miércoles, 10 de septiembre de 2008

“Ha habido algunos que con razón o sin ella, han censurado varios actos de la administración y su política, y sólo por esto se les ha presentado al público bajo el horrible carácter de sediciosos y perturbadores del orden público. Si de este modo se trata a los que no sólo hacen uso de un derecho, sino que cumplen con el deber de todo buen republicano, de censurar cuanto les parece mal en los funcionarios, expresando las razones de su juicio ¿habrá muchos que tengan toda la firmeza necesaria para dar su voto, redactar su juicio y publicarlo por la imprenta cuando no es aprobatorio? ... las penas y las recompensas son los motores de la voluntad y de las acciones de los hombres, y de unas y otras se ha echado mano para producir la aprobación o el silencio. Con estos medios oratorios conservaba la pureza de la fe el tribunal de la inquisición. ¿Y podrá decirse que se practica la teoría del gobierno representativo con esa actitud y pureza y que va en progreso?”.
Ezequiel Rojas, fundador del Partido Liberal Colombiano, 1870, “Diferencias entre la teoría y la práctica..., página 146”



CONTENIDO


• McCain o la guerra, Obama o la negociación, Aníbal Gómez Restrepo.
• Reelección Presidencial, un dilema. Iván Echeverri Valencia.
• El polvorín marruecos, Ignacio Ramonet.
• ¿Por qué fuimos arrestados sin motivo?, Amy Goodman.
• Paradojas de la seguridad y el crecimiento, Mauricio Cabrera Galvis.
• Para Envigado, un mejor trato. Ramón Elejalde Arbeláez.
• Me llevarás en ti, Octavio Quintero.
• Gildardo el desplazado, Jorge Mejía Martínez.





McCAIN O LA GUERRA; OBAMA O LA NEGOCIACIÓN


Aníbal Gómez Restrepo, Septiembre 4, 2008


Empecemos, como dirían los ingenieros, con dos parámetros, dos condiciones existentes bien conocidas:
Los gobiernos estadounidenses le han venido inculcando a sus gobernados, por años, la necesidad de combatir al enemigo, ya sea éste un país, un sistema o el terrorismo, por fuera de las fronteras patrias porque, de otra manera, se verían precisados a combatirlo en la Quinta Avenida.
El Imperio, que tanto poder llegó a acumular con el final de la guerra fría a punto tal que logró, con la venia de Gorvachev, convertir a la Unión Soviética, en una serie de colonias suyas, ha venido perdiendo fuerza a raíz de los errores en el Medio Oriente, especialmente el de la absurda invasión a Irak, y más aún si se le compara con el crecimiento vertiginoso de otras potencias.
En cuanto a lo primero, el ciudadano norteamericano está cada vez más escéptico de que las acciones bélicas de su gobierno le hayan dado más seguridad. Ya no va a ser tan fácil que el candidato republicano empiece a hacer terrorismo sicológico diciendo que él es el único capaz de defenderlo de los ataques de sus enemigos reales o imaginarios. Ya no están dadas las condiciones para que se repita lo del presidente Bush quien durante dos años estuvo haciendo terrorismo mediático y logró su reelección. Claro que todavía queda mucho de machismo entre los norteamericanos, pues aunque ellos siempre nos están criticando a los latinos dizque porque somos machistas, ellos, como nación, son insuperables en este sentido: por millones desprecian las actitudes conciliadoras porque ello los puede hacer aparecer como débiles.
En cuanto a lo segundo, es claro que una nación con el mayor déficit presupuestal de la historia, una deuda externa casi que impagable (Muchos analistas internacionales dicen que China no le pasa la cuenta a los estados Unidos porque si lo hace, lo quiebra y, entonces, no se la puede pagar), una moneda débil y una mirada de prevención y algo de irrespeto por parte hasta de sus aliados, ya no es el Imperio Todopoderoso. Y, para rematar, el haber perdido de manera vergonzosa los Juegos Olímpicos. Es que el Imperio no puede perder esos juegos ya que ellos han sido siempre un instrumento político mediante el cual el más fuerte ha demostrado su poder y su jerarquía; el emperador Nerón fue medallista olímpico –oro- en los juegos olímpicos de la antigüedad. Aún así, los Estados Unidos siguen siendo la más poderosa potencia de la tierra y de la historia pero ya se le empiezan a ver sus debilidades.
Los votantes estadounidenses, se enfrentan a una disyuntiva: votan por una persona que les ofrece pelear por ellos, con el atractivo de que es un héroe militar o lo hacen por alguien que llega a negociar en una actitud conciliadora. McCain es, obviamente, el estandarte de la primera alternativa. Es el militar, el guerrero, el guerrerista, el que continúa con la línea de que Estados Unidos debe seguir usando (o abusando) de su poder militar hasta un punto tal que ha propuesto que las tropas norteamericanas permanezcan en Irak por cien años más. Es por ello que su campaña acude, sin escrúpulos, al temor de los americanos y a su nacionalismo fanático. Es la continuación de la política de Bush y, por lo tanto, el camino hacia el repudio del resto del mundo. Obama entiende que el mundo actual es distinto de aquel del “Americano Feo” y que de lo que se trata es de entender a los demás pueblos para poder llegar con ellos a unos acuerdos que propicien la paz, respetando los intereses particulares de cada cual y, sobre todo, sus ideologías políticas o religiosas. Todo ello sin ir en contravía de la convicción de que Estados Unidos es la nación más poderosa de la tierra y que debe continuar siéndolo por muchas décadas más pero sobre la base de que, como dijo Bill Clinton en su magistral discurso en la Convención Demócrata, Estados Unidos debe ser “el poder del ejemplo y no el ejemplo del poder”.
El verdadero problema radica en que se agota el tiempo. Si se vota por McCain, seguramente llegará el momento en que el mundo ya no le hará más caso a las bravuconadas del Imperio y cuando el presidente salga a casar peleas, posiblemente le van a coger la caña. Por otro lado, si se vota por Obama se está aprovechando el enorme poder que aún se tiene para llegar a negociaciones favorables. Dentro de pocos años puede ser muy tarde y las negociaciones no serán tan ventajosas.



