sábado, 2 de febrero de 2008

EL SECUESTRO ES ESCLAVITUD.
LOS SECUESTRADORES TRAFICAN
CON CARNE HUMANA.


CONTENIDO


• Carolina Kennedy adhiere a Barak Obama. El País.
• Edward Kennedy adhiere a Barak Obama. Traducción de Ricardo Llano González.
• ¿Se acabó la fiesta?, Mauricio Cabrera Galvis.
• Colombia: ¿Pensamiento político o dogma?, Rodolfo Correa.
• La gran batalla se librará en el campo de las ideas, Fidel Castro Ruz.
• No le pegue a la negra, Pedro Durán Barajas.
• A la calle por el acuerdo humanitario, Horacio Serpa.
• Hernán Toro Agudelo: Ideólogo Liberal, Ramón Elejalde.
• Facebook party, Luis Carvajal Basto.
• No más”éxitos” del Presidente Uribe, Juan Manuel López Caballero.
• Si, a la marcha contra las FARC, Rafael Guarín.
• Dos retos: cambio climático y pobreza, José Barea Tejeiro.




ENTREVISTA EN 'THE NEW YORK TIMES'. El Mundo.es, España, enero 27 de 2008. Caroline Kennedy apoya a Obama y lo compara con su padre

Caroline Kennedy, la única hija viva del ex presidente de Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy, ha declarado su apoyo al senador Barack Obama en la carrera por la candidatura demócrata a la presidencia, e incluso lo comparó con su padre.
Kennedy, de 50 años, realizó el anuncio en un artículo que publica el diario 'The New York Times' titulado "Un presidente como mi padre".
Nunca tuve un presidente que me inspirase de la manera en que la gente me dice que los inspiró mi padre. Pero por primera vez, creo haber encontrado al hombre que podría ser ese presidente, no sólo para mí, sino para una nueva generación de estadounidenses".
La segunda hija del presidente asesinado en 1963 asegura que manifiesta su apoyo por razones "patrióticas, políticas y personales".
"A lo largo de los años, me emocioné con la gente que me contó cómo deseaban sentirse inspirados y esperanzados sobre Estados Unidos de la misma forma en que se sintió la gente cuando mi padre era presidente. Esta sensación es aún más profunda hoy. Por eso apoyo a un candidato presidencial en las primarias demócratas, Barack Obama".
Kennedy asegura que Estados Unidos necesita un cambio de dirección "como lo necesitó en 1960", cuando su padre fue elegido, y que Obama tiene habilidades "especiales" que ningún otro político estadounidense tuvo en mucho tiempo.
"En esos particulares momentos, cuando aparece una persona así, tenemos que apartar nuestros planes y apoyar lo que creemos que es posible".
Caroline Kennedy es la única hija viva de John F. Kennedy y su esposa, Jacqueline. Sus hermanos Arabella (la mayor) y Patrick (el menor) murieron al nacer. Su hermano John John murió en un accidente de avión en 1999. Al contrario que la mayoría de su familia, Caroline lleva una vida anónima, alejada de la política.


Edward Kennedy adhiere a Barak Obama
Discurso.


Traducción de Ricardo Llano González.

Gracias Carolina. Gracias por esa maravillosa introducción y por su coraje y esa osada visión, por su perspectiva y comprensión, y por el poder y el alcance de sus palabras. Como usted, nosotros también “queremos un presidente que atraiga las esperanzas de aquellos quienes creen todavía en el sueño americano, y aquellos alrededor del mundo quienes todavía creen en el ideal americano; y que puede levantar nuestro espíritu, y que puede hacernos creer de nuevo. “ Gracias Carolina. Tu madre y tu padre estarían muy orgulloso hoy.

Gracias, Patrick, por su liderazgo en el congreso y por estar aquí para celebrar y apoyar a un líder quien tiene realmente el poder de inspirar y hacer a América buena nuevamente, “de mar a resplandeciente mar”.

Gracias Universidad de América.

Siento aires de cambio.

Cada vez que me han preguntado durante el año pasado a quién iba a apoyar en las primarias demócratas, mi respuesta ha sido la misma: Yo apoyaré al candidato que me inspire, que nos inspire a todos nosotros, que sea capaz de ofrecernos una visión y convoque nuestras esperanzas y renueve nuestra creencia de que los mejores días de nuestro país están por venir.

Yo he encontrado ese candidato. Y parece que tu también.

Pero primero, déjame decir cuanto respeto yo la fuerza, el trabajo y la dedicación de otros dos Demócratas todavía en la carrera, Hillary Clinton y John Edwards. Ellos son mis amigos; ellos han sido mis colegas en el Senado. John Edwards ha sido un poderoso defensor de la justicia económica y social. Y Hillary Clinton ha estado a la vanguardia en cuestiones que van desde el cuidado a la salud hasta los derechos de la mujer alrededor del mundo. Cualquiera que sea nuestro nominado tendrá mi apoyo entusiasta.

Que no haya ninguna duda: Estamos todos comprometidos a tener un presidente demócrata en el 2008.

Pero creo que hay un candidato que tiene dotes extraordinarios dotes de liderazgo y carácter, a la altura de este extraordinario momento de la historia.

Él entiende lo que el Dr. Martin Luther King, Jr. llamó “la implacable urgencia del presente”.
Él será un presidente que se rehusará a dejarse atrapar en los patrones del pasado. Él es un líder que ve el mundo con claridad sin ser cínico. Él es un luchador que se preocupa apasionadamente por las causas en las que cree, sin satanizar a aquellos que sostienen una visión distinta. Duro, pero con una capacidad fuera de lo común de apelar a "lo mejor de nuestra naturaleza".
Estoy orgulloso de pararme aquí hoy y ofrecer mi ayuda, mi voz, mi energía y mi compromiso para hacer que Barak Obama sea el próximo presidente de los Estados Unidos.

Hace cuatro años me conmoví cuando le oí decirnos una profunda verdad: que no estamos ni debemos estar simplemente divididos en Estados rojos y Estados azules, sino que somos un país llamado Estados Unidos. Y desde esa época me he maravillado con su gracia mientras viajaba por este país e inspiraba un gran número de personas de todas las edades, de todas las razas, de todos los géneros, de todos los partidos y su fe para estar “prendida y lista para salir”.

Lo he visto conectarse con la gente de todos los ámbitos de la vida y con senadores de los dos Partidos. Con cada persona que conoce, cada multitud que inspira, y a todo el que toca, él genera una nueva esperanza de que los mejores días de nuestra nación están delante de nosotros, y esta generación de americanos, como otras antes de nosotros, se pueden unir para encontrarse con nuestra propia cita con el destino.

Sabemos el verdadero record de Barak Obama. Esta el coraje que mostró cuando muchos otros guardaron silencio o simplemente siguieron la corriente. Desde el principio, se opuso a la guerra en Irak.

Y no dejen a nadie negar esa verdad.

Ahí está la enorme inteligencia de alguien que podía haber hecho una brillante carrera como abogado, pero prefirió trabajar para su comunidad y dedicar su vida al servicio público.
Está la incansable habilidad de un senador que estaba ahí temprano en las mañanas para ayudarnos a martillar un necesario compromiso en reformas migratorias- que siempre vio una forma de proteger la seguridad nacional y la dignidad de la gente que no tiene poder. El buscó justicia en su nombre.

Y está la clara efectividad de Barak Obama en configurar una legislación para poner maestros de alta calidad en nuestros salones de clase- y en empujar e incitar al senado a pasar la más reforma ética de mayor alcance en su historia.

Ahora, con Barak Obama, hay un nuevo líder nacional que ha dado a América una forma distinta de campaña- un campaña no sólo de él mismo, sino de todos. Una campaña acerca del país en el que nos convertiremos, si podemos levantarnos encima de la vieja política que analiza en grupos diferentes y nos pone en términos negativos los unos a los otros.

Yo recuerdo otra ocasión así, en los sesentas, cuando llegué al senado a la edad de 30. Teníamos a un nuevo presidente que inspiró a la nación, especialmente a los jóvenes, a buscar una nueva frontera. Esos jóvenes inspirados marcharon, se sentaron en contadores de almuerzos, protestaron la guerra en Vietnam y sirvieron honorablemente en esa guerra aún cuando se oponían.

Ellos se dieron cuenta que cuando preguntaron que podían hacer por su país, podían cambiar el mundo.

