jueves, 30 de agosto de 2007

CONTENIDO


• Colombiano y biógrafo de San Martín, Jaime Bermúdez.
• Trastada a los fondos de pensiones, Mauricio Cabrera Galvis.
• Las cartas de Héctor, Juan José Hoyos.
• Mi Estambul secreto, Orhan Pamuk.
• El modelo Pro-Rico, Cecilia López Montaño.
• La falta de seriedad en los políticos, Rodolfo Correa.
• La nueva economía y los mercados emergentes, Ricardo Hausmann.
• Octavio Paz, de nuevo ninguneado, Carlos Alberto Villegas.
• Oportunidad tropical, César González Muñoz.
• ¿Para dónde va la ley de justicia y paz?, Juan Manuel López Caballero.
• Causas de los errores económicos, Joaquín Trigo.





Colombiano y biógrafo de San Martín


Jaime Bermúdez, LA NACION, Buenos Aires, agosto 26 de 2007.

La primera biografía del general San Martín se publicó en 1822. Y como dato curioso, la escribió un colombiano, Juan García del Río, con el seudónimo de Ricardo Gual y Jaen. La obra tiene un valor intrínseco innegable, pero la personalidad y el momento de su publicación la hacen más apasionante aún. Hasta muy entrado el siglo XIX, cada virreinato, presidencia, capitanía del imperio español en América fue una ínsula. El concepto de iberoamericanismo y, menos, el de latinoamericanismo, no estaban soñados.

García del Río fue un prolífico escritor, exitoso político y un precursor de la alta diplomacia dentro del espacio y tiempo de la generación de la Independencia americana. Fue amigo de José de San Martín y de Bernardo O Higgins; ministro del Libertador Simón Bolívar, socio en las tareas culturales y científicas de don Andrés Bello; representante oficial de los intereses independentistas en Europa; secretario de la Sección de Relaciones Exteriores de Chile; ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores del Protectorado del Perú; ministro de Hacienda en Ecuador; asesor del general Antonio López Santana durante su primer gobierno en México; publicista, ensayista, periodista.

En Santiago fundó, dirigió y redactó el periódico El Sol, El Telégrafo y, con Bello, publicó la revista Biblioteca Americana, cuyo primer número apareció en 1823. En 1821 lanzó el Prospecto de la Biblioteca Colombiana; según él, "lo colombiano está relacionado con lo hispanoamericano". Más tarde, también con Bello, fundó la revista Repertorio Americano en Londres. Por esa razón, en el rompimiento del provincialismo y aislamiento regional de entonces, al lado de los grandes, García del Río debiera ser llamado también a ocupar sitio de honor.

La biografía de San Martín, escrita al calor de los propios acontecimientos históricos, muestra cómo el personaje estudiado y el escritor que lo estudia, tenían un conocimiento y militancia en la filosofía política liberal y un sentimiento espontáneo hacia la creación de una gran confederación de repúblicas unidas por su origen común, idioma y reconocimiento en instituciones democrático-liberales.

Por García del Río se unen las gestas de Bolívar, O Higgins y San Martín y los destinos de la Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá y Colombia. Con su obra y con su acción creó lazos de confianza entre los caudillos de la Independencia y a todos nutrió con su inmenso aporte intelectual.

Todo nos motivó, con el acompañamiento del Instituto Sanmartiniano y del Centro de Estudios Nueva Mayoría, a llevar a la imprenta una nueva edición del texto, como una discreta forma de promover el ideario aún hoy pendiente que iniciaron estos grandes hombres.

Esperamos también que la distancia geográfica entre Colombia y la Argentina sea cada día más estrecha en virtud de los puentes que tienen las ideas y la cultura, amén de la estrecha relación y el afecto entre sus conciudadanos.

El autor es el embajador de Colombia.



TRASTADA A LOS FONDOS DE PENSIONES


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Agosto 26 de 2007

El Gobierno de Uribe tiene una forma muy peculiar, por no decir contradictoria y hasta ilegal, de reglamentar la participación de los Fondos de Pensiones y Cesantías en los procesos de privatización de empresas públicas. En algunos casos (como ECOPETROL) la promueve y estimula, en otros (como ECOGAS) se inventa condiciones sofisticadas que en la práctica los dejan fuera del juego, y en otros (como la venta de las Electrificadoras) le pone limites que son abiertamente inconstitucionales.

Para promover la democratización de la propiedad, el artículo 60 de la Constitución ordenó que cuando se vendiera la participación del Estado en una empresa se ofreciera en condiciones especiales al sector solidario. En desarrollo de este mandato la Ley 226 de 1995 estableció las condiciones preferenciales de esta oferta, incluyendo la obligación de ofrecer a precio fijo y “en primer lugar y de manera exclusiva la totalidad de las acciones que pretenda enajenarse”; además definió quienes integran el sector solidario, incluyendo dentro del mismo a los Fondos de Pensiones y Cesantías.

Son varias las interpretaciones que le ha dado la Secretaría Jurídica de la Presidencia a este claro mandato, y algunas de ellas son elaboradas argucias para eludir su cumplimiento. Por ejemplo cuando se vendió ECOGAS si le permitieron a los Fondos comprar la totalidad de las acciones de la empresa y efectivamente presentaron oferta de compra por el 100%; sin embargo se trataba solo de un cascarón, de una empresa sin los activos del negocio porque todas las instalaciones y equipos para el transporte y la distribución del gas fueron vendidos por aparte, en una subasta posterior en la que los Fondos tuvieron que competir sin condiciones preferenciales ni precio fijo y la perdieron pues otro postor ofreció más plata.

En la privatización de ECOPETROL, que empieza esta semana, como el Gobierno está muy interesado en que haya una gran demanda por esas acciones y los únicos que tienen recursos suficientes para adquirir un volumen significativo son los Fondos de Pensiones y Cesantías, se les permitió comprar todas las acciones que quisieran sin ningún limite. Mejor dicho, si hay un limite pero es solo formal, pues se estableció que los Fondos no podrían comprar sino hasta el 15% de las acciones en circulación. Como los 4.500 millones de acciones que se van a ofrecer al público en esta primera ronda son solo el 10% de las acciones de ECOPETROL, es claro que se está permitiendo a los Fondos comprar la totalidad de la emisión, si quisieran correr el riesgo de colocar más de 6 billones de pesos de ahorro del público en una sola compañía.

Por el contrario en la venta de las acciones que posee la Nación en las electrificadoras de Boyacá, Santander, Meta, Cundinamarca y Norte de Santander por alguna razón misteriosa (¿habrá algún negocio ya arreglado?) se limitó de manera absurda la cantidad de acciones que pueden comprar los Fondos. En efecto en los decretos 2560, 2561, 2568, 2569 y 2570 de Julio del 2007, en los que se aprobaron los programas de venta de las acciones de estas electrificadoras se estableció que ni los Fondos, ni ninguna empresa del sector solidario, puede comprar más de tres por mil (0.3%) de las acciones.

El argumento esgrimido en los decretos para justificar este límite es cínico: “Con el fin de promover la efectiva democratización de la propiedad accionaria…”. De manera que para democratizar la propiedad todos los Fondos, que representan a 7 millones de trabajadores colombianos, solo pueden comprar el 2% de las acciones, pero cualquier empresa privada, -española, chilena o colombiana- si puede hacerse dueña de lo que no alcance a comprar el sector solidario, es decir el 80% o 90% de las acciones.

Un agravante de este caso es que ,por su naturaleza, las acciones de empresas como las Electrificadoras son las más adecuadas para el tipio de inversión de largo plazo, estable y con rendimientos muy seguros, que necesitan los Fondos para garantizar las pensiones de sus afiliados. Por eso, además de ilegal el limite impuesto es inconveniente.

COLETILLA: Si los Fondos se deciden a pelear por los derechos de sus afiliados deberían demandar los decretos mencionados. Además deben aprovechar que esta demanda se presenta ante el Consejo de Estado y que el Presidente no puede nombrar a su Secretario Jurídico -quien preparó los decretos- como magistrado de este alto Tribunal para que defienda sus actuaciones, como si pretende hacerlo en la Corte Constitucional.



Las cartas de Héctor


Juan José Hoyos, El Colombiano, agosto 26 de 2007.

A primera vista, parecía un hombre ingenuo, que podía ser asaltado por
la gente en su buena fe. Un hombre que tenía tantos ideales y tan
altos que parecía que no sabía hacia dónde iba. Pero él estaba lejos
de ser así. Era un hombre avisado. Un hombre sabio, inteligente.
Cuando lo mataron, llevaba en sus bolsillos un poema, en apariencia
falso, de Jorge Luis Borges. Era en realidad un poema que Borges había
escrito de su puño y letra hacía muchos años. Lo habían publicado en
una edición que estaba fuera de comercio. Eso no lo sabían ni siquiera
sus falsificadores. Porque alguien se apoderó de él, suplantando a su
autor. Borges tuvo tantos como él mismo. De ahí la confusión suscitada
por el título del libro "El olvido que seremos", la hermosa novela que
su hijo Héctor ha escrito en su memoria.

Estoy hablando del Héctor Abad Gómez que yo conocí, vestido de bata
blanca, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia,
donde era profesor de Salud Pública. Lo que más recuerdo de él eran
sus carcajadas. Pocos días después de una de esas matanzas crueles que
empezaron a suceder en Colombia después de 1982, un testigo lo buscó
en la oficina del Comité de Defensa de los Derechos Humanos y le contó
con todos los pormenores cómo había ocurrido la nueva desgracia: el
número de muertos, los nombres de las víctimas, la fecha, la hora, el
lugar. Él llamó a los periodistas, muy alarmado. Yo escribí la noticia
para El Tiempo, de Bogotá. Apareció al día siguiente a seis columnas,
en la primera página. El título decía: "Nueva matanza de campesinos en
Amalfi". Esa mañana, los periodistas nos quedamos en la Gobernación de
Antioquia esperando una rueda de prensa con el testigo, organizada por
el Comité. Y el testigo, que se había ido a dormir a un hotel de
Guayaquil con la ayuda del doctor Abad, desapareció como por encanto.
Las llamadas telefónicas del Comité a Amalfi aclararon en pocos
minutos el entuerto: era un policía que había peleado con su mujer y
luego decidió marcharse de su casa. Como ya conocía las actividades
del Comité por las matanzas anteriores que habían sucedido en su
región, decidió inventarse una nueva para aparecer como víctima y
poder viajar hasta Medellín y comer y dormir gratis durante dos días.
En su pueblo, al tipo lo llamaban "Carranchil". Cuando se enteró del
embuchado, Héctor Abad soltó una carcajada que todavía resuena en mis
oídos. Después me invitó a tomar una copa de coñac en su apartamento
del barrio Laureles. Allí se rió durante media hora más. "Otro
carranchil de esos acaba con el Comité de Derechos Humanos en una
semana", decía en medio de las carcajadas.