REELECCIÓN PRESIDENCIAL, UN DILEMA

IVÁN ECHEVERRI VALENCIA

Después de la exitosa marcha del 4 de febrero en contra de las Farc, el partido de la U. de manera sorpresiva tomó la iniciativa de recolectar firmas con el fin de presentar en los próximos meses un proyecto de ley al Congreso de la República para que apruebe la convocatoria a un referéndum nacional en el que se decida modificar nuevamente nuestra Carta Política, en el sentido de eliminar la prohibición de una segunda reelección del Presidente.
Propuesta que ha originado muy variadas reacciones y opiniones, presentándose un dilema entre los principales actores de la vida nacional, acrecentado por el silencio del presidente Uribe Vélez sobre el interés de su grupo en impulsar su tercer mandato. Quienes la promueven argumentan que existe un nuevo aíre de optimismo, crecimiento, desarrollo y seguridad que actualmente respira la patria en el contexto nacional e internacional. Los que no la apoyan consideran la reelección del presidente como el surgimiento de un autoritarismo al estilo Chávez, pero desde la derecha, atentatorio de la más antigua y tradicional democracia de América latina y un manoseo a nuestra Carta Política, la que desde su expedición en el año de 1991 se ha modificado en más de un 22%.
Es bueno recordar que el electorado, fatigado y desesperado por la inseguridad, el terrorismo y ante el esfuerzo fallido del presidente Pastrana (1998-2002), quien desde la legitimidad del Estado buscó negociar con la guerrilla otorgándoles algunas concesiones de las que abusaron los insurgentes, se volcó a las urnas ungiendo en primera vuelta en el año 2002 al doctor Uribe como el presidente de los colombianos, legitimando con una amplia mayoría su programa de orden y autoridad.
El mandato de Uribe se han caracterizado por su pragmatismo y contundencia y con objetivos claros como ha sido la reforma política, la modernización administrativa e institucional del Estado, la seguridad democrática, piedra angular de su gobierno, con la que pretende mediante la presión militar llevar a la negociación de un proceso de paz a los grupos guerrilleros y, últimamente, tratando de introducir el conflicto interno en la agenda internacional.
Esta propuesta que se empieza a incubar para que el presidente Uribe continúe en el poder, se constituye en una distracción al primer mandatario y a su gobierno en un momento crucial de la vida nacional cuando el interés y la atención de sus actividades deben estar dirigidos en la solución de problemas tan delicados que agobian al país y no en la preparación de una nueva contienda electoral.
Mucha agua deberá discurrir por debajo de los puentes y sería aventurado pronosticar resultados electorales en el 2010, ante la existencia factores endógenos y exógenos que incidirán sobre ellos. Después de ocho años de gobierno y de un desgaste natural, difícilmente el presidente podrá contar con el apoyo de todos los grupos políticos que hasta la fecha lo han acompañado, pues algunos ya han manifestado su desacuerdo con la reelección y otros quieren convertirse en alternativa de poder participando con candidatos propios; el electorado muy seguramente no será tan afectuoso, como hasta hoy, pues cobrará por ventanilla las promesas incumplidas, tendrá muy presente que si para la fecha de una nueva elección no se ha superado el conflicto interno, buscará otras opciones diferentes al de la seguridad democrática y también incidirá en nuestro proceso electoral los gobiernos izquierdistas de la región.
No es aceptable que se diga: ¿ si no es Uribe, quién? porque el país y el mismo presidente tienen la responsabilidad política, democrática y sin egoísmos de preparar y dar oportunidad a nuevos líderes. Colombia, cuenta en la actualidad, tanto en el sector público como en el privado, con un gran potencial humano conformado por hombres estudiosos, capaces, de experiencia, llenos de entereza, valor y transparencia para ser dignos sucesores, lo contrario sería “la hecatombe”.


