sábado, 22 de septiembre de 2007

Carta desde Bogotá

URIBITO ES EL POLLITO


Guillermo Pérez

Se acabó el misterio. Uribito es el pollito, pues no llega a gallo, para suceder a Alvaro Uribe. La designación se produjo en uno de las tantísimas reuniones gremiales que se celebran semanalmente en alguna ciudad o municipio colombiano, con asistencia de ministros, gobernadores, alcaldes, funcionarios y lagartos de todos los pelajes.

Ante sorprendido auditorio, Uribito recibió el baculazo de su jefe, que lo escogió
entre todos los aspirantes, incluyendo a dos de los accionistas del principal diario y un nieto de Carlos Lleras, que quedaron más fríos que mojarra congelada al oír que ya había sucesor del trono. ‘’Habemus Papa’’ gritaron los burócratas del ministerio de agricultura al escuchar las palabras consagratorias que convirtieron a Uribito en el delfín del inventor de la ‘’seguridad democrática’’, algo que no esperaban ni los más ardientes conservadores caldenses, entre quienes se encuentra nada menos que el famoso ‘’hombre de Invercolsa’’, convertido ahora en periodista de radio gracias al alquiler de espacios en una cadena de propiedad de la familia Pava Camelo.

Pero el baculazo, similar al que el arzobispo Bernardo Heredera Restrepo otorgaba en la década de los treinta al aspirante conservador a la Presidencia de la República, quien de inmediato se convertía en candidato oficial del sacrosanto partido azul, no sorprendió a los observadores políticos que esperaban, desde hacía varios días, una manifestación de Uribe a favor del ministro a quien dicen ‘’Uribito’’ por su identidad ideológica con el primer mandatario. Pero eso no es lo más importante: adicionalmente, la escogencia ratificó algo que ya se sabía: Uribe es más conservador que su tocayo Alvaro Gómez y su principal preocupación, como lo fue hace mas de cien años para su ideólogo Rafael Núñez, es dejar amarrado el poder en manos de gentes de derecha, amigas del Sagrado Corazón y enemigas de eso tan horrible que se llaman liberalismo o socialismo.

Precisamente, días después del baculazo, Uribe se vino lanza en ristre contra las horribles ideas de izquierda, que no lo dejan dormir, al punto de que en el Palacio de Nariño se rumora que algunas noches el ilustre antioqueño se despierta sudando, pues en sus sueños se le aparecen Marx, Lenin, Stalin y Mao, con trinchete en mano, para llevarlo al lado del Ché Guevara, de Tirofijo y del Mono Jojoy, éstos dos últimos merecedores de estatua de bronce por su contribución efectiva a la elección de Andresito Pastrana y las dos elecciones de Uribe Vélez. Porque nadie puede negar que gracias a la torpeza de las FARC se han decidido los tres últimos comicios presidenciales.

Aprovechando cualquier reunión, pues no se píerde ni la cambiada de una llanta, el mandatario se vino lanza en ristre contra las ideas políticas que tanto odia. Acusó a sus enemigos de utilizar algo que llamó ‘’bacanería socialista’’ (?) para criticar todo lo que él hace, incluyendo el magnífico manejo de medios que le permitió, no hace muchos días, permanecer en los 70 puntos de popularidad. Algo que ninguno de sus antecesores había logrado nunca.

A pesar de su cercanía con Hugo Chávez, quien ha estado intentando metérsele al rancho, Uribe se mofó de las ideas de izquierda y reiteró su inclinación por el pensamiento que con tanta propiedad defendieron personajes como Laureano Gómez, su hijo Alvaro y ahora lo hace ‘’Uribito’’, quien ha tenido la osadía de aparecerse en televisión con una camiseta en la que se estampó letrero que decía ‘’No al despeje’’.

Pero haga lo que haga, ‘’Uribito’’ está biche, crudo, así Uribe lo apoye.

LA OPINIÓN, DOS, SEPT. 15-07

A esa conclusión se llega al conocer las reacciones que produjo el baculazo. El senador Carlos García, jefe del partido de la U., el partido inventado en el Palacio de Nariño para oponérsele a las pretensiones de Germán Vargas Lleras y acabar con las colectividades históricas, dijo secamente lo que muchos pensaban:: en lugar de votar por la fotocopia, es mejor votar por el original. Y el vicepresidente y precandidato Francisco Santos señaló secamente que falta mucho tiempo para las elecciones y hay mucho trabajo por hacer. Como quien dice: ‘’No por mucho madrugar amanece más temprano’’.

Entonces, ¿qué buscaba Uribe? Sencillo: demostrar que después de él no hay salvación y que no hay quien pueda reemplazarlo. Entonces, el candidato debe ser él otra vez. Pero si eso ocurre, habrá problemas, muchos problemas.

En primer lugar, habrá que volver a cambiar la Constitución. Algo nada fácil, pues se dice que no hay ambiente en el Congreso para otra reforma que, como ocurrió hace poco, consiste en ‘’cambiar un artículito’’ para permitir una reelección que, por ahora, está prohibida y se llevaría por delante toda la juricidad y la legalidad.

Por la nueva reelección, ya han empezado a aflorar los problemas en los partidos de garaje inventados por Uribe y sus lagartos. La división en el partido de la U, organizado por los ministros de hacienda y defensa, hoy incrustados en la nómina, registra peleas de verduleras. Uno de sus militantes principales le dice a otro travesti y éste le responde calificándolo de exprostituta. La rivalidad en los altos estratos es evidente, hecho que obligó al propio Presidente de la República a intervenir para que no se le acaba uno de sus inventos. Como aquí todo puede pasar, inclusive que haya sujetos que confiesen.sin inmutarse, miles de crímenes, el episodio se sumó a la impunidad y no llevó a lo que ha debido llevar: una sanción del Procurador a quien descaradamente interviene en política desde el palacio presidencial.

El baculazo ocasionó, adicionalmente, alarma entre los aspirantes uribistas Juan Manuel Santos se apresuró a dejarse ver en la captura de jefe del narcotráfico en el norte del Valle, para hacer creer a los televidentes que él también tiene mano fuerte. Pacho Santos, a su turno, se vino lanza en ristre contra los parlamentarios demócratas de Estados Unidos por su actitud frente al tratado de Libre Comercio con Colombia, y Germán Vargas Lleras anunció que tiene deseos de dejar su curul e irse a estudiar al exterior porque aquí no ve, por ahora, posibilidad de ser bendecido por el presidente Uribe. Además, en las filas del Polo Democrático también se vieron enfrentamientos, pues la sucesión presidencial no se sabe a quienes beneficiará

En Colombia, lo he dicho siempre, todo es posible. Pero veo difícil que Uribito sea candidato. Hay bacalaos muy grandes por encima de él.. Además, no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. La derecha uribista no durará para siempre, así el partido liberal esté en la olla y la izquierda no sepa unirse para llegar a Palacio. GPT



BOLAÑO, LA DIMENSIÓN SÍ IMPORTA


Carlos Alberto Villegas, termitavirtual07 el 17 Sep 2007 El País, Madrid.

