sábado, 10 de mayo de 2008

MAYO 16 Y 17 DE 2008
Seminario de Historia
El Partido Liberal Colombiano comienza la celebración de sus 160 años de fundación
Cierre de inscripciones: Jueves, mayo8/08, 3 pm.


CONTENIDO

• Capital humano: motor para la creación de bienestar y valor, Octavio Ramírez Rojas.
• En camorra permanente, Ramón Elejalde.
• El restablecimiento de la IV flota. Editorial diario La Nación.
• Motines del hambre, Ignacio Ramonet.
• El problema de la crisis de alimentos, Juan Manuel López Caballero.
• El Caribe Colombiano: despensa minera. Amylkar Acosta Medina.
• USA quiere guerra, Octavio Quintero.
• ¿Por qué quiere el Polo una constituyente y Mockus que Uribe renuncie? Luis Carvajal Basto.
• Bioetanol, precios agrícolas y pobreza, Carlos Sebastián.
• 5 de mayo de 1818, nace Karl Marx, Enrique Dussel.
• El mercado mundial y la “reforma” petrolera, Antonio Gershenson.
• La Medina de Uribe, Carlos Villaba Bustillo.
• Intercambio y Paras, Guillermo Pérez.
• Los efectos que se deben esperar por la crisis alimentaria, Humberto Tobón y Tobón.
• Tarazá y el círculo viciosa de la coca, Jorge Mejía.
• Los alimentos y la inflación, César González Muñoz.
• Votos a $100 mil, Cecilia López Montaño.



CAPITAL HUMANO: MOTOR PARA LA CREACIÓN DE BIENESTAR Y VALOR

Octavio Ramírez Rojas

“ ... La gente hace que las cosas se conviertan en realidad ...
la habilidad profesional de los empleados, el conocimiento y la motivación generan valores incrementales que se encuentran dentro del potencial de los activos organizacionales. La dirección de la empresa proporciona el capital estructural al mejor costo posible. El personal da vida a este capital y crea valor a través de la interacción con los colaboradores internos y las personas del exterior que tienen relación con la empresa ... ”
J. Fitz Enz

La capacidad competitiva de una organización y, por ende, su nivel de sostenibilidad de medio y largo plazos, es función de las características y calidades del Capital Intelectual en sus elementos componentes, esto es Capital Humano, Capital Estructural y Capital Relacional. Y es el Capital Humano la fuerza motora capaz de avanzar y transformar las capacidades y competencias organizaciones que identifican y diferencian una firma o entidad.
El autor citado al epígrafe, en su trabajo The R O I of Human Capital, plantea una serie de aspectos relativos a los criterios, modelos y aproximaciones para evaluar la contribución en valor del Capital Humano.
De entre ellos presentamos dos temas, el primero relacionado con indicadores base para el seguimiento y la retroalimentación de la gestión de este factor, así:
Grado de competencia del Capital Humano, medible como porcentaje de empleados claves que alcanzan los estándares de competencia definidos.

Grado de disponibilidad del Capital Humano, medido como el porcentaje de posiciones claves con por lo menos una persona totalmente calificada para asumir relevos.

Grado de compromiso del Capital Humano, evaluado como el porcentaje de trabajadores que esperan estar en la empresa al menos por tres años mas.

Grado de satisfacción, evaluado como el porcentaje de trabajadores que en la evaluación de satisfacción de su puesto de trabajo obtienen una puntuación arriba del 75%.

Grado de ambiente corporativo, tomado como la cantidad de trabajadores que se interesan por la cultura de la organización.

Grado y costo de la deserción en los equipos laborales.

El comportamiento de estos indicadores comparado dentro de una organización a través del tiempo, y/o con otras organizaciones, proporciona un perfil de caracterización en el Capital Humano de la firma.
El segundo tema trata los que el autor denomina once elementos fundamentales para la retroalimentación del capital humano de las organizaciones, resumidos así:
Las personas, junto con la información, impulsan la economía del conocimiento.

La dirección y gestión de las empresas exige datos. Empezamos a gestionar cuando disponemos de los datos pertinentes.

Los datos del Capital Humano muestran el cómo, el porqué y el dónde.

La validez exige coherencia. Si se es coherente se fomenta la validez.

El proceso que incorpora valor está a menudo oculto y su análisis hace que sea visible.
La coincidencia puede tener la misma apariencia que la correlación, pero con frecuencia sólo es eso, coincidencia.
El Capital Humano soporta otros tipos de capital para crear valor.

El éxito exige compromiso y el compromiso genera el éxito.

La volatilidad exige indicadores significativos y los indicadores significativos disminuyen la volatilidad.
La clave es dirigir y el líder es la clave.

Es más difícil prepararse para el futuro que para el pasado.

Y como para reiterar la importancia del Capital Intelectual y sus componentes en el valor de las organizaciones, el American Stock Exchange presentó los resultados que muestran la participación del valor del Capital Intelectual sobre el valor de la capitalización bursátil de las compañías del S&P 500 por los decenios comprendidos desde 1975 al 2005,

Para el año de cierre, como se observa, el 79.7% del valor de capitalización del mercado corresponde a activos de Capital Intelectual, cuando treinta años atrás sólo representaban 16.8%. Y cuál es su apuesta para el 2015? La nuestra es que será del 90%.
Elementos como los anteriores forman parte de la agenda de gestión y liderazgo empresarial basados en los conceptos de Capital Intelectual organizacional.


Santo Domingo, 30 de abril de 2008



En camorra permanente


Ramón Elejalde Arbeláez, www.ramonelejalde.com

Se ha convertido en un verdadero estilo de gobierno, que al parecer gusta demasiado a los colombianos, la forma como el doctor Álvaro Uribe Vélez ejerce la Presidencia de la República. Son muchas las pruebas que se tienen para concluir que no estamos equivocados en la apreciación.
Cualquier día el senador Héctor Helí Rojas hacía unas afirmaciones en un importante medio de comunicación y en plena entrevista el doctor Uribe Vélez llama a la emisora y se enfrenta en vivo, para utilizar una frase propia de la radio, al senador liberal a quien inclusive maltrata verbalmente. Con el periodista Daniel Coronel sucedió lo mismo. Ha casado peleas con el Polo Democrático, con el Partido Liberal y con los antiguos miembros del M-19, a quienes les recuerda permanentemente su pasado guerrillero, no obstante tener en el Gobierno a ilustres representantes de esta corriente del pensamiento. No se le han escapado sus propios socios políticos. A Germán Varón Cotrino, miembro de Cambio Radical y persona muy cercana a Germán Vargas Lleras, lo trató en alguna ocasión, de personaje “perfumado”. Las ONG, las organizaciones de Derechos Humanos, no han escapado a su pugnacidad. Hoy pelea con la Corte Suprema de Justicia, antes lo fue con la Corte Constitucional. En ocasiones le manda sátiras a un ex gobernador o a un ex alcalde y en otras la emprende contra funcionarios de su propio Gobierno a quienes regaña públicamente en los consejos comunitarios, lugar que ha servido, inclusive, para que el Presidente ordene poner en manos de la justicia a funcionarios que supuestamente han delinquido. Muchas son las historias de pequeñas peleas que en su vida política y administrativa ha sostenido Uribe Vélez con sus oponentes, muchos de ellos sus servidores hoy o ayer. ¿Olvidan los antioqueños la confrontación que sostuvo con Héctor Quintero Arredondo y el trato que se daban? ¿Borramos de la memoria la historia del lío en la Registraduría en Medellín cuando se definía la Gobernación de Antioquia y allí se encontró con Fabio Valencia Cossio? ¿No recordarán algunos cercanos la forma como se refería el Presidente a Libardo Álvarez? Bueno, hoy todos son sus amigos del alma.
Un guasón me decía, con muy fino humor, que en una visita que había realizado el Presidente a Medellín se había encontrado en plena vía con dos jóvenes, quienes libraban una pelea callejera. El Presidente se baja del vehículo y les pregunta a los jóvenes que resolvían a puño limpio sus diferencias: ¿Es algo personal o me puedo meter? Ese flojo chiste, que hace ya carrera, es una pésima caricatura que se está dejando hacer el presidente de los colombianos.
Nada bien le hace a la figura del Presidente, ni a la dignísima representación que lleva, la reanudación de una confrontación con la Corte Suprema de Justicia por unas afirmaciones del ex presidente de esa alta corte, doctor Valencia Copete. Hubiera sido suficiente una rectificación a las afirmaciones del jurista. Eso de llegar a la Comisión de Acusaciones y enfrentarse con abogados, por ilustres que sean, no le luce a quien encarna la majestad de la República y es el símbolo de la unidad nacional. Pasaje desafortunado que confirma el espíritu camorrero y belicoso del doctor Uribe Vélez.
Todo lo anterior sin mirar el “tierrero” que tiene armado con los países vecinos: Conociendo el comportamiento y la personalidad de Hugo Chávez, lo designa mediador ante las Farc y luego lo destituye sin observar los cánones de la diplomacia. A Ecuador lo bombardea y por eso con el también belicoso de Rafael Correa, mantiene una guerra verbal que todos los días aleja más a dos pueblos hermanos. Aquí sí cabe aplicar la filosófica frase, llena por lo demás de un gran contenido que pronunciara un indígena de mi pueblo: “Ningún ventaja, compadre”, para referirnos al comportamiento de los presidentes Chávez, Correa y Uribe. Frase aplicable no solamente por el espíritu camorrero que los rodea, sino por los deseos, por lo menos de Chávez y Uribe de perpetuarse en el poder a través de reelecciones indefinidas.
Notícula. El esfuerzo de Radio Cadena Nacional al día siguiente del debate en el Senado de la República, por restarle importancia al ventilador de Yidis Medina, nos deja claro a los colombianos que esta es una cadena incondicionalmente gobiernista.



El restablecimiento de la IV Flota


La Nación, Buenos Aires, mayo 2 de 2008.

No debe ser tomado a la ligera el anuncio del Pentágono sobre el restablecimiento de su IV Flota, disuelta en 1950. Su misión será vigilar buques, aviones y submarinos que transiten por el Caribe, América Central y América del Sur con el fin de emprender, en conjunto con fuerzas armadas de otros países, tareas de contingencia, de cooperación y, si es necesario, de combate contra el narcoterrorismo y las actividades ilícitas.

La IV Flota, equipada con un portaaviones nuclear, coordinará sus actividades con el Comando Sur de las Fuerzas Navales de los Estados Unidos, establecido en Mayport, Florida. Está previsto que comience a operar el 1° de julio próximo. Frente a ello, los gobiernos de Cuba y de Venezuela han expresado su rechazo ante la presunta intención del Pentágono de "asustar" y "amenazar" a la región, de modo de "mantener el poderío económico, político y militar".

