viernes, 18 de enero de 2008

Nadie puede concebir la violencia como camino para crear el derecho... Violencia en el orden social como en el orden individual es sinónimo de debilidad.
Amamos hondamente a esta nación y no queremos que nuestra barca victoriosa tenga que navegar sobre ríos de sangre hacia el puerto de su destino inexorable.
Jorge Eliécer Gaitán, Jefe único del Partido Liberal Colombiano. Tomado del prólogo al libro “Las Sociedades Económicas de Amigos del País” escrito por Rodrigo Llano Isaza.


CONTENIDO

• Chiste.
• Elogio de la dificultad, Estanislao Zuleta
• Venezuela: narcosantuario de las FARC. John Carlin.
• La política automotriz de Venezuela, Veneconomía.
• La menuda por la gruesa, Ramón Elejalde.
• FARC, modelo de narcoterrorismo, La Nación.
• Si dejaran pensar, César González Muñoz.
• Si no es gallo es gallina, Octavio Quintero.
• Legitimidad a cambio de rehenes maltratados, Joaquín Villalobos (Exguerrillero salvadoreño).
• Reflexiones, Eduardo Galeano.
• Solo para ellos, Juan Manuel López Caballero.




Chiste

Se conoció que un grupo de árabes musulmanes fundamentalistas se habían Infiltrado en la sociedad colombiana tras haber inmigrado desde Venezuela Por Maicao en un camión de contrabando. Dicho grupo tenía todo preparado para secuestrar tres aviones de Avianca y destruir la torre Colpatria, el Ministerio de Defensa y el Palacio de Nariño; solo faltaba el arribo de dos cabecillas de la organización terrorista Al-Qaeda para cumplir su propósito.

Tras arduas investigaciones, los detectives del DAS conocieron que los terroristas arribaron al aeropuerto Eldorado de Bogotá en un vuelo procedente de Barranquilla un domingo a las once de la noche, donde habían llegado de Maicao.

Al salir del Dorado, tomaron un taxi y le solicitaron al conductor que los llevara al sitio de encuentro con sus colegas musulmanes.................. PERO .............. Viéndoles la cara de turistas, el chofer del taxi los llevo hasta el barrio Las Cruces, donde se les subieron cinco tipos armados de cuchillos oxidados y después de robarles todo lo que llevaban los patearon y los dejaron botados en la carretera que va hacia La Calera.

Aporreados y adoloridos, los peligrosos terroristas intentaron caminar hacia Bogotá, pero se encontraron con una avanzada de las FARC que merodeaba la zona.

Los guerrilleros al oír el acento extranjero los secuestraron y los pusieron a caminar por el monte otras tres horas, hasta que se toparon con un comando contraguerrilla del Ejército, los terroristas se salvaron de milagro, pero cuando los efectivos del Ejército les vieron la cara, pensaron que eran de las FARC y se los llevaron para interrogarlos.

Después de doce horas, los miembros de la inteligencia del Ejército concluyeron que los talibanes eran inofensivos y los dejaron libres.

Sin un peso, los terroristas tuvieron que subirse a cantar y bailar en un bus ejecutivo, y mientras iban recogiendo plata, el chofer se encarnizó en una pelea con otro bus y se volcó, dejando gravemente heridos a todos los pasajeros.

A los terroristas se los llevaron de Urgencia para el Hospital San Rafael, pero había huelga de médicos estaba cerrado el servicio.

Luego de tantas peripecias, por fin lograron conseguir dinero y encontrarse con el resto de musulmanes para ejecutar el plan. Compraron los pasajes en una pequeña agencia de viajes para
un vuelo Bogota Medellín en Avianca, y compraron un Renault 12 anaranjado (como el de Pablo Escobar) que pudiera pasar desapercibido en el parqueadero del aeropuerto.

Luego cogieron la Avenida 26, pero se tuvieron que desviar en la Universidad Nacional porque había graves desordenes estudiantiles en el sector de la Universidad Nacional, con incendio de buses y protestas con piedra; uno de los terroristas resulto herido con una papa explosiva. Más adelante se encontraron con la vía cerrada a la altura del CAN porque había una marcha de trabajadores públicos del Seguro Social pidiendo aumento de vacaciones, prestaciones y
beneficios extra-laborales.

Llegando al aeropuerto, no vieron un hueco enorme que les rompió el eje y la chumacera al carro. Como tenían miedo de coger bus y terror a parar un taxi, por los hechos que les había pasado, decidieron caminar el trecho que les quedaba.

Finalmente llegaron al aeropuerto, pero en el counter les dijeron que sus pasajes eran falsos y que la agencia de viajes donde los habían comprado era pirata por lo que tuvieron que comprar otros pasajes, cuatro veces mas caros; les informaron que estaban de buenas porque el vuelo estaba retrasado diez horas.

Uno de los terroristas desapareció misteriosamente después de ir al
baño, se sospecha que le dieron escopolamina. El otro terrorista se gasto la plata que le quedaba en cambiar el tiquete por otro de regreso, y junto con un tal Osama, decidieron que era más fácil
atacar a Nueva York y Washington. ESTA ES MI COLOMBIA. QUE ORGULLOSO ME SIENTO, CARAJO!!!!! Tú te defiendes SOLA....

