miércoles, 13 de agosto de 2008

CONTENIDO


• Nancy Patricia Gutiérrez, la Expresidenta del Congreso fusila la historia. Rodrigo Llano Isaza.
• Mi profesor Luis Villar Borda, Wilmar Silva S.
• Un fracaso anunciado, Amylkar Acosta Medina.
• La felicidad, Juan Manuel López Caballero.
• Banca Central: mecánica y expectativas. César González Muñoz.
• Hostilidad sin sentido. Jorge Mejía Martínez.
• Santos le cuenta a Santos…, Octavio Quintero


NANCY PATRICIA GUTIÉRREZ, LA EXPRESIDENTA DEL SENADO, FUSILA LA HISTORIA.

En el Senado de la República no tienen ni idea de la historia de Colombia y la ignorancia histórica de la Senadora Nancy Patricia Gutiérrez es aterradora.

Están tramitando una ley 185/07, en la Comisión II en la que cometen toda clase de atropellos contra nuestra historia, con la excusa de celebrar los doscientos años de la independencia de Colombia. Un Colombiano muy destacado me hizo llegar copia de la mencionada ley y me permití hacer los siguientes comentarios:

1) Artículo IV, "Uno en Bogotá en el parque de los mártires anteriormente conocido como la huerta de Jaime donde reposan los restos mortales de los próceres fusilados en 1816". Allí está el obelisco en su homenaje pero nadie fue enterrado allí.
2) Tengo mis dudas de que en el Panteón de los próceres de Popayán estén los restos de Torres y de Caldas.
3) ¿Quien diablos será Jorge Caicedo Cuaro?, no pensarían más bien en don Joaquín de Cayzedo y Cuero? ¿y como te parece la fecha? 1913, casi nada, cien años después.
4) ¿Dónde leerían estos tipos que las ciudades confederadas existen desde 1810?, Cali se independizó más de Popayán que de España el 3 de julio de 1810, pero las ciudades confederadas sólo aparecen al año siguiente.
5) ¿Cómo van a celebrar el 20 de julio de 1810 con una estampilla de Nariño, que no tuvo nada que ver con el hecho porque estaba a la friolera de 1.000 kilómetros a caballo de Santa Fé?

Pobre historia de Colombia en las mentes y las manos de semejantes bárbaros.

RODRIGO LLANO ISAZA
Agosto 9 de 2008.




Mi profesor Luís Villar Borda


Wilmar Silva Sandoval.


Si maestro es aquel que enseña cosas de la vida, nunca podré olvidar a mi profesor, el doctor Luís Villar Borda.

La primera vez que me enteré de su existencia fue por conducto de un libro. Por aquella época, un año antes de ingresar a la Universidad Externado de Colombia, había leído un texto escrito por Walter J. Broderick titulado “Camilo Torres”, donde muy ligeramente hacían referencia a él como un amigo importante del “cura guerrillero” en épocas de juventud, sin conocerlo aún, su nombre por alguna extraña razón quedó grabado en mi mente. Luego, tras iniciar las clases de primer año de derecho en la Universidad, mi sorpresa y curiosidad aumentaron al ver que aquel personaje que ligeramente Broderick mencionada en su texto, no era meramente un producto de la ficción, pues fungía en la realidad como director de uno de los centros académicos de la facultad.

Al año siguiente y con ocasión de la organización de un seminario de filosofía del derecho por parte de la Universidad, se presentó la oportunidad para nuestro encuentro. Por aquel entonces, la múltiple asistencia de personas al evento había agotado los cupos. Queriendo yo asistir a las conferencias, me dirigí a la oficina del Dr. Villar para comentarle mi interés y deseo de hacer parte del auditorio. Una vez allí, el hombre afable, de pelo plateado que indagaba por mi motivo de interés en el evento, autorizó mi entrada al seminario, sin ningún inconveniente. Después de eso, solo al cabo de tres años nos volvimos a encontrar, esta vez siendo yo su alumno en la cátedra de filosofía del derecho en quinto año.

