miércoles, 23 de julio de 2008

CONTENIDO


• Pasto, capital de Colombia, Enrique Herrera Enríquez.
• No nos traguemos el cuento nuclear, Amy Goodman.
• Manos al billete, Ramón Elejalde.
• Le falta un articulito, Luis Carvajal Basto.
• ¿Todo está permitido?, Guillermo Pérez.
• ¿Es inevitable la revaluación?, Mauricio Cabrera Galvis.
• ¿Una operación humanitaria o una operación de guerra?, Juan Manuel López Caballero.
• Fumigación, erradicación y sustitución. Jorge Mejía Martínez.
• Economía Presidencial, César González Muñoz.



Pasto, capital de Colombia.


Enrique Herrera Enríquez.

San Juan de Pasto, 23 de julio de 2008.

Doctor.
EDUARDO ALVARADO SANTANDER.
Alcalde de Pasto.
E. S. D.

Señor Alcalde.

Motivado por el interés de identidad y sentido de pertenencia para con lo nuestro, me permito recodar con el respeto que Usted y su administración me merecen un hecho histórico que no debería pasar inadvertido como lo es el que la ciudad de Pasto hace 146 años ejerció como capital de la republica, por espacio de seis meses, de acuerdo con el siguiente documento:

DECRETO DE 26 DE JULIO DE 1862.

Por el cual se designa a la Ciudad de Pasto para Capital provisoria de la Confederación Granadina.

El Presidente de la Confederación Granadina,

En uso de la autorización que le concede el Artículo 4to. de la ley de 30 de abril de 1859 para trasladar provisionalmente, en caso de grave turbación del orden general, la capital de la Confederación al lugar que las circunstancias indiquen como más conveniente,

DECRETA:

ARTICULO UNICO. Designase para los efectos legales la Ciudad de Pasto, como Capital provisoria de la República.

Dado en Pasto, a 26 de julio de 1862.

Leonardo Canal. Sergio Arboleda.
Presidente. Secretario de Gobierno y Guerra.

Después de Bogotá, Pasto es la ciudad que por mayor tiempo ostenta el honor de haber sido capital de la Republica por cuanto lo fue desde el día 26 de julio hasta el 31 de diciembre de 1862 cuando Leonardo Canal reconoció a Tomas Cipriano de Mosquera como presidente de la nueva republica que toma el nombre de los Estados Unidos de Colombia.

Este es un acontecimiento digno de destacar y darlo a conocer con todos sus pormenores haciendo sentir orgullo y sentido de pertenencia para valorar lo nuestro.

Atentamente,

ENRIQUE HERRERA ENRIQUEZ.
Miembro de Número de la Academia Nariñense de Historia.
Kikeherrera666@gmail.com





No nos traguemos el cuento nuclear


Publicado el 16 de Julio de 2008, Por Amy Goodman

Mientras que los candidatos a la presidencia intercambian dardos y se acusan mutuamente de cambiar con facilidad sus posiciones políticas, ambos están de acuerdo con el presidente Bush en su entusiasta apoyo a la energía nuclear.
El senador John McCain ha pedido 100 nuevas centrales nucleares. El senador Barack Obama, en un debate entre los candidatos demócratas a la presidencia en julio de 2007, respondió a un miembro del público que estaba a favor de la energía nuclear: “verdaderamente creo que debemos analizar el uso de la energía nuclear como parte del 'mix' energético.” Entre los máximos contribuyentes a la campaña de Obama se encuentran ejecutivos de Exelon Corp., el principal operador de plantas nucleares del país. Precisamente esta semana, Exelon lanzó un nuevo proyecto llamado “Exelon 2020: mapa de ruta para reducir las emisiones de carbono” (Exelon 2020: A Low-Carbon Roadmap). La industria de la energía nuclear percibe el calentamiento global como una oportunidad de oro para venderle al mundo sus centrales de energía nuclear absurdamente caras y peligrosas.

Pero la energía nuclear no es una solución al cambio climático; más bien, provoca problemas. Amory Lovins es cofundador y director científico del Instituto Rocky Mountain de Colorado. Plantea argumentos sencillos y poderosos contra la industria nuclear: “El resurgimiento nuclear del que solemos hablar no está ocurriendo realmente. Es una ilusión cuidadosamente fabricada... no hay compradores. Wall Street no está poniendo ni un sólo centavo de capital privado en esta industria, a pesar de los subsidios de más del 100 por ciento.” Y añade: “Básicamente, podemos tener tantas centrales nucleares como el Congreso sea capaz de hacer pagar a los contribuyentes. Pero no se tendrá ninguna en la economía de mercado.”
Incluso si la energía nuclear fuera económicamente viable, Lovins prosigue: “el primer problema que habría que considerar, en mi opinión, sería la proliferación de armas nucleares, cosa que esta industria facilita en sumo grado. Si tomas por ejemplo lugares como Irán y Corea del Norte... ¿cómo crees que lo están haciendo? Irán asegura que está generando electricidad esencial para su desarrollo. ... La tecnología, los materiales, el equipo, las habilidades son aplicables a ambos procesos. ... El presidente tiene toda la razón al identificar la proliferación de armas nucleares como la más seria amenaza a nuestra seguridad, así que es realmente incomprensible para mí que esté intentando acelerar dicha proliferación por todos los caminos que se le ocurren. ... Es una pésima idea a menos que realmente estés interesado en fabricar bombas. Realmente ha provocado una nueva carrera armamentística en Oriente Medio al intentar impulsar la energía nuclear en la región.”