El polvorín Marruecos


Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatique, Septiembre 2008. Número 155

Se llama Zahra Budkur, tiene veinte años, es estudiante en la Universidad de Marrakech. Por haber participado en una marcha de protesta fue golpeada por la policía, encarcelada junto con centenares de compañeros en la siniestra comisaría de la Plaza Jamaâ El Fna (visitada a diario por miles de turistas) y salvajemente torturada. Los guardias la obligaron a permanecer desnuda, mientras tenía sus menstruaciones, durante días, delante de sus camaradas. Para protestar, Zahra inició una huelga de hambre, y se halla en estado de coma. Su vida pende de un hilo (1).
¿Ha oído alguien, en Europa, hablar de esta joven estudiante? ¿Nuestros medios de comunicación han citado acaso la trágica situacion de Zahra? Ni una palabra. Ninguna tampoco sobre otro estudiante, Abdelkebir El Bahi, arrojado por la policía desde lo alto de un tercer piso y condenado para el resto de sus días a la silla de ruedas por fractura de la columna vertebral.

Cero información también sobre otros dieciocho estudiantes de Marrakech, compañeros de Zahra, que, para protestar contra sus condiciones de detención en la prisión de Bulmharez, están asimismo en huelga de hambre desde el 11 de junio. Algunos ya no se pueden poner en pie, varios vomitan sangre, otros están perdiendo la vista y unos cuantos, en estado comatoso, han debido ser hospitalizados.

Todo ello ante la indiferencia y el silencio general. Sólo los familiares han manifestado su solidaridad. Lo cual ha sido considerado como un gesto de rebelión. Y también ellos han sido odiosamente apaleados.

Todo esto no ocurre en un país lejano, como pueden serlo el Tíbet, Colombia u Osetia del Sur. Sino a tan sólo catorce kilómetros de Europa. En un Estado que millones de europeos visitan cada año y cuyo régimen goza, en nuestros medios de información y entre nuestros propios dirigentes políticos, de una extraña tolerancia y mansedumbre.

Sin embargo, desde hace un año, por todo Marruecos se multiplican las protestas: revueltas urbanas contra la carestía de la vida e insurrecciones campesinas contra los abusos. El motín más sangriento ocurrió el 7 de junio en Sidi Ifni cuando una apacible manifestación contra el paro en esa ciudad fue reprimida con tal brutalidad que provocó una verdadera insurrección con barricadas callejeras, incendios de edificios e intentos de linchamiento de alguna autoridad pública. En respuesta, las fuerzas de represión actuaron con una desmedida ferocidad. Además de causar decenas de heridos y de detenidos (entre ellos, Brahim Bara, del comité local de Attac), Malika Jabbar, de la Organización Marroquí de Derechos Humanos, ha denunciado "las violaciones de mujeres" (2), y la cadena árabe de noticias Al Jazeera ha hablado de "uno a cinco muertos".

Las autoridades lo niegan. Han impuesto una "versión oficial" de los hechos, y toda información que no coincida con ésta es sancionada. Una Comisión parlamentaria investiga lo ocurrido, pero sus conclusiones sólo servirán, como de costumbre, para enterrar el problema.

Las esperanzas nacidas hace nueve años con la subida al trono del joven rey Mohamed VI se han ido desvaneciendo. Si unas pinceladas de gattopardismo han modificado el aspecto de la fachada, el edificio, con sus sótanos siniestros y sus pasadizos secretos, sigue siendo el mismo. Los tímidos avances en materia de libertades no han transformado la estructura del poder político: Marruecos sigue siendo el reino de la arbitrariedad, una monarquía absoluta en la que el soberano es el verdadero jefe del Ejecutivo. Y donde el resultado de las elecciones lo determina, en última instancia, la corona que nombra además "a dedo" a los principales ministros, llamados "ministros de soberanía".

Tampoco ha cambiado, en lo esencial, la estructura de la propiedad. Marruecos sigue siendo un país feudal en el que unas decenas de familias, casi todas cercanas al trono, controlan -merced a la herencia, el nepotismo, la corrupción, la cleptocracia y la represión-, las principales riquezas.

En este momento la economía va bien, con un crecimiento del PIB previsto para 2008 del 6,8% (3), gracias en particular a los millones de emigrantes y a sus transferencias de divisas que constituyen el principal ingreso, junto con el turismo y las exportaciones de fosfatos. Pero los pobres son cada vez más pobres. Las desigualdades nunca han sido tan grandes, el clima de frustración tan palpable. Y la explosión de nuevas revueltas sociales tan inminente.

Porque existe una formidable vitalidad de la sociedad civil, un asociacionismo muy activo y atrevido que no teme defender derechos y libertades. Muchas de estas asociaciones son laicas, otras son islamistas. Un islamismo que se nutre de la gran frustración social y que, de hecho, es políticamente la primera fuerza. El movimiento Al Adl Ual Ijsán (no reconocido, pero tolerado), que dirige el jeque Yassín y que no participa en las elecciones, junto con el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), el más votado en las últimas legislativas de septiembre 2007, dominan ampliamente el mapa político. Pero no se les permite gobernar.