Hablo de estas cosas por una herida que tengo en el corazón. Es una
herida que llevamos casi todos los que nacimos y vivimos en Colombia,
con muy contadas excepciones, después del año nefasto de 1948. El año
en que mataron a Jorge Eliécer Gaitán. Esa herida ya no me produce
ningún odio. Crecí en medio de un país enceguecido por el odio y sé
que esa clase de sentimientos solo nos lleva a los hombres a la guerra
entre hermanos y a la catástrofe. Pero me duele en el corazón que
hombres como Jorge Eliécer Gaitán, como Héctor Abad Gómez, como tantos
otros que, como ellos, pensaban distinto sobre nuestro destino común,
no hayan tenido cabida en esta mente colectiva tan estrecha, tan
intolerante y tan perversa que han fabricado los politiqueros que han
gobernado a nuestro país durante los últimos decenios.

La herida volvió a dolerme esta semana cuando la Universidad de
Antioquia organizó una serie de encuentros en su memoria y en recuerdo
de los demás profesores del Alma Mater asesinados hace veinte años.
Uno de los más importantes fue el lanzamiento del libro "Cartas desde
Asia", una colección de diecinueve cartas que escribió Héctor Abad
cuando trabajaba como asesor de la Organización Mundial de la Salud en
Filipinas. Entonces, tenía cerca de cincuenta años y no sabía qué
hacer con su soledad durante los fines de semana. Las cartas se las
envió a su hija Marta Cecilia. Antes de morir, ella le pidió que las
publicara.

Pensé que iba a encontrarme un libro lleno de artículos científicos
sobre la salud pública, un tema relegado ya por los gobiernos que han
decidido convertir la salud en un negocio. Cuando lo leí, me encontré,
en cambio, con un libro de cartas sobre la felicidad, el amor, la
vida, la sabiduría, la verdad. También, sobre la salud pública. Creo
que, en el fondo, es un libro de aforismos. Como dice Alberto Aguirre
en el prólogo, "de pronto va uno a través de la expresión honda y
extensa de un tema, y brota súbitamente una sentencia, una frase breve
-el aforismo- que da luz y trámite al texto entero que se venía
leyendo. O luz e impulso".

Yo me aprendí de memoria algunos: "No hay valor superior al amor".
"Una vez que la vida se conoce, no quiere abandonarse". "La vida es
bella. Tiene momentos extraordinarios y momentos sublimes. Tiene
enormes alegrías. Tiene también, enormes tristezas. El saber disfrutar
las alegrías y el saber resistir las tristezas nos hace más humanos".
"¿Qué hay detrás de todas las guerras? La ambición de poder de algún
hombre o de algún grupo de hombres. La ambición de poder político,
económico o social. Disfrazada esta ambición con los ropajes más
vistosos: Patriotismo, amor a la causa, amor a la religión, amor a la
justicia". "El verdadero fin de una vida que valga la pena es el
bienestar de todos los humanos. El resto es espejismo". "Si los
políticos amaran, no serían tan corrompidos". "La felicidad existe. No
la felicidad eterna, absoluta, inmutable, permanente. Así como existen
la infelicidad y la tristeza, el dolor y la muerte, existen también la
felicidad y la alegría, el placer y la vida". "El mero conocimiento no
es sabiduría. La sola sabiduría tampoco basta. Son necesarios la
sabiduría y la bondad para enseñar y gobernar a los hombres".

Héctor Abad Gómez era un médico que renunció a la medicina para
dedicarse a la salud pública. Después se dio cuenta de que la salud de
la gente es una consecuencia de muchos factores que están por fuera de
lo que las ciencias médicas por sí mismas pueden hacer, y que las
condiciones políticas, sociales, de paz o de guerra, de riqueza o de
pobreza de un país influyen más todavía sobre ella que los médicos y
sus medicinas.

Héctor Abad Gómez no fue un político en el sentido que esa palabra
tiene entre nosotros. Fue un hombre preocupado por el destino de los
hombres. Un hombre humano, demasiado humano. Y justo. Alguien que
buscó, que se atrevió a equivocarse. Un hombre que amó. Su fanatismo
por la salud pública lo obligó a entrar en la política, una actividad
que en nuestro país requiere capacidades zoológicas tan altas que él
jamás poseyó. Cuando la abandonó, se convirtió por obra de la vida en
un ser sabio que ya no buscaba la verdad porque sabía que existían las
verdades. Y fue en sus últimos años como querían ser los estudiantes
del movimiento de Córdoba, en Argentina: un hombre con los pies en la
tierra y la mirada en el cielo. Por eso, en vez de maldecir la
oscuridad, prendió una pequeña luz en medio de las tinieblas. Esa luz
nos sigue alumbrando, aún después de su muerte, creo que a todos: a
los que lo odiaron y lo mandaron a matar y a los que todavía lo
queremos.



Mi Estambul secreto


El escritor turco y premio Nobel de Literatura regresa, asomado desde su ventana, a las tiendas donde compraba chicles y cómics cuando era niño. Aromas de la vieja ciudad y de la nueva. Del bullicio permanente, el caos de sus comercios o la transformació n de sus plazas. ¿Dónde reside el misterio de esta megalópolis legendaria?
ORHAN PAMUK 23/08/2007 , Tomado de Borinquen Literario que dirige en Puerto Rico la poeta Ana María Fuster Lavín.

Nací en Estambul. Exceptuando los tres años que pasé en la ciudad de Nueva York , no he vivido en ningún otro lugar. A mis 53 años, estoy viviendo de nuevo en los apartamentos Pamuk que mis abuelos construyeron para nuestra gran familia cuando yo era niño. En las tardes de verano, cuando me asomo a la ventana y miro entre el balanceo de las ramas de los viejos plátanos que bordean la avenida Tesvikiye, puedo ver las luces de Aladdin, la tienda donde mi padre compraba sus cigarrillos y los periódicos y donde yo iba a por chocolate, chicles, pistolas de agua, relojes de plástico y a por el último ejemplar del cómic Tom Mix.
Cuando veo el cambio de sus calles reacciono igual que cuando veo mi propio cuerpo envejecer
¿Puede una ciudad tener alma ? Si la tiene, ¿de qué está hecha?
El secreto de Estambul que incluso los que vivimos aquí no la entendemos, desafía cualquier clasificación
Cuando era niño, Estambul era una tranquila ciudad de provincias con una población de un millón de habitantes; medio siglo después es una metrópoli 10 veces mayor, rodeada de barrios desconocidos y distantes en los que nunca he estado y cuyos nombres sólo conozco por los periódicos. Cuando me asomo a la ventana, me cuesta aceptar que estas poblaciones de la periferia son una parte de mi ciudad. Ni siquiera en mis sueños habría esperado que las calles de mi niñez fueran tan bulliciosas como lo son hoy. Pero cuando uno está tan unido a una ciudad como yo lo estoy a Estambul, acabas por aceptar su destino como el tuyo propio; llegas a verla casi como una extensión de tu propio cuerpo, de tu propia alma . Así que cuando ante mis ojos veo el cambio de las calles, de las tiendas y de las plazas -y durante las últimas décadas he visto los cines, las librerías y las jugueterías más importantes de mi niñez cerrar sus puertas-, reacciono igual que cuando veo a mi propio cuerpo envejecer. Tras el estupor inicial, me resigno ante mi nuevo aspecto.
¿Puede una ciudad tener alma ? Si la tiene, ¿de qué está hecha? El alma de una ciudad, ¿se forma por su tamaño, su cultura y su historia, o nace de la imagen que sus calles y sus edificios imprimen en nuestras mentes? Más aún, el alma de una ciudad ¿depende de lo bulliciosa que es o de lo vacía que está? ¿De la bruma o del calor? ¿Está en el río que la cruza o - como en el caso de Estambul- en el mar que la divide en dos? ¿Dónde sentimos su alma con más intensidad? ¿Cuando la vemos desde lo alto de una colina? ¿Cuando pasamos por un paso subterráneo? ¿Cuando nuestros oídos escuchan el alboroto de la ciudad? ¿Cuando nos pica la nariz por su aire húmedo y sucio? Quizá cuando todos estamos acostados oyendo cómo la ciudad duerme como un viejo animal cansado y escuchamos el sonido de la sirena de niebla en el Bósforo. En mi opinión, el alma de una ciudad cambia cuando la ciudad cambia. El Estambul nuevo y opulento de hoy no es la ciudad melancólica que conocí de niño.
Pero incluso hoy me habla de soledad . En las tardes de verano, el alma de la ciudad está en sus anticuados autobuses que circulan con dificultad entre nubes de polvo, humo y contaminación mientras llevan a los sudorosos pasajeros a sus casas; está en la nube de niebla que cubre la ciudad y que, al atardecer, se torna entre naranja y púrpura, y en la luz azul que sale de millones de ventanas cuando, casi al mismo tiempo, la ciudad enciende sus televisiones -y justo en el mismo instante en que las mujeres de toda la ciudad fríen berenjenas para la cena-. A mediodía, en los tranquilos y fríos días de otoño, cuando la ciudad está en plena actividad, el alma de la ciudad reside en un solitario y ocupado hombre que pesca mientras su viejo barquito se balancea sobre la estela de los transbordadores y de los grandes cargueros que circulan por el Bósforo.
Todos los habitantes de Estambul son de fuera y, por tanto, todos están solos. En 1453, cuando llegaron los turcos -o mejor dicho, los otomanos, ya que había cristianos en su Ejército-, se encontraron con una ciudad que les esperaba. Y, por definición, eran, por tanto, recién llegados. Durante su reinado de 500 años, llegaron otomanos procedentes de los más diversos países y culturas; por tanto, también ellos eran de fuera. Cuando una ciudad pasa de una población de un millón a diez millones en un periodo de 50 años, las nueve décimas partes de sus habitantes tienen que contarse también como foráneos. Por eso, cada vez que entablo una conversación con alguien en la calle, en un autobús o en uno de los taxis compartidos, conocidos como dolmu, la primera pregunta que me hacen, después de quejarnos del tiempo, es de dónde soy. Si admito, un tanto avergonzado, que soy de Estambul, me preguntan con cierta sospecha sobre el padre de mi padre y sobre los parientes de mi madre.
El gran secreto de Estambul es que incluso los que vivimos aquí no la entendemos, y no la entendemos porque desafía cualquier clasificación. Pasear por sus bulliciosas calles es sentir la historia bajo nuestros pies, pero incluso cuando recordamos que antes de nosotros estuvieron otras grandes civilizaciones, también nos damos cuenta de que no nos pertenecen. Esto es lo que le da a la ciudad ese aire extranjero.
Podría incluso decir que su alma reside en su rechazo a ser clasificada o comprendida racionalmente. En efecto, ésta es la conclusión que saqué de la Enciclopedia de Estambul, el singular y heroico proyecto del conocido historiador Resat Ekrem Koçu, que empezó a escribir en los cincuenta y que dejó inacabada porque no pasó de la letra H. Lejos de aportar datos claros sobre la ciudad, el autor añadió confusión al escribir sobre sus pasiones secretas y las "excentricidades" de Estambul, a lo que añadió un entrañable y extenso relato sobre sus compañeros de borracheras favoritos.
Desde mi niñez, las tiendas antiguas de la ciudad me han parecido el ejemplo más elocuente de este desorden. Cuando estoy en una parfumerie -si prefiere, llamémosla farmacia- y miro a mi alrededor, al surtido de botellas de colores, de cajas y de tarros, me parece que el alma de la ciudad no sólo surge de su historia, sino de la suma de las pasiones y sueños de todos los que alguna vez han vivido aquí. Igual que las tiendas de Beyoglu -aparentemente turcas, pero griegas y armenias en el fondo- a las que iba con mi madre cuando era pequeño y que me recuerdan a todas esas antiguas culturas que han ido formando la nuestra y cuán desconocida e increíblemente rica ha sido su influencia. En Estambul, cada objeto guarda su propia historia secreta.
© Traducción de Virginia Solans.



