sábado, 29 de septiembre de 2007

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI
AMISTAD PROCURAS?

¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno a oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

Cuantas veces el ángel me decía:
"Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuanto amor llamar porfía"!

¡Y cuántas, hermosura soberana:
"Mañana le abriremos", respondía,
para lo mismo responder mañana.
Lope de Vega.

CONTENIDO


• Hernando Agudelo Villa en la condecoración de los 50 años a la Sociedad Económica de Amigos del País, septiembre 5 de 2007.
• Confucio y el 17 Congreso del Partido Comunista Chino, Edgardo Bermejo Mora.
• Fujimori, la ley internacional deja menos resquicios, Oscar Raul Cardoso.
• Que no cunda el pánico, Amylkar Acosta Medina.
• Al polo del Polo, Rafael Guarín.
• Mangle-vs-dólares, Cecilia López Montaño.
• EEUU reajustes electorales, Jorge Eduardo Navarrete.
• ¿Bush perderá los Andes?, Guillermo Pérez Flórez.
• Por un Valle incluyente y pacífico, Mauricio Cabrera Galvis.
• Inclinando la balanza de la justicia en Jena, Amy Goodman.
• Serrat, el Nóbel para un poeta Hispañol, Carlos Alberto Villegas.
• Malasia, ni tanto que queme al santo…., César González Muñoz.
• CostaRica: Golpes bajos, John Saxe-Fernández.
• El derecho a disentir por Jaime Angulo Bossa y Edmundo López Gómes y una opinión de Fernando Sanz Manrique.



Hernando Agudelo Villa en la condecoración de los 50 años a la Sociedad Económica de Amigos del País, septiembre 5 de 2007, por el Presidente de la República, Dr. Alvaro uribe Vélez.

Señor Presidente:

En nombre de la Sociedad Económica de Amigos del País quiero expresarle mis agradecimientos por la distinción conferida a la entidad al otorgarle la Cruz de Boyacá, que recibo orgullosamente en este acto.
Esta condecoración enaltece en alto grado a la Sociedad y refrenda que ella ha cumplido bien, durante sus cinco décadas de existencia, la función primordial que su fundador, el ilustre presidente Carlos Lleras Restrepo le señaló, según sus propias palabras, de: “colaborar en el estudio de los problemas nacionales y, en la formación de una opinión pública real e ilustrada, capaz de ejercer positiva influencia en la conducción de la vida colectiva”.
Durante los años de vida de la Sociedad Económica hemos sido testigos y permanentes estudiosos de la evolución de la sociedad colombiana hacia la institucionalización de una auténtica democracia y de su avance difícil, pero sin pausa, en el empeño de superar los problemas inherentes a su progreso.
Hemos clamado por la necesidad inaplazable de grandes reformas en la propia estructura de nuestra organización socioeconómica en materia de la distribución de la riqueza y del ingreso, de la tierra, de la propiedad urbana, de la tributación, de la seguridad social, del empleo….
Hemos alzado nuestra voz contra la pobreza y el desempleo también contra las prácticas monopolistas que aniquilan la competencia y, pretendido, en todos los escenarios posibles, contribuir al fortalecimiento y consolidación de una democracia avanzada, que amalgame las reformas que se han pretermitido y los temas esenciales del mundo globalizado de hoy.
Sin embargo, creemos que los logros en la relativa superación de los problemas de las décadas pasadas no deben llenarnos de excesivo optimismo respecto al futuro del país, amenazado por antiguos y nuevos factores de violencia, alimentados por un narcotráfico que migra y se mimetiza pero que no cesa.
Además, pensamos que la creciente concentración del ingreso en un reducido grupo de entidades y personas, y, en consecuencia, el incremento de la pobreza y la ampliación de los sectores sociales de bajos ingresos, constituyen peligrosos factores de desestabilización. Estamos convencidos de que sin verdaderas reformas no podremos aclimatar la paz.
Nos parece preocupante también el debilitamiento progresivo de los partidos políticos, sustento insustituible de la democracia, que han venido perdiendo poder y vigencia.
No es ni será en el futuro tarea fácil dar impulso certero al crecimiento, paralelamente con una equitativa distribución del ingreso y de la riqueza, y, al mismo tiempo, consolidar la seguridad.
A usted, señor Presidente, le ha correspondido hacerse cargo de la conducción del país en una época singularmente compleja y afectada por todo género de turbulencias. Por ello, es tan loable y digno de aplauso su permanente y decidido empeño para ir sorteando con éxito semejantes circunstancias y poder presentar resultados tan importantes como la tasa de crecimiento de un 7.7% alcanzada el presente año, la recuperación de la confianza de los inversionistas; el aumento de los niveles de seguridad; la desmovilización de varios miles de actores armados y la contención, en buena medida, de la violencia subversiva.
Hacemos votos porque el Acuerdo Humanitario pueda hacerse realidad y aplaudimos su decisión de explorar nuevas y audaces fórmulas para lograr la libertad de los secuestrados.




Confucio y el 17 Congreso
del Partido Comunista Chino


Edgardo Bermejo Mora*, La Jornada, México, septiembre 22 de 2007.


En la novela Los conquistadores, uno de los documentos literarios más estimulantes escritos en el siglo XX a propósito del temperamento revolucionario que enfebreció a la centuria, André Malraux pone en boca del viejo Cheng Dai esta sentencia perturbadora: “China se ha apoderado siempre de sus vencedores. Lentamente, es verdad, pero siempre”. Lo mismo podría decirse de su mentor más antiguo y poderoso: el sabio Confucio, que a la vuelta de 25 siglos ha terminado por imponerse a todo aquello que se le ha puesto por enfrente: desde la penetración budista en China, que por muchos siglos proyectó una sombra sobre el viejo maestro, hasta las últimas olas del pensamiento moderno occidental, con Marx y Engels a la cabeza.
Es ya una certeza compartida que en el horizonte ideológico de la cuarta y quinta generación de dirigentes comunistas chinos –que habrán de consolidar su hegemonía en el 17 Congreso Nacional del partido, el próximo mes de octubre– no son Marx o Lenin, como tampoco Mao Zedong, las figuras tutelares en el nuevo canon dialéctico que aspira a modernizar desde la tradición. En su lugar reaparece el viejo sabio de Qufu, a quien se le ha reivindicado en el último lustro con tal fuerza que se podría acuñar un nuevo y abigarrado istmo para el siglo XXI chino: el marxismo-confucianismo de corte liberal.
Se confirman entonces las palabras proféticas del personaje de Malraux: la historia reciente del gigante asiático revela que China, y junto con ella el viejo Confucio, tarde o temprano terminarán por imponerse a sus vencedores.
Desde hace apenas un lustro la nueva ola confuciana que domina en la dirigencia comunista china consintió que en el viejo templo de Confucio de Pekín –que sobrevivió milagrosamente al vandalismo de las brigadas rojas durante la Revolución Cultural– se celebre cada año una ceremonia de gran pompa en el natalicio del más longevo padre de la patria y auténtico “timonel” de la nación.
No es un hecho menor. Se trata de la silenciosa pero inequívoca reinstalación del gran maestro imperial luego de su prolongada marginación del aparato ideológico del gobierno comunista. Nadie como él ha logrado la hazaña de dominar por el espacio de dos milenios y cinco siglos el horizonte intelectual, político y espiritual de una civilización. ¿Cuánto tiempo pasará para que Confucio desplace a Mao en el santoral cívico de China? En realidad muchos de los rasgos que hoy adopta esa combinación de paternalismo estatal y capitalismo salvaje que es China llevan en sus entrañas el sello milenario de Confucio. Asistimos, pues, a su discreta, pero indudable reinstalación como el padre del pensamiento político y filosófico chino de todos los tiempos. El viejo sabio sobrevive en el imaginario ritual y moral de los chinos, a contracorriente de su pretendido laicismo republicano y marxista.
Confucio ha regresado. Atrás quedó su admonición y la propaganda de medio pelo que lo redujo a la condición de pensador reaccionario. Se le venera en los templos –que no lo son en el estricto sentido religioso de la palabra–; reaparece en las escuelas y en los libros de texto, en la televisión y hasta en los productos medicinales. Acaso no se pronuncie su nombre en la retórica oficial del día a día, pero es una referencia constante en la construcción múltiple de la nueva identidad china; como está presente también en la bibliografía de las escuelas de cuadros del partido, donde acaso por inercia todavía se recitan los antiguos sutras marxistas en combinación con la bibliografía atroz de los gurús occidentales de la filosofía gerencial, o los manuales de éxito y autoayuda al estilo Cornejo. En medio de este palimpsesto en el que se adoctrinan los nuevos dirigentes chinos, Confucio perdura y se renueva: ahí está el dato principal a la hora de repensar la China contemporánea.
Cuando en las postrimerías de la última dinastía se suprimió el sistema tradicional de exámenes imperiales –de inspiración confuciana–, el viejo mentor emigró protegido entre las valijas de la diáspora china que se dispersó por el mundo, especialmente en el sureste asiático. En la segunda década del siglo XX el célebre filósofo Kang Youwei propuso salvar a China de la decadencia nombrando una nueva dinastía imperial, cuya cabeza debería ser un descendiente de Confucio. Así de grande el legado moral de este apellido y lo que de él se esperaba.
El confucianismo demostró su pericia en los sitios donde sobrevivió como ideología oficial en la segunda mitad del siglo XX. Es por ello que hoy los chinos continentales reconocen que parte de la consabida prosperidad de lugares como Singapur, Hong Kong y Taiwán, algo por lo menos le debe a Confucio y su impronta milenaria, y es por ello también que cada vez es más difícil ocultar los propios rasgos confucianos de la China comunista en su etapa de apertura al mundo y despegue económico acelerado, entre los que cabe destacar la posibilidad de pena de muerte por casos de alta corrupción, o la injerencia del Estado en prácticamente todos los medios de comunicación del país.
El rastro de los Kong –tal es el apellido del gran maestro al que en Occidente se le rebautizó como Confucio– se prolonga por 80 generaciones. Hoy día en su pueblo natal de la provincia de Shandong, por lo menos 50 mil Kong se adjudican la herencia sanguínea del sabio, misma que disputan con los Kong de Taiwán, que huyeron a la isla en 1949, toda vez que con ellos huyó también el hasta entonces considerado heredero legítimo, es decir, el hijo primogénito de la 77 generación de la familia Kong. La de los comunistas, en cambio, es una saga que apenas llega a las cuatro generaciones. No obstante, en menos de un siglo han comprendido que prescindir de Confucio a la hora de gobernar al gigante chino entraña un estado de orfandad insostenible.
* Agregado cultural de la embajada de México en China



Fujimori: la ley internacional deja menos resquicios


Oscar Raul Cardozo, Clarín, Buenos Aires, Septiembre 22 de 2007.

La Justicia chilena dio un importante giro respecto de lo actuado con Pinochet al conceder la extradición del ex presidente peruano, acusado por crímenes de lesa humanidad.

Oscar Raúl Cardoso
ocardoso@clarin.com



Quizá no tenga la misma, enorme, repercusión que en octubre de 1998 tuvo la detención en Inglaterra del fallecido dictador chileno Augusto Pinochet Ugarte.


Pero no debe haber muchos juristas, en especial aquellos que promueven la idea de una justicia libre de restricciones fronterizas contra los responsables de crímenes de lesa humanidad, que se atrevan a cuestionar la presunción de que la decisión de la Corte Suprema de Chile de extraditar al ex presidente peruano Alberto Fujimori puede ser un antecedente más importante y sólido en la evolución del derecho público internacional que los 17 meses que el chileno fue obligado a pasar, sin mayores incomodidades cabe recordar, en suelo británico hasta ser liberado por una decisión política del gobierno de Tony Blair.


Todos los datos del episodio Fujimori sugieren que el destino del nipo-peruano es efectivamente más revelador de cómo el mundo está reduciendo aceleradamente su tamaño para lo que antes era una práctica común: casi cualquier ex jefe de Estado —legítimo o ilegítimo en su origen— podía aspirar a la impunidad hasta el fin de sus días con sólo poner algunos kilómetros y fronteras nacionales de distancia entre el país donde había asesinado y castigado a su pueblo y un nuevo lugar de residencia.


Parte del mecanismo jurídico-político que hacía posible esta eterna fuga de culpables era incluso venerado como institución.


Verbigracia, el derecho de conceder y recibir asilo para lo cual el sujeto era considerado como cualquier otro perseguido. Ya no es así. Las diferencias que avalan esta evaluación entre los casos de Fujimori y de Pinochet —elegido aquí no como único posible sino por haber sido uno de los de mayor repercusión relativamente reciente— son varias y conviene tener presentes algunas de ellas.


El máximo tribunal chileno concedió por primera vez en su historia la extradición de un ex jefe de Estado y lo hizo en respuesta a un pedido directo de la Justicia peruana; en este caso los gobiernos de Lima y Santiago mantuvieron prolijamente ajenas sus manos del problema y no hubo otro mediador en la cuestión.


Con Pinochet la cosa fue sustancialmente diferente. Aunque los tribunales ingleses parecieron inclinarse por conceder la extradición del general, el poder político decidió enmendarle la plana y el entonces ministro del Interior, Jack Straw, terminó el trámite autorizando el regreso de Pinochet a Chile por "razones humanitarias" que basó en un estado de salud deteriorado del ex dictador.


El propio Pinochet se encargó de hacer befa de esas razones cuando descendió del avión en el aeropuerto de Santiago y casi hizo un paso de danza dejando atrás la silla de ruedas que había usado durante su detención.


Otro dato que no es menor es que Fujimori deberá enfrentar a sus jueces naturales en el mismo país donde presuntamente cometió las tropelías que se le imputan. En la década pasada Pinochet fue requerido por un juez español, Baltasar Garzón.


Aunque la solicitud de Garzón fue por el asesinato de ciudadanos españoles durante la dictadura chilena (1973-1990) el hecho de que los magistrados españoles tuvieran la oportunidad que se les negaba a los chilenos —o que ellos mismos se negaron durante años— hizo que muchos temieran un desequilibrio en el desarrollo del nuevo derecho para crímenes de lesa humanidad, que podría muy bien aplicarse sólo a ciudadanos de países sin suficiente poder para proteger a los suyos.


Ese riesgo persiste: un convenio internacional rubricado por la mayoría de las naciones de la comunidad global en 1998 que crea una corte internacional para estos crímenes no sale de una modorra burocrática por la decisión de Estados Unidos de no avalarlo.


Las marcas del despotismo


Hay otros datos que también ayudan a perfilar de un modo especial lo de Fujimori. De 21 acusaciones contra el ex presidente peruano (1990-2000) los jueces chilenos aceptaron como base para la extradición apenas media docena.