Debido al gusto común por la cultura germana, la música Wagneriana, la filosofía y la historia política colombiana que aprendí de la mano de mi profesor el doctor Carlos E. Pinilla, pudimos tejer fuertes lazos de amistad. Durante más de tres años tuve oportunidad de aprovechar su pasión por la academia, que como profesor incansable disfrutaba compartir con sus alumnos. En su apostolado en pro de la racionalidad no existían espacios físicos que le impusieran límite alguno, ya en el salón de clases así como en la cafetería o en los pasillos, incluso en su oficina del Departamento de Gobierno Municipal, sin importar de donde venía el estudiante o la persona que quiso consultarlo, siempre estuvo dispuesto a entregar la luz que hacia posible encontrar el camino correcto a cualquier problema, así en muchas ocasiones aquellas visitas se prolongaran en demasía, cosa que a toda costa evitaba, no por arrogancia o desinterés, sino por algunas dolencias de su pie izquierdo que le impedían permanecer sentado por mucho tiempo. No obstante lo anterior, algunos de sus males nunca le impidieron vivir las 24 horas del día sumergido en sus libros, pues ni siquiera en su hogar reposaba.

En su espacio vital se encontraban todas las herramientas necesarias para producir cualquier escrito en derecho, gozaba sentado en su estudio de las tardes oscuras y frías, calado en alguna corrección con su tierna asistente “Beatriz”, o en la elaboración de ensayos, que luego de terminados siempre me pedía que le leyera en voz alta para su corrección. En su “cuartel general”, como yo lo apodaba, a pesar del desagrado que le causaba aquella expresión castrense, poseía una colección bibliográfica impresionante. Su biblioteca compuesta por libros heredados y adquiridos por él hasta el final de sus días, hacía las veces de paredes en su apartamento, de piso a techo se encontraba toda clase de textos relacionados con las ramas del derecho, en su mayoría de derecho publico, además de historia, política, filosofía y literatura en varios idiomas como el francés, ingles, alemán, italiano y chino. A pesar de su numerosa cantidad, cada día la nutría de más textos. Al respecto recuerdo que con entusiasmo elaborábamos con días de anterioridad rutas de paso por las librerías más completas de la capital, para adquirir alguna bibliografía pendiente o sugerida. La última visita que hicimos fue hace dos meses a la librería Lerner. Allí, luego de una charla cordial con la administradora y un minucioso recorrido que incluía la localización de los textos que sobre filosofía del derecho dirigía, logramos acordar una conferencia para lanzar la edición número 50 referente a la obra de Hans Kelsen, que el mismo tradujo del alemán. Luego, y sin saber que sería su última compra, obtuvo un libro sobre la caída del Imperio Romano y me recomendó Los Buddenbrook, de Thomas Mann, su autor predilecto.

A su lado se vivía en cátedra permanente. Transportados en tiempos y espacios, y con disciplina prusiana, heredada de su madre, como me lo confesó, pasábamos horas hojeando escritos en varias lenguas que él sin arrogancia o alarde alguno, traducía del alemán, italiano, o francés al español, de manera simultánea y sin ningún inconveniente, para que yo comprendiera. Por ejemplo, ocho días antes de su muerte, leíamos en francés un escrito sobre Robespierre. Siempre que planteábamos algún tema a la hora del almuerzo, concluíamos con la noche a nuestras espaldas, y en aquella ocasión no fue la excepción, como tampoco lo fue el hecho de lograr esclarecer el mal concepto que me había hecho de aquel personaje, tan difamado por los escritores de la revolución francesa, así como de otros tantos que en varias oportunidades también quedaron reivindicados, gracias sus bastos conocimientos (Maquiavelo, Hobbes y el mismo Han Fei, por citar a unos pocos.).

Fue el doctor Luis Villar Borda un hombre tolerante, sagaz, profeta de acontecimientos políticos que siempre se materializaron, preocupado por las instituciones, los partidos y la democracia, fiel seguidor del fortalecimiento y la autonomía de los municipios, lleno de humildad y paciencia infinita, fue un librepensador ejemplar. Fue la materialización del espíritu liberal, erguido en su posición ideológica hasta el último momento, pues incluso una hora antes de empezar a padecer de los males que lo llevaron finalmente a la muerte, me habló de la voluntad de poder que en alguna ocasión mencionamos cuando planteamos el tema de Nietzsche.

