jueves, 18 de octubre de 2007

CONTENIDO

• Realidad Liberal, Rodrigo Llano Isaza.
• Al Gore, Amylkar Acosta Medina.
• Monarquía y democracia en España, Marcos Roitman.
• China, los costos sociales del “comunismo de mercado”, Oscar Raul Cardoso.
• Estados Unidos y Europa deben apoyar a Kosovo, Veton Surroi.
• El imperio sin corona, Carlos Villalba Bustillo.
• Amenazas al Estado de Derecho, Mauricio Cabrera Galvis.
• Alianzas non sanctas, Rafael Guarín.
• ¡Y el trabajo?, Guillermo Pérez.
• Renta petrolera y mercado mundial del dinero, José Antonio Rojas.
• Opinión Pública y Democracia, César González Muñoz.
• Que semana, Cecilia López Montaño.
• Se acaba el tiempo para un hermano y su hermana, Amy Goodman.
• Soberanía alimentaria y los acuerdos comerciales, Umberto Mazzei.
• La nueva agenda china, editorial, La Nación.
• El paramilitarismo y el TLC, Juan Manuel López Caballero.
• Operación “Enjambre de fuego”, Fabio Mini.



REALIDAD LIBERAL.

Rodrigo Llano Isaza.

El desconocimiento de la realidad política del liberalismo induce a error a algunos de sus miembros y por eso hoy se pone a consideración de los lectores del Boletín Virtual un somero análisis de la realidad del Partido Liberal Colombiano.

1.- REALIDAD IDEOLÓGICA: Nuestra colectividad publicó el más completo estudio sobre el TLC y presentó un proyecto sobre las cláusulas interpretativas del protocolo adicional, y un proyecto de ley sobre una ley “espejo” para las negociaciones de cualquier tratado de libre comercio.
El Liberalismo presentó a consideración del Congreso el proyecto de ley sobre “Equilibrio de poderes”, modificando el artículo 191 de la constitución nacional para preservar la democracia.
Fuimos los adalides de la oposición cuando el gobierno se propuso desmontar los artículos 356 y 357 de la constitución, que modifican el régimen de regalías de los departamentos y municipios e hicimos una publicación en dos volúmenes en su argumentación.
Defendimos el acuerdo humanitario además de que propusimos un proyecto para resarcir a las víctimas de la parapolítica.
Luchamos para que el gobierno no desmontara el FAEP(Fondo de ahorro y estabilización petrolera), ni el Fondo Nacional de Regalías.
Nos opusimos a la privatización de Ecopetrol.
El partido publicó un libro de indicadores socioeconómicos con los principales índices de los departamentos y sus capitales para que nuestros candidatos tuvieran para sus discursos herramientas precisas y supieran orientar a sus electores.
Participamos en más de 20 foros sobre las consecuencias de la modificación de las regalías a los entes territoriales y estamos adelantando un referéndum para oponernos a su modificación.
Pedimos un replanteamiento del plan 2.500, que fue mal planeado y mal negociado.
La bancadas de Senado y Cámara fueron las más aplicadas en su trabajo de todo el Congreso y se respetaron sus decisiones.
El PLC se convirtió en la oposición seria y constructiva frente al gobierno.
Nos opusimos a la rebaja de exenciones tributarias en procura de una mayor equidad.
Se defendió la integridad del Partido frente a las pretensiones uribistas; se propuso un estudio para la reforma de los estatutos del liberalismo; nos acercamos a las centrales obreras.
Son algunas de las materias que se abocaron como programa de gobierno del PLC.
¡Será posible que nadie conozca estos hechos?, sobre los cuales existen las publicaciones

2.- REALIDAD ELECTORAL: El Liberalismo ha vivido una época aciaga a partir del año 1998, no la peor de su historia, pues la regeneración Nuñista casi nos hace desaparecer cuando sólo tuvimos en un período del Congreso un Representante a la Cámara que fue el incomparable "Negro" Robles y, en el otro período, sólo un Senador, el gran jefe Rafael Uribe Uribe. La parte más dramática la vivimos en las elecciones presidenciales, siempre habíamos subido como palma y, en éste período bajamos como coco; en la primera vuelta/98, el candidato Serpa puso 3.6 millones de votos, que, en la segunda vuelta, elevó a 5.4 millones de votos; cuatro años después, alcanzó 3.2 millones de votos y, en el 2006, sólo 1.4 millones de votos.

Si miramos el comportamiento de los resultados en las elecciones para Congreso, mirando únicamente las dos últimas justas electorales, vemos que en el año 2.002 elegimos a 42 senadores y 60 Representantes, resultado que en el 2006 se redujo a 18 Senadores y 36 Representantes.

Las dos últimas elecciones locales también nos muestran resultados dramáticos: En el año 2000 fueron electos por el Liberalismo 13 Gobernadores, 358 Alcaldes, 227 Diputados y 4.895 Concejales, para desplomarnos en el 2003, donde repetimos la cifra de Gobernadores, no obstante que se nos voltearon casi todos y no había herramientas para procesarlos por tránsfugas, pero Alcaldes fueron sólo 229, 129 menos o el 36% menos; en Diputados conseguimos 124, 103 menos o el 45% menos y en Concejales únicamente 2.700, 2.195 menos o el 45% de reducción, sin que nadie haya pasado la cuenta histórica de semejante descalabro electoral y sin que los desmemoriados de hoy pregunten quienes estaban en las Direcciones Liberales de entonces, responsables absolutos de dicha debacle.

Este es el verdadero debate y las cifras que deberían mirar los analistas políticos. Adicionado con que frente a unos resultados electorales como los mencionados los recursos económicos del Partido se han disminuido notoriamente y no es precisamente a ésta administración a la que le ha tocado disfrutar de la bonanza, cifras que estamos completando y que publicaremos una vez las tengamos definidas y confrontadas con las autoridades respectivas.

Frente a éste panorama, tenemos unas elecciones locales dentro de diez días que nos completarán las estadísticas de desempeño electoral y que sólo entonces podremos analizar, adelantando para los estudiosos las cifras de los inscritos, así: NÚMERO DE CANDIDATOS POR LOS DIFERENTES PARTIDOS PARA LAS ELECCIONES DE OCTUBRE/2007: PARTIDO LIBERAL: 11.839, PARTIDO CONSERVADOR: 10.221, CAMBIO RADICAL: 8.801, LA U: 8.314, CONVERGENCIA: 6.468, ALAS: 6.267, POLO: 6.166 y, de ahí hacia abajo el resto de Partidos y Movimientos Políticos; Fue, por tanto, el Liberalismo el que más candidatos inscribió y sólo pudieron reprocharnos por que se nos colaron 27 personas hasta las cuales no alcanzó a llegar la mano de la Veeduría Nacional del Liberalismo.

Definamos cuantos candidatos se presentaron por las distintas fuerzas
políticas, según informa la registraduría, para Gobernaciones: POLO: 23, PLC: 22, LA U: 16, PCC: 15, APERTURA LIBERAL: 12, ALIANZA INDIGENA:9, CAMBIO RADICAL: 8, ALAS: 8 y vienen luego los otros Partidos y movimientos. En cuanto Alcaldes se refiere, el PLC presentó candidatos en 662 municipios de Colombia y le siguen: PCC: 580, CAMBIO RADICAL: 470, LA U: 466, ALAS:374, CONVERGENCIA: 361 Y POLO: 283 y siguen los demás. En asambleas fuimos el único Partido que inscribió candidatos en la totalidad de asambleas de Colombia con 375 candidatos, PCC: 323, CAMBIO RADICAL: 317, LA U: 289, POLO: 252 Y CONVERGENCIA: 235. En cuanto Concejos, el Liberalismo inscribió 8.675 candidatos, el PCC: 7.967, CAMBIO RADICAL: 6.784, LA U: 6.420, ALAS: 5.050, CONVERGENCIA: 5.019 Y POLO: 4.429. No menciono las JAL para no hacerme muy extenso, pero es sobre esta realidad que nos tienen que medir, teniendo en cuenta la aparición de los partidos uribistas y del Polo con quienes no nos enfrentábamos antes y ahora tienen una parte importante delelectorado, como está sucediendo en todo el orbe, hacerlo diferente y olvidar la "caida libre" en que veníamos representa una falta de objetividad en el análisis y una mirada distorsionada sobre el comportamiento electoral. El día de la quema se verá el humo dice el refranero popular y ese día es el próximo 28 de octubre. Que cada quien asuma su responsabilidad histórica.





¡AL GORE!

Amylkar D. Acosta M
“Con toda justicia la naturaleza se venga a veces
de la ingratitud de los que la han maltratado du-
rante mucho tiempo” Galileo

Primero fue el éxito editorial de su libro Una verdad incomoda, sobre la crisis planetaria del calentamiento global y cómo afrontarla en 2006, el cual se convirtió rápidamente en un verdadero best seller; luego, sería el Filme documental basado en el mismo, en el cual el es el principal protagonista, el que se haría acreedor al premio Oscar en febrero de este año; cinco meses después fue el presentador en la serie de conciertos mundiales “Live Earth”; posteriormente, ganó el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional y ahora acaba de ser galardonado con el premio Nóbel de la paz 2007, compartiendo este honor con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. Se trata, nada menos que de Alber Arnold Gore, con 59 años de edad, ex vicepresidente de los EEUU, quien ha adquirido tanta notoriedad y fama como cualquier estrella del Pop; todo por cuenta de su mensaje en torno a los peligros que se ciernen para la humanidad por el fenómeno del cambio climático, cada vez más agudo y acelerado. En su autorizado concepto, “el avance del calentamiento global y su efecto amplificado constituyen la crisis más peligrosa que nosotros hayamos encarado” .

El Presidente de la Comisión del Premio Nóbel de la Paz al hacer entrega del mismo manifestó que con ello el organismo estaba agregando una “nueva dimensión” al Premio, al destacar la salud del Planeta dado que su relevancia para la paz será cada vez más patente. Los integrantes de la Comisión, estaban advertidos de los interrogantes que suscitaría el otorgamiento del Premio a un caracterizado líder ambientalista entre quienes no ven la relación que pueda guardar con la promoción de la “fraternidad de las naciones”, que es la razón de ser del mismo. Por ello y con el fin de salir al paso a sus críticos, se adelantaron a advertir que “con el paso de los años, quizá parezca que no fue una tontería centrarnos en el medio ambiente, como lo hicimos con los derechos humanos”. De hecho ya se había sentado el precedente, pues, después de laurear a personajes tan disímiles y distantes unos de otros con el Nóbel de la paz, como Henry Kissinger, Marthin Luther King Jr, Yasser Arafat, Simón Pérez, evolucionó hacia la línea de los derechos humanos, premiando a la dirigente indígena guatemalteca Roberta Menchú en 1992 y luego a otra mujer, esta vez de origen iraní, Shirin Ebadi, también luchadora por los derechos humanos, en 2001.

En el año 2004 se dio otro paso interesante, al otorgársele el Premio Nóbel de la paz por parte del Comité noruego a una activista keniana, Wangari Maathai, fundadora del movimiento Cinturón Verde (Green Belt), por su colaboración al desarrollo sustentable, a la democracia y a la paz. Y para aquel entonces se dijo por parte de dicho Comité, que estaban reconociendo en ella su enfoque holístico con respecto al desarrollo sostenible, el cual involucra conceptos tan caros como la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de las mujeres. De ella se dijo que “piensa globalmente y actúa localmente”. Y, para no ir muy lejos, allí está el caso del economista bangladesh Mohamed Yunnus, más conocido como el “banquero de los pobres”, quien también fue distinguido con el Premio Nóbel de la paz, esta vez por sus "esfuerzos para promover el desarrollo social y económico desde abajo" a través de microcréditos para los más desfavorecidos.

Con este nuevo éxito que se apunta Al Gore fue catalputado al estrellato, justo cuando está pasando por su mejor momento; ya dejó de ser visto como el político anodino, aburrido y pedante y ahora se destaca como un líder talentoso, capaz de poner sobre la mesa un tema tan espinoso como etéreo para la opinión poco informada, como el ambiental, erigiéndose como figura paradigmática en la lucha por salvar al Planeta. El fue capaz de poner de manifiesto el carácter transversal del medio ambiente en el frágil mundo global que habitamos; como el mismo lo dice, "Es un reto a la imaginación moral de la humanidad aceptar la realidad de la situación que estamos enfrentando". Después de advertir que no estamos acostumbrados a pensar en una emergencia planetaria, él se resiste a creer que, “como seres humanos, podríamos estar en el proceso de destruir la habitabilidad del planeta para nosotros mismos", pues no hay nada en nuestra historia previa como especie que nos permita imaginarlo. Su sentencia al final del filme documental Una verdad inconveniente es conmovedora, por no decir que dramática: “Podemos cambiar las cosas, pero tenemos que movernos ya y radicalmente”. Bien merecido este Premio y ojala sirva para sensibilizar a la humanidad entera en torno al peligro que nos acecha con el drástico y devastador calentamiento global y se persuada de la necesidad de actuar pronta y diligentemente para conjurarlo, antes de que sea demasiado tarde.