Las dos más relevantes son, por cierto, otros tantos asesinatos múltiples cometidos por un casi clandestino organismo especial militar conocido como "Grupo Colina", suerte de escuadrón de la muerte, en una fiesta de familiares y amigos en una zona humilde de Barrios Altos en 1991 y luego, el año siguiente, en la Universidad de La Cantuta. El "Grupo Colina" fue responsable de más una veintena de muertes sumarias en los primeros años de Fujimori en el poder.


Durante su exilio en Japón primero y ahora en Chile Fujimori ha negado tener nada que ver con el grupo, pero existe hasta testimonio fílmico ratificando la aprobación del entonces presidente para lo que hacían los hombres del "Colina", creado bajo el imperativo de combatir a Sendero Luminoso que en esos años era un poderoso grupo insurgente.


Estas son las dos brasas en el paquete de la extradición. Pero también figuran otros cargos relacionados con la corrupción que, junto con la represión, fueron las dos grandes herramientas con las que Fujimori consiguió retener el poder durante una década (cuando huyó de Perú había iniciado su tercer mandato presidencial).


De este modo el procesamiento permitirá que la sociedad civil peruana pueda mirarse en el espejo de su pasividad de esos años que permitió el largo período de Fujimori. El cientista político inglés John Keane lo explicó hace años cuando dijo que una sociedad civil fragmentada y receptiva al miedo o al soborno de los poderosos "es siempre peligrosa e indeseable, una licencia para el despotismo".


Copyright Clarín, 2007.


QUE NO CUNDA EL PÁNICO

Amylkar D. Acosta M

Colombia cuenta con el privilegio de contar con una canasta energética abundante y variada, lo cual sumado a su biodiversidad constituye una de sus mayores fortalezas. Hoy en día cuando cunde la preocupación en todo el mundo por los estragos atribuidos al cambio climático y se propende por la sustitución de los combustibles de origen fósil, el país dispone de un parque de generación eléctrica que, en lugar de consumir combustibles líquidos derivados del petróleo, altamente contaminantes, se basa en gran medida en la hidroelectricidad (79%) y el restante son térmicas que opera con carbón (4.7%) y gas (11.1%). De allí que las acciones tendientes a frenar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se han concentrado en la sustitución del combustible – motor (gasolina y diesel) con la entrada de los biocombustibles. No obstante, al analizar la matriz energética nos topamos con una gran distorsión, producto de un patrón de consumo de los energéticos totalmente asimétrico, en el sentido que consumimos más de aquellos recursos relativamente más escasos y costosos, al tiempo que consumimos menos de aquellos con mayores limitaciones.

En los años setenta concomitantemente con la pérdida de la autosuficiencia petrolera se dio el hallazgo de un gigantesco campo de gas natural en La guajira, lo cual indujo a las autoridades energéticas de la época, encabezadas por el Ministro de Minas y Energía Eduardo del Hierro, a reemplazar en las térmicas de la costa el fuel oil por el gas natural. Como bien lo señaló, a propósito de la escasez del crudo y las grandes reservas de gas, el entonces Presidente de ECOPETROL Juan Francisco Villarreal, no teníamos naranjas pero teníamos limones y ello hizo posible que el fuel oil así liberado se exportara aprovechando el apetito por el mismo y los buenos precios en la lonja internacional. De allí partió el desarrollo y la expansión de la industria del gas en Colombia, el cual ha extendido vertiginosamente sus redes de transporte en los últimos tres lustros al pasar de 500 kilómetros de extensión de los gasoductos en 1991 a 7.000 kilómetros en 2006. Y en cuanto a la red de distribución ha ocurrido otro tanto, al pasar de 3.000 kilómetros a 41.000 kilómetros en el mismo período. Esta fue la respuesta del mercado al gran impulso que le dio el ex ministro de Minas y Energía Guillermo Perry Rubio en la administración Barco, con su ambicioso programa del Gas para el cambio.

Con la masificación del uso del gas, ya no sólo en las centrales térmicas de generación sino atendiendo la demanda industrial, domiciliaria y la conversión a gas de un número creciente de vehículos, que ya supera los 53.000, ha puesto a prueba la capacidad de abastecimiento de gas a las empresas productoras transportadoras del príncipe de los energéticos. Por mucho tiempo el ritmo de crecimiento de la demanda sobrepasó el de la oferta, dando ello lugar a restricciones en el suministro del preciado combustible. Los campos de La guajira siguen siendo los mayores proveedores de gas del país, con más del 75%, los cuales se han visto complementados con los suministros provenientes de los campos del Pie de Monte llanero. Hoy, merced a la dinámica del mercado del gas, en apariencia se han invertido los términos, ya que la percepción que se tiene por parte de los agentes del mercado es que la demanda supera la oferta y se habla incluso de la inminencia de un desabastecimiento de gas en el país. La preocupación subió de tono tan pronto se supo del Convenio que hizo posible la construcción del gasoducto Transcaribe que unirá a partir del 12 octubre los campos gas de Chuchupa en La guajira con el Lago de Maracaibo en el Estado Zulia de la República Bolivariana de Venezuela. Se teme que dado el compromiso de parte de Colombia de suministrarle 50 MMPCD inicialmente, volumen este que subiría posteriormente hasta 150 MMPCD en el segundo y tercer año, para luego estabilizarse en los 100 MMPCD, ello comprometería el abastecimiento doméstico.

Pero, si examinamos con rigor lo que está pasando concluimos que no hay motivos de alarma ni para los tremendismos. No se pueden magnificar los tropiezos y las dificultades que enfrenta el mercado, maduro pero frágil, en esta transición de un mercado de oferta a otro de demanda que sólo es coyuntural. Claro que hay que introducir ajustes al mercado, que no se deben dejar a expensas de este, pues el Estado está llamado a intervenir a través de la autoridad regulatoria para hacer que el mercado funcione convenientemente. Mientras los generadores de energía se quejan de que no pueden contar con una oferta en firme del gas que requieren para operar sus plantas, especialmente si se trata de nuevos proyectos, los otros usuarios del gas ponen el grito en el cielo porque presuntamente los generadores tienen “atrapado” a través de los contratos “Take or Pay” (compra en firme). En efecto, hoy por hoy el sector eléctrico es el principal consumidor de gas, con un 43% del mercado; pero ocurre que las empresas de generación a lo sumo consumen efectivamente sólo el 32% en promedio del gas contratado, compartiendo el riesgo con el proveedor por el gas remanente. Este último termina transándose en el mercado secundario, el cual ha servido ocasionalmente como válvula de escape para sortear el déficit de suministro de otros consumidores. La estrechez de la oferta de gas en el mercado primario ha dado pie para la especulación en el mercado secundario, el cual surte a sus clientes a través de contratos “interrumpibles”, paradójicamente a precios superiores a los de los contratos en firme. La Ley del Plan de Desarrollo 2006 – 2010, Estado Comunitario: desarrollo para todos, en lugar de dar con la punta del hilo de este embrollo, terminó fue enredando aún más el ovillo, al autorizar a los productores de gas para disponer de su producción libremente, sin ninguna cortapisa.

Viéndolo bien, hay gas suficiente para satisfacer la demanda, pero se están presentando muchas distorsiones en el mercado; la situación se ha tornado más crítica con la expedición por parte de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) de las resoluciones 70 y 114 de 2006 que les prohíbe terminantemente a los productores sobrevenderse. El objetivo es loable, pues con ellas se busca evitar incumplimientos de los contratos en firme, pero a la postre ha derivado en una situación más crítica en cuanto a la disponibilidad del gas se refiere. Ello va a conducir a que en la medida que los contratos en firme con los generadores se vayan venciendo los productores migrarán hacia otros mercados diferentes al del sector eléctrico, poniendo en riesgo la confiabilidad del Sistema Interconectado Nacional (SIN) al tiempo que el mercado secundario se estingue. A ello viene a sumarse el incentivo perverso del Cargo por confiabilidad, tal como viene operando, ya que termina estimulando el consumo en las plantas térmicas de combustibles líquidos, lo cual constituye un retroceso, con el agravante de incurrir en unos mayores costos operativos y logísticos de las mismas. Resulta urgente por ello revisar el Cargo por confiabilidad por parte de la CREG, para que se pueda remunerar adecuadamente la generación térmica a gas y más que a gas a carbón. Y hacemos hincapié en la generación térmica a carbón, porque Colombia no puede seguir dandose el lujo de ser el único gran productor de carbón cuyo consumo doméstico es marginal; es más, los EEUU, que tiene que importarlo, tiene en su base de generación más de un 54% en plantas que queman carbón. Ello se justifica plenamente, dadas las enormes reservas de carbón con las que cuenta el país y los avances registrados en tecnologías limpias de carbón , amén de la necesidad de ir liberando el gas para usos más nobles que quemarlo en las plantas eléctricas, que pese a los progresos alcanzados sigue siendo altamente ineficiente.

Si se pone orden en el mercado del gas las tensiones entre productores y consumidores cederán y con ellas también se disipará la incertidumbre en la cadena, que no es poca. Hay razones para el optimismo, pues además de contar con la disponibilidad suficiente, pues como ya quedó dicho, para satisfacer la demanda actual, siempre y cuando se recomponga el mercado. Además, el gasoducto Transcaribe constituye un buen respaldo, pues no sólo está previsto en el contrato de suministro que este puede ser interrumpido, en la eventualidad de un desabastecimiento en el mercado interno, sino que además, de ser necesario, Venezuela le venderá a Colombia hasta 150 MMPCD a partir del quinto año de vigencia del Acuerdo, los cuales serían despachados a través del mismo gasoducto. Además, el gobierno, a través del Decreto 3428 de 2003, dejó claramente establecido que las exportaciones de gas están supeditadas a la existencia de una relación reservas – producción (R/P) mayor a 7 años, precisamente para proteger el mercado doméstico. Como lo afirmó el Ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez, “si no descubrimos nuevas reservas tendremos este suministro estratégico que nos podría soportar el negocio por muchos años” .

Es decir, que el gasoducto colombo-venezolano no sólo no es una amenaza, sino que le sirve a Colombia como colchón de seguridad para conjurar cualquier contingencia. Este sería el peor escenario a considerar, pero ya hemos visto que las buenas nuevas de la Declaratoria de Comercialidad de 1.7 TPC de reservas de gas metano por parte de la Drumond en el Cesar y la perforación del primer pozo exploratorio en el Bloque Tayrona localizado en el Mar Caribe , no pueden ser más auspiciosas. Además se cuenta con nuevos desarrollos, como son los del gas de Cusiana y Cupiagua, cuyas reservas se estiman en 2.2 TPC de gas, Gibraltar en 730 GPC y otros en 300 GPC más. Desafortunadamente, el proyecto para el tratamiento y aprovechamiento del gas asociado de Cusiana se ha venido dilatando por parte de la British Petroleum (BP), lo cual ha retardado su disponibilidad. En este sentido comparto la opinión de ACIEM, cuando afirma que “al tema de Cusiana no se le deben dar más largas. Por una u otra vía, el gas de Cusiana tiene que entrar porque es la fuente alternativa principal que tiene el país ante la declinación del gas de La guajira” .

Mirado en perspectiva el panorama del gas en Colombia luce despejado, pero dependiendo naturalmente de las señales que de la autoridad regulatoria con miras a que los agentes del mercado recobren la calma y la confianza. En la última década el mercado del gas ha venido creciendo exponencialmente y para mantener este ritmo se requerirán inversiones del orden de los US $280 millones entre los años 2007 y 2011. Parte de estas inversiones tendrán que orientarse a establecer almacenamientos estratégicos de gas, aprovechando los desarrollos de la tecnología que permiten instalar plantas modulares de regular tamaña de licuefacción y regasificación del gas, para obviar las limitaciones de la capacidad de transporte de la red de gasoductos . Se prevé que con el mayor crecimiento de la economía, la demanda por energía se incrementará a una tasa promedio del 3.2% anual, pero la del gas natural se proyecta al 4.9%, por encima de dicho promedio, para ello hay que estar preparado para no tener sorpresas desagradables. De acuerdo con la UPME, el gas será el energético con mayor aumento de participación en la demanda de energía primaria, al pasar del 18% al 25% entre 2007 y 2025. El reto no puede ser mayor, pero el sector ha dado muestras de su capacidad para asumirlo; ello amerita la convocatoria de una Mesa de concertación liderada por el gobierno, en la que todos los agentes del mercado pongan las cartas sobre la mesa y luego se baraje para volver a repartir. De este modo se puede despejar el camino para que al sector lleguen nuevas inversiones y estas se traduzcan en nuevos proyectos de expansión, pisando sobre terreno firme y no sobre arenas movedizas. Llegó la hora de las grandes decisiones en este frente, para que no nos deje el tren!



Bogotá, septiembre 17 de 2007
www.amylkaracosta.net



Al Polo del Polo


RAFAEL GUARIN, El Nuevo Herald, septiembre 22 de 2007.

La masacre de once diputados secuestrados por las FARC produjo que los colombianos se movilizaran masivamente, mientras el Polo Democrático Alternativo omitió condenar a la guerrilla y preso de un absurdo extremismo no participó en la marcha ciudadana. Su argumento: era impulsada por el gobierno de Alvaro Uribe.


En plena campaña presidencial las FARC y el ELN propusieron una coalición de oposición para enfrentar a Uribe, sin que se escuchara objeción de los candidatos del Polo y del Partido Liberal. Y hace unas semanas Raúl Reyes insistió en el mismo planteamiento con el fin de llevar al Polo al gobierno.


La guerrilla quiere instrumentalizar esa organización para quebrar la política de seguridad democrática en las urnas y construir un escenario del cual puedan obtener ventaja política y militar. Ese propósito encuentra eco en sectores del Polo que siguiendo el manifiesto de Marx y Engels (1848) creen que sus objetivos sólo se alcanzaran si derrocan ''por la violencia todo el orden social existente''. También en declaraciones como las del senador Jaime Dussan que señalan que ''no son amigos ni enemigos de las FARC'', como si frente a ella existieran puntos intermedios. ¡Hay que ser claro! ¡O se está con ella o contra ella!


Lo que se espera de un partido que se apellida ''democrático'' es el contundente repudio a la tentativa ''fariana'' de combinar las formas de lucha, no ambigüedad, ni que prime el cálculo sobre la reprobación a las guerrillas. Mucho menos que pese más el antiuribismo que el terrorismo. La situación interna ha sido tan delicada que el senador del Polo, Gustavo Petro, admitió que la sociedad colombiana ``no encuentra definidos totalmente los hechos que nos separan de las FARC''.


Los extremistas riñen con la democracia y el estado de derecho. Emplean los canales destinados a tramitar pacíficamente los conflictos, al tiempo que no censuran la violencia o lo hacen retóricamente. El extremismo suele acompañarse de excusas sobre el uso de las armas, al punto de elevar el crimen a la categoría de acción política. Lo ejemplifica la afirmación de Patricia Lara, excandidata a la vicepresidencia por el Polo: las FARC ''cometen crímenes, pero no son criminales''. ¡Hágame el favor!