No solo sus amigos y alumnos lo extrañaremos, también lo hará el país, ¡Lux non occidat! (la luz no se extingue).




UN FRACASO ANUNCIADO
Amylkar D. Acosta M1
¡Es un hecho que las leyes de Murphy
pueden fallar, pero nunca fallan!
No pudo ser más categórico Pascal Lamy, director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), cuando le anunció al mundo: “no me andaré por las ramas. Esta reunión ha fracasado”2. Se refería él al último intento que se hizo de salvar la Ronda de Doha en la cita que se dieron en Ginebra 35 delegaciones de países industrializados y en desarrollo, después de 7 años de empantanamiento de las negociaciones que comenzaron en noviembre de 2001 y en principio han debido concluir en 2004. La Cumbre de Doha (Qatar) estuvo precedida a su vez estuvo precedida por la frustrada Cumbre de Seattle en 1999. De alguna manera, la ronda de negociaciones que se abrió con la Agenda de Desarrollo de Doha, que fue como se le denominó, constituía una apuesta por la reivindicación de los países pobres, los cuales se habían sentido maltratados en la ronda previa de negociaciones de Uruguay que concluyo de la peor forma en 1994. La coyuntura de Doha no pudo haber sido más propicia, como para que los países desarrollados se allanaran a buscar consensos con los países en desarrollo, dado el desafío que significó para el mundo el ataque terrorista de 11 – S.
Se trataba, como quedó consignada en la Declaración, de concretar “mejoras sustanciales del acceso a los mercados; reducciones de todas las formas de subvenciones a la exportación, con miras a su remoción progresiva y reducciones sustanciales de la ayuda interna causante de distorsión del comercio. Convenimos en que el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo será parte integrante de todos los elementos de las negociaciones…”. Pero, a medida que a las grandes potencias, encabezadas por los EEUU y la Unión Europea (UE), les pasó el susto fueron endureciendo sus posiciones y asumiendo posiciones intransigentes, las cuales terminaron dando al traste con la Ronda. Ni los EEUU ni la UE quisieron dar su brazo a torcer, querían obtener concesiones de parte de los países en desarrollo pero sin ceder ellos en sus prácticas restrictivas del acceso a sus mercados y sin renunciar a los subsidios y ayudas. Y ello fue lo que dio al traste con la Cumbre de Cancún en 20033.
Cuando se creía que, finalmente, se iba a arribar a un entendimiento, toda vez que ya se habían acordado 18 de los 20 puntos en discusión; pero, justamente el punto 18 que concierne al Mecanismo de Salvaguarda Especial (MSE) se convirtió en la manzana de la discordia. El mismo es defendido por los países en desarrollo, liderados esta vez por dos de los países emergentes, India y China y busca precisamente establecer una especie de escudo de protección de su producción agrícola doméstica en situaciones extremas, en las que las importaciones registren aumentos sensibles que puedan ponerla en riesgo. No se pudieron superar las discrepancias en torno a este punto, la reunión se levantó sin esperanza alguna de reanudarla, máxime cuando en este momento cunde el proteccionismo por doquier en respuesta a la crisis alimentaria. El desconcierto es total y ahora sólo cabe esperar el desenlace de la contienda electoral por la Presidencia en los Estados Unidos, en la que Obana se perfila como el candidato favorito y el cual se muestra muy poco proclive a abrir sus mercados, sobre todo de cara a la gran crisis por la que atraviesa la economía norteamericana. Se descarta la posibilidad de que se reanuden antes de las elecciones tanto en los Estados Unidos como en la India este fin de año.
Este es un juego de ganadores y perdedores; obviamente los más damnificados con la falta de acuerdo a nivel multilateral son los países en desarrollo, por ser los más vulnerables y por que la falta de reglas favorece a los más fuertes. Colombia, particularmente, lleva todas las de perder, pues en la negociación del TLC con los EEUU cayó en el garlito que tendió este último, al aceptar de culiprontos su imposición del desmonte de sus aranceles a las importaciones agrícolas, las salvaguardas, así como la franja de precios que habían acordado en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con la vaga promesa de que el desmonte de los subsidios se negociarían en el seno de la OMC. Y ya sabemos cómo terminaron estas negociaciones, así que Colombia, tan dada a comulgar con ruedas de molina, quedó atrapada en el peor de los mundos. Y de remate, la UE, que venía negociando en paralelo un acuerdo con los países latinoamericanos exportadores de banano para bajar los aranceles a la importación de la fruta, ahora se vale de la ocasión del fiasco de Doha para que lo ya convenido quede convertido en agua de borrajas. Sólo 48 horas duró la dicha por haber logrado el acuerdo que comprometía a la UE a rebajar los aranceles aplicables a dichas exportaciones. La que parecía ser la luz al final del túnel, terminó siendo la del tren que viene de frente.
Bogotá, agosto, 1 de 2008
www.amylkaracosta.net