EL MODELO PRO-RICO


Cecilia López Montaño, Bogotá, Agosto 24 de 2007, E-mail cecilia@cecilialopez.com, www.cecilialopezcree.com, www.cecilialopez.com


Las críticas al modelo de desarrollo del actual Gobierno, que muchos califican de pro-rico, no se limita al comportamiento de los índices de pobreza. Sin duda, dadas las tasas de crecimiento de la economía, en pleno ciclo expansivo mundial, tienen que haber contribuido a una reducción del número de pobres y a algún mejoramiento de la situación de otros sectores de ingresos como las clases medias bajas. El efecto no puede haber sido el esperado por el comportamiento del mercado laboral que no ha contribuido a generar los empleos dignos que debería esperarse de un período de bonanza económica. Por ello, los ataques que se hacen a esta tipificación de la estrategia de crecimiento gubernamental no se desbaratan con estas simples cifras.

Es evidente que se debe mirar también la otra cara de la moneda, es decir, lo que está pasando con las ganancias de los sectores poderosos, industrias y personas dueñas de las empresas familiares. Los bancos y el sector financiero en general presentan incrementos muy sustanciales en sus ganancias, y lo mismo puede decirse de muchas empresas. El pecado no es este. El problema para catalogar un modelo de desarrollo como pro-rico surge cuando el Gobierno compensa las pérdidas de estos sectores; cuando permite que se privaticen las ganancias pero se socialicen las pérdidas. Ahora que subió el dólar, los floricultores y exportadores en general, ¿devolverán los subsidios? Obviamente que no, y los primeros que nunca plantearían esta posibilidad serían los mismos señores del Gobierno.

Pero se ha hecho evidente otro elemento que permite afirmar que definitivamente este Gobierno construye y defiende su modelo de desarrollo pro-rico. Y los argumentos salen del comportamiento de los sistemas de control público construidos para evitar precisamente eso, el modelo pro-rico. Lo que acaba de suceder con la Superintendencia Financiera arroja resultados que confirman lo que ya no es una hipótesis sino una realidad. Recientemente “Portafolio” presentó un interesante artículo sobre las posibles causas de la salida repentina de Augusto Acosta y recogió declaraciones de otros funcionarios que también se retiraron antes, por razones similares.

Lo que se deduce de esta repentina salida, a pesar de la loable discreción de Augusto Acosta, es que cuando a los ricos no les gustan los controles y las multas del Gobierno, sale el funcionario de turno. Y otros se retiran porque saben que les pasará lo mismo cuando tengan que actuar en contra de los intereses o mejor de las rentas, de los poderosos. Es esta influencia negativa de estos sectores en la operación del Estado lo que realmente constituye un modelo pro-rico. Mientras los dueños de los grandes intereses saquen funcionarios que quieran hacer las cosas bien y los obliguen a cumplir la ley, los pobres y las clases medias solo recibirán migajas, aun en períodos de bonanza como el actual. Ese poder siempre se ha ejercido en esta democracia imperfecta de Colombia, pero es que ahora, además, les bajan los costos de la mano de obra, les reducen los impuestos y les dan subsidios y exenciones tributarias para que hagan lo que les toca: reinvertir sus utilidades. ¿No es esto un claro modelo pro-rico?

Lo grave es que esto sucede igual o peor en las otras superintendencias cuya función es controlar las ejecutorias del sector privado. Basta con analizar la Superintendencia de Salud. En sus narices se creó un oligopolio mientras la salud está en crisis, sin que dicha entidad se conmueva. Y como si esto fuera poco, ahora les quitaron la competencia de la EPS pública, el ISS, para que no haya punto de comparación. Este es el feliz mundo del modelo pro-rico en un país lleno de pobres y con una débil y disminuida clase media.



La falta de Seriedad en los Políticos


Rodolfo Correa, Abogado y Profesor Universitario, www.rodolfocorrea.com

Con gran asombro ha observado la ciudadanía el desprecio con el que los políticos tratan los partidos. Un día utilizan la camisa roja y al otro se colocan la azul, cuando no prefieren pasarse a la morada.

La gran mayoría de estos políticos, autodenominados modernos, dicen que ya es lo mismo ser liberal que conservador, que es lo mismo ser del Equipo Colombia a simplemente colarse en cualquiera de esos garajes abiertos bajo la sombra de la figura presidencial. Otros optan, en cambio, por autoproclamarse “Uribistas” y con eso pretenden satisfacer los interrogantes que los electores plantean al momento de demandar explicaciones doctrinarias.

Pero que doctrina podrán exponer esa mayoría de políticos, cuando los únicos lineamientos ideológicos que poseen son la consecución de puestos y la repartición de contratos. Cuando su único anhelo revolucionario se dirige a transformar y optimizar los métodos para apropiarse de los recursos públicos. Cuando su lucha política es por sobrepasar lo obstáculos que la ley impone para engordar sus bolsillos. Cuando simplemente “todo es negociable”. Cuando no tienen el honor de llamarse políticos sino politiqueros.

En buena hora muchos estamos alejados de esa perversa modernidad. Vaya modernidad que pregonan con fundamento en la eliminación de las ideologías, en la supresión de los valores profundos que mueven la humanidad. Vaya modernidad carente de dignidad.

Hoy, todavía, existimos anticuados que creemos que existe una profunda, casi abismal, diferencia, entre ser de un partido o de otro. Entre ser defensor de las libertades individuales y ser verdugo de ellas. Entre luchar por la igualdad ante la vida y conformarse con que ella sea solamente ante la ley. Esos anticuados somos los que pensamos en el progreso con equidad, en la superación del modelo estético de administración pública, por un modelo ético en el que su eje principal sea el respeto por la dignidad del ser humano. Si nos llaman anticuados, con que orgullo cargaremos ese adjetivo. Si nos eligen, con nuestra ideología gobernaremos. Por que somos políticos, somos liberales. Somos socialdemócratas.



La Nueva Economía y los Mercados Emergentes:
10 proposiciones especulativas


Ricardo Hausmann, tomado de Expogestión 2007, colaboración enviada por el Dr. Manuel F. Neira.

