miércoles, 30 de julio de 2008

Contenido


• El terrorismo ¿dónde y cuando?, Juan Manuel López Caballero.
• El IDEA, feria de billete y contratos. Ramón Elejalde Arbeláez.
• Problemas de la nueva Cuba, Rafael Rojas.
• La hormiga y la cigarra, Amylkar Acosta Medina.
• ¿Quién paga las convenciones?, Amy Goodman.
• Economía global ¿quién se hace cargo de las pérdidas?, Oscar Raul Cardoso.
• Multado por difamar en Facebook.
• Niños en peligro, Luis Carvajal Basto.
• Violación de los símbolos institucionales, Diva Criado Pacheco.
• El principal problema del país, Jorge Mejía Martínez.






El terrorismo dónde y cuándo?


Juan Manuel López Caballero.

La filosofía política americana –sobre todo en la línea del ‘conservatismo duro’- se puede resumir en la reducción del Estado para los asuntos internos -bajo el principio de la no intromisión en la vida individual y el mínimo de intervención para que se respete la autonomía y la libertad del ciudadano-, y en convertirse en el gendarme del mundo para imponer por fuera el modelo de vida americano. Libertad y control mínimo para adentro, e intromisión máxima para afuera.
Este contraste se manifiesta en lo religioso, donde internamente es absoluto el respeto por todos los cultos y todas las sectas por extravagantes o peligrosas que sean, mientras se considera misión sagrada acabar con lo ritos y tradiciones de civilizaciones que no compartan los valores ‘occidentales’; o en lo político con la descalificación del apartheid mientras internamente reinaban aún en parte las leyes pero sobre todo el espíritu segregacionista; o en la actitud ante las armas donde es intocable el derecho a armarse individualmente pero internacionalmente exigen que solo su Estado pueda hacerlo; o en los temas de Derechos Humanos, donde para ellos la tortura o los bombardeos contra población civil extranjera son justificados y permitidos, pero estigmatizan a quienes los violan al perseguir a los defensores de los intereses americanos.
Esta imposición puede ser a través de la ‘negociación’ de los Tratados de Libre Comercio donde se introduce la cultura y las costumbres del ‘american way of live’ al inundar con sus productos los mercados extranjeros, y al lavar el cerebro con su poder mediático; o puede ser por las armas cuando una cultura diferente no se somete a sus patrones de ‘democracia y capitalismo’.
Pero Bush inició una nueva era cuando encontró el argumento del terrorismo. Ni las Brigadas Rojas en Italia, ni los Baader Meinhof en Alemania, ni los Tamiles en Sri Lanka, ni lo Cachemiros en la India , ni siquiera el IRA en Irlanda o la ETA en España habían motivado a Estados Unidos a fijar una posición en contra de ese fenómeno, y menos a declararlo objetivo de persecución universal. Pero un atentado en contra de ellos y no solo lo convierten en prioridad mundial, sino se otorgan el derecho de ejercer, como Estado, ese terrorismo sobre el mundo, con guerras justificadas falsamente contra Iraq o Afganistán, territorios y comportamientos por fuera de cualquier jurisdicción como Guantánamo o las torturas en ‘huecos’ en el extranjero, o las amenazas a quienes no se sometan al mundo tal cual ellos lo ordenan, como hacen con Irán o con Venezuela.
Cuando el presidente Bush celebró nuestro 20 de Julio con ‘fiesta en la Casa Blanca ’, el noticiero CNN destacó lo curioso de semejante deferencia, por lo inusual de que el mandatario americano celebre en su casa fiestas nacionales extranjeras, y más aún que lo haga con un país que no pesa mucho en sus relaciones exteriores.
No entendían que dedicara su discurso a mandarle el mensaje al Congreso de que deberían aprobar el TLC con Colombia; y se sorprendían que a más de darle tanta importancia a un mercado que no llega a ser el 1% de su balanza comercial, utilizara el argumento de que debían hacerlo por razones de ‘seguridad nacional’.
En los antecedentes de contexto arriba mencionados y en la frase de Bush “El presidente Uribe ha hecho todo lo que le hemos pedido que haga y más”, está la explicación.