En torno al escritor como suma de voluntades

Fernando Noreña es uno de los quindianos que han buscado en España horizontes para su futuro. Nos conocimos en la, entonces, Escuela Atanasio Girardot en 1972, cuando terminábamos la primaria y concluimos bachillerato en el Colegio Robledo de Calarcá, ciudad de poetas, según la imaginación legendaria de sus pobladores. Alguien creó un hermoso mito que las generaciones repiten como hecho fundacional, como explicación cosmogónica a su prurito escritrural: son poetas (escritores) quienes han bebido agua del rio Santo Domingo. Y el acueducto municipal surte sus aguas de esa corriente.
Por esa bella y mitómana razón, los calarqueños somos malhechores. En los respetables términos en que Roberto Bolaño define a tanto constructor de camuflaje que tiene por propósito ocultar la verdadera obra maestra. Bolaño es un escritor iberoamericano. Su narrativa vital escanció en muy variadas latitudes y longitudes del territorio donde se habla el hispañol. Para algunos, un escritor menor cuya dimensión, paradójicamente, crece con mayor fuerza después de su muerte.
Noreña por el contrario, es un calarqueño atípico. Tal vez porque intuía desde muy joven esta pretendida verdad de Bolaño. Noreña nunca ha querido escribir una sola línea. Al extremo de escoger una profesión de números. Es Contador titulado. Sin embargo, desde temprana edad lo he reconocido como deleitante de lecturas paradojales. Un gran lector, no por la cantidad de textos devorados sino por la rareza de los textos elegidos y por el disfrute de las lecturas que comparte con muy escasas personas. Pareciera, continuando con la parábola de Bolaño, un ingeniero forestal encargado de señalar en el bosque frondoso, las obras que merecen ser leídas.
Ahora, que conoce mi tarea de reflexionar en torno al escritor como suma de voluntades, me ha arrojado desde la ciudad de Valencia, como extraño salvavidas, una reflexión de Roberto Bolaño. Texto que transcribo para los improbables lectores de este blog:
“Pobre padre mío. Fui escritor, fui escritor, pero mi indolente cerebro voraz me comía las entrañas. Buitre de mi propio Prometeo o Prometeo de mi propio buitre, un día me di cuenta de que podía llegar a publicar excelentes artículos en las revistas y periódicos, e incluso en libros que no desmerecían el papel en que estaban impresos. Pero también supe que jamás lograría acercarme o internarme en aquello que llamamos una obra maestra. Me dirá usted que la literatura no consiste solo en obras maestras, sino que está poblada de, así llamadas, obras menores. Yo también creía eso. La literatura es un vasto bosque y las obras maestras son los lagos, los inmensos y extrañísimos árboles, las elocuentes flores preciosas, o las escondidas grutas, pero un bosque también está compuesto por árboles comunes y corrientes, por yerbazos, por charcos, por plantas parásitas, por hongos y por florecillas silvestres. Me equivocaban. Las obras menores en realidad no existen. Es decir: el autor de una obra menor no se llama fulanito o zutanito. Fulanito o zutanito existen, de eso cabe duda, y sufren y trabajan y publican en periódicos y revistas, y de vez en cuando publican un libro que no desmerece el papel en que está impreso, pero los libros o los artículos, si usted se fija con atención, no están escritos por ellos.
Toda obra menor está escrita por un autor secreto, y todo autor secreto, es por definición, un autor de obras maestras. ¿Quién ha escrito tal obra menor? Aparentemente un autor menor. La mujer de este escritor lo puede atestiguar, ella lo ha visto sentado a la mesa, inclinado sobre las páginas en blanco, retorciéndose y deslizando la pluma sobre el papel. Parece un testigo irrebatible. Pero lo que ha visto es solo la parte exterior, el cascarón de la literatura. Una apariencia – le dijo el viejo ex escritor a Archimboldi y Archimboldi recordó a Aski-. Quien en verdad está escribiendo esa obra menor es un autor secreto que sólo acepta los dictados de una obra secreta. Nuestro buen artesano escribe. Está ensimismado en aquello que va plasmando bien o mal en el papel. Su mujer, sin que él lo sepa, lo observa. Efectivamente, es él quien escribe. Pero si su mujer tuviera una vista de rayos X se daría cuenta de que no asiste a un ejercicio de creación literaria, sino más bien a una sesión de hipnotismo. En el interior del hombre que está sentado escribiendo no hay nada. Nada que sea él, quiero decir. Cuanto mejor haría ese hombre dedicándose a la lectura. La lectura es placer y alegría de estar vivo o tristeza de estar vivo y sobre todo es conocimiento y preguntas. La escritura, en cambio, suele ser vacío. En las entrañas del hombre que escribe no hay nada. Nada, quiero decir, que su mujer, en un momento dado, pueda reconocer. Escribe al dictado, su novela o poemario, decentes, decentitos, salen no por un ejercicio de estilo o voluntad, como el pobre desgraciado cree, sino gracias a un ejercicio de ocultamiento. ¡Es necesario que haya muchos libros, muchos pinos encantadores, para que velen de miradas aviesas el libro que realmente importa, la jodida gruta de nuestra desgracia, la flor mágica del invierno!
Disculpe las metáforas. A veces me excito y me pongo romántico. Pero escuche. Toda obra que no sea una obra maestra es, como se lo diría, una pieza de un vasto camuflaje. Usted ha sido soldado me imagino, y sabe a lo que me refiero. Todo libro que no sea una obra maestra es carne de cañón, esforzada infantería, pieza sacrificable, dado que reproduce de múltiples maneras, el esquema de la obra maestra. Cuando comprendí de verdad dejé de escribir. Mi mente, sin embargo, no dejó de funcionar. Al contrario, al no escribir funcionaba mejor. Me pregunté; ¿por qué una obra maestra necesita estar oculta? ¿Qué secreta fuerza la arrastran hacia el secreto y el misterio?
Ya sabía que escribir era inútil. O que sólo merecía la pena si uno está dispuesto a escribir una obra maestra. La mayor parte de los escritores se equivocan o juegan. Tal vez equivocarse y jugar sea lo mismo, las dos caras de la misma moneda. En realidad nunca dejamos de ser niños, niños monstruosos llenos de pupas y de varices y de tumores y de manchas en la piel, pero niños al fin y al cabo, es decir nunca dejamos de aferrarnos a la vida puesto que somos la vida. También se podría decir que somos teatro, somos música. De igual manera, pocos son los escritores que renuncian. Jugamos a creernos inmortales. Nos equivocamos en el juicio de nuestras propias obras y en el juicio siempre impreciso de los demás. Nos vemos en el nobel dicen los escritores, como quien dice: Nos vemos en el infierno.
Una vez vi una película de gánsters norteamericana. En una escena el detective mata un malhechor y antes de disparar el balazo mortal le dice: nos vemos en el infierno. Está jugando. El detective está jugando y equivocándose. El malhechor, que lo mira y lo insulta antes de morir, está jugando y equivocándose, aunque su campo de juego y su campo de equívocos se ha reducido casi hasta el cero absoluto, porque en el próximo plano va a morir. El director de la película también juega. Y el guionista, lo mismo. Nos vemos en el Nobel. Hemos hecho historia. El pueblo alemán nos lo agradece. Una batalla heroica que será recordada por las generaciones venideras. Un amor inmortal. Un hombre escrito en el mármol. La hora de las musas. Incluso una frase aparentemente inocente como decir: ecos de una prosa griega, no contiene más juego y equivocación.
El juego y la equivocación son la venda y son el impulso de los escritores menores. También: son la promesa de su felicidad futura. Un bosque que crece a una velocidad vertiginosa, un bosque al que nadie le pone frenos, ni siquiera las Academias: al contrario, las Academias se encargan de que crezca sin problemas, y los empresarios y las universidades (criadero de atorrantes), y las oficinas estatales y los mecenas y las asociaciones culturales y las declamadoras de poesía, todos contribuyen a que el bosque crezca y oculte lo que tiene que ocultar, todos contribuyen a que el bosque reproduzca lo que tiene que reproducir, puesto que es inevitable que así lo haga, sin revelar nunca qué es aquello que reproduce, aquello que mansamente refleja.
¿Un plagio se dirá usted? Sí, un plagio, en el sentido de que toda obra menor, toda obra salida de la pluma de un escritor menor, no puede ser sino un plagio de una obra maestra. La pequeña diferencia es que aquí hablamos de un plagio consentido. Un plagio que es un camuflaje que es una pieza en un escenario abigarrado que es una charada que probablemente nos conduzca al vacío”.
A los interesados en conocer más acerca de las obras de Roberto Bolaño, les recomiendo esta página.
http://www.deriva.org/monograficos/monograficos.php?ID=12
No dudo que a mi amigo Fernando Noreña se le ilumine la mirada de forma perversa y sonría malicioso ante mi tozudez. Seguro piensa igual que Bolaño: la dimensión si importa.



Época de encuestas

Juan Manuel López Caballero.