Paradójicamente, quien encabeza el extremismo en el Polo fue presidente de la Corte Constitucional. El ex magistrado Carlos Gaviria, senador en 2002 apoyado por el Partido Comunista, no sólo no reconoce el terrorismo de las FARC, sino que macartiza a quienes dentro de su partido osan reclamar verticalidad contra las guerrillas. Esa intolerancia, casi stalinista, evidencia que el problema no se soluciona con comunicados de prensa y que es más grave que simples brotes de simpatía con los grupos ilegales, así se diga, siguiendo al gobierno ante los escándalos militares, que son casos aislados.


Tal conducta agrieta la unidad nacional contra el narcoterrorismo, mina la legitimidad democrática de la izquierda y fortalece la pretensión de legitimidad política de las guerrillas. Y lo más grave para el Polo, cuando rotula de ''uribista'' a todo crítico de las FARC se aleja de la victoria electoral.


Afortunadamente, la presión de la opinión pública y la posibilidad de afectarse en las elecciones de octubre obligaron por fin al Polo a tachar el secuestro y los crímenes guerrilleros. En el papel se impuso el sector moderado sobre los extremistas. Ahora lo que se requiere son hechos que ratifiquen lo dicho, por ejemplo, retirar los candidatos en el Valle del Cauca que con su silencio aceptan que las FARC les hagan campaña electoral.


No hay duda de que Colombia necesita un partido de izquierda y que la consolidación del Polo es benéfica para la democracia, además de una oportunidad para un proyecto político alternativo al establecimiento tradicional. Pero de la misma manera que los partidos de la coalición de gobierno deben continuar depurándose de parapolíticos, el Polo debe iniciar la purga de sus filas de farcpolíticos y no justificar la barbarie guerrillera. Es importante que los ciudadanos tengan la certeza que en su seno sí es posible estar en contra de las FARC.
MANGLE VS DÓLARES

Cecilia López Montaño
Por primera vez desde que se inició la administración Uribe, el Ministro del Medio Ambiente se enfrenta a sus colegas de gabinete para defender su causa. Bienvenido este tipo de debates, frecuentes cuando este Ministerio era uno de los más importantes. La causa: la construcción de un muelle carbonero en Barú, uno de los paraísos con potencial turístico del Caribe colombiano. Pero como van las cosas, está quedando en evidencia que en este Gobierno los intereses de los empresarios tienden a estar por encima de los ambientales y que en ese empeño cuentan con el respaldo de algunos ministros a los que les importa más la chequera de los inversionistas extranjeros que el mangle y el aire puro. Así, han dejado saber ante la opinión las diferencias entre el Ministro del Medio Ambiente y sus colegas de Transporte y Minas. Por fin se le empezó a llenar la copa al Ministro Juan Lozano, que ve cómo el polvillo de carbón invade las playas de Santa Marta y eso que no ha mencionado lo que les sucede a los pulmones de los habitantes cercanos a los puertos.
Nunca ha sido fácil defender el medio ambiente, pero ahora es una tarea mucho más compleja. Permanentemente el Gobierno afirma que el sector privado es el motor del desarrollo y que el Estado es su socio. Se olvida que los empresarios buscan la maximización de utilidades y que es el Estado el que tiene que evitar que este proceso sea a costa de otras actividades y, más importante aún, que afecta el ambiente y las personas. Ese delicado equilibrio entre crecimiento económico y sostenibilidad del desarrollo, en su sentido más amplio, o mejor aún, entre mangle y dólares, solo lo puede lograr un Estado que entienda su papel regulador de las actividades productivas. Es obvio que el Ministro de Minas defienda el proyecto porque son muchas exportaciones y muchos dólares y lo mismo se puede decir del Ministro de Transporte. Pero es al de Ambiente al que le corresponde determinar su impacto ecológico y no a los otros miembros del gabinete. Y el señor Presidente Uribe no puede inclinar la balanza a favor del puerto sin considerar las graves implicaciones ambientales. Tanto el Ministro del Medio Ambiente como el Primer Mandatario tendrían que asumir el costo político de esta decisión.
Además es imperdonable lo que está sucediendo en el Concejo de Cartagena. En vísperas electorales se intenta modificar el Plan de Ordenamiento Territorial para permitir que los canadienses, dueños del proyecto, lleguen con sus grúas y barcazas a Barú. Por eso hay que aplaudir la decisión del Ministro Juan Lozano de impedir este atropello contra una ciudad que como Cartagena ya tiene suficiente con la contaminación de Mamonal y la que se ha generado por la densificación de su zona turística.
Está bien que haya empresas extranjeras que quieran aportar capital para mejorar la infraestructura de transporte del mineral, en un momento en que la demanda de energéticos en el mundo, en especial por las compras de China e India, ha disparado el precio de estos productos. “Portafolio” recordaba esta semana que en vista de las riquezas que tiene el país, las multinacionales han invertido a partir de 2004 más de 5.000 millones de dólares en nuevas explotaciones o en desarrollo de las existentes. Y agrega ese diario que debido a ello, las exportaciones de carbón pasaron de 893 millones de dólares en el 2000 a 2.913 millones en el 2006, y que al cierre del semestre pasado llegaron a 1.745 millones de dólares. El Ministerio de Minas calcula que los despachos llegarán a 72 millones de toneladas el presente año, pero la proyección es que esa cifra suba a 102 millones de toneladas en 2010.
Pero debe encontrarse una fórmula para evitar que los puertos de carbón sigan produciendo viejos males o generen nuevos. Para ello se requiere que el Gobierno se comprometa con su verdadera responsabilidad, que no es solo facilitarle la vida a las empresas extranjeras a todo costo. La prueba de fuego será si Minambiente pierde la partida y con ello el primer gran perjudicado será primero Cartagena, pero también el resto del país. Sería recomendable que los Ministros a favor del puerto miren el estudio del Banco Mundial que demuestra lo que le cuesta a Colombia el mal manejo ambiental. Sumen y resten por favor y que en esta pelea no pierda el mangle, que es vida.
E-mail cecilia@cecilialopez.com


EU: reajustes electorales


Jorge Eduardo Navarrete, La Jornada, septiembre 23 de 2007.
Distantes aún, las elecciones presidenciales de Estados Unidos ofrecen el gran espectáculo, seguido sin pausa por los medios, de los hechos y dichos de los principales precandidatos de los dos partidos mayores y de algunos outsiders de nota, como Al Gore, quien en 2000 obtuvo la mayoría del voto ciudadano. Paul Krugman ha denunciado que esa exhibición, más que destacar, oculta las propuestas de fondo, en caso de que existan, al concentrar la atención en las banalidades de la imagen de los aspirantes. Lejos de los reflectores y relegada, por lo común, a las páginas interiores de los diarios, está ocurriendo otra batalla, que envuelve a las gobernaciones y legislaturas de los estados, a los organizadores electorales de los partidos y a gran número de activistas ciudadanos. En esta otra campaña se discuten, entre otras, las reformas al sistema electoral, el afán de adelantar la fecha de las elecciones primarias, la confiabilidad de los sistemas de votación electrónica y los conflictos de interés de las autoridades electorales en numerosos estados. Desde 2000, cuando menos, los estadunidenses perdieron la confianza en la integridad de su sistema electoral. El trauma de la primera elección de George W. Bush –decidida en y por la Corte Suprema y no por los votantes– está detrás de los variados intentos de introducir, con vistas a la elección de 2008 y casi a la hora nona, distintos reajustes electorales.
Uno puede ser determinante para el resultado y favorecer al candidato republicano. Todos los votos electorales de cada estado del país vecino, excepto Maine y Nebraska, se atribuyen al candidato que obtiene la mayoría del voto ciudadano en ese estado. Así, en 2004, los 55 votos electorales de California fueron para John Kerry, que encabezó la votación ahí. Se discute ahora un proyecto de inspiración republicana que distribuiría esos votos electorales en función de los resultados en cada distrito congresional. Con este procedimiento, en 2004 Bush habría obtenido 22 de los 55 votos electorales. Los proponentes alegan que desean que “cada voto cuente”, pero sólo en California. No han promovido iniciativas similares en los estados de mayoría republicana. Es triste que los demócratas hayan mordido el anzuelo y estén patrocinando un cambio similar en Carolina del Norte. Si un número suficiente de estados distribuye sus votos electorales por mayorías distritales, puede ampliarse la disparidad entre éstos y el voto ciudadano y se eleva el riesgo de que triunfe un candidato con un respaldo popular claramente minoritario.
Han surgido otras ideas. Siendo inviable enmendar la Constitución para establecer la elección directa, en varios estados se discute la adopción de leyes que obligarían a sus representantes en el Colegio Electoral a votar en favor de quien haya obtenido el mayor número de votos ciudadanos en todo el país, sin importar el resultado estatal. Si no menos de 11 estados aprueban esta iniciativa, se aseguraría la elección del candidato con mayor número de votos. Empero, algunos analistas temen que Estados Unidos no esté preparado para un avance de esta magnitud hacia la democracia.
En cuanto a organización electoral, el debate se concentra en el uso de máquinas electrónicas de votación. El historial de su empleo está plagado de quejas e irregularidades demostradas. Las decisiones sobre qué máquinas usar y qué requisitos deben satisfacer corresponden a las autoridades locales, incluso a nivel de los condados, por lo que es caótico el panorama del país en esta materia. Hay, sin embargo, una iniciativa de ley federal que obligaría a que las máquinas de votación produzcan una prueba impresa del voto emitido –que sea comprobada por el votante– y que, a su vez, serían contadas por muestreo o una por una. No es seguro que la ley Holt sea aprobada en tiempo para que se aplique en la próxima elección. El fantasma de Florida 2000 sigue rondando.
Y con las máquinas aparecen los conflictos de interés. Son frecuentes los casos de funcionarios electorales que transitan hacia posiciones ejecutivas en las empresas fabricantes de máquinas de votación y presionan para que se adquieran en el mayor número posible. Empero, el mayor conflicto de interés se da en el caso de funcionarios estatales con responsabilidades en la organización y control de las elecciones y que, al mismo tiempo, son candidatos o actúan como representantes de partidos políticos. Esta evidente irregularidad se ha manifestado desde hace decenios, sin que haya habido la voluntad política para eliminarla. Un analista cínico dijo –en expresión que Luis Carlos Ugalde suscribiría con ardor– que las malversaciones electorales tienden a anularse estadísticamente, por lo que son irrelevantes. Han contribuido en mucho, desde luego, a la creciente desconfianza de los electores.
Después de la experiencia de 2000 se dijo que Estados Unidos necesitaba un IFE. Quizá como el de entonces, pero desde luego no como el IFE de 2006.


Bush, ¿perderá los Andes?
La aproximación de Chávez y Uribe, un desafío para Washington


GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ, desde Madrid, para El Boletín Virtual.