Junto a la proliferación, está el problema de las amenazas terroristas a los reactores nucleares ya existentes, como la polémica central nuclear Indian Point, de la empresa Entergy, a 40 Kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. Lovins las llama “el mayor blanco terrorista que te puedas imaginar. No es necesario estrellar un avión contra una central nuclear o tomar por asalto una central y ocupar la sala de control para provocar que el material peligroso sea liberado al exterior. En la mayoría de los casos se lo puede hacer desde el exterior del emplazamiento con métodos que los terroristas tendrían fácilmente a su disposición.”
También están los residuos nucleares: “Siguen siendo peligrosos durante mucho tiempo. Así que se los debe colocar en algún lugar lejos de la gente y la vida y el agua durante un período de tiempo muy largo... millones de años, posiblemente. ... Hasta ahora, todos los lugares que hemos analizado resultaron ser geológicamente no adecuados, incluyendo Yuca Mountain.” Durante su testimonio en una audiencia del Congreso celebrada esta semana, el funcionario del Departamento de Energía Edward Sproat afirmó que el costo del vertedero nuclear en Yuca Mountain, Nevada, había ascendido a 90.000 millones de dólares. Programado para ser puesto en funcionamiento hace diez años, su apertura se prevé ahora para el año 2020. E incluso esa previsión es optimista. El representante Jim Matheson, demócrata por Utah, quiere impedir que los residuos nucleares pasen por el estado de Utah, y la mayoría de los habitantes de Nevada se oponen al proyecto del vertedero nuclear de Yucca.

Los candidatos a la presidencia se equivocan con respecto a la energía nuclear. La energía eólica, la energía solar y la microgeneración (generación de electricidad y calor al mismo tiempo en pequeñas centrales), por otra parte, están tomando impulso en todo el mundo, consiguiendo acaparar miles de millones de dólares de inversiones privadas. Lovins lo resume así: “Una de las principales razones por las que en la actualidad tenemos el problema del petróleo y el problema climático es porque nos hemos gastado el dinero en lo que no debíamos. Si lo hubiéramos gastado en la eficiencia energética y las energías renovables, esos problemas no existirían y habríamos ganado billones de dólares a cambio porque es mucho más barato preservar energía que suministrarla.”

La respuesta está flotando en el viento.*
*NdT: "The answer is blowing in the wind", de la famosa canción de Bob Dylan.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! www.democracynow.org, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
Texto en Inglés: Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org



¡Manos al billete!