Elogio de la dificultad

Estanislao Zuleta

La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.
Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el modelo de nuestros anhelos en la vida práctica.
Aquí mismo en los proyectos de la existencia cotidiana, más acá del reino de las mentiras eternas, introducimos también el ideal tonto de la seguridad garantizada; de las reconciliaciones totales; de las soluciones definitivas.
Puede decirse que nuestro problema no consiste solamente ni principalmente en que no seamos capaces de conquistar lo que nos proponemos, sino en aquello que nos proponemos: que nuestra desgracia no está tanto en la frustración de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal.
En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.
En lugar de desear una filosofía llena de incógnitas y preguntas abiertas, queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente sí han existido.
Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él.
Desconfiemos de las mañanas radiantes en las que se inicia un reino milenario. Son muy conocidos en la historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –por la desgracia– de alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuán próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror. La idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al ideal, entran inevitablemente en una concepción paranoide de la verdad; en un sistema de pensamiento tal, que los que se atreverían a objetar algo quedan inmediatamente sometidos a la interpretación totalitaria: sus argumentos, no son argumentos, sino solamente síntomas de una naturaleza dañada o bien máscaras de malignos propósitos.
En lugar de discutir un razonamiento se le reduce a un juicio de pertenencia al otro –y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo–, o se procede a un juicio de intenciones. Y este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solamente rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo, está contra mí, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo. Así como hay, según Kant, un verdadero abismo de la acción, que consiste en la exigencia de una entrega total a la “causa” absoluta y concibe toda duda y toda crítica como traición o como agresión.
Ahora sabemos, por una amarga experiencia, que este abismo de la acción, con sus guerras santas y sus orgías de fraternidad no es una característica exclusiva de ciertas épocas del pasado o de civilizaciones atrasadas en el desarrollo científico y técnico; que puede funcionar muy bien y desplegar todos sus efectos sin abolir una gran capacidad de inventiva y una eficacia macabra. Sabemos que ningún origen filosóficamente elevado o supuestamente divino, inmuniza a una doctrina contra el riesgo de caer en la interpretación propia de la lógica paranoide que afirma un discurso particular –todos lo son– como la designación misma de la realidad y los otros como ceguera o mentira.
El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por la participación, separan un interior bueno –el grupo– y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda la angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia en un amor por lo propio y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad. Y cuando digo aquí facilidad, no ignoro ni olvido que precisamente este tipo de formaciones colectivas, se caracterizan por una inaudita capacidad de entrega y sacrificios; que sus miembros aceptan y desean el heroísmo, cuando no aspiran a la palma del martirio. Facilidad, sin embargo, porque lo que el hombre teme por encima de todo no es la muerte y el sufrimiento, en los que tantas veces se refugia, sino la angustia que genera la necesidad de ponerse en cuestión, de combinar el entusiasmo y la crítica, el amor y el respeto.
Un síntoma inequívoco de la dominación de las ideologías proféticas y de los grupos que las generan o que someten a su lógica doctrinas que les fueron extrañas en su origen, es el descrédito en que cae el concepto de respeto.
No se quiere saber nada del respeto, ni de la reciprocidad, ni de la vigencia de normas universales. Estos valores aparecen más bien como males menores propios de un resignado escepticismo, como signos de que se ha abdicado a las más caras esperanzas. Porque el respeto y las normas sólo adquieren vigencia allí donde el amor, el entusiasmo, la entrega total a la gran misión, ya no pueden aspirar a determinar las relaciones humanas. Y como el respeto es siempre el respeto a la diferencia, sólo puede afirmarse allí donde ya no se cree que la diferencia pueda disolverse en una comunidad exaltada, transparente y espontánea, o en una fusión amorosa. No se puede respetar el pensamiento del otro, tomarlo seriamente en consideración, someterlo a sus consecuencias, ejercer sobre él una critica, válida también en principio para el pensamiento propio, cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro sólo puede ser error o mala fe; y el hecho mismo de su diferencia con nuestra verdad es prueba contundente de su falsedad, sin que se requiera ninguna otra. Nuestro saber es el mapa de la realidad y toda línea que se separe de él sólo puede ser imaginaria o algo peor: voluntariamente torcida por inconfesables intereses. Desde la concepción apocalíptica de la historia las normas y las leyes de cualquier tipo, son vistas como algo demasiado abstracto y mezquino frente a la gran tarea de realizar el ideal y de encarnar la promesa; y por lo tanto sólo se reclaman y se valoran cuando ya no se cree en la misión incondicionada.
Pero lo que ocurre cuando sobreviene la gran desidealización no es generalmente que se aprenda a valorar positivamente lo que tan alegremente se había desechado, estimado sólo negativamente; lo que se produce entonces, casi siempre, es una verdadera ola de pesimismo, escepticismo y realismo cínico. Se olvida entonces que la crítica a una sociedad injusta, basada en la explotación y en la dominación de clase, era fundamentalmente correcta y que el combate por una organización social racional e igualitaria sigue siendo necesario y urgente. A la desidealización sucede el arribismo individualista que además piensa que ha superado toda moral por el sólo hecho de que ha abandonado toda esperanza de una vida cualitativamente superior.
Lo más difícil, lo más importante. Lo más necesario, lo que a todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquello sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos cantaría el eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre la cosa misma, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades.
Hay que observar con cuánta desgraciada frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida personal y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llamaré una no reciprocidad lógica: Es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasaos y los errores propios y los del otro cuando es adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado es una manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. Él es así; yo me vi obligado. Él cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar este resultado. El discurso del otro no es más que de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferiríamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados.
Y cuando de este modo nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica que es siempre una doble falsificación, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo.
La difícil tarea de aplicar un mismo método explicativo y crítico a nuestra posición y a la opuesta no significa desde luego que consideremos equivalentes las doctrinas, las metas y los intereses de las personas, los partidos, las clases y las naciones en conflicto. Significa por el contrario que tenemos suficiente confianza en la superioridad de la causa que defendemos, como para estar seguros de que no necesita, ni le conviene esa doble falsificación con la cual, en verdad, podría defenderse cualquier cosa.
En el carnaval de miseria y derroche propios del capitalismo tardío se oye a la vez lejana y urgente la voz de Goethe y Marx que nos convocaron a un trabajo creador, difícil, capaz de situar al individuo concreto a la altura de las conquistas de la humanidad.
Dostoievski nos enseño a mirar hasta donde van las tentaciones de tener una fácil relación interhumana: van sólo en el sentido de buscar el poder, ya que si no se puede lograr una amistad respetuosa en una empresa común se produce lo que Bahro llama intereses compensatorios: la búsqueda de amos, el deseo de ser vasallos, el anhelo de encontrar a alguien que nos libere de una vez por todas del cuidado de que nuestra vida tenga un sentido. Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.
Pero en medio del pesimismo de nuestra época se sigue desarrollando el pensamiento histórico, el psicoanálisis, la antropología, el marxismo, el arte y la literatura. En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.
Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto:
"También esta noche, tierra, permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mi la aspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia".



REPORTAJE: LA CONEXIÓN VENEZOLANA
El narcosantuario de las FARC

JOHN CARLIN 16/12/2007. El País. Madrid.

La guerrilla colombiana de las FARC ha encontrado su santuario en la Venezuela de Hugo Chávez. Cuatro desertores y varias fuentes de los servicios de inteligencia y diplomáticos detallan a EL PAÍS la extensa y sistemática cooperación que determinadas autoridades venezolanas brindan a las FARC en sus operaciones de narcotráfico.
Según los desertores, las autoridades venezolanas dan protección al menos a cuatro campamentos de la guerrilla colombiana
Fuentes de inteligencia afirman que tienen información "sólida" de que Ingrid Betancourt está en Venezuela
Marcelo, desertor de las FARC: "La Guardia Nacional y el Ejército ofrecen sus servicios a cambio de dinero"

Algunos desertan de la guerrilla colombiana porque se sienten traicionados por sus jefes, hundidos ante la percepción de que el capitalismo salvaje del narcotráfico ha suplantado el altruismo socialista que les impulsó a tomar las armas. Otros se van porque sienten necesidad de volver a la vida familiar. Y otros porque, de repente, se convencen de que, si no huyen, morirán, como es el caso de Rafael, que desertó en septiembre tras año y medio operando en una de las bases de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) dentro de territorio venezolano.

La lógica de Rafael es, a primera vista, perversa. Por un lado porque, como guerrillero desertor, que ha regresado a Colombia, sabe que vivirá el resto de sus días bajo la amenaza permanente de que sus ex compañeros lo asesinen; por otro, porque la lógica dice que para las FARC la vecina Venezuela es un refugio seguro. Las FARC comparten la ideología bolivariana del presidente Hugo Chávez, y el Ejército colombiano no se arriesgaría a violar la ley internacional y cruzar la frontera.

"Todo eso es verdad", explicó Rafael. "El Ejército colombiano no cruza la frontera, y la guerrilla tiene un pacto de no agresión con los militares venezolanos. El Gobierno venezolano deja a las FARC operar libremente porque comparten el mismo pensamiento bolivariano, y también porque las FARC pagan sobornos a su gente".
Entonces, ¿de qué ha huido?

"De una peligrosidad mucho mayor a la que me enfrento ahora: de los combates casi diarios dentro de Venezuela con los elenos [la guerrilla del ELN]".
Pero ¿no comparte el Ejército de Liberación Nacional los principios marxistas que llevaron a ambas organizaciones a la guerra hace 40 años? "Puede ser", responde Rafael, "pero esto no tiene nada que ver con política. La lucha con el ELN es por las rutas del tráfico de cocaína. Hay muchísimo dinero en juego en esa zona fronteriza donde la droga entra desde Colombia. Porque la línea más segura para llevar droga a Europa es por Venezuela".

EL PAÍS ha hablado con Rafael, que militó como guerrillero diez años, de los que tres estuvo en la cárcel, y con otros tres desertores de las FARC que se han entregado al Gobierno colombiano, acogidos por un programa de reinserción a la vida civil; también ha tenido acceso directo en Colombia y a diplomáticos y fuentes de alto nivel de los servicios de inteligencia y seguridad de varios países, individuos cuya peligrosa misión (por esto y en algunos casos por motivos políticos, insistieron en el anonimato antes de hablar con EL PAÍS) consiste en combatir el terrorismo y el narcotráfico internacional. Ambos objetivos confluyen en las FARC, más potente que cualquier cartel en el mercado global de la cocaína y calificada por la UE y EE UU como "organización terrorista".

Lo que aseguran un diplomático europeo y diversas fuentes oficiales a las que ha tenido acceso EL PAÍS es que existe complicidad y compenetración de elementos importantes del Estado que preside Hugo Chávez en las actividades mafiosas y militares de la organización guerrillera más antigua del mundo. La conclusión a la que un diplomático europeo y todas las fuentes oficiales consultadas han llegado es que la complicidad es activa y constante a niveles operativos, en las zonas donde se despliega la actividad militar y narcotraficante; y más pasiva cuanto más alta la esfera del Gobierno venezolano, hasta llegar al presidente Chávez, al que ninguna fuente consultada -ni siquiera en el anonimato más extremo- acusa de complicidad directa con el gigantesco negocio del narcotráfico colombiano. Lo que a esos mismos medios les cuesta creer es que no esté enterado del grado de colusión que hay entre sus fuerzas armadas y los altos mandos de las FARC. También dudan de que no esté enterado del grado de involucración de las FARC en el tráfico de cocaína.

EL PAÍS, pese a sus numerosos intentos, no logró obtener -hasta el cierre la noche del jueves de esta edición- una reacción de las autoridades venezolanas a las declaraciones recogidas en este reportaje.

Se sabía ya que, durante varios años, las FARC habían utilizado el lado venezolano de la frontera colombiana como refugio. Pocos dudan de que, si no fuera por la cocaína -la gasolina que alimenta la guerra colombiana-, las FARC se habrían extinguido como las demás guerrillas latinoamericanas nacidas durante la guerra fría. Lo nuevo que revelan los testimonios recogidos por este diario es lo extensa y sistemática que es la cooperación en Venezuela con la narcoguerrilla en cuanto al transporte de la droga por aire, tierra y mar; al suministro de armas, y la protección sobre el terreno que reciben de sectores de las fuerzas armadas; y a la inmunidad legal de facto que les conceden elementos del Estado.