Fueron los jóvenes los que lideraron el primer día de la tierra y emitieron un claro llamado para proteger el medio ambiente; los jóvenes que se enlistaron en la causa de los derechos civiles y equidad para la mujer; los jóvenes se unieron a los Cuerpos de Paz y mostraron al mundo la esperanzadora cara de América.

En la celebración del quinto aniversario de los Cuerpos de Paz, le pregunté a uno de esos jóvenes americanos por qué se había unido a los Cuerpos de Paz como voluntario.

Y nunca olvidaré su respuesta: “Fue la primera vez que alguien me pidió que hiciera algo por mi país”.

Esta es otra ocasión como esa.

Siento el mismo anhelo hoy, el mismo sentimiento de hambre de moverme y mover a América hacia adelante. No lo veo sólo en la gente joven, lo veo en toda la gente.

Y en Barak Obama, veo sólo la audacia, sino la posibilidad de esperanza de la América que va ser.

Lo que cuenta en nuestro liderazgo no es la cantidad de años en Washington, sino el alcance de nuestra visión, la fortaleza de nuestras creencias, y esa rara cualidad mental y espíritu que puede llamar a lo mejor de nuestra nación y nuestra gente.

Con Barak Obama, daremos vuelta a la página de la vieja política de no representar y distorsionar.

Con Barack Obama, cerraremos el libro de la vieja política de raza contra raza, sexo contra sexo, etnia contra etnia, heterosexual contra homosexual. Con Barack Obama, cerraremos la puerta de la vieja economía que ha marginado a los pobres y ha hecho más pobre e insegura a la clase media. Con Barack Obama, saldremos del estancamiento y, por fin, tendremos la sanidad que Estados Unidos necesita: un derecho fundamental para todos, no un caro privilegio para unos pocos.
Haremos de los Estados Unidos el gran líder y no el gran bloqueo en la esperanzadora lucha en contra del calentamiento global.

Y con Barak Obama, acabaremos con una guerra en Irak a la que él siempre se opuso, que nos ha costado la vida de miles de nuestros hijos e hijas, y que América jamás debió haber peleado.

Lo he visto en el Senado. El nos mantendrá fuertes y defenderá de amenazas reales de terrorismo y su proliferación.

Así que permitámonos rechazar los consejos de duda y cálculo.

Recordemos que, cuando Franklin Roosevelt concibió la Seguridad Social, no pensó que era un sueño demasiado ambicioso, que iba a ser demasiado difícil. Cuando John Kennedy pensó en ir a la Luna, no dijo que estaba demasiado lejos, que quizá era imposible y no valía la pena intentarlo. Sólo podemos alcanzar nuestras metas si "no somos mezquinos cuando nuestra causa es tan grande", si encontramos la forma de superar las ideas rancias, si sustituimos la política del miedo por la política de la esperanza y si tenemos el valor de escoger el cambio.

Barak Obama es la persona candidata a la presidencia que puede traer ese cambio.

Barak Obama es la persona candidata a la presidencia que puede ser ese cambio.

Amo a este país. Creo en la brillante luz de la esperanza y la posibilidad. Siempre lo he hecho, hasta en las horas más oscuras. Sé lo que América puede lograr. Lo he visto. Lo he vivido. Y con Barak Obama lo podemos volver a hacer.

Sé que está listo para ser presidente el día uno. Y cuando alce su mano el día de la posesión, en ese preciso momento, levantaremos los espíritus de nuestra nación y empezaremos a restaurar la posición de América en el mundo.

Hubo otra época, cuando otro joven candidato se candidatizó a la presidencia y retó a América a cruzar una nueva frontera. Él enfrentó las críticas públicas del anterior presidente demócrata, que era muy respetado en el partido. Harry Truman dijo que necesitábamos a alguien con mayor experiencia”- y agregó “me permito exhortarlo a tener paciencia”. Y John Kennedy respondió: “El mundo está cambiando. Las viejas formas no serán suficientes… es el momento para una nueva generación de liderazgo”.

Así es con Barak Obama. Él a encendido una chispa de esperanza en la urgencia actual.

Creo que una ola de cambios se mueve en América. Si no cambiamos el rumbo, si nos atrevemos a dirigimos a las costas de la esperanza, juntos nos sobrepondremos la divisiones del pasado y encontraremos nuestro lugar para construir la América del futuro.

Mis amigos , les pido que se unan a este viaje histórico – que tengan el coraje de escoger el cambio. Es la hora de una nueva generación de liderazgo.

Es la hora de Barak Obama.


¿SE ACABO LA FIESTA?


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Enero 27 de 2008

En una tertulia reciente en el programa Hora 20 de Caracol se discutió sobre las consecuencias para Colombia de la muy probable recesión en los Estados Unidos y de la crisis financiera internacional. La pregunta central fue si en el país ya se había acabado la fiesta económica y debíamos prepararnos para el guayabo o resaca del día siguiente. Varias conclusiones interesantes surgieron del debate, en el que lo más notorio fue el consenso entre economistas de muy distintas posiciones ideológicas y políticas.

La primera es que en el 2008 Colombia no enfrenta el riesgo de una recesión aunque el ritmo de crecimiento económico si se va a disminuir un poco y no será posible repetir aumentos del PIB cercanos al 7%. En otras palabras, la fiesta no se ha acabado pero ya empezaron a irse los músicos que la animaban. Porque el hecho cierto es que ya cambiaron las condiciones internacionales que impulsaron la aceleración del crecimiento en Colombia y en todos los países de la región independientemente de las diferentes políticas que se adoptaron en cada uno de ellos.

La siguiente conclusión es que a mediano plazo Colombia no está blindada frente a lo que suceda en la economía mundial. El hecho anecdótico que demuestra la intensidad de la globalización es que las fluctuaciones de nuestra pequeña bolsa de valores fueron similares, e inclusive mayores, que las de las grandes bolsas alrededor del mundo.. Pero más allá de este fenómeno pasajero, lo preocupante es que Colombia tiene dos grandes debilidades estructurales que limitan su capacidad de respuesta a los choques externos: el déficit externo y el déficit fiscal.

En el frente externo el pronóstico oficial de un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de 9.000 millones de dólares –más del 5% del PIB- nos hace muy vulnerables; si la crisis financiera internacional se agudiza y disminuyen los flujos capitales para financiarlo tendremos una devaluación abrupta o una fuerte recesión tal como sucedió en 1999 cuando el país tenía un déficit de proporciones similares y la crisis asiática cerró los mercados internacionales. La continua revaluación del peso es un factor que va a aumentar este déficit externo.

Por el lado fiscal, aún antes de que cambiara el escenario internacional el mismo gobierno había programado un aumento para este año; en el 2009 con el menor crecimiento disminuirán los ingresos tributarios y empezaremos apagar las consecuencias de la equivocación de este gobierno que no quiso ahorrar en la época de las vacas gordas, de manera que no tiene reservas acumuladas para enfrentar las vacas flacas. Con el creciente déficit fiscal, Colombia no tendría como realizar un programa de estímulos fiscales como el anunciado en Estados Unidos para reactivar la economía.

Hay otro interrogante en el frente interno: ¿cuánto más va a durar la expansión del mercado inmobiliario y la construcción que ha sido uno de los motores del crecimiento? En Estados Unidos nadie esperaba el fin del auge inmobiliario, hasta que estalló la burbuja, y en Colombia el crecimiento del sector de la construcción solo fue 2% en el último trimestre.

La fiesta no ha terminado; se fueron los músicos pero todavía hay discos y un poco de trago para alegrar los ánimos. Pero tal vez pronto cantaremos con Serrat
“vamos bajando la cuesta que arriba en mi calle se acabó la fiesta”

* * *
Antidemocrática y muy peligrosa la posición del ministro Carlos Holguín frente a las agresiones físicas de dos furibistas contra la senadora Piedad Córdoba. Decir que la senadora, por su apoyo a Chávez y sus críticas a Uribe, “se buscó” que la atacaran es como justificar la violación de una mujer porque vestía ropa muy provocativa. Y cuando esa intolerancia la avala el ministro responsable de dar garantías a la oposición, sin que el Presidente lo rectifique, estamos ante una amenaza muy seria contra la posibilidad de disentir que es la esencia del sistema democrático.



Colombia: ¿Pensamiento político o Dogma?