Ramón Elejalde Arbeláez, ramone@une.net.co

Álvaro Vásquez, gerente del Instituto para el Desarrollo de Antioquia, IDEA, y algunos medios de comunicación locales llevan varios días tratándonos de convencer de que la adquisición que hizo este instituto de las acciones de los socios minoritarios del proyecto Pescadero-Ituango, que le permitió al Departamento convertirse en el socio mayoritario de la obra, es la genialidad y la habilidad más increíble de paisa alguno.
Aquí no hay para el Departamento ningún negocio espectacular. Verdaderamente el IDEA les regaló a unos empresarios privados varios millones de dólares de propiedad de los antioqueños. El señor Vásquez lo primero que hizo con la compra a los socios minoritarios del proyecto Pescadero-Ituango, fue violentar e incumplir el compromiso suscrito por los socios y consignados en el acta número 14 de marzo 28 de 2006 donde se pactó un trabajo mancomunado especialmente entre Empresas Públicas de Medellín y Departamento de Antioquia.
Unas acciones que tenían un valor nominal de un mil pesos, misteriosamente incrementan su valor a treinta y seis mil pesos cada una. Pero lo más grave, fueron adquiridas un día antes de que se terminara un proceso de capitalización, donde muchos de los accionistas minoritarios no tendrían cómo participar, por los costos del proyecto. Si el IDEA o el Departamento hubieran esperado la finalización de la capitalización, la participación accionaria de los minoritarios se hubiera diluido. Lo grave fue que pudieron capitalizar y las acciones de mil pesos las pagaron el Idea o el Departamento a un 3.600% más de lo que valían. Lo que pudieron obtener a cero pesos lo compraron a treinta y seis mil pesos.
En todo esto llama la atención una nota de la Cámara Colombiana de la Infraestructura a los accionistas minoritarios, donde les informa sobre la oferta del IDEA por sus acciones y el plazo hasta el 16 próximo pasado para aceptarla y la advertencia de que deben capitalizar antes del 17 de los corrientes. Una inversión con cero riesgo y con una rentabilidad jamás vista o imaginada. ¿Enriquecimiento sin causa? ¿Detrimento patrimonial a favor de terceros?
Pero no es todo. El capital del IDEA es de aproximadamente doscientos cincuenta mil millones de pesos. ¿Cómo hace este Instituto para girar cien mil millones de pesos, que es la cifra que cuesta el “negociazo” de Álvaro Vásquez? No pudo aportar el IDEA para suscribir los contratos de compra de las acciones la reserva presupuestal y sospechan algunos bien informados que los dineros los están sacando de lo que tiene captado del Departamento y de los municipios. Si esto es verdad ya están bordeando el Código Penal.
Pero el “negociazo” de Vásquez no ha terminado, todo parece indicar que lo que sigue es la venta de las acciones del Departamento a inversionistas privados y extranjeros. Esta operación está cantada, basta leer el Plan de Desarrollo de Antioquia aprobado recientemente. ¿O creerá Álvaro Vásquez que con los diez mil doscientos millones de pesos presupuestados para invertir en Pescadero-Ituango en cuatro años es suficiente? ¿O que lo podrá hacer con los quinientos mil millones de pesos para el cuatrienio que tiene el Plan de Desarrollo para suscribir en créditos? No olvidar que esta es una obra que costará finalmente cerca de dos mil cuatrocientos millones de dólares.
Muchas preguntas quedan en el ambiente, preguntas que vimos consignadas en un documento que suscribió un prestante analista de este tipo de negocios: ¿Cuál es el valor agregado para el desarrollo del proyecto el haber pagado por parte del IDEA las sumas exorbitantes ya mencionadas? ¿El hecho de que el IDEA haya incrementado su participación en un 4% ó 5% mejora la gestión que actualmente viene adelantando las EPM? ¿Cuál es el beneficio para la región por haber pagado el IDEA con recursos públicos tan exageradas sumas si de todas formas el proyecto se va a construir en Antioquia? ¿Por qué no se esperó a que se surtiera el proceso de capitalización en curso y se diera un proceso de dilución de los privados que no aportaran los recursos requeridos?
Los antioqueños tenemos que profundizar con lo que está pasando en el IDEA. Las historias son verdaderamente alarmantes. La semana entrante me ocuparé de la nómina paralela de ese Instituto. Frente a todas estas cosas es necesario pedir la intervención de la Contraloría General de la República, ya que el Contralor de Antioquia es simplemente un funcionario de bolsillo del Gobierno Departamental. Además deben intervenir la Procuraduría, la Fiscalía y la Superintendencia Financiera.
“!Manos al billete¡”, es la acción que hoy ejecutan los accionistas minoritarios de la represa de Pescadero.




Le falta un articulito

Luis Carvajal Basto.

La propuesta de la comisión trata de resolver los vínculos entre mafiosos y políticos y el “encarecimiento” de esa actividad. Hay en ella cosas indispensables y también “saludos a la bandera”, como el avance en participación y género. Puede ser suficiente para que el congreso funcione con algo de decoro, pero no para renovar la política.
Si la intención era un verdadero ajuste Institucional lo que se conoce de la propuesta de los “notables” queda debiendo. Tenemos muy claro que ello es imposible sin una profunda reforma de la Justicia. Su ausencia se explica, por el momento que el país vive y las diferencias entre el gobierno y la Corte suprema.
En lo estrictamente político lo primero que se debe decir es que la intención del gobierno al convocar la comisión, trata de que las Instituciones funcionen en un periodo complejo superando vacios de la Constitución y el impacto del narcotráfico. Y que el país le siga creyendo a una Institución tan desprestigiada como el congreso.
Puede decirse que es otro salvavidas que le “tira” el gobierno al congreso. Y en verdad lo es. Lo que ha ocurrido con este congreso es tan vergonzoso, que la propuesta de convocar nuevas elecciones siempre ha estado presente. Este gobierno prefirió nombrarle un tutor que cerrarlo o convocar nuevas elecciones. Pero habría podido y Uribe estaría en el 98%.
En cuanto a las propuestas en sí mismas, las listas cerradas son lo mejor que le puede ocurrir a nuestra democracia. Pero exige de los partidos una infraestructura que en este momento no tienen y que deberán “correr” a organizar.
Para ello van a necesitar recursos, escuelas de formación, liderazgo e investigación de la opinión. Y definir mecanismos que de verdad le acerquen a la gente. Lo otro es que sigan en manos de los mismos con lo mismo. La mala política. La politiquería.
Depurar el censo electoral resultaba indispensable. Igual que la financiación del Estado a las campañas. Pero esta última debe ser una medida temporal, mientras el Estado recupera el control y, de algún modo que aún no se ve tan claro, se termina con la presencia nefasta del narcotráfico.
Lo de la doble instancia para los congresistas es un derecho elemental de cualquier colombiano. Esto ratifica que la Constitución que muchos quieren cambiar, no ha alcanzado a madurar y nos recuerda que hay mucho para recorrer en el camino de reforma a la Justicia.
Pero el artículo que no incluye la propuesta y que permitiría, de verdad, la renovación tantas veces nombrada y un cambio en las costumbres políticas, sería uno que tampoco se va a incorporar en el trámite por el congreso. Podría decir más o menos así: “Reconociendo la pérdida de credibilidad y el daño ocasionado a nuestros electores por practicar malas costumbres como la compra de votos, habernos asociados con narcotraficantes, paras y guerrilleros para conseguir curules, aprovechar nuestra condición privilegiada para conocer pormenores de contratos estatales y presionar al gobierno y muchos por coexistir con estas prácticas y pasar agachados, los integrantes de este congreso acordamos no postularnos jamás a una nueva elección”.
Pero ese artículo va a quedar haciendo falta. Este congreso no tiene tanta grandeza. Tendremos que conformarnos con que aprueben la “silla vacía”, si acaso.