Se trata de un negocio ilegal gigantesco. Transita por Venezuela el 30% de las 600 toneladas de cocaína que se mueven anualmente por el mundo. Prácticamente la totalidad de la droga colombiana que sale por Venezuela tiene como destino Europa, con España y Portugal como principales puntos de entrada, y con un valor de mercado en las calles europeas por encima de los 10.000 millones de euros al año.

La infraestructura venezolana destinada al flujo de la cocaína ha crecido de manera exponencial, según las fuentes de inteligencia entrevistadas por EL PAÍS, durante los últimos cinco años de la presidencia de Hugo Chávez, cuya decisión de expulsar a la agencia antidroga norteamericana (DEA) de su país en 2005 fue celebrada tanto por las FARC como por sus socios en los carteles de droga convencionales. Como ha dicho Luis Hernando Gómez Bustamante, poderoso capo colombiano de la droga en manos de la policía de su país desde febrero, "Venezuela es el templo del narcotráfico".

Un diplomático europeo con muchos años de experiencia en América Latina expresó algo parecido de otra manera. "El país bolivariano, socialista, antiimperialista ejemplar que pretende crear Chávez está en vías de convertirse en un Estado narco, del mismo modo que las FARC se han convertido en guerrilleros narcos. Chávez quizá no lo entienda, pero este fenómeno corroerá a su país como un cáncer".

En cuanto al aspecto militar, o "terrorista", de las FARC, lo que los desertores entrevistados sostienen es que las autoridades venezolanas no sólo dan protección armada al menos a cuatro campamentos guerrilleros fijos en su país, sino que también hacen la vista gorda a programas de enseñanza que operan dentro de los campamentos para la fabricación de bombas. Rafael -alto, fibroso y de aspecto serio, correspondiendo a la imagen clásica del guerrillero latinoamericano- cuenta cómo él mismo fue adiestrado en Venezuela para participar en una serie de atentados en Bogotá, la capital colombiana. La colaboración se extiende supuestamente a la venta de armamento por las Fuerzas Armadas a las FARC; a proveer a miembros de la guerrilla con cédulas de identidad venezolanas, usando nombres falsos, y a los líderes de las FARC con pasaportes para que puedan viajar a Cuba y Europa; y a dejar que las FARC proporcionen entrenamiento militar a las Fuerzas Bolivarianas de Liberación. Las FBL, conocidas también como los boliches, son una guerrilla creada por el Gobierno de Chávez con el supuesto propósito de defender la patria en caso de invasión norteamericana.

La expresión internacional más visible del terrorismo de las FARC ha sido la práctica de secuestrar a individuos con fines económicos o políticos, como es el caso de la ex candidata a la presidencia colombiana Ingrid Betancourt. Algunas de las fuentes de inteligencia con las que se entrevistó EL PAÍS afirman que tienen información sólida de que las FARC la retienen en territorio venezolano. Rafael, que dijo que estaba a punto de ser nombrado para un puesto de mando importante justo antes de desertar, sostuvo que a principios de año, y quizá después, Betancourt se encontraba en un pueblo fronterizo venezolano llamado Elorza, en el Estado de Apure, bajo la custodia de Germán Briceño Suárez, alias Grannobles, miembro del estado mayor de las FARC y jefe del Frente 10, en el que operaba Rafael. La lógica es que Elorza, donde Grannobles tiene una finca grande y lujosa protegida, según fuentes de inteligencia,por la Guardia Nacional y conocida por los guerrilleros de las FARC como Rancho Grande, está alejado del conflicto militar, lo que reduce las posibilidades de que muriese en un enfrentamiento, lo cual generaría un problema de imagen grave para las FARC, ya que Betancourt es también ciudadana francesa, y el presidente Nicolas Sarkozy se ha esforzado para lograr su liberación.

Rafael, elocuente pero no fanfarrón, reconoció que él mismo no había visto a Betancourt, sino que compañeros guerrilleros se lo habían dicho, y no todas las fuentes consultadas por EL PAÍS concurrían con la tesis de que ella estaba en Venezuela. En lo que sí hubo unanimidad fue en que Grannobles, cuya extradición busca Estados Unidos por narcotráfico y por el asesinato de tres norteamericanos en 1999 en suelo venezolano, maneja la logística narcoguerrillera en Venezuela. También es enlace para operaciones conjuntas con capos de los carteles, uno de los cuales Rafael dijo haber llevado a una reunión en Rancho Grande.

El contacto de Chávez con las FARC, afirmaron las fuentes de inteligencia, se lleva a cabo a través de uno de los siete líderes máximos de las FARC, Iván Márquez, que también tiene una finca en Venezuela y que se comunica con el presidente a través de contactos con los altos mandos de los servicios de inteligencia venezolanos. Como explicó un desertor de las FARC que había ocupado un cargo propagandístico importante en la organización, "Las FARC comparten tres principios bolivarianos con Chávez: la unidad latinoamericana, la lucha antiimperialista y la soberanía nacional. Las coincidencias ideológicas llevan a la convergencia en el plano táctico".

Las ventajas tácticas que emanan de la solidaridad bolivariana logran, según las fuentes, su máximo rendimiento en lo relacionado con la industria multinacional del narcotráfico. Existen diferentes métodos para enviar la cocaína de Colombia a Europa, aunque lo que siempre tienen en común es la colaboración por omisión, o comisión, de las autoridades venezolanas. La ruta más directa es la aérea. Consiste, según fuentes de inteligencia, en enviar avionetas desde pistas en lugares remotos de Colombia a aeródromos venezolanos. Ahí hay dos opciones. O parten las mismas avionetas rumbo a Haití o República Dominicana (una fuente dice que los vuelos no autorizados "sospechosos" se han incrementado de 3 a 15 por semana desde 2006), o la droga se traspasa a aviones que vuelan directamente a países de África occidental, como Guinea-Bissau o Ghana, de donde siguen por vía marítima a Portugal o Galicia, punto de entrada español del área europea de Schengen.

Uno de los guerrilleros desertores entrevistado por EL PAÍS, llamémosle Marcelo, narró el procedimiento para enviar droga en cantidades pequeñas a través de individuos (mulas) que la transportan en sus maletas en aviones comerciales. Marcelo desertó en agosto tras haber estado un año en un campamento venezolano de las FARC en La Uvita, Estado de Apure. Ágil en sus movimientos, menudo y de mente ordenada, sólo militó en la guerrilla de las FARC 15 meses, pero sus jefes le procuraron rápidamente una cédula de identidad venezolana, con lo cual cruzaba la frontera y transitaba por Venezuela sin problemas.

"Una vez", recuerda, "fui al aeropuerto de Bogotá a recoger a un portorriqueño y llevarlo a Venezuela. Él cruzó la frontera conmigo después de convenir un precio con los guardias venezolanos. Lo llevé en carro particular a Caracas y de ahí viajó a España en avión con la droga en la maleta. Llegó sin problemas. Me lo confirmó Pizarro, un mando nuestro con 120 hombres bajo su cargo, que habló con su contacto en España, que se llamaba Dani".

Marcelo participó en "ocho o nueve" misiones de este tipo a lo largo de 12 meses. "Operar en Venezuela es lo más fácil que hay", sostiene. "La guerrilla de las FARC está de lleno allá, y la Guardia Nacional, el Ejército y otros venezolanos con cargos oficiales les ofrecen sus servicios, a cambio de dinero. Nunca hay enfrentamientos entre las FARC y la Guardia o el Ejército". Rafael asegura que participó en varios operativos cuyo fin era enviar la droga por vía marítima desde puertos caribeños. Su rango en las FARC era más alto que el de Marcelo y tuvo más acceso a información confidencial.

"Se recibe la mercancía en la frontera, transportada en camiones", explica Rafael. "Cuando llega el vehículo, la Guardia Nacional venezolana ya lo sabe de antemano, ya están sobornados para que cruce a Venezuela sin problemas. A veces nos dan una escolta. Entonces, yo y otros compañeros nos subimos o al mismo camión con el chófer, o en un carro particular que les acompaña. Hacemos el viaje, de unas 16 horas, hasta Puerto Cabello, sobre el mar al oeste de Caracas. Ahí entra el camión en una gran bodega controlada por venezolanos y gente de las FARC que se encarga de la seguridad. Efectivos de la Armada venezolana se encargan de los controles de aduanas y de la salida de los barcos. Tenían conocimiento de lo que estaba pasando y lo facilitaban todo".

