su extraordinaria movilización, un triunfo en sí mismo si se lo compara con el deslucido clientelismo de la concentración de Salta. No se puede plantear un ultimátum a la Presidenta, como lo hizo De Angeli, y menos sostener que "los Kirchner son un obstáculo para el desarrollo del país", como afirmó Buzzi. A la luz de los años de sangre y dolor que ha vivido la Argentina, la investidura presidencial, conseguida en elecciones democráticas, es sagrada. Se pueden discutir y rebatir, incluso con dureza, su estilo y su gestión de gobierno, pero jamás poner en duda su legitimidad. Los dichos de Buzzi y De Angeli, incluso con su posterior y bienvenida rectificación, fueron equivocados y brindaron un buen pretexto para la suspensión del diálogo.

Más palabras. En las últimas semanas se han despachado y recibido infinidad de mensajes, especialmente a través de correos electrónicos privados y de los foros online de los medios gráficos, referidos a la situación actual y enjuiciando al Gobierno. La mayor parte de esa textualidad viajera es crítica para la gestión oficial, llegando, por momentos, a extremos de ironía, exasperación y hasta insultos personales, con lo que podría sugerirse que se trata de cadenas de comunicación organizadas. Esta profusión se ha convertido en uno de los argumentos preferidos del Gobierno y sus amigos para hablar, apuradamente, de presunto "golpismo" y clima "destituyente".

No se puede descartar que elementos residuales y más bien envejecidos de la dictadura militar hayan participado de esta pequeña y reprochable guerra elocutiva, utilizando la impunidad que brinda la Red. Pero denunciar conspiraciones planificadas o suponer que alguien, en la Argentina, tiene la fuerza o la intención de derrocar a un gobierno constitucional sólo forma parte de una estrategia oficial que se autovictimiza y se dedica a eludir los verdaderos problemas en discusión. Sería más correcto leer allí, en esas explosiones de rabia contenida, el desahogo de vastos sectores de las clases medias urbanas (hoy inesperadas aliadas del ruralismo), que expresan su cansancio y desaprobación ante los procedimientos del Gobierno. Y, naturalmente, contra su forma de usar, derrochar, malversar (y también temer) la palabra.

El Gobierno en su conjunto (incluyamos dentro de él, además de Cristina y Néstor Kirchner, a todos sus portavoces, formales e informales, porque obedecen a un mando único) ha recogido lo que sembró, ya desde mucho antes del conflicto con el campo. No se trata ahora de enumerar todas las variantes de la descalificación esgrimidas, desde los "piquetes de la abundancia" de la Presidenta hasta la "puta oligarquía" de D Elía. No se trata de refutar los burdos paralelos, sin la menor prudencia histórica, de la actual dirigencia del campo con golpes militares o con la Unión Democrática de 1946. No se trata, siquiera, de entrar en lo específico del conflicto, donde se evita admitir que existió una inconsulta actitud confiscatoria, rápidamente disfrazada, gracias a cataratas verbales, de necesidad redistribucionista. Basta mencionar los cinco años de imposibilidad para el diálogo con la oposición y la prensa, apuntalada por el sometimiento parlamentario y por la sobreactuación monologadora. En este sentido, el enfrentamiento con el campo parece haber producido un punto de inflexión. En adelante, el discurso oficial -y todo lo que hay detrás de él- deberá ser más flexible y receptivo, porque una clara mayoría social se lo exige. Hay que abandonar la autosuficiencia y la soberbia. Antonio Porchia decía: "Quien se queda mucho consigo mismo se envilece".

La libre circulación de la palabra pública, sin embargo, ha sobrevivido, y uno de los efectos paradójicamente positivos de esta crisis ha sido el incipiente regreso del debate intelectual. Defensores críticos del Gobierno y moderados opositores han dado a conocer sendos documentos: los primeros, por medio de un texto largo y laborioso, destinado a sostener, con pesada ideología, el proyecto oficial; los últimos, mediante un decálogo de generalidades, y buenas y compartibles intenciones, frente a la proximidad del Bicentenario. Ambos documentos, pese a sus diferencias y quizá debido a ellas, alientan la posibilidad de una auténtica controversia de ideas, uno de los combates incruentos que aún vale la pena sostener.

Al gobierno quinquenal deben reconocérsele éxitos, sobre todo en el campo económico, aunque hoy se empeñe en inferirnos dudas con las descreídas cifras del Indec. También hay motivos para aplaudir por lo menos una parte de su política de derechos humanos, si bien a menudo la redujo, con intención o sin ella, a una agitación mediática de los casos de delitos de lesa humanidad. En Justicia, celebramos la renovación de la Corte Suprema, pero rechazamos el predominio oficialista en el Consejo de la Magistratura. El conflicto con el campo se resolverá, tarde o temprano, y sólo hay que esperar que sea con equidad y sin mezquindades. Pero la sociedad ha despertado de su letargo, empieza a borrar los feos recuerdos y el miedo, y se apresta a demandar, utilizando la sintonía fina, otros valores, nuevas conquistas.

Entre ellos figura, seguramente, la reconstrucción de la palabra, que se empeña, que se da al otro y que se escucha: es decir, de la plena vigencia de las instituciones, del respeto por la ley y de una genuina política igualitaria.

El último libro del autor es La excentricidad de Borges y Perón, Editorial Catálogos.



El bien y el mal del referendo

Blog de Miguel Molina. Tomado de BBC Mundo.

Hay en Bolivia y hubo en Venezuela. En México -que debate el futuro y el pasado de la industria petrolera nacional- no hay una figura legal que lo dice que la ley no contempla tal cosa. El gobierno británico se niega a celebrar uno sobre la Unión Europea.
Los tailandeses piensan hacer uno para reformar la constitución y los birmanos hicieron uno para seguir en el poder cuando medio país todavía estaba bajo las aguas. En Estados Unidos hay uno al día sobre cualquier cosa, o al menos eso parece. En Suiza son parte de la vida ciudadana.
Uno, curioso, busca y encuentra el bien y el mal de los plebiscitos.
La Real Academia define el referendo o el plebiscito como una consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales o cualquier otra inquietud de la cosa pública.
Visto desde otro ángulo un referendo es un procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación se propone.
Originalmente era una ley que la plebe de Roma establecía separadamente de las clases superiores de la república, a propuesta de su tribuno. Por algún tiempo obligaba solamente a los plebeyos, y después fue obligatoria para todo el pueblo.
Pero siempre fue un complemento del principio de orden conforme al cual se constituye y se desenvuelve la voluntad de un Estado.
La relación entre las partes de un Estado necesita ser hasta cierto punto inmutable.
El contrato constitucional necesita la unanimidad para conformarse, y de la misma manera necesita la unanimidad para modificarse.
Y ahí aparecen los referendos.
Plebiscitos que sí y plebiscitos que no
Todos sabemos que el de Bolivia va a determinar si Evo Morales tiene razón y sigue siendo presidente de un país que hasta ahora parece profundamente dividido. Pocos jefes de Estado se han sometido de manera tan abierta a la voluntad de la nación.
El mismo ejercicio -en otras circunstancias- se hizo en Venezuela quién sabe cuántas veces, y quién sabe cuántas veces tuvo la misma vigilancia internacional y el mismo resultado doméstico. Pese a las críticas dentro y fuera, Hugo Chávez ha ganado las elecciones que lo tienen en el poder.
En ambos casos parece haber un eco de la escuela política que define la democracia como cualquier proceso en el que gana el candidato de uno. Pero en ambos casos se ignora que el destino de los pueblos es equivocarse. El clásico dice que el pueblo manda aunque se equivoque, y si se equivoca vuelve a mandar.
En el caso de México, precisiones constitucionales excluyen el plebiscito como forma de consulta de la voluntad popular, que en la última elección presidencial enfrentó a la mitad de los votantes del país con la otra mitad.
Uno asiste al espectáculo de un país que parece debatir el futuro de la importante industria petrolera pero está dividido por la política clientelista de sus partidos y acorralado por la violencia y la impunidad de los narcotraficantes. Y no tiene el recurso de que los mexicanos decidan qué quieren hacer.
Hay plebiscitos que sí y plebiscitos que no.

Todos y ninguno
Los británicos, confundidos por los vaivenes del gobierno de Gordon Brown, siguen sin saber qué pensar de la relación del reino con Europa, y siguen esperando un referéndo que tal vez no se producirá jamás.
Los tailandeses, en cambio, tendrán un plebiscito sobre la constitución, que suspendió una junta militar hace dos años; la presión internacional obligó a los golpistas a enmendar y dejó un lío legal que ahora, al parecer, trata de arreglar el gobierno de Samak Sundaravej, quien fue un famoso cocinero antes de ser primer ministro y seguirá siéndolo cuando deje la política.
La junta militar de Birmania celebró un plebiscito semejante cuando los birmanos no estaban para celebraciones, en un ejercicio de recursos económicos y humanos que podían haberse destinado a la ayuda de miles, de decenas de miles, de cientos de miles. La propuesta oficial ganó con casi cien por ciento de los votos en los lugares donde se pudo votar.
En Estados Unidos, el referéndo es un mecanismo legal al que todos tienen derecho y pronto acceso. Un ejemplo extremo es el de Gray Davis, quien gobernó California poco menos de mil quinientos días y dejó el cargo a Arnold Schwarzenegger cuando un plebiscito lo obligó a renunciar.
En Suiza es algo común. Quienes viven en un lugar -caserío, pueblo, ciudad, cantón- deciden por mayoría qué hacer en un caso o en otro y no se complican la vida. El colectivo es cómodo y resuelve más problemas de los que causa.
Son plebiscitos de todos y de ninguno.