El Idea: Feria de billete y contratos


Ramón Elejalde Arbeláez, ramone@une.net.co

El escándalo que suscitó la adquisición por parte del IDEA del 6% de las acciones de Pescadero Ituango, por cerca de 47 millones de dólares, no termina y no puede terminar hasta que conozcamos los antioqueños, en forma detallada, las razones que tuvo este Instituto para pagar suma tan exorbitante y de dónde sacaron los recursos para la transacción.
El gobernador Ramos Botero y su gerente del IDEA, señor Álvaro Vásquez, se han arropado con la bandera de Antioquia y han acudido al fácil expediente de levantar el sentimiento paisa y la imagen del presidente Uribe Vélez para ocultar lo que finalmente tendrán que explicar, porque se trata de dineros públicos y éstos no se pueden feriar. Es risible el argumento de que esa medida obligará a Empresas Públicas a preocuparse por la provincia antioqueña. Se les olvida a Ramos y a Vásquez que la equidad tarifaria entre Medellín y los municipios de Antioquia, así como la decisión de construir los acueductos regionales y lograr el equilibrio accionario en Pescadero-Ituango se construyó con la anterior administración de Empresas Públicas por el ex gobernador Aníbal Gaviria Correa. Decir que ahora es cuando se viene a desempolvar lo de Pescadero es desconocer que Aníbal Gaviria ofreció vender la Fábrica de Licores para invertir en esa obra. Ahora, lo que no nos ha contado el doctor Ramos Botero es lo que hizo él cuando fue alcalde de Medellín, presidente de la Junta de Empresas Públicas y nominador del Gerente de este ente público para hacerles justicia a los municipios antioqueños. Que nos muestre siquiera un oficio o una orden en ese sentido. No la hay. Hoy hace alarde de un antioqueñismo sectario, simplemente para tapar, como el gato, lo que acaban de hacer con los dineros de los antioqueños. Duele también que medios de comunicación prestigiosos y personas de reconocida probidad estén bendiciendo este, que no dudo en llamarlo, “negociado de la década” en Antioquia. Cómo les parece: si la sociedad de Pescadero-Ituango valora todas las acciones al precio que las pagó el IDEA, ésta sería una empresa de cerca de 4 billones de pesos, mucho más de lo que costará su construcción y eso que hoy es apenas un proyecto que no tiene siquiera diseños definitivos, ni licencia ambiental. ¡Ver para creer!
También se ha dado una maliciosa utilización de una frase del presidente Álvaro Uribe en un Consejo Comunitario para hacer creer a los antioqueños que el Presidente avala la compra de las acciones en Pescadero-Ituango. Hay que ver la forma intensa como un aviso publicitario en este sentido suena en todos los medios de comunicación, sin contar el abuso que se hace en Teleantioquia con el mismo. No creo que esto cuente con el aval del doctor Uribe Vélez, él conoce demasiado a Álvaro Vásquez. Muchas preguntas rondan este negocio, casi todas públicas. Hoy agrego unas nuevas: ¿Cómo se contabilizarán en la promotora del proyecto hidroeléctrico Pescadero-Ituango las acciones que acaba de comprar el IDEA a los accionistas minoritarios? ¿Lo harán a precio de valor nominal y entonces cómo se manejarán las pérdidas por parte del IDEA? ¿Lo harán a precios del IDEA y entonces como se manejará el asunto tributario?
Tengo en mi poder un listado de 43 personas vinculadas al Instituto para el Desarrollo de Antioquia como nómina paralela. Esos contratos suman la no despreciable cifra de 1.262 millones de pesos. Me dicen personas bien enteradas que faltan en el listado por lo menos una docena de funcionarios más. Es la feria burocrática en el IDEA. Hay contratistas que están recibiendo 10, 6 y 4 millones de pesos mensuales. Hay personas vinculadas por 3, 4, y 6 meses, pero también los hay vinculados hasta por 4 años. ¡Ah rápido que se les olvidaron las críticas que hacían en el pasado sobre situaciones superadas hoy con creces!
En el IDEA cuentan que se escuchan conversaciones muy preocupantes. Razón le asiste al editorialista de Portafolio, que no es precisamente un periódico de la oposición al Gobierno de Antioquia, refiriéndose al tema de Pescadero: “Si bien, el argumento de que las arcas regionales necesitan nuevas fuentes de recursos es válido, exponer la salud fiscal de Antioquia a iniciativas riesgosas, sin tener la capacidad técnica, es jugar con fuego. Eso para no hablar de los peligros de corrupción en contrataciones multimillonarias o el riesgo de politizar a las entidades, todo por cuenta de sueños de grandeza nacidos en una avivatada”.



Problemas de la nueva Cuba

Cuba es más pobre e incluso menos libre tras 50 años de castrismo. No es una cuestión de nostalgia de Batista, sino una constatación estadística. Pero el régimen se resiste a comenzar la inevitable transición


RAFAEL ROJAS, 26/07/2008, El País, Madrid.