Rodolfo Correa, Abogado y Profesor Universitario


Con gran asombro leíamos en la prensa de esta semana, una denuncia de la Senadora Piedad Córdoba, víctima de múltiples actos violentos en un aeropuerto, en la que señalaba que "la agresión de ayer fue provocada por un hombre alto y fornido que viajaba a Ecuador, y me persiguió cuando fui a buscar la protección del DAS. Otro hombre, en voz baja, pero acercándose a mí de manera peligrosa, me repetía insultos una y otra vez”.

Evidentemente, las agresiones tienen su causa en la cercanía de Piedad con el Presidente Chávez. Y estas, podríamos decir sin temor a equivocarnos, provienen de sectores de opinión afectos al Uribismo y lejanos al Chavismo, y lo único que dejan claro es que estamos convirtiendo la controversia dialéctica en un campo de batalla física, lo cual desdibuja el objeto mismo del ejercicio político. No podemos seguir el mal ejemplo dado por Chávez, cuando de manera irrespetuosa se dirige a otro mandatario que representa no a un individuo sino a toda una Nación.

No podemos convertir el pensamiento político en Dogmatismo. Recordemos que Stuart Mill, célebre pensador liberal inglés, indicaba que en cualquier caso, la censura de las opiniones ajenas se opone al progreso (entendiendo éste como el crecimiento de conocimientos acerca del universo y sus consecuencias práctico-morales), pues atenta contra la búsqueda racional de verdades. La verdad sólo puede obtenerse en un marco de tolerancia donde tengan cabida diversas perspectivas. Esto constituye una "utilidad racional o epistemológica" de la tolerancia.

La tolerancia es elemento esencial en el proceso del conocimiento. Implica el respeto de la opinión contraria a los valores propios o a las reglas morales, y se constituye en canal de desarrollo intelectual de una sociedad. Si la Senadora o cualquier otro ciudadano se opone a su gobierno, es deber de ese gobierno y de sus compatriotas respetar la opinión contraria, de otra manera, estaríamos de regreso a la época del oscurantismo en donde la verdad oficial era incuestionable y se sacrificaban hombres y mujeres en nombre de unas ideas mayoritarias, generalizadas e irrefutables, como por ejemplo, aquella según la cual la tierra no era redonda sino plana.

El hecho de que una idea sea compartida por todos o por la mayoría, no la dota del carácter verdadero. Sólo la discusión y el tiempo, nos dirá quien tenía la razón


La gran batalla se librará en el campo de las ideas


Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros en la clausura de la Conferencia Internacional Por el Equilibrio del Mundo, en homenaje al aniversario 150 del natalicio de nuestro Héroe Nacional José Martí, en el Palacio de Convenciones, el 29 de enero del 2003. "Año de gloriosos aniversarios de Martí y del Moncada"
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Distinguidos participantes en el Encuentro Internacional por el Equilibrio del Mundo como homenaje al Aniversario 150 del natalicio de José Martí;

Estimados invitados;

Compatriotas:

¿Qué significa Martí para los cubanos?

En un documento denominado El Presidio Político en Cuba, Martí cuando apenas tenía 18 años, después de sufrir cruel prisión a los 16 con grilletes de hierro atados a sus pies, afirmó: "Dios existe, sin embargo, en la idea del bien, que vela el nacimiento de cada ser, y deja en el alma que se encarna en él una lágrima pura. El bien es Dios. La lágrima es la fuente de sentimiento eterno."

Para nosotros los cubanos, Martí es la idea del bien que él describió.

Los que reanudamos el 26 de julio de 1953 la lucha por la independencia, iniciada el 10 de octubre de 1868 precisamente cuando se cumplían cien años del nacimiento de Martí, de él habíamos recibido, por encima de todo, los principios éticos sin los cuales no puede siquiera concebirse una revolución. De él recibimos igualmente su inspirador patriotismo y un concepto tan alto del honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado.

Fue un hombre verdaderamente extraordinario y excepcional. Hijo de militar, nacido en un hogar de padre y madre españoles, deriva en profeta y forjador de la independencia de la tierra que lo vio nacer; intelectual y poeta, siendo un adolescente al iniciarse la primera gran contienda, fue capaz más tarde de conquistar el corazón, el respeto, la adhesión y el acatamiento de viejos y experimentados jefes militares que se llenaron de gloria en aquella guerra.

Amante fervoroso de la paz, la unión y armonía entre los hombres, no vaciló en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la esclavitud y la injusticia. Su sangre fue la primera en derramarse y su vida la primera en ofrendarse como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal. Olvidado y aun desconocido durante muchos años por gran parte del pueblo por cuya independencia luchó, de sus cenizas, como Ave Fénix, emanaron sus inmortales ideas para que casi medio siglo después de su muerte un pueblo entero se enfrascara en colosal lucha, que significó el enfrentamiento al adversario más poderoso que un país grande o pequeño hubiese conocido jamás.

Hoy, al cumplirse hace unas horas 150 años de su nacimiento, cientos de brillantes pensadores e intelectuales de todo el mundo le rinden emocionados el homenaje del profundo reconocimiento que merecen su vida y su obra.

Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.

¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.

El día en que cayó, el 19 de mayo de 1895, Martí se inmolaba por el derecho a la vida de todos los habitantes del planeta.

En la ya famosa carta inconclusa a su amigo entrañable Manuel Mercado, que Martí interrumpe para marchar sin que nadie pudiera impedirlo a un inesperado combate, reveló para la historia su más íntimo pensamiento, que no por conocido y repetido dejaré de consignar una vez más: "Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, [...] de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso."

Semanas antes, al suscribir en Santo Domingo el Manifiesto de Montecristi junto al ejemplar patriota latinoamericano Máximo Gómez, de origen dominicano y escogido por Martí como jefe militar de las fuerzas cubanas, próximo a partir hacia Cuba, entre otras muchas y brillantes ideas revolucionarias, Martí escribió algo tan admirable que, aun a riesgo de aburrir, también necesito repetir: "La guerra de independencia de Cuba [...] es suceso de gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo."

Cuán precozmente escribió esta última frase, que se ha convertido en el tema principal de este encuentro. Nada hay hoy más necesario y vital que ese distante y al parecer utópico equilibrio.

Ciento seis años, cuatro meses y dos días después de la carta de José Martí a Manuel Mercado, y ciento seis años, cinco meses y veintiséis días después del Manifiesto de Montecristi firmado por Martí y Gómez, el Presidente de Estados Unidos, en discurso pronunciado el 20 de septiembre del 2001, ante el Congreso de esa nación, pronunció las siguientes frases:

"Vamos a utilizar cualquier arma de guerra que sea necesaria."

"El país no debe esperar una sola batalla, sino una campaña prolongada, una campaña sin paralelo en nuestra historia."

"Cualquier nación, en cualquier lugar, tiene ahora que tomar una decisión: o está con nosotros o está con el terrorismo."

"Les he pedido a las Fuerzas Armadas que estén en alerta, y hay una razón para ello: se acerca la hora de que entremos en acción, y ustedes nos van a hacer sentir orgullosos."

"Esta es una lucha de la civilización."

"Los logros de nuestros tiempos y la esperanza de todos los tiempos dependen de nosotros."

"No sabemos cuál va a ser el derrotero de este conflicto, pero sí cuál va a ser el desenlace. [...] Y sabemos que Dios no es neutral."

En discurso pronunciado el primero de junio del 2002, al cumplirse el aniversario 200 de la Academia Militar de West Point, el Presidente de Estados Unidos, entre otras cosas, declaró:

"En el mundo en el que hemos entrado, la única vía para la seguridad es la vía de la acción. Y esta nación actuará.

"Nuestra seguridad requerirá que transformemos a la fuerza militar que ustedes dirigirán en una fuerza militar que debe estar lista para atacar inmediatamente en cualquier oscuro rincón del mundo, [...] que estemos listos para el ataque preventivo cuando sea necesario defender nuestra libertad y defender nuestras vidas.

"Debemos descubrir células terroristas en 60 o más países.

[...]

"Enviaremos diplomáticos adonde sean necesarios, y los enviaremos a ustedes, a nuestros soldados, donde ustedes sean necesarios.

[...]

"Estamos ante un conflicto entre el bien y el mal. [...] No creamos un problema sino que revelamos un problema. Y dirigiremos al mundo en la lucha contra el problema."