La felicidad


Juan Manuel López Caballero.

Ha sido siempre algo sorprendente e inesperado la posición de Colombia en el ranking de la felicidad. No parecería lógico esperar que la mayoría de nuestros conciudadanos estén satisfechos con su vida y menos que nos ubiquemos por encima de países que tiene de lejos mejor nivel de vida que el nuestro.

Alguna explicación debe existir para este fenómeno.

Recuerdo que cuando la desmembración de Yugoeslavia y las diferentes guerras entre Croacia, Serbia, Herzegovina, Montenegro, etc. se calificó a la ciudad de Dubrovnik recién bombardeada como la más optimista del mundo; la explicación en el fondo es que no podían pensar en estar peor y por eso todos esperaban que mejorara la situación.

Algo similar puede ser que esté pasando entre nosotros. Los colombianos estamos engolosinados con la ‘seguridad democrática’ tal vez porque nos cansamos de la democracia como sistema político de gobierno, y de la seguridad que cada cual había buscado amparándose en alguna forma de poder real supraestatal, independientemente de su legalidad o legitimidad: la dictadura es una solución porque no se puede estar peor del nivel al cual se nos dice que habíamos llegado.

Pero no debemos confundir los conceptos.

Felicidad ve uno en paises donde superaron los enfrentamientos sociales y las reglas del juego no son motivo de controversia –y menos aún de enfrentamientos violentos- sino son el mecanismo para poder convivir, y la felicidad es una búsqueda individual, generalmente asociada a la cultura de cada nación.

Así el ciudadano inglés tiene una especie de culto por los jardines y las flores, y encuentra solaz en ellos, y tema de conciliación y conversación con sus semejantes. O algo similar pasa en Francia con la gastronomía. Y fuera de esas ‘pasiones’ su actitud ante la vida y ante el prójimo es pacífica y amable, reflejando esa felicidad en un comportamiento benevolente ante las diferentes situaciones que viven.

Por supuesto echan pestes contra el tráfico, contra los precios, y sobretodo contra cualquiera o contra todos los gobiernos.

Pero es que eso es lo natural en una sociedad sana. Lo anormal, lo enfermizo es estar una nación en un unanimismo como el que dicen que hoy tenemos entre nosotros.

En nuestro caso pareciera que fuera la violencia la que caracteriza a nuestros compatriotas y fuera el ejercerla lo que produce alivio a nuestras almas.
La agresividad en medio del tráfico, la ‘malicia indígena’ para salirse de la ley, la aceptación de la barbarie cuando sirve nuestros fines, el respaldo en una palabra a las propuestas y a la forma de actuar del actual gobeirno etc., son todas muestras de que algo tiene que estar distorsionado en esa clasificación sobre la felicidad.

A menos que seamos unos monstruos, esas encuestas tienen que estar representando un concepto diferente, más parecido a la resignación o la desesperanza que lo que nos quieren hacer creer.

No es posible que seamos tan indiferentes a la realidad que de verdad logremos la ‘felicidad’ rodeados de la miseria que viven nuestros compatriotas, amparados en una seguridad basada en la destinación de todos los recursos del Estado para armarnos hasta los dientes, buscando conflictos con todos nuestros vecinos, y justificada supuestamente en que ‘democracia’ es todo lo que las encuestas y los manipuladores de la ‘opinión pública’ presenten como voluntad de la mayoría.




