jueves, 1 de noviembre de 2007

CONTENIDO


• Cuentas claras.
• Sometamos a los políticos a una prueba de fuego, Amy Goodman.
• Sí a la justicia internacional en Colombia, Rafael Guarín.
• La necesaria industrialización en Colombia, Héctor Gómez Paniagua.
• ¿Crecer para morir?, César González Muñoz.
• Corrupción electoral y voto preferente, Mauricio Cabrera Galvis.
• El rey de las franquicias, Arly Faundes.
• Más allá de antiguas ideologías, Albino Gómez.
• China: El futuro está en juego, BBC Mundo.
• Acceso a medicamentos, todo un desafío, David Cronin.
• Japón está de regreso, Micharl Green.







No de Curules de Asamblea en todo el país
Partido Liberal Colombiano 103 2.046.880

Partido Conservador 76 1.759.804

Partido de la U 59 1.395.359

Cambio Radical 45 1.128.678

Convergencia Ciudadana 24 636.834

Polo Democrático 22 711.911


Más Cuentas Claras...

El Partido Liberal mejoró sustancialmente su votación en relación con la elección Parlamentaria. En esa elección el liberalismo obtuvo 1. 436.657 votos para Senado el 15.62% del total y 1. 646. 496 o el 16.02% que se votó para la Cámara de Representantes. Para la elecciones regionales obtuvimos 2.046.880 es decir el 18.85% de 10. 498. 297 del total de votos validos.
Este año el Partido superó la votación con relación a la de la Presidencia de la República en: 642.645 votos que representa un porcentaje de aumento del 45.7%,
De igual manera, se superó la votación del Senado en: 610. 223 lo que indica un incremento del 42.47%.
La de la Cámara de Representantes se superó en 409.949 votos, obtuvimos un incremento del 25.04%.
Otro punto a tener en cuenta es que la última votación regional en la cual participó el Partido Liberal en Bogotá, fue la de la Cámara de Representantes correspondientes al año 2006. El resultado fue de 111.333 votos.
En las elecciones del pasado domingo para el Concejo de Bogotá, se obtuvieron 206.789 votos.
Esto indica que hubo un incremento del 74 por ciento en la votación del partido.
Si bien es cierto que se pasó de tener 8 curules a seis en las votaciones de este año , es necesario tener en cuenta que entre el 2003 y el 2007 se creó el Partido de la U con militante del Partido Liberal.
NOTA : Las elecciones para gobernador en los departamentos de Sucre, San Andres, Guajira, Chocó y Vichada están siendo objeto de especial análisis en el escrutinio, debido a posibles irregularidades.
Por otra parte, el Partido Liberal participó en coaliciones ganadoras en las gobernaciones de Nariño, Norte de Santander, Quíndio y Bolivar.
El Partido Conservador perdió la Gobernacion del Atlántico a espensas de un Liberal, Eduardo Verano de la Rosa ...
El Partido Conservador ganó la gobernacion de Norte de Santander con el respaldo del Partido Liberal...



Sometamos a los políticos a una prueba de fuego


Amy Goodman, Publicado el 23 de octubre de 2007 Democracy Now.

Los incendios arrasan el sur de California. Enormes tormentas inundan Nueva Orleans. El sudeste de Estados Unidos, desde Tennessee hasta Georgia, pasando por las dos Carolinas, se halla en medio de lo que podría ser la peor sequía registrada en la zona. Atlanta podría quedarse sin agua. Mientras la prensa realiza un admirable trabajo proporcionándonos imágenes en directo del clima extremo, no explica por qué se están produciendo estos acontecimientos. ¿Qué conexión tienen estas crisis? El calentamiento global. Dos palabras que han sido retiradas con demasiada frecuencia de páginas web del gobierno y eliminadas de estudios científicos gubernamentales.
Si la prensa no establece la conexión, Bill McKibben sí. En 1989 escribió el libro The End of Nature (El final de la naturaleza), uno de los primeros libros que describen al calentamiento global como una crisis ambiental emergente. Ahora, 20 años después, dirige la campaña “Set it Up” que alienta la participación masiva de las organizaciones de base con el fin de dar a conocer la potencial catástrofe del cambio climático y exigir que el gobierno federal actúe para “Ir más allá”. El primer día de acción “Step It Up” tuvo lugar el 14 de abril de 2007, se organizó en comunidades locales a través de un sitio web central y consiguió coordinar 1400 actividades en tan sólo tres meses. El segundo día de acción se ha fijado para el 3 de noviembre, y se ha organizado a través del sitio web stepitup2007.org.
“Lo que hay que recordar y el motivo por el que invertimos todo nuestro tiempo organizándonos ahora, intentando cambiar todo esto, es que los seres humanos han aumentado la temperatura del planeta alrededor de un grado Fahrenheit (0,6 grados Celsius)”, afirma McKibben. “Los modelos informáticos de predicción del clima indican muy claramente que antes de que acabe el siglo, a menos de que tomemos medidas muy serias, aumentaremos la temperatura del planeta otros cinco grados Fahrenheit (2,8 grados Celsius). Así que fíjate en lo que ocurre ahora, multiplícalo por cinco, y entonces añade todos esos efectos en cascada que vendrían, a medida que sobrepasamos barrera tras barrera”.
Es muy importante comprender qué significa el efecto cascada. ¿Cómo puede suponer tanta diferencia un grado Fahrenheit? Un impacto inmediato y medible de ese aparentemente pequeño aumento de temperatura, según el científico de la Universidad de Arizona Tom Swetnam, es el incremento en la frecuencia y duración de grandes incendios descontrolados en el oeste de EE. UU. Swetnam y su equipo han vinculado el índice de incendios, como los más de diez que están fuera de control en el sur de California, con la tendencia al calentamiento y a la sequía que existe desde la década de los `80.
Las predicciones no son buenas. Los árboles absorben dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, y liberan oxígeno. En su artículo de agosto de 2006 en la revista Science, Swetnam informa que los bosques del oeste de EE. UU. absorben del 20 al 40 por ciento del dióxido de carbono del país. Al arder los bosques, resalta McKibben, se libera carbono a la atmósfera. Quedan entonces menos árboles para absorber el dióxido de carbono, lo que provoca un clima más cálido que facilita la propagación de más incendios duraderos, y así sucesivamente, creando una retroalimentación positiva. Una de las advertencias principales de la comunidad científica es ésta: En algún momento, si la temperatura de la Tierra aumenta mucho más, quizás tres grados, quizás seis grados Fahrenheit, una retroalimentación irreversible sobrepasará la capacidad climática del planeta, con impactos en cascada que conducirán a un planeta más y más caliente.
Las empresas estadounidenses empiezan a sudar. Las industrias que emiten carbono, como las empresas petroleras, escarmentadas por la experiencia de las grandes tabacaleras y de la industria del amianto, creen que en el futuro se las podría considerar responsables, especialmente porque están financiando estudios científicos sin valor y falsas organizaciones de base para sembrar dudas sobre los efectos del calentamiento global. Las empresas aseguradoras no pueden permitirse ignorar las consecuencias del calentamiento global, ya que los efectos del clima extremo están causando daños por un valor de miles de millones de dólares.
McKibben y la campaña Step It Up plantean tres exigencias básicas:
• •Puestos de trabajo verdes ya, para todos: 5 millones de puestos de trabajo verdes que ahorren el 20 por ciento de nuestra energía para 2015. Los trabajos verdes son aquellos creados al transformar una economía basada en la quema de carbón y petróleo en otra economía sustentable que dependa de nuevas fuentes de energía, asegurando así que las mismas personas que quedaron descolgadas de la economía anterior no se queden atrás de nuevo.
• •Reducir el carbono en un 80 por ciento para 2050: congelar ya los niveles de contaminación y reducirla al menos un 80 por ciento para 2050, y un 30 por ciento para 2020.
• •No más carbón: una suspensión de la puesta en marcha de nuevas centrales eléctricas de carbón.