¿TODO ESTA PERMITIDO?


Guillermo Pérez Téllez.

Se ha abierto camino, muy peligroso, por cierto, la tesis de que aquello que no está prohibido está permitido y que, en procura de un objetivo, se puede hacer todo, inclusive saltar por encima de la Constitución y las leyes. Como decía el profesor Maquiavelo, el fin justifica los medios. Y si ese fin es acabar con la guerrilla, el programa que llevó a Alvaro Uribe a la Presidencia, mucho mejor. Pero se está recorriendo azaroso sendero que puede llevar al país a peores peligros, superiores a los que ya hemos vivido.

Bien haría el presidente Uribe si se sentara a pensar, sin la compañía de sus lacayos, en los difíciles días que ha vivido nuestro país desde aquella época en que, movidos por la estupidez y el sectarismo, funcionarios de la hegemonía conservadora desataron sobre el territorio nacional el demonio del odio y de la autorización oficial para hacer lo posible y lo imposible para erradicar del territorio las ideas liberales y la filosofía de los grandes compatriotas que lucharon por sacarnos del oscurantismo. Difícil fue la tarea de los pioneros del liberalismo, que lograron construir un partido que no supo sostenerse con hechos y realizaciones en el poder. Muchos de los jefes rojos se dedicaron a robar y a lucrarse con el erario público hasta que el electorado, hastiado, decidió hacerlos de lado y erigir nuevos liderazgos. De ideas conservadoras y también infectados de clientelismo, pero nuevos y distintos.

Colombia ha vivido etapas muy curiosas, totalmente diferentes a las de otros países. Basta mencionar el Frente Nacional, que acabó con los partidos y repartió el poder entre los grandes bacalaos, que se apoderaron del erario, las curules, los puestos y las canonjías, sin importarles las consecuencias. En contraste, aquí no ha habido dictaduras eternas, como las de Juan Vicente Gómez en Venezuela, Trujillo en Santo Domingo, los Somoza en Nicaragua, Perón en Argentina y los Castro en Cuba. Hasta el Libertador tuvo que liar sus bártulos cuando quiso quedarse en el poder y le tocó huir por un balcón. Amantes famosas no han existido, como las que saquearon el tesoro público en Venezuela, ni un Presidente que haya sido elegido siete veces, como el ecuatoriano Velasco Ibarra..En contraste, en ninguna otra parte ha habido una guerrilla con 60 años de antigüedad ni un guerrillero, como el cura Pérez y Tirofijo, que hayan muerto de viejos.

Aquí, repito, donde todo es posible, Uribe es el presidente que más ha durado en el poder, seis años. Y ahora quiere quedarse ahí, atornillado, para justificar aquello de que en Colombia todo está permitido. Y en ese camino peligroso han ocurrido algunos hechos que nos hacen temer por el futuro de las ideas democráticas y las buenas relaciones con los vecinos. Para quienes pensamos con la cabeza y no con el hígado, son graves, muy graves, varios hechos, pero especialmente dos que pueden conducirnos a un despeñadero, peor que los del pasado.

El primero de ellos, en orden cronológico, fue el bombardeo a territorio ecuatoriano, justificable desde el punto de vista de los judíos, quienes persiguen a sus enemigos hasta en las ratoneras, sin importarles las consecuencias. No es inteligente ni prudente violar la soberanía de los vecinos, por aquello de que hoy por ti mañana por mí. Colombia nunca había sido país agresor ni enemigo de sus vecinos. El hecho de perseguir a unos bandidos no da luz verde a una retaliación. ¿Qué tal que Chávez pensara de la misma manera? Ya nos habría bombardeado o aplicado la tesis de ‘’la persecución en caliente’’ que ideó alguno de los antecesores del folclórico coronel, en cuyo país nunca nos han querido.

El segundo es grave, muy grave: la utilización de insignias de la Cruz Roja para rescatar a los secuestrados. Loable propósito, pero se metió la pata hasta el cuello. Nadie volverá a creer en el famoso organismo que ha podido moverse en muchas guerras sin correr peligro. Ahora, por culpa de los colombianos, no será raro que le disparen a los helicópteros, vehículos, funcionarios que luzcan la cruz o la media luna roja.