Los economistas tenemos problemas a la hora de explicar el pasado, cuanto más para predecir el futuro. En este artículo, presento un conjunto de proposiciones de carácter especulativo sobre el impacto que tendrá la Nueva Economía (NE) sobre los mercados emergentes. Primero, es probable que la introducción de la nueva economía provoque una caída inicial del ahorro mundial.
Segundo, fomentará inicialmente los flujos de capital en favor de los países donde el primer impacto de las nuevas tecnologías sea más elevado, tales como Estados Unidos y Europa, y en contra de otras regiones como las economías emergentes. Tercero, este efecto ya ha tenido lugar en una buena medida y ahora revertirá parcialmente. Cuarto, frente a la mayoría de las opiniones en este terreno, sostengo que la Nueva Economía no está especialmente sesgada en favor de las personas con una formación elevada. Quinto, a medida que se adopten las nuevas tecnologías, las tasas de crecimiento se aceleran primero en los países donde su difusión es más veloz pero, más tarde, los países donde la difusión es más lenta serán los que crezcan con mayor rapidez. Sexto, la NE facilitará la desintermediación, favoreciendo a los mercados de capitales frente a los bancos. Séptimo, la NE no favorece a los mercados de capitales nacionales. Octavo, la NE acelerará la formación de empresas de ámbito mundial. Noveno, las empresas multinacionales se convertirán en una seria alternativa a los mercados financieros a la hora de transferir internacionalmente el capital. Décimo y último, en este contexto, los fondos de pensiones, entre otros fondos de inversión de capitales, se convertirán en fondos de ámbito mundial.
1. Introducción
Los recientes resultados macroeconómicos de Estados Unidos han provocado la excitación de los economistas con respecto a la Nueva Economía (NE). El crecimiento norteamericano se ha acelerado desde su ritmo histórico del 2,5 por ciento hasta una media del 4 por ciento en los últimos ocho años. El crecimiento de la productividad se ha duplicado desde 1995 hasta alcanzar aproximadamente el 3 por ciento y el desempleo ha caído al 4 por ciento sin que la inflación haya mostrado su cara más fea. La proporción que supone la inversión privada en un PIB de rápido crecimiento ha aumentado en 3 puntos porcentuales, con el gasto en tecnologías de la información (TI) suponiendo el grueso de este incremento. Tras décadas en las que, como decía Robert Solow, los ordenadores están por todas partes menos en las estadísticas de productividad, de pronto ha tenido lugar una explosión de la productividad.
¿Se deben principalmente estos resultados a las nuevas Tecnologías de la Información (TI)? ¿Es la introducción de los ordenadores su causa principal? ¿Lo es Internet? ¿Pudiera ser que, por el contrario, se deban a reformas en otros sectores, tales como una mejor gestión de la asistencia sanitaria? ¿O es la consecuencia de otros cambios tecnológicos y organizativos sin ninguna relación con todo lo anterior? El debate sigue abierto 3 . La conexión entre los resultados macroeconómicos y su posible origen tecnológico es muy difícil de averiguar. La evidencia principal es que una gran parte de los nuevos gastos de inversión que han hecho las empresas se han dedicado a comprar TI.
No sólo sabemos poco de las causas de la aceleración de la tasa de crecimiento de la productividad, sino que ni siquiera conocemos si este fenómeno es un acontecimiento de los que se produce una sola vez y que ha venido provocado por una nueva tecnología de múltiples usos o, por el contrario, es el inicio de una nueva y larga expansión en la que la productividad estará creciendo a tasas más altas en el previsible futuro.
4 Estas cuestiones son cruciales para el futuro de la economía mundial, pero se sitúan más allá del objetivo de este artículo. Por contra, especularé sobre lo que todo esto puede significar para las economías emergentes. ¿Cuál debería ser nuestra opinión sobre la nueva economía? ¿Cuál será su impacto sobre la macroeconomía y las finanzas internacionales de las economías emergentes? En la sección 2, propongo considerar la Nueva Economía como un aumento de la productividad futura y derivo algunas implicaciones de este hecho para la economía mundial. En concreto, comienzo mostrando que, para el conjunto de la economía mundial, esta perturbación tecnológica hará que la inversión caiga y los tipos de interés suban.
Además, los déficits por cuenta corriente deberían aumentar en los países donde se esperen rendimientos más altos de las nuevas tecnologías. El creciente déficit por cuenta corriente de Estados Unidos y el colapso de los flujos de capital hacia las economías emergentes pueden interpretarse como fenómenos relacionados con esta perturbación tecnológica. Sin embargo, la reciente caída del NASDAQ es consistente con la idea de que la evaluación inicial que se hizo del significado económico de la NE está por encima de la evaluación que se hace en el presente y de que el impacto negativo sobre los flujos de capital dirigidos a las economías emergentes ahora revertirá parcialmente tras la corrección de los índices bursátiles. También especulo sobre el perfil temporal que tendrá la aceleración de la productividad en los distintos países.
La Sección 3 analiza el impacto de las nuevas tecnologías sobre los precios relativos. Afirmo que el efecto fundamental de la nueva economía consiste en reducir el coste de la información. Este hecho tiene el efecto de alterar de forma radical las actividades intensivas en información, tales como las finanzas y la gestión. Sostengo que las nuevas tecnologías tienden a concentrar los mercados de capitales en unos pocos mercados eficientes. La localización deja de ser relevante para los mercados financieros. Lo relevante es la liquidez, la transparencia, los costes de las transacciones directas, las reglas que garantizan la transparencia y, como mucho, la zona horaria. Esto significa que las transacciones financieras tienden a internacionalizarse. Por los mismos motivos, la reducción de los costes de información facilita la gestión de las empresas multinacionales. En un mundo de mercados crediticios heterogéneamente imperfectos, las empresas se fusionarán de modo que la empresa internacional se financiará en el mercado más eficiente y luego transferirá internamente los recursos a sus distintas subsidiarias. Esto significa que la empresa internacional puede arbitrar entre mercados financieros buenos y malos.
Sostengo que este hecho contribuye a explicar el fuerte incremento reciente habido en la inversión extranjera directa (IED). Esto significará cambios profundos en las opciones que les queden a los inversores residentes en un país. Con un mercado de capitales nacional en retroceso, y con el stock de capital nacional formando parte de los balances de situación de empresas de ámbito mundial, incluso los fondos de pensiones se internacionalizarán.
2. Implicaciones Macroeconómicas de la “Nueva Economía”
¿Cómo debemos considerar la NE a la hora de realizar un análisis macroeconómico? La forma más sencilla de abordar esta cuestión consiste en suponer que las nuevas tecnologías elevan la productividad futura en general. Estas tecnologías harán que todo sea más productivo al permitir un mejor flujo de infor La mación dentro de cada empresa y entre distintas empresas (por ejemplo, el llamado “business-to-business” o B2B) y entre productores y consumidores (“business to consumers” o B2C). Comoquiera que sea la forma que adopte, los futuros factores de producción serán más eficientes.
Proposición 1. Para la economía mundial en su conjunto, la nueva economía provocará un descenso de la inversión y un aumento de los tipos de interés Asumamos primero que el conjunto mundial es una única economía cerrada.
5 . ¿Cuáles serían las consecuencias macroeconómicas de un aumento de la productividad futura? La respuesta convencional que se encuentra en un manual de macroeconomía intertemporal es bastante clara. Como la productividad futura aumenta, la demanda de inversión crecerá para beneficiarse de unos rendimientos futuros más elevados. Por el contrario, la oferta de ahorro disminuye puesto que las familias piensan que el valor actual neto de su renta ha aumentado y, de este modo, querrán gastar en el presente parte de esa renta futura. La menor oferta de fondos prestables y la mayor demanda de inversión generan una presión alcista sobre los tipos de interés. Los ahorradores deben decidir ahora si querrán ahorrar menos, porque son más ricos, o más, porque la subida de los tipos de interés hace más atractivo el ahorro. El análisis macroecómico nos indica que esta decisión depende de la tasa de sustitución intertemporal del consumo por parte de las familias. Si es menor que la unidad, como indican la mayor parte de los estudios empíricos, entonces el efecto neto será una caída del ahorro. Como el ahorro debe ser igual a la inversión, esta última debe disminuir, empujada hacia abajo por el menor ahorro. Para que esto ocurra, los tipos de interés deben subir. Por tanto, en el mundo considerado como una única economía, la introducción de la NE debería reducir la inversión y elevar los tipos de interés.
¿Cómo se las arregla hoy el futuro crecimiento económico para poner el dinero en el bolsillo de la gente para que ésta se lo gaste? Una renta futura más alta significa unos valores más altos de las acciones que cotizan en los mercados y esta riqueza más elevada empuja al alza el consumo corriente. Por tanto, esta interpretación de la NE también es consistente con un ciclo alcista en los mercados de valores. ¿Se observa este comportamiento en el mundo real? De acuerdo con el World Economic Outlook del FMI, en la economía mundial la inversión bajó desde una media del 24,1 por ciento en 1994-95 hasta una media de 23,5 por ciento en 1999-2000 (véase la Tabla 1). Si bien esta reducción es relativamente modesta, ha tenido lugar en el contexto de una economía mundial en expansión y de una elevación del precio del petróleo, lo que en ambos casos debería haber provocado un aumento y no una disminución del ahorro mundial. 6 Por tanto, consideramos que estos datos proporcionan evidencia de que nuestra historia no es inconsistente con los hechos. Una renta futura esperada más alta provoca una caída de la inversión a nivel mundial.
Este aumento esperado de la renta futura se reflejará en una subida en el presente de las cotizaciones en los mercados bursátiles. Los índices bursátiles a nivel mundial han subido de forma muy significativa desde mediados de los 90, en línea con esta historia. Es menos obvio si los tipos de interés reales han subido en todas partes. Desde luego, sí han subido para las economías emergentes y para las empresas de Estados Unidos.
Proposición 2. Las regiones en las que se espera un menor impacto de las nuevas tecnologías ven reducidos los flujos de capital que reciben, así como sus déficits por cuenta corriente Vamos a suponer ahora que, aunque el mundo en su conjunto es una economía cerrada, ésta se compone de economías abiertas y heterogéneas. En concreto, es importante suponer que las nuevas tecnologías no tendrán los mismos efectos en todos los países. Los aumentos esperados de la productividad serán más fuertes en algunos países que en la media mundial, mientras que en otros países ocurrirá lo contrario. Como sostendremos después, estos aumentos de productividad también pueden darse inicialmente en algunos países, lo que elevará el valor actual neto de los rendimientos obtenidos en ellos. Comoquiera que sea, sólo necesitamos que la NE tenga efectos diferentes, incluso aunque sean positivos en todos los países.
En los países con unos efectos esperados más potentes, la expansión inicial del consumo y de la inversión debería ser más fuerte y, por tanto, los superávits por cuenta corriente deberían reducirse (o aumentar los déficits). Como el mundo es una economía cerrada, el deterioro de la cuenta corriente de los países con unos efectos potentes de la nueva economía tendría que compensarse con una variación de signo contrario en los países donde los efectos de la NE son de menor calado. Por tanto, la introducción de la Nueva Economía conduciría a una contracción relativa de la absorción interna de los países rezagados con el fin de que sus balanzas por cuenta corriente experimentasen la mejora necesaria para financiar la expansión de los países más adelantados. Del mismo modo, la valoración de las acciones en los mercados bursátiles debería aumentar más en los países con un impacto positivo mayor de la NE en relación a los países donde esos efectos beneficiosos de la NE son menores.
Es interesante resaltar que estas predicciones parecen ajustarse a los datos del periodo 1994-2000. En Estados Unidos, el país central de la NE, la proporción del ahorro privado sobre el PIB cayó un 3,2 por ciento, mientras que la inversión privada aumentó su proporción sobre el PIB un 2,6 por ciento, de modo que la variación total en la posición del sector privado fue de 5,8 puntos porcentuales del PIB. Sin embargo, una gran parte de esta variación se financió mediante una mejora de un 4,7 del PIB en el saldo financiero del sector público. En conjunto, el deterioro del saldo financiero privado junto con la mejora del saldo financiero público condujeron a un deterioro del déficit por cuenta corriente cifrado en un 1,1 por ciento del PIB. Un proceso similar se ha dado en Europa 7 . La proporción del ahorro privado sobre el PIB cayó un 3,2 por ciento, mientras que la inversión elevó su participación en un 1,3 por ciento, de forma que la variación del saldo financiero privado fue de un 4,5 por ciento del PIB. Sin embargo, la consolidación fiscal en Europa compensó en la práctica casi toda esa variación del saldo privado, por lo que el efecto sobre la cuenta corriente apenas se ha notado. Las cosas han evolucionado de manera distinta en Japón, con aumentos del ahorro privado y descensos de la inversión privada, compensados mediante unos saldos financieros públicos en deterioro y un mayor superávit por cuenta corriente. En el otro extremo, los países con mercados emergentes han visto incrementarse en un 3 por ciento sus saldos por cuenta corriente, a consecuencia de un desplome de la inversión.