McKibben explica: “Necesitamos un movimiento tan fuerte, tan dispuesto a sacrificarse, tan moralmente insistente, tan apasionado como lo fue el movimiento por los derechos civiles hace una generación. Si no lo conseguimos pronto – y tenemos un límite real de tiempo – si no lo hacemos pronto, entonces no vamos a lograr que se impongan los cambios que necesitamos por encima de los poderosos intereses que desearían mantener las cosas tal y como están, aunque ahora estén desestabilizando el planeta de la manera más fuerte y trágica”.
La gente está actuando. El lunes, 60 personas fueron arrestadas en Washington, D.C., cuando participaban de actividades de la campaña No War, No Warming (No a la guerra, no al calentamiento), que vincula en su reclamo a la guerra de Irak, con la reconstrucción posterior al Katrina y el cambio climático, y exige que el Congreso actúe, sometiendo a los funcionarios electos a una prueba de fuego. Los seres humanos estamos provocando el calentamiento global. Aún – por poco tiempo – tenemos la oportunidad de limitar el daño. Pero el tiempo se acaba. Step it up, vayamos más allá.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org), noticiero internacional diario emitido por más de 500 estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo.



SÍ A LA JUSTICIA INTERNACIONAL EN COLOMBIA

Publicado el martes 30 de octubre del 2007, EL NUEVO HERALD, Miami, Florida.

RAFAEL GUARIN

En noviembre del 2002 el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional (CPI) y consagra su competencia frente a crímenes de lesa humanidad, genocidio y agresión entró en vigor respecto a Colombia, pero no con relación a crímenes de guerra. Se pensó que no acoger la cláusula 124 del estatuto, que aplaza hasta el 2009 la investigación y juzgamiento de esos delitos, obstaculizaría los procesos de paz. Ahora el presidente Alvaro Uribe sorprende con la propuesta de retirar dicha reserva.

Las consecuencias son diversas. Si bien el campo de maniobra con las guerrillas se restringe, no es mayor su impacto si se tiene en cuenta la ausencia de voluntad de paz de las FARC y la inexistencia de avances con el ELN. Además, la historia colombiana demuestra que recurrentes episodios de violencia se resolvieron a través de amnistías e indultos que terminaron por alentar nuevas oleadas delictivas.

Eliminar esa posibilidad y otras que buscan la impunidad a través de referendos, plebiscitos o asambleas constituyentes fortalece la justicia y deja a las guerrillas dos escenarios. El primero, aceptar que lo que llaman eufemísticamente la ''salida negociada al conflicto armado'' implica la observancia del artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y el Protocolo II de 1977, no realizar delitos de lesa humanidad y comparecer frente a tribunales nacionales y eventualmente ante la CPI.

En teoría el efecto disuasorio del Estatuto debe empujar a estos grupos a ese camino, pero a diferencia del ELN, que prácticamente está en una tregua no declarada, y de los paramilitares, hoy desmovilizados, que lo entendieron en su momento, los patrones de conducta de las FARC no permiten ser tan optimistas. Al comienzo de los diálogos con la administración Pastrana, Raúl Reyes señaló que ''mientras exista la confrontación es imposible humanizar la guerra'' y que ''cumplir el derecho internacional humanitario no sirve de mucho''. Eso no ha cambiado.

Una guerrilla que encerrada en sí misma no se siente derrotada, mantiene su retaguardia apoyada en el narcotráfico y confía en la combinación de todas las formas de lucha, es probable que...

Léala completa en www.rafaelguarin.blogspot.com

Muchas gracias por sus comentarios a la columna en el blog.

Rafael Guarín.


LA NECESARIA INDUSTRIALIZACIÓN DE COLOMBIA

Héctor Gómez Paniagua
Colombia se enfrenta al gran reto de preparar su producción para aprovechar las ventajas de los Tratados de Libre Comercio que negocia con USA y con otros países de diferentes regiones y el de Asociación con la Unión Europea. La política comercial del gobierno se orienta ahora a la negociación de esos tratados, y como complemento promueve garantías jurídicas, régimen fiscal y doble tributación para estimular la gran inversión, y un programa de competitividad, productividad y de mejora de infraestructuras. Todo ello es fundamental para cumplir con su compromiso de llevar las exportaciones a los $40.000 millones de dólares, que es casi doblar la producción actual para atender a las exportaciones y la demanda interna adicional.

Las ventas al exterior han aumentado espectacularmente en los últimos años, pero dentro de la incertidumbre de que esos incrementos son derivados del aumento del precio internacional de los productos básicos, con solo un aumento vegetativo de los productos con valor agregado. La estructura de nuestra producción global exportada tiene un 62% de primarios, con la dificultad para doblarlos, de que productos como el café. el carbón, el petróleo y el ferroníquel son de comercialización compleja y un mercado global muy ordenado. Dentro de los primarios, los productos agrícolas en que podríamos ser líderes, no pueden expandirse en USA y UE porque sus subsidios nos impiden competir. Mientras se procura la eliminación de esos subsidios, necesitamos urgentemente una política agraria a largo plazo promoviendo cultivos para la producción de biocombustibles, ojalá con inversionistas extranjeros..
Queda por tanto el sector industrial como único campo cierto y seguro en el que si hacemos las cosas bien, podemos asegurar un aumento suficiente para cumplir las expectativas de los Tratados. En este sector no existe la incertidumbre de la variación coyuntural de precios y por tanto las políticas pueden ser calculadas mas realistamente. Pero si partimos de la cifra actual de exportaciones de cerca de US$ 28.000 millones para 2.007, nos encontramos con que el 62 % de las ventas de productos primarios es tan favorable debido a las exportaciones de productos acabados a los mercados del Grupo Andino y no a USA o la UE donde las ventas este año serán del 84% y el 85% de productos primarios respectivamente y solamente del 16% y 15% de productos industriales.
Otro aspecto a tener en cuenta es que las ventas a USA amparadas por el ATPDA han sido del 46.2% el último año, y que solamente el 14% son productos manufacturados, lo que demuestra falta de competitividad, deficiencia de oferta exportable o incapacidad para vender, al igual que en el caso de la Unión Europea donde la casi totalidad de nuestras exportaciones se benefician de su sistema de preferencias, y sin embargo solo un 15% son productos manufacturados. Ante este panorama, Colombia tiene que diseñar urgentemente una política orientada hacia la atracción de empresarios-inversionistas que desarrollen con los nacionales una transformación industrial capaz de atender a las necesidades adicionales de oferta generada por los TLCs. suscritos. La inversión nacional no es suficiente y un empresario extranjero puede facilitarle financiación, experiencia técnica y de gestión e inclusive llegar a ofrecer mercados para compartir.
Cuando USA o la Unión Europea suscriben tratados bilaterales lo hacen no solo para vender su producción aprovechando las ventajas arancelarias, sino para dar oportunidad a sus inversionistas de establecer allí servicios o plantas de producción en los sectores más rentables y que complementen sus planes económicos. En este aspecto hay dos escenarios similares en el caso de los Estados Unidos y la Unión Europea. Pero los inversionistas, aunque reciban garantías y prebendas fiscales, que en esta economía globalizada les ofrece cada vez un mayor número de países receptores, toman en cuenta otros factores políticos y de oportunidad que en el caso de Colombia son negativos. Los inversionistas en los sectores financieros, de extracción o de servicios públicos privatizados asumen riesgos como la inseguridad porque tienen medios para afrontarlos y necesidad de estar presentes en el mercado.
Para lograr la transformación productiva, hay que identificar países que tengan una estructura económica adecuada a un proceso de cooperación empresarial a gran escala. Ese país puede ser España, que tiene todas las condiciones para asumir ese papel y deseos de ayudar al desarrollo de Colombia. Para conquistar los inversionistas hay que competir con países más atractivos, con mercados más amplios que garantizan un mejor resultado de sus negocios. Conscientes de este hecho y ante la falta de información que existe sobre la producción colombiana, la única solución es mostrar a los empresarios españoles la producción, para que se encuentren las contrapartes y puedan ver juntos las posibilidades de una cooperación que permita mejorar y ampliar la producción, compartiendo nuestros mercados y los TLCs. Para tal efecto, desde hace nueve años el gobierno español sugirió financiar una EXPOCOLOMBIA para mostrar en Madrid todos sus bienes y servicios.
Nunca se aprovechó esa oportunidad y se ha preferido seguir participando en ferias internacionales, en las que competimos con potencias mundiales que acaparan la atención de los compradores sin que nadie nos determine, o se organizan grupos de empresarios que viajan a Colombia a ver posibilidades, pero en cantidad insuficiente y sin identificar ni comprometer las bases de la cooperación, o se comete el error de
gastar recursos y esfuerzos en preparar a pequeños productores para exportar individualmente. Este modelo de promoción está agotado y ahora el reto es hacer una industrialización masiva planificada, dirigida y financiada por el gobierno, pues al no poder doblar los primarios en pocos años, o si bajan sus precios, tendrá que dar trato preferencial a los manufacturados. Prueba irrefutable de esta afirmación es que en esos nueve años las exportaciones a Europa han mantenido un 14% de industriales y en USA han pasado del 18% a solo el 14%.
En definitiva, los TLCs. debieran entrar en vigor solo cuando hubiera producción para aprovecharlos, pues mientras tanto vamos a dejar de recibir impuestos arancelarios sobre las importaciones de USA y Europa, que suponiendo un mínimo del 5% en promedio, representarían la enorme suma de US$ 800 millones anuales, que sería mas inteligente invertirlos en financiar la nueva producción. Hay que pensar en ayudar a las Pymes que ahora exportan el 70% de las manufacturas, y que si reciben apoyo oficial y de empresarios foráneos pueden crecer lo que sea necesario en los sectores en que ya exportan; crear cooperativas de producción, crear comercializadoras internacionales mixtas, centros mixtos de distribución en mercados como España, y financiar la innovación y la modernización del equipamiento actual. De lo contrario estaremos perdidos con nuestros ambiciosos objetivos.
Madrid, octubre de 2,007