Hace 50 años en Cuba triunfó una Revolución que se propuso cambiar ese pequeño país del Caribe. La mayoría de los revolucionarios se levantó en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista porque deseaba una nación más democrática, más próspera, más independiente y más justa. Al cabo de medio siglo, es indudable que el cambio se produjo, pero no precisamente en el sentido que imaginaron los revolucionarios. Para constatar lo anterior no hay más que echarle un vistazo a las estadísticas económicas, sociales y demográficas de la isla.
En 1958, con una población de más de seis millones de habitantes, Cuba tenía un producto interno bruto per cápita de 374 dólares, según el Atlas of Economic Development (1961) de Norton Ginsburg, o de 520, según otros autores (H. T. Oshima, Felipe Pazos, José F. Álvarez Díaz, Leví Marrero, José M. Illán). En materia de crecimiento económico, la isla ocupaba entonces el tercer lugar en América Latina -sólo por debajo de Venezuela y Uruguay- y el número 30 o 31 de todas las economías del mundo. Ese mismo año, el ingreso nacional por habitante de España fue de 180 dólares, menos de la mitad del de Cuba en cualquiera de los dos cálculos.
Cuba era un país subdesarrollado y desigual: tenía un 23% de analfabetismo, un 16% de desempleo, el 62% de la población empleada percibía un salario menor a los 75 dólares y un 10% de cubanos ricos absorbía el 40% de los ingresos totales. Pero Cuba, en el contexto latinoamericano, y como han reconocido algunos historiadores marxistas (Juan F. Noyola, Raúl Cepero Bonilla, Manuel Moreno Fraginals y, más recientemente, Óscar Zanetti Lecuona), era un país con índices crecientes de progreso económico y social: los cubanos tenían la mortalidad infantil más baja de la región, consumían 2.730 calorías diarias, había un médico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.
Los historiadores han discutido el tamaño de la clase media cubana, el cual se calculaba entre 25% y 35% de la población a fines de los 50. Lo que ninguno pone en duda es que crecía de manera continua desde mediados de los 30 y que, a pesar de que la élite de mayores ingresos era reducida -entre un 10% y un 15%-, tampoco podía equipararse a las minorías de hacendados que predominaban en las sociedades agrarias latinoamericanas. Cuba era un país mayoritariamente urbano: entre 1954 y 1958 se invirtieron 92 millones de dólares anuales en vivienda y se construyeron más de 5.000 edificios por año.
El comercio y las inversiones de Cuba en 1958, a pesar de su concentración en Estados Unidos, estaban muy lejos de describir un país monoproductor y dependiente. Entonces los norteamericanos invertían más en servicios públicos (344 millones dólares) que en agricultura e industria azucarera (265) y las inversiones en minería habían crecido hasta 180 millones. Cuba exportaba 594 millones de dólares e importaba 575, con una balanza comercial favorable, y cerca de un 30% de ese comercio era con países latinoamericanos y europeos, incluida la Unión Soviética. A mediados de los 50, el rival de Estados Unidos en la Guerra Fría compraba a Cuba medio millón de toneladas de azúcar a precios del mercado mundial, reportando ganancias mayores de 30 millones de dólares al año.
El régimen de Fulgencio Batista era autoritario, torturaba y asesinaba opositores violentos y había surgido de un golpe de Estado que quebró el orden constitucional de la República. Sin embargo, en ese régimen, como en cualquier otro autoritarismo latinoamericano de la época, existían suficientes libertades públicas como para que circularan más de 120 publicaciones, para que existieran partidos legales de oposición, para que hubiera decenas de estaciones de radio y canales de televisión independientes del Estado y para que los ciudadanos, incluidos los revolucionarios, pudieran entrar y salir de la isla libremente.
Cincuenta años después del triunfo de la Revolución, Cuba es otro país. La población se ha duplicado: hoy hay algo más de 11 millones de cubanos en la isla y dos millones y medio en el exilio. Nación receptora de inmigrantes durante la primera mitad del siglo XX, Cuba se ha convertido en una comunidad con un potencial migratorio de medio millón de habitantes. La composición racial de la isla también ha cambiado: en 1958, el 72% de la población era blanca y el 28% negra y mulata. Hoy, algunos calculan que la proporción está en vías de invertirse. Cuando la Revolución triunfó, Cuba era un país de jóvenes: entonces había ministros de 25 años. Ahora, mientras la tasa de natalidad se reduce, la de envejecimiento aumenta: la actual proporción de adultos mayores de 60 es del 16,6% y en 2025 podrían retirarse más trabajadores que los que se incorporen a la fuerza de trabajo. El estudioso Carmelo Mesa Lago lleva más de dos décadas diciendo lo que Raúl Castro ahora tímidamente reconoce: que ese modelo económico de subsidios y estatalización indiscriminada de la actividad productiva es insostenible.