Lo cual empuja a grupos minoritarios a elegir la vía de la violencia y del terrorismo. Que las autoridades combaten con mano férrea. Con el apoyo interesado de la Unión Europea y de Estados Unidos (4). Esta alianza objetiva es la que conduce a taparse los ojos ante las violaciones de los derechos humanos que allí se siguen cometiendo. Es como si las cancillerías occidentales le dijesen a Rabat: a cambio de vuestra lucha contra el islamismo, se os perdona todo, incluida vuestra lucha contra la democracia.

Notas:
(1) Le Journal hebdomadaire , Casablanca, 26 de julio de 2008.
(2) Ídem , 12 de julio de 2008.
(3) Le Monde , París, 10 de agosto de 2008.
(4) Washington está construyendo una inmensa base militar en la región de Tan-Tan, al norte del Sáhara Occidental, para instalar la sede del Africom, el Comando África de sus ejércitos, con misión de controlar militarmente el continente.



¿Por qué fuimos injustamente arrestados sin motivo?


Amy Goodman.

SAINT PAUL, Minnesota. – La represión a los periodistas practicada por el gobierno es una auténtica amenaza a la democracia. Durante la Convención Nacional Republicana, que se está celebrando esta semana en St. Paul, Minnesota, la policía está sistemáticamente atacando a los periodistas. Fui arrestada junto a dos de mis compañeros, los productores de Democracy Now! Sharif Abdel Kouddous y Nicole Salazar, cuando estábamos haciendo la cobertura informativa del primer día de la Convención. He sido injustamente acusada de un delito menor. Mis colegas, que simplemente estaban informando, podrían ser acusados de provocar disturbios, un delito mucho más serio.
Las Convenciones Nacionales demócrata y republicana se han convertido en caros y prolongados eventos de teatro político, básicamente, cuatro días enteros de publicidad para promocionar a los principales candidatos a la presidencia. Del otro lado de las rejas de seguridad, se han convertido en importantes encuentros para los movimientos de base, para que la gente se reúna–en medio de las banderas, banderines, banderolas y guirnaldas–para expresar los derechos enumerados en la Primera Enmienda de la Constitución: “El Congreso no aprobará ninguna ley que establezca la adopción de una religión o la prohibición del libre ejercicio de la misma; o que coarte la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente y solicitar al gobierno la reparación de agravios.”
Detrás de toda la hipérbole patriótica que acompaña a las Convenciones, y los miles de periodistas y trabajadores de los medios que acuden a cubrir los eventos organizados para la ocasión, ocurren serias violaciones del derecho básico a la libertad de prensa. Aquí, en las calles de St. Paul, la prensa tiene la libertad de informar sobre los eventos oficiales de la Convención Nacional Republicana, pero no la libertad de informar sobre la violencia policial y los arrestos generalizados llevados a cabo contra aquellos que han venido a hacer una petición a su gobierno, manifestándose.
El 1º de septiembre era el Día del Trabajo (celebrada en EE.UU.), y se estaba llevando a cabo una manifestación contra la guerra que contaba con una gran asistencia de gente, con familias de esta misma ciudad, estudiantes, veteranos y gente de todo el país que se había dado cita para oponerse a la guerra. Los manifestantes superaban enormemente en número a los delegados republicanos.
Había un ambiente positivo y festivo, unido a una creciente ansiedad por la trayectoria que estaba tomando el huracán Gustav, y por si Nueva Orleans sería devastada una vez más. Más tarde, durante ese mismo día, se produjo una manifestación espontánea no autorizada. Los policías – uniformados con equipamiento antidisturbios, con cascos, protectores para la cara, porras y latas de gas pimienta—cargaron contra la manifestación. Condujeron a manifestantes, peatones que pasaban por ahí y periodistas que estaban trabajando hasta un estacionamiento; allí los rodearon y empezaron a esposarlos.
Nicole estaba grabando la escena. La grabación de su propio arresto, muy violento, resulta escalofriante. Policías con uniforme antidisturbios la atacaron, y le gritaron: “Contra el suelo”. En la grabación se puede escuchar la voz de Nicole, repitiendo claramente “¡Prensa! ¡Prensa! ¿A dónde se supone que vamos?” Estaba atrapada entre los coches estacionados. La cámara cae al suelo en medio de los gritos de dolor de Nicole. Le golpearon la cara contra el asfalto, estaba sangrando por la nariz y tenía la bota o rodilla de un pesado agente sobre su espalda. Otro agente le tiraba de la pierna. Sharif fue lanzado contra una pared y pateado en el pecho; su brazo estaba sangrando.
Yo me encontraba en el Xcel Center, sede de la Convención, entrevistando a los delegados republicanos. Acababa de entrevistar a la delegación de Minnesota, cuando recibí una llamada telefónica que me informaba que Sharif y Nicole habían sido brutalmente arrestados, en todo sentido. El cineasta Rick Rowley, de Big Noise Films, y yo fuimos caminando hasta donde se suponía que estaban mis compañeros. Sin aliento, llegamos al estacionamiento. Me acerqué a la barrera de policías antidisturbios y pedí hablar con el oficial a cargo, diciéndoles que habían detenido a periodistas acreditados.
No habían pasado unos segundos cuando me agarraron, me arrastraron hacia el otro lado de la barrera policial, me retorcieron los brazos, poniéndomelos a la fuerza tras la espalda, y me esposaron con unas rígidas esposas de plástico que se me clavaban en las muñecas. Pude ver a Sharif con el brazo cubierto de sangre y su acreditación de prensa colgándole del cuello. Volví a decir que éramos periodistas acreditados, y fue ahí que un agente del Servicio Secreto se acercó y me arrancó del cuello mi acreditación de prensa para la Convención. Me llevaron al garaje de la policía de St. Paul, donde se habían habilitado jaulas para detener a los manifestantes. Se me acusó de obstrucción a las tareas de un oficial de paz. Nicole y Sharif fueron llevados a prisión, acusados de provocar disturbios.
El ataque y posterior arresto contra mi persona y los productores de Democracy Now! no fue un suceso aislado. Una organización de videastas llamada I-Witness Video (Video soy testigo) había sufrido una redada dos días antes. Integrantes de otro grupo de documentalistas, el Colectivo Glass Bead, fueron detenidos, y sus cámaras y computadoras fueron confiscadas. El miércoles, I-Witness Video sufrió otra redada y finalmente fueron obligados a abandonar la casa en la que habían montado su oficina. Cuando le pregunté al jefe de policía de St. Paul, John Harrington, cómo se supone que deben trabajar los periodistas en semejante atmósfera, sugirió: “Incorporando a los periodistas como acompañantes de nuestra fuerza de patrullaje.”
La noche del lunes, horas después de que fuéramos arrestados, y después de una gran protesta pública, Nicole, Sharif y yo fuimos liberados. Así fue nuestro Día del Trabajo. Gajes del oficio.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! www.democracynow.org, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
Acción de Alerta – Solidaridad con Amy Goodman y Democracy Now!
Texto en Inglés. Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.