¿Crecer para Morir?

César González Muñoz
Crecer, crecer, es el toque de corneta de los economistas en la guerra contra la desigualdad y la pobreza. El crecimiento económico acelerado no basta, pero es necesario.
Necesario, y costoso. La presión demográfica, el traslado a los países periféricos de las industrias ambientalmente más dañinas, la mediocridad política y estatal, el dominio de la avaricia y de los intereses particulares, están exacerbando los costos ambientales del crecimiento en las naciones relativamente más pobres.
Entre 1980 y 1998 la economía China creció al 9 por ciento anual. En los últimos diez años la cifra de rutina ha sido superior al 10 por ciento. Este proceso lleva consigo un precio inmenso: el precio de un auténtico desastre ambiental, fuera del control del gobierno central de esa nación. Las voces de alarma son cada vez más sonoras.
Algo similar puede decirse de lo que ocurre en otra nación – continente: India. Con una población de casi 1200 millones, el 25 por ciento de la gente vive hoy por debajo de la línea de pobreza. La incidencia de la pobreza absoluta se ha reducido a la mitad en los últimos treinta años. Las cifras de crecimiento son muy buenas: entre 1980 y 2003, un promedio anual de 6 por ciento. En los últimos cuatro años, 9 por ciento. Los problemas ambientales en esa nación son colosales. Si no ocurre un giro radical en el manejo de los recursos naturales, en la suciedad de las actividades productivas y en la densificación urbana, la próxima generación India no encontrará una patria viable. El desempeño económico podría cambiar diametralmente de signo.
China e India, que suman el 37 por ciento de la población mundial, son hoy locomotoras del crecimiento de la economía global. La depredación ambiental que ocurre en esos países tiene también impacto global. Pero ese asunto no hace parte del lenguaje usual de los analistas económicos.

La oferta de agua potable es el mayor problema ambiental en India. Con el 16 por ciento de la población mundial, el país sólo dispone del 4 por ciento del stock global de agua dulce. En contraste, América Latina posee la cuarta parte del agua disponible y tiene el 6 por ciento de la población. India sufre problemas de agua causados por una rápida expansión económica, una mala política pública en materia demográfica y un deterioro ambiental que afecta directamente la oferta de agua potable. La mayoría de los ríos –aún el sagrado Ganges- son receptáculos de alcantarillas no tratadas de centenares de centros urbanos que crecen sin pausa.
A punta de bombeo eléctrico de pozos cada vez más profundos, se están reduciendo los depósitos de aguas subterráneas que solían contener el 40 por ciento del agua dulce. Las lluvias no alcanzan a reponer tales depósitos y la escasez de agua amenaza a muchas regiones productoras de alimentos. Los expertos nacionales están de acuerdo: India puede llegar a tener serios problemas de producción de alimentos, si no ocurre una clara revisión de la política de agua y si no se da un cambio hacia cosechas que requieran menos irrigación. La competencia es ya muy dura: Aún en Delhi, grandes comunidades tienen que suplirse de agua traída en carro- tanques a costos absurdos.
La crisis del agua y sus salidas serán factores claves del futuro Indio. El país enfrenta el desafío de una reforma institucional que reconozca el valor económico del agua potable, que ajuste su precio relativo en comparación con otros bienes básicos y que defina el papel del Estado y del capital privado en la oferta y regulación del servicio. Esa experiencia será muy importante en el manejo de la crisis colombiana del agua, que hace tiempo asomó las orejas.


CORRUPCION ELECTORAL Y VOTO PREFERENTE
MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Octubre 28 de 2007

Las elecciones regionales del 2007 pasarán a la historia como unas de las más turbulentas y plagadas de escándalos: 30 candidatos asesinados por la guerrilla y los paramilitares y muchos más amenazados; 550 municipios del país con alto riesgo de interferencia de fuerzas ilegales; millonarios gastos de campañas que desbordan los topes legales; utilización de contratos y dineros públicos para favorecer a ciertos candidatos; 26.000 candidatos inscritos por partidos cuyos dirigentes ya están, o pronto van a estar, en la cárcel por el proceso a la parapolítica; campañas y candidatos manejados desde la cárcel ante la permisividad de las autoridades; denuncias y evidencias de masivas compras de votos y trashumancia electoral.

¿Cómo explicar que todo este auge de corrupción y violencia electoral se de en un gobierno que tenía como una de sus principales banderas la lucha contra la corrupción y la politiquería?. Una razón es que –como lo decía un informe de la revista Semana- la política se volvió un negocio y lo que está en juego en las administraciones regionales son multimillonarios presupuestos y contratos, así como miles de cargos burocráticos, que son un verdadero “botín de guerra” que en muchas partes ya cayó en manos de paramilitares y otras mafias que no están dispuestos a soltarlo.

Otra razón es el debilitamiento de las instituciones –en particular los partidos políticos- que ha sido propiciado o permitido por este gobierno. No se tiene autoridad moral para criticar la compra de votos cuando desde el Congreso se ha dado el ejemplo de que se puede hacerlo para ganar las elecciones o la reelección. (¿recuerdan a Yidis y Teodolindo?). Y los partidos políticos, que si estuvieran bien organizados podrían ser una talanquera contra la corrupción, se han seguido debilitando ante el empuje del caudillismo y la proliferación de movimientos sin ideología ni programas que solo agrupan barones políticos con pequeños feudos electorales.

Como hay que pasar de las lamentaciones a las proposiciones, se debe aprovechar la nueva Reforma Política que se está tramitando en el Congreso –porque la del 2003 fue insuficiente- para introducir correctivos que fortalezcan los partidos y mejoren la situación actual. Uno es la elevación del umbral, pero además de la buena propuesta de fijarlo en el 5% para las elecciones de Senado también se debe elevar para todas las elecciones a corporaciones públicas: hoy es el 50% del cuociente electoral y debería ser por lo menos del doble de este cuociente para evitar el absurdo que un candidato sea elegido con un número ínfimo de votos.