El cambio en la situación relativa de las distintas zonas puede apreciarse observando los valores relativos de los activos. El Gráfico 1 muestra la evolución del NASDAQ y del índice latinoamericano EMBI+. El Gráfico 2 muestra el cociente entre ambos índices y la media móvil de 6 meses de su correlación. En el Gráfico se aprecia el fortísimo cambio habido en las valoraciones relativas puesto que el índice NASDAQ triplicó su valor con respecto al índice latinoamericano EMBI+.
La mayor parte del público asociaría el descenso de los flujos de capital que se dirigen a los mercados emergentes con los efectos de las crisis asiática y rusa y con la crisis financieras y los contagios subsiguientes. Esta puede ser una descripción adecuada del proceso. Sin embargo, la lógica de la NE puede contribuir a explicar porqué tuvo lugar en primer lugar la reversión de los flujos de capital y porqué el capital que circula libremente acabó yendo donde fue. A medida que la NE tomaba fuerza, el capital empezó a salir de las regiones de la Vieja Economía cuyas perspectivas se consideraban entonces como de una menor brillantez relativa. No obstante, el proceso de ajuste a esos menores flujos de capital puede ser bastante traumático. Cuando los flujos de capital experimentan un frenazo inesperado (Calvo, 1998; Calvo y Reinhart, 1999), la situación interna de un país puede fácilmente tornarse fea, con cambios en los precios relativos que generan quiebras, especialmente si los pasivos están denominados en dólares. Por tanto, la misma crisis puede explicarse como la reacción endógena a un descenso de los flujos de capital hacia las economías emergentes provocado por presiones emanadas de la Nueva Economía. Las fragilidades financieras de estos países podrían explicar por qué la crisis fue tan grave. Pero la gran mejoría experimentada por la cuenta corriente de estos países sirvió, en el agregado, para financiar el aumento de la inversión en TI en otras partes del mundo.
La relación entre una NE boyante y los menores flujos de capital hacia los mercados emergentes puede mostrarse al observar la evolución entre el índice NASDAQ y los flujos de capital hacia los países emergentes (Gráfico 3). En el agregado, la caída de estos flujos y la subida del índice NASDAQ están negativamente muy correlacionadas. Es importante subrayar esto porque la observación de datos obtenidos con frecuencias temporales elevadas tienden a resaltar la correlación positiva entre las fluctuaciones del NASDAQ y las del EMBI+, tal y como muestra el En conclusión, la evidencia que hemos presentado sugiere que el impacto de la promesa de la Nueva Economía ya se ha dejado sentir, en general, en la economía mundial y, en particular, en los flujos de capital entre países. ¿Pero que nos deparará el futuro?.
Proposición 3. La valoración inicial del impacto de la NE fue excesiva. El mundo dará ahora marcha atrás en algunos de las cambios que ya han tenido lugar Las acciones de las empresas de nuevas tecnologías fueron el indicador adelantado de la NE. Pero a partir de marzo de 2000, el NASDAQ ha sufrido un severo retroceso. ¿Por qué? Una interpretación que es consistente con nuestra historia anterior es que los beneficios potenciales de las nuevas tecnologías se sobrestimaron inicialmente. La gente pensó que los rendimientos de las nuevas tecnologías eran más altos de lo que realmente son. Las acciones de las empresas que inicialmente se pensó que eran la avanzadilla de la NE han sido las que han liderado la caída de los precios en los mercados bursátiles.
Una implicación de esta historia es que con una renta futura más baja, las familias tendrán que ajustar a la baja su consumo de modo que éste refleje esa nueva riqueza neta más pequeña. La inversión también debe caer para reflejar los nuevos rendimientos marginales más bajos. Con un consumo y una inversión menores, los tipos de interés mundiales tendrán que caer.
De acuerdo con esta visión, lo que realmente importa es la variación experimentada por el impacto relativo de la NE sobre los distintos países del mundo. El descenso de la valoración del dividendo de crecimiento ya ha tenido lugar en Estados Unidos, el país donde inicialmente se consideró que dicho dividendo sería el más elevado. Por tanto, parte de los efectos negativos que esta expansión de la NE ha tenido sobre los flujos de capital hacia las economías emergentes deberían revertir parcialmente . El déficit por cuenta corriente de Estados Unidos debería reducirse, de forma que este país absorbiese menos capitales procedentes del resto del mundo. Los tipos de interés también deberían bajar. Todo este proceso debería ocurrir mientras tiene lugar un debilitamiento del dólar norteamericano. El capital tendrá que transferirse a otras partes del mundo.
¿Está prevista una recuperación de los flujos de capital hacia los mercados emergentes, en general, y hacia Latinoamérica, en particular? Ya hemos visto que se ha producido una recuperación del índice EMBI+ con relación al NASDAQ y un aumento de los flujos de capital hacia estos países. Con unos tipos de interés más bajos en Estados Unidos, un dólar a la baja y una posible y modesta reducción del superávit presupuestario norteamericano, y descartando nuevos escenarios, los flujos de capitales hacia los mercados emergentes deberían continuar aumentando en los próximos dos años.
Proposición 4. A medida que se adoptan las nuevas tecnologías, las tasas de crecimiento se aceleran primeramente en los países donde aquéllas se difunden con mayor rapidez, pero posteriormente crecerán más deprisa los países más rezagados ¿Donde será más potente a largo plazo el impacto de las nuevas tecnologías? ¿Y cuál será el proceso de transición hasta ese largo plazo? La respuesta a la primera pregunta no es obvia. Por una parte, las nuevas tecnologías puede que sean más efectivas en los países donde están siendo desarrolladas, ya que se tienen en cuenta los precios relativos, las rentas y las instituciones de esos mercados. Los ordenadores se han diseñado para que cuesten entre 1000 y 3000 dólares porque el público que vive en países industrializados pueden pagar esas cifras. Todos los hogares tienen teléfono y habitualmente más de uno. Y el servicio de correos postal se dedica realmente a la entrega de objetos postales. Las decisiones tecnológi cas reflejan esta situación. Además, como analizan Larrain y Sebastián (2001), la ausencia de complementos de esas nuevas tecnologías, como el capital humano, la flexibilidad en la gestión y unos sistemas de financiación más modernos pueden impedir que los países obtengan todos los beneficios potenciales de las nuevas tecnologías. Por tanto, una posibilidad es que el aumento de la productividad en términos absolutos asociados con la TI en los países menos desarrollados vaya a ser más pequeño debido a este efecto.
Sin embargo, hemos de considerar otros argumentos. Las nuevas tecnologías podrían permitir que los países en desarrollo diesen un salto tecnológico muy importante. Ya hemos visto cómo la telefonía móvil ha superado el lento desarrollo de la red tradicional. Internet permite a los ciudadanos de los países industrializados un acceso más fácil a la información que previamente estaba disponible por otros medios. Por el contrario, en los países en desarrollo, la gente puede ahora acceder a una información previamente no disponible en ningún formato. De ahí que el efecto beneficioso de las nuevas tecnologías pueda ser proporcionalmente más alto en los países menos desarrollados. Además, como Internet permite a cada país comerciar en línea, las economías más pequeñas logran el acceso a un mercado que es proporcionalmente mucho más grande, de donde los efectos sobre el crecimiento también pueden ser mayores para ellas.
De forma que los efectos a largo plazo de la nueva tecnología sobre los países emergentes pueden ser mayores o menores que los que se esperan en los países industrializados. Las autoridades públicas deberían asegurarse de que trabajan en las áreas de política adecuadas para extraer el máximo beneficio de estas nuevas tecnologías. Sin embargo, esa discusión supera el marco de este trabajo. No obstante, hay razones por las que la NE debería tener un impacto beneficioso en el Norte primero y posteriormente en el Sur. Esta predicción resulta de la característica de red que presenta la nueva economía. Un bien de red es aquél cuya utilidad aumenta cuando otras personas también lo utilizan. Los teléfonos, los faxes e Internet comparten esta característica: cuanto más gente los posean, más gente habrá con la que uno pueda comunicarse. De ahí que un determinante importante de las nuevas tecnologías sea la velocidad de difusión.
El mundo comienza sin Internet y termina con todo el mundo conectado a Internet. Pero las transiciones son diferentes. Una es más rápida que la otra. Sin embargo, obsérvese que la velocidad de adopción comienza siendo más rápida en el primer país pero, a la larga, la tasa de crecimiento en este país se ralentiza y es el país rezagado el que ahora crece más deprisa. Esto significa que la misma dinámica que puede haber explicado el rápido crecimiento en Estados Unidos, posteriormente dará como resultado un crecimiento más veloz en el resto del mundo. Tendremos que esperar para comprobarlo.
Proposición 5. La NE no está particularmente sesgada en favor de las personas mejor formadas Volvamos al análisis. Es inevitable que una nueva tecnología profundice el retraso que lleva Latinoamérica. Mientras que la región no ha sido capaz de alcanzar un crecimiento de su renta per capita del 2 por ciento, la renta per capita de Estados Unidos ha venido creciendo por encima del 3 por ciento. ¿Siempre se irá ampliando esta brecha? ¿Nos retrasarán inevitablemente las tecnologías de la información? Después de todo, ¿no son las nuevas tecnologías intensivas en capital y caras? ¿Amplificará la NE los efectos que sobre la renta de Latinoamérica tiene su retraso educativo? Si uno piensa en esos programadores subidos al carro de la tecnología avanzada y en esos niños fenómenos de la generación “dot.com”, uno se ve tentado a concluir que los beneficios de la NE es probable que se concentren en las personas con un mayor nivel educativo. Como, en promedio, los países desarrollados tienen más personas con un nivel educativo alto, entonces los beneficios los obtendrán en buena medida ellos. Es probable que el mundo en desarrollo se mantenga rezagado.
Hay cosas que pueden hacernos dudar de esta opinión. No está claro que escribir programas de ordenador sea más difícil que aprender ingeniería aeronáutica. Pero no es necesario aprender ninguno de estas dos cosas para utilizar un ordenador o volar en un avión. La tecnología avanzada siempre ha sido tecnología avanzada y siempre se ha desarrollado en unos pocos países por unos individuos muy bien formados. La cuestión es qué efectos tiene la NE sobre la demanda general de formación a medida que aquélla se difunde por toda la economía. Después de todo, ¿cuántos niños de enseñanza elemental navegan sin problemas por Internet?
El hecho de que los programas sean de manejo cada vez más sencillo reduce en la práctica los requisitos de formación necesarios para acceder a las nuevas tecnologías.
Aprender FORTRAN fue muchísimo más difícil que aprender cualquier aplicación actual para ordenador. E incluso las nuevas tecnologías consiguen que otras tareas sean menos intensivas en formación: los camareros ya no tienen que aprender a escribir un pedido o a sumar una factura: sólo necesitan tocar unos iconos en una pantalla. De modo que la cuestión es empírica: ¿está la NE generando un sesgo adicional hacia la formación? Para responder a esta pregunta, echaremos un vistazo a los rendimientos de la escolarización en Estados Unidos, que es donde la NE ha ido más lejos y donde muchos estudios han atribuido las crecientes diferencias salariales al cambio técnico sesgado hacia la formación. ¿Ha venido acompañada la NE de diferencias crecientes en la formación de las personas que están en el mercado laboral? El Gráfico 5 muestra la evolución de los rendimientos de un año adicional de educación en Estados Unidos. Las cifras se han calculado corriendo regresiones del logaritmo de los salarios frente a los años de escolarización, controlando por la edad y la experiencia. Utilizamos datos obtenidos de familias estadounidenses. Los datos muestran la tendencia alcista de los rendimientos de la educación desde los primeros años 80. A medida que estos rendimientos crecen, se han ampliado las diferencias de rentas entre distintos niveles de formación y ha aumentado la desigualdad social. El debate sobre esta desigualdad creciente lo han protagonizado los que resaltan el impacto del comercio con los países más pobres y los que ponen el acento en el cambio técnico sesgado hacia la formación, quizá impulsado por la introducción del ordenador personal.
Cualesquiera que sean las causas de ese aumento, el Gráfico 5 muestra que desde 1994 no se han producido aumentos del premio que conlleva la formación. En realidad, los rendimientos de la educación han estado cayendo a pesar del descenso paulatino del desempleo en el mercado de trabajo. Este hecho es inconsistente con la idea de que la NE implica un sesgo adicional hacia la formación. Por el contrario, es compatible con el supuesto contrario: unas nuevas tecnologías cada vez más fáciles de utilizar logran ser accesibles para más gente. Por tanto, esto es una evidencia en favor de la idea de que la NE no necesariamente implica un sesgo adicional hacia la formación.
Esta evidencia no niega el hecho de que la educación es importante para el crecimiento y de que los países con mejor educación tienden a obtener mejores resultados. Tampoco cuestiona la necesidad de llevar a cabo un esfuerzo de formación apropiado con el fin de que las sociedades puedan obtener más beneficios de la NE. Sólo significa que no hay evidencia de que la Nueva Economía precise más formación que la vieja economía. Esto es importante porque implica que el retraso educativo de Latinoamérica, del que existe amplia evidencia, puede que no sea una rémora todavía mayor de lo que ya lo es.