Me pregunto qué ideas habrían atravesado, a la velocidad de la luz, la genial inteligencia de un hombre como Martí, para herirlo en lo más profundo de su infinito corazón, si hubiese escuchado estas palabras en un mundo donde hoy habitan más de 6 400 millones de seres humanos que, por una razón o por otra, tanto los superricos como los superpobres, ven amenazadas sus esperanzas de sobrevivir.

Aquellas palabras no las pronunciaba un loco desde un oscuro rincón de un manicomio. Están avaladas por decenas de miles de armas nucleares, millones de bombas y proyectiles destructores, decenas de miles de misiles teleguiados y precisos, miles de bombarderos y aviones de combate, con pilotos y sin pilotos; decenas de escuadras y destacamentos navales con portaaviones y submarinos de propulsión nuclear o convencional, bases militares con permiso o sin permiso en todos los rincones del mundo; satélites militares que espían cada kilómetro cuadrado del planeta, sistemas de comunicación seguros e instantáneos, capacidad de aplastar los de cualquier otro país y posibilidad de interceptar simultáneamente miles de millones de conversaciones; arsenales fabulosos de armas químicas y biológicas y presupuestos de gastos militares que se aproximan a 400 000 millones de dólares, con los cuales podrían enfrentarse y resolver muchos de los principales problemas del mundo. Las amenazas mencionadas han sido pronunciadas por quien dispone y puede ordenar el empleo de esos medios. ¿Pretexto? El brutal ataque terrorista del 11 de septiembre que costó la vida a miles de norteamericanos. El mundo entero se solidarizó con el pueblo norteamericano e indignado condenó el ataque. Con el apoyo unánime de la opinión mundial, pudo enfrentarse al flagelo del terrorismo desde todos los ángulos y todas las corrientes políticas y religiosas.

La batalla, como planteó Cuba, debía ser fundamentalmente política y ética, en interés y con el apoyo de todos los pueblos del mundo. Nadie podía concebir la idea de enfrentar absurdas, desacreditadas e impopulares concepciones terroristas que afectan a personas inocentes, aplicadas por individuos, grupos, organizaciones, e incluso algún estado o gobierno, utilizando para combatirlas un brutal terrorismo de estado universal y proclamando como derecho de una superpotencia el posible exterminio de naciones enteras, con empleo incluso de armas nucleares y otras de destrucción masiva.

En este instante, en que se conmemora el aniversario 150 del natalicio de José Martí, el hombre que quizás por vez primera en la historia planteó el concepto del equilibrio mundial, una guerra está por comenzar como consecuencia del más colosal de-sequilibrio en el terreno militar que jamás existió sobre la Tierra. Vencía ayer el plazo en virtud del cual la más poderosa potencia del mundo proclamó su derecho unilateral a lanzar su arsenal de las más sofisticadas armas contra otro país con o sin la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, institución ya de por sí cuestionada por constituir el veto, prerrogativa exclusiva de cinco países que son miembros permanentes, y la negación total del más elemental principio democrático al resto de casi 200 Estados representados en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas.

El privilegio del veto ha sido usado precisamente por el gobierno que hoy proclama su derecho a pasar por encima de ese Consejo. Muy poco usado por el resto de los cinco, los cambios radicales en la correlación de fuerzas militares entre sus miembros, que se ha producido en los últimos 12 años, hacen casi imposible que tal prerrogativa sea usada contra los deseos de quien no solo es poderoso por su abrumadora potencia bélica, sino también económica, política y tecnológica.

La inmensa mayoría de la opinión mundial se opone a esa guerra anunciada. Pero lo más importante es que según encuestas recientes, hasta el 65% del pueblo norteamericano se oponía a ese ataque sin la aprobación del Consejo de Seguridad. No constituye esto, sin embargo, un obstáculo insuperable: enviadas las tropas y listas para la acción, necesitadas de ser probadas las armas más sofisticadas, es sumamente improbable que tal guerra no se desate, si las autoridades del país amenazado de exterminio no acceden a todas las demandas de los que los amenazan.

Nadie puede saber o adivinar lo que puede ocurrir en cualquier guerra o situación semejante. Lo único que es posible afirmar es que la amenaza de una guerra en Iraq ha estado gravitando considerablemente sobre la economía mundial, hoy afectada por una grave y profunda crisis que, unida al golpe fascista contra el gobierno bolivariano de Venezuela, uno de los mayores exportadores de petróleo, ha elevado los precios de este vital producto a niveles insoportables para la inmensa mayoría del resto de los países, especialmente los más pobres, aun antes de que haya sonado un disparo en Iraq.

Es ya opinión generalizada que el propósito de la guerra en Iraq es tomar posesión de la tercera reserva mundial de petróleo y gas, lo que preocupa extraordinariamente a casi todos los demás países desarrollados, como los de Europa, que importa el 80% de la energía, a la inversa de Estados Unidos, que apenas importa por el momento entre el 20 y 25% de su consumo.

Ayer 28 de enero a las nueve de la noche, el Presidente de Estados Unidos declaró ante el Congreso:

"Estados Unidos le pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que se reúna el 5 de febrero para considerar los hechos sobre los de-safíos de Iraq al mundo.

[...]

"Vamos a consultar, pero que no haya malos entendidos. Si Saddam Hussein no se desarma plenamente, por la seguridad de nuestro pueblo y por la paz del mundo encabezaremos una coalición para desarmarlo.

[...]

"Y si nos obligan a ir a la guerra, vamos a luchar con el pleno poderío de nuestras Fuerzas Armadas."

No se menciona una sola palabra sobre la aprobación previa del Consejo de Seguridad.

Si nos apartamos de las terribles consecuencias de una guerra en aquella región, que la única superpotencia podría imponer a su arbitrio, el desequilibrio en el terreno económico que hoy padece el mundo es de igual modo una enorme tragedia.

Crecen y se profundizan las diferencias relacionadas con los países ricos y pobres, entre ellos y dentro de ellos, es decir, crece el abismo en la distribución de la riqueza, el peor azote de nuestra era, con su secuela de pobreza, hambre, ignorancia, enfermedades, dolor y sufrimiento insoportables para los seres humanos.

¿Por qué no nos atrevemos a decir que no puede haber democracia, libre opción ni libertad real en medio de espantosas desigualdades, ignorancia, analfabetismo total o funcional, ausencia de conocimientos y una falta asombrosa de cultura política, económica, científica y artística a las que solo pueden acceder exiguas minorías, incluso dentro de los países desarrollados, inundado el mundo por un millón de millones de dólares de publicidad comercial y consumista, que envenena a las masas con ansias de sueños y deseos inaccesibles, que conduce al despilfarro, la enajenación, y la destrucción implacable de las condiciones naturales de la vida humana? En apenas un siglo y medio agotaremos los recursos energéticos y sus reservas probadas y probables que la naturaleza tardó 300 millones de años en crear, sin que apenas se vislumbre un sustituto viable.

¿Qué conocen las masas de los complejos problemas económicos del mundo de hoy? ¿Quién les enseñó lo que es el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OMC, y otras instituciones similares? ¿Quién les explicó las crisis económicas, sus causas y consecuencias? ¿Quién les dijo que ya el capitalismo, la libre empresa y la libre competencia apenas existen, y que 500 grandes empresas transnacionales controlan el 80% de la producción y el comercio mundiales? ¿Quién les enseñó de bolsa de valores, de especulación creciente con los productos de los cuales dependen los países del Tercer Mundo y con la compraventa de monedas que ascienden hoy a millones de millones de dólares cada día? ¿Quién les instruyó de que las monedas del Tercer Mundo son papeles que constantemente se devalúan y sus reservas de dinero real o casi real escapan inexorablemente hacia los países más ricos, como la ley física de Newton, y las terribles consecuencias materiales y sociales de esta realidad? ¿O por qué debemos millones de millones de dólares impagables e incobrables, mientras decenas de millones de personas, incluidos niños de cero a cinco años, mueren de hambre y enfermedades curables cada año? ¿Cuántos son los que conocen que ya la soberanía de los estados apenas existe, en virtud de Tratados en cuya elaboración no tenemos participación alguna los países del Tercer Mundo, y por los que somos en cambio cada vez más explotados y sometidos? ¿Cuántos los que están conscientes de que nuestras culturas nacionales están siendo cada vez más destruidas?