Históricamente EEUU ha tenido problemas para relacionarse con América Latina. Desde los tiempos de Monroe y Roosevelt. Las diferencias culturales y las asimetrías económicas, políticas y militares con el resto de países americanos han sido una auténtica muralla a la hora de construir relaciones prósperas. Es una asignatura pendiente tanto para demócratas como para republicanos, con apenas diferencias de matices. Una especie de esquizofrenia política, (de amor y odio) ha signado las relaciones hemisféricas. A pesar de la proximidad geográfica Latinoamérica es quizás la región que mayor dificultad de entendimiento y relacionamiento ha supuesto para Washington, posiblemente porque la asume como su patio trasero, en un marco de vasallaje, o porque así lo perciben las mayorías populares latinoamericanas, aunque no las elites.
George W. Bush no ha sido la excepción. No pudo hacer realidad la iniciativa de su padre de una zona de libre comercio desde Alaska hasta la Patagonia, el ALCA, y su aventura en Irak únicamente le acompañaron Colombia y El Salvador. Uno a uno de los países al sur del río Grande, encontró argumentos para decirle, sorry, no. Colombia, por el contrario, dijo yes y ofreció tropas, pese a necesitarlas en su larvado conflicto armado interno.
Por múltiples razones, Estados Unidos viene perdiendo a Latinoamérica. Quizás la principal sea su falta de capacidad para adaptarse al fin de la guerra fría. Ve al mundo, en términos schmittianos, bajo las categorías de amigo – enemigo, y eso le marca una limitación para entender y relacionarse con una región cuya principal característica es la diversidad.
Amigos y enemigos
Esa bipolaridad tiene dos nombres en América Latina: Álvaro Uribe (Colombia) y Hugo Chávez (Venezuela). Hechos recientes, sin embargo, indican que esto podría cambiar, para bien o para mal. Ya sea para profundizar la brecha o para enmendar la plana y forjar un mejor destino común. Dependerá, en buena medida, de cómo procese Washington esos hechos. Su alianza con Bogotá puede estar en riesgo, pero un manejo inteligente ayudaría a distender la tirantez con Caracas, y, de paso, a restarle fuerza a ese huracán tropical llamado Chávez, sin duda alguna, el líder más influyente de la región, como lo afirma Moisés Naim, de Foreign Policy. Esto sería muy productivo para Bush, sobre todo cuando Irak y Oriente Medio se han vuelto una pesadilla y el precio del petróleo sigue marcando precios históricos.
Hasta ahora el presidente Uribe aparece como el más firme y seguro aliado de EEUU en los Andes. Su sintonía con la guerra global contra el terrorismo, claramente funcional a sus propósitos de derrotar a la guerrilla más antigua y rica del continente, las marxistasleninistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc-Ep, más su incondicional alineamiento con la otra guerra norteamericana, la de las drogas, hace que éste sea percibido como el hombre de Bush en los Andes. Algunos de los halcones quisieran, qué duda cabe, que jugara un rol especifico en el ajedrez regional, el de ser contra el hombre de Chávez, quien, como se sabe, desde el fallido intento de golpe de Estado que sufrió en abril de 2002, despliega una agresiva campaña antiimperialista, soportada en la petro-diplomacia y en un atractivo discurso integrador en clave bolivariana.
Bush y Chávez casi han reeditado en el continente la guerra fría. La mayoría de las jornadas electorales recientes se cumplieron bajo ese influjo. Los triunfos de Morales (Bolivia), Correa (Ecuador) y Ortega (Nicaragua), fueron sonoras victorias para Chávez.
La Organización de Estados Americanos, (OEA) ha sido escenario de ese pulso político. La elección de su actual secretario general se realizó tras seis rondas de votación, algo inédito en un foro tradicionalmente dominado por Washington. Se enfrentaron Luis Ernesto Derbez, (México) y José Miguel Insulza, (Chile), luego del retiro de la candidatura del salvadoreño Francisco Flores. El mexicano tenía el apoyo
norteamericano e Insulza el venezolano. Finalmente, Derbez también declinó e Insulza fue elegido por 31 votos, 2 abstenciones (México y Bolivia) y 1 en blanco (Perú). Un trago amargo para Bush. La Habana, Caracas y La Paz constituyen la avanzada de la soflama antiimperialista, sin ser ajenos a ella Quito ni Managua. Lulla da Silva (Brasil), Néstor Kirchner (Argentina) y Tabaré Vásquez (Uruguay) tampoco son propiamente pro imperialistas.
Una cumbre inesperada, en clave bolivariana
El cuadro anterior podría verse alterado tras la cumbre de Uribe y Chávez, celebrada el último día de agosto en la hacienda Hato Grande, en las cercanías de Bogotá. Una finca que fuera propiedad del general Francisco de Paula Santander, por regalo del libertador Simón Bolívar. Esta reunión puede llegar a ser un hito, en la historia latinoamericana, próxima a celebrar los doscientos años de independencia de España. Uno de los resultados de esta cumbre es que el presidente venezolano será mediador entre el Gobierno y las guerrillas colombianas. Algo impensable hace unos meses. Pero la política es el arte de hacer posible lo imposible. Con el Ejército de Liberación Nacional, Eln, la segunda guerrilla en tamaño, la administración Uribe sostiene desde hace ya varios meses rondas exploratorias en Cuba, sin arrojar progresos considerables. Con las Farc-Ep la mediación busca un acuerdo humanitario que permita la liberación de 46 rehenes, entre ellos la ciudadana colombo francesa, Ingrid Betancourt, políticos, policías, militares y tres norteamericanos que cayeron en poder de éstas hace cuatro años. Algunos de los rehenes cumplieron diez años de cautiverio, y sobre el presidente Uribe recaen presiones nacionales e internacionales para que llegue a un trato.
Pero un eventual acuerdo humanitario, o canje de prisioneros en el lenguaje de las Farc, sería apenas la punta de un iceberg que podría ir desde la consecución de la paz colombiana hasta una hipotética reedición de la Gran Colombia, que integraron Colombia, Ecuador, Venezuela y Panamá. Las primeras declaraciones de Chávez como mediador apuntan hacia la búsqueda de la paz. “Marulanda te habla Chávez. Te hablo desde aquí del palacio de Miraflores, donde quiera que estés, no te conozco, pero te hablo como grancolombiano… ojalá logremos el canje humanitario, aspiraríamos muchas cosas más, en función de la paz de Colombia y de la unión, de la re-unión, porque nosotros fuimos, nacimos como una sola patria hace casi doscientos años y ojala podamos volver a unirnos.”
Las causas del cambio
Cuáles son las causas de estos cambios. Parte de la explicación estaría en las serias dificultades que ha tenido Uribe para conseguir que los legisladores estadounidenses ratifiquen el tratado de libre comercio suscrito entre los dos países, y en los recortes presupuestarios que se ciernen sobre el famoso plan Colombia, una estrategia surgida durante la administración Clinton dentro del marco de la guerra a las drogas, pero que tras el ascenso de Uribe al poder y de su identificación con Washington se transformó en guerra al terrorismo.
Sobre esto último se debe decir lo siguiente. Entre 1997 y 2007 la asistencia norteamericana a Colombia pasó de 86 millones a 777 millones año. En total han sido más de cinco mil millones de dólares. La política de confrontación militar a las Farc, puesta en marcha por Uribe desde su llegada al Palacio de Nariño en agosto de 2002, encontró en dicho plan la principal fuente de recursos financieros y militares, y generó una empatía especial entre Bush y Uribe, que llevó a que éste fuese recibido en el rancho de Crawford, (honor conseguido por pocos líderes). Sin embargo, esto no ha sido suficiente para que el senado y el congreso norteamericanos le den luz verde al TLC. Su ratificación se ha convertido en un auténtico calvario para Bogotá, tras el cambio de signo político en las cámaras, controladas ahora por los demócratas. Uribe se ha visto obligado a desplegar un intenso cabildeo que ha asumido en forma personal.
Las entrevistas con legisladores demócratas se volvieron frecuentes y durante ellas el gobierno y Uribe han sido literalmente maltratados. Mejorar en derechos humanos, protección de líderes sindicales, deslinde de la fuerza pública con las bandas paramilitares, (algunos continúan delinquiendo y exportando cocaína después de la desmovilización) mayor participación en el gobierno de la población afro-descendiente, son las principales exigencias.
Uribe ha sido ácidamente cuestionado por el escándalo de la llamada para-política, un proceso judicial que investiga, por paramilitarismo, a una docena de políticos, funcionarios, militares y hacendados en su mayoría uribistas, y que ha cuestionado la legitimidad del congreso y la moralidad de las fuerzas armadas y de policía. El gobernador del Valle del Cauca, (Colombia) Angelino Garzón, que acompañó a Uribe en la comitiva a Washington en junio para impulsar el TLC, dijo, al regresar al país, que la reunión del Presidente con los senadores Charles Rangel y Sandy Levin fueron sencillamente “humillantes”, "parecían más un interrogatorio de un juez con un reo".
El plan Colombia tendrá menos recursos en 2008 y más condicionamientos para la entrega de los fondos. El componente militar y de fumigación de cultivos de uso ilícito se podará en US $ 160 millones. Cuatro de cada diez dólares que se entreguen al ejército colombiano estarán sujetos a dos certificaciones del Departamento de Estado norteamericano. Se evaluará si las fuerzas armadas han cortado sus nexos "a todo nivel" con los grupos paramilitares o con los que hayan surgido tras las desmovilizaciones.
Los demócratas quieren "progresos demostrables" en el desmantelamiento de estas bandas y castigo a "los individuos que les han proporcionado apoyo financiero o logístico".
Demócratas al ataque
En junio pasado, ocho de los líderes más importantes de la bancada demócrata, entre ellos los precandidatos presidenciales Barak Obama y Chris Dodd, pidieron, en carta dirigida a la secretaria de Estado, Condolezza Rice, revertir la "infiltración" de grupos paramilitares en altos puestos de gobierno. Dentro de estos estaban los senadores Ted Kennedy y Patrick Leahy, éste último ha reiterado que su principal reparo al tratado de libre comercio no es el TLC mismo, sino los vínculos de paramilitares con “altos funcionarios”, y advierte que esa “infiltración no es un problema menor de corrupción”.
Los senadores quieren esperar el desenlace de la que califican como "la crisis política más seria en años". Leahy, tras un encuentro con Uribe declaró: “Por muchos años la ayuda a Colombia ha ido en piloto automático. Yo espero completamente que continúe el apoyo por los muchos intereses de mi país. Pero el Congreso no es una estampa de caucho. Aquellos días pasaron. Nosotros necesitamos ver un fin a la larga historia de impunidad de Colombia y queremos ver una estrategia anti-drogas que funcione. Los contribuyentes norteamericanos requieren la contabilidad real de los miles de millones de dólares que ellos (los republicanos) han enviado a Colombia”. El senador Jim McGovern, también demócrata, le dijo a Uribe en ese mismo mes: "Mientras siga retornando sin respuestas, seguiremos insistiendo en las preguntas". Phil Hare, congresista y ex sindicalista, aduce que apenas hay 37 fallos frente a los 2.100 casos de sindicalistas colombianos asesinados y "pese a ello… quieren premiar a Colombia dándole un TLC. Permítanme decirlo, con algo de ironía: ¡sólo sobre mi cadáver!".
Una situación crítica. Panamá y Perú, que también han suscrito TLC con Estados Unidos, tienen asegurada su ratificación mientras Colombia aguarda en lista de espera.
El zar antidroga de los EEUU, John P. Walters, se mostró preocupado por lo que serán los recortes presupuestarios al plan Colombia. “Ellos - refiriéndose a los demócratas – destruirán nuestra relación con Colombia. Y las repercusiones caerán sobre nosotros, nos harán ver como aliados poco fiables.” Para el zar Antidroga reducir la ayuda en este momento es una gran equivocación. Considera importante seguir respaldando al presidente Uribe. De la misma manera, el vicesecretario de Estado, John D. Negroponte, ha urgido al congreso de EEUU a ratificar los tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Perú. Porque no hacerlo sería una victoria para Chávez. Es decir, éste es su contrincante.
La reacción de Bogotá
Luego de su último viaje a Washington, también en junio, Uribe declaró que no permitiría que Estados Unidos convirtiera una relación de países aliados y amigos, de respeto mutuo, en una relación de Estados Unidos amo y Colombia una república servil. “Por nuestra dignidad, por nuestra democracia, por lo que merecemos por nuestro cumplimiento, nosotros no vamos a permitir que una relación de aliados, de respeto mutuo, que hemos cultivado primero con la Administración Clinton y ahora con la Administración Bush, los Estado Unidos la vaya a convertir en una relación de Estados Unidos amo y Colombia República servil. De ninguna manera. Ese no es el caso con Colombia, esta es una democracia respetable, los únicos que tienen que asumir posiciones postradas de servilismo son los dictadores y los gobiernos criminales, aquí hay una democracia que merece toda la dignidad. Por eso le quiero recordar hoy a este sector del Congreso de Estados Unidos que aquí no está en presencia de Somoza, de las dictaduras de “Banana Republic” de Centroamérica que aceptaban a pesar de sus crímenes por mantener esa alianza. No, aquí se está en presencia de una democracia respetable, de un Gobierno respetable haciendo todos los esfuerzos por tener una Nación sin criminales, sin guerrilla, sin paramilitares. Es que a nosotros no nos tienen que decir cuiden a Somoza que es el único aliado que nos queda, nosotros no invocamos la condición de único aliado sino de aliado respetable, y por eso con todo el respeto este discurso tiene que decir la verdad, y por eso me duelo de que anoche conocí tarde ese mensaje y mis compañeros no habían reaccionado, hay que reaccionar a tiempo, y hay que hablar con todo el mundo sobre este tema”. El presidente se refería a unas críticas de funcionarios de la Casa Blanca a los resultados de la lucha contra las drogas.
Este discurso es quizás el más vehemente pero no el único en esa línea, e indicarían que muy posiblemente el presidente Uribe esté pensando que va siendo hora de enviar un mensaje contundente a Washington, más allá de la retórica. Hora de hacer saber que quiere un tratamiento a la altura de su importancia estratégica. Tanto él como el vicepresidente Francisco Santos, hace varios meses, vienen advirtiendo que si el TLC no es ratificado, Colombia tendría que replantear sus relaciones con EEUU. Un acercamiento a Chávez podría ser la señal clara e inequívoca, de que efectivamente tal cosa puede darse.
Otro elemento que podría influir en este giro de Uribe, aunque evidentemente sin el mismo peso de lo anterior, es el deseo de pasar también un mensaje a París. Las relaciones de Colombia y Francia con las administraciones Uribe y Chirac, tuvieron varios tropezones, originadas en el secuestro de Betancourt. Pero en el discurso de la victoria Nicolás Sarkozy prometió no abandonarla y como presidente en ejercicio le solicitó a Uribe la excarcelación de Rodrigo Granda, apodado el canciller de las Farc.
El presidente colombiano aceptó esta petición, pero ello no produjo ningún efecto positivo, más bien un portazo de las Farc. Portazo que aunque caiga mal en la opinión pública, dejó en evidencia que Sarkozy no tenía un plan; la única ganancia para Uribe en ese episodio fue reforzar el perfil intransigente de las Farc. Es decir, nada. Los colombianos le vieron casi ingenuo y errático, sobre todo por haber invocado “razones de estado” para la liberación de un guerrillero cuyo arresto irregular generó un serio incidente diplomático con Venezuela. Las Farc argumentaron que era una cortina de humo para tapar el escándalo de la para-política y los vínculos de su gobierno con los paramilitares.
La entrada de Chávez a Colombia
Chávez no gozaba de mucha aceptación en los círculos bogotanos. Incluso el ministro de defensa, Juan M. Santos, por ejemplo, ha sido un caracterizado antichavista. En mayo pasado, Roy Chaderton, embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, afirmaba: “Al señor Santos no podemos considerarlo un amigo de Venezuela".
Chaderton estaba de embajador en Bogotá cuando el intento de golpe a Chávez, “Santos apoyó con entusiasmo de manera pública y abierta el golpe del 2 de abril de 2002 y luego en un ataque de arrogancia, durante el gobierno Pastrana, reiteró su apoyo al señor Carmona". Pero al parecer estas percepciones han cambiado desde la cumbre de Hato Grande. Un editorial de El Tiempo, el único diario de circulación nacional (recientemente comprado por el grupo Planeta) de propiedad de la familia Santos, blandió loas al vecino venezolano - “El Hugo Chávez que no conocíamos” – en un cambio súbito de línea: dejó de ser un contemporizador del terrorismo en Colombia y se convirtió en el líder de la paz. Lógicamente, para Chávez es una ganancia ser percibido como mediador y no como colaborador de las guerrillas.
Uribe puede estar pensando que si la ayuda norteamericana disminuye sensiblemente, su política de seguridad democrática (PSD) - de aniquilar las guerrillas - podría estancarse o hacerse financieramente insostenible. Esto obligaría a intentar una salida política, en cuyo caso lo más aconsejable sería tener a Chávez a su lado. La frontera colombovenezolana es extensa y porosa. Sin el apoyo efectivo de Caracas, las guerrillas gozan de una ventaja estratégica muy grande, similar a la que les provee la frontera ecuatoriana.
Negocios son negocios
Los dos países andinos, tiene una estrecha historia común, un acendrado bolivarismo, y unas economías imbricadas. Sin embargo, sostienen un antiguo diferendo limítrofe de aguas en el golfo de Venezuela o de Coquivacoa, en cuya plataforma submarina hay yacimientos petróleo y gas. Por primera vez, en medio siglo, se vislumbra una posible real de solución. “Falta un hervor” ha dicho el presidente de la comisión binacional.
“Ya está bueno”, ha dicho Chávez, refiriéndose al diferendo, abogando por un pronto arreglo. Los dos países tienen unas economías casi siamesas, se necesitan mutuamente. El venezolano es el segundo mercado más importante para los colombianos, detrás del estadounidense. Colombia quiere el regreso de su hermano a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), de la cual se retiró pretextando que los tratados de libre comercio suscritos por Colombia y Perú, con Estados Unidos, desnaturalizaban el acuerdo andino, del cual hacen parte, Ecuador, Bolivia y ahora también Chile. Chávez ha prometido a Uribe, presidente pro tempore de la CAN, reconsiderar la decisión. Por su parte, Venezuela necesita una salida al Pacífico para su petróleo, y esa la tienen los neogranadinos. Hay otro factor que resulta clave a la hora de analizar el interés de Chávez, y es que su ingreso a Mercosur, tras el retiro de la CAN, aún no ha sido ratificado por el senado de Brasil. Quizás el presidente de Venezuela está comprando un boleto de regreso hacia los Andes, para no quedar en el aire en caso de una negativa brasileña.
Sobre Colombia pende, desde hace casi una década, como espada de Damocles, la pérdida de autosuficiencia petrolera. Sería paradójico e irónico, por decir lo menos, que las diferencias entre Bogotá y Caracas, en parte por cuenta de EEUU, impidieran que Colombia se beneficiara del petróleo venezolano, como varios países latinoamericanos, e inclusive Londres y algunas ciudades norteamericanas. Los líderes tienen diferencias doctrinarias y políticas, pero Uribe es un político pragmático que contempla la posibilidad de un tercer mandato, y que sabe que, en parte, la clave de su reelección está en cómo resuelva el problema con las guerrillas, derrotándolas para obligarlas a firmar casi una rendición, o mediante una negociación aupada por la influencia del bolivarismo chavista.
Un escenario complejo
Uribe estaría avizorando un eventual triunfo demócrata en noviembre de 2008. Y entiende que de darse, algunas cosas podrían cambiar en Washington, con respecto a Colombia. Una victoria de los Clinton, con quienes cultiva buenas relaciones, le daría la oportunidad de fungir de correa de transmisión para normalizar las relaciones estadounidenses con Caracas. Bush, por su parte, no debe estar viendo con mucho entusiasmo lo que ocurre en los Andes. Su política antiterrorista ha sufrido un serio revés, y éste ha llegado de la mano, paradójicamente, de su más fiel aliado regional. Los planes del Comando Sur, de involucrar los países andinos en el conflicto colombiano, no funcionaron. Un síntoma de su desconcierto es que tardaron más de una semana en pronunciarse sobre la mediación de Chávez. Su embajador en Bogotá, William Brownfield, quien también lo fue en Caracas y polemizó abiertamente con Miraflores, ha dicho que la Casa Blanca considera positivo el papel mediador y que respalda "cualquier intento por parte de cualquier ciudadano de este planeta para producir la libertad pronta y segura" de los estadounidenses cautivos por las Farc desde el 13 de febrero de 2003. Es posible que ahora Washington se emplee más a fondo para que el legislativo ratifique el TLC con Colombia y se mantenga más expectante de lo que suceda con Chávez como nuevo actor político allí. Tiene muchas cartas para jugar y un papel clave para la materialización del acuerdo humanitario. En sus cárceles hay dos líderes de las Farc, “Simón Trinidad” y a “Sonia” cuya repatriación exigen como requisito sine qua non para la liberación de los tres norteamericanos. Ironías de la vida.
Una de las llaves del acuerdo que busca el líder venezolano la tiene el presidente Bush. La otra el jefe las Farc, Manuel Marulanda. Un cuadro complejo. Hay más de dos partes involucradas.
En los próximos años muchas cosas que podrían cambiar en los Andes. El presidente Chávez ha recibido una auténtica avalancha de respaldo a su papel mediador, en la búsqueda de la paz en Colombia. De seguro esto le catapulta para las elecciones de diciembre y augura que ganará el referendo constitucional. Le consolida como líder.
Lulla, Correa, Kirnech, Morales, Ortega y Sarkozy, entre otros, le han ofrecido respaldo. También es pragmático. Lo que se interpone entre él y sus propuestas integracionistas se llama Uribe, y quiere ganarlo para esa causa. Nadie sabe a ciencia cierta qué puede salir de esto. Las preguntas son: ¿Tiene Washington las cosas claras? O emulará a la España de hace 200 años. La diplomacia de las cañoneras ya no es viable y haría bien en entenderlo. Las doctrinas Monroe y Roosevelt son anacronismos. Uribe y Chávez lo tienen claro, y saben que la alianza de los dos países es el motor de los Andes.
La Unión Suramericana es aún una entelequia. La Comunidad Andina de Naciones ya no.
Septiembre 22 de 2007.