Banca Central: Mecánica y Expectativas

César González Muñoz
Buena parte de las discusiones colombianas sobre la política monetaria y los precios hace sólo un ruido estridente. Con mucha frecuencia, aún entre economistas entrenados, es alta la dosis de ignorancia de los factores elementales del problema. Con algunas excepciones, la crónica especializada no plantea lo esencial y se queda en lo episódico. El debate económico no se puede reducir a un intercambio de frases entre los iniciados en la “ciencia lúgubre”. La opinión en general debe tener alguna idea sobre los factores que influyen en sus condiciones de vida, y por tanto es obligación de los cronistas hacer un esfuerzo por comprender y comunicar los conceptos y las relaciones primordiales. El periodismo económico es muy importante para entender y manejar las condiciones de la economía.
Es oportuno, quizás, recordar dos o tres cosas.
La política monetaria no tiene impactos inmediatos. Los técnicos dirán, por ejemplo, que la más reciente y pequeña alza de la tasa básica del Banco de la República, que convocó iras y lamentaciones del Ejecutivo y de los gremios, tendría algún efecto macroeconómico sólo después de varios trimestres. ¿Cuántos? No se sabe. ¿Cuál será el tamaño de ese impacto? Tampoco se sabe. Por ello, es falso que un alza de 25 puntos básicos en la tasa de interés de intervención del banco central lleve inevitablemente a un aumento del costo de vida del ciudadano común, o a una pérdida de producción e ingresos, o a ambas cosas. Es también absolutamente falso que la política monetaria de los últimos quince meses sea la causa principal de la disminución del crecimiento económico en Colombia. La mayor parte de las consecuencias de dicha política está por verse aún.
Los banqueros centrales conducen una nave en medio de la oscuridad. Dan golpes de timón a sabiendas de que los efectos se transmiten lentamente. Saben, sí, que las acciones del presente producirán reacciones en un marco temporal de hasta un par de años. Dado que el torrente de los hechos económicos es caudaloso y variado, lo más probable es que nunca se pueda discernir el impacto real y concreto de las decisiones de la autoridad monetaria en la posición de los mercados financieros, o en la tasa de cambio, o en nivel de empleo. Todo futuro es impredecible y, por tanto, los bancos centrales trabajan con la incertidumbre.
Paradójicamente, los principales insumos de la política de control de la inflación se encuentran sólo en la imaginación humana: Se trata de las expectativas de la gente que toma decisiones de inversión y consumo, de compra y venta de activos financieros. Si la gente se afianza en la expectativa de que el nivel general de precios suba más rápido en el futuro, no será posible impedir que la inflación se acelere. Ello será así, a menos que venga el banco central y convenza a la gente de que no hay motivo para albergar esas expectativas. La capacidad de persuasión del banquero central depende de su credibilidad, de su competencia técnica y de la claridad y coherencia de sus decisiones. En las circunstancias actuales, por ejemplo, no tendría sentido alguno estimular desde el Banco de la República una rápida expansión del crédito y del gasto privado. Por una variedad de razones, se está cocinando la expectativa de mayor inflación en Colombia. El combustible viene de afuera (precios del petróleo, de materias primas, de alimentos) y de adentro (un presupuesto público incoherente y hasta fantasioso). Si el banco central, con sus instrumentos, no logra apaciguar las expectativas inflacionarias, el movimiento llegará a todos los contratos y precios, y la imaginación habrá creado la realidad.