3. El Impacto de la Nueva Economía mediante el Descenso de los
Costes de Comunicación
En la sección anterior, hemos explorado los efectos que pueden derivarse de la consideración de la NE como una perturbación sobre la productividad futura. En esta sección, derivamos las implicaciones que emanan de sus efectos sobre los costes de comunicación.
Los costes de transporte tienen el efecto de limitar el tamaño del mercado y de crear economías regionales. Si nos referimos a los bienes, el mundo no es un único mercado. Mover cosas es costoso y tiene sentido localizar las actividades de forma que se ahorre en costes de transporte. Si la economía mundial se está integrando cada vez más, no se debe a que los costes de transporte por tonelada estén variando mucho. De hecho, como se muestra en la Tabla 3, los costes de transporte por tonelada enviada al mercado de Estados Unidos no presentan una tendencia clara en los años 90. 8 Hay una tendencia a la baja en los costes de transporte por unidad, a un ritmo aproximado de un 2 por ciento anual, pero esto se debe principalmente al aumento del valor de una tonelada de bienes y no al coste de transportar esa tonelada. La Tabla 2 muestra que las diferentes regiones del mundo varían mucho en cuanto al peso de los bienes que exportan a Estados Unidos. Latinoamérica exporta a Estados Unidos un conjunto de bienes muy pesado, como queda expresado por un valor muy bajo de una tonelada de sus exportaciones. También presenta unos costes por tonelada inferiores a la media, lo que refleja su mayor proximidad a Estados Unidos. Los países que están muy lejos tienden a vender bienes que son menos pesados y pueden soportar los mayores costes de transporte. No es éste el caso de Africa, cuyas exportaciones son pesadas y soportan unos costes elevados de transporte. Es interesante señalar que unos costes de transporte por unidad situados en casi un 7 por ciento del valor de las exportaciones son altos en Latinoamérica porque el peso de sus exportaciones no queda totalmente compensado por los menores costes de transporte por tonelada.
Por tanto, no está ocurriendo nada especialmente importante en los costes de transporte. Lo que podría haber es una tendencia hacia un PIB de menor peso y, así, hacia unos menores costes de transporte por unidad. Pero la Nueva Economía no tiene que ver en realidad con esto. En comparación, los costes de comunicación se han desplomado. Esto tiene varias implicaciones importantes para los sectores intensivos en comunicación, de los cuales las finanzas es uno de los fundamentales.
Proposición 6. La NE facilita la desintermediación favoreciendo a los mercados de capitales frente a los bancos El sector financiero se basa predominantemente en la información, una información que tiene costes de recogida y de evaluación. Los bancos invierten en la generación de información privada sobre las garantías que ofrecen sus prestatarios. Como es costoso comunicar este conocimiento a sus depositantes, los bancos emiten sus propios pasivos. Los depositantes no tienen que preocuparse por la situación de los prestatarios individuales: aquéllos tienen derecho a una parte del balance total del banco.
Los mercados de capitales evitan la intermediación bancaria y van directamente a los ahorradores. Para ello, tienen que difundir una gran cantidad de información sobre los acontecimientos que rodean a cada empresa. Si el coste de comunicación es elevado, puede que los bancos sean la manera más eficiente de canalizar financiación. A medida que los costes de información caen, los mercados de capitales comienzan a jugar un papel más importante. Dado que la NE lleva aparejada una enorme caída de los costes de comunicación, aquélla favorece una transferencia masiva de fondos hacia los mercados de capitales. Y parece que esto es lo que está sucediendo. El número de personas con participación directa en el mercado bursátil se ha disparado y muchos millones más participan mediante fondos de inversión.
También pueden verse los efectos en la composición de la financiación de carácter internacional. Mientras que los bancos fueron los principales agentes del aumento de los flujos de capital en los años 80, la inversión de cartera ha jugado un papel más significativo en los años 90.
Proposición 7. Pero la NE no favorece a los mercados de capitales nacionales
La idea de que es probable que los mercados de capitales sean más importantes en el futuro ha llevado a muchos países a mejorar su marco institucional con el fin de apoyar y regular mejor sus mercados de valores. Las instituciones financieras internacionales han estado financiando proyectos en casi todos los países de Latinoamérica con el fin de actualizar el marco legal y mejorar las agencias reguladoras de los mercados de capitales nacionales. La lógica de estos proyectos era indiscutible. Con la estabilización de la inflación y la liberalización financiera, Latinoamérica quedó preparada para un desarrollo financiero rápido. Los mercados de capitales eran el futuro. El reto era generar el entorno adecuado para que dicho desarrollo tuviese lugar.
Al principio, el mercado parecía apoyar esta visión. Como muestra el Gráfico 6, en los primeros años 90, la capitalización del mercado bursátil se incrementó en gran medida hasta alcanzar el entorno del 30 por ciento del PIB, mientras que el volumen de contratación llegaba al 15 por ciento del PIB, empujado, entre otras cosas, por la salida a bolsa de empresas de privatización reciente. Pero justo cuando la NE comenzaba a despegar, el proceso se detuvo. No siguió el incremento meteórico de los mercados de capitales acaecido en Estados Unidos.
¿Por qué ocurrió esto? Los mercados bursátiles tienen características que generan economías de aglomeración. Si uno quiere comprar o vender algo, es mejor estar en un sitio donde haya mucha contrapartida potencial al otro lado de la transacción.
Cuanta más, mejor. Es obvio que si todos tienen que caber en el mismo edificio o gritar en el mismo corro, los costes de congestión pueden convertirse en un proble ma. Pero las nuevas tecnologías acaban con todo esto y permiten que funcionen las economías naturales de aglomeración. La reducción de los costes de comunicación justifica la marcha hacia unos pocos mercados internacionales muy eficientes. No tiene sentido cotizar o negociar un activo en un mercado ilíquido con pocos jugadores y elevados costes de transacción cuando uno puede ir a un mercado líquido con muchos jugadores y bajos costes de transacción. Es más eficiente negociar ADRs de una empresa en la Bolsa de Nueva York que intercambiar la acción subyacente en el mercado nacional. Las nuevas tecnologías reducen en gran medida los costes de comunicación y permiten la explotación de las economías naturales de aglomeración.
Los mercados de capitales son un sector del tipo “el ganador se lo lleva todo”. En el límite, lo único que hace preferible la existencia de varios mercados frente a la concentración en uno solo es la zona horaria: a la gente le sigue gustando trabajar durante el día. Los mercados de capitales nacionales tienen poco futuro en un mundo donde la comunicación puede hacer que todos los compradores y los vendedores se reúnan en un mismo mercado.
Proposición 8. La NE facilita la formación de empresas multinacionales
La gestión es, por definición, una actividad muy intensiva en información. Aunque las empresas tienen fuertes incentivos a expandirse con el fin de explotar oportunidades en otros mercados, se ven limitadas por los costes crecientes que tiene gestionar una organización geográficamente dispersa. Con unos costes de comunicación altos, las empresas extranjeras que operan en mercados alejados de su sede central pueden ser menos eficientes que las empresas nacionales de esos mercados que toman sus decisiones rápidamente in situ. Las nuevas tecnologías reducen esta desventaja informativa y facilita la gestión de las empresas de ámbito mundial.
Con unos costes de comunicación más bajos, las empresas pueden expandirse internacionalmente para aprovechar las oportunidades que surgen de operar a nivel mundial. Así, se abastecen donde los costes de los factores son más bajos y venden donde pueden aprovechar un mercado rentable. De hecho, este proceso se ha acelerado en los últimos 5 años. Como se muestra en la Tabla 1, la participación de la inversión extranjera directa (IED) en los flujos de capital a las economías emergentes ha estado incrementándose. Ahora representa más del 100 por cien de los flujos de capital hacia el mundo en desarrollo. El cambio se ha producido precisamente en el momento en el que la NE se está desarrollando. Las fusiones y adquisiciones han sido un componente central del resurgimiento de la IED. También explica el descenso en la capitalización de los mercados bursátiles. A medida que empresas extranjeras más grandes que cotizaban en otras bolsas compraban empresas nacionales, éstas dejaban de cotizar en las bolsas del país.
Proposición 9. Las empresas multinacionales se convertirán en una seria alternativa a los mercados financieros a la hora de transferir internacionalmente el capital
¿Qué puede explicar el aumento de la participación de la IED en los flujos internacionales de capital? ¿Puede la nueva economía explicar este hecho? En Hausmann y Fernández Arias (2001), sostenemos que los mercados de capitales son más eficientes en unos países que en otros. La IED permite a las empresas financiarse donde el capital es barato y transferir esos recursos a las plantas ubicadas en países donde es caro, arbitrando de este modo entre distintos mercados. Debido al riesgo soberano, es más fácil hacer esto para las empresas que para los mercados financieros.
El riesgo soberano surge porque no se puede forzar a los países a pagar si no quieren. Los problemas del “deseo de pago” son endémicos en todos los mercados financieros, pero los tribunales están para hacer cumplir los contratos y la obtención de garantías mediante un colateral es un mecanismo de compromiso que consigue que los prestatarios no vean rentable el impago. Pero en el terreno internacional, la soberanía complica el uso del colateral. El prestamista tiene el tribunal en un país y el colateral en otro. El riesgo soberano es un problema cuando los países carecen de un colateral internacionalmente aceptable que pueda pignorarse en el mismo país del tribunal que juzga el caso.
Las empresas multinacionales pueden solventar este problema. Pueden entregar el colateral en un país para obtener capital y financiar con ese capital las operaciones en otro país. Las fusiones y adquisiciones pueden venir guiadas por el intento de arbitrar entre mercados financieros, ya que las empresas de países con un exceso de colateral compran las de países con defecto de colateral, logrando así una financiación más eficiente para la empresa conjunta. El arbitraje incrementa el bienestar ya que mejora la asignación del capital. Las nuevas tecnologías reducen los costes de gestión adicionales que se derivan de estructurar empresas de esta manera.
El resurgimiento de la IED apunta hacia un mundo donde los movimientos de capital serán internacionales pero realizados dentro de la misma empresa. Las empresas se estructurarán en el ámbito mundial y se financiarán en los pocos mercados de capitales que queden. Y podrán hacerlo porque la reducción de los costes de comunicación consigue que la gestión de las empresas estructuradas de este modo sea menos difícil.
Proposición 10. Los fondos de pensiones, entre otros fondos, se convertirán en fondos de ámbito mundial
A medida que el stock de capital de los países pasa a formar parte creciente de los balances de situación de las empresas multinacionales, el volumen de ahorro tendrá que invertirse necesariamente en estas empresas. Este proceso ya está teniendo lugar. Con un número cada vez menor de empresas cotizadas en bolsa y con unos mercados de capitales nacionales ilíquidos e ineficientes, los fondos de pensiones tendrán dificultades para invertir sin riesgo sus activos en valores nacionales líquidos y de calidad. Con la compra de CTC, ENERSIS y ENDESA, una parte importante del mercado de capitales chileno dejó de cotizar en bolsa. Lo mismo ha pasado con YPF en Argentina y con Electricidad de Caracas. Grandes empresas tradicionales y de calidad contrastada de Latinoamérica forman ahora parte de los balances de situación de empresas multinacionales. De las empresas que permanecen cotizando, el medio preferido para dicha cotización son los ADRs. ¿Dónde tendrán que invertir su dinero y negociar sus activos los fondos de pensiones? Los gobiernos tendrán siempre la tentación de manipular las colocaciones de los fondos de pensiones con el fin de lograr objetivos distintos del de proporcionar a los jubilados una renta decente. Después de todo, se trata de un ahorro forzoso.
Aquellos grupos de votantes con el poder suficiente para influir en la legislación pueden intentar que los fondos inviertan en sus áreas preferidas. La vivienda, la agricultura, las pequeñas y medianas empresas y la financiación a pequeña escala han sido receptoras en el pasado de recursos canalizados oficialmente. Podemos imaginarnos con facilidad que la regulación de los fondos de pensiones caiga presa de la misma lógica. Pero éste es un juego políticamente peligroso. Después de todo, se está jugando con los ahorros de todos los trabajadores. A la larga, la demanda de una jubilación segura y fiable logrará lo inevitable: la globalización de las empresas forzará la globalización del ahorro. Nadie debería derramar una sola lágrima.
Los trabajadores ya tienen que enfrentarse a economías nacionales volátiles. No es necesario que sus ahorros también estén sujetos a los mismos riesgos. La diversificación siempre ha sido beneficiosa. La NE tenderá a hacerla inevitable.
DARK MATTER. Hausmann- Sturzenegger.