Esa visión sesgada del restablecimiento de la IV Flota puede tener dos lecturas: una, la política, indicaría que ambos gobiernos temen que se trate de una intromisión y que, por más que digan a coro que "no nos asustan", prefieren mantener a raya el poderío naval norteamericano; la otra, la práctica, indicaría que ambos tienen algo que ocultar y no se sienten cómodos ante la posibilidad de verse expuestos a la mirada indiscreta de los Estados Unidos y de sus vecinos regionales.

El restablecimiento de la IV Flota tendrá connotaciones en la Argentina, Brasil y Chile, cuyos militares se aprestan a realizar ejercicios con los norteamericanos. Esto es positivo, sobre todo en momentos en los cuales se esperan gestos de Washington tras la frialdad en las relaciones con el continente que sellaron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en virtud de otras prioridades, como las guerras contra el régimen talibán en Afganistán y contra Irak.

Esta decisión no parece ser aislada ni tener un plazo fijo, como el gobierno de George W. Bush, en enero de 2009. Se trata de una decisión acordada entre el Pentágono y el poder político que ha coincidido con el problema diplomático tripartito derivado del bombardeo por parte de Colombia de territorio ecuatoriano en el cual fue liquidado el segundo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes. En él estuvieron involucrados tanto ambos países como Venezuela.

Evidentemente, el factor Hugo Chávez, con sus arengas contra los Estados Unidos, su defensa de las FARC y su propio equipamiento militar -capaz de romper el equilibrio regional-, ha influido en esta fuerte señal que los Estados Unidos quisieron transmitir a la región. La consecuencia cercana será la disposición para el desplazamiento de naves de gran porte, entre las cuales se cuentan submarinos, y la incorporación de oficiales y suboficiales, como ocurre con la V Flota, en el Golfo Pérsico, y la VI Flota, en el Mediterráneo.

Si bien el Caribe, América Central y América del Sur no entrañan los riesgos de Irak ni de Medio Oriente, el anuncio del restablecimiento de la IV Flota podría implicar, en realidad, la visión prospectiva de una región que, más allá de haber sido inofensiva para las otras y dañina para sí misma en las últimas décadas, estaría expuesta a emular a otras que, en su momento, tampoco parecían peligrosas. Sobre todo, si no repele como corresponde determinadas actividades ilegales que encuentran en la corrupción de no pocos estratos de la sociedad su pista aceitada.

Sin ser el destinatario de estas sospechas, Chávez ha dado sobradas muestras de que, con sus acuerdos con Irán y otros Estados poco amistosos y con sus desmesuradas compras de armas, no planea regodearse a solas con su socialismo del siglo XXI y contemplar desfiles militares en Caracas. A su vez, la crueldad de las FARC y sus probados nexos con el narcotráfico representan otra amenaza, apenas atenuada con el Plan Colombia (del cual participan los Estados Unidos para la erradicación de cultivos).

Si se suman las insistentes voces que se refieren a terrorismo, tráfico de drogas y de armas, y contrabando en la Triple Frontera, a pesar del control del que se jactan los gobiernos de la Argentina, Brasil y Paraguay, el restablecimiento de la IV Flota cobra un sentido mucho más amplio que sus premisas iniciales, más asociadas con planes cooperativos que disuasivos.

Si uno no tiene nada que ocultar, tampoco debe temer que, dentro del respeto a la soberanía y las leyes, los Estados Unidos procuren patrullar la zona para protegerse a sí mismos. En caso contrario, sería prudente que los gobiernos de la región se pregunten qué hacen para ser vigilados y, en cierto modo, controlados en forma tan estricta.



Motines del hambre.


Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatique, mayo de 2008.

Ya son más de treinta y siete los países en los que la inseguridad alimentaria ha provocado protestas. Las primeras tuvieron lugar en México el año pasado por el aumento exagerado del precio del maíz. También en Myanmar (antigua Birmania) la insurrección de los monjes, en septiembre de 2007, comenzó por manifestaciones de descontento contra la carestía de los alimentos. Y en las últimas semanas hemos asistido a tumultos en diversas ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Bangladés, Malasia y sobre todo de África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso) (ver "Crisis cerealera", págs. 16 a 18).

Son rebeliones de los más pobres y limitadas al ámbito urbano. El campesinado, por el momento, no se ha amotinado, y las clases medias no se han sumado al alboroto. Pero lo harán si los precios de la comida siguen aumentando. Y éstos subirán pues lo paradójico de la situación es que nunca la producción agrícola había sido tan abundante. O sea que la carestía actual no se debe a la penuria, sino a otros factores. Habrá pues nuevos amotinamientos por hambre y durante un largo periodo. Que se traducirán por nuevas oleadas de emigración. Pues la comida representa hasta el 75% de los ingresos de las familias de países pobres, contra un 15% en los países ricos.

Para prevenir las próximas algaradas, algunos Gobiernos ya han multiplicado las medidas: Kazajistán ha suspendido todas sus exportaciones de trigo, Indonesia ha decidido limitar las de arroz, Filipinas ha declarado la guerra a los especuladores, y Argentina, Vietnam y Rusia han restringido sus ventas de trigo, arroz y soja al extranjero.

Pero los precios siguen en alza. Desde marzo de 2007, el valor de los productos lácteos ha subido un 80%, el de la soja un 87%, y el del trigo, un 130%. El Banco Mundial, que no está exento de responsabilidad (léase, p. 32, el artículo de Serge Halimi), afirma que estos aumentos han empujado al abismo de la miseria a más de cien millones de habitantes de los países pobres. Y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola estima que por cada aumento de 1% del coste de los alimentos de base, 16 millones de personas se ven sumergidas en la inseguridad alimentaria. Lo cual significa que 1.200 millones de seres humanos podrían padecer hambre crónica de aquí a 2025.

¿Por qué aumentan los precios de la comida? Esencialmente, por cuatro razones. Primero porque la elevación del nivel de vida de países como China, la India y Brasil ha modificado los hábitos alimentarios. Se consume más carne, luego hay que criar más ganado. El cual consume una parte importante de las cosechas de cereales. Las nuevas clases medias comen más veces a la semana carne de pollo y de cerdo, y estos animales se nutren a base de soja y de maíz. Como la población mundial va a seguir creciendo y el poder adquisitivo de muchas personas va a continuar elevándose, se producirá un cambio estructural. El ecologista Lester Brown lo anuncia: "Cuando los chinos consuman tanta carne como los estadounidenses, absorberán el 50% de los cereales del mundo" (1).

Segundo, porque una parte de la producción alimentaria (caña de azúcar, girasol, colza, trigo, remolacha) se destina ahora a la producción de agrocarburantes. Las tierras y los cultivos que se dedican a esa actividad ya no dan alimentos para los seres humanos. Y esto también se va a agravar. La Unión Europea ha decidido que un 10% del total de hidrocarburos consumidos de aquí a 2020 deben ser agrocarburantes. Y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, pide que sea un 15%, de aquí a 2017. A tal punto que países con déficit alimentario como Senegal o Indonesia han resuelto producir agrocarburantes en vez de vegetales comestibles. Responsable en parte de esta situación, el Fondo Monetario Internacional afirma que entre un 20% y un 50% de las cosechas mundiales de maíz y de colza ya están siendo desviadas para elaborar carburantes.

Tercero, porque el estallido de los precios del petróleo -por encima de 115 dólares el barril- encarece el coste de los transportes, en particular el del traslado de los artículos del agro y por consiguiente el valor de los alimentos.

Cuarto, por efecto de la especulación financiera. Huyendo de la crisis de los subprime , los fondos de inversiones apuestan en este momento por los productos alimentarios: soja, trigo, arroz, maíz. Son valores refugio. Los fondos compran y almacenan apostando por el alza. Como los acaparadores de siempre, los nuevos especuladores no dudan en enriquecerse con las hambrunas que ellos mismos contribuyen a crear. Se estima que la especulacion está causando un 10% de las subidas de los alimentos.

Los países ricos se comprometieron hace tiempo a consagrar el 0,7% de su Producto Interior Bruto al apoyo de los países pobres. Muy pocos han cumplido esa promesa. En su conjunto, el año pasado la ayuda disminuyó un 8,4%. ¡Y la asistencia a la agricultura de los Estados del Sur bajó, en los últimos veinte años, un 50%! ¿Cómo extrañarse de la proliferación de los motines? ¿A qué se espera para crear, por fin, un gran Fondo Mundial contra el Hambre?


Notas:
(1) Capital , París, marzo 2006.



El problema de la crisis de alimentos


Juan Manuel López Caballero.

Mientras todos los organismos internacionales, desde la UNICEF hasta el Banco Mundial, advierten sobre las consecuencias que está produciendo la escasez mundial de alimentos, nuestro gobierno por boca del Ministro de Agricultura nos dice que vivimos en otro planeta y que gracias a su gestión nosotros no compartiremos ese flagelo universal.

No habla ni menciona que Colombia ha venido dependiendo cada año más de las importaciones de alimentos; ni que el sector de menor crecimiento es el sector agropecuario; ni que por eso cada vez estamos cada día más distantes de la autosuficiencia.

Señala la expectativa de desarrollar los millones de hectáreas de potencial agrícola pero no recuerda que su programa es el de entregar tales tierras a las grandes empresas, y se refiere al crecimiento del PIB pero sin tener en cuenta que ese crecimiento se concentra en las 20 empresas más grandes del país, como tampoco menciona que la mayoría de éstas son extranjeras y su razón de ser no es el bienestar de nuestra población sino el de sus accionistas.

Tampoco hace alusión alguna a lo que destacan todos los analistas que tocan el tema, como es el que la escasez se refleja en la elevación de los precios, y que el efecto de esto es que las clases más pobres, las que escasamente tenían para subsistir con los precios antiguos, hoy simplemente tienen por perspectiva la muerte por hambre.

Como si no existiera lo que ha caracterizado y ha sido cuestionado del modelo que el gobierno aplica y él defiende, hace caso omiso de que ‘el costo social’ de la implantación del neoliberalismo es el aumento que suponen ‘transitorio’ del número de esos pobres, y que eso ha sido particularmente evidente en Colombia (la teoría supone que el desarrollo de las riquezas potenciales gracias al estímulo de la competencia beneficiará a la larga a toda la población), o sea que se debe asumir que solo ‘transitoriamente’ aumentarán los muertos por hambre, los niños que padecen subdesarrollo mental por hambre…

Pero además contradice lo que el presidente supone estar promoviendo como es que la expansión de la actividad del campo colombiano se orientará hacia la producción de biocombustibles, y que hacia allá se están dirigiendo las políticas oficiales cuando subsidian el uso de la caña de azúcar para producir etanol o eximen de impuestos (aún más) a los palmicultores para que beneficien la fruta en forma de biodiesel.

Pareciera que también respecto a este tema el alto funcionario considerara que mediante un manejo mediático ‘habilidoso’ se puede transformar la realidad en lo contrario.