PARADOJAS DE LA SEGURIDAD Y EL CRECIMIENTO



MAURICIO CABRERA GALVIS, EL TIEMPO, Septiembre 6 de 2008

En lugar de culpar al Banco de la República por la desaceleración de la economía conveniene analizar si son validas las explicaciones del gobierno sobre los buenos resultados del PIB en los dos últimos años. Los funcionarios oficiales los atribuyen a la seguridad democrática y al aumento de la confianza de los inversionistas, factores que, según ellos, han sido tan importantes para acelerar el crecimiento que se insiste en que hay que reelegirlos.

Esta interpretación simplista olvida que la mayoría de los países de América Latina, donde no hay “seguridad democrática”, tuvieron tasas de crecimiento similares y aún superiores a las de Colombia o sea que debe haber otros factores comunes que explican la recuperación de la región. Estos son el impresionante incremento de los precios de las materias primas que exportamos y la abundancia de liquidez en los mercados de capitales internacionales que propició un gran aumento de los ingresos de capitales a casi todos los países. Además, en el caso colombiano las exportaciones a Venezuela y las políticas expansionistas del Banco de la República y del propio Gobierno jugaron un papel importante para estimular la demanda agregada.

Es evidente la mejoría de la seguridad (no de la democracia) en el país, especialmente en el campo pues la Fuerza Pública ha vuelto a hacer presencia en casi todo el territorio nacional y se ha disminuido el accionar de los grupos armados ilegales. También es cierto que ha aumentado la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros. Lo que es discutible es el grado de influencia que han tenido estos hechos en la aceleración del crecimiento de los últimos años. Aquí hay varias paradojas que por lo menos permiten pensar que dicha influencia no es tan fuerte como opina el Gobierno.

La primera es que en el 2008 la economía se esté frenando y las expectativas de los empresarios son menos optimistas, precisamente en el momento de los mayores éxitos militares por los contundentes golpes dados a las Farc, y de aparente mayor control a los paramilitares con la extradición de 14 de sus jefes. Si el crecimiento es menor cuando la seguridad y la confianza aumentan es porque su relación no es tan fuerte.

También es paradójico que en el 2007 el PIB creció 8.1% pero se deterioró la percepción de los inversionistas extranjeros sobre las condiciones de seguridad del país. En efecto, en el Índice de Competitividad Global que prepara el Foro Económico Mundial, Colombia perdió 12 puestos en los aspectos institucionales ubicandose como uno de los lugares más inseguros del mundo; para los encuestados los avances en la seguridad democrática no han sido tan significativos pues en el último año desmejoró en la confiabilidad de los servicios policiales, en la existencia de crimen organizado, y en los costos del terrorismo y la delincuencia sobre la actividad empresarial.

Pero la mayor paradoja se da en el comportamiento del sector agrícola. Como se dijo, lo efectos de la política de seguridad se han sentido sobre todo en el campo donde la gente pudo salir a las carreteras y volver a sus fincas, mientras que la seguridad en las ciudades no ha tenido una mejoría similar. Si la confianza de los inversionistas por la mayor seguridad fuera la determinante del crecimiento, el sector agrícola debería haber experimentado la recuperación más grande. La realidad ha sido la contraria: en el gobierno Uribe la agricultura ha sido la cenicienta de la economía y en cinco años solo creció 12% mientras que el resto de sectores crecieron 34%, es decir casi tres veces más.