El presidente Uribe reconoció el error y pidió perdón, Pero se le causó gravísimo perjuicio a la organización que nunca había sido objeto de tan absurda suplantación. Con pedir perdón, como hacen los chóferes de bus cuando atropellan a los indefensos peatones, no se arregla el problema que ha causado desagrado en los muchos países donde la entidad se movía como pez en el agua, incluyendo China, Corea, Rusia y las satrapías africanas. Algo tan estúpido sólo se le podía ocurrir a un oficial colombiano, que no ha explicado todavía de dónde sacó el peto que se puso para engañar a la guerrilla.

Puedo estar equivocado, pero apuesto doble a sencillo que el ideólogo del bombardeo y de la suplantación es el ministro que anda de candidato y cree que mostrándose más derechista y guerrerista que Uribe tiene despejado el camino hacia la Casa de Nariño. Es capaz, y ojalá me equivoque, de ordenar un bombardeo o un ataque contra Venezuela, para hacer méritos con quienes odian al mandatario que se da el lujo de insultar a Uribe y al día siguiente abrazarlo y llamarlo ‘’hermano’’.



¿ES INEVITABLE LA REVALUACION?


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Julio 27 de 2008

La explicación -si es que se puede llamar así- oficial de la impresionante caída del precio del dólar frente al peso colombiano, es que se trata de un fenómeno universal, pues el dólar está cayendo frente a todas las monedas del mundo; el corolario de esta teoría es que la revaluación es inevitable y que las autoridades han hecho ya todo lo posible por frenarla y no pueden hacer nada más. Resignación es el consejo que queda para los exportadores y productores nacionales que compiten con bienes importados.

Esta es una explicación equivocada que trata de justificar la falta de verdadera decisión política del Gobierno y del Banco de la República para sostener el precio del dólar e inclusive presionarlo al alza. Es cierto que el gran déficit del comercio exterior de los Estados Unidos y la reducción de las tasas de interés en ese país son factores que propician el debilitamiento del dólar, pero no es cierto que en todos los países del mundo se haya producido revaluación.

La falsedad de una supuesta explicación universal se demuestra muy fácilmente si existen casos concretos que la contradicen. Y cualquier persona puede comprobar que hay varios países donde sus autoridades han evitado la apreciación de sus monedas porque han adoptado políticas que contrarrestan las fuerzas que debilitan el precio del dólar.

En América Latina el ejemplo más notable es Argentina donde desde el 2002 la tasa de cambio se ha mantenido constante alrededor de 3 pesos por dólar, a pesar de su inmenso superávit comercial y de la repatriación de capitales que se dio después de superada la crisis de la des-dolarización. ¿Cómo lo hizo? Muy sencillo: hace cinco años las reservas internacionales de Argentina eran 19..000 millones de dólares y hoy son más de 50.000 millones; es decir que el Banco Central compró más de 30.000 millones de dólares para sostener el precio de la divisa porque el Gobierno tomó la decisión política de defender el empleo y la producción nacional.

Como no faltará quien diga que Argentina no es un ejemplo para imitar por la heterodoxia de sus políticas, entonces veamos que ha pasado en el país más ortodoxo de la región, el país alabado por analistas y banqueros como el más serio y responsable, es decir en Chile. En Diciembre pasado el dólar cerró a 498 pesos chilenos, y hasta Abril hubo una fuerte revaluación del 13% (muy similar a la de Colombia) y la tasa de cambio cayó a 435 pesos por dólar. Sin embargo desde esa fecha el dólar se ha recuperado y hoy se cotiza por encima de $500, mientras que en Colombia la revaluación ha seguido.

El caso de Chile parecería muy extraño pues allí hay por lo menos dos factores adicionales que deberían producir más revaluación: tiene superávit en su Balanza de Pagos mientras nosotros tenemos un déficit cercano al 4% del PIB, y tiene grado de inversión que nosotros no tenemos, lo que quiere decir que es más atractivo para la inversión extranjera.

La razón por la cual el supuesto “fenómeno universal” de la revaluación no se ha dado este año en Chile es doble: el superávit fiscal del Gobierno y la decisión del Banco Central de intervenir agresivamente en el mercado comprando 8.000 millones de dólares para sustentar el precio del dólar. En Chile el gobierno está ahorrando los ingresos extraordinarios que recibe por el aumento del precio del cobre, mientras que en Colombia no solo se gastan sino que además se están utilizando los ahorros de años anteriores para aumentar el gasto público.

La revaluación no es inevitable ni es un fenómeno universal. Pero solo se puede detener si las autoridades dejan de buscar disculpas para su impotencia y dan señales contundentes al mercado de que van a tomar todas las medidas necesarias para subir el precio del dólar.



Una operación de guerra o una operación humanitaria?


Juan Manuel López Caballero.

Colombia es pasión.