Otra modificación necesaria es la eliminación del voto preferente que es el mecanismo por el cual el clientelismo y la politiquería mantienen el control de los partidos, pues un político con su cauda de votos cautiva se puede dar el lujo de imponer sus condiciones y escoger a que partido afiliarse sabiendo que en cualquier lista será elegido. Además, sin voto preferente se reduciría la compra de votos para Congreso, Concejos y Asambleas, porque desaparece el vínculo entre el voto y el beneficio personal, y ningún candidato va a sacar plata de su bolsillo o del de sus contratistas para promover una lista en lugar de su nombre propio. Por supuesto, este cambio requiere que en la Reforma también se introduzcan medidas que garanticen la democracia interna de los partidos, pero ese tema merece capítulo aparte.

Una cosa son las preferencias políticas y otra el respeto a la ley y las instituciones. Aunque el Partido Liberal haya la candidatura de Enrique Peñalosa a la Alcaldía de Bogotá, debe protestar y rechazar la descarada intervención del presidente Uribe en contra del candidato del Polo Democrático. No una sino tres veces Uribe en discursos públicos pidió a los bogotanos que no votaran por Samuel Moreno, en otra clara violación de la Constitución y las Leyes que le prohíben participar en política. ¿Qué hará el Procurador ante estos hechos?


El rey de las franquicias


Alberto Torrado, presidente del Consejo de Administración de Alsea, Arly Faundes Berkhoff, Ciudad de México, revista América Economía
No. 348.

A inicios de septiembre, Howard Schultz, presidente de la cadena de
cafeterías Starbucks, decidió participar del quinto aniversario de la
cafetería en México. Había mucho que celebrar: México es uno de los
principales mercados fuera de Estados Unidos de la compañía; con 150 tiendas en 15 ciudades y bastante potencial para crecer. Junto a él celebró Alberto Torrado (44), presidente del Consejo de Administración del operador de restoranes Alsea, que con un joint venture con Starbucks se ha hecho cargo de la expansión de las cafeterías en el mercado mexicano.

Aunque en este último tiempo Starbucks se ha convertido en el caballito de batalla de Alsea, sobre todo para su expansión latinoamericana, esta empresa comenzó sus operaciones hace 18 años de la mano de Domino's Pizza y suma además otras marcas internacionales de comida rápida a su gestión: Burger King, Popeye's Chicken and Seafood, Spoleto y Chili's Grill and Bar, contando con 885 tiendas en México, Chile, Argentina y Brasil.

Para quienes han visto crecer a Alberto Torrado y su empresa, es la astucia juvenil, la disciplina y la visión de negocio lo que lo ha llevado al éxito actual de la compañía, que en 2006 facturó más de US$ 520 millones, con un incremento del 29,2% en comparación con 2005.

Algo que tal vez él ni imaginaba en 1989 cuando junto a su hermano Cosme, actual consejero delegado de Alsea para América Latina, abrieron el primer local de Domino's Pizza en Ciudad de México y ellos mismos repartían las pizzas. "No hay otro grupo en México que se distinga por ser un operador especialista en restoranes", dice Gaspar Quijano, analista de Vector Casa de Bolsa. "De la noche a la mañana armaron una estructura que antes no estaba y con una fórmula exitosa".

Aunque Domino's Pizza sigue representando más del 50% de sus ventas, Torrado ha apostado por el potencial de Starbucks y Burger King para hacer crecer su empresa en Sudamérica. El año pasado adquirieron 27 locales Burger King en Argentina y 22 de la misma marca en Chile. En tanto con el café, ya ingresaron a Brasil a fines del año pasado y durante este y el próximo esperan llegar a Chile, Argentina y Colombia, donde deberán competir con la tradición del café de los productores nacionales.

Con toda esta experiencia, Torrado se ha vuelto experto en el manejo de "la marca ajena" y en el "buen uso del manual", pero no ha sido igual de certero con el negocio propio. Junto a su familia, en 2001 intentaron generar un negocio particular, una cadena de panaderías llamada "Pan Caliente". Pero no lograron consolidarlo, así que optaron por cerrarlo y seguir apostando a las marcas internacionales con experiencia y éxito comprobado.

Igualmente, han debido aprender a a realizar estrategias de retirada,
como cuando este año vendieron sus operaciones de Domino's Pizza en Brasil porque ya se les hacía muy duro competir con la pizza local,
preferida por los brasileños. "Tienen una imagen de dinamismo y eso le ha gustado mucho al mercado", dice Eduardo Estrada, analista de
Banamex Casa de Bolsa, que sigue los movimientos de Alsea. "Van a
seguir creciendo en México con Starbucks y seguramente anunciarán
algo nuevo en el mercado de comida casual donde participan con Chili's".

El plan de mediano plazo de Torrado es cubrir de aquí a 2011 la mayor parte de sus países objetivos (México, Colombia, Brasil, Argentina y Chile) con sus tres marcas estandartes (Burger King, Starbucks y Domino's Pizza), lo que los ha llevado a generar también cambios estructurales dentro de casa.

Con el fin de institucionalizar aún más la empresa acaban de nombrar
A Arturo Barahona –ex director general de Aeroméxico y ex vicepresidente comercial de Femsa Cerveza– como director general de Alsea, en reemplazo de Alberto Torrado, quien pasó a ser presidente del Consejo de Administración de la compañía. Mientras, su hermano Cosme, quien tenía este cargo, ahora se preocupará exclusivamente de la expansión internacional de la firma. Es que como buenos ex repartidores de pizza y actuales comandantes de un negocio en expansión, saben que desde arriba se tiene una mejor visión del camino para llegar siempre a tiempo.



Más allá de antiguas ideologías


Albino Gómez, LA NACION, Buenos Aires, noviembre 1 de 2007.

Estamos todavía tan inmersos en la crisis que vivimos a partir de 2001 que hemos abandonado la reflexión sobre temas insoslayables. Tal vez por ello hemos dejado de señalar que en un contexto de cambio social rápido y de reestructuración del sistema mundial de producción y de gestión, nuestra Argentina ha quedado sumamente retrasada. Claro está que esto puede subsanarse, pero para ello se requiere no sólo superar problemas políticos, económicos y sociales, sino también superar la indolencia, la impotencia, la pesadumbre, el fatalismo y nuestra obstinada resistencia al cambio, para poder unirnos con voluntad política en un proyecto nacional que nos permita ingresar en el mundo moderno, como lo estuvieron las generaciones que nos precedieron a comienzos del siglo pasado. Así podríamos terminar también con esa acumulación de oscurantismo, corporativismo profesional, burocratismo administrativo y corrupción, subdesarrollo científico e ignorancia presuntuosa, que ha venido campeando en los últimos años, pero que tiene raíces más hondas.

Ya habíamos llegado casi inermes a los últimos años de la década del
80, en medio de una de las más formidables mutaciones científico-técnicas de la historia de la humanidad. Sería tiempo de decidirnos no sólo a recuperar lo perdido, sino a cortar camino y transformarnos en contemporáneos de un mundo lleno de promesas y posibilidades, pero implacable con quienes se quedan atascados en viejos dogmas y convierten en virtud "principista" lo que no es sino terca adhesión a ideas obsoletas.

Las ideologías, a pesar de toda la retórica existente acerca de su supuesta muerte o desaparición, permanecen vivas y vigentes más de lo que creemos, por lo cual superar las antinomias del pasado es la única forma de mostrar su carencia de validez, para oponerles un paradigma alternativo. Pero esto, que suele quedar fuera de la comprensión de muchos de nuestros políticos, no debería ser una propuesta más, sólo diferente de las otras por estar situada en algún lugar todavía no ocupado del espectro ideológico tradicional. No se trata de ser un poco más izquierdista, un poco más derechista o un poco más centrista, sino de ofrecer a los argentinos una perspectiva de futuro en la cual puedan creer y en cuya realización quieran comprometerse. Se trata de atreverse a plantear los problemas y las vías para resolverlos. Lo que se impone no es negar toda ideología, sino la búsqueda de una renovación ideológica profunda.