Una encuesta según la cual los hombres tenían en promedio por individuo más relaciones hetereosexuales (o sea con miembros del otro sexo) que las mujeres, despertó entre los profesionales del ramo una inquietud de hasta dónde podía llegar el error en sus conclusiones.
La realidad es que por cada acto sexual de algún hombre está el de la mujer, por lo tanto el total es el mismo para los dos sexos, y teniendo en cuenta que la población masculina y la femenina son prácticamente igual, el promedio no puede ser diferente.
Cualquier encuesta que no dé este resultado tiene un error, y la explicación aunque puede estar en que el encuestado suministra mal la información (las mujeres tienden a mostrarse ‘recatadas’ y los hombres a mostrarse ‘muy machos’) generalmente está en un mal diseño de la muestra tomada.
Para este caso el error puede estar por ejemplo en que se ponderan de la misma forma todas las edades y no se toma en cuenta que la sexualidad activa del hombre se prolonga más que la de la mujer (se toma solo en consideración la proporción por ejemplo de mayores de 70 como total de la población pero no que la cantidad de ‘encuentros’ a los 70 años es menor que a los 50, y que a esa edad el varón es más activo que la mujer).
Es obvio que entre más grande sea la encuesta más acertada puede ser, pero porque permite hacer más subdivisiones con ponderaciones diferentes. En el ejemplo mencionado no se mejoraría mucho la información ni la exactitud con solo doblar el número de entrevistas pero sí al hacer la partición teniendo en cuenta esas características (sorpresa: si en términos comparativos el sexo masculino es más activo cuando viejo eso implica que las mujeres tienen más relaciones en el resto de la vida –la diferencia es muy pequeña pues en esa edad mayor los encuentros son mucho más distanciados, pero según eso la mujer durante la ‘edad madura’ sería más ‘fácil’ o más libidinosa que el hombre).
Por eso, a diferencia del cuento del chorizo, lo esencial en una encuesta es saber cómo se hace, ya que a través de la definición y partición del universo que se diseña y/o de la forma en que se presente se puede obtener fácilmente una distorsión de lo que se pretende averiguar.
En particular deben producirnos una inquietud similar las encuestas políticas, cuando para una misma información dos firmas dan resultados que muestran una diferencia más grande que el margen de error que ellas dicen, puesto que en principio esto debería ser imposible.
El caso de una mala presentación se puede ilustrar con un ejemplo: Si se toma a mil personas como representativas de una población, la pregunta de si piensan votar o no puede tener un determinado margen de error (supongamos que 300 no piensan votar, y que el margen de error así es 5%); si en la segunda pregunta debe indicar el candidato por el cual piensa votar, la muestra será sobre 700, por lo tanto el margen de error no puede ser el mismo sino será mayor; como casi nunca aparece esto en la información sobre la metodología, la diferencia entre dos encuestadores puede ser de más de ese 5% sin que aparezca explicación alguna pues la ficha solo menciona el margen de error sobre el total entrevistado; y si en vez de dos opciones (como el caso de la pregunta si va a votar o no, o si votará por el candidato A o por el B) son varias las opciones, el margen de error será más grande entre más posibilidades haya.
Que puede haber interés en manipular las encuestas es obvio pues aunque sea algo absurdo, la verdad es que muy buena parte de los votantes tienen tendencia a ver las elecciones como quien apuesta en una carrera de caballos: no votan por defender un programa sino por acertar al ganador (y, tal como se le está cuestionando ahora al Director del Partido Liberal, esto se puede convertir en estrategia de los conductores de una u otra colectividad con la esperanza de así mostrar un aparente triunfo de los candidatos avalados).
En relación a esto las encuestas no informan sino son usadas como un truco o guía que los orienta por quien votar. De ahí nace el interés de cada candidato de difundir encuestas que lo favorecen. Y por eso debería ser igualmente proporcional el interés del elector por analizar su contenido y no limitarse a ‘tragar entero’ la presentación.
Una encuesta para la gobernación puede tomar como referencia la población de un municipio pero puede que en él la votación efectiva sea ya tradicionalmente mucho menor, en proporción a la de otros municipios; así pasa en general en las zonas rurales en comparación con las capitales. Por eso según el electorado donde tenga su fuerte un candidato mostrará encuestas en todo el departamento o las de la capital. Un caso que se ha puesto como ejemplo es el de la Gobernación de Antioquia donde en el conjunto de municipios del Valle de Aburrá la participación electoral ha sido del 42% mientras en el resto del Departamento tradicionalmente no pasa del 14%. Al no incluir esta consideración en la encuesta y guiarse solo por el censo, el candidato que tiene pocos votos en la periferia aparecerá con una votación que no se reflejará en la elección.
Otra consideración es el grado de conocimiento sobre los candidatos: si uno de ellos es conocido por todos los encuestados mientras otro no lo es, la respuesta de cuántos votarán por el primero es exactamente la posición definitiva respecto a él (se puede considerar el tope de su potencial); en cambio la votación por el segundo en principio solo puede aumentar (no se sabe si quienes no le dan su apoyo es porque tenían la decisión de no darle su voto, o porque no lo conocen; luego lo que la encuesta expresa es lo mínimo que ya lo respalda, o sea su piso y solo puede crecer)
El caso de Maria Emma ante Samuel Moreno en la consulta interna del Polo -donde el error fue monumental- tiene varias explicaciones: 1. Las encuestas por teléfono dejan de lado a quienes no lo poseen; pero además, al asumir como universo solo la clasificación por estratos, no se tiene en cuenta la proporción de dueños de estos aparatos en cada estrato –la cual evidentemente es mucho mayor en las clases altas (si por ejemplo los estratos 5 y 6 representan el 5% del censo pero el 20% de los pobres no tiene teléfono, esos estratos tendrán más peso del real en la encuesta -el 6.7%-)-; y si tienen el doble de aparatos la probabilidad de ser representativos en la encuesta será en proporción de dos a uno –contarán hasta casi 10%, es decir, el doble de la realidad-). 2. Los ciudadanos 5 y 6 son tradicionalmente más abstencionistas (y más en el caso de una votación interna del POLO); al únicamente usar el criterio del censo poblacional se asume que votan en la misma proporción que las clases medias y bajas lo cual les da un peso que no van a tener en la elección misma.
Es de imaginar que estas consideraciones las tienen en la Campaña de Samuel Moreno ante Peñaloza y de ahí su optimismo.
A todo lo anterior debe adicionarse lo que inciden por supuesto la forma de la pregunta y el momento en que se hace. Pero como bien lo repiten los profesionales de esa actividad, la encuesta es solo la foto del momento.
En últimas lo que sí es expresivo y correcto de las encuestas es la tendencia que muestran cuando se hace una serie con la misma metodología.



Derriben ese muro*


Amy Goodman, Democracy Now, Publicado el 12 de septiembre de 2007 .