Tal vez la explicación a esta paradoja tenga que ver con los 250.000 nuevos desplazados del campo que ha habido cada año de este gobierno: familias que pierden sus tierras y dejan de producir. Que sigan aumentando los desplazados hasta llegar a 3 millones es un claro indicio que aunque haya más seguridad, esta no ha sido tan democrática.



Para Envigado, un mejor trato


Ramón Elejalde Arbeláez, ramone@une.net.co

Reconocer con el nombre de esta bonita ciudad una agrupación delictiva que viene desde hace años causándole daño a la sociedad, es un baldón que no tiene por que cargar Envigado.
Todos conocemos que la tristemente denominada “Oficina” es una banda que actuó, y aún continúa haciéndolo, en toda la región y que inclusive ha trascendido a otros lugares de la geografía nacional. A la capital del Departamento le dejó Pablo Escobar como herencia ser la cuna del Cartel de Medellín. El mismo Escobar, por el solo hecho de haber vivido en Envigado, dio origen a que la evolución de los que fueron sus enemigos, los Pepes, se convirtieran, algunos de ellos, en la génesis de la hoy tenebrosa banda, que no es ni “Oficina”, ni opera desde Envigado.
Envigado es el mejor vividero de Antioquia. Es el único municipio de Colombia con delegación de funciones ambientales. Transparencia por Colombia reconoció hace poco que es el municipio más transparente del País, lo que indica que el presupuesto de los ciudadanos tiene un manejo pulcro y eficiente. Bueno es reconocer la labor de varios de sus últimos administradores, especialmente la de Héctor Londoño y la de su actual alcalde, José Diego Gallo, quienes han consolidado la presencia de Envigado como una ciudad de gran importancia.
El Hospital Manuel Uribe Ángel es un centro médico de gran calidad científica, que atiende no solamente a la población de la Ciudad, sino que recibe pacientes de todo el País. Actualmente adelanta la construcción de una torre, con una inversión cercana a los tres mil millones de pesos. Igualmente adquirió un tomógrafo de 64 multicortes de alta precisión, lo que le permite realizar exámenes de gran calidad. Envigado tiene una cobertura en salud para la población de los estratos 1 y 2 del 90% y tiene una cobertura en atención integral a la población en situación de discapacidad del 100%. Les entrega bimestralmente a 1.332 ancianos un subsidio en dinero con recursos propios. El programa de seguridad alimentaria atiende con complemento alimentario a toda la población escolar de los dos estratos bajos. También suministra suplementos alimentarios a todas las madres gestantes y lactantes pobres que tiene la municipalidad. Es decir, la calidad de vida de los envigadeños pobres es muy buena gracias al esfuerzo que hace la Administración municipal.
La cobertura en educación es total para los niños en edad escolar. La Universidad de Envigado es hoy una institución reconocida en el país por su organización y por la calidad de la educación que imparte. Allí reciben formación profesional 3.377 estudiantes y recientemente crearon la Escuela de Idiomas, para inglés. Han iniciado, conjuntamente con la Universidad Luís Amigó un ambicioso proyecto para ofrecer diez postgrados en diferentes áreas. En su territorio también funciona una sede de la Universidad Cooperativa de Colombia, donde entre otras tiene la facultad de odontología, tal vez con los equipos y laboratorios mejor dotados en la región. La Escuela de Ingeniería de Antioquia, institución universitaria reconocida como una de las mejores del medio, envigadeña desde su fundación en 1978 por 26 prestantes ingenieros, ofrece ocho programas de pregrado en ingeniería y en biología, cinco de postgrado y numerosas actividades de extensión y de educación continua con el apoyo de veinte laboratorios, una biblioteca y convenios con otras instituciones. Se dedica a formar profesionales con la mayor idoneidad académica, mentalidad investigadora y actitud emprendedora, guiados por rigurosos principios éticos.
Muchas cosas positivas se me quedan en el tintero, pero todas ellas reivindican a una Ciudad que no podemos dejar que siga siendo injustamente satanizada. Envigado no es guarida de delincuentes. Envigado es una ciudad respetable, el mejor vividero de Antioquia. Defendámosla e invitemos a los medios de comunicación, a las autoridades y a los organismos de seguridad que no aceptemos más que la mal llamada “Oficina” siga apareciendo como de una ciudad que no la alberga y que no la quiere albergar.
Notícula. El nombramiento de Luis Guillermo Gómez Atehortúa es una buena noticia para el proyecto de Pescadero-Ituango. Eso sí, esa designación no puede servir para tapar la investigaciones que se están realizando por la adquisición que hizo el IDEA de unas acciones a los socios minoritarios del proyecto y por las cuales se pagaron sumas exorbitantes.