Colofón con cita
Bastan estos apresurados ejemplos de procesos de consulta popular para que uno se de cuenta de la extrema complejidad del trabajo de hacer lo que los demás quieren, y de la manifiesta inexactitud de las herramientas con las que se mide la opinión colectiva.
El plebiscito es la forma más rudimentaria de la democracia, y quizá por eso la más útil. Pero no es necesariamente la mejor ni es infalible porque toda consulta popular está hecha de palabras que pueden significar otra cosa o ninguna.
Y las consecuencias pueden ser serias.
El semiclásico cita el ejemplo del referéndo en que la plebe eligió a quien debían crucificar. Pero esos son los riesgos del referéndo.



La revolución silenciosa


Francis Fukuyama, De Foreign Affairs En Español, Enero-Marzo 2008

Sin temor a equivocarse, América Latina no merece ningún respeto para Washington. Mencione la región en una reunión de letrados en política exterior que no sean especialistas en América Latina, e inmediatamente dejan de prestar atención. Puede haber un rápido debate sobre Hugo Chávez de Venezuela, pero la atención pronto volverá a Medio Oriente, Rusia o China. Allá por 1971, Richard Nixon aconsejaba al joven Donald Rumsfeld: "América Latina no importa... Hoy a la gente le importa un comino América Latina". Rumsfeld aceptó el consejo de Nixon para saber a dónde dirigir su carrera, y el resto es historia.
La cobertura de América Latina en los principales medios de comunicación es un poco mejor. Recibe atención sobre todo cuando causa problemas a Estados Unidos. Por ello ha corrido más tinta sobre Chávez en los últimos años que sobre todos los demás países de la región en su conjunto. Lo único que se piensa en Estados Unidos en relación con América Latina son problemas como las drogas, las bandas y la migración indocumentada.
Pero América Latina debería importar a los estadounidenses, y no sólo porque los latinos han rebasado a los afroestadounidenses como la minoría étnica más grande de Estados Unidos (15% contra 13%). La región es hogar del mayor conjunto de democracias en el mundo, pero también es un lugar de enormes desigualdades sociales y dictaduras siniestras. Por consiguiente, ha sido un campo de batalla clave de ideas, donde se han extendido todo tipo de modelos de desarrollo: comunista, socialista, de libre mercado, mercantilista. La Guerra Fría fue tema de debate en América Latina, desde el golpe de Estado contra Jacobo Arbenz de Guatemala en 1954 hasta las guerras civiles en América Central en la década de 1980, pasando por la Revolución Cubana y las dictaduras militares.
El penúltimo acto de esta fábula ocurrió en la década de 1990, cuando la región había vuelto a la democracia y capeado la crisis de la deuda de los ochenta. El final de la Guerra Fría pareció que constituiría una oportunidad para un nuevo arranque. Washington y las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, impulsaron a los gobiernos latinoamericanos a abrir sus economías al comercio global y a reducir el papel del Estado en el manejo económico: el llamado Consenso de Washington. Este viraje hacia ideas y políticas favorecidas por Estados Unidos no produjo el tipo de crecimiento económico dinámico que experimentó por Asia del Este, sino más bien una minicrisis de estancamiento a finales de la década de 1990 y, en el caso de Argentina en 2001, un verdadero desastre económico. Ese estancamiento preparó el terreno para la elección de líderes de centro-izquierda en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Uruguay y Venezuela, algunos de los cuales han denunciado al "neoliberalismo" y las políticas estadounidenses como la fuente de los problemas de sus países.
El desarrollo da forma a la materia. Si Estados Unidos no puede ayudar a llevar a los países de su propio vecindario hacia la democracia liberal y el crecimiento económico basado en el mercado, es difícil determinar qué asuntos ha estado tratando de transformar en la política de países que están al otro lado del mundo y que presentan más diferencias culturales. Por el momento, el discurso dominante en el hemisferio occidental sostiene que las ideas estadounidenses en torno al desarrollo han fallado.
Sin embargo, lo que ocurre en realidad es más complejo: pese a las salidas de tono de Chávez, la mayoría de los países latinoamericanos ha logrado profundizar en sus instituciones democráticas, integrarse a la economía global y hacer frente a las desigualdades sociales endémicas como para presagiar un buen futuro. La historia de avances lentos aunque sostenidos por parte de gobiernos reformistas, más que revolucionarios, en toda América Latina nunca ocupará los titulares de los periódicos, pero es el tema del excelente nuevo libro de Michael Reid, quien desde hace mucho ha sido corresponsal en América Latina de The Economist. "La mayoría de los países latinoamericanos estaba mejor colocado en 2007 que en cualquier momento del cuarto de siglo anterior", escribe Reid. "Pese a todo lo incompletas que fueron, y a pesar de algunos costosos errores en su implementación, las reformas económicas han dado a la región la plataforma a partir de la cual buscar mejorar su suerte en el mundo." Reid destaca que un accidente de la historia -- el punto máximo de los precios petroleros desde 2001 -- concedió una verosimilitud espuria a la alternativa representada por la "Revolución Bolivariana" de Venezuela. Ese modelo es populista en el sentido clásico del término: satisface las demandas populares de corto plazo en cuanto a gasto social, pero de maneras que son completamente insostenibles en el largo plazo, y no sólo para países que carecen de los recursos energéticos de Venezuela, sino para la misma Venezuela. La acción real radica más bien en países como Brasil y México, cuyas reformas serán probablemente más duraderas. Como señala Reid: "Los movimientos sociales radicales de representatividad a veces cuestionable podrían ganarse los titulares con manifestaciones callejeras, pero el poder de la opinión pública, expresada a través de los medios, a través de gobiernos locales o en grupos cívicos, a menudo es más significativa a la hora de lograr el cambio sin aspavientos".
¡VIVA LA EVOLUCIÓN!
Hay pruebas de avances de parte de los líderes democráticos reformistas en toda América Latina en varios ámbitos, de la manera más destacada en la alta calidad de la gestión de política macroeconómica en prácticamente todos los países de la región. La crisis de deuda de principios de la década de 1980 fue provocada por el fracaso de los líderes políticos para frenar el gasto tras las sacudidas petroleras de los setenta. Los bancos centrales cubrieron los déficit fiscales, acarreando con ello un círculo inflacionario, crisis monetarias, fuga de capitales y contracción económica. Hoy, los países del hemisferio que carecen de recursos energéticos encaran de nuevo cuentas más altas sobre las importaciones. Pero, pese al discurso opuesto al Consenso de Washington, la mayoría de los países ha mantenido su búsqueda de políticas económicas relativamente ortodoxas y ha sido recompensada con crecimiento con baja inflación. Muchos países que exportan materias primas (con la excepción de Venezuela) han creado fondos de estabilización para poner a buen resguardo las ganancias para cuando haga falta: lo opuesto a su comportamiento en décadas anteriores.
El fortalecimiento de las instituciones, señala Reid, se extiende mucho más allá de sólo la política macroeconómica. América Latina regresó a la democracia formal en la década de 1980, y desde entonces la calidad de la democracia ha estado firmemente en ascenso. Hoy, el derecho al voto es universal en toda la región, y las tasas de votación crecen pronunciadamente. Esto es cierto incluso en el caso de las poblaciones indígenas por mucho tiempo excluidas en países como Bolivia y Perú, lo que ha ayudado a líderes de herencia indígena (Evo Morales y Alejandro Toledo) a triunfar en las elecciones. En gran medida, el fraude electoral es cosa del pasado; un logro particularmente notable es el de México, donde la reforma del Instituto Federal Electoral ha limpiado el proceso de elecciones presidenciales del país, que era ampliamente conocido por su corrupción (a pesar de las acusaciones irresponsables que en sentido contrario hizo el candidato perdedor del año pasado, Andrés Manuel López Obrador). También ha habido descentralización en Colombia, Brasil y otros países, lo que ha acercado más la democracia a la gente. Una serie de alcaldes reformistas electos en Bogotá, por ejemplo, ha implementado programas innovadores para hacer frente a las drogas y las pandillas, y así reducir pronunciadamente la tasa de homicidios de la ciudad y mejorar los servicios públicos. En Brasil, por largo tiempo dominado por una política clientelista tradicional, "los votantes han adquirido un hábito de valerse de las urnas para castigar a los alcaldes o gobernadores que destinaron una desproporcionada porción de sus ingresos al empleo público más que a los servicios o la inversión". Buena parte de esta profundización de la democracia fue posible por el hecho de que, desde el final de la Guerra Fría, Estados Unidos ya no ha evitado que dirigentes izquierdistas lleguen al poder.