PAZ DE NUEVO NINGUNEADO


Carlos Alberto Villegas, termitavirtual/07, el 27 Ago 2007 - URL Permanente

Paz para la comprensión integradora
Inicié este blog con el propósito de realizar una reflexión sobre el escritor como suma de voluntades. Pero también con la intención de evidenciar el puente de diálogo entre la península Ibérica y el continente americano porque considero que debemos avanzar en un proceso que nos acerque y teja redes solidarias entre los pueblos iberoamericanos. Propuesta que no excluye a lenguas distintas al castellano.
Considero al Hispañol como una herrmienta valiosa para ese propósito integrador. Mas allá de una denominación formal, una comprensión de esta esta lengua como un idioma vivo que trasciende el castellano. Una realidad que se vive en el ámbito de las comunicaciones con la denominación de "español neutro"; pero que se impone con la creciente movilidad de los seres que habitamos el siglo 21. Realidad materializada en la avasallante producción cultural de los escritores Hispañoles. Hombres y mujeres que han conquistado premios nóbeles con la calidad de su lenguaje y su capacidad para poetizar y narrar ese territorio común que borra fronteras y nos llena de orgullo. Hispañol: econocimiento e inauguración en el nuevo milenio de un lenguaje que, a partir de una raíz histórica común, celebra la diversidad de ramas y frutos. Forma de comunicación humana que asombra en por lo menos dos connotaciones: maravilla y da cobijo. Instrumento del pensamiento que facilita el entendimiento con algunos cambios y usos semánticos pero que, sin embargo, demanda una voluntad política que conjugue dialéticamente los polos antitéticos de la diversidad y la unidad.
Una denominación que pretende crear conciencia sobre la fuerza del flujo constructor de realidad de ese idioma que emerge como un iceberg potente. Un continente lexical que históricamente ha desbordado los cauces restrictivos de la gramática castellana, para incorporar los aportes vivos de las múltiples etnias que lo moldean y lo enriquecen en su uso cotidiano.
Sin embargo, la posibilidad de avanzar en este camino demanda que nos fijemos en en los hitos comunes que nos identifican, para superar desde allí aquellas diferencias que puedan dividirnos. Mirada propositiva que apuntala el diálogo intercultural y subraya la necesidad de acordar metas de integración. Muchos han avanzado en esa tarea constructora. Sólo voy a mencionar aquí al pensador colombiano Otto Morales Benítez y sus comprensiones históricas y sociales en la busqueda de una identidad que nos hermana con el continente europeo, especialmente con la penímsula.
Mirada que, sin embargo, no es sumisa u obsecuente y reclama con la valentía de los corteses, el derecho de ser y de estar hombro a hombro, en igualdad de condiciones. Que no niega la historia, sino que la critica, la reevalua y la redirecciona. Y Paz, ha sido, dentro de los escritores que han conquistado cumbres, quien quizás. con mayor propiedad ha transitado estos propósitos. Su "Laberinto de la soledad", es el punto nodal de referencia para este tipo de comprensiones sinérgicas.

Razón por la cual quiero hoy señalar de nuevo que Paz está siendo condenado a padecer el nefasto "Ninguneo" que el condenó como lesivo para el avance de los pueblos de América y el ensayo del Damían Pachón Soto: "Modernidad, Eurocentrismo y Colonialidad del saber" parece reconfirmarlo. Las siguientes acotaciones, no pretenden por tanto invalidar de plano el serio y responsable ensayo del Abogado de la Universidad Nacional y estudiante de la Maestría en Filosofía Latinaomericana de la Universidad Santo Tómas (Colombia), sino evidenciar los elementos paradojales. La crítica entendida aquí como un diálogo colaborativo que no aniquila sino que evidencia y ayuda a contraargumentar para fortalecer las razones de la mirada, pero sobre todo para encontrar la verdad detrás de las posiciones y perspectivas.
1. En las primeras líneas del trabajo, Damian Pachón declara que "El objetivo de la presente ponencia es realizar una deconstrucción crítica de la visión tradicional de la Modernidad". Si mi información no falla, la deconstrucción es un instrumento de lectura crítica que proviene del europeizado argelino Jaques Derrida. He aquí la paradoja básica del ensayo: se quiere combatir la colonización mental recurriendo a una herramienta producida en las propias entrañas del colonizador pensamiento europeo (Perspectiva del autor del ensayo, vale aclarar). La premodernidad, la modernidad y la posmodernidad además de corrientes de pensamiento son modos de habitar la realidad, condicionados por factores de orden individual (memoria, subjetividad, discurso), social (economía, política, teleología) mediático ( uso de codigos y extensiones del ser humano). La modernidad, especialmente, es un fenómeno del que regresan los europeos -los dedicados a metacomprender los fenómenos antropológicos por lo menos- y que aún no alcanza con plenitud los países latinoamericanos. En nuestro continente las carencias son tantas que todavía son no sólo posibles, sino necesarias, las utopías. Ese desgano por la civilización en unos pueblos que aún no hemos salido de la barbarie es un pensamiento prestado. -sin desconocer las barbaries actuales de Europa con un desarrollo vertiginoso- ¿Cómo, entonces, se puede llegar a pensar desde la perspectiva latinoamericana reproduciendo formas de pensamiento gestadas en el corazón de Europa, con mirada y racionalidad onfálica? ¿Cómo es posible criticar la “colonialidad del saber” utilizando una herramienta de colonización? Utilizando una analogía, tan poco propias para la lógica de la modernidad, ese intento equivale a utilizar un destornillador para clavar una puntilla: Si bien puede hacerse, demanda un desgaste demasiado grande, que agota inútilmente e invita abortar rapidamente la tarea. En este caso el intento de pensar con una racionalidad propia, no colonizada.
2. Aunque discute las bases de la modernidad y el progreso fustigando el cartesianismo (posición que comparto) el discurso de análisis es absolutamente cartesiano. Ni el más mínimo asomo de poesía, ni la más leve posibilidad polisémica que descentre el pensamiento. Razón, pura razón que no da cuenta de lo mítico maravilloso que nos habita como continente. Ni siquiera en los epígrafes que anteceden los acápites. ¿Acaso la liberación de la colonización cultural no debería incluir otros usos del lenguaje divergentes a la demandante racionalidad imperante en el discurso filosófico eurocentrista?. El texto podría ser caricaturizado con la imagen del académico que da una conferencia sobre la libertad llevando a cuestas un grillete que no lo deja escapar de la penosa situación.

3. La anterior paradoja explica con suficiencia porque el discurso que critica el eurocentrismo no tenga asomos de las comprensiones de Carlos Castaneda -con seguridad un anatema para el pensamiento eurocentrista-. Sin embargo no explica ni justifica la ausencia, en las fuentes de autoridad citadas por Pachón, de la voz de uno de los pensadores más grandes de latinoamérica: Octavio Paz. Valga recordar que Paz construyó, mucho antes que Foucault, Lyotard, Derrida, las bases para pensar la premodernidad, la modernidad y la posmodernidad como categorías de análisis -sin pelear con la tradición occidental que no podemos negar ni borrar de un plumazo-. Paz, mucho antes que los teólogos de la liberación y la Universidad Santo Tomás hablaran de una Filosofía Latinoamericana ya andaba construyendo un andamiaje serio para comprender a los méxicanos y por extensión a los latinoamericanos. No sobra recordar la calidad de premio Nobel de Literatura del Méxicano. Condición que hace más ostensible su ausencia en el aparato crítico del abogado colombiano.
4. Ante esta lamentable ausencia en un ensayo valioso, lo repito, que quiere liberarnos de la “colonialidad del saber” sin tocar sin embargo la “colonialidad del pensamiento”; cabe preguntarse: ¿Será que las visionarias y acertadas críticas de Paz al totalitarismo comunista, aún no le han sido perdonadas y pasaran muchos años, décadas quizás, antes de que los académicos que nos quieren enseñar a pensar por cuenta propia, vuelvan a reencontrarse con este verdadero pensador latinoamericano? ¿No fue suficiente que la historia le diera la razón y demostrara que sus argumentaciones estaban fundamentadas en un proceso de análisis que revelan su independencia de criterio y su libertad de pensamiento, virtudes indispensables para la fiesta del pensar? –la expresión es de Heiddegger, y perdonarán la fuente que además de eurocentrista, algunos calfican de nacionalsocialista-

5. Si este Paz que piensa desde la cultura occidental pero que bucea con propiedad en las culturas cosmogónicas de mesoamérica para comprender nuestra innegable hibridación como seres contemporáneos no es considerado en “Modernidad, Eurocentrismo y Colonialidad del saber”; es entendible con mayor razón que el ensayo racionalista de Damian Pachón - y por ello más eurocentrista que cualquier planteamiento de Foucault, Lyotard o Derrida-, no tenga ni siquiera asomos de la corriente místico religiosa que ahora construye comprensiones de lo americano desde los códices aztecas. Y no la señalo para validar o justificar esta alternativa de lectura de la realidad, de la cual sólo tengo vagas nociones, sino para evidenciar que hay posiciones divergentes que tienen el propósito de ayudar a pensarnos desde lo propio. Y que, sin embargo, aún no son consideradas por la academia (seria y racional), ni siquiera para descalificarlas desde el pensamiento cartesiano que la caracteriza; es decir desde la esencia que fundamenta a las instituciones de educación superior latinoamericanas; las universidades: productos exclusivamente europeos.

Señalo que las presentes consideraciones las hago a vuelo de tecleado y que debo regresar sobre ellas, tanto como sobre el texto para reafirmarlas y corregirlas.
Estas acotaciones al ensayo de Damian Pachón Soto, tiene como propósito fundamental, señalar el ninguneo de quienes queremos construir visión de mundo desde América. Y más allá de desligitimar el esfuerzo de un académico, pretende sobre todo motivar el regreso a uno de los pensamientos que nutieron en la segunda mitad del siglo 20 las reflexiones de los latinoamericanos.

Reitero también que quien se acerque al texto de Pachón no perderá su tiempo. Y como todo diálogo colaborativo debe ser abordado desde la fuente que lo propicia y a la cual se responde, transcribo para mis probables lectores la totalidad del ensayo que animan las glosas.