Me llevarás en ti

OCTAVIO QUINTERO, oquinteroefe@yahoo.com, 09-09-09
Ese que dijo que nunca la noche es tan oscura como una hora antes del amanecer, me aferra a la idea de que estamos viendo el poniente de la era de Uribe. No de otra manera se explica uno los últimos escándalos que se suceden unos a otros haciéndose rápidamente viejos y siempre nuevos como el ayer a hoy y el hoy al mañana.
Todo escándalo del gobierno o del Ejército y la Policía; o de la Justicia y del Congreso en el hoy nos parece inverosímil; pero al despertar estamos frente a otro escándalo que empalidece al anterior. Estamos como en ese bello verso de José Asunción Silva en que dice…
Loco gasté mi juventud florida/ Por alcanzar la cumbre prometida/ Y hoy que llego diviso la salida/ Del sol tras otra cumbre más lejana.
Este régimen de Uribe se nos ha vuelto como una lucha libre de las que en mi tiempo se anunciaban de pelo contra pelo; máscara contra máscara; sin límite de tiempo y todo vale. Este gobierno vive prendido de las mechas con todo el mundo que diga “esta boca es mía”; anda jalándole las máscaras a sus antecesores que de paso, desprenden jirones de la suya; lleva seis años y va para ocho de un gobierno que constitucionalmente no debió haber pasado de cuatro; y en esa lucha y aferre al poder, ha hecho carrera la tesis atribuida al florentino Maquiavelo (que en su famoso Príncipe no la encuentro por ningún lado), de que “el fin justifica los medios”.
Dentro de ese fin que constituye la destrucción de la moral convencional que el país traía hasta Uribe, el arquitecto palaciego es José Obdulio Gaviria; ese que dice que en la guerra es virtud del Estado mentir, engañar, plagiar, invadir y traicionar, lo cual pudiera ser hasta discutible en tratándose del Estado, pero absolutamente corrompido cuando se miente para llegar al poder; se engaña para atornillarse a él; se plagia la ideología y se traiciona a la patria. Porque si alguien debe ser juzgado por traición a la patria, ese es Uribe, y la cabeza de proceso está frente a nosotros: el TLC.
Una de las máscaras que el ex presidente Gaviria haló del rostro de Uribe fue la de que… “en palacio se llora (o añora) a Pablo Escobar”. Parecía un chiste; una ironía pero jamás una anécdota que resultara cierta.
Tola y Maruja, que han venido ajustando su humor a lo más fino de la farsa política, dicen en su columna de El Espectador que en el cuarto de San Alejo de la Casa de Nariño, descubrieron un óleo de Pablo Escobar, dedicado a Uribe, quizás diciéndole: “me llevarás en ti”. Eso puede ser cierto o falso en lo físico; pero, de lo que ya no debe quedar duda a nadie, es que espiritual, sentimental y familiarmente, Pablo está ahí
Miren si no:
En el ajedrez de la reconfiguración de las cortes que empieza a darse en este último semestre del 2008, acaba de ser nombrado magistrado del Tribunal Superior de la Judicatura, Ovidio Claros, ahijado político del parlamentario antioqueño William Vélez, primer presidente de la Cámara de Representantes en el inicio del gobierno de Uribe, quien en los tiempos de Pablo Escobar fungía como su estafeta número uno: nadie accedía al capo sin pedir cita primero con Vélez. Y esto lo sabía Uribe como alcalde de Medellín; como gobernador de Antioquia; como parlamentario antioqueño que quizás no recibió dos millones de pesos para su campaña que le ofreció hace varios años el hoy senador Juan Fernando Cristo porque provenían del narcotráfico, pero tal vez porque provenían de un cartel distinto al de Pablo.
A propósito, en su columna “La Barca de Calderón”, en el Nuevo Siglo, el periodista William revela que a Cristo lo llamó un importante dirigente de Antioquia a contarle de primera mano secretos de Uribe que nadie sabe. Uno debe pensar que en esa larga y azarosa carrera política de Uribe todavía deben haber misteriosos capítulos capaces de reducir a insignificantes las cosas que hoy sabemos frente a las que estaríamos por descubrir mañana.
Mientras nos llegan noticias de la riña Uribe-Cristo, permítanme decirles que he recibido un correo absolutamente confiable de un viejo amigo periodista de Antioquia en el que revela que Blanca Ruth Gaviria, hermana de José Obdulio, fue la primera esposa de Carlos Alfredo Cock, quien acaba de pagar una larga condena en Miami por lavado de activos que no fue más larga porque, al mejor estilo del “Cartel de los sapos”, aventó a todo el mundo dando principio al fin del capo Fabio Ochoa.
Claro, y como él mismo (José Obdulio), en su nuevo catecismo de moral dice que toda responsabilidad penal es individual, lo cual no está en discusión en términos jurídicos, dirá entonces que… que culpa tiene él de que su hermana Blanca haya sido la esposa de un narcotraficante, testaferro de Escobar.
A lugar, como dicen los abogados, pero entonces, si moralmente no le incumbe ninguna responsabilidad, jurídicamente sí debiera dar alguna explicación como socio de su cuñado Cock en el lavado de grandes sumas de dinero provenientes del Cartel de Medellín, que más exacto sería decir de Pablo Escobar, ese que como dice el ex presidente Gaviria “lloran en Palacio” y que, según afirman Tola y Maruja, no del todo en sorna ni en broma, le conservan un óleo dedicado al presidente Uribe.