Sería interminable seguir preguntando. Basta una adicional para los que viven de la hipocresía y la mentira acerca de los más sagrados derechos de los seres humanos, de los pueblos y de la propia humanidad en su conjunto: ¿Por qué no se levanta un monumento vivo a la hermosa y profunda verdad contenida en el apotegma martiano "Ser culto es el único modo de ser libre"?

Lo afirmo en nombre de un pueblo que bajo riguroso bloqueo e implacable guerra económica, a la que se añadió la pérdida casi total de mercado, comercio y suministro exterior al desintegrarse el campo socialista y la URSS, ha resistido inconmovible más de cuatro décadas (Aplausos) y hoy constituye uno de los más unidos, socialmente desarrollados, poseedores de conocimientos básicos, cultura política y artística entre todos los pueblos del mundo.

Si en algo hemos sabido honrar al héroe, cuyo fecundo natalicio conmemoramos hoy, es haber demostrado que un país pequeño y pobre, aun cometiendo muchos inevitables errores de aprendizaje, puede hacer mucho con muy poco.

El mayor monumento de los cubanos a su memoria es haber sabido construir y defender esta trinchera, para que nadie pudiera caer con una fuerza más sobre los pueblos de América y del mundo.

De él aprendimos el infinito valor y la fuerza de las ideas.

El orden económico impuesto a la humanidad por el poderoso vecino del norte es insostenible e insoportable. De nada servirán para impedir el curso de la historia las más sofisticadas armas.

Los que durante siglos han suministrado o suministran plusvalía y mano de obra barata son hoy miles de millones. No pueden ser exterminados como moscas. Van tomando cada vez más conciencia de las injusticias de que son víctimas a través del hambre, los sufrimientos y humillaciones que como seres humanos sufren, más que a través de las escuelas y la educación que les niegan y por encima de las mentiras desgastadas con las que el monopolio, el uso y el abuso de los medios masivos de comunicación tratan de mantenerlos en eterna e imposible sumisión. Han aprendido lecciones elocuentes bastante recientes como las de Irán, Indonesia, Ecuador y Argentina. Sin disparar un solo tiro y aun sin armas, las masas pueden barrer gobiernos.

Cada vez son menos los soldados nacionales dispuestos a disparar y ahogar en sangre a sus propios compatriotas. El mundo no puede ser gobernado con un soldado extranjero portando fusil, casco y bayoneta en cada fábrica, en cada escuela, en cada parque, en cada comunidad grande o pequeña.

Un número creciente de intelectuales, trabajadores instruidos, profesionales y miembros de las capas medias de los países desarrollados se suman a la lucha por salvar a la humanidad de guerras implacables contra los pueblos y contra la naturaleza.

A lo largo de la historia ha quedado demostrado que de las grandes crisis han salido las grandes soluciones, y en ellas y de ellas han surgido los líderes.

Nadie crea que los individuos hacen la historia. Los factores subjetivos influyen, aceleran con sus aciertos o retrasan con sus insuficiencias y errores los procesos históricos, pero no determinan el resultado final. Ni siquiera un hombre tan genial como Martí —podría decirse igualmente de Bolívar, Sucre, Juárez, Lincoln y otros muchos hombres admirables como ellos— habría sido conocido por la historia de haber nacido, por ejemplo, treinta años antes o después.

En el caso de Cuba, de haber nacido nuestro Héroe Nacional en 1823 y cumplido 30 años en 1853, en medio de una sociedad esclavista y anexionista dueña de plantaciones y enormes masas de esclavos, y sin existir todavía el poderoso sentimiento nacional y patriótico forjado por los gloriosos precursores que iniciaron en 1868 nuestra primera guerra de independencia, no habría sido posible entonces el inmenso papel que desempeñó en la historia de nuestra Patria.

Por ello creo firmemente que la gran batalla se librará en el campo de las ideas y no en el de las armas, aunque sin renunciar a su empleo en casos como el de nuestro país u otro en similares circunstancias si se nos impone una guerra, porque cada fuerza, cada arma, cada estrategia y cada táctica tiene su antítesis surgida de la inteligencia y la conciencia inagotables de los que luchan por una causa justa.

En el propio pueblo norteamericano, al que nunca hemos visto como enemigo ni hemos culpado de las amenazas y agresiones que durante más de 40 años hemos sufrido, podemos percibir, a partir de sus raíces éticas, un amigo y un aliado potencial de las causas justas de la humanidad (Aplausos). Lo vimos ya cuando la guerra de Viet Nam. Lo vimos en algo que nos tocó tan cerca como el secuestro del niño Elián González. Lo vimos en su apoyo a la lucha de Martin Luther King. Lo vimos en Seattle y en Quebec, junto a canadienses, latinoamericanos y europeos contra la globalización neoliberal. Lo empezamos a ver ya en su oposición a una guerra innecesaria, sin contar al menos con la aprobación del Consejo de Seguridad. Lo veremos mañana junto a los demás pueblos del mundo defendiendo el único camino que puede preservar la especie humana de las propias locuras de los seres humanos.

Si algo me atrevo a sugerir a los ilustres visitantes aquí reunidos sería lo que veo que ya están haciendo. No obstante, a riesgo de cansarlos me permito repetir y reiterar: frente a las armas sofisticadas y destructoras con que quieren amedrentarnos y someternos a un orden económico y social mundial injusto, irracional e insostenible: ¡sembrar ideas!, ¡sembrar ideas! ¡y sembrar ideas!; ¡sembrar conciencia!, ¡sembrar conciencia! ¡y sembrar conciencia!

Muchas gracias.



¡No le pegue a la negra!


Pedro Durán Barajas*

"Las FARC y el ELN en cuatro décadas de lucha armada están aún lejos de llegar al poder. Los paramilitares en veinte años de barbarie no han logrado acabar con la guerrilla. El Estado no ha sido capaz de derrotar a los insurgentes, ni de contener el paramilitarismo, ni de remover las causas del conflicto." (Informe PNUD 2007)

Las circunstancias que hace medio siglo originaron nuestro conflicto interno son temas predilectos del debate político (desigual distribución de los factores productivos como la tierra, acceso desigual al goce de los derechos civiles, económicos y políticos.) Pese a que hoy el afán de lucro incentiva a la guerrilla en mayor grado que sus motivos originales, y además secuestra e incurre en toda suerte de delitos y crímenes, hay un argumento práctico que obliga a no desconocer su condición de actor político: cuando después de casi medio siglo que ha transcurrido desde la toma de Marquetalia la guerra parece no tener fin, no es sensato pensar que más años de guerra van a solucionar las cosas.

Por eso es importante la posición de personas como la Senadora Piedad Córdoba. Porque no es útil ni inteligente cerrar la puerta de la negociación política como en la práctica lo hace el gobierno, para dejarnos perpetuamente en la misma guerra de baja intensidad. Una guerra en la que la mayor parte de quienes apoyan al Presidente Uribe no están dispuestos a empuñar un arma ni a permitir que sus hijos lo hagan. Es éticamente inadmisible, y además una muestra de poco sentido patriótico, defender una guerra en la que van a luchar los colombianos más pobres, porque nuestra economía no es capaz de absorberlos como fuerza de trabajo y se ven obligados a convertirse en desocupados, delincuentes, guerrilleros, paramilitares o soldados y policías rasos de la patria.

No aceptar la negociación política y apostarle a una seguridad democrática concebida como una guerra de baja intensidad, es asegurar un futuro idéntico a nuestro presente. Aceptar la negociación es abrir una puerta que conduce, no a una salida inmediata, sino a un camino muy difícil, lleno de subterfugios y de curvas que bordean precipicios por los que podemos caer, pero que ofrece la remota posibilidad de llevarnos algún día al final del conflicto, a donde nunca nos llevará la guerra. Un final feliz cuyo logro tiene como condición algo que la mayor parte de los uribistas no están dispuestos a aceptar: hacer un acto de contrición por los errores y los abusos cometidos por nosotros mismos y por las generaciones de colombianos que nos antecedieron, que han generado el entorno que sigue siendo el caldo de cultivo del conflicto colombiano (desigual distribución de la tierra, del capital y de las posibilidades de acceso a la educación y a los derechos civiles, económicos y políticos). El fin del conflicto implica renegociar nuestro contrato social. Tampoco será posible esa salida mientras el país no deje de lado la hipocresía y asuma el liderazgo internacional de la lucha por la legalización del comercio de narcóticos, lo cual además nos pondría a la vanguardia de la lucha por la libertad humana.