El slogan refleja una realidad colombiana. Esa realidad puede tener aspectos buenos y aspectos menos buenos. Lo segundo cuando esa pasión no está acompañada de la razón y se puede convertir en impulso descontrolado –por ejemplo agresividad-, o cuando induce a evitar tomar decisiones razonadas y razonables porque las sustituye.
Con este escrito no se pretende convencer de algo al lector, sino mostrar que un análisis bajo la perspectiva de la emoción o de la pasión es diferente de uno bajo el rigor de la razón (aun cuando éste puede ser errado), y que en todo caso siempre existen puntos de vista diversos que pueden ser acertados desde su propia percepción.
La operación jaque fue un éxito porque le dio un golpe contundente a la guerrilla.
Pero le dio sin embargo también un golpe contundente a quienes creemos en que el Derecho Internacional Humanitario es un avance de la civilización que se debe respetar; que el dialogo es mejor camino que la victoria militar como medio de resolución de nuestro conflicto; que los acuerdos humanitarios como parte del DIH y como ‘humanización’ de las confrontaciones son imperativos mientras dura la guerra.
No contradice esto que en cuanto a los liberados todos lo recibamos como una bendición, y que, como muestra del progreso y de las capacidades de nuestra inteligencia militar, sea un ‘caso único en la historia’.
Pero a pesar de que el Gobierno afirma que ese rescate fue una operación humanitaria también puede ser entendido –y probablemente más correctamente- como una operación de guerra. Así lo ha mostrado el Gobierno al destacar que con esto la situación de la guerrilla cambió radicalmente, y al afirmar que ante esto solo les queda la opción de renunciar a su accionar.
Si no hay conflicto armado sino solo actos delincuenciales; si la guerrilleros no son insurgentes sino meros terroristas y secuestradores; si su causa no tiene nada que ver con la situación social del país sino que por su naturaleza nacieron de ‘enemigos de la patria’; si ella no ve a quienes retiene como cautivos dentro de una visión de confrontación sino como un medio para satisfacer su ambición de enriquecerse; si esas condiciones son ciertas no hay duda que el principal motivo y la válida justificación es que fue una operación humanitaria.
Mucho se ha discutido respecto al uso de los emblemas de la Cruz Roja. Quienes desean minimizar este hecho sostienen que no habría violación porque el propósito no era matar guerrilleros y que por eso no les dispararon. Esto presenta varias contradicciones: Una, la de la presentación inicial que fue que no lo quisieron hacer para que los guerrilleros entendieran que se les abría la puerta para el diálogo; otra la de la afirmación de que no llevaban armas; y, por último, que si las llevaban habrían mentido respecto a los dos anteriores.
Se pretende que no hay violación porque la Cruz Roja no instauró demandas. Ella nunca lo hace, pues su esencia es la neutralidad y la aceptación y no confrontación con ninguna de las partes. Pero ‘toma nota’ y recuerda que se ha violado el DIH (es más, ni siquiera denuncia la mentira inicial y el énfasis en tratar de que se impusiera, mediante declaraciones, interrogatorios y juramentos en el consejo televisivo del Presidente). Difícil una constancia mayor que la dada en este caso.
En esta discusión no se ha destacado que el usurpar la imagen de la Cruz Roja es diferente de la ‘perfidia’ Esta última, una violación en sí, consiste en simular por cualquier medio una acción neutral o humanitaria para engañar al adversario. Y aunque las mismas normas permiten el engaño como regla de la guerra –como estratagema- por eso excluyen el que se haga alrededor de simular actos que eso aparenten.
Otra desviación ha sido el mencionar el texto del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional sin diferenciarlo del artículo del DIH del Protocolo I Adicional. El del Estatuto menciona: “vii) Utilizar de modo indebido la bandera blanca, la bandera nacional o las insignias militares o el uniforme del enemigo o de las Naciones Unidas, así como los emblemas distintivos de los Convenios de Ginebra, y causar así la muerte o lesiones graves” y así reivindican que no hubo ni lo uno ni lo otro. Pero en el Protocolo se menciona también la captura. Dice:
Artículo 37: Prohibición de la perfidia
1. Queda prohibido matar, herir o capturar a un adversario valiéndose de medios pérfidos. Constituirán perfidia los actos que, apelando a la buena fe de un adversario con intención de traicionarla, den a entender a éste que tiene derecho a protección, o que está obligado a concederla, de conformidad con las normas de derecho internacional aplicables en los conflictos armados. Son ejemplos de perfidia los actos siguientes:
(…)
c) simular el estatuto de personal civil, no combatiente; y
d) simular que se posee un estatuto de protección, mediante el uso de signos, emblemas o uniformes de las Naciones Unidas o de Estados neutrales o de otros Estados que no sean Partes en el conflicto.
La razón de la diferencia es que el énfasis de la Corte Penal es el de sancionar delitos –por eso es penal-, mientras que el DIH busca evitar que se afecte la posibilidad de acciones humanitarias por la pérdida de credibilidad en ellas. El usar indebidamente la apariencia de una operación humanitaria pone en entredicho todas las que bajo esa forma se puedan desarrollar a futuro. Por eso ni el resultado (sin muertos), ni la precisión respecto a cuál signo se usó o quién lo hizo, (si fue el de la Cruz Roja o los mismos que se usaron en la liberación de los rehenes cuando la intervención de los helicópteros venezolanos y las cámaras de Telesur) cambian la razón por la cual es contrario al DIH.
Los costos pueden ser grandes a largo plazo. Y sin duda lo son a corto plazo: se volvió remota la eventualidad de un acuerdo humanitario; de parte de la guerrilla, porque además del ánimo que debe dificultar cualquier aproximación a él, cualquier propuesta quedara sujeta a la duda sobre otro posible engaño; y de parte del Gobierno porque la operación fue hecha justamente para mostrar que no eran necesarios esos acuerdos para la liberación –o para salir de la presión que se hacía porque se llegara a ellos-.
La perspectiva de que ésta fue una operación de guerra, dirigida justamente a una victoria estratégica y a probar que no es necesario aplicar el DIH para liberar a los cautivos, lleva a terribles conclusiones: por un lado, al costo señalado anteriormente tanto en el corto como en el largo plazo; por otro a distanciarnos del mundo civilizado que no acepta que ‘el fin justifica los medios’ y el ‘todo se vale’, y ve en el DIH un progreso de la humanidad; y por otro, que, al igual que la guerrilla, nosotros somos en algo engañados por que se nos pretende vender que esa operación fue humanitaria y no parte de la guerra.
Por eso puede ser grave que, por el manejo de los medios, resulte que la movilización del 20 de Julio no sea un clamor por la libertad sino un apoyo al régimen como premio a la operación ‘Jaque’.
Porque recordemos la frase de Alberto Lleras:
“un país mal informado no tiene opinión sino pasiones”.