Fuentes de inteligencia que analizan las rutas de salida de Puerto Cabello dijeron que de ahí parten embarcaciones pequeñas hacia Haití o la República Dominicana, desde donde se hace el transbordo a barcos grandes que llevan la droga a Europa, o directamente cruzan el océano a África o Europa en, por ejemplo, pesqueros. Un caso notable fue el del pesquero venezolano Zeus X, que fue interceptado por la Agencia Tributaria española en septiembre, a 1.050 millas de Las Palmas, con seis venezolanos a bordo y un cargamento de 3.200 kilos de cocaína con precio de venta en Europa estimado en 190 millones de euros.

Rafael dijo que no sólo acompañaba a los camiones que viajaban entre la frontera y el mar, sino que una vez permaneció un mes en Puerto Cabello, donde se quedó en un hotel, haciendo trabajos de "seguridad". "Hubo pérdidas de mercancía y robos. Dimos plomo. Murieron muchos, por robo o por traición". Rafael asegura que no tuvo problemas con la policía venezolana, y menos cuando hacía sus viajes de vuelta, cargado de dinero llegado generalmente de España, dijo, a cambio de la droga. "Llevaba maletas grandes llenas de billetes de 500 euros, y se las entregaba a un mando de las FARC del Frente 10 en el lado venezolano de la frontera con Colombia".

El mismo procedimiento lo llevó a cabo utilizando el puerto de Maracaibo, que según las fuentes consultadas por EL PAÍS es "una especie de paraíso" para los narcotraficantes, entre los cuales se encuentra uno de los capos más buscados actualmente por las policías internacionales, Wilber Varela, conocido también como Jabón. "Se instalan en magníficas casas, compran fincas grandes y negocios en quiebra, y se convierten en personajes valiosos para las economías locales venezolanas", dijo una fuente policial. "Venezuela es para estos criminales un seguro de vida". Por eso, cuando la policía colombiana preguntan a sus homólogos venezolanos por el paradero de los capos mafiosos, la respuesta siempre es la misma: "No tenemos nada".

Esta convergencia táctica entre las Fuerzas Armadas venezolanas y las FARC se extiende al terreno militar, al extremo de que hoy, según una fuente de inteligencia especialmente bien informada con la que habló EL PAÍS, la Guardia Nacional tiene retenes colocados alrededor de los campamentos guerrilleros. ¿Para qué? "Para darles protección, lo cual indica que hay conocimiento a muy alto nivel militar venezolano de la estrecha colaboración que tienen sus soldados con las FARC".

No siempre han estado tan claras las cosas. Otro desertor de las FARC, de seudónimo Humberto, recordó cómo, en enero de 2004, casi hubo un grave choque entre el Ejército venezolano y la guerrilla colombiana en una región fronteriza llamada La Guajira. Según Humberto, que operó políticamente en la clandestinidad para las FARC en una importante ciudad colombiana durante cinco años antes de ingresar en la guerrilla como combatiente en 2005, el incidente ocurrió al margen de una reunión política de revolucionarios de varios países latinoamericanos en un campamento de las FARC en Venezuela. Allí estaban destacados unos 150 guerrilleros liderados por el embajador de las FARC en Venezuela, Iván Márquez. "De repente oímos un bombardeo aéreo cerca del campamento y después nos enteramos de que se acercaba una columna del Ejército venezolano", señala. "La tropa llegó al borde del campamento, pero cuando parecía que iba a haber un choque, los comandantes de ambos bandos empezaron a hablar y acabaron bebiendo vodka juntos, celebrando el hecho de que los dos estaban al mando de ejércitos bolivarianos".

Humberto, un ex universitario que había brillado en su juventud por su fervor revolucionario, desertó en octubre de este año en gran parte porque había visto cómo ese tipo de escena festiva, lubricada por el alcohol, había llegado a definir el estilo de vida de algunos altos mandos de las FARC. "Nosotros los guerrilleros de a pie, los milicianos, sufríamos permanentemente por falta de abastecimiento. Caminábamos todo el día y pasábamos hambre. El problema dejaba de ser militar y se convertía en uno de supervivencia básica. Pero en lo que no me dejaba de fijar era en que mientras nosotros sufríamos, los mandos no sólo comían bien, sino que también bebían whisky y se acostaban con mujeres hermosas. Fue una enorme decepción".

Rafael no pareció padecer esos mismos escrúpulos. La ausencia de valoración moral cuando describió sus actividades narcotraficantes lo indicaba. Lo mismo le parecía cumplir con trabajos directamente ligados a su original vocación guerrillera como viajar a Caracas a recoger armamentos que las FARC compraban de las Fuerzas Armadas venezolanas. Ésta es una de las dimensiones tácticas más sistematizadas de la cooperación entre Venezuela y las FARC.

Entre otros casos similares, Rafael relató cómo viajó en coche particular, un Toyota Corolla, con un capitán de la Guardia Nacional llamado Pedro Mendoza, a una base militar grande en las afueras de Caracas llamada Fuerte Tiuna. Entró en la base con el capitán, que le entregó ocho fusiles. Volvieron a la frontera con los fusiles en el maletero del coche. Según Rafael, elementos de la Guardia Nacional también suministraron a las FARC granadas, lanzagranadas y material explosivo de base petrolífera C-4 usado para fabricar bombas.

Una fuente de inteligencia confirmó que estos pequeños movimientos de armas ocurrían a gran escala. "Lo que ocurre es que la droga va de Colombia a Venezuela, y las armas vienen de Venezuela a Colombia. No son cargamentos grandes, sino que hay un flujo pequeño pero constante: 5.000 cartuchos, seis fusiles... Es muy difícil de detectar porque hay muchas pequeñas redecitas, muy bien coordinadas por especialistas de las FARC".

Rafael operaba directamente con estos especialistas, tanto en el tráfico de armas como en el de cocaína, hasta que tomó la decisión de cambiar de vida. La convicción de que su suerte se iba a acabar llegó en agosto de este año. "En junio y julio había recibido cursos en la fabricación de explosivos, junto con efectivos de las milicias de Chávez, de los boliches del FBL. Aprendimos, ahí en un campamento dentro de Venezuela, cómo armar diferentes tipos de minas quiebrapatas y cazabobos, y a armar bombas con C-4 recibido de la Guardia Nacional. También nos enseñaron a detonar bombas de manera controlada usando teléfonos celulares". Le estaban preparando, dijo, para una misión en Bogotá. "Nos dieron fotos de los objetivos. Íbamos a operar junto a dos grupos de las FARC destacados en la capital. Íbamos a poner bombas. Cuando se acercaba la fecha empecé a reflexionar que ya no podía seguir así. Primero, por el peligro de los choques con los elenos, y ahora, la posibilidad real de que me detuvieran -y ya pasé varios años en la cárcel por mi actividad en las FARC- o me mataran las fuerzas de seguridad en Bogotá. A finales de agosto me escapé, y en septiembre me entregué".

Un diplomático europeo que conoce bien la situación general del narcotráfico y la guerrilla en Colombia, y que ha oído el testimonio de Rafael, hizo una comparación entre las actividades de las FARC en Venezuela y una hipotética actividad similar de ETA en un país vecino de España. "Imaginemos que ETA tuviera una escuela de fabricación de bombas en Portugal dentro de campamentos protegidos por la policía portuguesa, y que planeara detonar esas bombas en Madrid. Imaginemos que las autoridades portuguesas dotaran de armamentos a ETA, a cambio de dinero obtenido a través del tráfico de drogas, en el que las autoridades portuguesas también colusionaran. Sería un escándalo de enormes proporciones. Pues eso, en gran escala, es lo que está permitiendo que ocurra hoy el Gobierno de Venezuela".

"La verdad", explica un alto mando policial, "es que si Venezuela hiciera un mínimo esfuerzo para colaborar con la comunidad internacional, la diferencia sería enorme. Podríamos fácilmente recuperar dos toneladas más de cocaína por mes sólo con una pequeña vuelta de tuerca por su parte. No lo hacen porque hay mucha corrupción, pero también, y éste es el motivo más de fondo, por su actitud antiimperialista. 'Si esto les jode a los imperialistas', piensan, '¿cómo les vamos a ayudar?'. La clave es la voluntad política. Y no la hay".

Una lógica similar se extiende, según la fuente de inteligencia de más alto rango entrevistada por EL PAÍS, al tema de los secuestrados de las FARC. "Si Chávez quisiera, podría forzar la liberación de Betancourt mañana mismo, independientemente de si está en Venezuela o Colombia. Les dice a las FARC: 'La entregan o se acaba el juego acá en Venezuela'. La dependencia que se han creado las FARC en Venezuela es de una dimensión tan enorme que no se podrían arriesgar a decirle que no".