Los acontecimientos más interesantes se han dado en el sector social. América Latina nació con un defecto congénito: una distribución inicial sumamente desigual de los recursos que se remonta a la era colonial. En algunos países la desigualdad estaba enraizada en la esclavitud; en otros se superpone con estratificaciones fundadas en la pertenencia étnica y la raza. La desigualdad se ha perpetuado por generaciones de una forma notablemente duradera. Es por ello que el desempeño económico de la región nunca se ha emparejado con el de Estados Unidos, o con los países de rápido desarrollo de Asia Oriental, en el largo plazo. Las sociedades oligárquicas pueden ser capaces de lograr altas tasas de crecimiento por cierto tiempo, pero la persistencia de las desigualdades en la distribución conduce a la inestabilidad política y al populismo, cosa que socava el crecimiento. Así están pasando las cosas hoy en países andinos como Bolivia, Ecuador y Venezuela.
Pero hay mucho de cambio social que rezuma bajo la superficie. Reid señala que en todo el continente ha habido una considerable movilidad social de facto conforme se urbanizan y se vuelven más educadas las sociedades. En 15 años, el porcentaje de hogares latinoamericanos con electricidad se han elevado de 83% a 90%; las tasas de asistencia a la escuela primaria han tenido incrementos similares. La globalización y la emigración han expuesto a la gente a nuevos lugares e ideas, y las remesas de los emigrantes superan por mucho a la inversión extranjera como fuente de intercambios.
Las innovaciones más interesantes en la región están en programas sociales específicos que enfrentan directamente el problema de la pobreza. Éstos empezaron durante la década de 1990 con el plan Progresa de México, un programa de transferencia condicional de dinero (TCD) que otorga pequeñas sumas directamente a personas pobres con la condición de que los padres envíen a sus hijos a la escuela. Con el nombre de Oportunidades, el programa fue notablemente ampliado durante el gobierno del presidente Vicente Fox después de 2000 para abarcar a todo México. Este enfoque fue copiado por Brasil en su programa Bolsa Família, que ahora llega a una de cada cuatro familias brasileñas. Entre 1996 y 2005, la pobreza en México se redujo a la mitad, y entre 1995 y 2004, el notablemente alto coeficiente Gini (una medida de desigualdad económica, en la cual cero representa la igualdad absoluta y uno la desigualdad absoluta) de Brasil cayó de 0.599 a 0.571. Estos resultados en parte se debieron a un prolongado periodo de crecimiento económico permitido por sensatas políticas macroeconómicas y en parte también a programas sociales que enfrentaron directamente el problema de la desigualdad. Los programas de TCD son mucho más sostenibles, señala Reid, que los programas asistencialistas de Chávez, financiados con petróleo, que siguen un patrón paternalista.
Es interesante destacar que las políticas sociales innovadoras han provenido de América Latina, no de Washington. El Consenso de Washington sólo se quedó en palabras ante la necesidad de una red de seguridad social, pero la política social nunca fue una prioridad en los intereses de los formuladores de políticas públicas estadounidenses. De hecho, muchos economistas sostendrían que el mejor programa contra la pobreza es un rápido crecimiento económico. Tienden a considerar con recelo los nuevos programas sociales, ya que fueron las antiguas concesiones del Estado benefactor en América Latina las que provocaron el excesivo gasto público, las enormes burocracias y la crisis de la deuda de principios de la década de 1980.
El grado hasta el cual los países deberían favorecer programas específicos de combate a la pobreza por encima de una política de crecimiento a ultranza, es un debate de políticas públicas que requiere ser más público que lo que lo ha sido hasta la fecha. Es cierto que un rápido crecimiento económico reduce la pobreza: algunos de los mayores avances en el abatimiento de la pobreza han surgido en años recientes en China e India, donde las políticas se han centrado en reducir los enormes sectores estatales. Sin embargo, en América Latina sólo Chile ha podido sostener una tasa de crecimiento de largo plazo que ha permitido avanzar en la lucha contra la pobreza, pese a seguir siendo una sociedad sumamente desigual en comparación con los estándares internacionales. Muchos defensores del crecimiento olvidan cuán importantes fueron las políticas sociales -- en la forma de reformas agrarias y fuertes inversiones en la educación básica -- en el éxito de Asia Oriental. No es realista pensar que los políticos democráticos de América Latina puedan ganar las contiendas electorales si no tienen programas que atiendan específicamente a los pobres y los excluidos, que quizá sea la causa de por qué muchos programas de TCD fueron iniciados por gobernantes centristas o de centro derecha, como Ernesto Zedillo y Fox en México y Fernando Henrique Cardoso en Brasil.
LA NEGACIÓN DEL PROGRESO
Forgotten Continent es dos libros en uno, dirigido a dos públicos diferentes. El primero es un texto básico integral sobre la historia, la política y la cultura del hemisferio para quienes no están familiarizados con la región. El segundo es un interesante argumento sobre el estado de la política latinoamericana contemporánea para quienes están al tanto de ella. Los de la segunda categoría pueden brincarse fácilmente buena parte de los primeros ocho capítulos del libro. Incluso en las secciones que tratan sobre temas contemporáneos, el autor se siente obligado a presentar antecedentes de todo, desde la guerra contra el narcotráfico hasta el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pasando por las maquiladoras en Ciudad Juárez, México; incluso probablemente el autodidacta mejor intencionado no quiera saber tanto sobre tantos temas. De cualquier manera, es bueno recordar algo de historia. Después de todo, el cambio de régimen con resultados desastrosos fue inventado por las fuerzas armadas estadounidenses no en Medio Oriente en 2003, sino en la cuenca del Caribe el siglo pasado.
El hecho de que se estén logrando avances en ciertas áreas no debe ocultar los inmensos desafíos que encara América Latina. Por fortuna Forgotten Continent no pasa por alto esos retos. De todas las áreas de la reforma estatal, mejorar el estado de derecho es quizá la más importante, y es un área en la que se han visto pocos avances. Los sistemas judiciales siguen estando politizados y siendo corruptos y a menudo se ven superados por los narcotraficantes, las pandillas transnacionales fundadas en ciudades estadounidenses y un gran crecimiento de la población juvenil que han elevado abruptamente las tasas delictivas en todo el continente. Si bien las tasas de educación primaria y secundaria están en ascenso en muchos países, la calidad de la misma es pésima, cosa que es probablemente la fuente individual más importante del rezago en la competitividad económica de la región. En Argentina y México, los sistemas educativos excesivamente centralizados son presa de los sindicatos de maestros, a los que les preocupa más la seguridad del empleo que el desempeño educativo. Y, como señala Reid, aunque el nivel general de gasto social en América Latina no es malo en comparación con otras partes del mundo, su composición es terrible, pues tiende a ir hacia las clases alta y media en vez de a los pobres. Brasil gasta un cuarto de su presupuesto para educación en universidades públicas gratuitas pero desatiende la educación primaria y secundaria universal. Por último, por todas partes los mercados laborales están sobrerregulados, como legado de los Estados benefactores de mediados del siglo XX. Ello reduce el crecimiento del empleo y crea un sector sindicalista privilegiado y a la vez conduce a la mayoría de los trabajadores a un sector informal no regulado.
Pero incluso esta lista de problemas permite tener razones para un optimismo cauteloso, ya que casi todos ellos pueden resolverse, al menos teóricamente, mediante políticas públicas. No están arraigados en la cultura o las antiguas tradiciones ibéricas, más de lo que lo fue la hiperinflación o la falta de disciplina fiscal. El verdadero desafío radica en la capacidad de los políticos democráticos para construir las coaliciones políticas necesarias para llevar a término estas reformas, cosa que puede hacerse, como lo han demostrado estadistas como Cardoso en Brasil y Zedillo en México. Pero arreglar un sistema de pensiones por aquí o una burocracia educativa por allá no es atractivo y nunca se menciona en ninguno de los medios estadounidenses o europeos (con la posible excepción de The Economist). En consecuencia, hay un sesgo pesimista que socava las expectativas mismas de la propia reforma democrática. Señala Reid: "Uno de los problemas que enfrentan las democracias de América Latina es la negación persistente del progreso por parte de muchos académicos, periodistas y políticos, tanto dentro de la región como entre los observadores de Estados Unidos y Europa".
Hoy, la tarea del reformismo democrático es especialmente difícil porque debe avanzar ante los nuevos desafíos populistas planteados por personajes como Chávez, Morales y Néstor Kirchner, de Argentina. Los públicos están sumamente movilizados y se muestran impacientes con los procesos políticos que a menudo tardan años en rendir frutos. Reid tiene toda la razón al afirmar que hoy se está entablando una batalla por el alma de América Latina. Puesto que esta batalla implica ideas e instituciones cercanas al corazón de los estadounidenses -- entre ellas la democracia, los derechos individuales y los mercados libres -- realmente es algo muy malo que tan pocos de ellos estén prestándole atención.