A pesar de la inercia arraigada en muchos y del miedo a lo nuevo que
persistentemente inhibe a los espíritus cautivos, esa renovación ya se ha venido dando allí donde una actitud de tolerancia ha comenzado a imponerse sobre el sectarismo o la tentación de la violencia; allí donde los intereses particulares dejan de obnubilar las mentes y, por tanto, también dejan de prevalecer frente al interés de todos. Allí, en distintos tipos de instituciones o asociaciones ciudadanas, vecinales, de actividades culturales o artísticas, de redes
solidarias, empieza a encenderse el entusiasmo por la creación y la innovación. Allí, a pesar de todas las dificultades no se pierden las esperanzas ni las ganas de encontrar una solución racional de los conflictos. Allí mismo ya ha comenzado a florecer esa renovación de
ideas, hábitos y estilos de acción que necesitamos.

Seguramente será preciso definir sus contenidos, acelerarla y mostrar
sus logros para vencer los obstáculos que aún se le oponen. Obstáculos que a veces son más subjetivos que objetivos; mucho más imaginarios que reales, pero que impiden todavía a muchos comprender que nuestro universo de ideas debe cambiar profundamente. Aunque no todo el mundo acepte la necesidad de ese cambio, pertenezcan a cualquiera de las formas de la derecha liberal o de la izquierda. Lo cual es lamentable, porque ni unos ni otros advierten que, en este sentido, en el fondo, sus maneras de pensar se parecen.

Pero no será el simplismo el que nos guíe, ni las maneras ingenuas de reducir e incluso de negar la complejidad de los hechos políticos y
sociales, ni la creencia en la verdad absoluta capaz de sobrevivir a los más espectaculares desmentidos históricos. Esas creencias deberían
transformarse en inofensivas reliquias del pasado si no estuvieran a menudo en el origen de increíbles fundamentalismos. En lugar de erigirse en escollos, deberían, en el contexto compartido de la vida democrática, lograr una mirada más lúcida y menos arrogantemente
segura de sí misma sobre nuestra realidad.

Porque la renovación ideológico-cultural que necesitamos pasa ante todo por la renuncia a todo dogmatismo, por la admisión del error siempre posible (¡recordar a Karl Popper!), por la búsqueda del conocimiento de nuestra sociedad, para contribuir a hacerla más libre, próspera y justa. Ninguna presunta ley –natural o divina– ha dispuesto que le cabe a un Estado "iluminador" la tarea de definir en soledad los objetivos que debemos perseguir o desempeñar el papel protagónico en esa búsqueda.

También se debe reconocer que dado que el mercado, librado a sí mismo, es incapaz de impedir la formación de monopolios y oligopolios que anulan la libertad pregonada, no puede otorgársele un estatus que no posee y oponerlo como el buen Dios al diablo.

Lo que sí necesita nuestro país es un sistema ético fundado en valores que, sin menoscabo para la libertad, promuevan y consoliden la solidaridad social. Y también un plus de imaginación, de invención,
De actitud política emprendedora, que fomente el pluralismo y la tolerancia, que evite la expansión de la burocracia, apartándonos de
antigüedades como el estatismo o el fundamentalismo del mercado, para no correr el riesgo de terminar confinados a los arrabales de la
historia.

El autor es periodista, escritor y diplomático.



China: El futuro está en juego

BBC Mundo, noviembre 1 de 2007.

Este lunes en Pekín empezó uno de los eventos políticos más importantes para China. El XVII Congreso del Partido Comunista promete definir la ruta del gigante asiático para los próximos 20 años. Con este motivo, BBC Mundo invitó a uno de los expertos mundiales en el tema, el profesor español Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China y autor de "Mercado y control político en China" a escribir este análisis.

En este Congreso se tratarán cuestiones de gran importancia para el
futuro de China y su reforma, ya que el horizonte que se dibuja en los
próximos años implica grandes desafíos para la estabilidad interna y
la inserción internacional del país.

China delibera, el mundo observa

Ambas son cuestiones delicadas que deberán ser gestionadas por una
nueva generación de dirigentes cuyo perfil elemental quedará definido en esta macroreunión. Se espera que Hu Jintao, secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), presidente del Estado y de la Comisión Militar Central, revalide su cargo por otros cinco años.
La singular institucionalidad china le impedirá aspirar a otra reelección. Por lo tanto, entre los nuevos dirigentes, especialmente los integrantes del Comité Permanente del Buró Político, debe figurar
el que está llamado a ser su sustituto en 2012 y a gobernar el país hasta 2022.
Ninguno de los restantes ocho miembros actuales aspira a la sucesión. A la edad máxima de 70 años deben jubilarse.

Nueva generación
Aquella, pues, será una cara relativamente nueva en un renovado Comité Permanente que podría ver reducido su número de integrantes, al igual que ha venido sucediendo en los órganos máximos de las agrupaciones territoriales del partido.
La afinidad de los integrantes de este órgano con el proyecto de Hu Jintao nos indicará en qué medida Hu ha aprovechado estos años para marginar a todos aquellos que no comparten su ideario o si deberá coexistir -y en qué medida- con ellos.
El ideario de Hu está en clara consonancia con la propuesta denguista
y más alejado de la retórica liberal de su predecesor, Jiang Zemin.
La China de Hu Jintao aspira sobre todo a implementar un nuevo modelo de desarrollo.
Ello pese a esa insistencia en una orientación ideológica basada en una recuperada observación de la tradición partidaria y la prédica de
una armonía que mejore la distribución de los beneficios generados por la reforma, haciéndolos llegar a las capas urbanas menos privilegiadas.

Nuevo modelo
¿Cuáles serán los contenidos del nuevo modelo de desarrollo? El "desarrollo científico" (kexue fazhanguan) del que habla Hu quiere dejar atrás aquella larga etapa en la que la obsesión por el crecimiento dejó a un lado la preocupación por sus efectos en el orden social o ambiental.
También se quiere superar la etapa en la que, orientándose a la exportación, se cerraron las puertas a la innovación propia o se impidió la conformación de un mercado interno lo suficientemente sólido como para ser capaz de reorientar un crecimiento basado en la
inversión exterior y la inundación de los mercados internacionales.
China no quiere ser el "taller del mundo" y se dispone a impulsar su participación en la liga tecnológica, tal como nos ha hecho saber a través, por ejemplo, de su ambicioso programa espacial.
Entre las propuestas centrales del discurso de Hu se encuentran el reducir dependencias, reafirmar una senda propia, construir una sociedad más justa y equilibrada, con pautas de consumo a todos los
niveles que aseguren la sostenibilidad del actual proceso, moderando
las tendencias urbanizadoras a través de la mejora sustancial de las condiciones de vida en el estancado medio rural.
Todas estas propuestas, en aplicación y desarrollo en los últimos años, previsiblemente serán revalidadas por el PCCh en este Congreso para darles un nuevo y decidido impulso.

Sacrificios y dificultades

La confirmación de este rumbo, que debe contribuir a reafirmar la soberanía de China y evitar la reproducción de relaciones de dependencia con el sistema internacional que lidera Estados Unidos, precisa de un grupo de líderes alejados de cualquier tentación de abdicar del proyecto.
Deben estar dispuestos a afrontar los sacrificios y dificultades que podrían surgir en los próximos años, tanto en el orden interno, como, especialmente, en la gestión de las relaciones exteriores.
Hu Jintao parece consciente de que llegaron a su fin los tiempos en que el poder y la influencia de un líder duraban el tiempo de su vida (como ocurrió con Deng Xiaoping, sin cargo alguno de relevancia en todo el periodo iniciado en 1978, pero conservando siempre la última
palabra).
Ahora, sólo la tenencia y el ejercicio del poder, aprovechando el tiempo, le puede permitir afirmar el rumbo actual.
Por ello, a sabiendas de que en las máximas instancias no todos comparten su mismo ideario y que todos son conscientes de los años
decisivos por llegar, la batalla entre bambalinas puede ser mucho más intensa y profunda de lo que pudiera sugerir esa calma unánime que todos los dirigentes se disponen a aparentar, como si se tratara de una representación, máscara incluída, de una ópera de Pekín.