La semana pasada me senté junto al ex presidente Jimmy Carter en el Centro Carter, en Atlanta. El centro estaba celebrando una conferencia de defensores de derechos humanos, personas que en la primera línea hacen frente a regímenes represivos en todo el planeta. Tras un cuarto de siglo de trabajo humanitario a través del Centro Carter, enviando observadores electorales, trabajando para erradicar enfermedades tropicales ignoradas y con el foco puesto en los pobres, Jimmy Carter se encuentra ahora en el centro de la tormenta del conflicto israelí-palestino.
Después de haber trabajado durante más de tres décadas sobre Medio Oriente, Carter ha publicado un libro titulado Palestina: Paz, no Apartheid. Ya el título de por sí ha provocado un escándalo. No obstante, Carter no se deja intimidar:
“La palabra ‘apartheid’ es totalmente precisa. Se trata de una zona ocupada por dos fuerzas. Actualmente están completamente separados. Los palestinos no pueden conducir por las mismas carreteras que los israelíes han creado o construido en territorio palestino. Los israelíes nunca ven a un palestino, con la excepción de los soldados israelíes. Los palestinos nunca ven a un israelí, excepto desde lejos, o bien a los soldados israelíes. Así que dentro del territorio palestino se hallan absoluta y totalmente separados, mucho peor de lo que estaban en Sudáfrica, por cierto. Por otra parte, la otra definición de ‘apartheid’ es que una de las fuerzas domina a la otra. Y los israelíes dominan completamente la vida de los palestinos”.
Para Carter, gran parte de la culpa de la falta del impulso de las negociaciones para llegar a una solución del conflicto es la ausencia de debate en EE. UU.: “Es una terrible persecución a los derechos humanos que de lejos sobrepasa lo que cualquiera imaginaría desde fuera. Y hay poderosas fuerzas políticas en Estados Unidos que impiden cualquier análisis objetivo del problema en Tierra Santa. Creo que no me equivoco al decir que ni un solo miembro del Congreso con el que tengo relación criticaría la situación ni pediría que Israel se retirara a sus fronteras legales o daría publicidad al sufrimiento de los palestinos, e incluso ni siquiera pediría públicamente conversaciones de paz de buena voluntad”.
Como presidente, Carter negoció los acuerdos de paz de Camp David en 1978, creando una paz duradera entre Israel y Egipto. El presidente Clinton, que presidió la fallida cumbre de Camp David en el año 2000 entre Israel y los palestinos, ha sido muy crítico con el punto de vista de Carter. Clinton culpa a los líderes palestinos por rechazar la “generosa oferta” de Israel. Es interesante saber que el principal negociador israelí, el ex ministro de exteriores Shlomo Ben-Ami, me dijo en 2006: “Si yo fuera palestino, también habría rechazado el acuerdo de Camp David”.
Mientras estábamos en Atlanta, la Universidad DePaul de Chicago alcanzó un acuerdo con el profesor Norman Finkelstein. A pesar de ponderarlo como “académico prolífico y profesor sobresaliente”, la Universidad DePaul le negó la titularidad, muchos creen que debido a su crítica abierta a la política de Israel hacia los palestinos. Hijo de sobrevivientes del Holocausto, Finkelstein ha sido elogiado por importantes académicos.
Justo unos meses antes de su muerte, Raul Hilberg, el venerado fundador del campo de los estudios sobre el Holocausto, alabó el trabajo de Finkelstein: “Hace falta mucho valor. Su lugar en la historia de la escritura de la historia está asegurado. Aquéllos que al final demuestran tener razón triunfan, y él estará entre los que habrán triunfado, aunque, por lo que vemos, pagará un alto costo por ello”.
Un debate abierto sobre Israel y Palestina no debería tener un costo tan alto. Es esencial para la paz en Medio Oriente. El Grupo de Estudios sobre Irak declaró en su Informe Baker-Hamilton: “Estados Unidos no podrá conseguir sus objetivos en Medio Oriente a menos que trate de forma directa el conflicto árabe-israelí”.
La cubierta del libro de Carter presenta una fotografía del “Muro de Separación”. Israel diseñó originalmente el muro para que recorriera la frontera de 1967, reconocida internacionalmente. Carter apuntó que Israel “decidió trasladar el muro desde la frontera israelí para entrometerse más en Palestina, para arrancar así parte de esas preciadas tierras con el fin de que los colonos israelíes las ocupen”. La Corte Internacional de Justicia ha declarado ilegal el muro. Se ha completado más de la mitad, y hay planes para extenderlo más de 640 kilómetros (400 millas), principalmente a través de Cisjordania. En algunos sitios el muro tiene más de 7 metros y medio de altura (25 pies) y está hecho de hormigón.
Carter lo describe como “mucho peor” que el muro de Berlín. El veterano pacifista israelí Uri Avnery ha escrito:
“Cuando mis amigos caen víctimas de la desesperación, les muestro un trozo de hormigón pintado que compré en Berlín. Es uno de los restos del Muro de Berlín, que se venden en la ciudad. Les digo que tengo la intención, cuando llegue el momento, de solicitar una franquicia para vender trozos del Muro de Separación”.
Ese muro se levanta también en Estados Unidos, metafóricamente, alrededor de todo debate racional que busque una solución justa y equitativa para Medio Oriente. Mi sugerencia: Derriben ese muro.
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*[nota del traductor: de las famosas palabras “Tear down this wall” de Ronald Reagan en 1987 a Mijaíl Gorbachov en referencia al Muro de Berlín]
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org), noticiero internacional diario emitido por más de 500 estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo.



Una Auténtica Revolución Urbana

César González Muñoz
La opinión pública no se ha dado cuenta. Si los medios de prensa ayudaran, la ciudadanía podría percatarse de que la vida urbana en Colombia vive una revolución.
Más de veinte áreas metropolitanas y capitales de departamento están viviendo, o están a punto de iniciar, cambios muy importantes en la organización del transporte de personas. La creación y expansión de sistemas integrados de transporte público y la modernización empresarial de la industria del transporte colectivo tradicional, son signos de los nuevos tiempos en la movilidad de las ciudades colombianas.
Por cuenta de los sesgos propios de los medios colombianos de comunicación, el ciudadano del común oye que algo está ocurriendo con el transporte en Cali, o en Pereira, o en Cartagena, o en Bucaramanga. Pero no hay un mapa integral del cambio.
En la capital, el asunto es de marca mayor. Los bogotanos de estratos sociales altos se entretienen con la discusión sobre el Transmilenio por la carrera séptima, o si allí sería mejor un metro ligero, o un monorriel, qué se yo. Eso, a la gran mayoría de la gente, le importa un pepino. Para ella, lo importante es que Transmilenio no se siga deteriorando y que pueda llegar más rápido y más barato a su empleo, o a su rebusque, o a su centro de educación.
Comparados con la magnitud del cambio estructural que comienza, los temas que hoy se discuten en Bogotá no pasan de ser chicos pleitos. El Plan Maestro de Movilidad del Distrito contempla, entre otras cosas, la implantación de un Sistema Integrado de Transporte Público. Los tres elementos de este sistema serán: El transporte masivo, el transporte colectivo que no irá sobre troncales exclusivas, y el sistema unificado de recaudo de la tarifa. Las 66 empresas que hoy funcionan en Bogotá les van a dar paso a ocho o diez operadoras que atenderán un igual número de cuencas o zonas metropolitanas, manejando su propia flota al estilo de los operadores de Transmilenio.
Esto no será para un futuro indefinido. La actual administración distrital se propone dejar planteado el diseño del sistema integrado, y el próximo alcalde tendrá que ser actor estelar de una transformación sin precedentes de la vida urbana. Los chicos pleitos quedarán hundidos bajo el peso de la auténtica revolución que se ha puesto en marcha.
Un asunto fundamental en todas partes, y que deberá resolverse en un par de años, es la eliminación de la llamada Sobreoferta Técnica, es decir, la destrucción de los vehículos sobrantes. En Bogotá pueden ser unos ocho o diez mil (no hay cifras concretas), y en el país unos veinticinco mil vehículos. Estas sí son palabras mayores. En Bogotá, los recursos financieros para adquirir y retirar el equipo sobrante están asegurados mediante el Fondo del Factor de Calidad para el Mejoramiento del Servicio. La ciudadanía espera un uso eficiente y oportuno de estos fondos. En general, las áreas metropolitanas embarcadas en sus planes de transporte masivo tienen resuelto el aspecto financiero de la “chatarrización”. En las demás ciudades la cosa no es tan clara. El desafío será en todas partes cómo causar semejante “mortandad” vehicular al menor costo posible y respetando además los derechos de la comunidad transportadora tradicional.
El recaudo unificado y por medios electrónicos será el negocio más atractivo para los inversionistas en general. Habrá que ver si los propietarios de vehículos y los actuales empresarios del transporte colectivo logran una participación definitiva en este nuevo escenario empresarial. Ello depende de las condiciones generadas en cada localidad, y de la capacidad de liderazgo y cooperación de ese sector social.
En todo caso, la nación comienza a presenciar un proceso de cambio que influirá definitivamente en la calidad de la vida de mucha gente, que marcará en buena medida los rumbos de la modernización del transporte urbano y que además dejará ver la calidad de la democracia económica colombiana.


El futuro del comercio mundial:
¿Doha o regionalismo y bilateralismo?


Federico Steinberg, ARI Nº 95/2007 - 13/09/2007. Real Boletín Elcano.
Tema: Este ARI analiza las perspectivas del comercio mundial tras el colapso de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC), prestando especial atención a la expansión de los acuerdos comerciales bilaterales y regionales.
Resumen: La suspensión de las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC no permitirá avanzar en algunos frentes en los que existen claras ganancias potenciales de la liberalización comercial, sobre todo algunos productos agrícolas y servicios, pero no significará un aumento del proteccionismo a corto plazo ni un colapso del sistema multilateral de comercio. Asimismo, es posible que alimente nuevos acuerdos comerciales regionales cuyo impacto económico real será reducido, aunque favorecerá a los países más avanzados y perjudicará sobre todo a los más pobres.
Análisis: En julio de 2007 la Ronda de Doha de la OMC entró en hibernación porque la autorización que el Congreso estadounidense había dado al presidente Bush en 2002 para negociar acuerdos comerciales en bloque sin poder introducir enmiendas (Trade Promotion Authority o Fast Track) expiró sin que se hubiera cerrado un acuerdo entre los principales países (como la política comercial en EEUU es competencia del Congreso, para que el ejecutivo pueda negociar acuerdos comerciales debe tener otorgado el Fast Track).
En junio de 2007 se produjo un último intento de alcanzar un acuerdo. Pero las ofertas de liberalización agrícola de la UE y EEUU parecieron insuficientes a los países emergentes, que a su vez se negaron a reducir sus aranceles en manufacturas en la cuantía reclamada por los países industrializados y demandaron que la regulación de la OMC no les restara margen de maniobra para poner en práctica políticas industriales activas (lo que se conoce en la literatura académica como policy space para el desarrollo).
El colapso de las negociaciones no significa necesariamente el final de la Ronda de Doha, ni mucho menos el final de la OMC. La Ronda podría reabrirse cuando en 2008 el próximo presidente estadounidense intente obtener un nuevo Fast Track del Congreso de mayoría demócrata (o incluso antes, aunque ello sea altamente improbable). Además, las reglas de la OMC siguen estando vigentes y su sistema de resolución de disputas funciona de forma efectiva, por lo que el comercio mundial debería seguir creciendo a tasas superiores al PIB, sobre todo en servicios.
Pero que las negociaciones hayan encallado constituye un problema para la consolidación de un régimen multilateral de comercio basado en reglas transparentes y predecibles. También hará más difícil que se produzcan avances en algunas de las iniciativas destinadas a beneficiar a los países más pobres, a los que se les prometió que la Ronda sólo les reportaría beneficios (en términos de acceso a mercados para sus exportaciones y ayuda para el comercio). Por lo tanto, el peligro estriba en que este fracaso socave la credibilidad del sistema de gobernanza del comercio mundial, reduzca las oportunidades de crecimiento (sobre todo para los países en desarrollo) y de lugar a una nueva espiral de acuerdos bilaterales y regionales discriminatorios.
Este trabajo analiza cuáles son las perspectivas para la Ronda de Doha, discute quiénes son los principales perjudicados de que las negociaciones se hayan detenido y evalúa en qué medida existe un riesgo real de que el regionalismo sustituya al multilateralismo en las relaciones comerciales internacionales.
El “impasse” en las negociaciones y las perspectivas para la Ronda de Doha
La Ronda de Doha se abrió en noviembre de 2001, tras los ataques del 11 de septiembre. Liderada por EEUU y la UE, su objetivo era fortalecer el multilateralismo en un contexto de fuerte incertidumbre geopolítica internacional. Para conseguir que los países emergentes la apoyaran se planteó como una negociación para promover el desarrollo de los países pobres y lograr un mayor equilibrio en las relaciones económicas norte-sur.
Sin embargo, la Ronda ha tenido una evolución lenta y no ha logrado acuerdos sustanciales en prácticamente ninguno de los temas clave (véase “La Ronda Doha en la encrucijada”, ARI 85/2006; “El acuerdo de Hong Kong y el futuro de la Ronda Doha”, ARI 158/2005; y “El fracaso de la cumbre de Cancún y el futuro del multilateralismo comercial”, ARI 107/2003).
A lo largo de las negociaciones se han ido excluyendo los temas más controvertidos, aquellos en los que resultaba evidente que no iba a ser posible el consenso, como la política de competencia o el tratamiento de las inversiones y de las compras públicas. Ello permitió que desde 2004 se acotaran las negociaciones a la agricultura, las manufacturas y los servicios, áreas en las que era posible vislumbrar un acuerdo recíproco basado en el intercambio de concesiones que fuera políticamente aceptable para los principales países.
Sin embargo, incluso con esta agenda reducida y centrada en el acceso a mercados, ha sido imposible cerrar la Ronda antes de que el presidente Bush perdiera el Fast Track. La actual situación de impasse es consecuencia de la oposición de los países avanzados a reducir su proteccionismo agrícola (tanto aranceles como subsidios) y de los países emergentes agrupados en torno al G-20 a reducir sus aranceles máximos permitidos para bienes manufacturados, así como de liberalizar en mayor medida sus sectores de servicios. Todos se han mostrado dispuestos a ceder en estos aspectos, pero no ha sido posible acordar en qué cuantía, lo que ha impedido cerrar la Ronda.
No es fácil evaluar el impacto real de la falta de acuerdo. Los múltiples estudios de simulación cifran las ganancias totales netas de la liberalización comercial en un amplio abanico, que va desde los 44.000 millones de dólares anuales (en el escenario más conservador) hasta más de 600.000 millones de dólares anuales (si se considera la liberalización de servicios, incluyendo la movilidad de trabajadores). En todos los casos unas tres cuartas partes de las ganancias irían a parar a los países ricos. El problema es que estas simulaciones son muy sensibles a los arbitrarios parámetros que se utilizan en los modelos e incluso ocultan que algunos países y sectores perderían con la liberalización si no se establece alguna política para compensarlos.
Además, estas cifras dicen poco a la opinión pública, especialmente porque se trata de ganancias potenciales, lo que significa que el que no se materialicen no tiene un impacto tan grande para la opinión pública como si se tratara de pérdidas reales. Por ello no existe una percepción generalizada de que el colapso de la Ronda implique una pérdida de renta para los consumidores, aunque de hecho así sea. Además, muchos lobbies trasladan a la opinión pública la idea de que al dejar de liberalizar se está evitando asumir los costes de ajuste de una mayor apertura comercial (pérdidas de empelo, deslocalización industrial, outsourcing de servicios, etc.), que en algunos países son significativos.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, es importante subrayar que el colapso de las negociaciones no elevará el nivel de proteccionismo a corto plazo porque lo que se negocia en la OMC es una reducción de los aranceles y subsidios máximos permitidos, no de los aplicados en la realidad. Como en las últimas décadas (y sobre todo en los años noventa en los países en desarrollo), casi todos los miembros de la OMC liberalizaron su comercio para insertarse en la globalización; en la práctica, la mayoría de los aranceles que aplican están por debajo de los máximos permitidos por la OMC (lo que se suele conocer como bound tariffs, por su nombre en inglés). Así, como muestra la Tabla 1, el comercio manufacturero está prácticamente liberalizado en los países avanzados, que sólo mantienen aranceles algo más altos en textiles. Los países en desarrollo, por su parte, siguen manteniendo aranceles mayores, pero siempre dentro de valores relativamente bajos en promedio (sobre todo si se los compara con las cifras de cualquier otro período de los últimos cien años). Por su parte, los aranceles agrícolas continúan siendo elevados, tanto en los países avanzados como en los países en desarrollo.
Tabla 1. Aranceles medios aplicados al comercio, 2006
(%) Países avanzados Países en desarrollo
Agricultura 16 17,7
Textiles 7,5 17
Manufacturas 1,9 9
Total mercancías 2,9 9,9
Fuente: Kym Anderson y Will Martin, Agricultural Trade Reform and the Doha Development Agenda, Palgrave Macmillan y Banco Mundial, 2006.
Sin embargo, estas cifras medias ocultan que algunos productos están protegidos por aranceles pico, que son aquellos que se encuentran muy por encima de la media porque están destinados a proteger “productos sensibles”, es decir, productos en los que un lobby ha tenido éxito reclamando protección a su gobierno. Suele tratarse de productos agrícolas y textiles en los países ricos y de productos agrícolas y algunas manufacturas de valor añadido medio en los emergentes. Por ejemplo, el arroz tiene un arancel del 110% en la UE y del 886% en Japón y el arancel aplicado al azúcar es del 90% en la UE, del 227% en Japón y del 24% en EEUU. Por su parte, el arancel medio aplicado a todas las manufacturas en la India supera el 30%, el de China se sitúa en el 20% y el de Brasil en el 18%. Además, para bienes industriales especialmente protegidos, como los automóviles y el acero, existen aranceles superiores al 50%.
Otra importante distorsión en el comercio agrícola continúan siendo las subvenciones a la producción y a la exportación, en las que los países de la OCDE gastan más de 350.000 millones de dólares anuales. Éstas dan lugar a la sobreproducción, reducen los precios en los mercados mundiales y no permiten competir en igualdad de condiciones a los países en desarrollo. Asimismo, esas ayudas benefician directamente a un pequeño grupo de productores en los países ricos, lo que implica un uso ineficiente de los recursos públicos, que no pueden invertirse en actividades con mayor rentabilidad social.
Los perjudicados por el proteccionismo agrícola son los agricultores de los países que tienen ventaja comparativa en productos primarios. Incluyen desde grandes exportadores agropecuarios, como Brasil y Argentina, hasta pequeños países muy dependientes de la exportación de un solo producto agrícola, como Malawi del tabaco y Chad, Burkina Faso, Benin y Malí del algodón. Estos países tienen difícil acceso a los jugosos mercados de los países avanzados y tienen dificultades para competir con sus exportaciones subsidiadas.
En el conjunto de los países en desarrollo viven cerca de 900 millones de agricultores en pobreza extrema, cuyos ingresos crecerían gracias a la liberalización agrícola porque serían capaces de producir para mercados externos. Son los grandes perdedores del fracaso de las negociaciones de la Ronda porque muchas de las medidas acordadas en la cumbre de Hong Kong de 2005 estaban destinadas a ayudarlos, pero si la Ronda no se cierra la mayoría de las mismas podrían quedar en suspenso.
Aún así hay que señalar que la liberalización agrícola también podría perjudicar a algunos agricultores en los países en desarrollo, sobre todo en África. Se trata de aquellos que tienen acceso preferente a los mercados europeos y que sufrirían una erosión de sus preferencias o de los que producen fundamentalmente para mercados locales y no son capaces de exportar, que verían peligrar su subsistencia debido al aumento de la competencia. Para ellos sería necesario buscar sistemas de compensación.
Otro instrumento proteccionista especialmente perjudicial para los países en desarrollo son los aranceles progresivos, aquellos que se incrementan en función del nivel de valor añadido que incorporan las importaciones que entran en los países avanzados. Esto significa que las materias primas, algunos productos agrícolas y manufacturas poco elaboradas que exportan los países en desarrollo se enfrentan a bajos aranceles en los países ricos, pero éstos se incrementan rápidamente en cuanto se vuelven bienes más sofisticados, por ejemplo alimentos procesados. Este tipo de protección es perjudicial para el desarrollo porque al introducir un desincentivo a la innovación para aumentar el valor añadido de las exportaciones, dificulta a los países emergentes diversificar su oferta productiva.
El único sector al que no se refiere la Tabla 1 son los servicios, que son el área en la que más tienen que ganar los países avanzados y donde más prácticas quedan por liberalizar, sobre todo en sectores como telecomunicaciones, servicios básicos o universales (agua, electricidad, etc.), bancarios, financieros, legales, de seguros, médicos, etc. Pero los servicios también constituyen el área más difícil de liberalizar porque para su apertura no basta con reducir aranceles y subsidios, sino que es necesario modificar la regulación interna de los Estados, con la dificultad política que ello implica. Por ello, ante las dificultades para alcanzar acuerdos, las negociaciones de Doha no han tratado de abrir nuevas parcelas del comercio de servicios, sino sobre todo la consolidación dentro del marco de la OMC de la liberalización que muchas economías emergentes han llevado a cabo unilateralmente en los últimos años. Por lo tanto, al no haber acuerdo en la Ronda existe la posibilidad de que la liberalización pueda revertirse en futuro, por lo que no ha aumentado la seguridad jurídica.
En definitiva, la suspensión de las negociaciones no permitirá avanzar en algunos frentes en los que existen claras ganancias potenciales de la liberalización, sobre todo en algunos productos agrícolas y servicios, pero no significará un aumento del proteccionismo a corto plazo ni un colapso del sistema multilateral de comercio. Además, es posible que las negociaciones se retomen si el próximo presidente estadounidense elegido en 2008 obtiene un nuevo Fast Track del Congreso. Pero esto dependerá de que no se produzca una severa recesión que alimente tensiones proteccionistas y de que el Congreso, dominado por el partido demócrata (que tradicionalmente ha sido más proteccionista que el republicano), no siga alimentando un neo nacionalismo económico que se sustenta en el elevado déficit por cuenta corriente estadounidense, sobre todo con China.
Por todo ello, hay que restar dramatismo al colapso de las negociaciones. Si tenemos en cuenta que las dos anteriores Rondas del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio o GATT (la de Uruguay y la de Tokio) duraron ocho y seis años respectivamente y se cerraron con cuatro años de retraso sobre el calendario previsto, retrasar la de Doha hasta finales de la década no debería considerarse extraordinario. De hecho, como muestra el Gráfico 1, cuantos más miembros ha ido teniendo el GATT/OMC, más complicado ha sido alcanzar acuerdos y más tiempo han durado las Rondas.
Gráfico 1. Duración y participantes en las Rondas de liberalización comercial