Ya hizo el intento con la escasez de arroz cuando ante el inminente desabastecimiento y la inevitable alza del producto se lanzó el mensaje de que se autorizaba la importación de 160.000 toneladas del Ecuador, esperando con ello desactivar la espiral alcista que se iniciaba.

De hecho esa cantidad que representa casi el 10% del consumo anual significaba un faltante mayor, sobre todo en relación a las cantidades habituales de desfase en la producción. Pero en vez de enfrentar ese déficit reconociendo lo difícil de la situación, se buscó detener el efecto con anuncios que no tomaban en consideración la realidad que se presentaba.

Las exportaciones de allá dependen de que tengan excedentes o que, como parece que ha sido tradición, se haga una triangulación con arroces de los países productores de Asia. Pero la situación mundial ha cambiado y no solo Ecuador ya no es un país aliado o interesado en subsanar los problemas nuestros, sino Tailandia, Indonesia y Vietnam, que eran los grandes exportadores, prohibieron las ventas al exterior e incluso empiezan a pedir cotizaciones para importar -entre otras, del mismo Ecuador-.

El resultado es que el arroz verde que compran los industriales al agricultor subió en tres meses de 70.000 pesos a 110.000 pesos por carga, lo cual debería en sana lógica haber hecho reflexionar sobre este tipo de soluciones.

Pero como si nosotros fuéramos una isla inmune a los tsunamis que afectan otras naciones la idea que parece defender nuestro Ministro es no solo que nuestras deficiencias en cuanto a la cantidad de alimentos que producimos no tienen importancia, sino que lo que causa traumas en el mundo –o sea lo que lleva a las rebeliones en Bangla Desh, Surafrica, Sierra Leone, o a la restricción y la limitación a cupos de ventas en los supermercados americanos o brasileros- es algo ajeno a nosotros y no repercutirá para nada en nuestro caso.

Porque mientras en el mundo se hacen descripciones de los tres problemas mayores que afectan a toda la humanidad como un conjunto y que han llevado a esta crisis (el cambio climático, la sustitución o la destinación de la producción para biocombustibles, y el alza consecuente de los insumos –en especial los derivados del petróleo), aquí no solo no se consideran las limitaciones internas, sino se pretende ignorar totalmente la problemática externa como si no tuviera ninguna incidencia sobre nosotros, cuando la realidad es que somos más vulnerables y estamos de hecho siendo ya más afectados que el promedio de los países.

En cuanto al cambio climático nuestra situación se ha deteriorado más que la del conjunto mundial puesto que de estar entre los 4 países de mejores condiciones hidrológicas pasamos al renglón número 20 y de disponer de 60.000 litros de agua per cápita bajamos a 44.000.

En cuanto al cambio de destinación, nuestro principal déficit es de maíz –del cual importamos más de dos millones de toneladas y es la base de toda la industria de concentrados, especialmente de todo el sector avícola que ha sido el de mayor crecimiento y es actualmente el primer renglón del sector agropecuario-; y resulta que la producción de este grano ahora es utilizada por los Estados Unidos –que es el principal abastecedor del mundo- para las cuotas de etanol que su nueva legislación exige, aumentándose en forma exponencial se precio, pero sobre todo reduciendo en forma inversamente proporcional su cuota exportadora.

Y si nuestra desventaja para competir con nuestros vecinos Ecuador y Venezuela era que ellos subsidiaban o producían sus abonos más baratos, los nuevos costos de aquellos directamente derivados de la industria petroquímica, y/o de los que son afectados indirectamente por las alzas en el transporte y en los gastos de procesamiento, hacen que la brecha que existía tienda a convertirse en abismo mientras nuestra propia actividad petrolera se limite a la extracción sin explotación industrial de derivados y ni siquiera refinemos lo que nosotros consumimos.

En fin, lo realmente más grave es que ante este problema la actitud del gobierno se parece en algo al manejo que da al tema de los acuerdos humanitarios o de la paz con la negativa a aceptar que existe un conflicto armado: no es posible corregir o manejar una situación que se niega que existe. Si los esfuerzos se concentran en tratar de negar la dificultad inminente en materia alimenticia no se tomará ninguna medida para impedir que ésta se dé.



EL CARIBE COLOMBIANO: DESPENSA MINERA
Amylkar D. Acosta M1
¡Quien el tiempo de ganar no supo el modo, al tiempo de perder lo pierde todo!
Colombia es un país de regiones claramente diferenciadas, que hacen de ella una Nación con una gran diversidad étnica y cultural. El café constituyó históricamente el primer renglón de exportación, hasta que se vio desplazado de manera intermitente a un segundo lugar por las exportaciones de crudo. Más tarde fueron los productos de la minería los que ocuparon su lugar, relegándolo a ser el tercero en el ranking de exportaciones del país. No obstante, las remesas de los colombianos en el exterior son, hoy por hoy, la principal fuente de divisas del país. El año anterior dichos giros batieron su propio record, elevándose a la astronómica cifra de US $4.500 millones, muy por encima de las divisas que genera el petróleo, que cerró el 2007 en US $3.913 millones. Y ello ocurre, a pesar de que los precios de los productos primarios pasan por su mejor momento en la lonja internacional y están en la cresta de la ola inflacionista que afecta a la economía global.
Podemos afirmar, sin hipérboles, que Colombia, a diferencia de países como Japón que no cuentan prácticamente con ninguno, posee todos los elementos de la tabla periódica en el subsuelo. Y el Caribe colombiano es la muestra perfecta del aserto anterior: la profusión y variedad de sus recursos mineros hacen de ella la despensa minera del país, amén de uno de los jugadores más importantes en las grandes ligas del mercado mundial de materias primas. Por ello, la minería en la región y por ende en el país ha cobrado una gran preeminencia, hasta llegar a representar algo más del 3% del PIB nacional. Empecemos por señalar que las dos únicas salinas marítimas en explotación, Galerazamba en Bolivar y Manaure en La guajira, se encuentran en esta región; esta última contribuye con el 52% de la producción nacional de sal. Las mayores reservas de níquel, las de Cerromatoso, están en Montelíbano, Córdoba; sus exportaciones (55.000 toneladas en promedio anual) se han constituido en el cuarto renglón exportador, después del petróleo, el carbón y el café.
Los departamentos de Bolivar y Córdoba se cuentan entre los mayores productores de oro y plata, junto con Antioquia, Chocó Nariño, Tolima y Caldas, tanto de socavón como de aluvión. Las mayores reservas de la región se encuentran en la conflictiva Serranía de San Lucas, Bolivar y en la cuenca alta, media y baja del río San Jorge y en inmediaciones de la ciénaga de Ayapel, Córdoba. Otros minerales como el titanio se encuentran en los municipios de Puerto Colombia, San Juan de Acosta y Tubará en el Atlántico, como también materiales de construcción (arcilla, recebos, calizas y mármol, entre otros) abundan en el Distrito de Barranquilla, Malambo, Sabanagrande, Palmar de Varela y Repelón. El Cesar no se queda atrás, con minerales industriales, tales como la fluorita y la barita, con amplia presencia en los municipios de San Aberto, Pelaya y Chiriguaná, respectivamente. En el extremo norte de La guajira existen importantes reservas de caliza, mármol, barita, granito, talco y yeso. En la región como en el país, está por establecerse la magnitud de tales yacimientos a falta de estudios, pues gran parte del país sigue virgen en este sentido.
El Difícil, municipio de Ariguaní en el Magdalena, constituyó un obligado punto de referencia de la explotación petrolera en Colombia cuando esta actividad apenas despuntaba, por allá en el remoto 1945. Luego vendría a menos y la región Caribe debió contentarse con la refinación del crudo en Cartagena, hasta que en busca de petróleo la Texas Petroleum Company, hoy Chevron-Texaco, se topó con un gigantesco campo de gas costa afuera en el departamento de La guajira. Allí están las mayores reservas conocidas y disponibles del país, sobrepasando el 40% de estas, con más de 1.4 Tera Piés Cúbicos (TPC) de gas natural. Colombia ocupa el quinto lugar en Latinoamérica después de Bolivia, Argentina, Brasil y Perú, en su orden, con unas reservas ligeramente superiores a 4 TPC. Además, se cuenta con prospectos muy importantes de gas, los cuales en este momento son objeto de estudios exploratorios, destacándose el Bloque Tayrona, que abarca desde los límites de Cartagena hasta el Cabo de la Vela en La guajira, el cual viene siendo objeto de intensos trabajos. A ello se vienen a añadir las enormes reservas de gas metano asociado con el carbón que explota la Drumond en La Loma, Cesar. Esta empresa ya solicitó al Ministerio de Minas y Energía su comercialización e informes preliminares estiman en 2 TPC de gas metano dichas reservas, más del 40% de las reservas totales con que cuenta el país actualmente (¡!).
Por último, pero no por ello menos importantes, cuenta la región con las mayores reservas probadas de carbón del país y con la mayor producción del mismo. Con las mayores reservas ahora conocidas en El Descanso Norte a cargo de la Drumond en el Cesar (1.700 millones de toneladas), estaríamos hablando de más de 3.000 millones de toneladas probadas de reservas de carbón térmico que posee la región, más del 60% de las reservas totales del país, las cuales a su vez constituyen el 34% de las de Latinoamérica. Además de las reservas con las que cuentan La guajira y el Cesar, se sabe también de las reservas adicionales, aunque modestas, con las que cuenta el departamento de Córdoba en Puerto Libertador. Absolutamente toda la producción de carbón, tanto en el departamento de La guajira como en el departamento del Cesar, tiene como destino la exportación. Colombia ha dado un salto de garrocha, al pasar de 30.5 millones de toneladas de carbón exportadas en el 2000 a 68.4 millones en el 2007; en menos de una década ha duplicado sus exportaciones (¡!). El monto de estás ya está frisando los US $3.000 millones, el 10% del valor total de las exportaciones en el 2007. Si sumamos todas las exportaciones colombianas con origen en la minería, tenemos que el valor de ellas asciende a los US $5.208 millones, más del 15% de las exportaciones totales.
A pesar del boom de la minería y del posicionamiento de sus exportaciones, el Caribe colombiano como región sigue teniendo en la carencia de valor agregado en sus exportaciones su talón de Aquiles; por ello, la desprimarización de su economía y la diversificación de su base económica se cuentan entre sus mayores prioridades para crecer más y sostenidamente. A ello se suman las precariedades que acusa la región, igual que el resto del país, en cuanto se refiere a la infraestructura vial, portuaria, amén de su rezago tecnológico, los cuales conspiran contra sus posibilidades de recuperar su dinamismo y su participación en el PIB nacional. En este sentido el Caribe ha venido retrocediendo como el cangrejo; después que en 1950 el PIB per cápita del Caribe Colombiano fue del 110% con respecto al promedio nacional, para 2007 registró un menguado 62%. La región Caribe colombiana le debe apostar a su modernización, al fortalecimiento de su plataforma tecnológica y del capital humano, para superar sus falencias y salir del letargo en que se encuentra inmerso. Esta ímproba tarea no es de poca monta y se torna aún más difícil dada la enorme crisis de liderazgo que la asola en este momento. No podemos perder de vista que la economía regional está basada en la extracción de recursos naturales no renovables y por ello mismo expuestos a su agotamiento y bien se ha dicho que quien al tiempo de ganar no supo el modo, al tiempo de perder lo pierde todo. La actual bonanza de precios de los productos básicos no será eterna; de modo que nos tenemos que preparar para cuando sobrevenga la destorcida de los mismos.
Riohacha, abril 27 de 2008
www.amylkaracosta.net