Bill Clinton tildó de baboso, mierda y siniestro a quien acabó con él

Juan Fernando Dorrego, El Semanal Digital, junio 7 de 2008.

Escándalo y morbo al acabar la carrera de las primarias en un episodio abierto e ilustrativo de la ferocidad de una pelea que se mantuvo hasta el último segundo y en la que los Clinton –Hillary y Bill- han actuado de manera sesgada. De forma curiosa, el paralelismo entre ellos y los Kirchner resultó notable con la diferencia de que en el primer caso fracasaron y en el segundo retuvieron la Casa Rosada.

La sorpresa del final de las primarias no fue tanto el triunfo de Barack Obama, una victoria largamente presentida desde el momento en que resistió en el supermartes, sino el daño sufrido en la imagen del ex presidente. Soñaba regresar a la Casa Blanca, como primer caballero consorte para instaurar una dinastía, y finalmente fracasó porque, entre otras razones, la sociedad estadounidense no lo aceptó.

Un artículo de Todd Purdum, una de las plumas de fuste de Washington, casado con Dee Dee Myers, la ex portavoz del ex presidente, trazó en la revista Vanity Fair el retrato sombrío de un Bill Clinton corrupto e intrigante, mujeriego sin remedio, rodeado de malas amistades que amasaron fortunas poco transparentes, y narcisista hasta la médula. El retrato, sangrante, ha acabado por hacer trizas la nueva reputación que el ex presidente se forjó tras estallar el caso Lewinsky y acabar su mandato más preocupado por facturas de abogados que del legado de haber sido el único presidente demócrata elegido durante dos mandatos desde Roosevelt.

El relato de Purdum, a quien respondió sin piedad el ex presidente calificándole de "baboso", "mierda" y "siniestro", deja sobre la mesa el enigma de si Bill ayudó a Hillary o puso los clavos de su ataúd en su ambición de suceder a George W. Bush. La cuestión coloca además a Obama ante el reto de cómo ayudar a restañar las heridas en el Partido Demócrata evitando caer a la vez en la madeja de amor y odio de los Clinton, un episodio no cerrado de su vida íntima.

Bill fue renuente al comienzo a involucrarse en la campaña de su mujer. El ex corresponsal del diario The New York Times para la Casa Blanca, Purdum, apunta a la versión diferente de que realmente soñaba con su regreso a la Casa Blanca para influir sobre la presidenta y colocar de número dos a un hombre muy próximo a él.

¿Cómo manejará este asunto Obama? Por un lado el afroamericano Bob Jonson –magnate de los medios- defiende la opción de Hillary. Pero Obama no debe olvidar una primera encuesta en la que un 60% de los votantes rechazan la unión de las dos candidaturas y prefieren a otro demócrata para la vicepresidencia.

El gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, o los senadores Joseph Biden y Chris Dodd figurarían como candidatos. Richardson y Biden podrían dar a Obama una visión y experiencia internacional. En estas quinielas aparece también el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y el ex jefe de la OTAN, Wesley Clark.

Pero curiosamente la voz que más va a escuchar Obama es la de Caroline Kennedy. La hija del malogrado JFK puede influir de forma decisiva en la cuestión que más puede robustecer o debilitar al hombre que está a punto de convertir en realidad el sueño de Martin Luther King.



Barack Obama: la cautela de un exitoso "insurgente"

La definición de la candidatura demócrata estimula la perspectiva de un cambio hacia el realismo en la política norteamericana, aunque conviene moderar las expectativas.

Marcelo Cantelmi, Clarín, Buenos Aires, junio 7 de 2008.

Es posible intuir un exceso en el optimismo que esta semana sopló como una brisa nueva de un sitio al otro del mundo por el triunfo de Barack Obama en la interna demócrata. Esa consagración activó una gran cuota simbólica en la perspectiva electoral de noviembre por la irrupción exitosa de un "insurgente" --término con que lo llamó la revista Time-- que se consolida en un momento histórico objetivamente oscuro y de enorme desgaste en EE.UU. Visto de ese modo es lo nuevo frente a la nada. Pero esto debería ser enfocado desde una óptica más amplia. Esta dura interna demócrata y la característica de un negro y una mujer pujando por el sillón de la Casa Blanca, devolvieron la política a EE.UU. Y en el caso del senador por Illinois agregó una forma nueva de ejercerla, con un contacto original y fresco con sus bases que fue su principal diferencial de Hillary Clinton aferrada enconadamente al manual.


No son aquellos vientos de satisfacción mérito exclusivo de Obama. Cualquier mudanza de esta realidad se asume para Norteamérica, y el mundo en especial, como la experiencia de quien siente que ha tenido demasiado tiempo la cabeza debajo del agua esperando una bocanada de aire. Pero es en ese punto que conviene moderar las imágenes que prometen una revolución en la escena estadounidense y en la que la potencia hegemónica, que lo será aún por largo tiempo, diseña sobre el globo.


Los árabes, de modo particular los palestinos, fueron quienes sintieron el primer baldazo de agua fría cuando Obama lanzó el miércoles lo que puede ser considerado su primer discurso sobre política internacional en el Aipac, el mayor lobby judío de EE.UU. Allí hizo profesión de fe de la alianza de su país con Israel y de la defensa de los derechos israelíes sobre Jerusalén. Son consignas que algunas fuentes árabes llegaron a equiparar con las posiciones clásicas de George W. Bush y que están en la pauta de campaña del republicano John McCain. "Destruyen toda esperanza de cambio", bramó el vocero de Hamas. Pero este posicionamiento tiene otros niveles de lectura.La cuestión de Oriente Medio es la más grave y peligrosa en la agenda internacional norteamericana con enorme impacto doméstico, costo de la energía mediante. Obama ha prometido que inyectará diplomacia, la herramienta cercenada por Bush, y una cuota de realismo leído como pragmatismo. Esa fue la traducción de sus cuestionadas propuestas de diálogo con los jugadores de esta crisis, incluyendo Irán.


El discurso pareció tener el múltiple propósito de blanquear la agenda que ejecutaría desde la Casa Blanca en línea con los intereses permanentes norteamericanos; convertir en papel mojado recientes mensajes que subestimaron el nivel de amenaza que los halcones israelíes advierten en Teherán --"Si Irán intentase plantearnos una amenaza seria, no tendría ninguna posibilidad", dijo en Oregón-- y llenar el gap que media hasta que asuma el poder, si gana, en enero próximo para neutralizar el riesgo de un ataque israelí a Irán.La opción de que una nueva pesadilla guerrera se instale en la región no es una fantasía política. En el mismo foro el premier de Israel Ehud Olmert exigió que "la amenaza iraní sea frenada por todos los medios". Y en marzo Bush despidió al comandante de las fuerzas militares para la región, el almirante William Fallon, conocido opositor a una acción militar contra el país persa.


En EE.UU. conviven dos visiones sobre el liderazgo mundial de la única potencia global. Una, disciplinadora que es legado de la administración Bush, y otra de realismo claro y puro. Hay buenos ejemplos de esta dicotomía. En un discurso poco conocido, a fines de marzo, McCain, con la clave neoconservadora, planteó que propiciará expulsar a Rusia del G7 (las naciones más industrializadas) y propondría el ingreso de Brasil e India, pero ignorará a China. El editor de Newsweek internacional, Fareed Zakaria, un analista lejano de cualquier sospecha de anti-republicanismo, se manifestó azorado: "Sería la reversión de décadas de política norteamericana para integrar a estos dos países en el orden mundial y sería percibido como el inicio de una nueva Guerra Fría".

Evitar aquello, tanto como el disparate de otra conflagración, no obedece a propósitos pacifistas sino a evitar daños superiores. Si el petróleo puede trepar a US$ 150 el barril en julio como acaba de pronosticar Morgan Stanley, esa cifra se duplicaría o más en el marco de una guerra que lleve a Irán a cerrar el estrecho de Ormuz por donde sale el 40% del crudo que se comercia en el mundo. El cuadro doméstico se filtra por la claraboya. En EE.UU. el combustible no ha dejado de aumentar y la tasa de desempleo acaba de registrar su mayor nivel en 22 años, un panorama que unido al encarecimiento geométrico del costo de los alimentos en el mundo, alcanzaría niveles de pesadilla con la contaminación del choque bélico que alientan los 'neocon'. No es un dato menor que Henry Kissinger, en algún momento asesor en las sombras de Bush, defienda girar a un diálogo directo con Irán, paradójicamente la propuesta de Obama pero no la de McCain, y haya reconocido que sostuvo "conversaciones parcialmente privadas, totalmente privadas" con Teherán para moderar cualquier amenaza.

Un apunte final. Uno de los candidatos a vice de Obama es el general Wesley Clark quien denunció el fallido plan original de Bush luego del 11-S: la toma militar de siete países en cinco años, comenzando con Irak, luego Siria, Libano, Libia, Somalía, Sudan y finalmente Irán. Quizá el optimismo sí se justifique, si se trata simplemente, al menos, del regreso de la sensatez.

Copyright Clarín, 2008.