Acceso a medicamentos, todo un desafío


David Cronin , Interpress Service, Noviembre 1 de 2007.

BRUSELAS, 31 oct (IPS) - El esfuerzo por hacer las medicinas accesibles para los pobres del mundo, especialmente en África, será el tema central de una reunión intergubernamental entre el 5 al 10 de
noviembre en Ginebra.
Ésta buscará maneras de impedir que las patentes bloqueen el acceso a los fármacos.

En un acuerdo anunciado el 23 de este mes, los gobiernos de la Unión Europea (UE) quedaron en libertad hacer disponibles versiones
genéricas de medicamentos patentados para exportar a países pobres
que carecen de sus propias plantas para fabricarlos.

La semana próxima, el Grupo de Trabajo Intergubernamental (IGWG, por sus siglas en inglés) sobre salud pública, innovación y derechos de propiedad intelectual se reunirá en Ginebra para elaborar un plan de acción.

Esto ocurre luego de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe 2006, alertara que las patentes seguirán siendo invocadas por los laboratorios, privando a los pobres de fármacos que pueden salvar vidas, si no se aclaraban ciertos puntos.

La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras instó a la UE a adoptar un papel activo a la hora de elaborar este proyecto.

En la decisión de la semana pasada, la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, se comprometió a no poner obstáculos a ninguno de sus 27 estados miembro si ellos decidían producir fármacos genéricos como alternativas más baratas a las medicinas patentadas. Estas últimas normalmente son demasiado caras para la vasta mayoría de los habitantes de los países pobres.

El acuerdo fue alcanzado entre miembros del Parlamento Europeo y representantes de los gobiernos de la UE y de la Comisión. Permitirá que el bloque ratifique una decisión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) oficialmente diseñada para aumentar el suministro de medicinas a los países pobres.

La decisión dará efecto permanente a una exoneración de acuerdos de 2003 sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el
Comercio (Trips, por sus siglas en inglés).

La exención fue diseñada para permitir que los países pobres, que carecen de capacidad de producción para abordar las emergencias de
salud pública, importen versiones genéricas baratas de medicamentos
patentados producidos bajo una licencia obligatoria.

La decisión de la UE fue tomada originalmente en diciembre de 2005,
pero los parlamentarios se negaron a aprobarla hasta que obtuviera
concesiones de los otros órganos principales de la UE.

Como parte del acuerdo, la Comisión también se comprometió a no insertar ninguna disposición sobre propiedad intelectual específicamente relacionada con las firmas farmacéuticas en los Acuerdos de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés), que actualmente son negociados con los casi 80 países de África, el
Caribe y el Pacífico (ACP).

Aunque los activistas por el acceso a los medicamentos han aplaudido el acuerdo, destacan que también se deben tomar otras medidas si se
quiere reducir la severa escasez de fármacos esenciales en África.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó que en 2005 había 25,8 millones de personas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) en África subsahariana.

En Etiopía, Ghana, Lesotho, Mozambique, Nigeria, Tanzania y Zimbabwe, 90 por ciento de quienes necesitan medicamentos antirretrovirales para tratar el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) podrían no obtenerlos.

El precio es un factor importante detrás de la falta de acceso. La competencia de los genéricos ayudó a reducir el precio de un suministro anual de antirretrovirales a 99 dólares por persona, que seis años antes era de 15.000 dólares.

Sin embargo, los "tratamientos de segunda línea", que necesitan las personas que desarrollaron una resistencia a su receta previa, a menudo son varias veces más caras que las medicinas más antiguas en África.

"Ganamos esta batalla, demostrando que es crucial que el Parlamento esté unido", dijo el liberal italiano Gianluca Susta, uno de los europarlamentarios que negoció el acuerdo.

"Sin embargo, la lucha real por el acceso a las medicinas contra el VIH/sida todavía no terminó. La burocracia y la reticencia de los países industrializados a menudo son un impedimento importante. Estoy seguro de que habrá otras ocasiones en que tengamos que volver a esto y reafirmar nuestra posición", señaló Susta.

Pese a las garantías dadas por la Comisión Europea en cuanto a que no insertará en los EPA disposiciones adversas a la salud pública, continúan las preocupaciones sobre otras cláusulas relacionadas con La propiedad intelectual contenidas en bocetos de los acuerdos preparados por funcionarios de la UE.

Actualmente, en las negociaciones de los EPA, muchos países africanos no están centrados en la propiedad intelectual, dado que la Comisión revisó un plan para completar acuerdos exhaustivos a fines de este año.

El 22 de octubre, la Comisión señaló que los EPA firmados durante 2007 principalmente estarán limitados al comercio de bienes, dejando la discusión sobre otros temas para una fecha posterior.

Los analistas cuestionan por qué algunas de las cláusulas sobre propiedad intelectual sugeridas por la Comisión para los EPA son casi
idénticas a las disposiciones en la ley de la UE. Algunos sostienen que aplicar reglas estrictas en esta área no conducirá al desarrollo industrial en África.

"Realmente no es necesario incluir disposiciones sobre propiedad intelectual", dijo Fleur Claessens, del no gubernamental Centro Internacional para el Comercio y el Desarrollo Sustentable en Ginebra.

"Nos gustaría dejarlas fuera del debate sobre los EPA", agregó.

Pero un diplomático africano involucrado en las negociaciones dijo creer que se necesitan normas de derechos de autor mejores que las que se aplican ahora. "Nadie quiere desobedecer totalmente las reglas sobre propiedad intelectual", expresó el diplomático, que pidió no revelar su identidad.

"Si un inventor aparece con un teléfono y ve una fotocopia del mismo al día siguiente, eso no es bueno. La clase de derechos sobre la propiedad intelectual que hay en Europa no será buena para nosotros.
Lo que será bueno para nosotros es algo que decidamos nosotros mismos", dijo el diplomático.

Comentando ambos hechos, Alexandra Heumber, activista de Médicos Sin Fronteras, dijo a IPS que "desde un punto de vista político es realmente bueno que el Parlamento Europeo haya aceptado el acuerdo.
Eso muestra que los europarlamentarios han estado muy comprometidos con el acceso a las medicinas".

"Por otro lado, la UE necesita cambiar el sistema, porque vemos que el sistema de patentes es insuficiente a la hora de proporcionar medicinas a los países en desarrollo. La UE debe adoptar una política
pro-salud pública en el IGWG", sostuvo Heumber.


Japón está de regreso. Por qué el nuevo dinamismo de Tokio es bueno para Washington


Michael J. Green, De Foreign Affairs En Español, Julio-Septiembre 2007

Resumen: El nuevo libro de Kenneth Pyle sostiene que el resurgimiento del poder y la determinación de Japón ha llevado a Tokio a desempeñar un mayor papel en la escena internacional. Pyle está en lo correcto, y ello es algo bueno para Washington y para la seguridad de Asia.

Michael J. Green es profesor adjunto de Relaciones Internacionales en
la Edmund A. Walsh School of Foreign Service en la Georgetown| University y presidente y consejero senior en el departamento de Japón en el Center for Strategic and International Studies.