POR UN VALLE INCLUYENTE Y PACIFICO


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Septiembre 23 de 2007

Si algo ha caracterizado a la mayoría de las campañas para elegir a los próximos alcaldes y gobernadores ha sido la pobreza del debate sobre propuestas políticas y programas de gobierno. Lo que se ha dado en su lugar son confrontaciones personalistas, competencias de imagen y, en algunos casos, ríos de dinero de origen desconocido destinados a contar con el apoyo de ciertos medios de comunicación o directamente a la compra de votos.

En medio de este desierto de ideas y propuestas sobresale como un oasis de esperanza política la iniciativa que adelanta en el Valle del Cauca el Informe de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en ese departamento. Los IDH, de los cuales se han realizado más de 500 en 130 países del mundo y 4 en Colombia, no son solamente un diagnóstico o estudio teórico del estado del desarrollo social en territorio sino todo un proceso colectivo de análisis, diseño de estrategias y construcción de propuestas frente a una problemática específica del desarrollo humano. El objetivo final es que las personas puedan tener más vida y de mejor calidad;, para lo cual se trata de construir caminos para ampliar la democracia, hacer sostenible el desarrollo, reducir la inequidad y eliminar la pobreza.

En esta perspectiva se están realizando tres IDH regionales en Colombia: en la zona Caribe, en Bogotá y en el Valle del Cauca. Este último tiene como su eje temático el problema de la inequidad y la exclusión social y su objetivo es convocar a todos los actores públicos y privados de le vid del departamento para formular propuestas de políticas públicas y acciones ciudadanas que permitan avanzar hacia la meta de construir un Valle del Cauca incluyente y pacífico, es decir “una casa donde quepamos todas y todos con dignidad”.

El aspecto más novedoso y original del IDH para el Valle es que su equipo, dirigido por Gustavo de Roux, decidió involucrar en el proceso a los candidatos a la Gobernación y a las Alcaldías de los municipios del departamento. Para ello ha elaborado un diagnóstico sucinto de los principales factores que generan exclusión en cada uno de estos sitios, unas propuestas de políticas para superarlas y, sobre todo, una lista de indicadores medibles y verificables que permitan evaluar dentro de cuatro años los avances realizados en la administración del mandatario local.

Los indicadores aplican a la realidad particular de cada municipio las metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que Colombia como país se comprometió a alcanzar en el 2015, incluyendo aspectos tales como la reducción de la pobreza y la indigencia, aumentos en la cobertura en educación y salud, disminución de la mortalidad infantil o el suministro de agua potable. Pero además incluye otros temas como la lucha contra la corrupción y por el buen uso de los recursos públicos, las iniciativas de paz y solución de conflictos, programas de vivienda o los planes de recuperación de las cuencas hidrográficas.

Con esta herramienta de trabajo, ha invitado a todos los candidatos a suscribir un compromiso de trabajar, si llega a ser elegido, en la consecución de esas metas de inclusión, desarrollo humano y paz. Este compromiso implica integrar dentro del Plan de Desarrollo de su administración programas de trabajo para alcanzarlas y permitir el control social de su gestión mediante veedurías ciudadanas y la evaluación de las mismas por parte de un ente independiente.

El compromiso ya ha sido firmado por los candidatos a la Gobernación del Valle y a las Alcaldías de más de la mitad de los municipios, incluyendo los más grandes como Cali, Palmira y Buga. Ahora falta que los elegidos lo cumplan, pero el solo hecho de tener el compromiso y los instrumentos de medición de la gestión de los próximos mandatarios ya es un significativo avance en la construcción de un Valle incluyente y pacífico, y un ejemplo que debería ser imitado en otros departamentos.



Inclinando la balanza de la justicia en Jena


Amy Goodman, Publicado el 18 de septiembre de 2007, Democracy Now.

El árbol de la escuela secundaria de Jena ha sido talado, pero el furor que lo rodea no ha hecho más que crecer.
“¿Qué mal hizo el árbol?”, preguntó Katrina Wallace, hermanastra de uno de los Seis de Jena, cuando la entrevisté en el Burger Barn en Jena, Louisiana. “Lo planté hace 14 años para que fuera un árbol del conocimiento”.
Todo comenzó con el inicio del año escolar en 2006, durante una asamblea escolar, cuando Justin Purvis preguntó si podía sentarse bajo el árbol del patio, un privilegio extraoficialmente reservado para estudiantes blancos. La mañana siguiente tres horcas colgaban de sus anchas y frondosas ramas.
Los estudiantes afroestadounidenses protestaron, reuniéndose bajo el árbol. Poco después, el fiscal del distrito, Reed Walters, llegó a la escuela acompañado por la policía, y los amenazó: “Puedo arruinar sus vidas de un plumazo”. Las tensiones raciales aumentaron en esta ciudad de 4000 habitantes, de los cuales un 85% son blancos. En diciembre se desató una pelea en el patio de la escuela y el fiscal del distrito acusó a seis estudiantes afroestadounidenses del colegio, que pronto serían conocidos como los Seis de Jena, de intento de homicidio en segundo grado.
Hace poco visité a Billy “Bulldog” Fowler en su oficina. Fowler es un miembro blanco del Consejo Escolar del distrito de LaSalle. Afirma que Jena está siendo injustamente caracterizada como un lugar racista. Cree que el asunto de las horcas fue tremendamente magnificado, que en el ámbito de la escuela se trataba más bien de una broma: “Esto es el Sur profundo, y las personas mayores de color conocen el significado de una horca. Le diré algo: los jóvenes no”.
Esa misma noche fui a visitar a la familia Bailey a su casa prefabricada situada en Ward 10, uno de los barrios negros de Jena. Dos de los Seis de Jena, Robert Bailey y Theo Shaw, planchaban su ropa. Les pregunté qué fue lo que pensaron al ver las horcas. Robert respondió inmediatamente: “Lo primero que me vino a la cabeza fue el Ku Klux Klan. No sé por qué, pero es lo primero que me vino a la cabeza. He creído siempre que el KKK perseguía a caballo a las personas de color y las cazaba con cuerdas”.
Theo dijo que pensaba que los estudiantes que colgaron las horcas “deberían haber sido expulsados, porque no era ninguna broma. Era una amenaza”. El director del colegio, Scott Whitcomb, pensaba igual. Recomendó la expulsión de los estudiantes que colgaron las horcas, pero el superintendente lo desautorizó y les impuso tres días de suspensión. Whitcomb renunció.
Los adolescentes afroestadounidenses fueron tratados de forma distinta. Fueron expulsados, pero apelaron al Consejo Escolar. El distrito escolar había realizado una investigación, pero al Consejo Escolar no se le permitió tener acceso a ella para revisarla. El abogado del Consejo Escolar no era otro que el fiscal del distrito a cargo de la acusación, Reed Walters.
El miembro del consejo Billy Fowler recuerda la reunión de enero:
-Nuestra autoridad legal aquella noche era el Sr. Walters.
-¿Y él les dijo que no iban a poder tener acceso a las actas de la escuela o de la investigación? - le pregunté.
-Exacto - respondió Fowler. Walters dijo que supondría una violación de algo.
El Consejo votó, sin tener información.
-Fue unánime- recuerda Fowler -. No, no lo fue. Hubo un miembro del Consejo que votó ‘no’, y ese miembro fue el Sr. Worthington. Melvin Worthington, el único afroestadounidense del Consejo Escolar, votó en contra de ratificar la expulsión de los estudiantes de color.
Cuando le pregunté si creía que Walters tenía un conflicto de intereses aquella noche, Fowler respondió: - Bueno, asumo que el Sr. Walters conoce la ley.
El Tribunal de Apelaciones de 3ª Instancia de Louisiana no está de acuerdo. El tribunal revocó la primera condena del caso de los Seis de Jena, la de Mychal Bell, determinando que debería haber sido juzgado como menor. La condena había sido pronunciada por un jurado integrado únicamente por miembros blancos. Walters asegura que cuestionará este fallo en la Corte Suprema de Louisiana, mientras prosigue con las otras cinco acusaciones.
Bell permanece en prisión, donde ha estado desde el pasado diciembre. Aunque aún deben ser sometidos a juicio, los demás jóvenes fueron igualmente encarcelados. Theo Shaw salió recién a comienzos del verano. Al estar encarcelado junto a adultos a los que permanentemente se rociaba con un spray paralizante, el asma de Theo se disparó y tuvo que ser hospitalizado.
Organizaciones nacionales como la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) han organizado una importante manifestación en Jena el 20 de septiembre, el día en que Bell iba a recibir la sentencia. Aunque su condena ha sido anulada, la manifestación tendrá lugar, y se prevé que participen miles de personas.
_________________________
Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org), noticiero internacional diario emitido por más de 500 estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo.
© 2007 Amy Goodman
En inglés: http://www.truthdig



Madrid, 24 Sep 2007
SERRAT, EL NOBEL PARA UN POETA HISPAÑOL

Escrito por Carlos Alberto Villegas: termitavirtual07 el 24 Sep 2007 –

SERRAT, EL POETA QUE HERMANA A LOS PUEBLOS CON LA LIBERTAD


EN TORNO AL ESCRITOR COMO SUMA DE VOLUNTADES.
Gracias a Serrat tuve consciencia, por primera vez, de que el castellano era sólo una de las lenguas de España. Vivía en Calarcá, un pueblo blanco con cura, alcalde y policía de esquina incluído. En el enorme televisor de tubos de la Tía Fanny vimos a un joven con cuatro lunares en el rostro que disminuían como galaxias de cielos distantes. Su voz cantaba poemas esenciales acompañados de una guitarra consentida.
(Ver video Meditarráneo)
http://es.youtube.com/watch?v=GcEiwtCvi10

Pudo haber sido, la memoria no es fiable, en el Show de las estrellas, programa de Jorge Barón que contactaba a los colombianos con los protagonistas de la canción iberoamericana. Para finalizar el concierto, el joven que ya nos había sembrado calles anheladas: “Escapad gente tierna, que este pueblo está enfermo y no esperes mañana lo que no te dio ayer”, cantó en catalán una canción sobre un niño que le pregunta a su padre por la muerte progresiva del río. En ese entonces la palabra ecología no hacia parte del léxico de los colombianos; pero ya el cantautor nos alertaba sobre un desolador peligro. Nosotros no entendíamos; y no sólo porque lo cantara en ese idioma de suavidad y de arrullo donde toda pasión es posible y tan ajeno a la cotidiana forma de entendernos; sino porque los ríos corrían cercanos, diáfanos y generosos en esos años de infancia. Canción que recupero reactualizada en Youtube, para saldar una deuda de la memoria.