GODOFREDO CINICO CASPA


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Junio 8 de 2008

Si el inolvidable Jaime Garzón pudiera ver el cinismo de los políticos oficialistas de hoy vería que es tal la competencia que le ha salido a uno de sus personajes, el cavernoso abogado Godofredo Cínico Caspa, que posiblemente tendría que retirarlo al constatar una vez más que en Colombia la realidad supera a la ficción.

El caso más reciente de cinismo oficial es el hundimiento en el Senado de la Reforma Política con la que se trataba de rescatar al Congreso de la crisis de legitimidad desatada por la constatación de que si era cierta la afirmación de Mancuso de que las AUC controlaban por lo menos una tercera parte del Congreso pues ayudaron a elegir a sus miembros.

El rechazo la silla vacía como mecanismo para sancionar a los partidos beneficiados con las alianzas con los paras fue la verdadera razón por la cual el Presidente y sus aliados decidieron hundir la Reforma, pero las explicaciones públicas son un ejercicio de cinismo que haría palidecer a don Godofredo.

Cínicos los Senadores que se declararon impedidos para votar la Reforma porque los perjudicaría la silla vacía, pero si votaron para aceptarse mutuamente los impedimentos y así desbaratar el quórum.

Cínica la presidenta del Congreso que al no poder contrariar al jefe de su bancada de Cambio Radical, quien parece que si apoyaba la Reforma, decidió usar todas las triquiñuelas parlamentarias para boicotear las sesiones de la Comisión Primera donde debía debatirse el proyecto.

Cínicos los representantes del Partido Conservador, de la U y de Convergencia Ciudadana que decidieron bloquear la Reforma no con argumentos sino usando el método Teodolindo de no asistir a las sesiones. Habrá que investigar si lo hicieron voluntariamente o fueron “persuadidos” como Teodolindo.

Cínicos los contratistas del gobierno que defienden la caída de la Reforma con el falaz argumento de que no solucionaba los problemas de fondo del Congreso y del sistema electoral. Es cierto que esa Reforma no era completa y quedaban muchos temas pendientes, pero si representaba un importante avance en la depuración de la influencia de los paramilitares en la política.

Cínico el comunicado de prensa del Presidente que trata de justificar su oposición a la Reforma dizque porque afectaba a los partidos minoritarios, cuando los más afectados eran Cambio Radical y el partido Conservador, mientras que los partidos más pequeños como Mira y Opción Centro no tienen ningún parlamentario investigado. También según ese comunicado resulta que es un “mezquino interés político” querer reformar la Constitución para castigar delincuentes, pero no es mezquino cambiar otro articulito para que Uribe pueda estar en el poder más tiempo que Chavez.

Una paradoja de este caso. Si nos atenemos a la definición de cinismo que trae el diccionario -“desvergüenza en el mentir”- el menos cínico de todos fue el Ministro de In-justicia porque fue el único que se atrevió a decir la verdad: que el gobierno no estaba dispuesto a perder la gobernabilidad que le dan sus mayorías en el Congreso por cuenta de la silla vacía que castigaba más duro a los partidos arribistas (debería decir “uribistas” pero el corrector de ortografía de Word insiste en darles su verdadero nombre).

No es mentiroso el Ministro pero si desvergonzado, porque reconoce que las mayorías del Gobierno son ilegítimas y obtenidas con el apoyo de grupos ilegales pero aún así las quiere seguir utilizando para aprobar la reelección presidencial. Es un importante avance respecto de la ética presidencial: Uribe decía que usaría los voticos de los parlamentarios mientras no estuvieran en la cárcel, y el Ministro va más allá y dice que si ya están en la cárcel pues que voten sus reemplazos. Don Godofredo debería felicitar a sus aventajados discípulos.

* * *
COLETILLA: Con la condena a Yidis por el delito de cohecho quedó demostrado que este Gobierno no solo es muy efectivo para persuadir sino que también persuade con efectivo.



Inmigración con M de mujer

Antonieta Cádiz, Washington, revista América Economía, 23-05-08

Con los ojos bien apretados y con nada más que la esperanza de que su situación económica mejorara, Dennia Berridi se despidió de su hija Grettel, de sólo siete años y partió sola a probar suerte a Estados Unidos en 1988. Se subió y bajó de buses para limpiar casas ajenas, cuidó niños, ancianos y finalmente se las arregló para sobrevivir y trabajar después de que su visa expirara; todo para mandar sagradamente US$ 300 en remesas a Costa Rica, para que las vidas de su hija y de su familia paterna cambiaran.
Han pasado 21 años desde esta decisión, pero mientras la recuerda, Dennia todavía se emociona. “Es que fue muy difícil dejar a Grettel”, confiesa. Un dolor que logró superar cuando llevó a su primogénita a vivir a EE.UU. en 1991 y que hoy se ha transformado en alegría, después de que fuera aceptada para estudiar medicina en una de las universidades más prestigiosas del país.
“No me arrepiento de la decisión que tomé. Logré darles una vida mejor a mis hijas, no han tenido que pasar por lo que yo pasé”, dice Dennia, que –sin saberlo– fue pionera de un fenómeno creciente: la “feminización de la migración”.
Este concepto tiene que ver con mujeres que ahora se transforman en la fuente principal de ingreso de sus hogares y que contrasta con su perfil anterior, en que sólo se limitaban a ser las receptoras de las remesas de sus maridos. Como Dennia, estas mujeres dejan atrás hijos, familia y una vida entera en sus países, llegando a lugares donde creen tener mejores perspectivas.
Pero en América Latina la situación parece ser aún más potente. Del total de sus emigrantes, un 54% son mujeres, según cifras del Instituto Internacional de Investigación y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (UN-Instraw). Aunque no existen números que indiquen qué porcentaje elige viajar a Estados Unidos, la Cepal asegura que está dentro de los tres destinos principales, junto con Japón y España.
De acuerdo al centro de investigación Pew Hispanic Center, en 2005, de los cerca de 17 millones de hispanos nacidos en América Latina que hoy viven en EE.UU., unos 8 millones eran mujeres, cifra que puede estar por debajo del número real si se considera que no hay estimaciones sobre el número de hispanas que entran sin documentos.
Carmen Moreno, directora de UN-Instraw, asegura que las mujeres hispanas están migrando de forma autónoma, es decir, como principales proveedoras de sus hogaress. “Asumen la función económica activa principal del hogar transnacional a través del envío de remesas”, dice.
Las causas de este cambio son varias. Manuel Orozco, director del programa de remesas y desarrollo del think tank Diálogo Interamericano, enfatiza que la economía global ha influido en el aumento de la mano de obra femenina, o “feminización global de la mano de obra”. Ésta se ve predominantemente en la industria textil y de servicios relacionados con hospitalidad y entretenimiento. “A medida que los países de América Latina se van diversificando, las relaciones de género se igualan. Las oportunidades de movilidad de la mujer aumentan, aunque siguen siendo menores en sociedades rurales, donde hay mayores controles o menores oportunidades laborales”, dice.
Según estimaciones del Pew Hispanic Center, existen cerca de nueve millones de familias hispanas en Estados Unidos en las que la mujer es la jefa de hogar y, de ellas, alrededor de tres millones corresponden a mujeres que han emigrado desde América Latina, quienes se concentran en trabajos relacionados con el servicio doméstico y la producción.
Isabel es una de ellas. Mexicana de nacimiento, separada y madre, ha vivido en Estados Unidos por 12 años. Hoy sin visa y trabajando en el servicio doméstico en el estado de Georgia, prefiere no dar a conocer su identidad. Mientras los días pasan en un país al que todavía siente ajeno, hay una rutina que casi se ha convertido en un rito sagrado: enviar la remesa mensual a su hijo, quien hoy estudia leyes al otro lado de la frontera.
“Antes le mandaba cerca de US$ 500 mensuales. Ahora, como las cosas con la inmigración se han vuelto más complicadas, sólo le puedo enviar US$ 300. Yo sé que él ya es un hombre, pero necesita el dinero para sus estudios”, dice. Isabel intentó tres veces llevar a su hijo a Estados Unidos, pero él nunca se acostumbró, y aunque las ganas de estar con él son fuertes, ella está convencida de que la única solución es quedarse donde está, porque en su país “si eres muy joven y estás graduada de una escuela, te dicen que no tienes experiencia y si pasas los treinta y tantos, tienes demasiada edad; yo tengo 43”. Con esos prejuicios “en México es muy difícil conseguir trabajo y tendría que volver a empezar de cero”, asegura.
De los US$ 66.500 millones en remesas enviados desde Estados Unidos a América Latina en 2007, aún no hay claridad respecto a cuánto se aportó por género. Sin embargo, según Orozco, se puede sacar una aproximación basados en el hecho de que “la mujer envía un 10% menos que los hombres y la proporción de inmigrantes es prácticamente 50 y 50. Se puede decir que las mujeres fueron responsables de cerca de un 45% de las remesas enviadas a América Latina”.
El caso de las mujeres dominicanas también es ilustrativo. Según UN-Instraw, el 55,1% de las remesas recibidas por la población de República Dominicana incluida en su “estudio de caso” hecho en 2006, habían sido enviadas por mujeres, y el 44,9 %, por hombres.
“Hay diferencias muy grandes entre las regiones de origen y los destinos en los patrones de envío de remesas. En los estudios que hemos hecho en América Latina (en particular en Guatemala, Colombia y República Dominicana) encontramos que los hombres envían un monto más alto de remesas, pues sus salarios son mayores, pero que las mujeres las envían con mayor frecuencia y por períodos más largos”, explica Carmen Moreno.
En el estudio de UN-Instraw en República Dominicana, las mujeres dijeron que enviaban mensualmente entre 25% y 33% de sus ingresos a sus familiares. Sin embargo, aún falta una mayor investigación en esta área, considerando que según cifras del último reporte sobre remesas publicado en 2007 por Diálogo Interamericano, las remesas se han convertido en una fuente crucial de ingresos en países como Guyana, Jamaica y El Salvador, en cuanto a la incidencia que tiene sobre su Producto Interno Bruto.
Pero mientras las cifras siguen subiendo y la importancia de la migración femenina se traduce en números más altos, son las vidas de personas, como Dennia e Isabel, las que cambian. Son sus cuentas propias las que al final importan a la hora de evaluar su migración: “Si uno viene con deseos de superación, vale la pena establecerse en este país. Pero también se pierden muchas cosas, el valor familiar, lo lejos que estás de los parientes. A la distancia, una aprende a valorar las cosas que dejó”, reflexiona Dennia.
“Me arrepiento por el tiempo que no he estado con mi hijo. Él lo agradece, me dice que no debo sentirme mal, que la vida tiene su curso y que no tengo que sentirme culpable. Hoy mantenemos una buena comunicación. Pero pienso que muchas veces la relación se basa sólo en hablar por teléfono. Siempre hace falta estar cerca de la gente que uno quiere”, concluye Isabel.