Fumigación, erradicación y sustitución

Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co
En el Bajo Cauca de Antioquia, continúan los quejidos de los pequeños cultivadores de coca. La amenaza de salir nuevamente a las calles para protestar por las fumigaciones y las promesas incumplidas se empezó a concretar en el municipio de Valdivia. Es la tercera movilización, no siempre exenta de violencia y sangre, en lo que va corrido del presente año. Hay que reconocer que detrás de estas acciones hay una red organizada con gran capacidad para sacar de sus parcelas a los campesinos y someterlos a las inclemencias del hambre y las incomodidades.
Todavía no es claro si la fuerza movilizadora corresponde a la guerrilla, a los grupos emergentes de narcotraficantes o a una alianza de ambas. Esta última opción es la más factible por lo que se ha podido constatar en otras regiones de Antioquia como el oriente y Uraba. Se asegura, por parte de las autoridades, que el principal jefe de los nuevos grupos emergentes conocido como Don Mario, se encuentra protegido en las montañas del Uraba chocoano por los frentes de las FARC. El negocio de la producción de coca, procesamiento y comercialización, tiene a los enemigos mortales de hace varios años, comiendo de la misma olla,
Pero la presión de grupos armados ilegales no basta para explicar el desespero de los campesinos. La presencia reclamada del Estado solo adquiere forma a través de los aviones que cruzan la zona expeliendo glifosato o mediante la presencia de los policías y erradicadores dedicados a arrancar las matas de coca con las manos. No llega por ningún lado el funcionario de la nación o de los gobiernos departamental y municipal con programas de sustitución. Los mismos pequeños cultivadores de coca se han ofrecido para arrancar con sus propias manos los cultivos ilegales a cambio de que haya el acompañamiento oficial para cambiarse a la legalidad. El Estado es sordo para escuchar alternativas de lucha contra las drogas distintas a las fumigaciones o erradicaciones. La alternativa de los campesinos es la de intentar burlar los efectos del glifosato embadurnando las matas de otras sustancias, engañar a los erradicadores o dejarse morir de hambre por que no hay semillas, no hay créditos ni canales de comercialización de productos legales, suponiendo que los tiempos de cosecha permitan esperar sin desesperar.
Antioquia tiene 6.000 hectáreas, según Naciones Unidas, cultivadas con coca. En los últimos años se han fumigado con glifosato más de 40.000 hectáreas. Rociar desde el aire una Hectárea cuesta 3 millones de pesos, para un gasto total de 120 mil millones. Sin embargo hoy continuamos con las mismas 6.000 hectáreas plagadas de coca. Erradicar y sustituir una hectárea de coca por una de cacao demanda 10 millones de pesos. Con los 120 mil millones invertidos en veneno, hubiésemos podido recuperar 12.000 hectáreas. El doble de las que todavía tenemos en Antioquia
El uso del glifosato resulta efectivo tan solo un 75% para una mirada más que alentadora. Las fumigaciones desplazan o fragmentan los cultivos. Ya no se utilizan grandes extensiones sino pequeñas parcelas, camufladas muchas veces con cultivos lícitos de yuca, caña o caco. De allí que algunos expertos hablan de que puede existir un subregistro en las cifras oficiales del 35%.
Los economistas nos deben el análisis del impacto de los cultivos coqueros en la economía nacional y regional. El DANE siguió la recomendación del FMI y contabilizará la economía ilícita cada año: cultivos y producción. La producción agrícola ilegal representó en 2006 un total de 986.848 millones de pesos constantes de 2000, mientras que en 2007 fue de 1,05 billones. La producción industrial pasó de 1,74 billones en 2006 a 1,85 billones en 2007, constantes de 2000.
Lo más grave es que los ingresos anuales generados por los cultivos también se incrementaron. A cada hogar dedicado al cultivo de hoja de coca, ingresó en promedio US $ 11,675, un 15 por ciento más que en el 2006. El año anterior 80.000 hogares se dedicaron al negocio, 13.000 más que en 2006.
Taraza o valdivia no dejan de ser pequeños laboratorios de la infructuosa lucha contra las drogas. Allí se siguen aplicando los mismos remedios y se siguen obteniendo los mismos resultados.
¿Qué podrá pensar un campesino condenado, por la presión de los grupos armados o por la desprotección del Estado, a cultivar la coca para sobrevivir, con el temor encima de la violencia ilegal o legal, cuando se entera que hace pocos días -3,4 y 5 de julio- se llevó a cabo en Cerro Tijeras, Suárez Cauca, el festival gastronómico de la hoja de coca, a plena luz del día, bajo la complacencia de las autoridades? Corroborando lo ya conocido: la coca no necesariamente es cocaína. Entender esta elemental verdad, paliaría la tragedia de este país, consecuencia de la irracional criminalización, única respuesta oficial a un problema que no deja de ser social.