En los días que corren, es probable que cualquier libro sobre Asia con
las palabras "en ascenso" se refiera a China. Sin duda Kenneth Pyle tenía eso en mente cuando decidió el agudo título de Japan Rising [Japón en ascenso] para su nuevo tratado magistral sobre la cultura estratégica de Japón. En una época en que los secretarios de estado,
los directores generales de grandes empresas y periodistas pasan a la
carrera por Tokio en su camino a Beijing, Pyle nos recuerda que China no es el único actor que toma las decisiones estratégicas que darán forma al futuro de Asia. Como señala en su introducción, "Después de más de medio siglo de pacifismo nacional y aislacionismo, [Japón] se está preparando para convertirse en un actor protagónico en las luchas estratégicas del siglo XXI".
A menudo los observadores describen al Japón más dinámico del ex
primer ministro Junichiro Koizumi y del actual primer ministro Shinzo
Abe como "nacionalista" o incluso "en proceso de remilitarización".
Pero más allá de señalar que los amarres del pacifismo y la pasividad
japoneses parecen estar desgastándose, pocos autores han sido capaces de explicar cuál podría ser la base del actual pensamiento estratégico japonés. Pyle ayuda a llenar esa brecha al poner de relieve las persistentes cualidades de la cultura estratégica de Japón y al elucidar el duradero éxito de Tokio en ajustar sus instituciones internas y fuentes de poder relativo para sacar lo más posible del sistema internacional prevaleciente. Llevando al lector de la llegada de las naves negras del comodoro Matthew Perry a la Bahía Edo en 1853 a la Esfera de Prosperidad Común de la Gran Asia Oriental de las décadas de 1930 y 1940, y luego a la alianza de posguerra con Estados Unidos, Pyle expone cómo las élites japonesas se han concentrado en maximizar la autonomía, la posición y el honor de la nación.
También muestra cómo han seguido atentos a la distribución del poder internacional y adoptado las prácticas más exitosas de las potencias hegemónicas. Al leer esta historia finamente presentada, uno llega a apreciar que Japón no está volviendo a sus raíces realistas; nunca las abandonó.

LOS MODOS TRADICIONALES
Uno de los elementos más llamativos del relato de Pyle es la forma en
que Japón ha logrado consistentemente hacer más con menos. Pyle destaca que de 1860 a 1938, cuando Japón estaba empezando a afirmarse como contendiente por el predominio de la mitad del planeta, su participación del PIB global creció sólo de 2.6 a 3.8%. Bajo la bandera de "nación rica, ejército fuerte", la élite Miji adoptó las tecnologías e instituciones políticas occidentales que servían al propósito de una rápida modernización y a la meta de canalizar las tecnologías más avanzadas hacia el ejército y la armada imperiales.
En 1860, la mayoría del personal militar japonés todavía portaba espadas, lanzas o alabardas; para diciembre de 1940, Japón estaba diseñando, construyendo y desplegando algunos de los navíos de guerra, así como aviones caza, más modernos del mundo.
Tras sufrir la catastrófica derrota de 1945, Japón se vio obligado a aceptar la ocupación estadounidense y un nuevo orden internacional dominado por Estados Unidos. Pyle explica cómo la élite conservadora
operó para mantener los valores centrales de Japón a la vez que hacía los ajustes necesarios para maximizar la fuerza relativa del país. El arquitecto de esta estrategia de posguerra, el primer ministro Shigeru Yoshida, creía que la dirigencia de la preguerra no había prestado la suficiente atención a las relaciones internacionales de poder y había desaprovechado las fuentes de fuerza nacional de Japón. Yoshida alineó estrechamente a Tokio con Washington y logró que el Japón de la posguerra se concentrara en la reconstrucción económica, y no en la remilitarización, incluso después de que la administración Eisenhower empezara a lamentar la imposición del pacifista Artículo 9 de la constitución japonesa de 1947. Yoshida y la élite conservadora veían en el pacifismo un medio para maximizar la autonomía nacional de Japón hasta que el país se recuperara. Sus sucesores consiguieron que Japón institucionalizara el Artículo 9 en la legislación interna como una salida para las trampas a las que induce la estrategia de Guerra Fría de Estados Unidos. Yoshida estaba especialmente interesado en que Japón conservara una libertad relativa para buscar relaciones comerciales con China, y contaba con que a la larga ésta se sacudiría la influencia soviética. Más tarde en su vida, Yoshida expresó, lamentándolo, que el Artículo 9 se hubiera convertido en una excusa para la pasividad japonesa, en la que se implicaba la prohibición de realizar esfuerzos de defensa colectivos con Estados Unidos más allá del estrecho propósito de defender a Japón.
Con el final de la Guerra Fría, la élite de Japón se vio forzada otra vez a ajustarse a un nuevo orden internacional. Tras cinco décadas de fuerte crecimiento económico, la nación parecía poseer las herramientas necesarias para mejorar su propia posición y a la vez seguir alineada con la única superpotencia mundial. Buena parte de la
élite de Japón suscribió la famosa declaración del ex viceministro de Economía Eisuke Sakakibara de que la economía japonesa había "superado el capitalismo" y que, en consecuencia, Tokio sería capaz de modelar su entorno estratégico desde una posición predominante en Asia sin tener que remilitarizarse. En cambio, en la década de 1990 Japón se vio paralizado por la inacción durante la Guerra del Golfo, privado de un modelo económico creíble después del colapso de la burbuja, incapaz de usar la interdependencia económica para ajustarse al alcance estratégico de rápida expansión de China, y amenazado por una Corea del Norte obstinada en desarrollar armas nucleares. Tan sólo después de una década a la deriva, Japón encuentra su rumbo con Koizumi y Abe, ambos vástagos de familias políticas que se oponían a Yoshida.
Koizumi atacó la base de poder de la vieja guardia del gobernante Partido Democrático Liberal y fomentó la reestructuración necesaria para poner de nuevo en marcha la economía. También abrió nuevos derroteros al enviar a las Fuerzas de Defensa Nacional al Océano Índico e Irak como parte de una política de seguridad más sólida y de una asociación más cercana con Estados Unidos. Desde que llegó al cargo de primer ministro en septiembre de 2006, Abe elevó la Agencia de Defensa de Japón al nivel de ministerio y anunció su intención de revisar el Artículo 9. Ambos dirigentes habían gozado de amplio respaldo para esta nueva dirección entre la élite política, en la cual se encuentra el nieto de Yoshida, Taro Aso, quien ahora es el ministro de Asunto Exteriores de Abe.
Pyle concluye su historia con el pronóstico de que Japón seguirá recalibrando su poder nacional para adaptarse a un entorno internacional cambiante. Con razón, señala que Japón todavía no ha ajustado sus cuentas con el legado de la Segunda Guerra Mundial o decidido las duras opciones necesarias para sostener el crecimiento económico en el largo impulso (como remozar la política de inmigración y reformar el sector agrícola). Pero lo que queda al final está claro: Japón ha empezado a aprovechar nuevas fuentes de fuerza para seguir siendo un actor protagónico en Asia, como lo ha sido muchas veces antes.