Canción Pare:
http://es.youtube.com/watch?v=EiSnNccSHeI

Fue quizás el cantor que ayudó a la transición de las calles heredadas a las calles construídas, con una música diferente de los bambucos de Garzón y Collazos tarareados por Doña Graciela, de los tangos y la milongas que azotaban los cafetines del pueblo; o de las rancheras repetidas en la radio, en "mañanitas quindianas", para acompañar los afanes de prepararse para ir al colegio. Una música distinta a la balada latinoamericana; música que apareció en las notas de los cuadernos escolares cuando nuestros corazones adolescentes se agitaban con Sandro de América, indiscutible inventor del Rock en Español. Y con las canciones de los argentinos Sabú, Palito Ortega, Roberto Favio y de los españoles, Rafaél y Camilo Sexto. Música para los enamorados del amor; para ausencias irreales y pasiones abruptas que aún no padecíamos. Lloros de un alma que se afanaba al encuentro.
(Ver video Sandro)
http://es.youtube.com/watch?v=IVY-6lkVAz8
Serrat llegó a nosotros con otra dimensión. La dimensión del cantautor, que no es otra cosa que un poeta que le pone música a sus palabras. Serrat llegó en forma de literatura sonada. De poema auténtico, sentido, trasmutado. Serrat no era un cantante, un histrión sin pensamiento. Y eso hacía la diferencia. Serrat era, es y continúa siendo un poeta que se vale de la música para integrarse a sus contemporáneos para compartir con ellos la alegría que le inunda. Sus canciones son versos que vuelan, buscan oídos y nidos donde belleza y esencia anudan, se entrelazan, liberan. Palabra y música, alas de un pájaro que permite que el espíritu sonría, se emocione, vuele, trascienda.
Poeta sin igual que se afirmó en su propia lengua, el catalán (Ara que tinc vint anys y Cançons tradicionals Poemarios de 1967; así como Con ho fa el vent poemario de 1969), antes de lanzarse en un vuelo definitivo sobre el continente iberoamericano. No sin antes incursionar en el portugués, ese otro sonoro idioma de la tierra iberoamericana, -como los son también el quechua y el aimará-, en el que escribe para consentirse y consentir a los suyos.
(Video palabras de amor):
http://es.youtube.com/watch?v=GBnBCsKo6lY

La academia -tradicional, adocenada y resistente al cambio-, se ha negado a mirar y analizar desde la perspectiva literaria el aporte de Serrat a la poesía hispañola. Hija de la modernidad, la académica es incapaz de entender como producción poética, cualquier cosa que esté fuera de los libros, del impreso. Pero si hiciera el esfuerzo necesitaría al menos dos buenos volúmenes para editar la poesía completa escrita por Serrat. Poesía, señores académicos, así en ese término inconfundible, limpio, irrevocable.
Es posible, que sólo viéndola editada los críticos se animen a considerar la creación de Joan Manuel Serrat, al lado de nombres como los de Antonio Machado, Miguel Ángel Hernández, Rafaél Alberti, Mario Bendetti, Joan Salvat-Papassiet. Poetas grandes por su poesía a ambos lados del atlántico, a quienes les ha prestado alas con su música y su interpretación. Sin embargo, pocos conocerían a Machado, Alberti o Hernández, incluso no los hubieran llegado a oír mencionar a menos que pertenecieran a círculos de estudiosos de la literatura. Serrat por el contrario los hizo visibles y los puso en boca de millones de hispanoparlantes que tararean sus versos, a veces, sin conocer la historia de sus autores. El nombre de Serrat y los versos rescatados por sus canciones les basta para saber que caminante no hay camino, se hace camino al andar; desdecir con fuerza la soberbia de los oscuros pedantones al pañío, frente a la transparencia de las buenas gentes que viven, laboran, pasan y siembra y que un día como tantos descansan bajo la tierra; o apreciar la España multicultural que vibra, llena de contradicciones, en la saeta que le canta al Cristo que anduvo en la mar. Su voz le presta dolor a la imagen del niño yuntero, agudiza la tristeza del hombre preso que canta para su hijo recién nacido la nana de las cebollas, y se levanta insumisa y beligerante para recalmar la libertad. Canción que, además, fue censurada en el programa: A su aire emitido por la televisión española en 1974.
Para la libertad VIDEO:
http://es.youtube.com/watch?v=MIZbHR3VB7w

Serrat, el poeta, es uno de los ejemplos del escritor como suma de voluntades.
Su voluntad de sentir, -extrañamiento de lo cotidiano que permite re-presentar el mundo mirado con asombro-, se traduce en una serie de poemas donde las cosas pequeñas, cotidianas, pedestres si se quiere, retornan al lector transmutados en epifanías: “uno se cree que los mató el tiempo y la ausencia, pero su tren tomo boleto de ida y vuelta”. O en la historia personal del ser humano que crece, con la posibilidad del infante normal, en su mundo de ensoñación: “Tenía diez años y un gato peludo, funámbulo y necio, que me esperaba en los alambres del patio a la vuelta del colegio. Tenía un balcón con albahaca y un ejército de botones y un tren con vagones de lata. roto entre dos estaciones.” Voluntad de sentir con intensidad y de reinventar el recuerdo con la tesitura poética de las cosas simples: “Barquito de papel, sin nombre, sin patrón y sin bandera, navegando sin timón donde la corriente quiera. Aventurero audaz, jinete de papel cuadriculado, que mi mano sin pasado sentó a lomos de un canal. Cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar, y navegar era jugar con el viento, era una sonrisa a tiempo, fugándose feliz de país en país, entre la escuela y mi casa, después el tiempo pasa y te olvidas de aquel barquito de papel”. Metáfora de la vida que como los ríos de Manrique van a dar al mar; que es el morir. Carga existencial que tampoco es ajena al poeta Serrat “Si la muerte pisa mi huerto ¿quién firmará que he muerto de muerte natural? ¿Quién lo voceará en mi pueblo? ¿quién pondrá un lazo negro al entreabierto portal? ¿Quién será ese buen amigo que morirá conmigo, aunque sea un tanto así?”
Serrat, es igualmente el escritor con una voluntad de pensar y pensarse. Sus poemas no son simples entretenimientos o nostalgias inanes; tienen un propósito, una ética y una estética particular que no le hace concesiones al statuo quo. Romances citadinos que se oponen a la mezquindad de la ética deontológica como máscarada: “Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas. Se despertó el bien y el mal la zorra pobre al portal la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas. Se acabó, que el sol nos dice que llegó el final. Por una noche se olvidó que cada uno es cada cual.” Procesos urbanos que el poeta retoma con ironía en “la aristocracia del barrio”, “yo me manejo bien con todo el mundo” “Señora”, para evidenciarnos que esos jóvenes -mal mirados por los adultos amnésicos-, envejecerán, con el paso del tiempo, horneando pan o construyendo mundos mejores. Siempre al filo del escándalo en los gallineros de las "señoras bien", los poemas de Serrat obligan varias lecturas. Como el vino, sus letras añejan con calidad y tienen mejor sabor con el tiempo. Esa voluntad de pensarse universal, libre, anárquico, cosmopolita, hispañol, cósmico y ecologista; de ser consecuente con sus posiciones políticas ha repercutido en su vida personal y artística. Vetado en Televisión Española por el régimen franquista hasta 1974, tuvo que exilarse en México al año siguiente por sus declaraciones públicas. Sus versos siembran pavor entre los poderosos, entre los farsantes, entre los seguidores de Escrivá de Balaguer. La facilidad que les brinda la música para insertarse en la memoria colectiva, ha sido considerada subversiva, no sólo en su tierra natal: el genocida chileno Augusto Pinochet censuró su música en 1983. Y no es gratuito que Serrat celebrara con un concierto apoteósico en el Luna Park de Argentina, el regreso de este país iberoamericano a la democracia, después de un regimen del terror que aún hoy sacude con historias siniestras a los coterraneos de Borges, ese otro poeta universal.
La voluntad de crear, que demanda capacidad para trasmutar lo sentido y lo pensado en una obra concreta, en objeto que otro disfruta asombrado, también es una condición presente en la trayectoria artística del poeta catalán. Su dilatada discografía, en la que a veces figuran dos volúmenes por año, casi en su totalidad poemarios propios, lo demuestra: Ara que tinc vint anys (1967); Con ho fa el vent (1969); Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969);…e as suas cançoes (1969) La paloma, (1969); Mi niñez (1970); Serrat/4 (1970); Mediterráneo (1971); Miguel Hernández (1972); Per el meu amic (1973); Para vivir (1974); Para piel de manzana (1975); Res no es mesquí (1977); 1978 (1978); Tal com raja (1980); Encontre (1980); En tránsito (1981); Cada loco con su tema (1983); Serrat al grec (1983); Serrat en directo (1984); Fa vint anys que tinc vin anys (1984); El sur también existe (1985); Sinceramente teu (1986); Bienaventurados (1987); Material sensible (1989); Utopía (1992); Nadie es perfecto (1994); Sombras de la china (1998); Canciones (2002); Versos en la boca (2002); Mo (2006). Y esto sin contar la extensa lista de producciones colectivas en colaboración con otros artistas.
A quien le interese profundizar en el tema le recomiendo visitar su nombre en Wikipedia y la página de Cancioneros.Com.
http://www.cancioneros.com/cc.php?NM=10.
A esta voluntad para crear del poeta Serrat, está íntimamente ligada la voluntad de crear del Serrat compositor. Una voluntad que le obliga a conocer los ritmos y los más variados instrumentos de esa Iberoamérica intercontinental, para incorporarlos con intención ecuménica en la rica musicalización de sus poemas. Son legendarios sus desplazamientos a un cualquier país de América, sólo para encontrar al ejecutante apropiado de un instrumento insólito, que pueda matizar la calidad del paisaje sonoro de su próxima grabación. Como ningún embajador español, Serrat evidencia las esencias que trascendiendo el lenguaje nos hacen un solo continente, nos hermanan, nos invitan a la solidaridad, a la creación conjunta.
Y por último, la voluntad de persistir. Condición sin la cual el hecho de escribir no pasaría de una intención, un prurito, un deseo, una pose insignificante que amilanarían con facilidad los constantes embates del infortunio, o las incesantes llamadas de otros intereses. Voluntad de persistir, demostración de coraje y conquista de un espacio propio que encarna Serrat con suficiencia: Dejó atrás a muchos de los escritores que iniciaron carrera a su lado, a muchos de los cantantes que fueron estrellas de la música Pop y con la energia del creador continúa abriendo espacio a las nuevas generaciones.
(Ver video con Alejandro Sanz)
http://es.youtube.com/watch?v=0Gxt2C47RbE
Por la calidad de sus poemas, de una poesía desenfadada y coherente con su forma de sentir y mirar el mundo, que indubablemente ha evolucionado enriqueciéndose, Serrat puede figurar con todo el mérito literario en cualquier antología de la poesía iberoamericana. Fiesta, Mediterráneo, Cuando me Vaya, Mi niñez, De cartón piedra, La mujer que yo quiero, El titiritero, Palabras de amor, Lucía, Tu nombre me sabe a yerba, Cuando me vaya, Pueblo blanco, Sombras de la china, Que va a ser de ti, Vagabundear, Barquito de papel, Si la muerte pisa mi huerto, aquellas pequeñas cosas, Pare, Helena, Penélope, Romance del curro “El palmo”, Los macarras de la moral, Esos locos bajitos, De vez en cuando la vida, Princesa, son sólo la enunciación de algunos títulos de esos poemas antológicos. Imposible que en esa enumración la memoria no evoque la músicalidad que ellos conllevan. Como todo poeta que se respete no podía faltar entre sus poemas el “arts poética”, poema autocontenido en el cual el poeta hace consciencia y trasmite los códigos de su proceso creativo: “No hago otra cosa que pensar en ti”.
Un poeta que presiste porque se siente comprometido con el idioma de su pueblo, un pueblo que extiende sus límites desde la barcelona catalana hasta la mítica Tierra de Fuego. Un escritor que responde a un autentico deseo a una vocación esencial; porque es Serrat un ser humano que no sabría hacer otra cosa que ser poeta cantor. Excelente poeta que comparte sus sentimientos en la mejor forma que alcance para todos: las notas de una canción moderna. No se le debe negar a Serrat su esencia de poeta, como nadie le negaría a Pablo Neruda tal condición, sólo porque Serrat lo interpretara.
(ver video: Puedo escribir los versos más tristes esta noche)
http://es.youtube.com/watch?v=-yecG-Tk1aI
Porque encarna al escritor como suma de voluntades, pero sobre todo porque es uno de los poetas contemporáneos de mayor trascendencia popular, quiero pedir para Serrat El premio Nobel de Literatura. Y levanto tienda de campaña en estos desérticos parajes para desfacer el entuerto de su olvido, para que no muera sin recibirlo como le sucedio a Borges, su colega. Claro, a ninguno de los dos les importa, ni les importó el Nobel. Pero creo que le debe ser concedido, como le debió ser otorgado al más significativo de los escritores hispañoles.

Para empezar, España le debería otorgar a Serrat el Premio Principe de Asturias de Literatura en reconocimiento a su condición de Poeta. -El Premio Príncipe de Asturias, considerado por algunos críticos como antesala del Nóbel. Y hacerle una edición de lujo de sus poemas y de los de los poetas cantados por él, como lo hiciera con Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Y de paso saldaría una deuda que tiene con muchos poetas hispañoles.
El Nobel para Serrat, el nobel para un poeta hispañol que hermana a los pueblos con la libertad.



Malasia: Ni tanto que queme al Santo….


César González Muñoz

En una cápsula de mil palabras es muy difícil meter medio siglo de andadura histórica de un país. (Menos aún en esta cápsula de seiscientas palabras). El premio Nobel Joseph Stiglitz escribió en estos días una columna llena de elogios al proceso económico y social de Malasia. La pequeñez del espacio no justifica que este famoso economista haya dejado por fuera factores claves de la vida en ese país.
Malasia es una de las naciones más exitosas del planeta en las últimas décadas, en términos de su desempeño económico. La tasa histórica de expansión de la economía ha fluctuado entre el 7.5 y el 9 por ciento en los últimos treinta años.
En los sesenta, Malasia era un país mucho más pobre que Colombia. Hoy, el ingreso per cápita es casi cinco veces superior al nuestro y sólo el 8% de la población está por debajo de la línea de pobreza. Se prevé que este número bajará al 3 por ciento en 2010. La clave ha sido el crecimiento acelerado de la economía.
El desarrollo económico de Malasia es un nítido ejemplo de un “capitalismo de mercado dirigido”; es un país tropical, cuyo progreso económico acelerado se basó originalmente en la agricultura moderna, principalmente en el sector de la palma de aceite. El país sigue siendo actualmente el líder mundial en ese campo. A partir de allí, Malasia cuenta hoy con una infraestructura física que le permite competir en los sectores de punta que mueven hoy el proceso económico en países asiáticos más avanzados como Corea, Singapur y Taiwán.
Esta reseña coincide con la que Stiglitz esboza en su columna, que se publica en muchísimos diarios del mundo. Pero la realidad de Malasia no ha sido, ni es, tan luminosa y brillante como la que pinta el premio Nobel. .
Hasta mediados de los noventa, Malasia era uno de esos “Tigres Asiáticos” cuyo impulso liberalizador era aplaudido por todos los neoliberales del mundo. Todo un paradigma. Sin desconocer los indudables logros del régimen, lo cierto es que la crisis asiática de 1997 dejó ver, a despecho de los “ortodoxos”, que Malasia y sus vecinos tenían comparativamente poco de liberalismo económico y mucho de privilegios corruptos a favor los sectores cercanos al gobierno. Habrá que recordar que el primer ministro Mahatir Mohammad se mantuvo con su partido en el poder durante 22 años hasta 2003. Bonita continuidad, pero también mínimo juego democrático efectivo. La libertad de prensa, las garantías de la oposición y la independencia del poder judicial no son, para nada, puntos fuertes de las instituciones Malasias. La verdad, señor Stiglitz, es que en este caso el progreso económico y social no va de la mano con la democracia liberal moderna.
Durante más de veinte años a partir de 1948, el país sufrió una terrible guerra civil, con conflictos raciales, religiosos y políticos. Desde la llegada de la paz, la constitución declara que el Islam es la religión del Estado si bien los musulmanes (los aborígenes malayos) son un poco menos de la mitad de la población total, que es de unos 26 millones. Por cuenta del tratamiento privilegiado que reciben los malayos en comparación con las etnias china e india, hoy se percibe una creciente tensión racial, religiosa y lingüística. En los últimos años, la cúpula del poder le ha dado impulso a una evidente primacía del Islam en la conducción de los asuntos públicos. Crecientemente, la “acción afirmativa” en pro de los malayos se ve como una discriminación contra las demás etnias y como una opaca manera de favorecer a los amigos del régimen.
Aunque estas cápsulas sean insuficientes, al menos hay que establecer un mínimo balance entre las luces y las sombras de una historia indudablemente muy interesante.