Bogotá, octubre 12 de 2007
www.amylkaracosta.net



Monarquía y democracia en España


Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada, México, octubre 13 de 2007.

La casa real de los Borbones es la única cuyos imperios ganados sobre la base de la usura, el expolio, el sometimiento y la violación de los derechos de los pueblos de la vieja Hispania y sus colonias fue restaurada en el siglo XX. En tanto institución política, es parte de un pasado antidemocrático cuyas formas de ejercicio del poder no están acordes con el despliegue de una ciudadanía plena. Pensar en un jefe de Estado vitalicio de renovación hereditaria fuera de la ley, como es el caso español ya que sigue sin jurar la Constitución que se firma en las cortes constituyentes el 6 de diciembre de 1978, es un contrasentido. Si además agregamos la discriminación de genero por la ley sálica, estamos ante un oscuro régimen político impuesto tras el franquismo. A pesar de ser las monarquías un anacronismo histórico, su presencia se debe a una lucha contra la revolución democrática, comenzando en Inglaterra y siguiendo en los Países Bajos, salvo excepciones como la francesa, que acabó con ella; su mantenimiento en el siglo XIX y XX es puro continuismo. En la Europa del este, su par, el zarismo, tuvo su debacle con la revolución rusa. Y más allá del tipo de Estado, la monarquía no encaja en la construcción de una sociedad abierta al pleno ejercicio del desarrollo de las libertades y la igualdad jurídica de los derechos fundamentales. Disfrutar de una nobleza y de cortesanos vinculados con una Cámara de Lores formalmente constituida o implícitamente articulada, con títulos nobiliarios que le otorgan favores, supone romper el criterio de la movilidad social ascendente y una falta de coherencia en la legitimidad del estado social de derecho solventado en la idea de la democracia como práctica plural de control y de ejercicio del poder. Si no se puede elegir al máximo dirigente de un país, ni siquiera el concepto de democracia representativa cabe aplicar. Por ello ninguna, repito, ninguna monarquía ha sido restaurada en el siglo XX, quizás por vergüenza. Lo cierto es que el movimiento ha sido en sentido inverso: se han sustituido por su carácter reaccionario. Hoy no se trata de guillotinar a sus miembros, ni hablar mal de sus linajes. Hablamos de construcción política y proyectos sociales. No discutimos acerca de la benevolencia y la corrupción de carácter, sino de formas de gobierno y sus implicancia para la vida cotidiana, un ejemplo de transparencia, de ética y de convivencia. En España ni las cuentas se pueden tener. No se sabe lo que se gasta, ni lo que se tiene.
Las monarquías dieciochescas no cansadas ni de mandar, para subsistir han sido conceptualizadas como parlamentarias salvando el escollo de ser un régimen periclitado. Con ello se quiere hacer notar que la figura de la reina o el rey cumple una función protocolaria. Nada más falso. El caso de Bélgica, donde el monarca abdicó por 24 horas cuando su ciudadanía aprobó el aborto en referendo, mostrando su desagrado y asumiendo un consejo de regencia para más tarde volver a sentarse en él, es prueba de su poder.
En España, la restauración es parte del proceso de transición comprendido entre 1969, fecha del nombramiento del príncipe en las cortes del tirano como sucesor en la jefatura de Estado a su muerte, hasta la elección del PSOE (1982). En este periodo se fragua el acuerdo entre el franquismo modernizador, encabezado por Manuel Fraga –creador más tarde de Alianza Popular–, los tecnócratas, ideólogos articulados con las reformas políticas de UCD, Adolfo Suárez, Martín Villa, Juan José Rosón y una oposición liderada por el PSOE adscrita a la monarquía, junto a un Partido Comunista que renuncia a la ruptura democrática renegando de la forma republicana de gobierno. Así, con la muerte del tirano, el 20 de noviembre de 1975 no se produce un vacío de poder. Las instituciones están en pleno rendimiento. La destrucción de una oposición al establecimiento de la monarquía se produce entre 1972 (reunión de Munich) y 1976, reprimiéndolo, cuyo clímax estuvo en la creación de la plataforma de organismos democráticos, labor que dejó en manos del PSOE y del PCE. Así, la reforma política que disuelve las cortes en referendo el 15 de junio de 1976 se alza como continuidad posfranquista sin Franco. Fraga es contundente al señalar el éxito del proyecto. Sólo se reforma aquello que se quiere mantener. Con estas palabras tranquilizaba a los militares, a la Iglesia católica y a la banca.
¿Pero en que consiste el mito de la democracia monárquica española? En dos relatos. El primero plantea que los españoles votaron la monarquía con la Constitución en 1978 y que su instauración es, por tanto, democrática, ya que la Constitución es democrática, una tautología. Aquí no se separa el origen bastardo acordado en las cortes franquistas y se olvida que por la cadena de sucesión quien debía, en caso de acceder, era don Juan de Borbón, el padre del rey. La carta de Juan Carlos I pidiéndole a su padre dicho acto es significativa. Encubrir esta realidad ha supuesto recrear otra. Se construye un falso demócrata. Emerge un rey forjador del consenso político, lleno de virtudes. Se trata de fortalecer la corona. Conclusión: sin el rey no hay transición democrática. El relato es claro: el entonces príncipe engañó a Franco. Le hizo creer que mantendría los principios del movimiento, los cuales juró, razón por la cual no jura la Constitución si no cometería perjuro. Es decir, no le engaña. Pero sus acólitos presentan otra versión: aniquiló al franquismo, legalizó a los enemigos de su mentor, comunistas y socialistas. Es un demócrata. Si éste es el primer mito, el segundo está dentro de la contingencia y se refiere a la intentona golpista del 23 de febrero de 1981. En ese instante, se dirá, se mantuvo leal al orden constitucional, impidió que las fuerzas armadas derrocasen a la frágil democracia. Salva a España. Gracias a su persona gozamos de libertades, paz y democracia. ¿Pero es verdad? Lo cierto es que se mantuvo en silencio durante siete horas. Además, mantenerse fiel a la Constitución era su deber; no es tan cierto que su talante fuese democrático. Las pruebas presentadas por los generales y cuerpos de seguridad indican que la casa real dio luz verde. Pero la maniobra se torció. Aun así, en España, una sociedad cortesana, bobalicona y miédica asume que sus monarcas son intocables, por ello censura revistas, lleva a la cárcel a quienes queman retratos y se retrotrae al siglo XVIII, quizás porque nunca ha salido de él, aunque lo crea, sigue siendo provinciana y caciquil, por ello monárquica.
Ni la monarquía ni sus mitos se sostienen. Es tiempo de la república, así sólo sea por memoria histórica y por dignidad democrática. Su pueblo se lo merece.



China: los costos sociales del
"comunismo de mercado"


El presidente chino, Hu Jintao, deberá confrontar en el congreso quinquenal del PC el debate sobre una desigualdad social que genera creciente descontento.

Oscar Raúl Cardoso, Clarín, Buenos Aires, octubre 13 de 2007.

El actual mandamás Hu Jintao es titular del Partido Comunista Chino (PCCh) y presidente de la República, eligió una terna de temas considerados estratégicos para el 17ø congreso quinquenal partidario que, en ese país, es la máxima expresión de la política colectiva, aunque siempre dentro de los rígidos moldes de un sistema que desde los 80 se ha vuelto heterodoxo en lo económico pero que sigue estando acorazado en materia de control social.

El congreso se iniciará este lunes y participarán del mismo más de 2.000 delegados, casi todos ellos con la dedocracia partidaria como única legitimidad real.

Entre esas consignas de debate que impulsó Hu, figura una dedicada a instigar el debate sobre la creciente desigualdad social que se genera entre los 1.300 millones de habitantes de una de las principales potencias económicas del planeta, especialmente entre los habitantes de las grandes ciudades y la población rural que aún cuenta como el 60% de la demografía nacional.

Y parece que Hu hizo esta elección cuando queda poco tiempo para que las asimetrías nacionales devengan —coinciden en predecir muchos intelectuales chinos y sinólogos occidentales— en alteraciones importantes de la paz social; precisamente de la clase de las que el PCCh —una estructura obsesionada hoy con su propia supervivencia más que con otra cosa— huye como de las maldiciones.

Las cifras son necesarias para entender este potencial para el conflicto. De lo que se habla es de no menos de 700 millones de personas sumergidos en la pobreza, con ingresos diarios —unos seis yuan— considerados menos que una pitanza económica si se los compara con los de las ciudades de la costa.

Hay varias razones para haber llegado a este punto: la globalización tuvo en China el mismo efecto que en el resto del planeta —sus beneficios tienden a ir casi exclusivamente a los más ricos sin producir el "derrame" social que sus partidarios predijeron—, el control partidario de todo el proceso ha dejado abierto al sistema a la acción predatoria de la corrupción y el surgimiento de nuevas industrias y servicios ha hecho que la producción agrícola haya caído del 29 por ciento al 12 por ciento del PBI en poco más de una década.

Hay otros motivos menos visibles. Desde 1989 —año de la protesta conjunta de estudiantes y trabajadores que terminó en un baño de sangre en la Plaza Tiananmen— el PCCh ha prestado mucha más atención a la población urbana, que es más rápida y eficaz en organizar protestas y llamar la atención oficial sobre los problemas, que a la rural cuya capacidad organizativa es mucho menor, cuando existe.

Hay anualmente, aseguran los observadores, centenares de manifestaciones de descontento rural —algunas violentas— en el territorio chino pero que son desactivadas mucho antes que puedan conectar entre sí u organizarse más allá de la villa.

En los años más recientes éstas han tenido que ver con la ausencia de un sistema viable de salud, con la impotencia de los campesinos que están vedados de poseer la tierra que trabajan —no pueden emplearla siquiera como garantía de asistencia crediticia— y sobre todo con la corrupción de los funcionarios, que muchas veces los privan de las parcelas para realizar negocios de desarrollo inmobiliario de distinto tipo con especuladores que no pertenecen a la región. No en vano la corrupción es otro de los temas elegidos por Hu para el congreso, junto con el avance de la democratización interpartidaria.

Así las cosas, el país que —sobre todo desde su ingreso en 2001 a la Organización Mundial de Comercio— se ha transformado en una de las grandes turbinas económicas del mundo, que ha acumulado reservas por más de un billón de dólares (entre ellas buena parte de la deuda soberana de Estados Unidos) y que está construyendo el tercer edificio más alto del planeta para alojar al Centro Financiero de Shanghai, no puede garantizar la entrega de salud, ni rescatar de la pobreza a la mayoría de la población. Los residentes urbanos han sido beneficiados hace poco con una ley que instituye el derecho a la propiedad privada, otro contraste.

Una revisión de testimonios de la población rural ayuda a entender cómo éstos añoran los tiempos de los "médicos descalzos" que recorrían las comarcas, un programa que era hijo de la imaginación de Mao Tsetung y que en su momento fuera ridiculizado en Occidente. Aquello, al menos, ofrecía cierta cobertura popular.

No es que Hu y los suyos no hayan hecho nada. Hay un sistema de seguro de salud de bajo costo —que garantiza atención médica gratuita a los indigentes— y con la abolición, por primera vez en la historia de China, de los impuestos sobre la producción agropecuaria las estadísticas muestran que el ingreso rural tiende a una recuperación. Sin embargo, el olvido ha sido tan largo y el problema es tan grande que nada surte el efecto deseado. Este año dos peticiones especiales han sido elevadas al Congreso: una de ellas, con más de 12.000 firmas, proveniente de organizaciones rurales que reclama la solución de los problemas del sector. Hay dudas de si esto es un gesto original o bien uno que el propio gobierno ha alentado en forma tal de anticiparse a cualquier protesta genuina.

En cualquier caso, lo cierto es que el Partido Comunista Chino no podrá seguir haciendo a un lado la temática. Las inminentes Olimpíadas están poniendo a China en un escaparate que hará mucho más visibles sus éxitos y falencias.

Y cabe preguntarse: ¿es posible que las mismas fuerzas históricas —el campesinado— que lo crearon se vuelvan ahora en contra del PCCh y su hegemonía?

Copyright Clarín, 2007.


Estados Unidos y Europa deben apoyar a Kosovo


VETON SURROI, 13/10/2007, El País, Madrid.

Recientemente participé en las Naciones Unidas en una reunión surrealista que, con el fin de discutir el estatus final de Kosovo, juntó a delegaciones de alto nivel procedentes de Kosovo y de Serbia. Me sirvió para recordar algo que no presagia nada bueno: estamos exactamente donde estábamos al finalizar, hace ocho años, la guerra de Kosovo.
Desde el lado kosovar propusimos un Tratado de Amistad y de Buenas Relaciones entre dos futuros Estados independientes, Kosovo y Serbia. La idea era que proyectar un futuro conjunto dentro de una Europa unida facilitaría tanto el proceso de "definición del estatuto" como el de reconciliación. La delegación serbia, recurriendo a la misma expresión que vienen utilizando todas las autoridades de Serbia desde 1989, ofreció una vez más un programa de "autonomía sustancial" para Kosovo.
Nosotros tratábamos de recuperar el espíritu de los padres de la Europa contemporánea, Robert Schuman y Jean Monnet, que intentaron cimentar la colaboración entre antiguos enemigos. La delegación de Belgrado pretendía recuperar el espíritu de Slobodan Milosevic, cuya oferta de "autonomía sustancial" a punta de pistola expulsó a un millón de kosovares de sus casas y causó la muerte de más de 10.000. Así se llegó a la intervención de la OTAN en 1999 y a que Kosovo fuera administrado por la ONU, que tenía el mandato de crear las condiciones necesarias para llegar al estatuto definitivo, que es lo que ahora nos ocupa.
A mediados de octubre tendremos otra sesión de este tipo en Bruselas, y probablemente algunas otras antes del 10 de diciembre, cuando la troika negociadora (la UE, EE UU y Rusia) presente su informe al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
No podemos prejuzgar qué contendrá ese informe, pero si la reunión celebrada en Nueva York nos sirve de indicio, aquél tendrá que enfrentarse al mismo desfase conceptual aún vigente a estas alturas: los kosovares quieren plena soberanía; los serbios, la subordinación de Kosovo.
Como bien saben ahora los Estados miembros de la UE, cualquier intento de llegar a un punto medio está condenado al fracaso. Esto se debe a que el proceso de ampliación de la UE sólo se negocia con Estados completamente soberanos, y Kosovo y Serbia sólo podrán aspirar a entrar en la UE cuando se haya aclarado definitivamente la situación de Kosovo.
Además, siguiendo las recomendaciones de Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU para Kosovo, que presentó su plan después de meses de negociaciones, la UE sustituirá a las Naciones Unidas en el papel de "supervisor" de la independencia de Kosovo. No obstante, Rusia ha bloqueado el visto bueno al plan de Ahtisaari en el Consejo de Seguridad. Este veto de facto de la política exterior europea por parte de Rusia está enervando al continente.
Está claro que la obstinación de Moscú forma parte de una nueva imagen general de Rusia, que se muestra más impositiva y observa todos los elementos de sus relaciones con el mundo occidental a través del prisma de la nueva geopolítica. Durante el último año, todas las señales emitidas por Rusia -desde las expresiones de ira por el desmantelamiento de los monumentos de la Segunda Guerra Mundial en Tallin, hasta la oposición a la propuesta de instalación de un sistema de radares en la República Checa, pasando por el rechazo a las aspiraciones de admisión en la OTAN de Georgia- han sido negativas. Y no hay razones para creer que vaya a haber un cambio de aquí a diciembre.
Con respecto a Kosovo, lo que Rusia quiere es volver a los "viejos tiempos". Según Moscú, las dos partes deberían llegar a un acuerdo, pero sin fijar plazos y sin que las decisiones puedan tomarse fuera del Consejo de Seguridad. Traducida a un lenguaje cotidiano, la posición rusa supone que no podrá haber acuerdo a menos que Belgrado lo acepte; dicho de otro modo, la situación podría prolongarse indefinidamente.
Este enfoque tan propio de la guerra fría ya ha tenido sus costes; las autoridades de Belgrado han utilizado el respaldo ruso para impedir que en el propio territorio de Kosovo se produzcan avances positivos. De hecho, tanto el Gobierno como el presidente de Serbia, Boris Tadic, han rogado a los serbios de Kosovo que no participen en las próximas elecciones parlamentarias y municipales de noviembre.
En los últimos ocho años de administración internacional, las autoridades de Serbia, siguiendo una táctica aprendida de la desintegración de la Unión Soviética, han alentado la aparición en el norte de Kosovo de un territorio caracterizado por un "conflicto congelado". El objetivo de dicha táctica es impedir la independencia de Kosovo o desestabilizar a esta provincia y perturbar la supervisión de la UE después de que nos declaremos independientes.
El momento de decidirse llegará más pronto que tarde. Ahora, de lo que se trata no es de saber si se puede llegar a un acuerdo o a un punto medio, sino de si habrá un Kosovo independiente, con más consenso entre la comunidad internacional del que había en agosto, cuando se inició esta última ronda del proceso.
Los líderes kosovares tienen una obligación para con su pueblo. Hemos participado en las conversaciones que, auspiciadas por la ONU, ha dirigido Martti Ahtisaari, haciendo concesiones en materia de derechos de las minorías y de descentralización que van más allá de las prácticas y normas vigentes actualmente en Europa. También estamos participando en las demás conversaciones patrocinadas por la troika.
Sin embargo, este proceso no puede prolongarse indefinidamente como sugieren los rusos ("Fijaos en los palestinos, llevan 60 años de espera"). Partiendo de las responsabilidades asumidas en materia de derechos de las minorías durante las deliberaciones con Ahtisaari, es preciso proclamar la independencia de Kosovo y solicitar su reconocimiento.
Por lo que a nosotros respecta, sin independencia no podremos tener el sistema político responsable y la seguridad jurídica necesarios para que una economía funcione. En un país en el que el desempleo supera el 50%, es urgente avanzar en estos aspectos.
En 1999, una iniciativa concertada de EE UU y la UE impidió el genocidio en Kosovo, superando las objeciones de Rusia. Una vez más se necesita ese mismo liderazgo para resistirse al carácter impositivo que adopta Rusia en un nuevo entorno.
Veton Surroi ha sido redactor jefe de Koha Ditore, el principal periódico de los musulmanes albano-kosovares. En la actualidad forma parte del equipo negociador de Kosovo en las conversaciones auspiciadas por la ONU con Serbia para determinar el estatuto definitivo de Kosovo. Traducción de Jesús Cuéllar Menezo. © Global Viewpoint, 2007.

MALECÓN

El imperio sin corona


CARLOS VILLALBA BUSTILLO

No se ha sentido el señor Álvaro Uribe Vélez, en ninguno de sus dos períodos, el mandatario que tomó su autoridad de una mayoría que se disputó con otros candidatos minoritarios. No. Él siempre se ha sentido uno de los héroes de Carlyle, providencial y distante de los dignatarios de otros órganos del poder que deben subordinarse a su voluntad. No es para asombrarse: hay quienes lo imaginan, como Vicente Azuero a Bolívar, superior a Aníbal y Cincinato o a Trasíbulo y Pelópidas.

Para un emperador sin corona lo que la Corte Suprema de Justicia viene haciendo con la parapolítica, es decir, con los dirigentes que forman parte de los partidos del imperio, la convertía en algo parecido a la bestia triunfante de Giordano Bruno, y, por lo mismo, había que aplicarle la fórmula que Júpiter utilizó en la cosmovisión citada para demeritar una labor depuradora que sólo podía llegar hasta cierto límite.

Cuando se tiene experiencia en los guiones de teatro y en los melodramas de los histriones, fuente de histeria en el público de galería, no es un misterio montar escenas que encaucen la intención de guionistas y actores, especialmente cuando la onda, en este caso la credibilidad de testigos vulnerables, es el gran motor de una sociedad moralmente devaluada. Menos grave que descuartizar cuerpos humanos con una motosierra es vaciarle agua sucia a un magistrado auxiliar.

Fuera de la carta de Tasmania, del testimonio de su abogado y de la declaración de otro ex paramilitar ante otro funcionario del imperio, un cónsul, no hay otra prueba sólida contra el magistrado Velásquez. Dos conclusiones se desprenden de éste hecho: la palabra de dos bandidos y un profesional interesado contra la de un magistrado, y el cariño de los denunciantes por el emperador, pues no sólo se negaron a incriminarlo sino que resolvieron actuar –los diablos vendiendo cruces– para que se haga justicia.

Yo no descarto que surja esa prueba sólida que aún no se conoce. Una chuzadita de teléfonos podría traerla consigo. Además, meter las manos en la candela por alguien es, hoy día, un riesgo. Pero mientras esa prueba no surja, y la seguidilla de paracos señalando a Velásquez como victimario político del emperador continúe, el prestigio de la Corte estará pronto en el piso.

Como en los diálogos de Bruno, Júpiter, que fue la alegoría del entendimiento humano, habría revivido su influencia celeste con la expulsión de la bestia triunfante. Hay, empero, dos diferencias. Primera: el Júpiter de Bruno reconoció la responsabilidad de los dioses en la balumba de atrocidades en que fundaba su lucha contra los vicios; segunda: la distancia de rangos espirituales entre la bestia triunfante de Giordano y la que se inventó el emperador sin corona. Los tumbos del egocentrismo traen desgracias. La del fraile Jerónimo Savonarola, según Maquiavelo, le sobrevino “cuando la multitud comenzó a no creerle ya inspirado, y se quedó sin medio alguno para mantener forzadamente en su creencia a los que la perdían, y para precisar a creer a los que ya no creían”.

El intercambio de misiles verbales ha sido deprimente, bochornoso e indigno de una democracia en la que cada poder debería estar cumpliendo su misión para realizar los fines del Estado. Nunca creímos que la degradación de la política llegaría a tanto. Nos tiene sin partidos, sin seriedad, sin rigor, sin instituciones y sin moral, actuando en permanente función de circo y a punto de que un día cualquiera todos los números de la presentación, incluidos los saltos mortales de trapecio, estén a cargo de los payasos.

El guión de la Corte coincidió con diez nuevas indagatorias y el lanzamiento de la segunda reelección.



SUGESTIONES

AMENAZAS AL ESTADO DE DERECHO


MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Octubre 14 de 2007

Los fuertes enfrentamientos de la semana pasada entre el Presidente y la Corte Suprema de Justicia y las acusaciones mutuas de complots y obstrucción de la justicia, solo dejaron perdedores del lado de las instituciones: de una parte la Corte que ha visto cuestionada su credibilidad ante la opinión pública y, de otra la dignidad presidencial que se desgasta en acaloradas trifulcas en y contra los medios de comunicación. Sobre todo pierde la imagen y el prestigio internacional de Colombia como país respetuoso de las leyes y las instituciones, como ya se dice en las noticias y editoriales de algunos diarios internacionales. Los únicos ganadores con esta pelea, y tal vez son sus instigadores, son los parapolíticos que están siendo investigados por la Corte, pues les interesa el desprestigio de su juez constitucional para poder justificar sus apresuradas renuncias al fuero parlamentario buscando instancias judiciales que creen más benévolas o en las que puedan hacer valer el control político que tienen en sus regiones

La mayoría de los análisis y comentarios sobre este enfrentamiento se han referido a su forma y a lo bochornoso del episodio. Sin embargo, más allá del debate sobre el estilo frentero del Presidente, que a unos gusta y a otros no, ha pasado casi inadvertido un aspecto mucho más preocupante que se refiere a la concepción que parece tener el presidente Uribe sobre las instituciones judiciales en el Estado de Derecho y que explicaría en buena parte la forma como se han planteado las relaciones entre el poder Ejecutivo y el Judicial en la actual administración.

Cuando el Presidente llamó al programa radial “Hora 20” a confrontar a los cuatro panelistas que estaban criticando el famoso comunicado de prensa de la Casa de Nariño sobre el paramilitar Tasmania, el director del programa le preguntó si no era inconveniente tratar estos asuntos a través de los medios de comunicación en lugar de hacerlo directamente con las Cortes, y el Presidente le respondió así: “mi querido Néstor (Morales), en estos casos yo acostumbro apelar al juez principal del Estado de Derecho que es la opinión pública”.

Reconozco que no soy ni siquiera aprendiz en materia de derecho constitucional, pero como simple lego sentí escalofrío cuando escuché semejante afirmación. Entonces, ¿la “opinión pública”, y su forma de expresión post-moderna que son las encuestas de opinión, están por encima de la Corte Constitucional, de la Corte Suprema y el Consejo de Estado?. Entonces, ¿las decisiones de los jueces de la República deben ser supeditadas a los vaivenes de la opinión pública? Entonces¿ la obligación de fallar en derecho que tienen los tribunales debe supeditarse a las vías de hecho que representa una votación mayoritaria?. Entonces, ¿debemos volver las épocas del circo romano donde los aplausos o abucheos de una multitud eran los que decidían la vida o la muerte del gladiador?

Hay en la afirmación presidencial una confusión grande sobre la independencia de los poderes en un sistema democrático. Respecto del Ejecutivo y el Legislativo es cierto que la opinión pública es la autoridad suprema cuando se expresa a través del voto directo (y este voto no es presionado ni comprado como sucede hoy en más de la mitad de los municipios del país), pero nunca las decisiones del poder Judicial se someten a este procedimiento.

Sería muy conveniente oír la opinión de los expertos en el tema porque hasta donde yo conozco la afirmación del Presidente implica la negación misma de varios de los elementos esenciales del Estado de Derecho como la preeminencia de las leyes y el derecho para regir y ordenar la vida de la sociedad, la existencia de pesos y contrapesos y de instancias judiciales independientes. Si por encima de estas instituciones se impone una difusa “opinión pública” que es volátil y manipulable, el sometimiento a la legalidad y la certidumbre del respeto al debido proceso es reemplazado por la arbitrariedad, con el peligro adicional del autoritarismo por parte de quienes se consideran los portavoces y representantes de esa opinión.

Si realmente el Presidente está convencido de su afirmación, y no es fruto de la pasión del debate, estamos ante una seria amenaza al Estado de Derecho.



Alianzas non sanctas

RAFAEL GUARIN
La acusación del expresidente Andrés Pastrana de pactos secretos del gobierno de Alvaro Uribe con los paramilitares no cae en el vacío. Así de éstos no haya prueba, se tiene que ser ciego, cómplice o cínico para negar la existencia de compromisos de políticos de la coalición gubernamental con el narcoparamilitarismo. Son ya cerca de cuarenta los congresistas procesados judicialmente por dichos vínculos y que participaron en la aprobación de penas simbólicas para sus amigos en armas.
Los involucrados jugaron del lado de las autodefensas al tiempo que pretendieron usufructuar la coyuntura. Hasta ahora ninguno ha sido capaz de defender su actuación, ni siquiera de argumentar que obedeció a una convicción antisubversiva, lo que deja claro que se trató y sigue tratándose en la mayoría de los casos de un burdo pacto delincuencial. ¡No hay duda! Resultaron peores los políticos que quieren pasar de víctimas que los autores de decenas de masacres.
No obstante, llama la atención que Pastrana olvide el pacto de su campaña con las FARC para ser elegido presidente en 1998. Clandestinamente su campaña concertó el encuentro de uno de sus miembros con Manuel Marulanda y el Mono Jojoy. Incluso trascendió que previamente representantes de esa guerrilla asistieron a la presentación de su política de paz y que el propio discurso leído por el candidato consultaba las expectativas farianas. También se tiene que ser ciego, cómplice o cínico para pensar que la foto tomada a Tirofijo con publicidad electoral de Pastrana y las declaraciones favorables de Raúl Reyes no fueron consecuencia de una oscura maniobra, con su debida contraprestación.
Ese episodio no fue el punto de partida de los diálogos de paz, sino el primer resultado de un arreglo que pasaba por...


¿Y EL TRABAJO?


Guillermo Pérez

Para que haya paz, lo primero que se necesita es darle trabajo a los millones de colombianos que deambulan, hoja de vida en la mano, por todo tipo de empresas. Pero es inútil: es más fácil ganarse la lotería que conseguir trabajo. La explicación es sencilla pero terrible: el gobierno y la industria prefieren la guerra a la paz y por esa razón no se crea un solo puesto. Batallones si se crean, para la guerra, pero la paz no recibe la misma atención.

Al mismo tiempo que organizaciones de estudio denuncian que en los últimos 14 años no se ha creado un solo empleo fijo, el ministro de defensa y precandidato presidencial, Juan Manuel Santos, anuncia con indudable intención electorera, la creación de otra brigada móvil. Una más, que significa gastos, uniformes, armas y toda la parafernalia que ahora caracteriza a las unidades militares. No es que me oponga a que el Estado siga apretando a las organizaciones subversivas, sino que tengo la impresión, como la tienen muchos copartidarios, que se está utilizando la tan cacareada seguridad democrática para hacer proselitismo político dentro de las gentes que prefieren la mano dura a la inversión social. Concretamente, dentro de los seguidores de la derecha, en contraste con la izquierda reinante en varios países de América Latina.

Es necesario señalar que uno de los grandes fracasos del gobierno es la creación de empleo. No ha habido, a pesar de los pujos de muchos funcionarios, realizaciones que arreglen uno de nuestros peores problemas: la escasez de puestos de trabajo para todos los niveles, incluyendo profesionales de las mejores calidades. Es tan grave la situación que muchos médicos especialistas han emigrado a otros países en busca de mejores horizontes. Un amigo mío, pediatra para más señas, se fue para España, donde no solo consiguió trabajo sino que también recibió la ciudadanía. Una amiga economista anda por Australia, donde le ha toca do ser mesera, lavar platos y cuidar niños. Con su salario está aprendiendo inglés para venirse a Colombia a buscar puesto en un banco. Sin embargo, me confesó que está en una escuela de cocina porque para esa profesión allá si hay vacantes. Y aquí también.

Sbre la escasez de empleo, una entidad tan seria como el Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional dio a conocer informe en el que, sin timidez, señala que existe una ‘’gran decepción en los últimos años en materia de generación de nuevos puestos de trabajo’’. Indudablemente, una de las principales causas de este fenómeno es la desaparición del ministerio de trabajo, que en esta administración fue unido con el de salud, idea que no ha dado el mejor resultado, sino que ha sido completo fracaso. Adicionalmente, otras iniciativas se han traducido en la disminución de las posibilidades para las gentes que buscan conseguir un ingreso que le permita obtener lo necesario para sostener a su familia. Como todo lo que pasa en Colombia, un completo fracaso han sido las leyes que, se suponía, iban a generar más cargos. Pero ocurrió todo lo contrario.

Para lograr el aumento se suprimieron algunas de las garantías que tenían los sectores más desfavorecidos, como los porteros y loe celadores, a quienes se les suprimieron las horas extras y los dominicales dizque para aumentar las vacantes de trabajo. No se creó un solo puesto y los humildes trabajadores que cuidan las propiedades ajenas perdieron parte importante de sus ingresos.

Eso para no hablar del fracaso que ha representado también la famosa ‘’reingeniería’’, que consiste en botar gente y disminuirle los ingresos a miles de personas. Lo que si se logró fue dilapidar recursos oficiales y se lanzó a las calles a muchos que no han vuelto a conseguir lo del almuedrzo.

La disminución de puestos lo prueba el mencionado estudio de la U. Nacional. En los últimos 14 años se han reducido en 215 mil los cargos con contrato a término indefinido. En cambio, los trabajadores temporales se han triplicado desde 1992 hasta llegar a más de 277 mil el año pasado. Eso para no hablar del sector informal, que le da de comer a muchísimos compatriotas, a pesar de la persecución que hacen las autoridades a quienes venden cigarrillos, aguacates o dulces en todos los semáforos. Una de las ideas para que disminuya la falta de trabajo es, precisamente, instalar más semáforos: poner uno en cada esquina.
Política seria de empleo no ha habido. Han desaparecido entidades que ocupaban a muchos compatriotas, como Telecom o Caprecom, y no se ha creado ni una nueva. Además, se cometen errores, que lanzan al hambre a muchos, como colocar peajes en las fronteras para que los informales se mueran de inanición.

Un dato adicional del informe de la Universidad es bien interesante y muestra quienes son los beneficiados con las políticas oficiales: en el 2006 la producción industrial creció 10.8 por ciento debido a que hay mayor producción por cada empleado, pero los trabajadores pierden l0 puntos de participación en el valor agregado, que van a engrosar los bolsillos de los propietarios. Ese dato justifica, creo yo, las inmensas ganancias del sector bancario, que tuvo ingresos por valor de varios billones, sin que ese dinero hubiera servido para crear más trabajo. Una prueba: el banco que utilizo para todas mis transacciones ha disminuido el número de empleados, suprimió al celador y redujo la nómina de cajeros. Los cargos de responsabilidad, como los gerentes de las jornadas adiciona les, son desempeñados por personas sin mayor preparación y con salarios que no deben ser mayor cosa. El servicio, obviamente, es pésimo, y las quejas caen en el vacío. Lo importante es pagar poquito y ganar bastantico.

Para desconsuelo de los que pasan hojas de vida, los expertos señalan que una de las causas del desempleo es la reestructuración de las empresas, cuyos propietarios reemplazan mano de obra por máquinas. Adicionalmente se han creado empresas de servicios que suministran vigilantes, aseadoras, y servicios profesionales como contabilidad, mantenimiento, labores de empaque y labores de terminado. Estas empresas de temporales tienen la ventaja de que sus funcionarios, bien capacitados, no ganan prestaciones sociales y son contratados por temporadas fijas No hay contratos indefinidos.

Los empresarios, de acuerdo con el estudio, están incrementando la informalidad pues utilizan cooperativas de trabajo asociado, empresas de servicios temporales, órdenes de prestación de servicios, maquila externa, trabajos a domicilio. A algunos de estos trabajadores les toca sacar parte de sus ingresos para pagar la seguridad social, pues el patrón se hace el de las gafas. Hay casos de viejos empleados que al reclamar su jubilación se llevan la horrible sorpresa de que el empleador nunca le pagó al seguro social. No tienen, pues, derecho a la pensión.

Es tan grande la informalidad producida por los empleos temporales que el año pasado estos se acercaban al 64 por ciento del total de trabajadores. Hay empresas cuya nómina es exclusivamente temporal, pero la gran decepción ha sido el sector industrial que creció el 10.6 por ciento pero solo aportó el 1.9 por ciento de los puestos de trabajo adicionales en la economía. La ocupación industrial no crece y los trabajadores pierden 10 puntos de participación en la productividad, cifra que se traslada a las ganancias de las empresas.

Pero si tienen dificultad los profesionales para conseguir ocupación, la pregunta que ronda en las tertulias es preocupante:¿qué se va a hacer con Pachito Santos, a quien el presidente Alvaro Uribe le movió la butaca y lo dejó como vulgar lagarto por haber buscado la vicepresidencia, que estaba reservada para otra persona? Pachito iba a renunciar tras quedar muy mal ante la opinión pública, pero se arrepintió después de hablar con su jefe. Sin embargo, el accionista de El Tiempo se quedó con el peor pecado para un periodista: intrigar puestos…

P.D. Hay funcionarios que merecen el Premio Nóbel. Uno de ellos es el ministro de transporte, un aspirante a monje que vive en un convento, quien que colocó unos semáforos que ocasionaron el cierre de la frontera con Venezuela. Y otro es el propio Presidente, que ha estado a punto de causar una crisis institucional al enfrentarse a la Corte Suprema de Justicia. Como si no tuviéramos suficientes problemas se buscan más. GPT



Renta petrolera y mercado mundial de dinero

José Antonio Rojas Nieto, rojasnyc@hotmail.com, La Jornada, México, octubre 14 de 2007
Una vez más, esta semana los precios internacionales del petróleo alcanzaron el más alto nivel en moneda corriente de la historia. Luego de las altas y bajas registradas hace días, este viernes el crudo de referencia West Texas Intermediate (WTI) cerró en 83.69 dólares por barril. Con el precio medio de los primeros 10 meses del año –66 dólares por barril–, y los 80 dólares en promedio que se esperan para el resto del año, el promedio anual llegará a 70 dólares.
Para el caso de la canasta de crudos que importa Estados Unidos –similar a la que se consume en el mundo– la cotización de 2007 será de 66 dólares por barril. Y dado el nivel de consumo medio de crudo que se espera para este año, una buena estimación de la factura petrolera anual se obtiene multiplicando los cerca de 85 millones de barriles diarios de consumo por ese precio medio de 66 dólares.
La cifra resultante es brutal: poco más de 2 trillones (estadunidenses) de dólares (billones nuestros). Equivale a más de 4 por ciento de un producto mundial estimado para este año en 50 trillones de dólares (billones nuestros). Recuérdese que en 1980 y 1981, la factura petrolera mundial representó 6.7 por ciento del producto mundial de entonces, 28 trillones de dólares de hoy (billones en nuestras cuentas).
Esto significa que al precio actual le faltan 18 o 20 dólares más por barril (en promedio anual) para que, una vez más, este mundo pague por el petróleo consumido, un porcentaje similar al que pagó en esos años del boom petrolero. O sea, necesitaríamos que las cotizaciones actuales del crudo (más de 80 dólares) se mantuvieran estables durante 365 días para que eso sucediera, o que en algunos meses alcanzaran o superaran –como ya lo mencionan algunos especialistas– los 100 dólares por abril, cifra que, en verdad, da un poco de miedo por lo que significa para los países que no disponen de petróleo.
No es de celebrarse –sin duda– que el mundo pague tanto por el petróleo. Menos aún por el maíz, el trigo, el acero, el hierro, el níquel, el cobre, el estaño, el plomo, el zinc, el oro, la plata y, en general, las llamadas commodities que se cotizan en el mercado mundial. Pero, pero… nunca olvidemos que esta fase de altos precios sigue a un largo periodo -no menos de 10 años a quince años en la mayoría de los casos- de precios bajos, en algunos casos muy pero muy bajos, como sucedió con el petróleo. A más de castigar a los productores de estas materias primas, estos precios inhibieron de manera drástica la inversión en nuevas fuentes de abasto. A la postre, esto resultó contraproducentes, pues desencadenó una dinámica altamente especulativa, como la que vivimos hoy.
Entre otras cosas, esta especulación se ve reflejada en las nuevas características –composición, nivel, dinámica, estructura y condiciones de operación– de un mercado mundial de dinero que –a manera de ejemplo– en el año 2006 mostró una interesante fisonomía. Un ejemplo. La tercera parte de todo el capital que se exportó en el mundo en 2006, provino de los fondos acumulados por países petroleros. Se trata de Arabia Saudita y Rusia (con 8.8 por ciento cada uno), Noruega (4.8 por ciento), Kuwait (3.6 por ciento), Emiratos Árabes Unidos (2.7 por ciento), Argelia (2.3 por ciento), Venezuela (2.1 por ciento) y algunos otros concentran cerca del 35 por ciento del volumen neto de dinero exportado el año pasado en el mundo. China (25 por ciento), Japón (12.2 por ciento) y Singapur (2.8 por ciento) concentraron el 27.5 por ciento. Y Alemania (8.8 por ciento), Suiza (3.7 por ciento) y Holanda (3.7 por ciento) 16.2 por ciento.
El resto de países con participaciones menores, cerca de 20 por ciento. ¿De dónde sale el dinero de los petroleros? De una renta petrolera que en 2006 alcanzó cerca de 900 mil millones de dólares, casi la mitad del total de la factura petrolera.
¿Qué podemos esperar para el cierre de 2007? Una factura petrolera de poco más de 2 trillones estadunidenses de dólares. Y una renta petrolera cercana a la mitad de esa factura. Sí, en cierto sentido, el mundo financiero de hoy maneja ese regalo –prácticamente exclusivo de la bondad de los yacimientos petroleros– derivado de los bajos costos de producción o, al menos de los que resultan inferiores a los más altos que hoy soporta el mercado mundial.
¿Cuáles son estos? Con ese precio medio de 66 dólares por barril para la canasta de crudos del mundo y una tasa de interés de poco más de 5 por ciento (para el caso de los Fondos Federales estadunidenses), podemos decir que hoy el mundo le da buenos rendimientos a productores con costos de hasta 60 dólares por barril. ¿A quiénes? Sin duda y en primer lugar, a los grandes productores del Pérsico que tiene los costos más bajos del planeta. Pero también a otros, como México, que pese a la elevación reciente por el deterioro de Cantarrel, sigue captando muchísima renta petrolera.
Se trata de mucho dinero –muchísimo– que circula por todo el mundo buscando –como gustan decir sus administradores– oportunidades de inversión. Termino con una pregunta. ¿Por casualidad sabe usted de dónde provienen los fondos para los Pidiregas que hoy soportan nuestra inversión en el sector energético? Pues sí…adivinó… buena parte proviene de fondos petroleros administrados por las grandes firmas financieras. Sin duda.


Opinión Pública y Democracia


César González Muñoz

A pesar de los asesinatos, los atentados, las constricciones, las amenazas y la corrupción que marcan el proceso electoral colombiano, no queda otro camino: Hay que insistir en la democracia electoral como la mejor forma de gobernarnos. Con todo y la manipulación que sufre, hay que aceptar que la voluntad popular se expresa en las urnas. La calidad y transparencia de las elecciones y la real participación ciudadana son tan dudosas, que la legitimidad del sistema político se pone frecuentemente a prueba. No obstante, la única opción civilizada de los dirigentes culturales y políticos es continuar haciendo el trabajo lúgubre de abrirle paso a una mejor democracia electoral.
Después de elecciones, aparece la opinión pública, esa oscura criatura de la democracia, de las encuestas y de los medios masivos de información. El concepto de opinión pública no tiene mayor relación con los participantes directos en elecciones. Sólo de manera casual, los resultados de las encuestas son coherentes con los resultados electorales. Como fenómeno universal, la opinión pública produce una imagen de impotencia y exclusión comunitaria de la vida política. Así mismo, la opinión pública expresa (en las encuestas) una actitud muy negativa contra los políticos profesionales, a no ser que usted se llame Uribe y sea hoy el Presidente de Colombia. (Hay otros ejemplos, cuya historia no ha terminado necesariamente de manera feliz).
Maleable y caprichosa, la opinión pública se convierte en un tótem al que los políticos en el gobierno, o fuera de él, miran con respeto y temor. Ante el poder de la opinión pública, poco o nada valen las plataformas políticas de los partidos, los compromisos de campaña y las reglas de la sensatez en la política pública. Ello es así en todas partes, pero es especialmente cierto cuando los partidos políticos son débiles, ocasionales y “pragmáticos”, y cuando los medios de prensa no hacen bien su papel. Es entonces cuando la opinión pública se confunde con la “voluntad popular”.
¿La “voluntad popular”, expresada en las encuestas, le da alta calificación al gobernante? Pues habrá que reelegirlo, y para ello basta un referendo, un articulito.
¿A la opinión pública le gusta que el Jefe del Estado exhiba furiosamente su valor civil en la radio y en la TV? Pues que se cumpla la “voluntad popular”.
Esas son caricaturas de democracia.
Un sistema democrático de gobierno tiene instituciones que se orientan, precisamente, a ordenar, reglamentar y contener los poderes públicos, y también el poder de las muchedumbres –así se exprese sólo mediante encuestas de opinión. La democracia no es sólo el crudo ejercicio del poder de las mayorías (¿en qué andarán hoy las mayorías colombianas?), o de la opinión pública, o de la “voluntad popular”, sino un conjunto de rituales y ceremonias mediante los cuales las ramas del poder se hacen venias, se vigilan mutuamente a prudente distancia unas de otras, mantienen su independencia y cooperan en pro de los fines del Estado. De igual modo, la democracia es un invento de la humanidad para encauzar el dominio popular evitando el tropel y el cabildo abierto permanente. El tropel y el cabildo abierto se justifican, claro, cuando los gobernantes les cometen fraude impunemente a las reglas de la democracia.
En medio de las fricciones y los conflictos de la vida pública, el fin de un sistema democrático es satisfacer los deseos de la mayoría, respetar a las minorías y asegurar que ello será así en el futuro. Para lograrlo, tiene que prevalecer el respeto entre los representantes de los poderes públicos, la defensa de su mutua independencia y la conciencia de que tienen objetivos comunes por mandato de la Constitución que nosotros, el pueblo, nos hemos dado. Nosotros, el pueblo, no debiéramos ser espectadores de los acontecimientos de las últimas semanas en la cúpula del Estado. Ese espectáculo nos reduce y nos vuelve aún más cínicos con el Estado y la política.


¡QUE SEMANA!


Cecilia López Montaño

Una excelente recomendación de un curtido jefe político, en plena campaña, refleja el devenir de la vida nacional: “Nunca dé una declaración apenas se baje de un avión, pregunte primero qué ha pasado porque en una hora este país puede dar un vuelco total”. Una perfecta anotación para la semana que acaba de pasar: lunes en la noche, un boletín de Palacio que sinceramente era incomprensible. ¿Cómo así que un para, con un apodo rarísimo, fue chantajeado por un magistrado para comprometer al señor Presidente Uribe en un asesinato? Solo después de varias apariciones del señor Presidente en la pantalla chica, cuando ya era hora de apagar el televisor, fue posible asimilar el hecho. Martes, suena el teléfono a primera hora para advertir que había que poner la radio para oír la trifulca entre el Presidente y Daniel Coronel. Después del shock de oírle decir al primer Mandatario que Daniel era un “miserable”, entre otros calificativos de grueso calibre y cuando se empezaban a escuchar reacciones, otra llamada para advertir que había que pasar a otras emisoras, donde el Presidente, más calmado, seguía al aire, arremetiendo contra “El Tiempo” y, sobre todo, contra la Corte.
Pero al mediodía del martes las cosas se habían complicado aún más. La forma como el señor Presidente se refirió a la escogencia de Pacho Santos como su fórmula vicepresidencial dejó frío a todo el mundo. En la entrega de los premios de periodismo Simón Bolívar se sentía un ambiente enrarecido y cuando se anunció el premio a Coronel como el mejor columnista del año, los aplausos fueron elocuentes. Y como si todo esto fuera poco, apareció en el Consulado de Nueva York un nuevo testigo de supuestos sobornos del mismo magistrado, para acusar al Presidente. La historia no terminó el martes sino que ha continuado aun en el fin de semana cuando se supo que también el Presidente insinuó que había evidencias sobre la acusación que se le hizo al ex senador Rafael Pardo. Además se conoció que fue el hermano del señor Presidente quien entregó a Palacio la famosa carta del para que denunciò el supuesto soborno.
Los acontecimientos descritos han producido una profunda división de la sociedad colombiana que ahonda aún más la confrontación que ya se había anunciado. Sobre las interpretaciones de estos eventos no hay término medio. Aquellos que apoyan al señor Presidente han recibido explicaciones que van en la dirección de deslegitimar no solo a la Corte sino a toda la justicia colombiana llegando inclusive a poner en tela de juicio los procesos de la parapolítica. Así de grave. El otro sector ve este enfrentamiento entre el Ejecutivo y el poder judicial, como la más clara indicación de un quiebre irreparable en las ya débiles instituciones colombianas. Para acabar de agravar esta crisis, se plantea la posibilidad de un tercer período presidencial. No han podido escoger un momento más inadecuado para esta propuesta del partido de la U.
No importa lo que digan las encuestas que deben estar listas para mostrar el fortalecimiento de la imagen presidencial; la verdad es que la gran perdedora en esta difícil semana ha sido la democracia. Con todas sus imperfecciones ¿no ha sido este sistema político uno de los grandes baluartes de la sociedad colombiana? Porque no solo el Ejecutivo se enfrenta al Poder Judicial sino que en esta crisis también ha sido evidente la injerencia del Ejecutivo en el Legislativo. Esta semana el Congreso de la República estuvo prácticamente paralizado, aun cuando había quórum deliberatorio para iniciar debates. Rompiendo las reglas, y por clara interferencia del Gobierno a través de sus mayorías, se logró acallar la voz de la oposición que estaba lista para censurar los hechos y para defender la justicia colombiana. Esta semana pasará a la historia como una de las más funestas para la institucionalidad del país.
cecilia@cecilialopez.com


Se acaba el tiempo para un hermano y su hermana


Publicado el 9 de octubre de 2007, Amy Goodman, Democracy Now.

Troy Anthony Davis y su hermana, Martina Correia, están luchando por sus vidas. Troy se enfrenta a la muerte por inyección letal, a manos del estado de Georgia, y Martina tiene cáncer de mama. Sus luchas paralelas contra pronósticos que no podrían ser peores seguirán inspirando a la gente, mientras logren sobrevivir. El tiempo se les está acabando.
El 9 de octubre, tras las rejas, Troy Davis cumplió 39 años. Fue acusado de haber disparado a muerte al oficial de policía fuera de servicio Mark Allen McPhail en un tiroteo en el estacionamiento de un Burger King en Savannah, Georgia, una noche de agosto de 1989. Alguien estaba golpeando a un vagabundo para quitarle una lata de cerveza. Davis intervino, pero huyó cuando el asaltante lo amenazó con un arma. McPhail, que trabajaba aquella noche de guardia de seguridad en la estación de autobuses Greyhound, intervino a continuación y fue asesinado. Davis ha sostenido su inocencia todo este tiempo.
El estado de Georgia presentó a 15 testigos en el juicio contra Davis, un afroaestadounidense. Fue declarado culpable y condenado a muerte. Desde que fue condenado, siete de los nueve testigos civiles se han retractado de sus respectivos testimonios, alegando que fueron presionados por la policía para obtener sus declaraciones. Uno de los que no ha corregido su testimonio es Sylvester Coles, a quien otros identificaron como el autor del disparo. A pesar de estas retractaciones, los tribunales se han negado a reabrir el caso. Davis se enfrenta a la ejecución por inyección letal, un método sobre el que varios estados han impuesto una moratoria. La semana pasada, la Corte Suprema de EE. UU. accedió a considerar argumentos acerca de la constitucionalidad de la inyección letal.
A lo largo de todo el calvario de Davis, su hermana, Martina Correia, ha luchado para que sea liberado. Martina habló en julio ante el Comité de Indultos y Libertad Condicional del Estado de Georgia un día antes de la prevista ejecución de Davis. El comité concedió un aplazamiento de la ejecución. Correia describió la audiencia:“La audiencia de petición de clemencia para Troy ha sido la más larga de la historia de Georgia. Y finalmente decidieron concederle a Troy un aplazamiento de 90 días.”
“Pero lo que ocurrió fue que cinco de los siete testigos que se retractaron decidieron hablar, incluido el hombre a quien atacaron aquella noche, y dijeron: ‘En ningún momento vi a Troy Davis en el estacionamiento’. Un señor dijo que era soplón de lapolicia, y que la policía le había pagado en repetidas ocasiones para que mintiera sobre varias personas, que simplemente actuaba según lo que decían los titulares, y que la policía le proporcionaba el resto. Otro testigo declaró que no sabía leer ni escribir. El oficial de policía les dio declaraciones prefabricadas. Así que nadie sabía lo que ocurría, pero fueron amenazados e intimidados. Y ahora se presentaron ante el Comité de Libertad Condicional de Georgia, y declararon todo esto bajo juramento”.
El congresista John Lewis testificó a favor de Davis. Me confió lo siguiente:“Troy Davis es inocente, y por ese motivo he testificado ante el Comité de Libertad Condicional. Nadie debería ser condenado a muerte cuando existen todas estas cuestiones sin aclarar”.
Mientras Martina lucha por la vida de su hermano, está luchando igualmente por la suya: “He estado luchando contra un cáncer de mama con metástasis durante seis años y medio. En 2001 me dijeron que me quedaban seis meses de vida, y le pedí a Dios que tan sólo me diera fuerzas para ver crecer a mi hijo y ver libre a mi hermano Troy. Y he dedicado mi vida a esto. A pesar de que no he trabajado durante casi siete años por la quimioterapia y los tratamientos constantes, hago trabajos voluntarios en mi comunidad y tareas relacionadas con los derechos humanos; no sólo para ayudar a Troy, sino para ayudar a otras personas que se encuentran en la misma situación. Así que mi lucha no es sólo por Troy. Lucho para que todos combatamos la injusticia”.
El caso de Davis es un ejemplo de manual de la disparidad racial en EE. UU., principalmente en el Sur Profundo, en cuanto a la imposición de la pena de muerte. El Colegio de Abogados de Estados Unidos ha señalado las disparidades raciales de Georgia en lo que se refiere a condenas a la pena capital, afirmando que se ha autorizado la adjudicación de abogados defensores inadecuados y ha sido “prácticamente el único estado que no ha proporcionado atención legal para los procedimientos de hábeas corpus a indigentes sentenciados a la pena de muerte”.
La Corte Suprema de Georgia ha aceptado el pedido de Davis de realizar un nuevo juicio, que está previsto para el 13 de noviembre. En ese nuevo juicio, la querella podría tener que enfrentarse a que la mayoría de sus testigos se retracten de sus antiguos testimonios. Este mes, el 13 de octubre, se celebrará una importante marcha en nombre de Davis en Savannah, una ciudad acostumbrada a la cara de Martina: su foto adorna el lateral de la furgoneta que recorre la ciudad realizando mamografías a mujeres indigentes.
Tres millones de mujeres sufren cáncer de mama en EE. UU. Las mujeres afroestadounidenses tienen en general un menor porcentaje de posibilidades de supervivencia que las mujeres blancas. Lo que pase en los próximos meses determinará si Martina y Troy consiguen desafiar los malos pronósticos.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! (www.democracynow.org), noticiero internacional diario emitido por más de 500 estaciones de radio y televisión en Estados Unidos y el mundo.
© 2007 Amy Goodman



Soberanía alimentaria y los acuerdos comerciales


Umberto Mazzei | 16 de octubre de 2007


La vida en nuestro planeta es un proceso de alimentación. Los organismos vivos deben su variedad a la búsqueda de alimentación y a la adaptación para nutrirse de su ambiente. Desde un tiempo sin memoria humana, los animales recuerdan los sitios hacia donde emigrar en busca de alimento seguro y las plantas vuelan esporas o premian con frutas a las aves que llevan sus semillas a otros suelos.
Alimentarse implica el uso de un espacio de tierra o agua donde hay nutrientes. Plantas y animales buscan asegurarse ese espacio. Algunos desarrollan una especialidad para nutrirse en medios menos competidos. Los otros lo hacen en competencia y comienzan los conflictos territoriales. Los vegetales son discretos; el aromático tomillo envenena con sus raíces a los vecinos, por ejemplo. Entre los animales los hay con territorios móviles, como entre fuga y esperanza y los hay con un territorio fijo, que marcados con trinos u olores son un primer enunciado de propiedad y soberanía.
El hombre surgió en ese proceso y ha peregrinado por etapas entre los diversos modelos: recolector, cazador, pastor de rebaños nómadas siguiendo el orden natural. La sublimación de lo animal ocurre cuando inventa la agricultura. Nace el concepto de tierra propia, cuando la ciencia y el esfuerzo permiten vivir en un solo lugar, con independencia de las estaciones. La agricultura necesita administrar producción, almacenamiento y distribución de productos; nace la economía. Los excedentes que se truecan crean el comercio.
Ya tenemos el hombre moderno, que al acumular cosas intercambiables descubre la riqueza y con ello, la codicia y otros peligros. Para controlar el pandemonio se elaboran normas públicas de conducta; nace el derecho, que es compendio de las normas adoptadas en la circunstancia de cada sociedad. La libertad de elaborar normas y políticas según las necesidades nacionales se le llama soberanía.
El foco de la atención se desplazó de la agricultura a la producción industrial y de servicios, pero su importancia sigue igual. Las personas que mueven las nuevas actividades no pueden comerse sus plásticos, sus aceros o sus telecomunicaciones; ahora como antes, comen lo que produce la agricultura. Por eso la forma clásica de doblegar a un adversario es privarlo de alimentos: asedios, bloqueos, quemas. La forma moderna de conquista es abrir la importación de alimentos subsidiados que arruinan a los campesinos locales; sin campesinos no hay comida nacional y cuando hay dependencia externa del alimento, no hay soberanía.
Anomalías en el patrón del comercio
Las últimas décadas han visto un aumento del comercio internacional de productos agrícolas, pero con un patrón de intercambio que contradice las doctrinas de comercio internacional. Según David Ricardo, las ventajas comparativas en costo de producción crean la especialización en el comercio. El teorema Hecksher-Ohlin explica que el intercambio se realiza por la abundancia relativa de los factores de producción: países de capital abundante exportan bienes intensivos en capital (industriales); países de mano de obra abundante exportan bienes intensivos en mano de obra (textiles, agrícolas). La agricultura es una actividad que requiere mano de obra, pero sucede que los dos grandes exportadores son capitalistas: Estados Unidos y la Unión Europea; no es por eficiencia natural, sino porque subsidian su producción agrícola.

El cuadro de la FAO muestra como es la distribución del mercado internacional1. Los subsidios distorsionan los precios, que son el instrumento distributivo de la riqueza en la economía de mercado. La caída de precios no afecta a los productores europeos o norteamericanos porque sus mercados están protegidos con barreras proteccionistas, pero si empobrece a los productores de los otros países. Los grandes beneficiarios de los subsidios—que pagan los contribuyentes—son las grandes empresas agroindustriales que compran sus insumos en el mercado internacional. Es así como el precio de los productos agrícolas básicos baja y sube el costo de los alimentos al consumidor.
Diferencias entre seguridad y soberanía alimentaria
La seguridad alimentaria es un término corriente, que se puede aplicar en escala familiar, local, nacional o mundial, pero que políticamente se refiere a una estrategia nacional para asegurar a la población, en modo permanente, la alimentación. Eso no implica autosuficiencia, sino políticas que produzcan estabilidad en precios y en suministro; para dar un futuro previsible al productor nacional y al mercado. Eso se logra coordinando los recursos de cada país con la disponibilidad del mercado internacional.
Todos los países importan aquello que producen en cantidad insuficiente o que no producen, pero varían las facilidades a la importación (apertura). La importación no garantiza la seguridad alimentaria; un informe de la FAO2 dice: "...es probable que haya diferencias significativas en el impacto [de la apertura comercial] para los productores y comerciantes de pequeña escala, los habitantes rurales y los consumidores, dentro y entre los países." Al contrario, si la importación disminuye o elimina la producción nacional, habrá menos estabilidad y seguridad de suministro.
En febrero 2004, tuvo lugar en Washington la Reunión del Ministerio Social Católico (Catholic Social Ministry Gathering); donde Bruce Anderson, profesor del St. Mary's College, Halifax, Canadá, enfocó el dilema cuando puso en duda que el circuito global de producción y dinero de las transnacionales sea más importante económicamente que la multitud de circuitos locales donde la gente trabaja, produce, consume y vive. La reunión recomendó, como solución para la seguridad alimentaria, apoyar la agricultura en la comunidad para preservar el tejido social3, en un mundo de población creciente.
El concepto de Soberanía Alimentaria fue enunciado por Vía Campesina en 1966: "Soberanía Alimentaria es el derecho de la gente para definir su propio alimento y agricultura; de proteger y regular la producción agrícola doméstica y el comercio para lograr objetivos de desarrollo sostenible; de determinar la cobertura de su autosuficiencia; de restringir el versamiento de productos en sus mercados; y de proveer a las comunidades locales de pescadores la prioridad en la administración del uso y los derechos a los recursos acuáticos. La Soberanía Alimentaria no niega el comercio, al contrario, promueve la formulación de políticas comerciales y prácticas que apoyen el derecho de los pueblos a una producción segura, saludable y ecológicamente sostenible4."
El concepto de soberanía alimentaria le otorga el rango de asunto fundamental para la seguridad nacional. Rango que en Estados Unidos, Europa y el Japón, siempre ha tenido. Desde la antigüedad ha existido el bloqueo y en la Convención de Viena sobre Derecho Bélico se le equipara a una declaración de guerra. Después de la última guerra mundial sólo los Estados Unidos están en condiciones de imponer bloqueos y pasan de setenta los países que han sido objeto de su "embargo" comercial. En este momento son trece5.
Los acuerdos comerciales
El GATT, el primer acuerdo comercial multilateral, dejaba afuera la agricultura. En la Ronda Uruguay se firmo un Acuerdo sobre Agricultura, que la incluía en el sistema multilateral, administrado por la OMC (1995). Los rasgos principales del acuerdo eran: a) el sistema de cuotas de importación (restricciones cuantitativas) se remplazaba por aranceles equivalentes; b) los subsidios que distorsionasen precios serian reducidos a partir de su nivel en 1986; c) una erosión progresiva de los aranceles consolidados. De todo eso, las cuotas, defensa típica de los países en desarrollo, se remplazaron con "cuotas arancelarias" crecientes; la erosión arancelaria se discute y los subsidios de Estados Unidos se han duplicado (Farm Bill, 2007).
La negociación en la OMC esta trabada, por subsidios y por protección a sectores vulnerables. La apertura de mercados se busca ahora mediante acuerdos regionales y bilaterales, cuyos resultados para los agricultores no subvencionados, son, en el mejor de los casos, imprevisibles. La Unión Europea negocia Acuerdos de Asociación Económica y los Estados Unidos Tratados de Libre Comercio, ambos remplazan relaciones preferenciales sin reciprocidad con países en desarrollo. La diferencia es que para dar las viejas preferencias ahora se exige—entre otras cosas—apertura de mercados agrícolas, esto es el derecho de volcar allí productos con precios subsidiados. Guatemala es muy vulnerable a esos peligros, no hay sino que pensar en la hambruna de Zacapa.
Conclusión
Las políticas de seguridad y de soberanía alimentaria pueden prestarse a un proteccionismo que enriquezca a sectores internos influyentes, pero eso es asunto de adecuada supervisión institucional interna. Los acuerdos comerciales que proponen Estados Unidos y la Unión Europea—en OMC y afuera—tienen un enfoque del comercio agrícola opuesto a la soberanía alimentaria y son peligrosos para la seguridad alimentaria de los países en desarrollo, porque abruman a sus campesinos; sobre todo mientras no haya recorte muy sustancial de los subsidios que impiden una competencia leal. Los subsidios que viajan no son parte de la naturaleza.
Notas
FAO: Agricultural Commodities: Profiles and Relevant WTO negotiating issues, 2003.
FAO: Trade Reforms and Food Security; 2003, pgs. 16-17.
Understanding Global Trade Free trade and food security: compatible?; www.ncrlc.com/greenribbon.html.
Wikipedia.
Según actualización de mayo 2006 a julio 2007 son: Balcanes [sic], Belorusia, Burma, Costa de Marfil, Cuba, RD Congo, Irán, Irak, Liberia, Corea del Norte, Sudan, Siria y Zibawe. Libia recién sale de la lista. Office of Foreign Assets Control OFAC: www.TREAS.gob/offices/enforcement/ofac/programmes/index.shtml.
Umberto Mazzei es Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Ha sido Profesor en temas económicos internacionales en universidades de Colombia, Venezuela y Guatemala. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra (www.ventanaglobal.info) y miembro de la coalición Mesa Global en Guatemala. Es analista para el Programa de las Américas en www.ircamericas.org.




La nueva agenda de China


La Nación, Buenos Aires, editorial, octubre 18 de 2007.

Con las promesas de una mayor participación de los ciudadanos en el proceso político que se desarrolle hasta el año 2020 y de cuadruplicar sus ingresos per cápita respecto del año 2000, el presidente de China, Hu Jintao, sentó las bases de aquello que denominó "sociedad moderadamente acomodada".

Fueron sus principales definiciones en el Congreso del Partido Comunista Chino (PCC), rito que, cada cinco años, define las previsiones para el quinquenio siguiente y que, a su vez, consagra a los posibles sucesores del actual mandatario cuando éste termine su mandato, dentro de cinco años.

Ante 2200 delegados, ex presidentes e invitados ilustres, Hu planteó la necesidad de buscar sin demoras una mayor equidad social, tratando de reducir las grandes diferencias de ingresos entre la población urbana y la rural. Reconoció de ese modo el atraso de la gente de campo, postergada respecto de la urbana.

Insistió Hu, asimismo, en la necesidad de impulsar el consumo doméstico como una forma de reducir el enorme superávit comercial acumulado, que desestabiliza a otras economías. Esto supondrá dejar que el yuan se aprecie lenta y ordenadamente, para lo cual se liberarán los movimientos de capitales y se modernizará el mercado de capitales. De ese modo, las empresas chinas no dependerán, como ahora, del financiamiento bancario.

Sin renunciar al comunismo, los ciudadanos chinos, según Hu, gozarán gradualmente, de "derechos democráticos más extensos". No se trata de una conversión hacia una democracia de estilo occidental, siempre rechazada por la dirigencia comunista, sino de una apertura gradual bajo la supervisión del partido. La propuesta supone organizar discusiones públicas de los proyectos de ley que se envían al Parlamento, así como de las políticas que se adopten.

Otra decisión importante que expuso Hu es mejorar la burocracia gubernamental y vigilar la conducta de los funcionarios. Razones no faltan: por corrupción, malversación de fondos y sobornos, China gasta 86.000 millones de dólares por año, lo cual representa el tres por ciento del PBI, más de lo que destina a la educación.

En el Congreso del PCC, sobre el cual había gran expectativa, fue sorpresivo el llamado a Taiwan para alcanzar un acuerdo de paz negociado que apunte a una reunificación consensuada y pacífica. Se sabe que Taiwan aboga por su independencia, lo cual no sería tolerado por el gobierno chino.

En materia militar, motivo frecuente de preocupación internacional por la magnitud del gasto chino, Hu anunció la continuidad de la actual línea de tecnificación y modernización de las fuerzas armadas. Fue importante, en este caso, que no se pronunciara por un aumento de éste, lo cual hubiera puesto en alerta a otras potencias.

Fue importante también que Hu admitiera la necesidad de proteger y conservar los recursos naturales, sobre todo porque China es uno de los países más contaminantes. Lo expuso de modo terminante. De ello depende, dijo, "la supervivencia de China como nación". Bienvenida sea esta definición, así como las señales de apertura y participación que brinden mayores libertades a los ciudadanos del país más poblado del planeta.



El paramilitarismo y el TLC .


Juan Manuel López caballero.

Tiene la misión la Embajadora nuestra en Estados Unidos de dejar constancia de la diferencia de puntos de vista entre nuestras autoridades y un editorial del New York Times que invita al Congreso Americano a no aprobar el TLC con Colombia mientras no se modifiquen algunos aspectos de su política actual.
Se refiere ese diario a la visión de ciertos sectores americanos (no solo la de ese medio, sino la de parte de los legisladores) según la cual el gobierno del Presidente Uribe no ha satisfecho lo que serían los requisitos que el Congreso Americano debería exigir a las autoridades colombianas en cuanto a la gestión ante el paramilitarismo.
La divergencia aunque no sea así de explicita podría llegar a ser respecto a si la política oficial es la persecución de los paramilitares o su cooptación.
Lo que destaca reiteradamente nuestro gobierno es que se han desmovilizado 30.000 hombres en armas; lo que ven los sectores críticos es que se dio inmunidad a 30.000 delincuentes que confesaron haber participado en toda clase de crímenes de lesa humanidad.
Se basa la argumentación oficial colombiana en que hay más de 2.000 sindicados pendientes de ser llamados a Juicio; el otro punto de vista es que lo único que existe es una lista de quienes dentro del marco actual no existe ni la intención ni la posibilidad que esto suceda.
Reclama el Gobierno que 51 capos ya están detenidos y siendo juzgados; lo que no dice es que son individuos que no se limitaron a fijar una política sino que reconocen haber dado ordenes directas de asesinar a centenares de colombianos, que serán juzgados por una ley especial (y especialmente blanda), que están detenidos en condiciones privilegiadas, que dentro de las normas expedidas para ellos solo les tocaría un máximo de dos años más de detención para quedar libres por pena cumplida con buen comportamiento, y que hasta ahora solo 17 han comenzado a rendir indagatoria.
Y, sin desconocer la disminución de homicidios que se proclama como ejecutoria del primer cuatrienio, nace la inquietud sobre hasta dónde se dispararon y cómo están contabilizadas las fosas comunes y las desapariciones forzadas.
Lo que también molesta a quienes no aprueban esas políticas es que todos esos delincuentes están recibiendo subsidios del Estado, mientras sus victimas no tienen ni siquiera una partida en el presupuesto para subsistir y menos para reparar los daños sufridos, estando condicionadas a lo que declaren los victimarios como fruto de sus acciones.
Probablemente también no dejan de tener en cuenta ese diario, esos legisladores, y buena parte de la opinión colombiana, que una vez conocido y divulgado el escándalo de la llamada parapolítica y la forma en que varios de nuestros elegidos han sido cuota aportada por las armas y los dineros de esos personajes, sea gracias a varios de esos miembros de los partidos que apoyan al Presidente (entre ellos el mismo cofundador del ‘partido presidencial’, el propio primo del mandatario, y en algunos casos la totalidad de la bancada) que se han sacado adelante esas leyes e implementado esa política. Y en nada tranquiliza que sean ahora esos mismos Congresistas, directamente o a través de sus suplentes de las mismas bancadas –y como recién se ha denunciado por las mismas vías por las cuales consiguieron su elección- quienes proponen adelantar otra legislación especial para que en todo caso su eventual castigo sea más benévolo que el de quienes propiciaron su elección.
También es de imaginar que dentro de la importancia y el respeto que se tiene en Estados Unidos a la división de poderes, al sistema de controles y contrapesos, y a la autonomía de la Rama Judicial, no debe ser bien visto el trato que da nuestro Presidente a los Magistrados de la Corte y a la Institución misma al afirmar que en un Estado de Derecho la máxima instancia es la opinión pública.
Todo lo anterior justificaría el mencionado editorial del diario americano, e incluso validaría una posición tan extrema como la del exvicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, de no aceptar compartir foros con el Presidente Uribe, hoy más significativa por haber sido premiado con el Nóbel de Paz.
La verdad es que en el Congreso Americano sí hay quienes creen verdaderamente en la necesidad de reivindicar la importancia de los Derechos Humanos y de que su país contribuya a ello. Pero son unos pocos, y lo tienen como principio y no como base de unas negociaciones (menos en este caso, cuando se trata de intereses comerciales que favorecen a sus representados). También es cierto que parte de los demócratas son proteccionistas convencidos o motivados por el lobby del sindicalismo de allá, y en consecuencia firmes en contra del TLC.

Pero infortunadamente la mayoría necesaria esta sujeta al voto de un sector no comprometido, para el cual el tema de Derechos Humanos poco pesa, ya que aceptan la legalización de la tortura (como lo dijo el expresidente Carter), que permite ‘agujeros negros’ en la legislación para que sus enemigos no queden amparados por ninguna legislación internacional ni humanitaria, que justifica barbaries como la guerra de Irak (aún a sabiendas de lo falso de su sustentación), etc…

Y menos le preocupa el paramilitarismo a un país que lo ha apoyado siempre que ha sido conveniente para sus intereses, y que es el primer promotor de mercenarios en el mundo bajo la forma de ‘contratistas’, ‘asesores civiles’, ‘empresas de seguridad’, etc. que contratan o son ofrecidas por sus agencias estatales.

El argumento de los Derechos Humanos es más destinado al público de allá que en verdad cree que ellos son sus grandes defensores; en general pero también en concreto la preocupación de los legisladores demócratas americanos no son lo horrores que pasan en Colombia, sino solo lo que tiene relación con su país.

Y en este caso lo que les es inadmisible es que bajo el manto del paramilitarismo se proteja a los capos del narcotráfico; que los beneficiados con esas políticas sean delincuentes de lesa humanidad les puede parecer secundario, pero que se les dé el mismo tratamiento a quienes ellos han solicitado en extradición como blanco de su persecución sí no es aceptable.

Entregaron 4.000 millones de dólares inicialmente al Plan Colombia solo para combatir la producción de droga y después al Plan Colombia para que pudieran ser usados contra la guerrilla por ser ella gran traficante; pero nunca dieron recursos para combatir el paramilitarismo como tal. Si del TLC se trata (donde el interés de las empresas americanas y multinacionales –o sea el poder económico- es que sí se firme) lo único que se necesita para satisfacer la conciencia del Congreso Americano es acabar con la protección que bajo el pretexto del paramilitarismo se da a los capos del narcotráfico.

Sabiendo que Uribe está dispuesto a todo para sacar adelante su TLC, teniendo en cuenta que es lo suficientemente lúcido para entender que no sirve repetir los argumentos ya expuestos o insistir en los viajes que desgastan su imagen y rebajan la del país, y después de experimentar hasta que punto su ‘habilidad' y su pragmatismo priman sobre el cumplimiento de su palabra o sus compromisos, me parece que ‘Macaco’, ‘Don Berna’, ‘Jorge 40’, Mancuso y algunos otros, deben estar pensando que su futuro y el de la aprobación del TLC pueden estar bastante vinculados.



Operación «enjambre de fuego»


General Fabio Mini *, Voltairenet, octubre 18 de 2007.

La guerra contra Irán es un absurdo, pero a fuerza de acusar a Teherán de estar fabricando la bomba y de prepararse para una operación preventiva, el sistema acabará por concretarla, estima el general Fabio Mini. Según los planes actuales, esta guerra no tendrá comparación con los anteriores conflictos sino que será la oportunidad de experimentar con la teoría del ataque en enjambre, actualizada por los estrategas de la Rand Corporation.
Se equivocaban los que creían que la aprobación para el ataque israelí-estadounidense contra Irán vendría de Estados Unidos. Se equivocaron también los que pensaban que un presidente Bush frustrado por el caos que reina en Irak, por la situación en Afganistán y presionado por el complejo militar e industrial acabaría tomando solo la decisión final. El ataque contra Irán tendrá lugar, en definitiva, gracias a las declaraciones del nuevo ministro francés de Relaciones Exteriores.
En todos estos años de amenazas y contra-amenazas, de excusas y pretextos para desencadenar la guerra, las únicas palabras realmente «reveladoras» hasta ahora formuladas son las que contenía la lacónica frase en francés: «tenemos que prepararnos para lo peor». Muchos la interpretaron como un desliz; otros la vieron como una provocación, como una fanfarronería; también hubo quienes la consideraron como una incitación; y otros, como una muestra de resignación ante un acontecimiento inevitable. La frase en cuestión contiene quizás un poco de cada cosa, pero el sentido fundamental de esa declaración de Bernard Kouchner es totalmente diferente.
En estos últimos 15 años de intervenciones militares de diferente índole que han tenido lugar a través del mundo, han aparecido extrañas conexiones y afinidades. Los ejércitos se han reforzado con los empresarios privados, los idealistas han conseguido el apoyo de los mercenarios, los negocios el de la ideología, y la verdad se ha mezclado con mentiras que ni la lógica propia de la propaganda logra ya justificar. Y una de las conexiones más insólitas es la que se ha establecido entre militares, grupos humanitarios y política exterior, de manera tal que cada uno de los tres componentes se apoya en los otros dos. El vínculo principal de esta alianza es la importancia que se le ha dado a la urgencia. La política exterior ha perdido su carácter de continuidad de las relaciones entre los Estados, en el seno de las organizaciones internacionales. La nueva tónica consiste, desde hace tiempo, en dedicarse al manejo de relaciones coyunturales, de relaciones temporales ligadas a intereses o posiciones transitorias, que pueden cambiar, de geometría variable.
Por otro lado, esta forma de política de la urgencia es la única que permite establecer compromisos limitados y selectivos. Además, teniendo en cuenta que la importancia real de la urgencia puede ser manipulada o ser objeto de interpretaciones, esta política puede construirse y descontruirse una y otra vez. Siguiendo esa misma lógica, los ejércitos, durante los últimos 15 años, se han dedicado exclusivamente a cubrir emergencias, preferiblemente en el extranjero y por razones supuestamente humanitarias, como forma de garantizar consenso y apoyo. Ya no hay ejército capaz de defender su propio territorio o de garantizar su defensa en caso de guerra. Encontrar un Estado amenazado de guerra por otro Estado resulta cada vez más difícil y todos los ejércitos del mundo cuentan hoy con un aviso previo de por lo menos 12 meses para movilizar los recursos necesarios para la defensa nacional. Por esa razón, los ejércitos se han especializado en la urgencia, ya sea desde el punto de vista modal, desde el punto de temporal y desde el punto de vista del ritmo de sus intervenciones.
Cuando Bernard Kouchner dice cándidamente que tenemos que «prepararnos para lo peor», no hace más que interpretar una filosofía cuyo objetivo no es la búsqueda de lo mejor, de la solución menos traumática, sino por el contrario de aquella que invoca el manejo de la urgencia mediante la política, mediante el instrumento militar y mediante organizaciones humanitarias actualmente amarradas con cordel reforzado. Es también la confesión de la incapacidad de esa misma política para reflexionar y encontrar soluciones duraderas, de la incapacidad de los instrumentos militares en cuanto al manejo de situaciones de conflicto hasta lograr una completa estabilización, es también la confesión de la incapacidad de las organizaciones humanitarias en cuanto a la solución de los problemas de la gente con perspectivas temporales más amplias que las implica la urgencia. Bernard Kouchner reconoce, en definitiva, que la suma de incapacidades conduce irremisiblemente a la guerra. Siendo incapaces de hacer otra cosa, ¡hagamos a la guerra!
Resulta evidente que, en esas condiciones, se hacen necesarios algunos empujones para garantizar que se concrete la urgencia e intervenciones de diversos factores: tiene que suceder algo –lo que los analistas llaman «el catalizador» [trigger, ang.]– que determina la urgencia política, es necesario que la seguridad colectiva se encuentre ante un peligro inmediato, y hay que prever una catástrofe humanitaria (lo más grande posible). Hay que crear, en definitiva, un aparato de gestión capaz de «inventar» la situación de urgencia y de inventar una salida que justifique el abandono de la búsqueda de una solución para los problemas. El ataque contra Irán entra perfectamente en ese marco, y, si se analiza bien, se trata de un marco ya casi establecido. Se dispone entonces de múltiples pretextos para el ataque.
La idea de que Irán quiere desarrollar una bomba nuclear y que quiere destruir Israel se ha difundido ampliamente a través del mundo. Más allá de las bravatas, faltan aún los elementos que permitan probar que eso sea cierto. Pero ha habido, en el pasado, testimonios de bravatas terroristas que se han concretado y nadie quiere asumir riesgo alguno, ni siquiera por amor a la verdad. La idea de un ataque iraní, o de un ataque con apoyo de Irán, contra las fuerzas estadounidenses estacionadas en Irak, aún cuando no existe prueba alguna, está convenciendo a los más escépticos. Tarde o temprano, a fuerza de hablar de ello, el asunto se verá como una invitación o como un desafío, y el ataque tendrá realmente lugar. La política iraní de apoyo al movimiento palestino Hamas y al libanés Hezbollah convierte a Teherán en un blanco extremadamente vulnerable. Un momento en que se pierda la sangre fría, o un simple error por parte de dichas organizaciones, bastaría para desencadenar [contra Irán] una intervención militar inmediata.
La política exterior de las principales potencias, incluyendo a Europa, se ha acostumbrado ahora a la idea de que una intervención militar obligaría a Irán a retroceder a sus posiciones de hace unos veinte años.
Se entroniza, por otro lado, la idea según la cual el objetivo no es tanto, ni solamente, impedir el surgimiento de una potencia militar sino también eliminar a ese país como actor regional con intereses petroleros y estratégicos en todo el centro y el sur de Asia. En el plano militar, todo está listo ya, y desde hace mucho tiempo. Los planes de ataque están adoptados desde 1979, que fue la época de la crisis de la embajada de Estados Unidos en Irán, y han sido actualizados en función de las nuevas tecnologías y estructuras. La tesis de que se trataría de un ataque dirigido esencialmente contra las instalaciones nucleares de Irán y que no provocaría daños colaterales entre la población civil no es más que una mentira piadosa de los que se han acostumbrado a ignorar la verdad. Incluso la idea de que este ataque estaría limitado al territorio iraní resulta, como mínimo, sospechosa ya que el objetivo de la obstinación y la ostentación de los ayatolas, por un lado, y del bando israelí e estadounidense, por el otro, tiene que ver con intereses y ambiciones que van mucho más allá del Golfo Pérsico.
Cualquier ataque, cualesquiera que sean sus características, provocará enormes daños, tanto de orden militar como civil, en la medida en que existe la posibilidad de que se produzca una emergencia nuclear causada por algún tipo de escape radioactivo. Un ataque, de cualquier tipo que sea, no tendrá otro objetivo que la simple destrucción de las estructuras defensivas: bases aéreas y bases de misiles, depósitos de armas, rampas móviles de lanzamiento, puertos militares, unidades marítimas de superficie, defensas antiaéreas y radares, medios terrestres móviles y blindados, centros de comunicaciones, puestos de mando y de control tendrían que ser eliminados antes o durante el ataque contra las instalaciones nucleares. Pero muchas de esas estructuras se encuentran en los principales centros de concentración de la población.
Los misiles de crucero más sofisticados, las bombas inteligentes teledirigidas hacia los objetivos por comandos israelíes y estadounidenses, infiltrados en Irán desde hace mucho, no excluyen un margen muy elevado de daños colaterales. Si en lugar de las bombas de explosivos convencionales llamadas «bunker busters» se recurre al uso de las minibombas nucleares o de fisión o de bombas de neutrones, el por ciento de daños podría aumentar aunque no en las enormes proporciones que mencionan muchos observadores.
Incluso la tesis según la cual sería posible la realización de golpes quirúrgicos –aéreos y con la utilización de misiles– no es más que un engaño. Una acción total tendiente, como debiera ser según lo anunciado, a reducir el potencial bélico iraní a la época de la edad de piedra, presupone múltiples acciones de ataque, con el uso de fuerzas múltiples, realizadas en un corto período de tiempo para quitar al adversario, como decía el coronel Boyd, toda capacidad de decisión, de respuesta y toda posibilidad de adoptar una estrategia de enfrentamiento. La acción múltiple tiene que ser también capaz de impedir la represalia directa de las fuerzas aéreas y marítimas iraníes contra las instalaciones y el transporte de petróleo en el Golfo Pérsico y el Mar de Omán.
La acción múltiple tendría que neutralizar la amenaza de los misiles [iraníes] sobre las bases militares estadounidenses en Asia central y Medio Oriente. Tendría que impedir las acciones iraníes de estrategia indirecta en Afganistán, Pakistán, Irak, Líbano, así como en Gaza y en el Cáucaso, y dondequiera que haya un chiíta que pueda crear problemas. Para colmo, Teherán controla la ribera norte del estrecho de Ormuz y el cierre de esa ruta marítima al paso de los barcos que se dedican al transporte de petróleo podría poner por las nubes el precio del barril de petróleo, hasta alcanzar precios de entre 200 y 400 dólares el barril. Lo mismo pasaría si Irán decidiese vengarse mediante operaciones de sabotaje o bombardeos contra las instalaciones petroleras de otros países de la región.
Es por ello que la estrategia militar de un ataque contra Irán no podría consistir en golpes quirúrgicos o contemplar un solo componente. No se puede tratar, en este caso, más que de la Swarm Warfare, de la guerra del enjambre y de la horda, modalidad que John Arquilla y David Ronfeldt han desenterrado después del imbatible uso que de ella hiciera Gengis Kan [1]. En términos modernos, esa estrategia pone en práctica la guerra en todas sus dimensiones –terrestre, naval, aérea, mediante misiles, espacial, virtual y en el plano de la información– en múltiples teatros y niveles. Para ello es necesario que el «enjambre» de diversos componentes y de acciones que se desarrollan concentrándose en un lugar y una dimensión dadas para trasladarse enseguida a otros lugares y otras dimensiones pueda, en cualquier caso, impedir cualquier tipo de reacción. Las hordas encargadas de la destrucción física de los blancos deben integrarse y concentrarse sobre los objetivos a la par de las hordas virtuales encargadas de las acciones diplomáticas, de la guerra sicológica, al igual que las encargadas de la manipulación de la información.
Además, las acciones militares deben tener como objetivo provocar una situación de urgencia humanitaria que justifique la intervención de las organizaciones internacionales en territorio iraní. Es evidente que la responsabilidad de la catástrofe debe atribuirse a los propios iraníes. En ese aspecto, todo está listo ya, o casi listo, en particular luego de la exhortación de Bernard Kouchner. Agencias internacionales y ONGs están desesperadas por salir para Irán a quitarles los velos a las mujeres. Si se les ofrece la posibilidad de intervenir para recoger refugiados, ocuparse de los heridos, contar los muertos y organizar una elección al mes, habrá una verdadera carrera por ir a implantar la democracia en Irán.
La complejidad de ese escenario no debe llevarnos a creer que haya que movilizar fuerzas enormes. Las capacidades de bombardeo de los aviones israelíes y estadounidenses son tan grandes que pueden destruir numerosos objetivos con una cantidad limitada de aparatos. Los misiles crucero que pueden ser lanzados desde el mar ya son armas tecnológicas que no exigen una intervención en masa para lograr la destrucción deseada, ni siquiera a gran escala. El gran número de planes y niveles de intervención podría quizás plantear problemas de coordinación, de mando y de control, pero no sería nada del otro mundo. Estados Unidos e Israel colaboran entre sí desde hace más de medio siglo, y los problemas de seudo autorizaciones de terceros países para el sobrevuelo o el tránsito [terrestre] de tropas ya no existen, ya sea por la existencia de acuerdos políticos firmados con los países interesados o por la predisposición de ambas potencias a ignorar las objeciones.
Queda la grave e importante incógnita de la post-urgencia. La incógnita sobre el futuro de un Estado de origen y mentalidad imperiales que se ve degradado al papel de Estado renegado en bancarrota y, de aspirante al papel de potencia regional, al de hueco negro político y estratégico. Se mantiene también la incógnita sobre la reacción, no tanto sobre la derrota o el redimensionamiento de las aspiraciones como en cuanto a la humillación. No se puede excluir en lo absoluto que lo que se quiere evitar a cualquier precio, o sea la nuclearización de Irán, aún por demostrar y por realizar, se vea de hecho favorecida por la intervención de potencias extranjeras, precisamente por causa de la humillación.

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