Hostilidad sin sentido

Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co
Siempre la respuesta es la famosa frase: ¡es la economía, estúpido! Con ella se explica la pobreza de ayer, la de hoy y la de mañana. Incluso se estimulan discusiones no exentas de bizantinismo: si lo pertinente es el desarrollo o el crecimiento; si la generación de riqueza conduce a la reducción de la pobreza; la economía es primero, lo social debe esperar. Para el Nóbel Joseph Stiglitz continúa prevaleciendo un modelo en el cual la política económica se determina primero y las políticas sociales están llamadas a manejar sus efectos sociales.
Cuando las corporaciones de elección popular, empezando por el Congreso, se aprestan a discutir y aprobar los proyectos de presupuesto para el 2009, no se podrá dejar de reiterar que el principal desafío es, por tanto, el de incorporar los objetivos sociales dentro de la política económica. Al concebir el desarrollo humano como acumulación de capacidades, educación, salud, nutrición, se identifica como vinculo básico entre el sistema económico y el sistema social, la capacidad del aparato productivo de ofrecer oportunidades adecuadas de generación de ingresos: empleo de calidad; acceso a activos productivos; desigualdades tecnológicas. Estas conexiones provienen del sistema económico, de ahí la importancia de pensar a fondo la contribución de la política económica al desarrollo social. No se puede separar la economía de las preocupaciones sociales.
La relación dinámica economía-social, no se puede dar al margen del componente territorial. ¿En que puede contribuir a este esquema el desarrollo local? En el cuarto Congreso de Ciudad realizado en Medellín en octubre de 2007 José Antonio Ocampo, de la CEPAL, respondió con el planteamiento de la necesidad de reestructurar los espacios nacionales. La globalización debilitó el Estado-Nación pero fortaleció el espacio local.
La globalización económica puso de presente la importancia más que de los países, de las regiones y localidades con capacidad y potencial para sortear el sentido de competencia que apareja la apertura. Ya lo dijo el analista del comercio internacional Kenichi Omae (2004): ¨ El tradicional Estado-Nación y el concepto de un país entero que avanza o retrocede económicamente, ya no tienen identidad. Este fenómeno del siglo XXI se hace evidente por el surgimiento de economías regionales –tanto dentro de una nación como a través de las fronteras nacionales (por ejemplo, la región noroccidental del pacifico, en América del norte) –que operan y comercian en un mundo sin limites geográficos. De lo que no cabe duda es que prosperarán las regiones que logren interactuar exitosamente con el resto del mundo, mientras que las que no lo logran deberán hacer frente al fracaso.¨
Una propuesta de Desarrollo económico local debe considerar la unidad territorial como responsabilidad de los niveles intermedios y locales. La integración territorial con equidad entre Medellín, el Valle de Aburrá y las subregiones del Departamento, no admite soslayar el hecho de que el área metropolitana representa más del 75 % del PIB, con una diferencia de desarrollo con el resto de Antioquia superable en no menos de 90 años. Las diferencias de dotación de capital: natural, humano, físico, social e institucional, son evidentes. Hay una inequitativa distribución de la riqueza por subregiones. Por ejemplo, la densidad empresarial en el área metropolitana en el 2004 era de 300 empresas por cada 10.000 habitantes, frente a 4 del bajo cauca, 7 del magdalena medio, 13 de suroeste y 15 de Urabá. La presencia institucional del Estado como oferta pública, es deprimente: Antioquia posee 290 corregimientos, algunos más poblados que las mismas cabeceras municipales, y tan solo en 50 hoy se tiene presencia permanente de la Policía Nacional, lo que da cuenta de la desprotección de la población rural; 11 municipios no cuentan con una Inspección local, 76 no poseen Comisaría de Familia, 34 no tienen Notaría, 59 carecen de cárcel, 53 no tienen Fiscalía y tan solo 32 poseen Oficina de Instrumentos Públicos.
El Departamento de Antioquia, a partir del año 2002 –gobernadores: Guillermo Gaviria, Eugenio Prieto, Aníbal Gaviria – logró salir de la amenaza de someterse a la ley 550 o ley de quiebras, construyó una exitosa política social y avanzó en una mayor integración de todo el territorio, con dividendos ostensibles, como la equidad tarifaria de las cuentas de energía. Por ello no entendemos que hoy al Municipio de Medellín y a las Empresas Publicas, en lugar de armoniosa colaboración, solo les ofrezcan hostilidad.