Costa Rica: golpes bajos

John Saxe-Fernández, http://jsaxef.blogspot.com, La Jornada, México, septiembre 27 de 2007.
La campaña por el sí, en el referendo que se celebrará el 7 de octubre en Costa Rica sobre el TLC con EU, fue dañada desde el gobierno al publicarse un documento interno de la presidencia de Oscar Arias proponiendo el chantaje, la amenaza y el temor para doblegar a la oposición. Dirigido al presidente y su hermano Rodrigo –ministro de la presidencia– por Kevin Casas, ex segundo vicepresidente y el diputado Fernando Sánchez del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), plantea un programa de guerra sucia contra la coalición por el no compuesta por “universidades, la iglesia, sindicatos, grupos ambientales, etcétera”. El “etcétera” incluye a organizaciones comunales, cooperativas, sindicatos, de mujeres y de barrios, grupos artísticos, campesinos o juveniles, pequeños y medianos productores, agricultores, empresas y al Partido de Acción Ciudadana (PAC), cuyo líder, Otón Solís Fallas disputó la presidencia a Arias en las reñidas elecciones de 2006. Lo hizo junto a Epsy Camphell Barr, ahora dirigente del PAC, defensora de la soberanía, la autosuficiencia alimentaria, el aparato productivo, el agua potable, la educación y las telecomunicaciones, de cara al TLC.
Aunque la censura de los medios no es nueva –desde hace meses se cierran espacios a los críticos del TLC, como el programa de televisión de Álvaro Montero Mejía– se propone saturar “… los medios de comunicación con publicidad” escogiendo “muy bien los rostros de la comunicación masiva del sí y utilizar casi exclusivamente trabajadores y pequeños empresarios”. Ello porque la contradicción entre un Estado dominado por la oligarquía y la población (tema desarrollado por Eduardo Saxe-Fernández en La nueva oligarquía, UNA, Heredia, 1999) deriva en confrontación ante el esquema antinacional y antipopular del TLC: “La campaña del TLC”, se reconoce en el documento, “se está convirtiendo en lo que nunca debimos haber dejado que se convirtiera: una lucha entre ricos y pobres, entre pueblo y gobierno”.
Desde la revolución de 1948 no se había registrado una división tan profunda en la sociedad y la política: fue notable la presencia de miles protestando fuera del Estadio nacional, durante la ceremonia de toma de posesión de Arias. Desde una legitimidad quebradiza, éste ahondó políticas favorables a los intereses extranjeros y de la elite, centrados en las exportaciones, la maquila electrónica, agregándose, entre otros, la especulación en bienes raíces –ante el ingreso de gran cantidad de jubilados de EU, los precios de la tierra e inmuebles se disparan– junto a una tolerancia a actividades como el lavado de dinero, proveniente del narcotráfico y otros servicios: florece la prostitución y el juego: el sportbook se disemina y es un negocio multimillonario. Hoy son más los casinos que las aulas: en esto San José se parece a La Habana de Batista y el poder se ejerce desde el lucro oligárquico-imperial. Los Arias son dueños del mayor ingenio del país, productor de etanol que se exporta a California, un negocio de decenas de millones de dólares anuales con altos costos a la biodiversidad. No sorprende que junto a la creciente polarización sociopolítica, la credibilidad del régimen esté por los suelos: “En este momento”, dice el memorando, “nadie cree una palabra al gobierno ni a los políticos”. Por ello la campaña del sí debe usar “… intensivamente testimoniales de gente muy sencilla y en situación precaria”. La preocupación oficial es mayor porque la población se organiza y resiste (la presión popular impulsó el referendo) y lleva al primer círculo de los Arias a intensificar la guerra sucia, una temeridad por la aguda polarización y deterioro socioeconómico. En un pasaje memorable por el desprecio a la civilidad se propone “estimular el miedo”: un miedo que “es de cuatro tipos: a) “miedo a la pérdida del empleo”; b) “miedo al ataque a las instituciones democráticas”; c) miedo a la injerencia extranjera en el no”; d) “miedo al efecto de un triunfo del no sobre el gobierno”.
Para Arias es difícil deslindarse de un diseño que sólo intensifica, antes del referendo, lo que de tiempo atrás hace su autoritario gobierno: Casas y Sánchez se manifiestan por estimular la “… cizaña sobre los líderes, motivos, métodos, financiamiento y vínculos internacionales del no”. En corto: asustar a los ticos con dos cocos: Fidel Castro y Hugo Chávez, sugiriendo, con engaño, que motivan y financian el no al TLC.
Para reforzar el sí se chantajea a los municipios, cimiento de la estabilidad. Dice el memo: “Pero hay que hacer algo… con los 59 alcaldes del PLN y… transmitirles con toda crudeza una idea muy simple: el alcalde que no gana su cantón el 7 de octubre no va a recibir un cinco del gobierno en los próximos tres años... (igual)... a los regidores, a quienes se puede hacer responsables de distritos específicos”.
Son golpes bajos contra el “contrato social” de una población alertada ya por el TLC: a decir de Alfonso Chase, el “reloj despertador más efectivo que hemos tenido en los últimos 100 años”.


EL DERECHO A DISENTIR.

Apreciado Rodrigo:Muy buenos los dos artículos que nos envías refrescando reflexiones sobre el muy liberal "Derecho sagrado a disentir", que lo considero esencial para la ideología y el sentimiento liberal y que mal puede ser recortado por quien sea en el reglamento que se quiera,porque está en la esencia de nuestra actitud de liberales y de nuestra convicción democrática.
Al Nuevo Liberalismo lo creamos con esa convicción y en uso de un derecho semejante al que asistió al Dr. López Michelsen para fundar el MRL.Otra cosa es que los interesados en la reeleción del Dr.López en el 82 hubiesen quedado afectados en sus expectativas de partido con la derrota inevitable y previsible.No estábamos de acuerdo con la reelección en ese entonces como no lo estoy ahora ante quienes están impulsando la de Uribe y no lo estuve para la segunda.No es sano para el país.La arrogancia que se le adjudica a Galán, más bien podría señalársele al Dr. López quien se estimó irremplazable para el Partido Liberal y para la nación en esa coyuntura intentando ahogar a la joven disidencia.Fué más liberal el movimiento galanista que el oficialismo del Partido.El llerismo estuvo con nosotros si bien el Nuevo Liberalismo fué un movimiento independiente y autónomo como se reflejó en las últimas épocas.En todo caso, el acontecer político de esos años estuvo influenciado por aspiraciones y amarguras individuales de los líderes tradicionales del Partido que iban parejas y en contradicción con el proceso de renovación política que encarnó el Nuevo Liberalismo. hasta su final aciago.
Lo que me parece insólito ahora es volver a encontrar expresiones referentes a Galán que califican su discurso como:"alegato moral de corte fundamentalista", cuando veinte años después podemos sopesar la tragedia nacional y del Partido que se desprendió de las complacencias con el narcotráfico y la corrupción.Galán advirtió reiteradamente y por eso lo asesinaron,sobre la nefasta influencia de los dineros mal habidos que como un pulpo iban a abarcar grandes sectores de la Nación con sus tentáculos.El mayor problema nacional es hoy más que nunca de carácter ético y moral como lo anunció Galán.La corrupción del paramilitarismo, la pestilencia de la guerrilla, el mal olor en muchas dependencias del Estado e incluso en la empresa privada,no hacen sino confirmar los más sombríos presentimientos de Galán.¡Fundamentalismo galanista!.Mal pueden calificarse así las lúcidas advertencias casi de carácter profético que anticiparon lo que iba a ser el desastre nacional que hemos vivido.
Termino aquí estas breves referencias a un período que se va alejando en la arqueología política del siglo pasado,felicitándote por tus inquietudes ideológicas e históricas que siempre son de interés en nuestro correo electrónico.Fernando Sanz

Nos parece pertinente publicar dos opiniones muy importantes, recogidas de escritos de dos destacados miembros de nuestro Partido, quienes “sentaron cátedra en esto del derecho a disentir.

Jaime Angulo Bossa. Informe de la comisión Interparlamentaria a la Junta de Senadores y Representantes. Marzo 12 de 1963.

IV

DEL DERECHO DE DISENTIR Y EL REGIMEN DE DISCIPLINA INTERNA

"….La característica del liberalismo es el movimiento, la dinámica, la desintegración de los valores muertos; y su fuerza estriba en la crítica interna ilimitada en EL DERECHO DE DISENTIR, de que alguna vez hable con frase de cierta resonancia…." Carlos Lozano y Lozano en "Por qué soy liberal" 1944.

Noblemente inspirados pero incursos en involuntario error, algunos copartidarios suponen que el régimen de disciplina interna impedirá el legítimo ejercicio del derecho de disentir, cuya categoría de principio clásico y fundamental de la doctrina liberal adquirió relieves trascendentales después de la brillante enunciación que de su contenido hiciera Carlos Lozano y Lozano. El partido tiene que agradecer la espontánea vigilancia filosófica que aquellos realmente quieren realizar y ello est+a contribuyendo, por la oportunidad en que ha surgido, a conocer los verdaderos alcances de las norma escritas por el doctor Carlos Lleras Restrepo de suyo sujetas a la más pura y exigente concepción del libre examen, supuesto elemental del disentimiento. Ninguna contradicción, ni siquiera formal, existe entre el derecho de disentir y el régimen de disciplina interna. Por el contrario, en este se contempla la necesaria y previsiva reglamentación de aquél, de modo que los miembros del partido sepan cuando nace y cuales son el tiempo y el espacio de su ejercicio, sin que esto pueda considerarse, aún por el espíritu menos resignado y conforme, como una manera de disminuirlo o desconocerlo, sino, lógicamente, como la mejor garantía que se da para su vigencia real. Lozano y Lozano en su límpida definición lo llama "crítica interna ilimitada" y a ella se remiten, con absoluta fidelidad, las disposiciones pertinentes. Nunca estatuto alguno del liberalismo avaló y exaltó tanto ese derecho como este, concebido y redactado por el Doctor Carlos Lleras Restrepo. Al derecho de disentir se le pueden señalar cauces, fijar caminos, y esto es lo que hace el proyecto mas de ninguna manera preestablecerle calidades, modos y condiciones. El estatuto – y he aquí la innovación teórica - prevee las únicas dos posibilidades en que el disentimiento no parece liberal aducirlo: cuando, "afecte directa y substancialmente los programas del partido o sus intereses políticos fundamentales" o cuando su praxis determine la pérdida de una posición o la que tiene
derecho nuestra colectividad. Y la calificación de cuáles son esas materias de obligatorio cumplimiento ni se deja al capricho ni al azar, ni deviene de lo alto por vía de autoridad o de dogma, sino que surge, para garantía de quienes estén sometidos a ese evento, de la deliberación y decisión de sus partes. Hay aquí, sin dudas, una correlativa aplicación del postulado constitucional, innegable fruto de nuestro ideario de que el individuo o grupos de individuos no pueden oponer sus objetivos a los grandes que justamente persiga la sociedad en que actúan. La disputa entre liberalismo, como partido y sus miembros, individual o colectivamente considerados, tiene que resolverse a favor de aquél. Lo contrario sería el caos, el desorden, la pérdida del equilibrio interior, la ideación de una política sin
centros motores que la conduzcan y la preserven.

La formulación de varios interrogantes acerca de la disciplina y de su naturaleza coadyuvará al esclarecimiento de éste factor ideológico. Es anti-liberal la disciplina? Está condenado el liberalismo, por eso, a no ser jamás un partido disciplinado? La disciplina es cánon de derecha? No es concebible, entonces, la disciplina de izquierda? Claro que el vocablo tiene varias acepciones y significados, más en el
proyecto se excluye, por simple origen filosófico y mental, el "ser instrumento que sirve, para azotar". Su concepción es humanista y equivale a las sobrias palabras de Barcia: "disciplina es escuela", porque es para hombres y sobre todo para liberales.

Las preguntas anteriores tienen sus respuestas obvias. La disciplina sería anti-liberal si ella, al revés de lo que se dispone en el proyecto, no fuera producto de la deliberación del ejercicio del derecho de disentir, que si bien es internamente ilimitado porque nada determina anteladamente su contenido y alcance, en lo externo debe
sujetarse a lo que su acción libre y espontánea creó, conjuntamente con las demás actitudes, como deber del partido en la materia del caso. La expresión "intereses políticos fundamentales" resulta de la interacción que en las convenciones tienen el ascenso y el disenso en busca de la fijación de una conducta. El liberalismo puede y, aún más,
debe ser una colectividad disciplinada, porque de esa manera asume mejor y con mayor eficacia la defensa de sus derechos. La disciplina, concebida en los términos del proyecto, no tiene genealogía reaccionaria. No obedece a criterio autoritario ni a dogmática ninguna. Al militante liberal no se le está proponiendo que tolere un estado de sitio ideológico. Ni siquiera que acepte como artículos de
fé los programas que aprueben las convenciones. Simple y llanamente se le invita en el final del preámbulo, a que luche, si ese es su deseo, por "la reforma de tales programas o de la línea de acción política
que se haya trazado la colectividad". Apenas si hay un límite: las confrontaciones temáticas deben cumplirse en el seno del partido y conforme al limpio juego de los estatutos. Estos distinguen muy bien, y afortunadamente, las controversias "dentro del partido", en los cuales el derecho de disentir puede manifestarse en forma ilimitada
porque solo así tiene virtualidad y grandeza, y las decisiones "del partido", en las cuales ese mismo derecho, ya ejercido antes, debe tener por lo menos la prudencia de no interferir la defensa de los "intereses políticos fundamentales". He aquí la diferencia entre lo "interno" y lo "externo", según se desprende de la definición del propio Lozano y Lozano. La "critica interna ilimitada" sirve para
llegar a la noción de"intereses políticos fundamentales", frente a cuyas dimensiones, por ser su más noble creación y victoria, el disentimiento no todas las veces es el noble y democrático derecho, que los liberales tenemos aún contra lo presuntivamente dogmático y autoritario. En ocasiones podría convertirse en un absurdo derecho de
traición.