Veneconomía y la política de importaciones
en el ramo automotriz
Una política mala e inaplicable
El 31 de octubre de 2007, el Gobierno de Hugo Chávez publicó en Gaceta Oficial la resolución con la nueva política automotriz. Lamentablemente, la política está mal concebida y, en su conjunto, se destaca la incoherencia y la improvisación. Lo más triste quizás, es que existen en el país muchísimas personas, empresas e instituciones con los conocimientos y la experiencia en el tema, los cuales no fueron consultados.
Ya se está empezando a ver lo complicado e impráctico de la nueva política.
Según se informa, en los primeros días de enero, el Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio (MILCO) asignó los cupos de importación de vehículos ensamblados y por ensamblar (CKD) para el primer semestre de 2008 que suman apenas 115.500 unidades, lo cual equivalente a una reducción de 190.000 unidades (62,2%) con respecto a las 305.500 unidades importadas en 2007. Las más afectadas parecieran ser las ensambladoras colombianas cuyos cupos fueron reducidos en 70%, hasta escasamente 20.000 unidades, en su mayoría vehículos incluidos en el programa Venezuela Móvil.
Estas asignaciones no sólo se hicieron con atraso violando la resolución que estipulaba como límite del anuncio el 30 de diciembre, sino que aparentemente se hicieron en forma poco transparente.
Además, según se informa, no se ha autorizado la importación de motores o vehículos con una cilindrada igual o mayor a 3.000 cc.
De ser así, se estaría decretando la muerte de decenas de empresas ensambladoras, fabricantes de partes, importadoras, concesionarias y sus respectivos trabajadores a cambio de lo que se podría calificar de un "ahorro pírrico" de divisas.
Quizás el requisito peor concebido de la nueva política es el contenido en el artículo 10, según la cual "los vehículos automotores de pasajeros, de carga y de transporte público importados y los que se ensamblan en el país" deberán instalar a partir del 1ro de enero de 2008, dispositivos para el uso indistinto de Gas Natural Vehicular (GNV) y de combustible líquido, antes de su venta al público. En Venezuela se dispone de apenas 30.000 "kits" de conversión; Intevep no dispone de los equipos para certificar eso "kits"; hasta ahora sólo 150 (de 1.800) estaciones de servicio están habilitados para surtir GNV y, finalmente, aunque existieran, PDVSA no estaría en capacidad de suplir el gas requerido. Además, cabe aclarar que la utilización del GNV recortaría dramáticamente la vida útil de los motores.
Afortunadamente, en uno de sus primeros actos, los nuevos ministros del MILCO y el de Finanzas decretaron la postergación por seis meses del requisito, lo que daría tiempo, no sólo para reconsiderar este aspecto, sino para entablar un análisis a fondo de la política automotriz con todos los involucrados (ensambladoras, fabricantes de autopartes, importadores y, sobre todo, los consumidores), que pudiera dar como fruto una política realmente beneficiosa para el desarrollo del sector.



La menuda por la gruesa

Por Ramón Elejalde Arbeláez, www.ramonelejalde.com

Muy asiduos han estado algunos diputados a la asamblea de Antioquia en sus críticas al gobierno de Aníbal Gaviria Correa, reconocido por tirios y troyanos como un gran gobernador. Algunas cosas los tienen molestos y parecen dedicados a un control político que no realizaron en su debido tiempo. Bien harían esos servidores públicos en dedicar su precioso tiempo a servir a Antioquia y al gobernador Luis Alfredo Ramos, en la tarea que se inicia. El espejo retrovisor ningún daño le causará a Gaviria Correa porque ya el pueblo colombiano dio su veredicto: Fue el mejor gobernador durante el pasado período. Si se ponen a ver fantasmas, poco le van a servir a Antioquia.
Evidentemente en los últimos dos meses del año pasado se incrementaron los nombramientos en las distintas entidades públicas, no sólo en la gobernación de Antioquia. Ello es así porque durante los cuatro meses anteriores a las elecciones (28 de junio a 28 de octubre de 2007) estuvieron prohibidos los nombramientos porque así lo señala la ley de garantías electorales. En este sentido, una gran cantidad de nombramientos que se debieron realizar durante este tiempo, quedaron congelados. Terminada la veda, se procedió a realizar los nombramientos entre noviembre y diciembre.
Además, para realizar nombramientos en provisionalidad o en encargos, la norma de carrera administrativa, la ley 909, exige que la Comisión Nacional del Servicio Civil autorice estos nombramientos, evidentemente que estos permisos también se suspenden durante el tiempo de la prohibición legal. Esa la razón por la cual los nombramientos al final del período se pueden ver superiores al del resto del año, pero se trató de algo plenamente justificado.
Pero, ¿por qué Aníbal Gaviria nombró durante el último mes, o durante los últimos días de su mandato? Elemental. Él era, para el momento y hasta el 31 de diciembre, el representante legal del Departamento, tenía la competencia para hacerlo y hasta el último día estaba facultado para ello. Es más, el último día el gobernador Gaviria aceptó las renuncias que le presentaron los secretarios de despacho para que el doctor Luis Alfredo Ramos no los tuviera que despedir, es decir, la facultad de nombrar y de “desnombrar” la podía ejercer y en efecto la ejerció, hasta la terminación del período. ¿Por qué no se critica la aceptación de las renuncias que hizo el último día?
Dentro del grupo de los nombramientos que le están cuestionando al gobernador saliente están 150 personas designadas para ocupar el cargo de técnicos de saneamiento para los municipios de Antioquia, que tienen entre sus funciones autorizar el sacrificio de ganado y ejercer el control y la vigilancia sobre temas de salud. Es decir, funciones permanentes e inaplazables. Estos nombramientos se hicieron porque el Gobierno central, a través del Departamento Administrativo de la Función Pública conceptuó que estos cargos debían crearse en la nómina permanente del Departamento, según concepto que emitió en el mes de noviembre de 2007 y porque los nombramientos fueron autorizados por la Comisión Nacional del Servicio Civil en diciembre del mismo año.
También he escuchado a algunos diputados protestar por el supuesto nombramiento de la doctora Liliana Prieto Soto. A esta profesional, en las postrimerías del gobierno Gaviria, la pasaron a una dirección en la Secretaría de Productividad y Competitividad. Fue un traslado horizontal, de un cargo de libre nombramiento y remoción a un cargo absolutamente igual. La molestia radica en un simple traslado horizontal, que no le da ninguna garantía ni estabilidad laboral a esta funcionaria. El nuevo secretario de esa dependencia, Maximiliano Valderrama, le solicitó la renuncia a esta persona solo por el hecho de ser hermana del ex candidato a la Gobernación, doctor Eugenio Prieto Soto (“No me siento cómodo trabajando con usted”). Está en todo su derecho, ni más faltaba. Claro que su actuación dista mucho de lo que sucedió en el Gobierno anterior. En efecto, el hermano de Rubén Darío Quintero, señor Julio César Quintero Villada, laboraba en la Beneficencia de Antioquia cuando Aníbal Gaviria llegó a la gobernación. Allí se quedó sin que nadie lo molestara hasta cuando le resultó una posición mejor. Recuérdese que Rubén Darío Quintero compitió con Aníbal Gaviria por la Gobernación y libró con este una feroz batalla judicial. Estoy absolutamente seguro que el doctor Luis Alfredo Ramos Botero desconoce este incidente.
Invito a los diputados a que se preocupen menos por los puestos y más por continuar la brillante labor de Aníbal Gaviria en la gobernación del Departamento.
Notícula.- Al señor alcalde de Ebéjico hay que explicarle que seis son más que cinco y que no puede cambiar la voluntad popular cerrando puertas e impidiendo el libre desarrollo de la democracia. ¿Cuándo la Procuraduría General de la Nación se apiadará del ejercicio democrático en el municipio de Ebéjico?

FARC: modelo del narcoterrorismo


Editorial, La Nación, Buenos Aires, enero 15 de 2008.

Un día después de que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberasen a dos de sus rehenes, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante un discurso que pronunció en la Asamblea Nacional, solicitó al gobierno colombiano, a los gobiernos del continente y a los países europeos que retiraran la calificación de terroristas a las FARC y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), alegando que "no son grupos terroristas" sino que se trata de "verdaderos ejércitos insurgentes [con] un proyecto político que nosotros respetamos".

La respuesta del gobierno colombiano no se hizo esperar ante esta insólita actitud del presidente venezolano. El ministro del Interior colombiano, Carlos Holguín, calificó la actitud de Chávez de "insólita y desproporcionada", y el principal asesor del presidente Alvaro Uribe, José Obdulio Gaviria, expresó que "la condición de terrorista" de esos grupos no es merecida por lo que dicen sino por "los hechos que cometen", y los calificó de "organizaciones que ejercen la violencia contra un gobierno democrático" y contra el pueblo colombiano.