USA quiere guerra

OCTAVIO QUINTERO
Las inteligentes argucias que ha venido interponiendo el gobierno colombiano en procura de ahumar las terribles revelaciones que van surgiendo de la investigación sobre la parapolítica, especialmente la que adelanta la Corte Suprema de Justicia, llaman la atención porque a todas luces se ve que salen de un cerebro superior a la “superior inteligencia” de Uribe, de la que alguna vez nos habló su alter ego, José Obdulio Gaviria, para hacernos entender el por qué nos, los de sentido común, no podíamos entenderle aquello de que sólo frente a una hecatombe, él (Uribe) aspiraría a una nueva reelección.
Ahora empezamos a darnos cuenta de que en términos semánticos, hecatombe fue la que precipitó sobre el país el paramilitarismo para apoderarse del Estado en cabeza de Uribe; y por tanto, cuando el mismo presidente habla de hecatombe, debemos entender que se refiere a la misma estrategia de azotar nuevamente al país con una gran mortandad de personas y con desgracias y catástrofes concebibles sólo por enfermos mentales y almas podridas.
No estamos lejos. Tal vez estamos inmersos en esa nueva hecatombe que no vemos hoy, como no vimos ayer la hecatombe paramilitar de la que empezamos a concienciarnos ante sus propias, frías y atroces narraciones.
Los crímenes de sindicalistas en lo corrido del 2008 ya superan los registrados en todo el 2007. El ataque al campamento de Reyes en territorio ecuatoriano fue una desgraciada temeridad que nos pudo arrastrar a una catástrofe, de no ser por la sorpresiva y todavía sorprendente actitud conciliadora del presidente Chávez de quien, se dice, aconsejado por Fidel Castro, no siguió atizando la hoguera, pues, en cierta forma, era hacerle el juego (y el fuego) a Estados Unidos que todo lo que necesita es el chance de prendernos una guerra preventiva en esta esquina de América y tumbar a Chávez, nuestro dique iluminado.
Miren ustedes que frustrada esa, al parecer todavía latente guerra entre Colombia y Ecuador, tras la agresión gringa al campamento de Reyes; y autocontrolado el presidente Chávez en sus epítetos fuertes pero ciertos sobre Uribe en torno a su cínica política de paz y acuerdo humanitario con las Farc, el asesino del mundo se divierte ahora enredando a Evo en Bolivia.
Es que el Vampiro quiere sangre. Quiere una excusa para hacer correr sangre en Suramérica al estilo de Irak, y tiene dos posibilidades: Colombia y su eterno conflicto interno con las Farc; o Bolivia y su problemática gobernabilidad.
Con Colombia, el asesino del mundo juega a la guerra externa y con Bolivia a la guerra interna. Con la misma estrategia de guerra busca fines distintos: en Colombia atornillar a Uribe, su aliado incondicional que le ofrece entregarle por intermedio del TLC un mercado cautivo de 45 millones de consumidores, más la parte de tierra que necesite y dónde la escoja para reinstalar la base militar de Manta que seguramente perderá en Ecuador una vez se venza el convenio que logró con los sátrapas antecesores de Correa; y en Bolivia, tumbar a Evo, el incómodo indígena socialista que ha osado levantarse contra la ancestral expoliación que el capitalismo ha hecho de las riquezas de gas natural y petróleo, principalmente en la rica provincia de Santa Cruz, hoy, sospechoso epicentro del conflicto interno.
El asesino que arma estos ‘juegos de guerra’, frustrado un tanto en Colombia con aquello de la guerra externa, tiene una gran posibilidad de prenderle la guerra interna a Bolivia con el tema de las autonomías, como ya hace años se la tiene montada a Colombia con el tema del narcotráfico para lo cual surte al país del tercer presupuesto de guerra más importante que el Imperio destina en el mundo.
Y la amanuense OEA le ha servido el menú en bandeja de plata. La noticia hoy, al amanecer de este sábado 3 de mayo, es que “La OEA no condena el referendo (de Santa Cruz, que busca independizarse del gobierno central), pero reitera su apoyo al gobierno de Evo Morales”. Eso es como dicen, “tirar la piedra y esconder la mano”.
La pusilánime declaración de la OEA ha dejado a Bolivia al borde de una desmembración sin precedente alguno en Latinoamérica o, quizás sea lo evidente, al borde una guerra civil. Al aceptar tácitamente el plan autonómico de Santa Cruz, la provincia más rica de Bolivia dominada por el capitalismo trasnacional, cualquier región, provincia o municipio de cualquier país miembro de la OEA podría redactar un estatuto, convocar a una consulta y, después, pedir que ese estatuto o esa ley adquieran constitucionalidad, es decir, independencia soberana.
Las Farc debe estarse frotando las manos: le bastaría adelantar una consulta entre los habitantes del Caguán, como esas que le hacen a Uribe para coronarlo con una imagen pública del 84% de aceptación, para que reclamara soberanía sobre ese territorio; y la OEA tuviera que reconocérsela. Y también los ‘paras’ podrían lograr su república en Urabá; y los narcotraficantes la suya en el Valle. Y así, a pedazos de patria, constituir la soberana anarquía.
Hoy desde Bolivia, y mañana desde cualquier lugar de Latinoamérica.
oquinteroefe@yahoo.com


Mockus y el Polo, unidos para sacar a Uribe
¿Por qué quiere el Polo una Constituyente y Mockus que Uribe renuncie?
Luis Carvajal Basto, El Espectador, mayo 3 de 2008.

Pues para ver si por ahí pueden llegar al gobierno. ¿Cómo es eso de que hacer elecciones de congreso no vale, por cuanto se repetirían los factores que eligieron al actual, pero para una constituyente, desaparecerían? A Mockus le puede ir mejor trabajando en un circo, como en el que se casó, que pidiendo la renuncia de un Presidente con el 80% de aprobación. La diferencia entre la política real y la soñada, que se usa como pretexto por políticos disfrazados de artistas, para transformar minorías en mayorías.
Al Polo no le bastaron los espacios que le regaló el sector Liberal de Horacio Serpa y Piedad Córdoba que le permitieron alcanzar más de dos millones de votos y la Alcaldía de Bogotá, a costas del Liberalismo. Como no puede esperar más regalos, ahora se les ocurrió una Constituyente, no para solucionar los problemas del país, sino para sacar a Uribe.
Puede ser que necesitemos en algún momento una nueva Constitución, pero este no es el más indicado. Existen temas de consenso como dar a la seguridad democrática el rango de política de Estado, redefinir las competencias de las altas cortes y hacer compatibles las garantías del 91 con el mundo competitivo y globalizado que hoy vivimos. Para no hablar de una constitución que refleje un acuerdo real sobre la convivencia en Paz de los ciudadanos.

Una Constitución trata de refundar al país, de consagrar nuevas realidades. No es un instrumento electoral. La Paz, que sería su mayor prerrequisito, todavía está lejos y el fin del narcotráfico, también. ¿Qué les hace pensar que una constituyente estaría libre de la influencia de narcos y violentos? Solamente los deseos de que, como ocurrió en el 91, al ser autónoma y con la esperanza de tener en ella las mayorías, se revoque no solo al congreso, sino al Presidente y a todo el que se atraviese. Como Chávez en Venezuela. Un Constitución a medida de sus apetitos de poder.

Desde esa óptica, las críticas al “articulito” qué permitió la reelección del Presidente tienen que ver con que continuaron en minoría después del 28 de mayo de 2006. Pero frente a la propuesta del polo de convocar una Constituyente para llegar al gobierno, lo del “articulito” parece una cosa menor.

En la línea del polo, la de conseguir con argucias lo que no pudieron en las elecciones, apareció otra vez Mockus pidiendo la renuncia del Presidente. Debe ser su “aporte” a la solución de la crisis generada por un congreso corrupto e incompetente y una corte suprema que esgrime la espada de la única instancia de sus decisiones. La suya, es una sofisticada forma de trampa para desestabilizar y adquirir protagonismo, haber si pesca en este revuelto rio. Lo que ha hecho siempre, desde que mostró su pálido trasero. Es una expresión perversa de oportunismo ilustrado e irresponsable.

La forma como el polo y Mockus han reaccionado al desequilibrio de poder generado por la crisis del congreso nos recuerda que necesitamos fortalecer los Partidos, que la política no se practica solo en el parlamento, y que a pesar de afrontar la mayor amenaza a las instituciones que se recuerde, los Colombianos seguimos confiando en ellas. La reciente encuesta de Gallup así lo demuestra.

A propósito de Partidos, vale destacar en esta hora la actitud responsable y serena del Liberalismo, que sigue siendo el de mayores simpatías en esta y en todas las encuestas. Pese a algunos gritos veintejulieros de voceros parlamentarios, con intereses parlamentarios, colegas de actuales parlamentarios, incluidos los que están detenidos, se ha erguido como una voz responsable desde sus sectores representativos.

Es bien diferente la actitud del Ex Presidente Gaviria, buscando una salida Institucional a la crisis hasta que a los malos asesores de Uribe excluyeron al Liberalismo de la discusión de la reforma política o la del ex Samper, desde su óptica, que la del polo y Mockus. Es la misma diferencia que existe entre movimientos emergentes y oportunistas y los partidos que han construido la Historia y las Instituciones de nuestra Nación.
• Luis Carvajal Basto



Bioetanol, precios agrícolas y pobreza.


Carlos Sebastián, revista Cinco Días, Madrid, mayo 4 de 2008.