EL VOLCÁN MACHÍN
DESCONOCIDO Y PELIGROSO

Es sorprendente. El volcán Machín, volcán activo considerado de máxima peligrosidad en Colombia, es casi desconocido. Antes del año 2000 nadie hablaba de él, no aparecía en los libros de geografía, no se mencionaba en los Planes de Prevención y Atención de Desastres, ni se le consideraba en los Planes de Ordenamiento Territorial o en los Planes de Desarrollo. Ni siquiera aparecía en la Internet. Lo que no se nombra no existe y eso es lo que ocurría con el volcán Machín, la amenaza volcánica más grave en Colombia.
Eso empezó a cambiar cuando la Fundación Ecológica Cosmos, de Calarcá, se puso en la tarea de “hacer existir al Volcán Machín”. La iniciativa surgió de una charla en la que algunos de sus integrantes cayeron en la cuenta de que conocían la existencia del volcán hacía muchos años pero que nunca oían hablar de él. Por eso el 2 de Enero de 2000 iniciaron una campaña de visitas al volcán invitando a periodistas de diversos medios, profesores universitarios y de colegios, estudiantes, miembros de cuerpos de socorro, y cuanta persona se interesara en ir a conocer “el volcán que no existe”.
Las visitas aún se realizan regularmente porque no es fácil para una sociedad asimilar lo que significa un volcán y menos cuando hay personas que se empeñan en ocultar su existencia. Como sucedió años atrás cuando un Secretario de Gobierno del Departamento del Quindío señaló de terroristas a quienes estábamos divulgando información sobre le Machín. Por fortuna pudimos contar con el apoyo de Marta Lucía Calvache, vulcanóloga de INGEOMINAS, quien durante tres días se reunió con autoridades y ofreció conferencias y rueda de prensa para dejar bien claro, en el Quindío por lo menos, que el volcán sí existe y que lo irresponsable es no hablar de él.
Los “enemigos de la existencia del volcán” argumentan que divulgar la información causaría temor en la gente, bajaría el precio de las tierras, ahuyentaría inversiones estratégicas en la región y que nadie querría venir a establecer sus negocios o a vivir aquí. Esta es la manera de pensar de quienes han reducido todas las dimensiones de lo humano a lo meramente económico; para ellos las personas no interesan, lo único importante es su capital, su propiedad, sus negocios. El sufrimiento, la infelicidad o la ruina de miles de personas no significan nada para ellos. La existencia del volcán obliga a que desde ahora se tomen medidas para que la ocurrencia de una erupción cause los menores daños posibles a nuestra sociedad.
UBICACIÓN
El Cerro Machín, Alto de Machín o el Hoyo, como se le denomina popularmente, se encuentra en la ladera oriental de la Cordillera Central a una distancia, en línea recta, de 7 Km. al nororiente de Cajamarca, 17 Km. al noroccidente de Ibagué y 32 Km. al suroriente de Armenia. Se puede llegar allí, por carretera, desde Ibagué (El Boquerón), Cajamarca y Salento. El acceso es fácil, se llega en carro hasta dentro del cráter del volcán, allí hay varias fincas y viven ocho familias.
Es suficiente tomar un mapa para ver que se encuentra en pleno corazón de Colombia, en el centro del llamado “triángulo de oro” (hipotético triangulo, con vértices en Bogotá, Medellín y Cali) donde se concentra la mayor parte de la población y de la infraestructura económica del país. Y es fácil prever que la ocurrencia de una erupción sería la más grande catástrofe que hayamos conocido, se estima que afectaría, directamente, a más de un millón de personas.
CARACTERÍSTICAS
No todos los volcanes son iguales y este es de lo más singular. Es un volcán activo y altamente explosivo. Es el de menor altura en Colombia (2.750 m.s.n.m.); se confunde con la topografía del sector debido a que el centro del cráter está ocupado por varios domos con actividad fumarólica, y es “tan grande que no se ve”, pues el diámetro del cráter es de 2,4 Km. Estas características lo hacen prácticamente invisible para quienes no lo conocen pues no corresponde con la imagen común que tenemos de un volcán.
Es bueno aclarar que se considera como un volcán activo aquel que ha tenido, al menos, una erupción en los últimos 10.000 años. Existe registro geológico de seis erupciones, en El Machín, en los últimos 5.000 años, que “se han caracterizado por producir columnas eruptivas de varias decenas de kilómetros de altura que depositaron capas de ceniza de varias decenas de centímetros en zonas como Armenia, flujos piroclásticos de centenares de metros de espesor que rellenaron los valles de los ríos que drenan el volcán y flujos de lodo volcánico (también llamados “lahares”) que alcanzaron a llegar hasta el río Magdalena formando enormes abanicos aluviales en las zonas de Chicoral, Espinal, Guamo y Saldaña”. La última erupción ocurrió hace, aproximadamente, 850 años y de ello quedó memoria en una leyenda indígena de la región. Un cálculo fácil indica que, en términos geológicos, estamos cerca de una nueva erupción, podría suceder en cualquier momento. Otras manifestaciones de la actividad volcánica son: la presencia de fumarolas, microsismisidad permanente, aguas termales dentro y en las cercanías del cráter, geoformas del edificio volcánico bien conservadas y mayor presencia de gas Radón en el sector.
Las primeras referencias a la existencia del volcán Machín se deben al geólogo alemán Friedlaender (1927) quien fue informado de su existencia por el Hermano Amable quien lo descubrió. Desde un principio el volcán fue catalogado como un volcán-somma o pliniano que es el nombre técnico que se da a los volcanes explosivos, precisamente los de mayor peligrosidad por la dimensión y características de sus erupciones. De este mismo tipo han sido el Krakatoa, el Bezymianny, el Vesubio, o el Mont Saint Helen. El registro de anteriores erupciones indica que siempre han sido explosivas, muy fuertes, y han cubierto de material un territorio amplio en los departamentos de Tolima, Quindío, Risaralda, Valle del Cauca y Cundinamarca.
EL VOLCÁN Y EL PASO DE “LA LÍNEA”
La cercanía del volcán Machín a la carretera que une al centro con el occidente del país, por el paso de “La Línea”, es otro aspecto que nos depara sorpresas. En documento editado por INGEOMINAS en el año de 1999 (EL VOLCÁN CERRO MACHÍN, LA PREVENCIÓN DE DESASTRES Y EL ORDENAMIENTO TERRITORIAL) se puede leer lo siguiente: “La políticas de ordenamiento territorial deberían tener en cuenta la actividad del volcán Machín en temas como densidad de población y localización de obras de infraestructura estratégica para el país, tales como la comunicación entre el centro (Región Andina) y el occidente (el Pacífico).”
En el año 2005 se iniciaron las obras del túnel de “La Línea” y en el Estudio de Impacto Ambiental, elaborado por la firma Gómez Cajiao y Asociados, ni siquiera se nombra al volcán Machín como posible amenaza para el mismo, ni siquiera como algo de importancia en el contexto de la obra. Y el gobierno ha insistido en hacer allí el túnel, a pesar de las oportunas recomendaciones de INGEOMINAS. Esto es inadmisible por varias razones.
En primer lugar porque con la modernización de la carretera y la construcción del túnel se incrementarán las actividades económicas en la región y, en consecuencia, aumentará la población en Ibagué, Cajamarca, Calarcá, Armenia y a todo lo largo del eje de la vía. En otras palabras, estamos invitando a decenas de miles de personas más a vivir en una zona de grave amenaza volcánica y eso contradice el buen criterio de prevenir los desastres.
En segundo lugar porque al insistirse en el paso de la cordillera por ese lugar se cometen varios errores. Una de los problemas más conocidos del desarrollo territorial de Colombia es la excesiva concentración de la población y de la infraestructura económica en una reducida parte del territorio nacional (el antes mencionado “triangulo de oro”) mientras que el resto permanece casi despoblado y en completo atraso. Se pudo pensar (aún es necesario hacerlo) en un paso por otro lugar que abra nuevas regiones a la población y a la actividad económica. El paso por “La Línea” sigue siendo el único paso útil de la Cordillera Central para las exportaciones e importaciones del país. En caso de una erupción esa carretera se perdería por lustros, posiblemente por décadas, y el famoso túnel de “La Línea” no quedaría sirviendo más que para criar murciélagos; el país quedaría partido en dos, sin comunicación entre el centro del país y Buenaventura con consecuencias desastrosas para la economía nacional. El desastre sería doble. De un lado el millón de personas afectadas directamente y por el otro el país entero con su economía quebrada.
ACTIVIDAD VOLCÁNICA
El Volcán Machín ha adquirido notoriedad en los últimos días debido a la inusual actividad sísmica que se presenta en el edificio volcánico y sus alrededores. Esto se está registrando desde finales del año 1998 pero se ha incrementado dramáticamente en los últimos meses. En diciembre de 2007 ocurrieron 381 pequeños temblores, en Enero de 2008 fueron 492, en Febrero 162, en marzo 80, en Abril 747 y en Mayo 437. Buena parte de esos microsismos tiene su origen en ruptura o quiebre de estructuras geológicas al interior del volcán y eso es lo preocupante. Hay otros indicios de actividad volcánica como aumento actividad fumarólica, cambios en las emanaciones de gas Radón y posibles deformaciones en uno de los domos que obstruye el cráter del volcán.
Estamos pues en mora de que se tomen medidas efectivas para prepararnos y prevenir un desastre. Es cierto que no hay manera de saber cuándo ocurrirá pero sí sabemos que ocurrirá y dónde. El pasado 21 de enero se creó una comisión especial, al más alto nivel del Estado, para tratar el tema y ya se han visto algunas acciones como la instrucción impartida por el Ministerio de Educación sobre la necesidad dar a conocer la existencia del volcán dentro del currículo educativo; reuniones que se han convocado para la elaboración de un “Plan de contingencia” (debería ser de “Prevención y contingencia”) para el caso de una erupción, en el Quindío, y también se ha incrementado el monitoreo del volcán (aún es insuficiente) para conocer más sobre lo que allí está sucediendo y poder avisar con tiempo la ocurrencia de una erupción.
Ya se habla del volcán y eso en un avance, pero no olvidemos que los procesos sociales de asimilación de un aspecto tan problemático de nuestra realidad es algo que toma mucho tiempo, demora muchos años. Y aún falta mucho por hacer.