Oportunidad Tropical

César González Muñoz
En los últimos años se ha puesto en marcha un gran generador de nuevas demandas mundiales por productos agropecuarios, que podría rescatar las sociedades rurales de muchos países tropicales y pobres. Pero el resultado podría ser distinto. Los beneficios de este negocio se podrían quedar principalmente en los bolsillos de los ricos del mundo. Estoy hablando – otra vez – de los biocombustibles.
El nuevo generador es de naturaleza política. Estados Unidos, la Unión Europea y Japón han aprobado leyes y acuerdos para impulsar en el sector del transporte el uso de biocombustibles en combinación con combustibles fósiles. En general, unos cincuenta países han establecido estrategias de sustitución de hidrocarburos por biocombustibles.
En todas partes, el signo común de este “empujón verde” es el otorgamiento de subsidios a la producción de maíz, caña de azúcar y palma de aceite para la producción de etanol y biodiesel. Por ahora, la oleada más grande se encuentra en la estrategia de Estados Unidos para impulsar el etanol a base de maíz. Como se sabe, simultáneamente ese país impone altas barreras a la importación de etanol. Esta combinación de transferencias gratis y de aranceles está generando una reacción contundente: El área maicera en el sector rural norteamericano crece rápidamente. Los nuevos cultivos se dedican a la producción de etanol. Para producir más maíz, los granjeros gringos, quienes no son propiamente miembros de las huestes pobres del mundo, están saliendo del trigo y la soya. Están de fiesta por cuenta de los consumidores y los contribuyentes. Y de la geopolítica del petróleo y del discurso ambiental.
Además, China, India y otros “países emergentes” le han dado gran dinámica a la demanda mundial de alimentos y materias primas. Algunos productores importantes, como Canadá, han tenido recientemente problemas climáticos. Por todo ello, no es de extrañar que en el último año los precios del maíz, el trigo y el cacao hayan tenido agudos aumentos.
Los precios del maíz y el trigo en Estados Unidos alcanzaron este año su nivel más alto en once años. Los contratos de trigo para entrega en diciembre registran un récord histórico. En Europa, el trigo duplicó su precio en los últimos doce meses.
El impacto se siente en toda la línea de alimentos. Los precios están subiendo tan rápidamente en todas partes, que en su último número la revista The Economist recoge un nuevo término del análisis económico: Agroingflación.
¿No es razonable, entonces, proyectar una fase expansiva de bienes agrícolas tropicales por cuenta de estos procesos, que pueden preocupar a los bancos centrales, pero que también son una oportunidad que no se había presentado en tiempos de relativa paz mundial?
Es equivocado, en estas circunstancias que probablemente serán duraderas, proponer que los países pobres se concentren en la industria y mantengan su sociedad rural como un actor pasivo, marginal y costoso del desarrollo económico. No es correcto acudir a las cifras actuales de participación del PIB agrícola en países como Corea, Malasia, y Taiwán para “demostrar” que lo rural no vale la pena y que el campo sólo sirve para “retener” fuerza de trabajo mientras se le encuentra empleo urbano. Es obvio que el aumento de la productividad se concentra en sectores urbanos, de alta tecnología. No hay un solo país de alto desarrollo que tenga una alta participación del sector primario en el PIB nacional. Pero eso es harina de otro costal, después de los hechos, cuando la pobreza ha caído en esas naciones por debajo del 10 por ciento.
La estrategia correcta de los países tropicales es ahora impulsar esfuerzos cooperativos para conseguir que haya un auténtica estrategia mundial de bio- energía, marcada por la apertura de los mercados centrales de biocombustibles. Si ello no ocurre, la agroinflación dejará a las naciones periféricas con el pecado y sin el género.


¿Para dónde va la ley de Justicia y Paz?

Juan Manuel López Caballero.

El cubrimiento y la presentación dada por los medios al traslado de ‘Macaco’ y ‘Don Berna’ a la prisión de Cómbita llama la atención por varios aspectos:
Ante todo porque relegó a segundo plano tragedias como las que vivían en ese momento varias poblaciones de la Costa con las peores inundaciones que se tenga registro, o la demanda del Ecuador pidiendo una intervención internacional en relación a los desplazados que están llegándoles de Colombia. Aunque tales eventos son ya sucesos ordinarios, tenían características para ser tomadas como inusuales y no desaparecer detrás de ese informe.
Otra curiosidad es la deferencia en el lenguaje que se utiliza para referirse a los capos paramilitares (denominación más apropiada que la de capos mafiosos o comandantes paramilitares), cuando nunca son mencionados como terroristas, ni bandidos, ni criminales, sino como ‘Señor’ tal y tal.
Y no parece sorprender que en tiempos de la ‘seguridad democrática’ los operativos oficiales de la fuerza pública dentro de la mismas prisiones tengan que hacerse como usualmente actúan los delincuentes o como una operación de comando -es decir en forma sigilosa y clandestina, bajo el amparo de la noche y en secreto-.
El que se actúe contra quienes, además de haber sido narcotraficantes convertidos a paramilitares, y además de haber sido los más tenebrosos y activos en ambos campos, siguieron delinquiendo desde su cárcel de Itaguí, podría verse como síntoma de un cambio en la actitud del Gobierno, o un intento de adaptarse mejor a los nuevos vientos que soplan en Washington.
Pero lo que preocupa es que parte de la información que empieza a ser suministrada oficialmente da cuenta de como continuaban su negocio de narcotráfico, o cómo reorganizaron grupos como las ‘águilas negras’, o cómo siguen los enfrentamientos con otros narcos como Wilber Varela (‘Jabón’), o como se hacen chistes sobre la ‘goBERNAbilidad’ de Medellín.
No es fácil de creer que en verdad fue una decisión tomada la noche anterior porque el general Naranjo se presentó ante el Presidente a demostrarle que era verdad lo que se denunciaba y conocía públicamente, y que entonces éste tomó la decisión de actuar inmediatamente.
Se pregunta uno cómo hasta ahora vino a saberlo o a convencerse de ello; o, si ya sabía o estaba convencido, cómo hasta ahora se produce alguna reacción; o porqué no importaba que los resultados del ‘proceso de reinserción’ fueran aparentemente inocuos en cuanto a las actividades que desarrollaban; o, en últimas, si en verdad hay un proceso para detenerlas o la intención era solo amnistiar a quienes eran responsables de ellas.
Más grave aún, es que a los forjadores de opinión les parezca natural y no amerite siquiera un comentario que mediante una simple decisión y orden del Dr. Uribe se decida a quién y cuándo se le reconocen a una u otra persona las condiciones para someterse a esta modalidad de ‘justicia transicional’. Es verdad que su inicio fue una especie de contrato bilateral privado entre la Presidencia y los Capos; pero, pero una vez convertido en Ley se supone que intervienen fiscales, jueces, defensores, ministerio público, que se requiere calificación de pruebas y confrontación con normas, o en general que se convierte en proceso institucional… ¿o es que esa es una administración de justicia personal del Dr. Uribe?



Causas de los errores económicos


Joaquín Trigo, revista Cinco Días, agosto 30/2007.

En vacaciones se espera tener algo de tiempo para pensar sin agobios y encarar la vuelta al trabajo con ideas frescas y precisas. A posteriori resulta que se han leído un par de libros, pero no la media docena que se esperaba, se han visto un par de películas, se ha hecho algo de ejercicio, que apenas llega a la cuarta parte de lo previsto y septiembre está encima sin que la reflexión tranquila haya hecho su aportación.
La reflexión es la mejor herramienta de que disponemos, pero tiene límites y disfunciones de las que es difícil liberarse, a menos que antes se eliminen las causas de los errores habituales. Para conseguirlo hace falta una metarreflexión, esto es, pensar en cómo se piensa. Muchas veces la razón actúa como abogado defensor del impulso -sea instinto, capricho o creencia- y aporta argumentos retóricos que producen autoengaño. Así, a la ignorancia debida a la falta de información o la que produce el creer que hay suficientes datos y hechos conocidos, y análisis explicativos como para poder decidir, se añaden factores como los que siguen.
El pensamiento de grupo es la plasmación de ideas compartidas y que, supuestamente, derivan de datos, análisis y corroboraciones, pero que suelen ser reforzamientos reiterados de los aspectos más idiosincrásicos del grupo que terminan por convertirse en lo que un observador imparcial consideraría lugares comunes ajenos a la evidencia y la lógica. Esto deriva de la parcialidad de los componentes que, comparten puntos de vista, liman sus discrepancias o las presentan como consideraciones secundarias o marginales que no afectan al núcleo de la cuestión que se considera. Si se añaden la fuerza de la inercia y el acervo ideológico compartido es difícil cambiar el enfoque de los temas tratados y es fácil fallar en los diagnósticos y las acciones a realizar. La mayor parte de las decisiones económicas en empresas y Administraciones públicas son colectivas y sensibles a este efecto.
La tentación de conducta oportunista para sacar partido de una circunstancia efímera y la adulación a quien tiene más autoridad formal y atribuciones llevan a errores. Aprovechar ocasiones es ser oportuno mientras que ser oportunista es conseguir el lucro propio con dolo, esto es, dañando a terceros, lo que suele tener consecuencias negativas en forma de pérdida de confianza y enemistad de los agraviados.
La adulación aquiescente perjudica a todos pues, decía Napoleón, sólo puede haber apoyo en lo que resiste y quien dice amén puede ser sustituido una y otra vez a mitad de coste.

La mayor parte de las decisiones en las empresas y en las Administraciones públicas son colectivas
La politiquería va en la misma dirección; parece beneficiar a ambas partes y es fácil llegar a acuerdos para repartir lo que aún no se tiene, pero cuando se consigue el objetivo aparecen las discrepancias sobre el reparto.
A veces se aceptan propuestas por simpatía hacia quien las hace, por sus habilidades expositivas, por sobrevalorar la experiencia de los proponentes o por considerar que su excelencia en un campo les califica como expertos en otro. El hecho es que, en lugar de los méritos de la propuesta, se valoran los de quienes la hacen y la decisión es ajena al contenido de lo aprobado. Por razones opuestas se llega a conclusiones erróneas si domina la envidia o rencor frente a alguien y se antepone la voluntad de dañar frente a la pertinencia de la acción por razones intrínsecas.
El miedo altera la percepción y para buscar una protección inmediata se llega a aceptar algo que a medio plazo puede acabar en desastre. La desatención a las opiniones discrepantes o el poco aprecio a quien las sustenta llevan a desechar buenas razones. La falta de estímulo a la emisión de opiniones impide contar con enfoques alternativos o complementarios, lo que priva de contar con la información, el talento y la percepción de otros. Una variante es el sesgo en la formación del grupo decisorio donde se minimiza la presencia de voces potencialmente discrepantes.
Las creencias son un peligro mayor. Consisten en una visión previa de la realidad que no se ha conseguido con observación y estudio, sino que se ha heredado o es común al grupo con quien se vive y que se da por buena sin cuestionarla. Al contrario de la ideología, de la que se es consciente y se sabe que es opuesta a valoraciones diferentes, no hay conocimiento de que lo que se consideran ideas son, en realidad, creencias sin fundamento real. La diversidad permite contar con ideas, o incluso creencias, alternativas y la contraposición obliga a argumentar y mejorar las decisiones. Por eso suele ocurrir que las decisiones informadas por muchos suelen ser mejores que las individuales. Sin embargo, lleva mucho tiempo conseguirlas y causan traumas cuanto hay discrepancias de fondo entre lo que se trae y lo que se confronta.
Joaquín Trigo. Director ejecutivo de Fomento del Trabajo Nacional