La lucha contra el cambio climático pasa por transmitir al usuario el coste de emitir CO2 y otros GHG (encareciendo la energía fósil) y por impulsar las energías renovables, sabiendo que ninguna de ellas por sí sola será capaz de sustituir a la energía fósil en un horizonte bastante dilatado. Pero una combinación de ellas podrá conseguir una sustitución sustancial.
Los biocombustibles, especialmente el bioetanol, tienen un papel que jugar en ese proceso, sustituyendo parcialmente a los combustibles líquidos de origen fósil. La campaña en contra se basa fundamentalmente en dos afirmaciones: no ahorran ni energía fósil ni emisión de GHG y son los principales responsables de la elevación de los precios agrícolas. Ambas proposiciones son falsas.
Cada vez es más difícil encontrar un estudio científico que muestre que el bioetanol no ahorra energía y no emite menos GHG. Nadie duda que el producido a partir de la caña de azúcar y el bioetanol celulósico que se deriva de los residuos agrícolas y forestales (y de determinadas hierbas) tengan una alta eficiencia energética y conllevan una sustancial reducción de GHG. La mayor parte de los últimos estudios apuntan a que el producido con cereales también tiene efectos favorables, sobre todo si se tiene en cuenta todos los productos que se obtienen en el proceso de producción del bioetanol.
Los últimos estudios contrarios al bioetanol no comparan un galón de etanol con uno de gasolina, sino que se centran en las consecuencias ambientales y energéticas de un empleo masivo de bioetanol derivado de los cereales. Pero nadie tiene en mente ese empleo masivo. Tanto la industria cómo los Gobiernos que están impulsando los biocombustibles están pensando que pronto se va a producir una sustitución del etanol de primera generación (producido con caña de azúcar y cereales) por bioetanol celulósico. De hecho en no más de cinco años las plantas híbridas, que utilizaran toda la planta del cereal (no sólo el grano), serán una realidad. Y más adelante no habrá que utilizar grano.
Sobre los precios agrícolas: en los últimos años se ha producido una elevación enorme de la mayor parte de las materias primas (agrícolas y no agrícolas). Entre las agrícolas, es cierto que el maíz y el trigo (y las materias oleaginosas de las que se deriva el biodiésel) se han encarecido enormemente. No así el azúcar, que es con el maíz el mayor input en la producción de etanol. Otras elevaciones como las del arroz nada tienen que ver con el bioetanol, porque el arroz no se dedica a esa industria y sus tierras no son adecuadas para producir cereales para la destilación.

Las deficiencias en la producción son debidas a malas cosechas. Pero también a muchas décadas de erróneas políticas agrarias
No hay duda de que se ha producido un incremento de la demanda de cereales y un mal comportamiento de la oferta. Pero los cereales utilizados en la producción de etanol representan poco más del 3% de la demanda mundial. Y, aunque ha crecido su uso para biocombustibles, del 4% en que se incrementó el consumo mundial de cereales en 2007, un 0,8% se debe a la industria del bioetanol. La fuerte caída de los stocks ha estimulado una demanda especulativa en los mercados organizados de grano. Estos datos y la relevancia de las deficiencias en la oferta de cereales han llevado al subdirector general de la FAO a afirmar que los biocombustibles son sólo responsables de entre un 5% y un 10% del aumento de los precios.
Las deficiencias en la producción son debidas a malas cosechas en grandes productores. Pero también a muchas décadas de erróneas políticas agrarias, en países desarrollados y en los subdesarrollados.
En los primeros hay millones de hectáreas de tierra cultivable en retirada y en los segundos, los productores agrícolas han sido laminados por las políticas del primer mundo pero también, y sobre todo, por sus propios Gobiernos.
Y este segundo factor es el que condiciona que estos países estén perdiendo la gran oportunidad que les brinda la elevación de los precios agrícolas.
Los Gobiernos de los países subdesarrollados se han pasado décadas sustrayendo rentas de los sectores agrícolas (mediante impuestos, tipos de cambio sobrevaluados y otras acciones), pese a que en algunos casos era la principal fuente de riqueza.
Y lo han hecho no por ignorancia, sino como estrategia para mantenerse en el poder, pues transferían recursos de una población dispersa poco fidelizable a grupos afines en los que se apoyaban.
En Argentina, la presidenta Cristina Fernández está actualmente transfiriendo, con su impuesto a la exportación, recursos de los agricultores (grandes y pequeños) a los grupos afines al peronismo con el mismo objetivo. Y en los países africanos, desde su independencia, la política agraria puede ser explicada por esa lógica.
La campaña contra el bioetanol es feroz. La 'industria de la negación', cómo G. Monbiot llama a la que obstaculizó la aceptación del fenómeno del cambio climático, sigue machacando a la opinión pública. Seguimos, por ejemplo, oyendo a diario que el bioetanol americano es culpable del encarecimiento de las tortillas mexicanas, cuando éstas se obtienen de un maíz diferente (blanco en lugar de amarillo) producido íntegramente en México. Y la campaña puede tener éxito. El resultado sería retrasar el desarrollo de la biomasa como alternativa a los combustibles líquidos sin mejorar la evolución de los precios agrícolas. Se seguiría agravando la pobreza y los países rurales seguirían perdiendo su oportunidad.
Carlos Sebastián.Catedrático de Análisis Económico de la Universidad Complutense


5 de mayo de 1818: nace Karl Marx

Enrique Dussel, La Jornada, México, mayo 4 de 2008.
Karl Heinrich2 Marx nace el 5 de mayo de 18183 en Trier (Treveris, la capital del impero de Carlomagno, y fundada por los romanos de los cuales se guardan con predilección las antiguas ruinas de la ciudad antigua en 2000 años), en una casa de dos pisos con un patio interior todavía existente (y que se sitúa hoy en la “calle Karl Marx” de la indicada ciudad), propia de una familia de la pequeña burguesía prusiana. Su padre, Heinrich Marx, abogado de formación y burócrata del Estado luterano, de antigua familia judía (el abuelo de Marx fue el rabino de Trier, lo mismo que un hermano menor de su padre), era un ilustrado, que se casó con Henriette Pressburg (igualmente de una familia de rabinos holandeses por siglos). El 24 de agosto de 1824 se bautiza luterano, obligación que su padre (burócrata prusiano) debió realizar bajo presión. Su madre permaneció judía hasta su muerte.
El joven Marx estudió la preparatoria en el colegio Spee, en memoria de un famoso jesuita progresista y crítico político de comienzo del siglo XIX. En 1835 pasa su examen de bachillerato manifestando ya profundas convicciones éticas. En su “examen de alemán”, contra I. Kant, expresa que “la virtud no es el engendro de una dura doctrina de deberes”; por el contrario, la ética exige al ser humano ser feliz y “el ser humano más feliz es el que ha sabido hacer felices a los más”. Por ello, la ética enseña “que el ideal al que todos aspiran es el ofrecerse en sacrificio por la humanidad”. ¡Y tenía Marx sólo 17 años!
Estudió derecho en el momento todavía de gran brillo de Berlín, poco después de la muerte de Hegel. En 1841, en el mismo año en que Schelling criticó frontalmente a este gran filósofo (en presencia de más de 500 estudiantes, entre los que estaban Kierkegaard, Engels, Feuerbach, Savigny, y tantos otros), Marx presentaba su tesis doctoral, pero en filosofía (y no en derecho) en la Universidad de Jena. En ella habla del dios fenicio: “¿No ha reinado el antiguo Moloch?” Años después, en 1855, expresará todavía que “es sabido que los señores de Tiro y Cartago no aplacaban la cólera de los dioses sino sacrificándoles... niños pobres comprados para arrojarlos a los brazos ígneos de Moloch”. Cinco años antes, le escribía una carta a Engels comunicándole la muerte de su hijito Enrique Guido, muerto antes de un año de edad en su pobrísimo y frío departamento de dos habitaciones en Londres: “El pobre niño ha sido un sacrificio a la misère burguesa”.
Marx pasará en 1842 a la crítica política, todavía desde la religión, bajo la temática del fetichismo. Como el fundamento del Estado para Hegel era la religión luterana del emperador prusiano, había que comenzar con la crítica del fundamento (la religión) para criticar al Estado (la política). Se trata de la crítica de la cristiandad, como la denominará Kierkegaard. Es decir, el cristianismo se había confundido desde Constantino, en el siglo IV, con el imperio. Por ello Marx indicará (en el número 179 de la Gaceta de Colonia): “Ustedes quieren un Estado cristiano... Lean la obra de San Agustín De Civitate Dei y de los demás padres de la iglesia... y vuelvan y dígannos cuál es ese Estado cristiano”. La crítica política sabe que no puede haber, ni para los cristianos, un Estado cristiano.
En 1843 pasa de la crítica religiosa de la política a la economía política. En La cuestión judía se pregunta, como buen judío (porque siempre se autointerpretó como judío), pero siguiendo la tradición de los profetas que supieron criticar a su propio pueblo: “¿cuál es el culto mundano que el judío practica? La usura. ¿Cuál su dios mundano? El dinero” –es decir, Mamón, Moloch.
En su exilio en París, ahora sí y por primera vez, Marx se lanza al estudio de la economía política. Descubre que la fundamentación última de la acción política es material, si por “materia” se entiende el “contenido” de toda praxis cuya referencia es siempre la afirmación y reproducción de la vida humana.
Le tocará todavía huir a Bruselas; escribir la obra maestra de política y economía que clarifica la “línea” estratégica a los movimientos llamados “comunistas” dentro de los sindicatos y nacientes partidos políticos obreros de Europa. Lo de “partido” del “Manifiesto del partido comunista” no debe entenderse en el sentido actual. Se trata en cambio de las orientaciones práctico-estratégicas de las “corrientes” comunistas de esos sindicatos y partidos.
En 1849 se encuentra Marx definitivamente en Londres, habiendo sido expulsado ahora de Bruselas. Allí permanecerá, a excepción de cortos periodos en Alemania, hasta su muerte. Será tiempo de intenso trabajo intelectual en la mejor biblioteca económica de Europa, la del Museo Británico. Allí diariamente llenará más de 120 cuadernos de apuntes, escribirá cientos y cientos de cartas, cientos de artículos, algunos pocos libros y millares de hojas manuscritas que todavía no terminan de editarse. Sin embargo, todo ese gigantesco trabajo culminó en un tomo de una obra inconclusa y publicada en 1867: El capital. Fue, y sigue siendo, la crítica más articulada del sistema capitalista, donde se demuestra la imposibilidad de ese sistema en el largo plazo, por ser destructor de la vida en la naturaleza y de la humanidad. Ante los efectos negativos crecientes actuales, en gran parte irreversible del capitalismo en su fase neoliberal, su libro retorna, crece, vuelve a reconocérselo como una de las obras clásicas de la historia de la humanidad.
El mismo Marx manifestó el sentido ético de su obra cuando escribió: “Todo el tiempo que podía consagrar al trabajo debí reservarlo a mi obra, a la cual he sacrificado mi salud, mi alegría de vivir y mi familia –escribía el 30 de abril de 1867. Si fuéramos animales podríamos naturalmente dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad para ocuparnos de nuestro propio pellejo. Pero me hubiera considerado poco práctico de haber muerto sin al menos haber terminado el manuscrito de mi libro”.
Desde su juventud (“hacer felices a los más”) hasta su muerte (evitar “los sufrimientos de la humanidad”) Marx pensó lo mismo, es decir, que había que luchar para que los sistemas de injusticia fueran superados en un “Reino de la Libertad”, del pleno desarrollo de la capacidades creativas, aun estéticas, del ser humano. Al sufrimiento de los oprimidos había que negarlo y transformarlo, en un nuevo sistema, en felicidad.
1. Filósofo
2. Una pequeña anécdota. Mi bisabuelo, Johannes Kaspar Dussel, un ebanista emigrante socialista alemán en Buenos Aires en 1870, puso a su primer hijo el nombre de Carlos (Karl), y a su segundo hijo, mi abuelo, Enrique (Heinrich). Los primogénitos nos llamamos, después y por esta causa, “Enrique”, adoptando así el segundo nombre de Marx.
3. Desde el miércoles 7 de mayo a las 12 horas se comenzará un ciclo de conferencias de tres días en el auditorio Antonio Caso (junto a la Torre II de Humanidades) de la UNAM, consagrado a recordar este 120 aniversario (ver el programa de este ciclo en la portada de la página electrónica de la UNAM, www.unam.mx).