Admiro la constancia con que la Senadora Piedad Córdoba defiende contra la corriente una posición que no es aceptada por el público que caldea su ánimo beligerante en la televisión, pero que nunca ha vivido la guerra ni la quiere para su familia, sino solo para la gente pobre, para los soldados rasos. Otros aspectos de la manera de obrar y de pensar de esta señora me gustan menos, pero de que la admiro, la admiro.

No es un disparate decir que el país tiene que regresar a una disposición espiritual parecida a la que tuvo recién comenzó el gobierno de Andrés Pastrana, pero esta vez de una manera mucho más profunda, racional y sincera. En ese entonces pudimos emprender un proceso de negociación que duró casi tres años. Mucho menos que los cuarenta que ya duraba la guerra en ese entonces. El País tiene que volver a pensar en la paz negociada y estar preparado para transitar un camino largo y difícil, pero mucho más fructífero que el que recorremos actualmente.

* Sociólogo. Docente Universitario. duranpedro@yahoo.com




A LA CALLE POR EL ACUERDO HUMANITARIO


Horacio Serpa.

Tienen razón quienes reclaman que la marcha programada en todo el país para el próximo 4 de febrero se convierta en una jornada histórica por el acuerdo humanitario. No puede ser solo para ratificar el desprecio de la sociedad por los métodos crueles de las Farc, que han estremecido al país y al mundo con las desgarradoras imágenes de los secuestrados en su poder desde hace 10 años.
El país desde hace mucho tiempo ha aumentado su rechazo a esa organización ilegal, que se ha convertido en pieza de museo del horror de la humanidad. Todas las encuestas la ratifican como la organización más impopular del país.
Y sin embargo, es con las Farc que tendremos que dialogar algún día, ojalá cercano, para lograr un acuerdo humanitario, encontrar la llave de la libertad de los plagiados y hallar una salida negociada al conflicto armado interno. No hacerlo es condenar a la muerte en vida a los colombianos en su poder.
Está bien que se promuevan acciones para expresar el repudio colectivo a las guerrillas, pero esa lucha debe tener un espectro más amplio e incluir a todas las organizaciones criminales, como los paramilitares y narcotraficantes, que también violan los derechos humanos y han convertido los campos en reinos del horror y la impunidad, el despojo y el desplazamiento.
Las fosas comunes, en donde reposan los restos de niños y ancianos, mujeres embarazadas y jóvenes, lideres opositores y agrarios, sindicalistas y dirigentes comunales, son testimonio de un país cruzado por la violación permanente de los derechos humanos, que no encuentra el camino de la reconciliación. Debemos reclamar un futuro de paz y esperanza.



Hay que marchar el 4 de febrero, con el corazón puesto en la paz y el acuerdo humanitario. A la calle contra todas las formas de violencia y todo tipo de depredadores de los derechos fundamentales. No puede ser una marcha para beneficiar a los halcones, ni para amedrentar a las palomas. Tampoco para declarar victorias, ni para señalar derrotas. Tiene que ser una jornada para despertar la solidaridad y construir cultura humanitaria.
Hay que marchar pensando en la libertad de los plagiados, en el dolor de las madres y los demás familiares. En la mirada triste de Ingrid, en el dolor extremo de los oficiales, en la incertidumbre de los norteamericanos, en la enfermedad de los secuestrados. En la lucha diaria de millones de compatriotas que se niegan a un destino de confrontación interminable. Y con la idea de que la intermediación de los países amigos no tenga limitaciones inconvenientes, si se quieren resultados.
Pero sobre todo, debe ser una jornada para ratificar que la paz se construye todos los días. En Santander voy a marcharle a la paz, el 4 de febrero y todos los días de mi mandato.

Bucaramanga, 29 de Enero, 2008



Hernán Toro: ideólogo liberal


Ramón Elejalde. www.ramonelejalde.com

El pasado 30 de enero conmemoramos treinta años del fallecimiento del reconocido jurista y defensor de las causas del partido Liberal, doctor Hernán Toro Agudelo, quien enalteció con su preparación e inteligencia muchos escenarios del acontecer nacional.
Nació en Frontino en el hogar conformado por Fidel y Teresa el 3 de octubre de 1918. En sus primeros años sus padres se radicaron en la ciudad de Medellín, donde hizo sus estudios primarios en la escuela Juan del Corral. Allí se distinguió por ser un destacado alumno y sembró las semillas de liderazgo y capacidad de estudio que siempre lo distinguieron. El bachillerato lo inició en la Escuela Normal de Varones, de donde salió “por sus ideas revolucionarias”. Los primero años del bachillerato son también sus primeros años de militancia política. Su compromiso en la defensa de los desfavorecidos de la fortuna y su rebeldía natural contra toda injusticia, se dejaron entrever desde esta época. Cuentan que su expulsión de la Normal de Varones obedeció a que cuando estudiaba interno en ese plantel apareció un crucifijo enterrado en los alrededores del local educativo, completamente destrozado. De este hecho las autoridades educativas y religiosas señalaron a un grupo de estudiantes comandados por Aldemar Botero y del cual hacía parte Hernán Toro. El escándalo fue mayúsculo y en los templos de Medellín se realizaron oficios religiosos para reparar lo sucedido. Botero se suicidó poco tiempo después y Toro Agudelo se fue a terminar su bachillerato al Colegio Antonio Nariño de Bogotá. Quienes conocieron a muchos de los protagonistas de este incidente, relatan que lo sucedido realmente fue que se les cayó el crucifijo y lo enterraron por físico temor a los superiores.
En Bogotá, desde su época de estudiante de bachillerato hizo tertulias literarias y políticas con León de Greiff, Alberto Lleras, Jorge Zalamea, Gerardo Molina y Ricardo Rendón, que le marcaron definitivamente su profundo sentimiento socialdemócrata y el compromiso que siempre tuvo con su partido. Regresó a Medellín para matricularse en la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, donde obtuvo el título de abogado. Su tesis de grado “cum laudem”, versó sobre el impuesto predial. Terminada su carrera se vinculó a su misma Universidad donde sirvió como profesor durante diez años.
Se casó con la señora Fanny Zuluaga el 12 de diciembre de 1941, matrimonio que tuvo 6 hijos. Fue subsecretario de Hacienda del Municipio de Medellín y luego jefe de Catastro del Departamento de Antioquia. Su estrecha vinculación con el partido Liberal surge cuando Darío Mejía Medina, designado gobernador de Antioquia por el presidente Alberto Lleras, después de muchos años de una hegemonía conservadora y militar, nombra a jóvenes valiosos de Antioquia en importantes secretarías de despacho. Guillermo Gaviria Echeverri llega a la secretaría de obras Públicas; Héctor Abad Gómez a la de Salud y Hernán Toro Agudelo a la de Hacienda. Posteriormente es elegido representante a la Cámara (1960-62 y 1964-66). Como ministro de Agricultura del doctor Alberto Lleras le correspondió la creación del Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, y la reglamentación de la ley de reforma agraria en Colombia, de la cual fue artífice principal. Luego se desempeñó como director del periódico liberal antioqueño “El Diario” y senador de la República (1966–1970). Presidente del Directorio Liberal de Antioquia e integrante de la sala constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Autor de obras sobre Derecho Constitucional, economía, sindicalismo y reforma agraria, entre las que se mencionan: “Examen sobre los proyectos de la Reforma Constitucional”, “Colombia: estructura política y agraria”, “El impuesto predial”, “La reforma urbana”, “Monografía sobre sindicatos”, “El Pacto Andino” y “La intervención presidencial en el Banco Emisor”.
Por el año de 1963, conjuntamente con Guillermo Gaviria Echeverri, Evelio Ramírez, Carlos Ayora y José Ignacio González, entre otros, conformaron el grupo denominado “Los Dinamiteros”, enfrentados a la oligarquía liberal que representaban Alberto Jaramillo Sánchez, Jorge y Roberto Delgado, Gabriel Fernández Santamaría, estos últimos parapetados desde las columnas del periódico El Correo. Esta fugaz división marca la apertura y la democratización en la conformación de las listas liberales a cuerpos colegiados.
Carlos Lleras dijo del ilustre jurista, “He apreciado siempre en Hernán Toro Agudelo su independencia, que no pocas veces se manifiesta casi agresivamente. Dice y escribe lo que piensa, así tenga que mostrarse en contradicción con gobiernos, amigos o con personas que lo estiman y quieren; pero lo hace tras maduro estudio, tras haber ahondado en todos los aspectos de un problema o de una situación…” (Revista Nueva Frontera. Octubre 25 de 1975).
La Cámara de Representantes en su colección de grandes pensadores colombianos, publicó un libro que tituló: “Hernán Toro Agudelo, un revisor de la ideología Liberal”. Murió en Medellín el 30 de enero de 1978.