Fuente: elaboración propia.
Acuerdos regionales y bilaterales: ¿una amenaza para la OMC?
Cuando las negociaciones multilaterales avanzan despacio o se estancan, los países con intereses exportadores tienen incentivos para embarcarse en acuerdos comerciales bilaterales y regionales. Este tipo de acuerdos suelen ser más fáciles de cerrar porque tienen lugar entre un menor número de Estados. Además, los países en desarrollo, en especial los de menor tamaño, ven estos acuerdos como una forma de reforzar sus relaciones diplomáticas con los países desarrollados y como una vía rápida para conseguir acceso a sus mercados. Con frecuencia, también los han utilizado como un paso previo a la integración multilateral. A su vez, los países ricos los utilizan para ejercer el liderazgo regional o para trazar alianzas geoestratégicas.
Pero estos acuerdos tienen varios problemas. En primer lugar son discriminatorios porque permiten otorgar preferencias a las exportaciones de un país sobre las de otro, lo que viola el principio de la cláusula de nación más favorecida (que es la piedra angular del sistema multilateral de la OMC) y genera una artificial e ineficiente desviación de comercio. Segundo, tienden a beneficiar a los países relativamente más ricos, que aprovechan el interés de los relativamente más pobres en acceder a sus mercados para extraer concesiones en temas no estrictamente comerciales, como los estándares laborales o la protección de la propiedad intelectual y de inversiones, entre otros. Tercero, en la mayoría de los casos, estos acuerdos suelen tener motivaciones más geopolíticas que económicas, por lo que constituyen una fórmula poco eficiente de aprovechar las ganancias de la integración y consumen preciosos y escasos recursos diplomáticos que no pueden dedicarse a la negociación multilateral. Por último, tejen una compleja telaraña de sistemas preferenciales que contribuyen a crear confusos laberintos burocráticos, refuerzan las asimetrías de poder en el sistema internacional y generan incentivos perversos para avanzar en la liberalización multilateral.
En definitiva, sólo en los contados casos en los que estos acuerdos tienen como objetivo alcanzar una integración mucho más amplia y profunda que la que permite la OMC contribuyen a fortalecer (y no a debilitar) el sistema multilateral de comercio. El ejemplo más claro es la UE, cuya integración regional establece una regulación común en muchos más temas que los cubiertos por la OMC, además de un marco supranacional que ha servido para fortalecer el multilateralismo y que incorpora complejos sistemas de compensación para suavizar los costes de ajuste asociados a la integración económica.
El sistema GATT/OMC autoriza la creación de áreas de libre comercio mediante el artículo XXIV del GATT (bienes), el GATS (servicios) y la “cláusula de habilitación” (enabling clause) de preferencias para los países en desarrollo, siempre que el efecto neto de las mismas sea el de crear nuevo comercio en vez de desviarlo. Pero exige que los acuerdos le sean notificados, lo que permite hacer un seguimiento de los mismos (en la práctica, la OMC no comprueba que los acuerdos regionales impliquen una creación neta de comercio, sino que se limita a aceptar aquellos que le son notificados). Como muestra el Gráfico 2, desde la creación del GATT hasta 2006 se habían recibido más de 360 notificaciones de acuerdos comerciales regionales. De ellos, casi 250 se habían producido tras la creación de la OMC en 1995 y más de 100 durante el transcurso de la Ronda de Doha.
Gráfico 2. Número de acuerdos comerciales regionales notificados al GATT/OMC, 1948-2006 (incluye acuerdos activos e inactivos por año de entrada en vigor)