El mercado mundial y la “reforma” petrolera


Antonio Gershenson, gershen@servidor.unam.mx, La Jornada, México, mayo 4 de 2008.

Si vemos algo de la prensa internacional, resulta que lo que aquí se presenta como reforma energética, allá lo ven como una posible solución a la insuficiencia mundial de petróleo crudo y a sus precios más y más altos. En Estados Unidos en especial, al gobierno ya llegó el momento en que le preocupa cada vez más el aumento a los precios del petróleo.
Antes, este reiterado aumento no les preocupaba. Las compañías petroleras, con las que, como es sabido, tienen excelentes relaciones, han obtenido utilidades enormes, y esto no se ha frenado. Pero ahora hay otro elemento. Las encuestas en el vecino país llegaron a un nivel sin precedente: alrededor de 80 por ciento de los encuestados considera que la política vigente no es la adecuada. De por sí había ya una mayoría, del orden de 60 por ciento, y el motivo principal era la guerra de Irak. Ésta, obviamente sigue, pero con el ingrediente adicional del principio de la recesión o crisis, con el que estaría relacionado el tramo adicional de descontentos.
La recesión empieza a ser visible con la crisis de las propiedades inmuebles. Se ha extendido. Y el petróleo muy caro se ha reflejado también en gasolina más y más cara, y ésta en mayores costos de transporte, y éstos en mercancías más caras. Por eso el petróleo caro molesta al gobierno estadunidense, cuando están de por medio las elecciones presidenciales y legislativas del próximo noviembre.
En varias ocasiones ha habido declaraciones echando la culpa a la OPEP, exigiendo a los países de ese organismo que aumenten su producción, pero hasta el momento sin resultado. Y es que ese mismo gobierno, observan dirigentes de países del organismo petrolero, no ha tomado medidas locales para reducir el consumo de gasolina, o para bajar sus precios, ni ha dejado de comprar petróleo para la reserva estratégica, ni ha tomado otras medidas a su alcance.
Entre las causas del petróleo caro, se ha mencionado en esos medios internacionales la reducción, o estancamiento, de la producción de los principales países productores del hidrocarburo que no están en la OPEP. Desde su producción más alta en 2001, Noruega la ha visto bajar en 25 por ciento. En Gran Bretaña, la baja en la producción petrolera fue de 43 por ciento en ocho años. La producción en el principal yacimiento de Alaska bajó en 65 por ciento desde su mayor nivel hace unos 20 años. Y Rusia, principal productor y exportador fuera de la OPEP, aunque no está en el agotamiento de reservas, ha anunciado que no seguirá aumentando su producción de crudo. En la OPEP, aun con un aumento en la producción en Arabia Saudita en los próximos años, en el monto que ese país considera posible, no podría afrontar el aumento en la demanda y la reducción en la producción en la gran mayoría de los productores importantes.
En cuanto a la demanda, decían que con la crisis o recesión en Estados Unidos bajaría la demanda y, por lo tanto, los precios petroleros. Pero no ha sido así. Los principales aumentos en el consumo de petróleo se han dado en China, India y el llamado Medio Oriente. Se pronostica un aumento de 35 por ciento en la demanda mundial, porque el consumo del llamado tercer mundo sube más que lo que pueda pesar el estancamiento o incluso reducción en el gasto de los llamados países industrializados. Y los llamados países en desarrollo consumirían ya más petróleo que éstos.
No podemos dejar de señalar que el petróleo caro es producto, en mucho, de la guerra de Irak y de sus efectos acumulados.
Y, claro, llega el caso de México, que lo dejamos para el final para poderlo analizar con más detalle. Se sigue publicando en los medios citados que entre la producción en bajada (14 por ciento en el primer trimestre de 2008, frente al año 2004) y el aumento en la demanda de derivados del petróleo, sobre todo gasolina, cuyas importaciones se acercan a la mitad del consumo total, en unos cinco años ya México no será un exportador neto de petróleo. Se agrega que la inversión extranjera podría ayudar a México a explotar las aguas profundas, pero que es una propuesta muy impugnada porque en nuestro país se considera al petróleo como parte del patrimonio nacional.
En realidad, las aguas profundas no resuelven este problema, que es de hoy, y en el mejor de los casos se podría empezar a producir en las aguas profundas del Golfo en 10 años. Lo que parecen indicar esas señales del exterior es la intención en explotar, sobrexplotar las reservas reales, las que ya tenemos, para elevar de nuevo la producción y las exportaciones, y contribuir a que haya más petróleo y éste sea más barato. Lo de las aguas profundas es una cortina de humo, para luego decir que ahí van a estar las reservas para sustituir a las que se estarían acabando con la sobrexplotación.
Algunas trasnacionales privilegiadas obtendrían de ahí petróleo no sólo para exportar, sino para sus refinerías privadas, que también quiere imponer la “reforma”. Podrían transportar en sus ductos –que también se les permite instalar– el crudo a la refinería y los refinados a los depósitos de Pemex. Y estarían muy agradecidos con quienes hicieron eso posible.



La Medina de Uribe


CARLOS VILLALBA, Diario El Universal de Cartagena, 4 de mayo de 2008. Tomado de Biblioteca Digital que dirige La Dra. Lilia Beatriz Sánchez.

Los dos grandes escándalos de las dos últimas décadas, el Ocho Mil y la parapolítica, han tenido su Medina a bordo. El primero a Santiago y el segundo a Yidis. Ambos pusieron el ventilador porque se los brincaron. A Santiago, con la Embajada de Colombia en Grecia, y a Yidis, con unos empleos que le ofrecieron para “persuadirla” de que cambiara su anunciado voto negativo por el consumado voto positivo que salvó la aprobación del articulito.

Hay, sin embargo, diferencias en los dos procesos respecto de la responsabilidad del presidente de turno. A Samper todo el mundo le reprochó que no hubiera visto al elefante que se le metió en la casa. A Uribe, en cambio, se le perdonó que la suya se llenara de macacos.
Samper salió estigmatizado. Uribe se mantiene en una cámara hiperbárica para que la maleza que rodeó su campaña del 2006 no empañe su aura de mosquetero. Santi, como le decían familiarmente a Santiago Medina, corrió con la suerte de que le creyeran. Yidis, al contrario, ha sido tildada de perjura, embustera y contradictoria.
La credibilidad de Santiago procedía de la antipatía que generaba Samper. La mendacidad de Yidis procede del cubilete de mago de donde Uribe saca palomas y conejos para embobar al público de galería y satisfacer a un sector productivo que crece al 7 por ciento gracias a las medidas de su gobierno.
Pero el hecho de vendarse los ojos y taponarse los oídos ante los horrores que se cocinan a la sombra de la seguridad democrática y de los indicadores de crecimiento sin equidad, nos está desmoronando la estantería.
El país no ve que la corrupción está más extendida que nunca, ni que dos órganos del poder pierden independencia, ni que determinados fines justifican medios inconfesables, ni que la parapolítica está untada de crímenes de lesa humanidad, ni que el turismo del Capitolio hacia La Picota nos tiene a dos indagatorias de la ilegitimidad institucional.
Ojo con la pérdida de los escrúpulos históricos, porque las pasiones ciegas precipitan los desastres que creemos evitar.
Cuando los pueblos urden mitos y fabrican ídolos perdonándoles los fardos que llevan a cuestas, cometen una felonía contra el espíritu de su cultura.
El hombre no puede renunciar a su conciencia crítica sin exponerse al riesgo de que una realidad ignorada deliberadamente lo arrolle.
Y ya estamos en esas, pues hemos sucumbido al influjo engañoso de la propaganda, tan bien explotada en los últimos seis años, en lugar de exigir el respeto al derecho de informar y ser informados.
Prueba de que no mentimos es que añoramos los cerebros y las personalidades de un López Pumarejo o de un Alberto Lleras, de un Laureano Gómez o de un Olaya Herrera, de un Carlos Lleras o de un Ospina Pérez, para readvertir la lucidez con que se superaban las desgracias del país.
A la patria no se le sirve con alegorías, retórica y deditos en el pecho, sino engrandeciéndola con actos y gestos que la dignifiquen.
Pero no: el personaje de ahora espera que la hecatombe que le estalló en las manos se agrave para ver si le aprueban la segunda reelección.
Los prohombres de barro aplican literalmente el consejo mordaz de Groucho Marx: “El secreto del éxito reside en la honradez y el comportamiento intachable. Si consigues fingir tales cosas, lo habrás logrado”.



INTERCAMBIO Y PARAS


Guillermo Pérez

El dilema es difícil y complicado: para lograr el acuerdo humanitario que permita la liberación de los secuestrados en poder de la guerrilla, sólo hay uno de dos caminos, según opinión del expresidente Ernesto Samper: regresar a la mediación del presidente Hugo Chávez o despejar los municipios de Pradera y Florida, en el Valle del Cauca, lugares que las FARC necesitan, en opinión de entendidos en la materia, para sacar cocaína al Pacífico y exportarla hacia los mercados de México y Estados Unidos.

Las opinión de Samper se conoció en el marco del lanzamiento de libro del también expresidente Alfonso López sobre el tema del intercambio humanitario que parece ser la única formula para lograr que medio centenar de secuestrados recuperen la libertad, algunos después de diez años de cautiverio en las selvas del sur de Colombia.

¿Cómo es posible –se preguntará alguien desconocedor de la realidad colombiana- que algunas personas permanezcan cautivas sin esperanzas de rescate, tras años y años de estar privadas de la libertad en las selvas del sur de Colombia? La respuesta, por lo puro sencilla es vergonzosa: por la espesura de la región donde se mueve la guerrilla, algunos de cuyos integrantes son expertos baquianos que se mueven como pez en el agua por los departamentos de Vichada, Vaupés, Guaviare y Amazonas, otrora dominio de los cultivadores de caucho y hoy cubiertos de espeso follaje tropical que no deja entrar la luz y mucho menos los helicópteros del Ejército y la Policía.