FACEBOOK PARTY


Luis Carvajal Basto.

La convocatoria a marchar contra las FARC utilizando la WEB es una condena al secuestro y a los atropellos de ese Grupo violento. Pero mas que eso es la aparición en Colombia de la “Política Virtual” y una forma exitosa de Participación Ciudadana.
Luis Carvajal Basto
Millones de Colombianos saldrán a las calles este cuatro de febrero a condenar los métodos de las FARC. El chantaje a que nos tienen sometidos con las condiciones infrahumanas en que mantienen a nuestros compatriotas secuestrados. Es un grito de rabia y de dolor. El mismo que se manifestó en las dos elecciones de Álvaro Uribe.
Más allá de la condena Nacional a las FARC, el acto del lunes ha movilizado a todos los sectores del País y puedo afirmar que no ha sido convocado por ningún comité pro Reelección o algún partido. Y que no se ha gastado un solo peso en su convocatoria.
Un grupo de ciudadanos sin experiencia política tuvo la iniciativa y recogió un clamor popular que los Partidos organizados no pudieron identificar. Algo pasa con la manera de entender la política en esta era virtual y en la que la publicidad y el posicionamiento de los mensajes en la mente, las emociones y los sentimientos de los electores define mas que los programas, las cartillas y las manifestaciones de barrio en que se empeñan de manera terca la mayoría de los Partidos.
Otra vez más allá, las cosas resultan por donde menos se espera. La Constitución del 91 que nos dio todas las herramientas para que floreciera la participación, no ha conseguido los resultados esperados. La descentralización, por ejemplo, es un cascaron vacio sin la participación de la ciudadanía. Esa participación que de manera maravillosa y contundente aparece ahora, gratis. Después de tantos millones que se han gastado, sin éxito, para lograr que los Ciudadanos defiendan sus derechos.
Una preocupación de quienes observan la forma como se modela la opinión en esta sociedad de la información es el carácter unilateral de los mensajes de los medios al ciudadano, convertido en pasivo receptor. Con frecuencia algunas personas sindican a los medios de ponerse de acuerdo para que la gente piense tal o cual cosa sobre tal o cual candidato. Eso es imposible. Pero ¿Qué se podrá decir ahora ante la irrupción de esta novedosa forma de participación a través de la Red?
Cuando los colombianos del futuro recuerden esta época, seguramente lo harán como una en que los medios, la información, la tecnología e Internet transformaron la sociedad, las relaciones entre sus miembros y también la política. Que mientras unos ciudadanos para difundir sus ideas colocaron un mensaje en la WEB con resultados maravillosos, como los convocantes de la protesta otros, las FARC, con el mismo pretexto, recurrieron a la barbarie del secuestro, el asesinato y el terror. Y que también consiguieron resultados, pero en su contra



No más ‘éxitos’ del Presidente Uribe


Juan Manuel López Caballero.

Muestran las encuestas que buena parte de la población colombiana ve como posible, o aún como probable, o lo que es peor, como deseable, una guerra contra Chávez.
¿Cómo hemos llegado ahí?
Ante todo porque el manejo de la información ha despertado un ‘patrioterismo’ que muchos confunden con patriotismo.
Pero si el caso fuera como lo presentan, cuando uno está ante un loco nada saca con repetir que es loco, y menos con proclamar que no debería actuar como loco; lo sensato es pensar como se lidia con él. O ante una fiera peligrosa lo menos conducente es enojarse porque sea peligrosa, o quejarse porque no actúa mansamente y tratarla como a uno le gustaría tratar a su mascota, o sea con regaños hasta que obedezca.
En todo caso lo de Chávez merece otro análisis:
Un mal comienzo fue haber nombrado Ministro de Defensa a quien para figurar y promoverse había tomado como bandera el insultar y ofender a ese mandatario.
Nos molestamos porque ahora se ha entrometido en asuntos internos de Colombia… pero fue Uribe quien lo invitó. Lo tildamos de provocador y de maltratar la dignidad de nuestro presidente… pero como dicen los niños ‘él (Uribe) fue el que empezó’, el que lo despidió como a una mucama, sin siquiera dirigirse personalmente a él, y bajo la forma de una acusación en su contra.
En un natural enervamiento, Chávez decidió completar lo que ya tenía adelantado, y responder al mandatario nuestro mostrando lo indebido e inconveniente no solo de tratarlo de esa manera sino de marginarlo de un proceso clave para él pero también para Colombia y en especial para los retenidos por las FARC. Sin embargo el Gobierno ‘logró el éxito’ de impedir que fuera Chávez quien mostrara las pruebas de supervivencia, al detener a los mensajeros y capturar lo que iban a entregar.
Chávez, como es natural también, no se queda callado y quieto, y reacciona demostrando que él sí puede producir más resultados –con la liberación de algunos retenidos- y que puede movilizar la opinión internacional.
Uribe ‘se apunta otro éxito’ haciéndolo quedar también como dicen los niños ‘como un zapato’, con la historia de Emmanuel, y frustrando el show ya montado.
Chávez culmina la entrega de Clara Rojas y Consuelo González pero por supuesto espera un reconocimiento y propone una reciprocidad; la respuesta no es reflexiva, ni cordial, ni al menos diplomática, sino va más allá de los desaires y manifestando indignación busca promover el repudio mundial al mandatario vecino.
Así otro ‘éxito’ uribista es el que las cabezas antidrogas, militares y políticas americanas vengan a proclamar desde aquí sus cuestionamientos a la política venezolana, lo que seguramente Chávez no aprecia tanto.
Y un ‘éxito’ más es el ‘no al terrorismo’ y el ‘no al secuestro’ que el Furibismo traduce como respaldo a la política de Uribe (como si hubiera sido posible que alguno proclamara sí al secuestro o al terrorismo, y como si el mensaje no hubiera sido el de apoyo al acuerdo humanitario), y sale la orden del cerco a la guerrilla en los sitios donde tiene a los cautivos.
Sobra decir que la marcha del 4 de Febrero (de la cual algo significa que Mancuso sea parte de los citantes) será presentada –y lo que es peor, asumida- como otro ‘éxito de Uribe’. Pero igual que las victorias pírricas llevan a perder la guerra, otro ‘éxito’ de Uribe quién sabe a dónde nos puede llevar.