Es comprensible el rechazo que ha provocado en Colombia, así como en otros países del mundo, esa solicitud del presidente Chávez. Basta con escuchar los relatos de las recién liberadas Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo sobre las condiciones de su cautiverio y las de sus compañeros de infortunio, para saber que las FARC tienen bien ganado el calificativo que ostentan. En definitiva, son sus actos y no la decisión de un gobierno los que las hacen un grupo terrorista.

Las FARC han hecho del terrorismo su principal arma de combate para destruir oleoductos, sistemas eléctricos, abastecimientos de agua potable y otros bienes comunitarios; han provocado indiscriminados y crueles atentados que causaron la muerte de inocentes ciudadanos, y han ejecutado sumariamente a aquellos que se atreven a desertar de sus filas. Junto con el ELN, hace mucho tiempo que dejaron de ser organizaciones políticas para convertirse en bandas armadas que se financian con el narcotráfico y se apoyan en una cadena internacional de complicidades para constituirse en una grave amenaza para la región.

Es imperativo hacer memoria sobre algunos de sus crueles y cobardes atentados: disparar cilindros bomba contra centenares de refugiados en una iglesia de Bojayá, provocándoles la muerte; colocar una bomba en el Club El Nogal, donde la explosión provocó docenas de víctimas fatales; disparar a autobuses repletos de civiles o a ambulancias en misión médica. Están también el reclutamiento forzado de menores de 15 años, la colocación de minas antipersonales, el uso de armas no convencionales, las ejecuciones de no combatientes, por sólo mencionar algunas atrocidades más. Todo lo enunciado constituye, efectivamente, crímenes de guerra o de lesa humanidad. Anteriormente, sólo los Estados cometían estos delitos, pero con la nueva legislación internacional también los individuos y las organizaciones los perpetran y pueden ser condenados por ello.

Desde su irrupción en el escenario político colombiano, las FARC vienen desafiando a un Estado democrático con métodos y objetivos propios de las mafias internacionales que trafican con drogas. El surgimiento del narcotráfico les dio la oportunidad de contar con grandes recursos económicos jamás soñados por una agrupación guerrillera, lo que las ha convertido en una poderosa máquina de guerra que terminó por despreciar toda forma de proselitismo ideológico. Sin espacio político alguno, estigmatizadas en el nivel internacional, incapaces de comprender el sentimiento mayoritario de los colombianos y recluidas en sus guaridas selváticas, las FARC son una agrupación en un proceso irreversible de degradación que está llegando a unos extremos de salvajismo y crueldad absolutamente inadmisibles, no solo para Colombia, sino para la humanidad entera.

Quien secuestra y comercia con personas, hace explotar bombas indiscriminadamente, arrasa pueblos enteros y asalta cuarteles policiales es, se encuentre o no incluido en lista alguna, una organización terrorista sin costado "humanitario". Si las FARC quieren que el mundo comience a verlas de otra forma, primero deben terminar con todas sus actividades ilícitas y liberar a los más de 700 secuestrados que tienen en su poder.

Pero, curiosamente, y contra todo lo que correspondía esperar, ayer las FARC volvieron a demostrar qué poca confianza se les puede tener a sus declaraciones o a las de sus emisarios, aunque se trate del presidente de Venezuela. Los terroristas agregaron más víctimas a su triste lista: seis turistas colombianos (dos profesores, una bióloga, un estudiante universitario y dos comerciantes), de un grupo de 19, fueron secuestrados en Nuquí, departamento de Chocó, al oeste de Colombia. Como para recordarnos que las FARC han hecho de la mentira otra de sus armas favoritas.



Si dejaran pensar

César González Muñoz

Tragamos lo que nos ofrecen los medios de comunicación masiva. Por su naturaleza, la radio y la televisión son especialmente poderosas en ese campo En un país sin crítica, sin medios alternativos, la gente tiende a tragar entero. En estos días, mucho de eso se escucha y se ve. La población ha oscilado estremecida entre la rabia que le manejan los medios y la sensiblería y el impacto calculado del show alrededor de Clara, Consuelo y Emmanuel. Presentadores y comentaristas repiten todos a una que las FARC sí son terroristas, que sí asesinan y secuestran, que sí reclutan niños y niñas, que sí cometen actos de extrema crueldad que lesionan profundamente la dignidad humana. Todo para rechazar con indignación la “solicitud” del presidente de Venezuela de que se retire a las FARC de la lista de organizaciones terroristas internacionales.

En ese ambiente, hay que hacer un esfuerzo para sacudirse y pensar. Las FARC cometen todas esas atrocidades y actos de barbarie. La evidencia histórica nunca las va a bajar de la galería de la vergüenza para subirlas a un pedestal de héroes. Más allá de las emociones pasajeras estimuladas por las noticias de cada día, lo que resulta indispensable es escribir, y contar muchas veces, la historia de la barbarie que ha campeado en Colombia por tanto tiempo, y no sólo por cuenta de las FARC, ciertamente. Sin meterme ahora en el tema de las causas y los efectos, de las acciones y las reacciones, lo cierto es que la barbarie es extendida: Los paras y sus sucesores, gente de los cuerpos de seguridad del Estado, los cómplices y financiadores de los señores de la guerra, la ceguera complaciente de la dirigencia política y cultural, hacen parte de la misma escena en la que se mueven unas guerrillas degradadas y tiene lugar una guerra sucia cuyo fin no se vislumbra.

Todo eso es cierto pero, como solía decir mi compañero Chucho Bejarano, de eso no se trata ahora, maestro. Se trata más bien de que, a la hora de considerar la hipótesis de una negociación política que le de término a la acción armada de la guerrilla, la calificación de terroristas atribuida a las FARC y al ELN no tendría que ver con sus actos pasados, sino con sus gestos humanitarios, sus intenciones y sus acciones futuras.

Chávez planteo el tema en estilo: a la cañona y con las noticias de las mujeres y el niño todavía en las pantallas. Dijo que el gobierno venezolano reconoce a las FARC y al ELN "como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto bolivariano, que aquí es respetado.”

Lo que no dijo a continuación, y que ha debido decir, es que para quitarse de encima el mote de terroristas y considerar una hipotética negociación política del conflicto armado, las guerrillas deben devolver ya, sin contraprestación alguna, a todos los secuestrados civiles. Una vez ello haya ocurrido, el gobierno colombiano y las guerrillas deberían acordar un intercambio de guerrilleros presos por policías y militares secuestrados, en el marco de la mencionada hipótesis de una negociación política, con despeje o con zona de encuentro o como sea, y sin nuevos actos de barbarie de lado y lado.

Es posible que la sociedad colombiana, si es que se la deja pensar un poquito y se le presentan honestamente las opciones, prefiera este camino a cambio de la eterna reiteración de que la guerrilla ha sido terrorista por varias décadas. Y ya veríamos después qué pasa con la agenda bolivariana de Chávez y sus eventuales aliados en Colombia, debidamente protegidos para que la extrema derecha no los extermine.