HACIA UN EQUILIBRIO CON BEIJING
La espléndida historia de Pyle ofrece un importante correctivo a quienes creen que el futuro de la seguridad de Asia puede establecerse mediante un acuerdo de poderes bipolar entre Estados Unidos y China.
Aunque cada vez más se alinea con Estados Unidos debido a su creciente incertidumbre acerca de su entorno externo, Japón es una variable independiente, y la élite japonesa llegará a sus propias conclusiones sobre cómo salvaguardar los intereses de Japón. Una relación positiva entre Estados Unidos y China favorece los intereses nacionales de Japón, pero un acomodo excesivo estadounidense con el poder chino a expensas de Japón hará que Tokio se encierre y surja un entorno de seguridad asiático menos previsible. Para dar a Japón la confianza para combinar sus ya estrechos lazos económicos con China con una relación estratégica similarmente estaba le, Washington deberá basar su compromiso con Beijing en una estrecha alianza con Tokio. Pyle sostiene este punto de un modo más moderado, al señalar que una "coordinación exitosa de políticas de compromiso con Japón requerirá gran sensibilidad a la dinámica de las relaciones sino-japonesas".
El análisis de Pyle también ofrece un contrapunto indirecto pero poderoso a la creencia de que el desarrollo de armas nucleares por parte de Japón es inevitable a la luz del ensayo nuclear de Corea del
Norte el pasado octubre. Es cierto que algunos políticos japoneses de
alto rango consideran abiertamente desarrollar armas nucleares, pero
los mismos políticos y sus predecesores también en lo privado -- y en
ocasiones no tan en privado -- pensaron en una disuasión nuclear durante la Guerra Fría. Los dirigentes de Japón están evaluando el ensayo nuclear de Corea del Norte en el contexto del poder nacional
general japonés. Los activos de poder de Japón incluyen una fuerte alianza con Estados Unidos, la extendida disuasión nuclear estadounidense, la cohesión política interna y relaciones económicas
regionales; todo lo cual se pondría en riesgo con un programa de armas nucleares unilateral. Los japoneses no se inclinan por el armamento nuclear... siempre y cuando Washington permanezca atento a la credibilidad de su propio abanico nuclear y a su compromiso estratégico con Tokio.
Si bien es sólido el argumento general de Pyle sobre los elementos de continuidad en la postura estratégica actual de Japón, omite algunos
aspectos importantes del nuevo estilo japonés de política exterior.
Tras décadas de buscar principalmente relaciones por razones comerciales, hoy Japón busca muchas de sus relaciones internacionales con el objetivo geoestratégico de alcanzar un equilibrio con la influencia de China. Abe ha abrazado el partido de una nueva asociación con India y debate activamente para fundar un tratado formal de seguridad con Australia. Pese a la famosa advertencia a Washington del estadista de Singapur, Lee Kuan Yew, de que animar a Japón a desempeñar un papel que diera mayor seguridad es como dar a un ex alcohólico un caramelo relleno de ron, Singapur está hoy al frente de los esfuerzos de ampliar el papel político y de seguridad de Japón en el sudeste asiático; Indonesia, Vietnam y Tailandia han seguido sus pasos. Ninguna de estas naciones -- entre ellas Japón – está interesada en "contener" el ascenso de China, pero todas están comprometidas en una curiosa mezcla de equilibrar y apegarse al lado triunfante, y Tokio está empezando a sacar ventajas de ese juego.
El acercamiento de Japón al regionalismo también está experimentando importantes cambios que merecen atención. Cuando los dirigentes japoneses estaban tratando de proteger su estructura económica interna de la presión estadounidenses tenía sentido para Tokio buscar un orden regional basado en el excepcionalismo económico asiático. Tal postura funcionaba como una suerte de amortiguación contra los dictados del Fondo Monetario Internacional y el Departamento del Tesoro estadounidense. Hoy, sin embargo, la falta de transparencia y el débil estado de derecho de China presentan una amenaza mucho mayor a la economía resurgente de Japón que el llamado consenso de Washington.
Mientras los dirigentes asiáticos debaten sobre la formación de nuevas instituciones multilaterales como la Comunidad Asiática Oriental, Japón está comprometido en una intensa competencia con China para determinar en qué deben basarse las nuevas instituciones: en preservar el excepcionalismo asiático, como ahora propone Beijing, o en buscar un conjunto común de valores arraigados en la democracia y el estado de derecho, como lo hace Tokio. La defensa de la democracia y el estado de derecho como piedra angular de la política exterior de Japón parece ser inconsistente con el punto de Pyle, según el cual las élites japonesas siempre han eludido las normas occidentales trascendentes. Pero es por completo consistente con su argumento de que los dirigentes de Japón se inclinan por adoptar las herramientas que mejor les ayuden a incrementar su influencia y dar forma a su entorno de seguridad en cualquier momento dado.

EL ALIADO QUE RESURGE
El renacimiento del poder y la determinación japonesas no se define con un mero y simple nacionalismo, aun cuando el nacionalismo caracterice el humor público de Japón en estos días (a la manera que
lo hacen los temperamentos públicos de Corea del Sur y China). Y tampoco el renacimiento de Japón es un mero asunto de remilitarización, dado que el gasto en defensa de Japón sigue estando
por debajo de 1% del PIB, como lo ha estado durante décadas. El más reciente ascenso de Japón tiene que ver otra vez con lograr más con menos. Por fortuna para Estados Unidos, apoyar la alianza estadounidense-japonesa tendrá un puesto alto en las prioridades de
Tokio. Y ello es bueno tanto para Estados Unidos como para el mundo.
La cuestión es si Washington comprende esto a cabalidad.
El libro de Pyle está repleto de ejemplos de planificadores políticos estadounidenses que no han logrado comprender el pensamiento estratégico japonés. Los ex secretarios de Estado Cordell Hull y Henry Kissinger son especialmente señalados, y Pyle hace una crítica
particularmente fuerte del informe bipartidista de octubre de 2000 sobre la estrategia de Japón, dirigido por Richard Armitage y Joseph
Nye (a los que este reseñista ayudó a elaborar). El informe Armitage-Nye sirvió de anteproyecto para la política hacia Japón de la administración Bush y probablemente para una administración de Al Gore si los miembros demócratas del grupo hubieran entrado en funciones en 2001. Pyle descarta el informe como un intento condescendiente de imponer el modelo de alianza estadounidense-británico a un Japón poco dispuesto. De hecho, el tema central del informe Armitage-Nye era que la época de la gaiatsu (presión extranjera) sobre Japón ha terminado.
Más que defender la imposición de estrategias y luego esperar que Japón pague las cuentas, el informe recomendaba al gobierno estadounidense que consultara con Tokio, reconociera cuáles eran los
intereses estratégicos de Japón y dejara a Japón asumir un papel más activo en la resolución de los desafíos internacionales, a la manera en que lo hizo Washington con Londres. Su premisa era la misma que la de Pyle: es necesario que Estados Unidos se ajuste a un Japón que entra en una nueva era de renacimiento. Pero Pyle se olvida de este punto al pasar de una excelente crónica histórica del pensamiento estratégico japonés a una crítica más superficial del "unilateralismo" estadounidense en la administración Bush. Los hechos muestran que la estrategia de Armitage-Nye fue abrazada por Tokio y formó la base de la relación más sólida de la historia entre un presidente estadounidense y un primer ministro japonés.
A fin de cuentas, Japón no es tan impenetrable, y tampoco el manejo de las relaciones entre Estados Unidos y Japón tan complicado. La élite política de Japón siempre abrigará cierta ambivalencia sobre su condición de socio menor frente a Estados Unidos, pero la generación
actual de dirigentes políticos quiere claramente que la alianza Estados Unidos-Japón funcione mejor para ambas naciones. Éstas ya no se oponen a hacer más, o a pedir más a cambio. Lo importante es que
Washington continúe escuchando. Al público de Japón le inquietan mucho las armas nucleares de Corea del Norte, la creciente influencia de China en Asia y la preocupación de Estados Unidos por Medio Oriente.
La alianza entre Washington y Tokio sigue siendo central para la política exterior y de seguridad de Japón, pero, como señala Pyle, Japón ya no está protegido del Sturm und Drang que se da en Asia ni
Es pasivo en cuanto a decidir su propio camino. En consecuencia, hay
menor espacio para el error a la hora de tratar de mantener la credibilidad del compromiso estadounidense con ésta, la más exitosa
de las alianzas.
Al arrojar luz sobre la fuerza histórica de Japón en la redefinición de su poder y determinación nacionales, Pyle ha ofrecido una sólida razón por la cual Tokio deberá continuar siendo un tema central para
el pensamiento estratégico de Washington. Puede ser que el relato de
cómo Japón ha llegado a este punto no contenga todas las respuestas
sobre qué hay que esperar en el futuro, pero a la fecha es la mejor
explicación de por qué vale la pena prestar atención a este asunto.