Calarcá, Junio 9 de 2008
Néstor Ocampo Giraldo
FUNDACIÓN ECOLÓGICA COSMOS
RED CIUDADAN@S POR CALARCÁ
VEEDURÍA CIUDADANA AL TÚNEL DE LA LÍNEA
funcosmos@gmail.com
Tel. 7421782
Calarcá, Quindío.


Los defensores y el Presidente

Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co
Agazapada tras la hojarasca de noticias que a diario se producen en Colombia, no puede pasar desapercibida una información publicada por El Espectador, según la cual los resultados de la encuesta de opinión pública ‘Percepción de los colombianos sobre las víctimas del conflicto armado y las ONG de derechos humanos’, realizada por el Centro Nacional de Consultoría, por encargo de la organización Oxfam-Gran Bretaña practicada en las 12 principales ciudades del país, como principal conclusión muestra un alto nivel de reconocimiento social tanto para las víctimas como para los miembros de las organizaciones defensores de los derechos humanos.
Según el estudio, el 76% de los ciudadanos tiene una opinión favorable sobre las ONG de derechos humanos, mientras que el 24% tiene una opinión desfavorable. En las ciudades de Montería y Cúcuta, con un 87 y 81% respectivamente, se encuentra el mayor respaldo, al tiempo que en Bucaramanga las ONG tienen el mayor índice de desfavorabilidad, el 31%. El sondeo señala también que en los estratos medios y altos se da un mayor reconocimiento a la labor de los defensores de derechos humanos. Otro de los datos más contundentes del estudio tiene que ver con la labor que desempeñan este tipo de ONG para la sociedad colombiana. El 86% cree que estas organizaciones son “importantes“, contra apenas un 4% que no les da ninguna importancia.
La defensa de los Derechos humanos en Colombia está cargada de riesgos. La perdida de la vida, el destierro o la desaparición, es la recompensa recibida por cientos de defensores de manos de agentes violentos respaldados desde la ilegalidad o la legalidad. La guerrilla, el paramilitarismo e incluso algunos servidores públicos, castigan con crueldad cualquier propósito humanitario que no haga más que recordar que la defensa de la vida y de las condiciones de existencia de la población, es el imperativo principal del Estado y de la sociedad. Colombia lleva muchos años en el ojo del huracán. Países, organizaciones públicas y ONGs internacionales, no dejan de recalcar su preocupación por la vulnerabilidad de quienes asumen como su apostolado la preservación de los Derechos Humanos de los demás.
El último pronunciamiento conocido desde el exterior provino de la Unión Europea. La declaración manifiesta que no escaparon de la ola de amenazas y de intimidación las organizaciones que desde varios años cooperan estrechamente con la Unión europea en el terreno colombiano. Desde el pasado 18 de febrero, cinco dirigentes o miembros de asociaciones vinculadas con los programas de la Unión han pagado con su vida su compromiso por su comunidad; por otro lado, organizaciones apoyadas por la Unión - incluido el programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio - han recibido correos electrónicos amenazantes, que designaban además a ONG, líderes y sacerdotes implicados en dichos proyectos como « objetivos militares » de grupos armados al margen de la ley.
La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, cada año produce un Informe cargado de detalles sobre violaciones y serias recomendaciones al gobierno. La última evaluación afirma que ¨ los graves abusos contra los derechos humanos se mantuvieron en niveles elevados, sobre todo en zonas rurales, pese a la constante reducción de ciertos tipos de violencia asociada al prolongado conflicto armado interno de Colombia, en particular los secuestros y los homicidios.¨
La guerrilla y los paramilitares figuran como los principales responsables de las violaciones. Pero el Informe destaca que en 2007 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó sentencia en casos emblemáticos de impunidad relacionados con matanzas llevadas a cabo por grupos paramilitares al parecer con la connivencia o aquiescencia de las fuerzas de seguridad. De igual manera recuerda que en junio, el Congreso de Estados Unidos retuvo 29 millones de dólares, de los 728 millones programados como ayuda en 2006, preocupado por que la administración estadounidense no le había consultado adecuadamente en lo referente al proceso de certificación, en virtud del cual el 25 por ciento de la ayuda dependía de los avances del gobierno colombiano y de las autoridades estatales en determinados indicadores de derechos humanos.
Muy esperanzadora para el futuro de este país es la encuesta del centro nacional de Consultoría. ¡Que los defensores de Derechos humanos tengan casi la misma favorabilidad del Presidente de la República, muchas veces su agrio contradictor, es una hazaña! Cierto, una hazaña.


Un discurso histórico


Juan Manuel López Caballero.

Buena impresión causó el discurso de Hillary Clinton en el cual suspendía su candidatura y reconocía el triunfo de Barak Obama.

Tanto el contenido del discurso, como la actitud y la forma en que fue presentado confirmaron, tal vez aún más que la misma campaña, que la candidata tenía talla presidencial.

La mayoría de los comentaristas americanos mencionaron que si así se hubiera presentado desde el principio probablemente hubiera ganado la candidatura.

Varias son las razones que le dan una dimensión histórica a ese evento.

El énfasis principal lo dio la misma expositora al señalar que lo más importante es que el debate electoral confirmó el principio y la filosofía de que en Estados Unidos todo es posible para todo el mundo. Convirtió una derrota en un triunfo al destacar que el hecho de que la alternativa fuera entre una mujer y un afrodescendiente mostraba que se habían superado los prejuicios en contra de esas barreras y una vez más ese país se proclamaba no solo como el de las libertades sino también como el de la igualdad de posibilidades y derechos para todos.

Su respaldo al nuevo candidato demócrata fue sin reticencias, y por el contrario apareció ‘generoso’, como lo dijeron los directores de la campaña de Obama, aunque se podría decir que más que eso, fue constructivo y contundente. Como bien lo analizaron los comentaristas, hizo lo que podía y hasta donde podía para que no se distanciaran sus seguidores de los de quien la derrotó y ahora le tocará a él completar la labor conquistándolos.