Economía Presidencial

César González Muñoz
El discurso del Presidente Uribe ante el Congreso indica tres cosas: que el gobierno está preocupado por el desempeño económico; que se mantienen los fundamentos de la política fiscal y que, para el pensamiento oficial, la tabla de salvación de la economía colombiana y de las finanzas públicas en esta época de complicaciones globales es “la confianza en Colombia”.
Es buena noticia que el Presidente esté especialmente atento al tema económico, tal como lo evidencia el fuerte contenido “economista” de su intervención en el Capitolio. La apuesta sobre la confianza inversionista es una apuesta dura. Es claro que “la confianza en la confianza” lleva al Presidente a creer que las finanzas públicas, en sus reglas actuales, no serán un factor de desorden macroeconómico.
Dos asuntos caracterizan el actual manejo fiscal: Por una parte, el peso de grandes exenciones tributarias orientadas a estimular la inversión privada, el empleo y el ingreso. Y por la otra, el énfasis en programas de asistencia social que consumen importantes recursos fiscales.
La estrategia tributaria de las exenciones es una versión colombiana de la malhadada curva de Laffer, que hizo estragos en Estados Unidos durante los ochenta y comienzos de los noventa. De hecho, el gobierno ha dicho que estas exenciones (para mí, regalos sin justificación ética y fiscal alguna, tal como están concebidas), son claramente benéficas, incluso como “inversión pública”. Dijo el Presidente: “Estos incentivos ofrecen al fisco una gran tasa de retorno: operan sobre inversiones que no existían, que equivalen a rentas con las cuales no se contaba y, a su vez, aumentan la base contributiva de los siguientes años con su positivo efecto en el empleo y las cotizaciones a la seguridad social”.
El debate sobre el impacto real de esta estrategia es absolutamente marginal, confinado en la llamada Academia. Y más aún, a una pequeña parte de la Academia. Pero sí que sería una discusión importante para el manejo de la política pública.
Igualmente marginal es la discusión sobre los programas sociales que predominan en la gestión de la Presidencia de la República. Como están las cosas, nos enderezamos en este tema hacia un consenso imbatible. Pero éste debería ser también un punto crucial del debate público. En lo fundamental, reina el silencio.
Uribe ha dicho, en materia de los riesgos de alzas de precios, que “es claro que nuestro País no está en presencia de una inflación monetaria. Sufrimos una inflación mundial en combustibles y alimentos.” Es cierto. La implicación es que el Presidente no quiere que las autoridades monetarias se asusten ante un fenómeno originado enteramente afuera. Pero el Banco de la República no se va a quedar cruzado de brazos ante este hecho universal, que puede envolver todo el sistema de salarios y de precios de los bienes de la canasta familiar. La Junta Directiva del banco central tiene ahora mismo que vérselas con un dilema:Está obligada a considerar el uso de sus instrumentos contra la exacerbación de las expectativas inflacionarias –léase las tasas de interés- para enfriar la demanda,corriendo el riesgo de dejarla aterida de frío. Y, por otra parte, sabe que el amplio diferencial de tasas de interés entre el mercado local y los grandes mercados del mundo estimula la presión revaluadora del peso.
El dilema de la política monetaria se inclina a favor de una estrategia de altas tasas, en vista de que la política fiscal no ayuda: El gobierno ha anunciado una baja de 1.5 billones en el gasto de este año, lo que significa que el crecimiento de la deuda pública será inferior en 700 mil millones de pesos en comparación con lo programado. Muy poco, en opinión de los expertos. De manera que, ante el susto de la inflación de alimentos y de combustibles, y frente al talante fiscal, debemos esperar una política monetaria contraccionista.