Si no es gallo es gallina


OCTAVIO QUINTERO

Si al cabo de 50 años las farc no son beligerantes en términos semánticos, entonces lo que si tenemos es un Estado inepto, también en términos semánticos.
Entiendo que el lenguaje diplomático sea sutil, o deba ser sutil, pues, ha sido configurado para que no se entienda, o lo entiendan muy pocos, como en aquella famosa frase que nos ilustra sobre las “cartas a Santander para que las entienda Bolívar”. Pero ese lenguaje diplomático no puede tergiversar el alcance semántico de las palabras, y beligerancia en términos diplomático, político o corriente, seguirá indicando un ambiente combativo o de guerra que se adelanta, para el caso de las Farc, entre un grupo armado contra un régimen establecido. Y no utilicemos el término ‘legal’, en el caso del ‘régimen’, porque ahí nos metemos en otras honduras.
Ahora bien, que el Estado no haya querido admitir la beligerancia de las Farc, y que al cabo de 50 años (si no es más), tampoco las haya podido erradicar, entonces nos encontramos ante un Estado dirigido desde Ospina Pérez en adelante, por unos presidentes ineptos que en términos semánticos significa no aptos ni a propósito para algo. Necios o incapaces. Poniendo en blanco y negro la definición del DRAE, nos podemos decir, entonces, que nuestros presidentes, desde la caverna de Ospina Pérez hasta la oquedad de Uribe, no han resultado “a propósito” para remover las circunstancias objetivas y subjetivas que crearon la beligerancia de las Farc y las siguen recreando al cabo de tantos años. Si es así, como no de otra forma puede ser, pues, la realidad lo avala, el tema ha salido del ámbito nacional al internacional llevado con ímpetu por el propio presidente Uribe que desde antes, cuando era gobernador de Antioquia, ya pedía la intervención de los cascos azules de la ONU para combatir a las Farc.
Prominentes difusores de la derecha en Colombia, han calificado de intromisión indebida en los asuntos internos de Colombia, el hecho de que el presidente Chávez haya sugerido a Uribe retirarle el calificativo de “terrorista” a las Farc y reconocerles beligerancia. Si es intromisión en los asuntos internos de Colombia no considerar terrorista a las Farc, también resultaría intromisión de Colombia en los asuntos internos de Venezuela imponerle a ese gobierno su visión particular, cuando, habiéndose internacionalizado el asunto, a instancias del propio gobierno colombiano, lo que cabe ahora es esperar que unos crean que las Farc es un grupo terrorista, y otros no.
Cuando se juega con el sentido de las palabras se corre el riesgo de caer en protuberantes contradicciones. En el debate de la parapolítica, el presidente Uribe ha defendido la tesis de la responsabilidad individual, esto con el fin de mediatizar el juicio de la Corte Suprema contra sus aliados paramilitares y políticos que a sangre y fuego lo sentaron en el solio. Si la responsabilidad es individual, entonces, lo que sigue es considerar terroristas a miembros de las Farc que incurran en actos terroristas y no a las Farc en su integridad, como no se puede considerar, en ese mismo orden de ideas, terrorista al Ejército o a la Policía, tan sólo porque se hayan encontrado culpables altos, medianos y bajos integrantes de esas fuerzas armadas en actos terroristas para combatir al enemigo o, como en el caso de los “faltos positivos” para manipular la opinión pública y avalar la guerra, como han sido los atentados fabricados por las fuerzas armadas y los organismos de inteligencia inclusive en contra del mismo presidente Uribe cuando como candidato necesitaba elevar su rating y afianzar la visión pública de que la pacificación del país pasaba primero por las armas que por el diálogo.
Si las Farc en su conjunto son terroristas, los paramilitares y los políticos uribistas que se les plegaron, también, y, por ende, el gobierno de Uribe es un gobierno fundado en el terrorismo. Es lo que dice la lógica natural con la que me quedo y expongo a todos aquellos que quieran levantar la vista de su ombligo. Y como no considero que las Farc pierdan su beligerancia por el sólo hecho de que junto a su lucha política incurran en actos terroristas, tampoco considero que el Estado colombiano sea un Estado terrorista por el sólo hecho de que algunos funcionarios públicos, y especialmente importantes miembros de sus fuerzas armadas y de policía hayan incurrido e incurran en actos terroristas, como también probado y juzgado ha sido.

oquinteroefe@yahoo.com
15-01-08



Legitimidad a cambio de rehenes maltratados

JOAQUÍN VILLALOBOS, 16/01/2008, El País, Madrid. Colaboración enviada por el Administrador de Negocios Ramón Nova.
Cuando comencé a conocer el conflicto colombiano me costó creer que los jefes de las FARC viajaban en vehículos con aire acondicionado y que sus campamentos tenían muchas comodidades; igual me sorprendió el evidente sobrepeso de algunos de sus comandantes. La guerra civil salvadoreña se explicaba por el exceso de poder del Estado, contrariamente, el conflicto colombiano se explica esencialmente por la debilidad del Estado en el control de su propio territorio. Colombia tiene lugares donde no hubo gobierno durante más de 40 años. Este vacío lo llenaron paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes y bandidos que se convertían automáticamente en autoridad, bajo la indiferencia o anuencia de los gobiernos.
Los guerrilleros salvadoreños disputamos en combate cada metro cuadrado de nuestro pequeño país a gobiernos autoritarios sostenidos militarmente por los Estados Unidos. En Colombia, por el contrario, las FARC han sido una guerrilla sedentaria, que sin combatir mucho controló extensos territorios en los que no había gobierno. Por ello llevan 43 años en el monte y algunos de sus jefes han muerto de viejos. Sin embargo, en la misma Colombia, el Movimiento 19 de Abril (M-19) fue la primera guerrilla latinoamericana que, a costa de muchos muertos, negoció reformas políticas democráticas. Ahora el M-19, como parte del Polo Democrático, es la segunda fuerza del país. Es decir, que en Colombia la izquierda podría ganar las próximas elecciones, como ya ocurrió en Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Brasil, Perú, Panamá, República Dominicana, Venezuela, Guatemala y Nicaragua.
Hay quienes continúan viendo a Latinoamérica como repúblicas bananeras en las que la violencia política es legítima. El mapa, los tiempos y el dinero de la cocaína coinciden con el crecimiento de la violencia de las FARC en los 90. Antes de eso eran una insurgencia perezosa, y por lo tanto poco relevante. En 1990, al morir su líder político Jacobo Arenas, las FARC se quedaron sin contención ideológica frente a los cultivos de coca que proliferaban en sus territorios. Comenzaron extorsionando narcotraficantes y terminaron de dueños de la mayor producción de cocaína del mundo. Transitaron de última guerrilla política latinoamericana a primer ejército irregular del narcotráfico, convirtiéndose en un reto real para el Estado colombiano.
Los gobiernos de los últimos 20 años tuvieron que comenzar a revertir la debilidad del Estado y a corregir abusos pasados. Primero acordaron la paz con las insurgencias políticas, luego desarticularon a los grandes carteles de narcotraficantes que dirigía Pablo Escobar, seguidamente un Gobierno bogotano inventó formas exitosas de combatir la cultura de violencia, y finalmente iniciaron la recuperación del campo. Propusieron negociaciones a las FARC que fracasaron debido al secuestro de doce parlamentarios que fueron ejecutados en junio de 2007. La fuerza del Ejército y la Policía crecieron y se desplegaron de forma permanente en los 1.120 municipios de Colombia. Los paramilitares empezaron a ser combatidos y desmovilizados. Los jefes guerrilleros perdieron sus vehículos con aire acondicionado y sus campamentos con refrigeradora. Acorralados, incurrieron en el terrorismo. Ciento diecisiete pobladores murieron refugiados en la iglesia de Bellavista cuando ésta fue destruida por las FARC; un coche bomba con 200 kilos de explosivos demolió un club bogotano lleno de familias; esto se volvió cotidiano, y los civiles muertos y heridos sumaron miles. Sin embargo, ahora la violencia de las FARC es decadente y en el 2007 no pudieron realizar una sola toma u hostigamiento a los poblados que controla el Estado. Sus combatientes se desmovilizan masiva y voluntariamente, 2.400 sólo el año pasado, y hay evidencia pública de que algunos jefes guerrilleros han recuperado las comodidades perdidas en el territorio venezolano.
Las FARC no tienen futuro como guerrilla, aunque lo tengan como narcotraficantes. La inmensa selva colombiana les facilita mantener a los rehenes que secuestraron en el pasado y usarlos cómo su último cartucho político. Las duras condiciones en que mantienen a éstos evidencian desmoralización y pérdida de control; ni siquiera sabían dónde estaba el niño Emmanuel. Las FARC hicieron del secuestro, la extorsión y el narcotráfico sus principales actividades, son los mayores secuestradores del planeta. Una insurgencia negocia a partir de la legitimidad política de sus demandas o de la fuerza militar que detenta, pero exigir legitimidad a cambio de rehenes maltratados y amenazados de morir, equivale a pedir respeto por ser malvado. El anti-neoliberalismo no justifica explotar el dolor de las familias de los rehenes. Si Chávez estuviera sólo ayudando a salvar rehenes sería positivo, pero su reconocimiento político a las FARC, reaviva la violencia colombiana, le abre las puertas de su país a la cocaína y lo convierte en protector de unos crueles narcoterroristas.



REFLEXIONES

Eduardo Galeano, Red Informativa Virtin.

Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al África, no a París.
Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.
También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed al-Jwarizmi, hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de su nombre.
Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman “mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés que las vendió al museo.
Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.
Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los tiempos.
En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el África negra a Portugal, “para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe católica”. Por entonces, América tenía 15 veces más habitantes que España y el África negra 100 veces más que Portugal.
Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron reducidas. Y muy.
Tenochtitlán, el centro del imperio azteca, era de agua. Hernán Cortés demolió la ciudad, piedra por piedra, y con los escombros tapó los canales por donde navegaban 200 mil canoas. Ésta fue la primera guerra del agua en América. Ahora Tenochtitlán se llama México DF. Por donde corría el agua, corren los autos.
El monumento más alto de la Argentina se ha erigido en homenaje al general Roca, que en el siglo XIX exterminó a los indios de la Patagonia.
La avenida más larga del Uruguay lleva el nombre del general Rivera, que en el siglo XIX exterminó a los últimos indios charrúas.
John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos.
Mientras nacía el siglo XVIII, el primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias.
Nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad.
Dos de los Padres Fundadores de Estados Unidos se desvanecieron en la niebla de la historia oficial. Nadie recuerda a Robert Carter ni a Gouverner Morris. La amnesia recompensó sus actos. Carter fue el único prócer de la independencia que liberó a sus esclavos. Morris, redactor de la Constitución, se opuso a la cláusula que estableció que un esclavo equivalía a las tres quintas partes de una persona.
El nacimiento de una nación, la primera superproducción de Hollywood, se estrenó en 1915, en la Casa Blanca. El presidente Woodrow Wilson la aplaudió de pie. Él era el autor de los textos de la película, un himno racista de alabanza al Ku Klux Klan.
Desde el año 1234, y durante los siete siglos siguientes, la Iglesia católica prohibió que las mujeres cantaran en los templos. Eran impuras sus voces, por aquel asunto de Eva y el pecado original.
En el año 1783, el rey de España decretó que no eran deshonrosos los trabajos manuales, los llamados “oficios viles”, que hasta entonces implicaban la pérdida de la hidalguía.
Hasta el año 1986 fue legal el castigo de los niños en las escuelas de Inglaterra, con correas, varas y cachiporras.
En nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, la Revolución Francesa proclamó en 1793 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Entonces, la militante revolucionaria Olympia de Gouges propuso la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. La guillotina le cortó la cabeza.
Medio siglo después, otro gobierno revolucionario, durante la Primera Comuna de París, proclamó el sufragio universal. Al mismo tiempo, negó el derecho de voto a las mujeres, por unanimidad menos uno: 899 votos en contra, uno a favor.
La emperatriz cristiana Teodora nunca dijo ser revolucionaria, ni cosa por el estilo. Pero hace mil 500 años el imperio bizantino fue, gracias a ella, el primer lugar del mundo donde el aborto y el divorcio fueron derechos de las mujeres.
El general Ulises Grant, vencedor en la guerra del norte industrial contra el sur esclavista, fue luego presidente de Estados Unidos.
En 1875, respondiendo a las presiones británicas, contestó:
–Dentro de 200 años, cuando hayamos obtenido del proteccionismo todo lo que nos puede ofrecer, también nosotros adoptaremos la libertad de comercio.
Así pues, en el año 2075, la nación más proteccionista del mundo adoptará la libertad de comercio.
Lootie, Botincito, fue el primer perro pequinés que llegó a Europa.
Viajó a Londres en 1860. Los ingleses lo bautizaron así, porque era parte del botín arrancado a China, al cabo de las dos largas guerras del opio.
Victoria, la reina narcotraficante, había impuesto el opio a cañonazos. China fue convertida en una nación de drogadictos, en nombre de la libertad, la libertad de comercio.
En nombre de la libertad, la libertad de comercio, Paraguay fue aniquilado en 1870. Al cabo de una guerra de cinco años, este país, el único país de las Américas que no debía un centavo a nadie, inauguró su deuda externa. A sus ruinas humeantes llegó, desde Londres, el primer préstamo. Fue destinado a pagar una enorme indemnización a Brasil, Argentina y Uruguay. El país asesinado pagó a los países asesinos, por el trabajo que se habían tomado asesinándolo.
Haití también pagó una enorme indemnización. Desde que en 1804 conquistó su independencia, la nueva nación arrasada tuvo que pagar a Francia una fortuna, durante un siglo y medio, para expiar el pecado de su libertad.
Las grandes empresas tienen derechos humanos en Estados Unidos. En 1886, la Suprema Corte de Justicia extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas, y así sigue siendo.
Pocos años después, en defensa de los derechos humanos de sus empresas, Estados Unidos invadió 10 países, en diversos mares del mundo.
Entonces Mark Twain, dirigente de la Liga Antiimperialista, propuso una nueva bandera, con calaveritas en lugar de estrellas, y otro escritor, Ambrose Bierce, comprobó:
–La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.
Los campos de concentración nacieron en África. Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron. Después Hermann Göring aplicó, en Alemania, el modelo que su papá había ensayado, en 1904, en Namibia. Los maestros de Joseph Mengele habían estudiado, en el campo de concentración de Namibia, la anatomía de las razas inferiores. Los cobayos eran todos negros.
En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias. En las Olimpiadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de futbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. El Comité Olímpico anuló el partido.
A Hitler no le faltaron amigos. La Fundación Rockefeller financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi. La Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán. La IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas.
En 1953 estalló la protesta obrera en la Alemania comunista.
Los trabajadores se lanzaron a las calles y los tanques soviéticos se ocuparon de callarles la boca. Entonces Bertolt Brecht propuso: ¿No sería más fácil que el gobierno disuelva al pueblo y elija otro?
Operaciones de marketing. La opinión pública es el target. Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.
En 1964, Estados Unidos invadió Vietnam, porque Vietnam había atacado dos buques de Estados Unidos en el golfo de Tonkin. Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin no había existido.
Cuarenta años después, la historia se repitió en Irak.
Miles de años antes de que la invasión estadunidense llevara la Civilización a Irak, en esa tierra bárbara había nacido el primer poema de amor de la historia universal. En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor. Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.
El Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana.
El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova.
Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.
Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas.
Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano Django Reinhardt, tenía no más que dos dedos en su mano izquierda.
No tenía manos Grimod de la Reynière, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía.
Eduardo Galeano



Solo para ellos


Juan Manuel López Caballero.
A pesar del título no es este un artículo machista o dirigido a quienes participan en la batalla de los sexos. Es para aquellos seres que entienden que toda moneda tiene dos caras; que para buscar solución a los conflictos es necesario saber el punto de vista del contrario; y que desean antes que nada la liberación de los retenidos por la guerrilla y el eventual inicio de un proceso hacia la paz.

Pretender que el punto de partida de una interlocución debe ser que la otra parte acepte las calificaciones que le da el contradictor es iluso. Esperar que se dé un acuerdo sobre la base de que los guerrilleros reconozcan que son terroristas y el Gobierno es el defensor del bien, y ellos los enemigos de la Patria y por eso los combate, es cerrar cualquier posibilidad de avance o distensión con ellos.

Para la estrategia y el objetivo de eliminar toda alternativa diferente a la rendición de los insurgentes, es conveniente negar la existencia de un conflicto armado; desconocer la vigencia y en consecuencia el deber de cumplir con el Derecho Internacional Humanitario; tratar el accionar de los insurgentes como una simple serie de actos terroristas; calificarlos de bandoleros, bandidos, etc…; y limitarse a mostrar la maldad de sus miembros.

Pero si el propósito es lograr desactivar o disminuir la situación de violencia interna generada por ellos y conseguir la liberación de quienes tienen cautivos, debemos comenzar por buscar comprender su perspectiva, como se ven ellos mismos, y en últimas, lo más importante, porqué existen.

Para el tema humanitario, el reconocer y más aún el conocer al adversario permite comunicar con él y en consecuencia tomar decisiones conjuntas, buscar acuerdos. Y en cuanto a la paz, el enterarse mejor de qué puntos ambas partes pueden compartir y no solo concentrarse en desarrollar la relación bélica alrededor de los que los enfrentan, con algo de suerte y paciencia podría ayudar a la posible solución a esta violencia crónica que desde hace tantos lustros nos agobia,.

Como punto de partida, entender que la visión de los líderes no es la que motiva a la tropa. Para el combatiente raso el ingreso a esas filas (como a las de los paramilitares o al narcotráfico o eventualmente a las mismas fuerzas armadas profesionales) es solo una solución de vida; mucho se señala esto para descalificar el supuesto idealismo de esos grupos, pero no se desarrolla ese análisis para buscar como se contrarresta tal condición. No se debe a la existencia de ‘tirofijo’ o del ‘mono jojoy’ que haya violencia insurgente, por eso con su eventual desaparición esa no se acabaría, y aún si eso sucediera lo presumible es que caeríamos en una disparada de la violencia delincuencial (como ha sucedido con los paramilitares, que, al desparecer el objetivo político por haberse integrado con el de quienes están al mando del Estado, se convirtieron en ‘águilas negras’, ‘Nueva Generación’, etc.).

Los guerrilleros rasos son producto, o incluso víctimas, de nuestra sociedad y de las vivencias que les han correspondido, y no unos perversos porque Dios maldijo a Colombia dándole esos hijos. El destinar los recursos que hoy se pierden en la guerra a buscarles alternativas de una oferta mejor en cuanto a ingreso, a estabilidad, a integración, pero también en cuanto a dignidad, podría propiciar su retorno a la vida normal