Aunque las autoridades de defensa conocen la ubicación de los frentes guerrilleros, gracias a los satélites y los aparatos de espionaje de los americanos, no hay posibilidades de repetir el bombardeo que se le lanzó al campamento de Raúl Reyes, por una simple razón: la guerrilla está utilizando a los secuestrados como escudos humanos para evitar su rescate y un ataque, por tierra o por aire, que produzca los mismos resultados que en la frontera con Ecuador: la total destrucción del refugio subversivo y la consiguiente eliminación de crecido número de alzados en armas. Por ese camino, pues, están cerradas todas las posibilidades.

Entonces, sólo hay dos vías: la negociación a través de Chávez y de Piedad Córdoba o conversaciones con las FARC por medio de funcionarios colombianos, que no tienen la menor posibilidad de acercarse a las zonas donde operan los frentes de la guerrilla. Como lo segundo es imposible, no resta sino acudir a lo que no le gusta al presidente Álvaro Uribe: la mediación del mandatario venezolano, que está listo para volver a meter la cucharada en el principal problema de Colombia. O en uno de los principales porque el otro, la infiltración del paramilitarismo, está amenazando la permanencia de esta administración en el poder, o algo peor: la supervivencia del sistema democrático, que está seriamente amenazado de muerte.

El mandatario colombiano está, pues, cercado desde dos frentes, ambos supremamente graves y susceptibles de llevarse en los cachos todo lo que se ha edificado en esta sufrida patria desde el día en que se fueron los españoles. Porque el acuerdo humanitario es solicitado hasta por la guerrilla del EPL, que considera este como el único camino viable para lograr la paz. En efecto, cerca de medio centenar de secuestrados en poder de las FARC deben conmover hasta el corazón más duro. Hay víctimas de este horrible delito que llevan diez y más años pudriéndose en la selva, mientras el gobierno se niega a negociar y la guerrilla se hace la desentendida, a pesar de las multitudinarias manifestaciones que se realizaron en febrero para rechazar los procedimientos de los discípulos de Tirofijo y Jojoy.

Pero si el tema del despeje hace sudar por las noches al primer mandatario, el problema del paramilitarismo le hace rechinar los dientes, pues cada día es más grave la situación de las mayorías uribistas del Congreso, muchos de cuyos integrantes están en la cárcel o van para allá. Hasta el más lambón de los lambones tendrá que presentarse la semana próxima en la Corte Suprema de Justicia. De nada le valieron su posición arrodillada y sus frecuentes visitas al Palacio Presidencial.


Para solucionar la crisis, la más grave que se ha afrontado aquí en toda la historia republicana, se han propuesto toda clase de fórmulas. Unos, como la revista Semana, sugieren anticipar las elecciones. Otros son partidarios de revocar el actual Congreso, contaminado de narcotráfico, y no han faltado quienes se vayan por distintos caminos y sugieran un plebiscito que, como el de 1957, hace cincuenta años, reconstruya las instituciones.

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También se ha hablado de la renuncia del Presidente, que está más amañado que solterona recién casada, el nombramiento de un gobierno de transición o dejar las cosas como están. En espera de que se calmen las aguas, o hacer una reforma política integral que establezca régimen parlamentario, similar al de España. Hay quienes creen que es vital disolver los partidos, varios de los cuales están contaminados de paramilitarismo, crear una superporte de justicia, que borre todo lo actuado, o sea, una ley de punto final, establecer la ‘’silla vacía’’, para reemplazar a aquellos que están presos, o también, reelegir a Uribe y dejarlo cuatro años más, hasta 2014, en espera de que a los colombianos, tan desmemoriados ellos, se les olviden los miles de asesinatos que han confesado personajes detenidos por masacres, violaciones, torturas y empleo de motosierras para ‘’acabar’’ con la subversión.

No es fácil la salida de esta hecatombe, como la que quiere el presidente Uribe para atornillarse en el poder. Muchas de ellas pueden llevarnos a fórmulas como las que en otras latitudes, ejemplo Alemania nazi, Argentina, España o Chile, además de Cuba, China y Rusia, han eternizado en el poder a un régimen de extrema, como el que le gusta a nuestro ilustre caballista.

Es curioso, como lo muestran las últimas elecciones realizadas en América Latina, que el único país de derecha es Colombia. Hasta el Paraguay, que fue víctima de larga dictadura militar, se inclinó por el candidato de la izquierda democrática, que entró a reforzar la coalición encabezada por Venezuela, Bolivia y Ecuador. Aquí, por el contrario, resucitaron Rafael Núñez, Laureano Gómez y sus ideas, luego de haber sufrido derrotas a lo largo de todos estos años. La resurrección de la extrema derecha fue posible por una suma de factores: el desprestigio de los últimos mandatarios, la volteada de Uribe, quien se pasó del liberalismo al conservatismo, y el descarado traslado de muchos liberales a los partidos de garaje fundados por el actual mandatario y sus peones de brega, los ministros de hacienda y de defensa, quienes se inventaron el famoso partido de la U, emproblemado, como el que más, en el caso del paramilitarismo.

No se le ha dado la suficiente trascendencia a un hecho que en otras partes ya hubiera causado la caída del gobierno: la confesión de exparlamentaria que sin ruborizarse, dijo que habían comprado su voto para la aprobación de la reelección presidencial ¡Qué tal! Por menos que eso se cayeron Richard Nixon, Fujimori, y otros personajes de cero en conducta. La mujer va para la cárcel, pero sus cómplices siguen de ministros y embajadores. ¿Y los personajes como el vicepresidente y el ministro de defensa seguirán tan campantes como una marca de Whisky? ¿No les pasará nada, a pesar de que están probados sus tratos con Mancuso y Castaño? ¿La justicia sólo es para los de ruana?

P.D. Hablando de justicia para los de ruana, el cínico ex ministro Fernando Londoño Hoyos no se inmuta a pesar de que acaba de ser probada su mala fe en el caso de Invercolsa. ¿Seguirá escribiendo de moral en los periódicos? ¿Seguirá atacando a las cortes, que probaron sus dolosas actuaciones? ¿Irá a Cómbita o a la Modelo? Ojalá en este caso del ideólogo de la derecha no reine la impunidad. GPT



LOS EFECTOS POLÍTICOS QUE SE DEBEN ESPERAR POR LA CRISIS ALIMENTARIA


Humberto Tobón y Tobón[1]

La gente no se va a dejar morir de hambre por asegurarle combustible a los vehículos y presionarán a los gobiernos a reversar todas aquellas decisiones que pongan en riesgo su alimentación. La comunidad, ya se ha demostrado en varios países, se movilizará para exigir el abastecimiento de comida de manera permanente y llegarán a los levantamientos populares de ser necesario.

Países como México y Argentina, donde la esencia de su alimentación es el maíz y la soya, respectivamente, empiezan a notar cómo el abastecimiento de estos productos escasea y lo que se está ofertando ha aumentado significativamente de precio, lo que deja sin opciones de acceder a ellos a variados sectores de la sociedad, lo cual repercute en términos de eficiencia nutricional y calidad de vida.

En Brasil, donde ha sido bastante dinámico el sector agrícola, es latente la protesta de los campesinos que sienten que han sido marginados de las políticas de industrialización del campo para producir biomasa para etanol. Tal exclusión conduce a que se amplíe la pobrería rural, cuya única alternativa es buscar terrenos para la producción de alimentos y ellos los encuentran luego de deforestar. El resultado, es un daño drástico al medio ambiente y bajos niveles de productividad en una tierra inadecuada para la agricultura.

Lo que sí es claro es que las personas aceptarán incluso que se afecte sustancialmente el medio ambiente con la siembra homogénea de materia natural para el etanol, siempre que en su hogar exista el alimento básico para consumir. Frente a esto, los gobiernos tendrán que redoblar sus esfuerzos para garantizar no sólo que la comida sea suficiente sino que ella tenga un precio adecuado para que pueda ser adquirida por las familias, además de evitar que los recursos naturales se conviertan en un factor de reproducción de la pobreza.

Entre los países más susceptibles a la ocurrencia de una crisis alimentaria están los de África. Allí la calidad de la tierra no permite una buena producción de alimentos y su mercado no es atractivo para los inversionistas, lo cual conduce a que en esa región se presenten la mayoría de muertes por inanición del mundo, las cuales seguirán ocurriendo porque no existe ninguna variable que indique que la realidad va a cambiar. Pero las muertes no serán únicamente por hambre, sino también por efectos del conflicto que se pueda presentar entre y al interior de regiones, tal como está sucediendo en la república del Congo, donde "por primera vez en la historia, los hombres y las mujeres han empezado a luchar por alimento, energía y agua", según dijo Okouebe[2]. La Comisión Económica de Naciones Unidas en África, reveló que en el desierto del Sahara se han presentado graves enfrentamientos entre tribus por el uso del agua y la comida.