Santos le cuenta a Santos la versión de Santos sobre la operación Jaque

OCTAVIO QUINTERO, oquinteroefe@yahoo.com, 11-08-08
No tengo informaciones confidenciales en torno a la operación Jaque en Colombia que se ha vuelto tan famosa mundialmente que ya no necesitamos decir de qué se trata.
Esta confesión que puede ser usada en mi contra la hago para advertir que obro sólo en suposiciones fincadas en la lógica.
1.- No creo que RCN haya decidido divulgar la chiva del último video como un monumento a la libertad de expresión. RCN es gobiernista a morir. Su dueño, Carlos Ardila Lulle, es uribista a morir. Todos los periodistas con voz y voto en las decisiones del emporio informativo, y entonces hablo de radio, prensa y televisión, son por esencia leales a su patrón empresarial y su patrón político. Cree alguien que en un escenario de estos, el revelador video iba a ser divulgado sin previo aviso de los de arriba, Ardila y Uribe? El que lo crea que me lo explique a ver si el tonto soy yo.
No es por las últimas mentiras en que ha sido cogido el presidente Uribe, que ni los más obtusos seguidores podrían ignorar, pues de tiempo atrás lo considero un mentiroso consuetudinario, que ahora dudo que la divulgación de tal documento haya sido una operación limpia del periodismo. Fue, en lógica por lo dicho atrás, una información filtrada con fines de desinformación pública que en esencia es lo que busca toda filtración informativa.
¿Qué se buscaba? Por ejemplo, evitar que otro medio informativo, quizás no tan afecto o, inclusive de oposición la conociera y divulgara con efectos más difíciles de manipular por parte del gobierno.
Sin que lo siguiente sustituya la intención anterior, y quizás la complemente, la divulgación de ese video inédito de la operación Jaque, le sirve a este gobierno circundado de escándalos más tenebrosos que el simple hecho de plagiar a la Cruz Roja, como cortina de humo para que la opinión pública nacional e internacional no mire, o apenas a medias, sus intestinos parapolíticos de los que apenas empezamos a percibir sus flatulentos olores.
2.- Otro pálpito que me quita el sueño es que sobre la operación Jaque, en un ‘Confidencial’ de la revista Semana se dice que el periodista y escritor “Germán Santamaría escribirá la versión definitiva de la operación ‘Jaque’. Tan pronto fue divulgado este operativo, el director de la revista Diners decidió cambiar la edición del mes de julio. Entró en contacto con el Ministerio de Defensa y se empapó hasta de los detalles menos conocidos del operativo. Apenas la editorial Planeta se enteró, le ofreció un contrato para escribir un libro sobre el tema. Santamaría, con oficio y experiencia de escritor y considerado uno de los más importantes cronistas del país, tiene ahora el reto de contar a fondo el hecho periodístico más impactante de la historia reciente de Colombia”.
En este breve anuncio se insertan unos mensajes subliminales parecidos a la anestesia que no duele pero pasma. Cuando la gente desapercibida lee en una revista de tanto calado como Semana que un escritor de tan alto relieve como Germán Santamaría escribirá “la versión definitiva de la operación Jaque”, lo que sintetiza es que después de ese relato de quien está considerado como “uno de los más importantes cronistas del país”, no quedará nada más qué decir.
Dice la nota que apenas Santamaría se enteró del video divulgado por RCN “entró en contacto con el Ministerio de Defensa y se empapó hasta de los detalles menos conocidos del operativo”.
Pues, sepan todos, o al menos los que me lean, que Germán Santamaría es el periodista oficial de Juan Manuel Santos por lo menos en los últimos 20 años, es decir, desde antes, en y después de ser ministro, porque como todos los colombianos saben, el actual ministro de Defensa ha sido también de Comercio Exterior y de Hacienda en distintos y disímiles gobiernos porque otra de las cosas que engalana la veleta de Santos es su capacidad de orientar el viento hacia donde le conviene, como la vela al barco.
Y de contera, esa “versión definitiva” de Santamaría será financiada por la editorial Planeta, dueña mayoritaria del diario El Tiempo del que también es accionista la familia Santos que cuenta entre sus hijos predilectos al mismo Juan Manuel del cuento.
Es decir, el ministro Santos le contará a su periodista de cabecera, Santamaría, la versión definitiva de la operación Jaque para que la publique su editor asociado, Planeta. En otras palabras, Santos le cuenta a Santos la versión de Santos para que la publique Santos.
El arte de mentir ganará aquí en esta versión que “confidencialmente” anuncia semana, el punto más alto en el podium de la mentira organizada.