Ante la evidencia del mayor respaldo que tuvo entre las mujeres que la veían como el símbolo o la vocero de la reivindicación de la igualdad de género, recordó que había iniciado su proselitismo sobre la base que era un candidato y que la circunstancia de ser mujer no era determinante, pero reivindicó que su rol al final era el de haber demostrado que una mujer si tenía las capacidades para cualquier puesto.

Al enumerar lo hitos en el desarrollo político de esa nación como antecedentes directos del momento que se vivía, convirtió su persona y el evento en parte de la historia de los Estados Unidos, como continuidad de las etapas de la libertad de los esclavos, de la conquista del derecho de voto para las mujeres, y de la lucha por los derechos civiles que acabó con la segregación.

Se apropió de la bandera de la salud pública para todos los ciudadanos y hasta cierto punto dejó obligado a Obama a cumplir con las promesas que ella había hecho al respecto. Eso y la frase de que como americanos la forma de pensar no debe ser “¿Qué hubiera pasado si…?” o “¿si tan sólo…?” sino ver y trabajar para el futuro, contenía el doble mensaje de acompañar la campaña de Obama, pero también abrió la puerta tanto para un eventual cargo de Vicepresidente como para presentarse como candidata en el próximo periodo.

Y en vez de irse en un ataque directo contra MacCain, defendió los programas del Partido Demócrata que cuestionan las políticas actuales de Bush, o sea los que como candidato del continuismo aquel representa: la atención al medio ambiente, el retiro de las tropas de Irak, la defensa del empleo, las mejora en las relaciones exteriores, etc.

La mejor explicación de porqué perdió pareciera ser la de una especie de mala sintonía con los votantes: tanto ella como Obama enfocaron sus candidaturas dentro de un contexto de largo alcance, en el cual él proponía el cambio, el salir del ‘establecimiento’ en el sentido que se la da allá de ‘la rosca de Washington’, mientras ella defendía la estabilidad, con el argumento de la experiencia, pensando que así captaría parte de los votos de quienes veían en su opositor un radical. Contaba con que los superdelegados siempre estarían por esa opción y por eso su campaña se basó en que ella era mejor candidato para derrotar a MaCain. El error de cálculo o lo que benefició a Obama fue que el electorado no vio el debate en esos términos sino en los de cual estaba más lejos o más cerca de Bush, y de ahí los resultados.

Esta primera definición en la carrera presidencial es de trascendencia histórica ante el pasado, pero a nosotros nos interesa más lo que significará para el futuro y para nosotros. Es decir cual es el escenario que ahora se presenta y como nos afecta.

Si la anterior interpretación es correcta, la duda sobre las posibilidades de Obama ante MacCain han desaparecido bastante; no solo porque las encuestas hoy lo muestran como ganador sino porque probablemente la supuesta falta de respaldo de los simpatizantes de Hillary debería cambiarse ante la posición asumida por ella, y porque el deterioro de la situación económica y de la mayor empantanada de las guerras en Irak y Afganistán serán un costo para el candidato republicano, que es visto como el continuismo de Bush (y no solo así lo ataca Obama, sino así se presenta él mismo).

En Colombia se ha destacado que la oposición al TLC del recién elegido candidato sería contraria a los intereses nuestros.

Dos consideraciones se deben tener ante esto:

-La primera y la de más peso es que, en cuanto a que ese tratado sería benéfico para Colombia, solo existe como argumento el principio abstracto –dogma del neoliberalismo- de que ‘la libertad de mercado es el camino’, lo cual está lejos de estar demostrado; en sentido contrario todos los análisis, proyecciones y evaluaciones concretas sobre como se desarrollaría en nuestro caso, muestran resultados perjudiciales y negativos. O sea que aún si la teoría tuviera validez, la forma concreta en que se negoció no es satisfactoria –excepto, por supuesto, para los sectores que sí se benefician con ella, más no para el conjunto del país-.

- La segunda, que la razón de su oposición –y la del Partido Demócrata- es la situación de Derechos Humanos y de las muertes de sindicalistas en Colombia; en ese sentido es a favor de intereses más importantes para Colombia que los únicamente económicos que toma tal posición; y, dado que la principal fuerza electoral en votos en Estados Unidos son los sindicatos, es siguiendo un principio de solidaridad ‘globalizada’ que está actuando –lo que mucha falta ha hecho bajo el Gobierno Bush, y que ojalá se repita ante otros temas por parte de Obama y por otros gobernantes-.

Quienes aquí ven en Obama un enemigo, lo hacen pensando únicamente que no seguirá las políticas de Bush y en consecuencia disminuirá el respaldo al Presidente Uribe, y temen un eventual riesgo de que la tal ‘seguridad democrática’ (sea esto lo que sea) eche para atrás (dado lo que dicen que dicen las encuestas, es una suerte para Obama que los colombianos no sean parte del electorado estadounidense); pero con una visión un poco menos ‘furibista’, es claro que los intereses de nuestros países en general, y los de Colombia en particular, están mas alineados con el Partido de Obama que con los de MacCain. Nada más diciente que la afirmación de este último, según la cual su misión es defender los intereses de los ciudadanos de su País y no los del resto del mundo, lo cual no es una revelación sino un programa de Gobierno, que consigue votos locales pero que inquieta por fuera, porque es la misma justificación que ha tenido Bush para todos lo horrores que ha cometido y las políticas que ha adelantado



¿A qué se dedicará?


Ramón Elejalde Arbeláez, ramone@une.net.co

El contralor General de Antioquia expidió la Resolución 0865 del 16 de mayo del presente año, mediante la cual delega todas las funciones que le asignan la Constitución y la Ley. Esto nos genera enormes interrogantes: ¿A qué se dedicará el Contralor durante los tres años y medio que le restan de período? ¿Qué van a hacer o dejar de hacer en la Contraloría a causa de tal delegación? ¿Lo hará para eludir responsabilidades o simplemente para no trabajar?
Varios son los subalternos de Jorge Alberto Rojas Otálvaro, contralor de Antioquia, que desde la firma de la citada resolución cumplirán funciones que son propias del titular del Despacho, pero el más agraciado con la decisión en comento es el doctor Octavio Duque, director administrativo y financiero de la Contraloría, quien sin haber sido ternado por tribunal alguno, ni haber sido designado para el cargo por la Asamblea Departamental, cumplirá las siguientes funciones que por su naturaleza le pertenecen al Contralor: nombrar, trasladar, encargar, remover y retirar funcionarios de la Contraloría General de Antioquia; ordenar el gasto; realizar o ejecutar el proceso de contratación de la Contraloría; rendir cuentas; posesionar y suscribir el acta de posesión de los funcionarios de la Dependencia; otorgar y legalizar permisos, licencias, comisiones de los funcionarios, incluido el Contralor; resolver en segunda instancia los recursos de apelación de las calificaciones de los funcionarios de carrera; resolver los impedimentos y recusaciones que contra los evaluadores se presenten; ordenar y autorizar los avances, viáticos y gastos de viaje, apertura de caja menor y sus reembolsos periódicos; aperturar (sic) y cancelar cuentas bancarias, en ausencia del tesorero o del subdirector financiero. Considero que esta delegación es totalmente ilegal, pues atenta contra el artículo 11 de la Ley 489, mediante la cual se regula el ejercicio de las funciones públicas, el cual señala que no se pueden delegar las funciones que por naturaleza no son susceptibles de delegación. Nombrar y retirar funcionares públicos son por naturaleza actos indelegables, ya que la función nominadora sólo le pertenece al superior administrativo.
Delega además el Contralor en otros funcionarios de la Dependencia a su cargo otras funciones como: aprobar vacaciones y autorizar su pago; certificar tiempos de servicio y expedir constancias de empleo; ordenar avances de combustibles, peajes, impuestos y todo lo relacionado con el parque automotor; manejar y ordenar gastos de la caja menor; efectuar traslados presupuestales; suscribir los estados financieros; notificar a los sujetos de control el inicio de la respectiva auditoría; hacer traslado de hallazgos y la de notificar los informes finales de auditoría a los sujetos de control; tramitar y resolver en primera instancia los procesos administrativos sancionatorios; expedir y suscribir certificados de deuda pública.
Supongo, luego de leer la extensa resolución citada, que el doctor Rojas Otálvaro, contralor de Antioquia, tiene la pretensión de exonerarse de cualquier responsabilidad por las decisiones que firmen sus subalternos en ejercicio de la delegación, pero la verdad es que los tribunales han considerado que este tipo de delegaciones generales son por el contrario indicios graves en contra del delegante, por lo cual el blindaje que quiere el Contralor no lo logra con la ilegal delegación que ha hecho.
En definitiva, el doctor Rojas Otálvaro se quedó únicamente con las funciones de asistir a actos cívicos y sociales, es decir, las funciones protocolarias, las de cobrar el sueldo y resolver la segunda instancia del proceso de responsabilidad fiscal, cuando no se declare impedido.
Notícula. Vergonzosa la disputa que públicamente mantiene el presidente de la República con Yidis Medina. No le luce al primer mandatario de los colombianos semejante pugilato.

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