Fuente: OMC.
Estos datos demuestran que el regionalismo aparece crecientemente unido al proceso de globalización. No en vano, cerca del 60% del comercio mundial tienen lugar entre bloques comerciales regionales y para algunos países el 90% del comercio tiene lugar bajo sistemas de preferencias (Mongolia es el único país de la OMC que no ha firmado ningún acuerdo regional). Además, en los últimos años se han cerrado algunos acuerdos de gran calado: la ampliación de la UE de 15 a 27 miembros (2004 y 2007) y sus acuerdos de libre comercio con México (2000), Chile (2002), Sudáfrica (2000) y los países de la cuenca Mediterránea; los acuerdos de EEUU con Corea del Sur (2007), Centroamérica (2006), Australia (2005) y un buen número de países latinoamericanos, asiáticos y del Magreb; la expansión del MERCOSUR con la posible incorporación de Venezuela; y el auge de la integración regional en Asia mediante el reforzamiento de ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) y la expansión de la India y China, que enlaza con la integración de la costa oeste americana mediante el APEC (Área de Cooperación Económica de Asia-Pacífico). (Una relación completa y actualizada de los acuerdos de libre comercio y su cobertura puede encontrarse en Richard Pomfret, “Is Regionalism an Increasing Feature of the World Economy?”, World Economy, vol. 30, nº 6, junio de 2007).
Esta situación, unida a la lentitud en el avance de la Ronda de Doha ha despertado el temor de que la regionalización del comercio mundial de lugar a bloques cerrados y enfrentados que pongan en peligro décadas de expansión comercial multilateral. Sin embargo, un análisis más detallado indica que el fenómeno del regionalismo, aunque importante, no constituye una amenaza real para la OMC, al menos por el momento.
Primero, en la práctica, la mayoría de los acuerdos regionales que se notifican a la OMC, sobre todo aquellos que tienen lugar entre países en desarrollo por motivos políticos, dejan de estar activos o nunca llegan a materializarse (aunque existan sobre el papel). Segundo, muchos acuerdos de libre comercio se firman cuando los aranceles entre sus miembros ya son muy bajos, por lo que su efecto real sobre el comercio es mínimo (piénsese, por ejemplo, en que todo el comercio entre la UE-15 y sus 12 nuevos miembros o el que tiene lugar entre EEUU y Canadá se computa bajo acuerdos regionales, pero estos acuerdos no han generado desviación de comercio ni han potenciado significativamente los intercambios porque éstos ya estaban prácticamente liberalizados antes de la firma de dichos acuerdos). Por último, muchas economías emergentes que en los últimos años han firmado acuerdos regionales, habían liberalizado unilateralmente su comercio con anterioridad, por lo que es difícil determinar en qué medida los acuerdos regionales han elevado su comercio por encima de lo que se hubiera producido si sus intercambios se hubieran regido por la regulación de la OMC. En definitiva, es engañoso subrayar una cifra que indica que un elevado porcentaje del comercio mundial tiene lugar bajo acuerdos regionales porque el efecto de estos acuerdos es, en la mayoría de los casos, mínimo.
El mayor impacto económico real de los acuerdos comerciales regionales se produce cuando éstos tratan de reducir las barreras no arancelarias, aumentar las inversiones, reducir la inseguridad jurídica y armonizar regulaciones nacionales. Pero cuando esta es su principal motivación (como en el caso de la UE), no suponen una amenaza al multilateralismo sino que, en la mayoría de los casos, refuerzan al sistema OMC al servir como laboratorios para probar políticas que luego pueden elevarse al nivel multilateral. Solamente cuando se producen acuerdos asimétricos en los que los países avanzados logran extraer concesiones a los países en desarrollo puede decirse que estos acuerdos sirven a los países ricos para romper las coaliciones que los países pobres pueden formar en la OMC, socavando así una de las principales ventajas del multilateralismo, que es reforzar a los países en desarrollo. Pero en la práctica, los países en desarrollo están siendo capaces de no sucumbir a la tentación de firmar este tipo de acuerdos cuando benefician desproporcionadamente a los países ricos (el ejemplo más claro es que tanto las negociaciones entre la UE y Mercosur como las del Área de Libre Comercio de las Américas están bloqueadas por la resistencia de los países de América Latina a firmar lo que consideran acuerdos asimétricos).
En definitiva, el nuevo regionalismo no supone un serio riesgo al multilateralismo porque en la mayoría de los casos los nuevos acuerdos bien tienen un impacto económico reducido, bien sirven para integrar mercados más allá de lo que puede conseguir la OMC.
Conclusiones: El objetivo de la OMC no es sólo expandir el libre comercio. Fundamentalmente se ocupa de facilitar negociaciones para crear un marco regulatorio internacional que permita a las empresas de los países participantes buscar oportunidades en ciertos mercados al tiempo que protegen otros, siempre sobre la base de que la expansión del libre comercio aumenta el bienestar.
Durante el transcurso de las negociaciones de la Ronda de Doha la influencia de los grupos que pretenden protegerse de la competencia extranjera (principalmente agricultores en los países ricos y productores de manufacturas en los emergentes) parece haber sido mayor que la de los que demandaban una mayor integración. Ello ha hecho imposible alcanzar un acuerdo aceptable para los principales países de la OMC.
Aunque el impasse en la Ronda de Doha no contribuye a la consolidación de la OMC ni a una mayor expansión de la integración económica mundial, no es de esperar que afecte negativamente a los intercambios a corto y medio plazo. Asimismo, la Ronda podría reabrirse a partir de 2008, cuando sea elegido el próximo presidente estadounidense, lo que permitiría cerrarla hacia 2010. Por último, como hemos mostrado, la expansión de los acuerdos comerciales bilaterales y regionales no está poniendo en riesgo el sistema multilateral de comercio, al menos por el momento.
Federico Steinberg
Investigador de Economía Internacional del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid



¿CIFRAS MANIPULADAS?


Guillermo Pérez

¿En dónde compra el mercado el director del Dane? La pregunta ronda por todas las tertulias en el momento en que aparecen los informes estadísticos mensuales, que dan cuenta del aumento en el costo de vida de los colombianos, que muchas veces, por no decir todas, no corresponden a la realidad que se siente en los bolsillos. Porque si hay una verdad irrefutable es que a las cifras oficiales no les cree nadie.

Sobran los motivos para no creerle al Dane ahora más que nunca, desde el momento en que se reveló que altos funcionarios del gobierno se disgustaron con el director del organismo oficial porque les cayeron muy mal los datos acerca del aumento del desempleo y el incremento de la pobreza. Que muestran básicamente una verdad dolorosa: vamos para atrás, como el cangrejo, en tanto que los burócratas querían presentar un panorama bien distinto.

Es que muchos billones se han invertido en la tan cacareada ‘’seguridad democrática’’, que como lo reconocen inclusive los más fervientes gobiernistas, ha beneficiado básicamente a las clases altas, que ahora ‘’si pueden ir a la finca’’. Propiedad rural que no tiene siquiera el uno por ciento de los 44 millones de colombianos. El porcentaje de finqueros es mínimo, sobre todo si se tiene en cuenta, por ejemplo, que Bogotá tiene ocho millones de habitantes y sólo unos cien mil, en el mejor de los casos, tienen tierra en el campo. Los demás apenas contamos, gracias al gobierno distrital, con unos hermosos parques donde se puede ir a contemplar la naturaleza y soñar con vacas, terneros y caballos. Esas son las ‘’fincas’’ de la gran mayoría de los capitalinos.