Si, a la marcha contra las FARC


RAFAEL GUARÍN

Un grupo en Facebook denominado “Un millón de voces contra las FARC” puede haber comenzado el cambio de actitud ciudadana frente al terrorismo, indispensable en el camino a la paz. La iniciativa originó la convocatoria a rechazar rotundamente el 4 de febrero la violencia “fariana”.
Algunos apresuradamente consideran que se trata de otro esfuerzo sin mayores repercusiones, ante una guerrilla autista que desprecia la opinión pública. Al fin y al cabo, de acuerdo con Andrés Paris, ex - negociador de las FARC, ésta “termina siendo el resultado practico de las campañas informativas”, por lo que las manifestaciones ciudadanas las adjudican a la manipulación mediática del “enemigo de clase”.
Pero ahora es distinto. Las FARC y sus camaradas camuflados en la legalidad lo saben. Nunca antes el país se movilizó con el exclusivo fin de repudiarlas. Aunque el reproche social siempre ha estado implícito, las voces eran más vehementes a la hora de implorar la libertad de los secuestrados, negociar con las guerrillas o rechazar de manera generalizada la violencia. Lo importante de la actual coyuntura es que la consigna del 4F contribuye a romper la lógica terrorista y conseguir en el mediano plazo doblegar la voluntad de lucha guerrillera.
El cálculo clásico del terrorismo enseña que su propósito es provocar un comportamiento de la población o de los gobiernos, favorable a sus pretensiones, a través de acciones violentas y planificadas que generan miedo y espanto en la población, al tiempo que apoyo de sus simpatizantes.
Desde esa perspectiva, producir una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario es fundamental para someter la voluntad de la sociedad, dividirla y lograr que una parte de ella justifique su accionar o incluso adopte su discurso. El miedo y el espanto son tan efectivos que trasladan la responsabilidad de los actos terroristas a los gobiernos y lleva incluso a la defensa de sus autores. Tiene razón la profesora Edurne Uriarte, al afirmar que el “miedo sostiene la irresistible tendencia de muchos ciudadanos de apoyar cualquier forma de negociación con los asesinos, la atracción por la cesión y la rendición”.
La unidad contra el terrorismo despedaza ese presupuesto. La permanente movilización implica que los ciudadanos no se dejan subyugar, tampoco manipular y que lejos de justificar repugnan las acciones violentas, tornándolas infructuosas. De esa forma, el 4F es el primer ladrillo de un muro que desde la sociedad civil se puede construir, no sin dificultades, para impedir el avance terroristas y restringir el campo de acción de quienes en la legalidad lo patrocinan y legitiman.
Como lo recuerda el psicólogo Luis de la Corte, una forma de desaparición de este tipo de organizaciones es su decisión de “sustituir el terrorismo por una estrategia de acción política pacífica o institucional”, debido a que la “la violencia ha sido inútil”. Pero son las actitudes de rechazo o cesión ante el chantaje terrorista las que determinan esa inutilidad o utilidad; en otras palabras, la persistencia del terrorismo depende no sólo de la eficacia del Estado para combatirlo sino de la valentía con la que la sociedad lo enfrente.
Si bien esta puerta se abre con el 4F, la división de la dirigencia política se convierte en el principal obstáculo. Al parecer en el Polo Democrático y en reductos populistas del Partido Liberal sigue pesando más el antiuribismo que el terrorismo. Se dedicaron a petardear la marcha calificándola de guerrerista, luego negándose a asistir, para terminar, en el caso del Polo, armando el mismo día una concentración diferente con el fin de desvirtuar la contundencia del mensaje antiterrorista y pretender reventar así la empresa del 4F.
Obviando a Piedad Córdoba, el caso del Partido Comunista, enclavado en el Polo, es el más patético. Mientras directivos como Carlos Lozano rechazan el 4F argumentando que participar sería “sumarse a las hordas de la violencia y la intolerancia”, defienden la “vigencia del movimiento guerrillero y la validez de la lucha armada”.
Esperemos que este sea el hito que inicie una nueva etapa en la que la determinación ciudadana se imponga sobre las divisiones políticas, los sofismas de distracción y los discursos justificadores que legitiman, dentro y fuera de Colombia, la violencia fariana. También para que quienes no condenan a las FARC asuman en las urnas el costo de su complicidad o indiferencia.


Dos retos: cambio climático y pobreza


José Barea tejeiro, revista Cinco Días, España, febrero de 2008.

Hace días tenía esbozado el tema de este artículo, que dejé sobre la mesa al surgir la crisis bursátil mundial. En el Foro de Davos se ha planteado una confrontación de las ideas sobre el cambio climático y la extrema pobreza en el mundo. Me he alegrado profundamente de tal hecho, pues hasta ahora el cambio climático tenía un apoyo mediático continuo, en tanto que la pobreza en el mundo sólo esporádicamente aparece en los medios informativos. Se trata de dos retos que tiene la humanidad, aunque con distinto grado de riesgo temporal. El riesgo climático es a largo plazo, aunque los científicos no se ponen de acuerdo sobre cuándo comenzará, la intensidad del mismo, a quién afectará y el coste que para combatirlo debe incurrir la sociedad.
En el Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 La lucha contra el cambio climático: solidaridad frente a un mundo dividido (PNUD) se dice que 'el cambio climático es un hecho comprobado por el mundo de la ciencia y que si bien es difícil predecir el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero y son muchas incertidumbres en la cuestión que minan su capacidad predictiva, hoy se sabe lo suficiente como para reconocer que los riesgos que enfrentamos son grandes y potencialmente catastróficos, que afectará tanto a los países pobres como a los ricos. La protección y el cuidado del futuro de nuestros hijos y su descendencia requieren actuaciones hoy. Se trata de una forma de seguro contra pérdidas posiblemente muy grandes. No saber cuáles son las probabilidades de que se produzcan tales pérdidas o el momento exacto en que ocurrirán no es un argumento válido para no contratar un seguro.
Sabemos que el peligro existe, sabemos que el daño que causan las emisiones de gases de efecto invernadero es irreversible en un periodo muy largo. Sabemos que el daño crece cada día que dejamos pasar sin actuar'.
El Informe Stein La economía del cambio climático (2007), encargo del Tesoro británico, dice que si no actuamos rápidamente para frenar el cambio climático podemos llegar a perder entre el 5% y el 20% del PIB mundial anual de forma indefinida; el coste de evitar esta pérdida se situaría en torno al 1% del PIB generado cada año. La ONU ha previsto que si no se frena el cambio climático puede haber más de 500 millones de desplazados en 2050.
Nunca he visto proclamas de esta naturaleza en documentos oficiales como los que comentamos, no con respecto a riesgos futuros, sino con respecto a hechos que no es que sean probables, sino que son ciertos, como los derivados de la pobreza en el mundo. La Agencia Alimentaria de la ONU (FAO), en el Informe 2006, volvió a sacar los colores a las naciones desarrolladas por su comportamiento, ya que los objetivos fijados en la cumbre de 1996 de reducir a la mitad el hambre antes de 2015 están lejos de poder alcanzarse ya que en los 10 años transcurridos las personas que sufren hambre no sólo no han disminuido, sino que incluso han aumentado, cifrándolos en 820 millones.
El hambre es la principal plaga que azota el mundo, que debería considerarse como inaceptable por los países ricos del mundo. Las dos zonas donde se concentra principalmente el hambre son Asia, con la mitad de las personas desnutridas, y África, con el 25%, con el agravante de que, así como en la primera el hambre está en retroceso, en África por el contrario ha aumentado el 25% en los últimos 16 años. Más de 5 millones de niños mueren de hambre cada año en el mundo.
¿Por qué los países ricos se preocupan tanto del cambio climático aunque se trata de un riesgo futuro y en cambio miran hacia otro lado cuando se trata de la actual pobreza en el mundo? Pienso que su comportamiento fariseo se debe a que el hambre no les va a afectar nunca y en cambio los riesgos del cambio climático afectarán a todo el mundo, y por tanto a ellos también. Este comportamiento es el que practica tanto EE UU como la UE con sus políticas agrícolas. Las ayudas de ambos a los países pobres se encuentra en el entorno de 50.000 millones de dólares al año, en cambio el coste para los países pobres de las ayudas concedidas a los agricultores de Estados Unidos y de la Unión Europea se estima en unos 300.000 millones de dólares al año.
Estas ayudas impiden a los países pobres vender sus productos agrarios en las áreas geográficas citadas, a pesar de que sus precios de venta son inferiores a los costes de producción de Estados Unidos y Unión Europea. A veces incluso no pueden colocar sus productos agrarios, que es lo único que pueden ofrecer en los mercados internacionales, ya que los citados bloques colocan sus excedentes de productos altamente subvencionados en los citados mercados.
La globalización de los mercados se aplica por los países ricos de forma asimétrica, es decir sólo para los productos industriales pero no para los agrarios, cuando éstos son los únicos que pueden vender los países pobres. La medida más eficiente para combatir la pobreza sería aplicar la globalización de manera simétrica. Si piensan ustedes que a los Gobiernos y a los ciudadanos de los dos grandes bloques citados les remuerde la conciencia por tales hechos, están equivocados; seguimos instalados en un consumismo desaforado, sin acordarnos de los que se mueren de hambre.
Para Wangari Maathai (Kenia), premio Nobel de la Paz, la pobreza es un problema multidimensional: falta de recursos, de información, de oportunidades, de poder y de movilidad. Nada más eficiente que crear una agencia para combatir la pobreza, que deberá depender de Naciones Unidas, aportando a la misma el porcentaje de su PIB que se acordase, centralizando la decisión, financiación y gestión de todas las actuaciones que individualmente realizan de forma descoordinada los países ricos. En el consejo de la agencia estarían representados los países aportantes de ayuda y los que la reciben. La agencia debería elaborar un inventario de las necesidades a cubrir en cada uno de los países pobres, que constituiría la base para planificar las acciones a emprender, con la finalidad de cumplimentar el acuerdo de la cumbre de 1996 de reducir a la mitad el hambre antes de 2015.
José Barea. Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid