PALABRAS DE LUIS CARVAJAL BASTO EN EL HOMENAJE A PEDRO MEDINA AVENDAÑO
Dice Joaquín Sabina que nos parecemos a lo que escribimos. Pedro Medina escribe y describe sentimientos y emociones. Cosas bonitas y profundas con métrica respetuosa y armonía. Fuerza o delicadeza. Rosas y batallas. Así, nos cuenta sus vivencias y deja testimonio de ellas. Retrata, pero también propone. Aunque se trate de asuntos complicados como la declaración de principios que es nuestro himno liberal que cantamos con orgullo y usamos como pretexto, con frecuencia. En pedro, la historia es regla. Decide sobre las acciones de los hombres. Entonces , su poesía invita a transformar, a hacer revoluciones, a amar a una mujer, a los hijos o un terruño. Pero, sobretodo, a una forma de ser, esa que nos identifica a los liberales.
He admirado desde niño en Pedro su preocupación por la belleza y su manera de disfrutar y expresar lo que vive. Esa capacidad de percibirlo todo, de decirlo todo. Las cosas sencillas y los sentimientos profundos. Con buen humor, casi siempre. representa, entre otras cosas, los valores y posibilidades de un país que ya no existe. En el que era suficiente como motivo de vida levantar una familia y ser digno, libre, respetable y decente. Pedro ha conseguido más que eso.
Ha tenido la fortuna de compartir su vida con Sofía, heredera de una rica tradición santandereana y liberal. Para la familia de Pedro, Los Torres, lealtad, libertad, solidaridad y valor, pricipios y emociones que trascienden sus escritos y el himno liberal, resultan indispensables, como respirar. Con frecuencia y generosidad han ofrecideo su existencia a ellos. Las vidas de Rumaldo y hernán Torres son un buen ejemplo. Hernán, en una región rodeada por poblaciones que dieron origen a la policía llamada "chulavita", en lo peor de la violencia conservadora, se levantó para proteger su familia y sus ideas. Amigo entrañable de mi padre, como Pedro y hernán Villamarín, fue con ellos combatiente y heredero de las responsabilidades de sus antepasados, los generales Rumaldo Torres y Campo Elías Carvajal y, por supuesto, de nuestro general invicto y Expresidente Santos Gutiérrez.
Pedro Sofía, Málaga, El Palmar, La Bricha, Chiscas y la provincia de García Rovira, representan ese liberalismo al que hoy rendimos homenaje. El que fue decisivo en la consolidación de nuestras instituciones y en asuntos como la participación de la mujer en la vida política y laboral, la organización y modernización del país, el desarrollo y ejercicio de las libertades y derechos conseguidas en los dos siglos pasados como necesaria expresión de progreso tecnológico y social. Esos hombres que forjaron la historia del liberalismo, me hacen recordar que las ideas, por si mismas, no cobran vida, que debemos luchar y ser capaces de vencer. De alcanzar el gobierno para nuestras ideas. O gastarnos la vida en el intento. ese es el principal reto del liberalismo hoy. Buscar la unidad. Fortalecer y defender las instituciones que tanto nos ha costado construir. recomponer nuestra bandera roja, hoy maltrecha, desmembrada, difuminada, rota
EEUU: ¿más cerca o más lejos?
RAFAEL GUARIN, Publicado el viernes 16 de marzo del 2007, Nuevo Herald.
Si fuera por las imágenes de televisión que registraron la gira del presidente George W. Bush, cualquiera diría que América Latina es chavista. Los brotes de violencia, los actos de vandalismo y las manifestaciones de rechazo ocuparon más a los medios de comunicación que los resultados de las entrevistas entre los mandatarios.
Aunque protagonizadas por pequeños grupos, las protestas reflejan el intenso odio de sectores de la población contra Estados Unidos. Tal aversión puede tener condiciones propicias para generalizarse pues avanza con los planes de expansión de la izquierda más radical. Eso explica que políticos busquen ganancias electorales con la incineración de la bandera estadounidense, hagan de la hostilidad su lenguaje cotidiano y no duden en explotar las frustraciones colectivas.
El populismo sabe que es muy fácil endilgar a otros la culpa de los males propios y lo hace hasta la saciedad. Por eso Chávez hábilmente se coló en el periplo de Bush para compartir escenario y transmitir su tradicional mensaje antiimperialista. A pesar de que acusa a los medios de comunicación de ser la punta de lanza del ''imperio'' ha convertido a las grandes cadenas de televisión del ''capitalismo salvaje'' en su mejor aliado en la promoción del resentimiento.
La comparación entre ambos, hecha por los medios, le otorga al presidente venezolano un protagonismo desmedido. Nada más rentable que lo posicionen al mismo nivel de Bush y aprovechar el desgate de su imagen dentro y fuera de su país. El efecto es la percepción de que el teniente coronel es una alternativa para la región y que los gobiernos se dividen entre amigos y enemigos de Estados Unidos.
Pero la visita evidenció lo contrario. Lula hizo de Brasil el aliado más importante y estratégico en Suramérica y Tabaré demostró que los intereses nacionales de Uruguay están por encima de sus vecinos. Con realismo los gobiernos de izquierda reconocieron que el país del norte es un socio de inestimable valor y que el comercio no tiene signo ideológico, al tiempo que dejaron claro a los bolivarianos que no creen en su revolución.
Del mismo modo, quedó patente que el avance de la izquierda y de la unidad latinoamericana es más retórico que real. No obstante que el chavismo no es la izquierda, su extremismo impide construir una alternativa de ese corte en el continente, al igual que el proceso de integración. En esos dos casos, el odio a Norteamérica es el error.
Ahora bien, la animosidad tampoco es gratuita. Durante los seis años de la administración Bush la guerra contra el terrorismo en el Medio Oriente dejó de lado el hemisferio. Ni siquiera en la campaña de reelección tuvo un papel importante. Esa circunstancia, su debilidad interna y los cuestionables resultados de las políticas de ajuste promovidas por el Consenso de Washington e impuestas desde los años noventa por el Banco Mundial y el FMI favorecen el clima adverso.
No hay duda de que la resonancia del discurso chavista obedece a una que otra verdad a medias. Difícilmente se puede controvertir la inexistencia de un compromiso serio con la eliminación de la pobreza o desconocer que los pueblos que la sufren son atendidos con exiguos recursos destinados a promover su desarrollo económico y social, cuando lo que se requiere son cambios de fondo en la relación norte-sur.
Lamentablemente, faltaron anuncios en esa dirección. Desactivar el resentimiento y la amenaza del odio exige mirar del Río Bravo a la Patagonia con un nuevo lente. Si no se hace un replanteamiento, los extremistas y demagogos seguirán a toda marcha ganando terreno y reclutarán cada vez más simpatías, hasta terminar por colocar la democracia en riesgo.
Acercarse a América Latina, verla como un aliado estratégico y tejer con sus gobiernos un escenario de cooperación y solidaridad debería ser el reto futuro del Congreso norteamericano y de los candidatos presidenciales. Problemas tan delicados como la construcción del muro en la frontera con México, la ausencia de una política migratoria, el proteccionismo perjudicial a los países en vía de desarrollo, la miseria y la desigualdad merecen ser aspectos centrales de la agenda política de la Casa Blanca y no excusas para que los azuzadores del odio aumenten su audiencia.
www.rafaelguarin.blogspot.com
Profesor de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad del Rosario.
TLC: PAJARO EN MANO Y CIENTO VOLANDO
MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Marzo 18 de 2007
El viejo refrán sobre los plumíferos se aplica bastante bien al caso del Tratado de Libre de Comercio (TLC) con los Estados Unidos que está pendiente de la aprobación de los Congresos en ambos países, pero con una pequeña diferencia. Las noticias de los últimos días demuestran de una manera fehaciente que en el TLC los gringos ya tienen la ventaja del pájaro en mano y los colombianos la ilusión de algún día tener los ciento que van volando. Sin necesidad de caer en los extremos de afirmar que el TLC es el desastre que acabará con la economía nacional, ni la panacea que va a resolver nuestros problemas y asegurarnos una senda de crecimiento sostenido, el análisis objetivo de las cláusulas del Tratado muestra que este tiene costos y beneficios, y que hay ganadores y perdedores. El gran problema del TLC radica en que para Colombia sus costos son reales y tienen efectos en el corto plazo, mientras que los beneficios son potenciales y, en el mejor de los casos, solo veríamos sus efectos positivos en el mediano o largo plazo. Por supuesto para EE.UU. la situación es la contraria, es decir que ellos SI tienen beneficios reales y los reciben de manera casi inmediata. Estas afirmaciones no son un invento de la oposición para torpedear la aprobación del TLC, sino que provienen de las mismas autoridades norteamericanas y están respaldadas con hechos y datos. Así, por ejemplo, la oficina del Representante para el Comercio del gobierno de EE.UU (USTR) hizo el año pasado una evaluación de los 12 Acuerdos de Libre Comercio que ese país ha firmado desde el año 2001, y su conclusión es tajante: “Los TLC trabajan a favor de América” (hay que recordar que para los gringos los
Las cifras son impresionantes: en los últimos cuatro años el crecimiento de las exportaciones norteamericanas a los países con los que firmó el TLC ha sido el doble de las exportaciones al resto del mundo, siendo los casos más exitosos los de Jordania y Chile, países que aumentaron sus importaciones de EE.UU en un 90% desde la firma del TLC. Como consecuencia el déficit comercial con este conjunto de países se transformó en superávit que alcanzó la suma de 12.000 millones de dólares en el año 2005.Más reciente, y más cercano a Colombia como un anticipo de lo que nos va a pasar, es el resultado del TLC firmado con los países centroamericanos (CAFTA). En el primer año de vigencia de este Tratado, las exportaciones de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua hacia los EE.UU apenas crecieron 1.4%, mientras que las importaciones provenientes de EE.UU se incrementaron en un 18%. Como consecuencia desapareció el superávit comercial de 1.500 millones de dólares que tenían los países centroamericanos.\Lo más preocupante en el caso colombiano es que sin haber entrado en vigencia el TLC ya están creciendo mucho más nuestras compras de bienes y servicios a EE.UU. que nuestras ventas a ese país, con lo cual se ha disminuido el saldo positivo que tenía nuestra balanza comercial: el acumulado de 12 meses era de 3.940 millones de dólares en Junio del 2006 y cayó a solo 2.370 millones en Enero del 2007. Más aún, en los meses de Diciembre y Enero el saldo fue negativo por primera vez en muchos años. Como todos los estudios, inclusive los oficiales, pronostican que con el TLC se va a deteriorar nuestra balanza comercial, se hacen más grandes las posibilidades de una crisis en la Balanza de Pagos.\La otra cara de la moneda, es decir el hecho de que agarrar los cien pájaros volando es solo una ilusión que no se sabe cuando se hará realidad, la confirmó nada menos que el Presidente Bush en su reciente periplo por el sur del continente; según el Wall Street Journal uno de los mensajes de Bush en este viaje fue el reconocimiento que para los países en desarrollo “las ventajas de libre comercio tardan en llegar”. Para citar otro refrán, con el TLC nos quedaremos con el pecado y sin el género.",1]
EE.UU son “América”), porque aumentan de manera sustancial sus exportaciones, lo cual es fundamental para “sostener la prosperidad de los EE.UU”. Las cifras son impresionantes: en los últimos cuatro años el crecimiento de las exportaciones norteamericanas a los países con los que firmó el TLC ha sido el doble de las exportaciones al resto del mundo, siendo los casos más exitosos los de Jordania y Chile, países que aumentaron sus importaciones de EE.UU en un 90% desde la firma del TLC. Como consecuencia el déficit comercial con este conjunto de países se transformó en superávit que alcanzó la suma de 12.000 millones de dólares en el año 2005. Más reciente, y más cercano a Colombia como un anticipo de lo que nos va a pasar, es el resultado del TLC firmado con los países centroamericanos (CAFTA). En el primer año de vigencia de este Tratado, las exportaciones de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua hacia los EE.UU apenas crecieron 1.4%, mientras que las importaciones provenientes de EE.UU se incrementaron en un 18%. Como consecuencia desapareció el superávit comercial de 1.500 millones de dólares que tenían los países centroamericanos. Lo más preocupante en el caso colombiano es que sin haber entrado en vigencia el TLC ya están creciendo mucho más nuestras compras de bienes y servicios a EE.UU. que nuestras ventas a ese país, con lo cual se ha disminuido el saldo positivo que tenía nuestra balanza comercial: el acumulado de 12 meses era de 3.940 millones de dólares en Junio del 2006 y cayó a solo 2.370 millones en Enero del 2007. Más aún, en los meses de Diciembre y Enero el saldo fue negativo por primera vez en muchos años. Como todos los estudios, inclusive los oficiales, pronostican que con el TLC se va a deteriorar nuestra balanza comercial, se hacen más grandes las posibilidades de una crisis en la Balanza de Pagos. La otra cara de la moneda, es decir el hecho de que agarrar los cien pájaros volando es solo una ilusión que no se sabe cuando se hará realidad, la confirmó nada menos que el Presidente Bush en su reciente periplo por el sur del continente; según el Wall Street Journal uno de los mensajes de Bush en este viaje fue el reconocimiento que para los países en desarrollo “las ventajas de libre comercio tardan en llegar”. Para citar otro refrán, con el TLC nos quedaremos con el pecado y sin el género.
lunes, 19 de marzo de 2007
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