Tarazá y el círculo vicioso de la coca


Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co

Ni la presencia del Presidente de la Republica logró calmar a los cientos de pequeños cultivadores de coca concentrados en el casco urbano del municipio de Taraza, Bajo Cauca antioqueño. En cuatro meses van dos grandes desplazamientos de campesinos cocaleros, que no han escatimado ninguna acción violenta para protestar contra la política antidrogas –fumigación más erradicación- del gobierno nacional. Los pobladores siempre han denunciado que detrás de su peregrinación forzada está la presión de la guerrilla, lo mismo que dice la Policía. Pero la muerte de uno de los Mellizos Mejía Múnera en la jurisdicción de la protesta, luego de reunirse, supuestamente, con dirigentes de los cocaleros para coordinar la movilización, pone de presente varias incertidumbres aún sin clarificar: ¿quién o quienes está (n) detrás del masivo desplazamiento: la guerrilla, grupos emergentes, desmovilizados? ¿Hay una disputa por el control territorial o lo que hay es una confabulación entre grupos en aras de la defensa común del negocio ilegal?
Tarazá es un territorio maldito por el narcotráfico. Ni una bendición recibe. Es uno de los municipios más pobres de Antioquia, más violentos y más devastados por los derrumbes de amplias capas vegetales consecuencia de la extendida deforestación. En Tarazá se percibe también la impotencia oficial para acabar de una vez por todas con el cultivo, el comercio y el tráfico de la coca. Puede que detrás de la movilización campesina haya manipulación de fuerzas ilícitas, pero también es cierto que sus voceros han sido reiterativos en llamar la atención sobre el hecho de que las fumigaciones y las erradicaciones manuales, resultan inocuas sino se adelantan audaces programas de sustitución de cultivos, tal como ocurre desde hace dos años en municipios como Briceño y Anorí, por iniciativa de las Naciones Unidas y la Gobernación de Antioquia de aquella ocasión. Allí la coca está siendo reemplazada por cultivos de cacao para producir chocolatinas destinadas a la exportación.
Posterior a las elecciones de octubre de 2007 el equipo de Votebien.com realizó una reportería en Tarazá, que bien puede explicar lo que hoy ocurre: “En la parte alta de Tarazá, el padre Elkin en traje de fatiga supervisa las obras de construcción de bóvedas en el cementerio local. A un costado señala una hilera de tumbas con fechas del 2007, todas de cuerpos sin identificar que trajo el río. En los últimos 10 meses, 15 cadáveres han aparecido en los bancos de arena que se forman a los costados de este afluente del Cauca, en donde volquetas levantan puñados de grava que sirven para construir sus tumbas. Es la señal de la lucha territorial que se libra río arriba entre narcotraficantes, bandas emergentes como las Águilas Negras y la guerrilla de las Farc. “En el pueblo se cree que son ajustes de cuentas entre narcos de Santa Rita, Ituango y La Caucana, en donde se concentran las plantaciones de coca”, explica el sacerdote. Desde que se desmovilizó el bloque Mineros comandado por el paramilitar Ramiro “Cuco” Vanoy, esta zona pareciera estar sin dueño y el vacío ha sumido al pueblo en la incertidumbre sobre quien la controla ahora.” Duro reclamo al gobierno nacional por que no ha podido cumplir con el compromiso de copar todo el territorio luego de la desmovilización de las AUC. El monopolio de la fuerza lo ejercen otros.
Se fumiga, se erradica y caen en manos de las autoridades, uno a uno, los jefes de los grandes carteles del narcotráfico en Colombia, pero el negocio sigue vivo. No se desarticula. A pesar de los constantes pronunciamientos optimistas desde los despachos oficiales, las cifras son elocuentes. El último informe -14 de marzo de 2008- elaborado por la Ong Crisis Group, fundada por el Banco Mundial en 1995, llega a una desalentadora conclusión: se pierde la batalla contra las drogas en América Latina. La producción de hoja de coca y cocaína en la región tuvo un crecimiento sin precedentes en 2007 del 8%, lo cual pone ¨en serio peligro la democracia y la estabilidad en A.L.¨. Colombia, según la Ong internacional, es el epicentro del escabroso escenario. Por encima de Bolivia y Perú concentra el 62% de las exportaciones de cocaína. A pesar de que Colombia pasó de 163.289 Hectáreas sembradas en el 2000 a 78.000 en el 2006, con una reducción constante del 9%, el impacto no ha sido el esperado. Las cifras de hoy corresponden a las de 1995.
Entre el 2003 y el 2006 el promedio de hectáreas cultivadas es de 80.000. Cada año Colombia realiza aspersiones aéreas por encima de las 130.000 hs. O sea que entre 2002 y 2006 se fumigaron más de 648.000 hs, sumadas a 173.000 hs erradicadas vía manual. En total se atacaron 806.000 hs, mientras se reportaron 432.381 hs cultivadas. Una explicación es que al año se dan entre 3 y 4 cosechas de coca, para una cifra cercana de 489.000 toneladas anuales, según dicha oficina. El uso del glifosato resulta efectivo tan solo un 75% para una mirada más que alentadora. Las fumigaciones desplazan los cultivos. Ya no se utilizan grandes extensiones sino pequeñas parcelas, camufladas muchas veces con cultivos lícitos. De allí que algunos expertos hablan de que puede existir un subregistro en las cifras oficiales del 35%.
En Tarazá se volvieron recurrentes las acciones violentas de los cocaleros dispuestos a paralizar la troncal a la costa, con todo lo que ello implica para el departamento y el país. Sangre y cuantiosas pérdidas materiales es el resultado. Mientras acá nos damos contra la pared cada vez más duro, en EEUU algunos Estados legalizan la marihuana y en Europa el Parlamento Europeo avanza en la discusión de promover el uso legal de las sustancias derivadas de la hoja de coca, para luchar contra el narcotráfico, por que ¨ la hoja de coca no es cocaína¨.


Los alimentos y la inflación


César González Muñoz

Según las encuestas del Banco Mundial sobre Condiciones de Vida, hasta el año pasado la comida se llevaba entre el 50% y el 77% de los gastos de una familia que vive por debajo de la línea de pobreza (menos de un dólar al día por persona). El porcentaje depende de las circunstancias específicas de cada país. La gente pobre de los países importadores de alimentos está llevando la peor parte. Las recientes alzas de precios implican una ulterior reducción de su consumo de comida.
Naturalmente, las agencias de ayuda y cooperación diseñan afanosamente planes de emergencia en decenas de países para prevenir situaciones de hambruna. De hecho, según la ONU, su Programa Mundial de Alimentos logra la supervivencia de 75 millones de personas. En la nueva situación, sus necesidades de recursos crecen sustancialmente.
Entre los comentaristas hay quienes siguen creyendo que esta es una coyuntura difícil pero transitoria; para ellos, la reacción de la oferta ante la carestía debe ser muy rápida, y el mundo regresará a su posición de abundantes inventarios y bajos precios relativos.
Para otros observadores, la irrupción de los biocombustibles es el gran culpable de la escasez de alimentos. El caso que más se menciona es el del maíz en Estados Unidos; este año, la producción de etanol absorberá no menos de la cuarta parte de la cosecha de maíz, cuyo volumen ha crecido fuertemente en los últimos años. Estamos hablando, pues, de números muy grandes, con fuerte impacto en el proceso económico. Sigue abierto el debate sobre el impacto ambiental y la eficiencia energética de la producción de biocombustibles, pero no se puede afirmar que el cambio que se ha dado en el uso del maíz gringo sea la causa fundamental de la subida de precios de los alimentos. En los doce meses hasta marzo de 2008 el precio del maíz subió un notable 50%, pero el arroz, el trigo y otros productos básicos sufrieron alzas muy superiores.
Ciertamente, el clima no ha sido benigno con la agricultura en varios países productores importantes. Pero el colapso de los inventarios de cereales tiene origen principalmente en el aumento del consumo directo y de su uso como insumos para la producción de alimentos para animales. Según cifras de la FAO, la mitad de la oferta mundial de granos se convierte en alimentos procesados de uso animal.
Ahora bien, en los últimos veinticinco años el consumo per cápita anual de carne de res en China pasó de 20 a 50 kilogramos. Todas las proyecciones indican que este indicador continuará creciendo y presionando la demanda de cereales: La producción de una libra de carne de res absorbe nueve libras de granos. Por su parte, una libra de carne pollo necesita el insumo de dos libras de cereales. El caso Chino es descollante, pero no es el único.
Se vive, pues, un ambiente de altos precios de alimentos, combustibles, energía en general y fertilizantes. La preocupación de los banqueros centrales es precisar si dicho ambiente puede conducir a una dinámica generalizada de los índices de precios al consumidor. Este interrogante no tiene aún respuesta en esta nueva era. Los bancos centrales insistirán en que las presiones inflacionarias de corto plazo pueden ignorarse mientras se mantenga la credibilidad en las autoridades monetarias y no se disparen las expectativas inflacionarias. Se puede esperar que en muchos países haya fuerte presión social por el alza compensatoria de los salarios nominales. Cuando ello ocurra, las expectativas podrían dar un giro muy importante, y los bancos centrales tendrían que aceptar un piso más alto de sus metas de precios, o luchar a brazo partido por su credibilidad, aún a costa de una recesión económica. Ese sería el peor de todos los mundos.



VOTOS A $100 MIL


Cecilia López Montaño, Bogotá, Mayo 2 de 2008, E-mail cecilia@cecilialopez.com, www.cecilialopezcree.com, www.cecilialopez.com


Definitivamente el Gobierno está obsesionado con la segunda reelección y no parece ponerle límites a la consecución de este objetivo. La última decisión sí sobrepasa todos los límites: darles $100 mil pesos a los empleados públicos con la excusa de que ha sido un buen año para la economía. En un país donde la carga impositiva -impuestos sobre PIB- está alrededor del 16% cuando debería aproximarse al 30% para poder responder a los derechos de todos los colombianos, el señor Presidente decide otorgarle una bonificación a los trabajadores del Estado. Objetivamente, estos trabajadores tienen lo que muy pocos colombianos logran: un trabajo decente, una cierta estabilidad, salario y no órdenes de servicio, primas y cesantías. ¿Será posible que el señor Presidente salga con el argumento peregrino de que aumentó la productividad de los burócratas?
El Jefe del Estado toma esta decisión cuando la pobreza tiene cada día más rostros visibles; niños que intercambian tenis para poder ir al colegio; estudiantes que atraviesan ríos para poder llegar a la escuela; recién nacidos abandonados en bolsas plásticas por mujeres desamparadas; estudiantes que escriben en el piso porque carecen de un pupitre en donde escribir. No es sino detenerse en una esquina de una calle de Bogotá para mirar el desconsuelo de esos desplazados que no eran pobres y ahora son miserables. Se trata de 3 millones de hombres, mujeres y niños que ahora viven en las condiciones más precarias. Si se mira la propuesta en cifras, el Estado tiene hoy cerca de 580.000 trabajadores, a $100 mil pesos cada uno, son $58,000 millones de pesos que, sin duda, ayudarían a solucionar en algo la crisis humanitaria de los desplazados. Cifra muy superior a la que se requería para Carimagua y que resolvería la vida de cientos de desplazados.
Pero, además, la salud sigue en crisis y en privado el Presidente se excusa por las graves falencias de este sector, según comentó recientemente un médico columnista. La pensión de vejez les llega cada día a menos individuos; para no mencionar las grandes obras de infraestructura que no existen y que harían de este un país moderno.
La única explicación que cabe a esta absurda decisión es que, como lo han dicho muchos economistas, se trata del más aberrante populismo para garantizar los votos que asegurarían la reelección. Al clientelismo de siempre, que ahora tiene a funcionarios del Gobierno en entredicho por el escándalo de Yidis y Teodolindo, se le suma algo que Colombia no había tenido: el uso y abuso de dineros públicos para fines políticos. No se trata de asegurar leyes que mejoren la vida de los colombianos sino de permitirle al Presidente permanecer en el poder. Se dirá por parte de algunos de sus escuderos que lo que se busca no es reelegirlo a él sino a la Seguridad Democrática.
Se le nota desespero al Gobierno ante una serie de crisis que comprometen cada vez más su presente y su futuro. En vez de reaccionar serenamente, sus pasos se han convertido en una serie de golpes de ciego que terminarán por comprometer su desempeño. Ya se ha dicho que el gasto del Gobierno Central está desbordado y, con esta serie de medidas, lo único que se logra es agravar la situación fiscal. Por lo menos dos anuncios del señor Presidente van en esta dirección: duplicar el número de familias en acción que comprarían la conciencia de 6 millones de personas sin que se les logre sacar de la pobreza, y ahora, $100 mil pesos por cada empleado público que aseguraría el resto de votos necesarios.
Es imperativo ponerle freno a estas iniciativas antes de que sea demasiado tarde. La popularidad no da para tanto y hasta los más fieles seguidores del Presidente criticarán estos brotes de desesperación. El país está viviendo una seria crisis que no se limita a la parapolítica ni al Congreso y que ha llegado al Ejecutivo. Es imposible tapar el sol con las manos y menos aún resolver las crisis con escandalosas muestras del más claro populismo. Vergonzoso, además.