Gildardo el desplazado

Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co
Todos los días nos asalta una historia -no deja de repetirse- sobre la orfandad de tantos compatriotas forzados a abandonarlo todo en el campo, mientras el Estado saca pecho para tratar de minimizar su indolencia e incapacidad para proteger a la población bajo su férula, de cara a una expectante comunidad internacional.
Gildardo se cansó de tocar cuanta puerta le han dicho está abierta para escuchar y asistir a los desplazados. Lleva diez largos años mendigando un certificado que lo reconozca como desplazado. En 1998 se vio obligado a salir con su familia y con lo que pudieran cargar sus manos, en medio de una de tantas balaceras entre los grupos armados, de una vereda del municipio de San Carlos, convertido por aquella época en el más violento moridero de Antioquia.
Pasados seis meses de llegar a Medellín se vio obligado a buscar ayuda para sobrevivir y le hablaron de la Red de Solidaridad del gobierno nacional. La respuesta del funcionario fue la de que el campesino se había demorado mucho, además de que no se justificaba que no conociera la ley 387 expedida desde 1997, un año atrás.
Gildardo, 63 años de edad y analfabeta, aprendió a asomar la cabeza en todas las oficinas públicas –Red de Solidaridad hoy Acción Social, la cruz Roja, Personería de Medellín, Municipio de Medellín- para reclamar su certificación como desplazado de esta tierra, con dos papeles en la mano firmados por el Personero de San Carlos, donde consta que de la vereda El Silencio se vio obligado a huir en compañía de esposa e hijos. En su bolsillo también guarda el certificado de tradición y libertad con matricula inmobiliaria de un terruño, a su nombre, el mismo por el que no aplica para un subsidio de vivienda ya que aparece en catastro como propietario, cómo si le sirviera de algo una propiedad en un rincón lejano de San Carlos.
El Comité Municipal para la Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia hizo una anotación en la matricula inmobiliaria: "0470 prevención registradores abstenerse de inscribir actos de enajenación o transferencia a cualquier titulo de bienes rurales decreto 2007 de 2001 (medida cautelar)”. A Gildardo y su familia se le protege la tierra con una acción cautelar, pero no su condición humana; se olvida que un campesino forzado a abandonar la parcela es un ciudadano con derechos. La tierra todavía está botada, a merced de los violentos que aún hoy se pavonean por el lugar.
En Medellín Gildardo se dedicó a la fabricación de buñuelos; con ellos va de aquí para allá, a veces corriéndoles a los defensores del espacio público, para responder por su obligación como jefe de un hogar. No bastando con la tragedia del destierro, su esposa contrajo una enfermedad crónica y severa hace siete años, de algo que no figura en el Plan Obligatorio de Salud de los pobres, que de obligatorio no tiene nada. La necesidad hizo que el pasado mes de junio volviera a una oficina de la Alcaldía de Medellín, llamada UAO, donde le dijeron que no tenía derecho a ninguna ayuda por ¨dormido¨ ya que en 2005 lo habían retirado del registro – ¡lo registraron y lo desregistraron a sus espaldas!- y que la solución era volver a Acción Social para restablecer el registro. Se alegó una extemporaneidad, en cumplimiento del decreto 2569 de 2000, que fundadamente el Consejo de Estado había declarado nulo en sentencia de 12 de junio de 2008.
Gildardo reiteró de nuevo su solicitud a Acción Social, mediante derecho de petición recibido el 10 de junio de 2008 por una funcionaria de nombre Diana, con el objeto de que se restablezca su condición de desplazado, al igual que a su familia. A la fecha y habiendo transcurrido mucho más del término legal para ello, no ha recibido respuesta alguna.
Justo es que en el corazón de Gildardo no existan más que sensaciones de enojo contra los culpables de su dolor a partir del desplazamiento. Pero también hacia el Estado no debe albergar más que desprecio. Mucho más si se llega a enterar que hace algunos días, en alguna Universidad de EEUU, un personaje vinculado con el gobierno nacional, como esta semana otro grupo de funcionarios, en compañía de algunos desmovilizados, se esfuerzan por desconocer la terrible suerte de los desplazados colombianos, en aras de la aprobación del TLC, con el irresponsable calificativo de que no son más que migrantes. Es un insulto peor que el recibido hace 10 años y que se repite cada vez que un mal llamado servidor público le niega sus derechos y los de su familia.
PD: En Buena hora hace curso la iniciativa parlamentaria del Senador Juan Fernando Cristo, que busca un Estatuto único de reparación integral a las víctimas. Bienvenidas las acciones de visibilización y reivindicación de las víctimas por parte de las organizaciones de la sociedad civil, mediante audiencias, encuentros y seguimiento a las actuaciones del gobierno, las Cortes y el Congreso, sobre la tragedia del desplazamiento.