El desaparecido candidato Luis Carlos Galán decía, en conversación de amigos, que en tiempos pretéritos, cuando se quería probar alguna afirmación, se citaba un poeta y ahora la última palabra la suministraba una estadística. Para comprobarlo basta señalar las cifras sobre popularidad del presidente Alvaro Uribe, que suben y bajan como un ascensor, pero siempre están arriba. Nadie se atreve a dudar de que esas encuestas sean verdaderas y se les da categoría de realidad irrefutable. Algo así como los evangelios acerca de la trilogía divina.

En Colombia siempre hay un pero. Hace pocos días estalló el escándalo: Planeación Nacional se enfrentó al Dane y lo acusó de estar ocultando las cifras y cometiendo errores, además de inconsistencias, exagerado celo, falta de transparencia, omisión de procedimientos de revisión, improvisación en la metodología del censo. En fín, un rosario de cargos que, en el fondo, eran gravísimos para la autoridad y la confianza en las cifras, que son decisivas para la economía, pues con base en ellas se toman las decisiones del gobierno.

La realidad es que hubo serias discrepancias sobre dos cifras en las que se basa la propaganda oficial: el desempleo y la pobreza. Dos factores que han aumentado y prueban que el corazón grande ha estado ausente de las decisiones del gobierno. Y que si bien se han creado muchos batallones y se han comprado muchos helicópteros hay miles de colombianos sin empleo.

Debido a que las cifras negativas no fueron muy del agrado de altos funcionarios, se declaró una guerra contra el Dane, en cuyas cifras se basan muchas decisiones: la asignación de recursos a las regiones, el aumento del salario mínimo, el incremento del valor de las pensiones, los arriendos, los créditos, los avalúos catastrales, multas e impuestos, tasas de interés, préstamos de vivienda, además del diseño de la política económica y social


Así, pues, los datos estadísticos no son cualquier cosa. Son muy importantes, vitales y fundamentales. Eso explica el afán de algunos burócratas por maquillarlos para presentar un panorama optimista, sobre todo en vísperas electorales, como estamos ahora. Y como ocurría en la antigüedad, cuando el portador de malas noticias era ejecutado, la cuerda se rompió por lo más delgado: el exdirector del Dane, que es experto en la movida de butaca, pues es la segunda vez que tiene que salir con el rabo entre las piernas por decir lo que no deber decir: la verdad. La primera vez fue en el gobierno de Misael Pastrana, quien al igual que Alvaro Uribe, le tenía fobia a la franqueza.

Si algo quedó comprobado hasta la saciedad es que la cuerda se rompe por lo más delgado, como acaba de ocurrir. Los burócratas de Planeación Nacional y del ministerio de hacienda decidieron hacerle la guerra al director del Dane, Ernesto Rojas Morales, quien mostró independencia y valor, pero no tenía respaldo político. Y en esas condiciones, dura más un merengue en la puerta de una escuela.

El periódico El Tiempo sostuvo, en nota editorial, que el lío entre el gobierno y el Dane ‘’es un asunto de interés público que requiere correctivos urgentes y de fondo’’. Quedó evidenciado que las estadísticas las quieren manipular y presentarlas maquilladas a un país que sigue sorprendiendo a muchos: no hay una oposición aguerrida, salvo la de joven senador que corre mucho peligro. De resto, muchos que deberían estar criticando se han vendido por un puesto diplomático, un contrato o una concesión y el análisis serio brilla por su ausencia. Salvo los medios de comunicación,. en Colombia está reinando el comité de aplausos. Las gentes se dedican a aplaudir en los consejos comunitarios y a esperar, con los dedos cruzados, que algún día maten a Tirofijo o a Jojoy.

La directora de Planeación Nacional, Carolina Rentería, una de las funcionarias predilectas del uribismo y, según las malas lenguas, autora intelectual de la guerra contra el director del Dane, dio pistas sobre los motivos del retiro de Rojas Morales. ‘’Lo que ha hecho el presidente Uribe –dijo en un reportaje- hay que mantenerlo, hay que defenderlo y hay que preservarlo’’. Más claro no canta un gallo: al que se salga de la linea hay que cortarle la cabeza.

Al concluir el episodio, una pregunta ronda en el ambiente, sobre todo después de que se anunció la repetición del censo sobre pobreza, con costo de diez mil millones de pesos, seguramente con la idea de conseguir datos favorables al régimen: ¿son confiables las cifras estadísticas del gobierno? Yo creo que si se debe volver a sumar, la suma está mal hecha. O hay que acomodarla para que dos y dos no den cuatro. GPT



Un episodio lamentable


Ramón Elejalde.

La historia de J. J. Rendón, el asesor de imagen del partido de la U y muy cercano a las personas de este partido en el Gobierno, es algo bochornoso que merece algo más que una explicación.
Las denuncias del parlamentario Nicolás Uribe, miembro precisamente a esa organización política, en las que cuenta como el señor Rendón está intimidándolo con hacerle un montaje de tipo sexual si no hace retirar a una alta funcionaria del Gobierno, de la que por lo demás tienen unas grabaciones que van en contra el vicepresidente Francisco Santos, no son precisamente cartas de presentación para quien funge de asesor de imagen. Las historias del personaje aludido, que para más señas es de origen venezolano, son reconocidas: es el campeón de las campañas políticas negras, del rumor malintencionado, de la conseja dañina, del chisme destructor. A él, fundada o infundadamente, le endilgan el famoso dislate del Gobierno Uribe Vélez cuando acusó, durante la campaña presidencial anterior, a Rafael Pardo de tener vínculos con la subversión. No es precisamente Rendón un angelito en el asesoramiento de campañas políticas. Tiene la U, por lo visto, un asesor que le está produciendo un efecto contrario al deseado: le está destruyendo su buen nombre y su buena imagen. Un partido político nuevo, creado supuestamente para combatir la politiquería y la vieja forma de hacer política, se ve hoy envuelto en un triste remolino de más de lo mismo, de más de lo que pretendió combatir.
Pero hay episodios de Rondón aún no explicados, tal el caso de la señora que pretendió sacar por el Aeropuerto Eldorado una suma significativa de dólares, de propiedad del personaje citado y a quien supuestamente la protegió una llamada que hizo un alto funcionario del Estado. Es posible que el incidente tenga una explicación convincente, pero la tienen que dar y no guardar silencio para que la opinión pública siga especulando con el hecho.
A los hechos dolorosos de división y apoyos non sancti que viene otorgando la U, se le suma este preocupante episodio que lleva, irremediablemente, a que todos los días la gente sea más escéptica con la actividad política.
Pero parece que la actividad política de la U al actuar de esa forma en política, no está reducida únicamente a los incidentes ya conocidos en este artículo o en los que ha narrado la prensa en los últimos días. Quienes recorremos el Departamento hemos percibido que las enseñanzas de Rendón se multiplican en las campañas municipales y en la regional. Algunas personas de este Partido están dedicadas a desinformar a la opinión pública, a inventarles historias a sus contradictores, a hacer de la conseja y del rumor un arma de lucha política. Aquí le inventan inhabilidades al rival, allí le inventan una hipotética renuncia, más allá lanzan perversas insinuaciones. Están degradando y a qué extremo, la actividad política, que debe ser un ejercicio de la inteligencia, de la defensa de las ideas propias y del cuestionamiento de las ideas del contradictor.
Un grupo nuevo, donde hay tantos jóvenes valiosos, desperdiciados por el mal ejemplo de un asesor terriblemente polémico, para darle un trato benigno.
Evidentemente que en el partido en comento hay gente muy buena y muy respetable, lamentablemente parecen arrinconados por la politiquería, la conseja, la trapisonda y el chisme perverso. Gina Parodi, Armando Benedetti, Nicolás Uribe, Martha Lucía Ramírez, Carlos Ignacio Cuervo y otros muchos son un ejemplo de esas personas que no merecen aparecer al lado de los que protegen a J. J. Rondón.
Notícula. Sondeos de opinión realizados por campañas para la alcaldía de Medellín, que quisieron medir la opinión de los medellinenses sobre sus intenciones de voto para la Gobernación, dan un sorprendente repunte de la candidatura de Eugenio Prieto Soto.

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