Cuáles son, por otra parte, las materias de que se puede disentir? Hace visto que nada prohíbe estar en desacuerdo con los programas y que, por lo mismo que se estatuye la facultad de buscar su reforma, no están erigidos en materia sagrada e intocable. Esta es la regla general excepcionalmente el ordinal segundo del articulo 5º dispone
que podrán ser privados del carácter de miembros activos o privados del derecho de inscribirse como tales "quíenes no acepten las decisiones de los órganos legítimos del partido en aquellos casos en que, conforme a los presentes estatutos, tales decisiones deben ser de obligatorio cumplimiento". Los literales a) y b) * del articulo 66
determinan cúales son esas decisiones. El primero tiende a impedir el desarrollo del oportunismo político, fenómeno canceroso que ya se presentó en otras épocas y que puede destruir la unidad del partido y no por causas de inobjetable grandeza. El segundo persigue que, por una mayoría no inferior a las cuatro quintas partes, es decir, casi por unanimidad las representaciones liberales en las corporaciones públicas precisen las materias que "afecten directa y substancialmente los programas del partido o sus intereses políticos fundamentales". Cabe aquí anotar que solo quienes estén investidos del rango de concejales, diputados o parlamentarios caerán en la órbita de estas
disposiciones. Los restantes copartidarios tendrán libre y amplio juego dentro del esquema general del estatuto.

Como complemento de las reglas anteriores y para conformar un conjunto armónico, la comisión estimo indispensable acoger el principio de responsabilidad de los dirigentes de modo, que estén obligados a responder, ante organismos como la Convención Nacional las Asambleas
Regionales y Municipales, entidades que en su respectiva jurisdicción constituyen la máxima autoridad del partido, por la manera en que hayan cumplido el mandato político que les fue conferido en el momento de la elección. El liberalismo, consiguientemente estudiará dichos informes y se pronunciará sobre ellos, facultad que permite juzgar la
conducta de los jefes nacionales, regionales y municipales y
establecer, al mismo tiempo, severa vigilancia sobre posibles desvíos políticos, incompetencias ideológicas o simple indiferencia por los
asuntos de interés colectivo. Con esta adición, el relimen de
disciplina interna no se limita a incidir en la conducta de
concejales. Diputados y Parlamentarios, sino que asciende, desde el municipio hasta la nación, como celoso contralor de los diferentes niveles directivos.

El Artículo 66 se refiere a las disidencias. La Comisión Comprende que sea esta norma la que mas preocupaciones haya producido. "Disidir" del latín "dissidere", es "separarse de la antigua doctrina o creencia", pero el sentido que esa palabra tiene en el proyecto es, con relación a la integración e las listas de candidatos, no acogerse
alo dispuesto por la mayoría de las convenciones, con base en la razón, solo demostrable a posteriori, de que se vulneran personalísimos derechos asegurados por la opinión popular. Si la estructura de la carta orgánica del liberalismo cuya aprobación solicitamos no estableciera un sistema de garantías y no fundamentara el desarrollo de las candidaturas en la voluntad de las mayorías, el miembro activo cuyo nombre no fuera acogido por estas tendría, mas que la posibilidad, el derecho de crear dudas acerca de su minoría es solo aparente o acerca de su la mayoría de los demás no es real. El columnaje del proyecto por el contrario, hace presumir, por la vocación que en el se hace siempre al mayor numero, desde la elección de asambleas municipales hasta la integración de las regionales, de que existe evidentemente un proceso democrático en el escogimiento de los candidatos, Hay la tendencia, por abuso del concepto de amparo que el liberalismo otorga a las minorías y del respeto que brinda sus legítimos derechos, de suponer que la mitad mas uno debe sustituirse
por la mitad menos uno. Este exceso podría inhibir nuestra capacidad decisoria y conducir inclusive a la antidemocracia. Por otra parte, si el proyecto no contemplara este fenómeno o se abstuviera de condenarlo, estaría manifestando, tácitamente, que no cree en la justicia democrática de sus reglas. Pero como si esta seguro y convencido de ellos, establece que los liberales busquen en el seno de
la legalidad del partido y no fuera de ella, la opinión que los
consagre y exalte. Y no podría erigirse en cánon del partido el rechazo a listas integradas mediante el juego de mayorías y minorías por un grupo político que por exiguo ni siquiera logró obtener representación en un juego democrático normal. El artículo 29, al adoptar el sistema de interponer nombres cuyos votos sean iguales o superiores al cuociente, cancelará definitivamente la preocupación de los matices minoritarios consistentes en que, a pesar de su inclusión,
por estar en los últimos reglones su derecho de representación se torna imaginativo e ilusorio.





Edmundo López Gómez: "La crisis del Partido y el derecho a disentir". Publicación de la Dirección Nacional Liberal. Bogotá D.C. Julio de 1999.

III. EL DISENTIMIENTO Y LA FORMA DE TRAMITARLO

De ahí que es necesario abordar un tema que no puede soslayarse: el disentimiento y la forma de tramitarlo.
Recordamos que cuando se adoptaron los estatutos de 1963, con fundamento en el proyecto presentado por el doctor Carlos Lleras Restrepo, en su condición de jefe del Partido Liberal, se discutió la brillante ponencia presentada por el senador Jaime Angulo Bossa, a nombre de la Comisión Interparlamentaria Liberal de la cual hicimos
parte, en la honrosa compañía de los doctores Julio César Turbay Ayala, Víctor Mosquera Chaux, Augusto Espinosa Valderrama, Diego Luis Córdoba (quien firmó con salvedades), Alfonso Lara Hernández Alberto Mendoza Hoyos, Alfonso Latorre Gómez, Migdonia Barón, Alfonso
Fuenmayor, Juan Medina Díaz, Rafael Isidro Rodríguez, Miguel Pinedo Barros, Salvador Villa Carbonell y Pablo Solarte.

El Doctor Angulo Bossa en le capítulo IV de su ponencia, abordó el tema bajo el título el derecho de disentir y el régimen de disciplina interna, y le sirvió de epígrafe el siguiente pensamiento expresado por el insigne ideólogo del liberalismo, doctor Carlos Lozano, en su libro Por qué soy liberal, la característica del liberalismo es el movimiento, la dinámica, la desintegración de los valores muertos; y su fuerza estriba en la crítica interna ilimitada, en el derecho a
disentir, de que alguna vez hablé, con frases de cierta resonancia…."

Decía el ponente de los estatutos de 1963:"Noblemente inspirados, pero incursos en involuntario error, algunos copartidarios suponen que el régimen de disciplina interna impedirá el legítimo ejercicio del derecho de disentir, cuya categoría de principio clásico y fundamental de la doctrina liberal adquirió relieves transcendentales después de
la brillante enunciación que de su contenido hiciera Carlos Lozano y Lozano. Ninguna contradicción, ni siquiera formal, existe entre el derecho de disentir y la necesaria y previsiva reglamentación de aquel, de modo que los miembros del partido sepan cuándo nace y cuáles son el tiempo y el espacio de su ejercicio, sin que esto pueda considerarse, aún por el espíritu menos resignado y conforme, como una
manera de disminuirlo o desconocerlo, sino, lógicamente, como la mejor garantía que se da para su vigencia real. Lozano y Lozano, en su límpida definición lo llama "crítica interna ilimitada", y a ella se remiten, con absoluta fidelidad, las disposiciones pertinentes. Nunca estatuto alguno del liberalismo avaló y exaltó tanto ese derecho como éste concebido y redactado por el doctor Carlos Lleras Restrepo.

"Al derecho de disentir se le pueden señalar cauces, fijar caminos, y esto es lo que hace el proyecto, más de ninguna manera prestablecerle calidades, modos y condiciones. El estatuto y he aquí la innovación teórica cuando afecta directa y sustancialmente los programas del Partido o sus intereses públicos fundamentales o cuando su praxis
determine la pérdida de una posición a que tiene derecho nuestra colectividad, las dos únicas posibilidades en que el disentimiento no parece liberal aducirlo. Y la calificación de cuáles son estas materias de obligatorio cumplimiento ni se dejan al capricho ni al azar, ni deviene de lo alto por la vía de autoridad o dogma, sino que surge, para garantía de quienes estén sometidos a ese evento, de la
deliberación y decisión de sus partes. Hay aquí, sin dudas, una correlativa aplicación del postulado constitucional, innegable fruto de nuestro ideario, de que el individuo o grupo de individuos no puedan oponer sus objetivos a los grandes que justamente persiga la sociedad en que actúan. La disputa entre el liberalismo, como partido, y sus miembros, individual y colectivamente considerados, tiene que resolverse a favor de aquél. Lo contrario sería el caos, el desorden, la pérdida del equilibrio interior, la ideación de una política sin centros motores que la conduzcan y preserven".

La misma ponencia, que no dudamos en calificar de luminosa y que debe servir de material de lectura para los constituyentes liberales de 1999, trae precisiones sobre los conceptos que se interrelaccionan, pero que jamás pueden conducir al "absurdo derecho de traición", como
lo expresara elocuentemente el doctor Angulo Bossa.

IV. EL DISENTIMIENTO TIENE PRINCIPIO Y FIN

Por nuestra parte, nos referimos al "Derecho de disentir", en articulo publicado en el diario El Tiempo, el 10 de agosto de 1985, el cual reproducimos porque también puede servir de referencia a los constituyentes liberales que han sido convocados para trazar líneas de hacino y conducta liberal, en la reunían que se ha previsto este año.

Decíamos: "El disentimiento significa desacuerdo con algo o con alguien. El derecho a ejercerlo es reconocido por los Estados y organizaciones políticas que no están matriculadas ni en la extrema derecha ni en la extrema izquierda. Razón por la cual su existencia es connatural en los regímenes democráticos. En Colombia, el Partido
Liberal, lo ha incorporado entre sus principios, como expresión del libre examen. Pero el disentimiento dentro de ese marco conceptual requiere que quien lo ejerza someta sus opiniones a una confrontación, de tal manera que haya oportunidad de escoger entre uno y otro planteamiento, sin traumatismos, a través de métodos que pongan a salvo los intereses generales. La regla acatada en las democracias, universalmente, es la de las mayorías, tanto en la vida interna de los partidos como en los Estados. Y la sujeción a ella constituye soporte primario de disciplina política.

Cuando se analiza el fenómeno de las elecciones generales en países democráticos, vemos como éstas se inspiran fundamentalmente en la teoría del disentimiento, pues las opciones que determinan el voto de los electores se basan en la comparación de programas y de candidatos
a desempeñar dignidades del estado, proceso que se legitima por el escrutinio que, a su vez, suministra la información final sobre el pronunciamiento del cuerpo electoral.

En cuanto a la vida interna de los partidos, en muchas naciones se ha considerado necesario elevar a normas legales los sistemas a que se deben someter determinadas decisiones políticas y el escogimiento de candidatos, en el entendimiento que es saludable garantizar que el
proceso se origine en forma inobjetable en el propio seno de los partidos. Se requiere, de acuerdo a las enseñanzas de Hans Kelsen, que el poder sea reflejo de la organización democrática de los partidos.

En consecuencia, el disentimiento tiene principio y fin. Se plantea en las deliberaciones de las células partidistas, en los cuerpos colegiados, en los Consejos de Ministros, etc., bajo la condición de estar diferida su aceptación al sentimiento mayoritario, ya para tomar una decisión política, ya para que un proyecto se convierta en ley, ya para adoptar ciertas medidas de gobierno.

Desde el momento en que las definiciones se tomen democráticamente tanto en el campo político como en el gubernamental, quien haya planteado el disentimiento no debe insistir por encima de las decisiones del partido o del gobierno, según sea el caso. Lo que no quiere decir que el disidente carezca del derecho, en tal evento, de
retirarse del partido que no acogió sus tesis o su nombre, o de la Administración que desechó sus puntos de vista. Porque siendo la democracia un régimen de opciones políticas, mal se podría concebir que el disidente quede condenado al ostracismo o a la muerte civil.

En política hay principios éticos que priman sobre los intereses personales y los dirigentes son los primeros llamados a tomar posiciones consecuentes. No hacerlo revela egoísmo, soberbia, desacato a la ley de oro de las mayorías (en caso de decisiones trascendentales), condiciones que identifican a los hombres autoritarios, pero jamás a los auténticos líderes democráticos.

Consecuencialmente, no puede elevarse a virtud la eventual capacidad que tenga el disidente para derrotar a su propio partido, ni menos convertir en justo titulo, para aspirar a la Presidencia de la República, la escandalosa actitud de hacerle daño".

El anterior articulo de prensa revelaba nuestras preocupaciones ante la conducta asumida por el movimiento político Nuevo Liberalismo, que lideró el doctor Luis Carlos Galán Sarmiento (q.e.p.d.), a quien le hicimos el reproche de no haber acatado la decisión tomada por las
mayorías del liberalismo, en cuanto a la candidatura del doctor Alfonso López Michelsen a la Presidencia de la República.

Nunca el alegato moral de corte fundamentalista del doctor Galán, podrá justificar la derrota sufrida por el Partido Liberal Colombiano, porque, hay que precisarlo, no tramitó su disentimiento por los canales estatutarios sino por fuera de ellos, y debido a esa actitud arrogante, el Partido Liberal fue desalojado del poder, al facilitar el acceso al gobierno del candidato conservador, doctor Belisario
Betancur.

Ocurrió algo similar recientemente, cuando algunos liberales, sin renunciar a su condición de tales, tomaron sus decisiones por fuera de la Convención Nacional del liberalismo, es decir, tramitaron sus desacuerdos o disentimientos con prescindencia de los canales
estatutarios. Otra vez, la falta de disciplina partidista dio al
traste con los intereses políticos generales de nuestra colectividad, y en manguala inaceptable, se prefirió fortalecer, por el fenómeno de accesión electoral, al candidato conservador, y algo peor, de adherir a su programa, cosa que no podría decirse del doctor Luis Carlos Galán Sarmiento, quien se presentó en – disidencia – con un programa propio, a las elecciones presidenciales de entonces.