En 2007 el PIB per cápita de Cuba fue de 4.000 dólares, por debajo del de Bolivia y apenas por encima del de Haití. España, que tenía la mitad del ingreso nacional en 1958, hoy tiene un PIB per cápita ocho veces mayor. En 50 años de socialismo, la que era la tercera economía de América Latina ha descendido al penúltimo lugar en la región y al 140 del mundo. La balanza comercial cubana es una de las más desfavorables del planeta: la isla exporta 3.400 millones de dólares e importa 10.100. En 1958, Cuba producía más del 75% de su consumo de alimentos: hoy, la mayor parte de lo que consumen los cubanos proviene del exterior, sobre todo, de Estados Unidos. La deuda externa de la isla, incluida la que contrajo con Rusia, rebasa los 30.000 millones de dólares.
El cubano es el Estado de América Latina que más volumen de su presupuesto destina a derechos sociales -en su reciente discurso en la Asamblea Nacional, Raúl Castro afirmó que el 55% del gasto público se invierte en salud, educación, cultura y deporte- y así lo han reconocido organizaciones internacionales como la ONU, la UNESCO y la CEPAL. Sin embargo, la dramática regresión de la economía cubana, sobre todo en el periodo postsoviético, ha hecho colapsar el sistema de seguridad social y varios indicadores sanitarios aún no recuperan los niveles de 1989. La falta de recursos, la creciente disparidad en la distribución del ingreso y el gran desequilibrio en el desarrollo regional han provocado que los maestros abandonen las escuelas por los bajos salarios y que los servicios médicos se deterioren gravemente.
Según investigaciones realizadas en la isla, el 80% de los cubanos gana menos de 300 pesos, es decir, poco más de 15 dólares al mes. En cambio, un 1,5% tiene ingresos cercanos o mayores a 6.000 pesos, sin contar remesas y subsidios. Una encuesta reciente en la ciudad de La Habana reveló que un 43% se considera pobre, a pesar de que la capital es la ciudad con mayores ingresos. La clase media se ha reducido de un 30% a un 18%, las minorías de altos ingresos han decrecido en más de un 10% y el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, ha aumentado hasta niveles latinoamericanos. Cuba es hoy un país con más pobres, menos ricos y una clase media más pequeña. No se trata de una idealización del pasado y de una deformación del presente: se trata de un simple paralelo estadístico.
Tras 50 años de socialismo, Cuba es un país más pobre, más dependiente y menos libre. La ciudadanía insular es gobernada por un régimen, ya no autoritario como el de Batista, sino totalitario, es decir, de partido único, ideología comunista y economía estatalizada, que reprime a opositores pacíficos e impide la autonomía de la sociedad civil ¿Cuál es la mejor manera de solucionar los graves problemas económicos, sociales y políticos de la nueva Cuba? La respuesta es elemental: con democracia, con mercado y, también, con Estado fiscal y gasto público. Sin embargo, el Gobierno de Raúl Castro, como se vio en la pasada Asamblea Nacional, parece desprovisto de la voluntad necesaria para iniciar un proceso de reformas que conduzca a la inútilmente postergada transición cubana.
Rafael Rojas es historiador cubano exiliado en México.



LA HORMIGA Y LA CIGARRA

Amylkar D. Acosta M1
El gobierno nacional presentó una iniciativa de la mayor importancia al Congreso de la República para su trámite, se trata del Proyecto de Ley estableciendo un mecanismo ahorro forzoso entre un 8% y un 12% de las regalías directas percibidas por parte de los entes territoriales. Este Proyecto estaba bien encaminado y estaba plenamente justificado, dada la conveniencia y la oportunidad de tomar medidas tendientes a conjurar situaciones críticas en las finanzas territoriales, que pueden presentarse en la medida en que las reservas remanentes, especialmente de crudo, ya traspasaron su punto de inflexión y están en franca declinación. Con ello, se buscaba diferir en el tiempo la inversión de parte de las regalías ahorrando en las épocas de vacas gordas y, de paso, apalancando financieramente el acometimiento de proyectos de largo aliento.
Los recursos que se captaran por esta vía irían a parar a cuentas individuales de depósito administradas por FINDETER, garantizando la estabilidad fiscal de las entidades territoriales en el largo plazo. Se calculaba que en el transcurso de los próximos diez años, contados a partir de 2008, se podrían ahorrar $2.49 billones, aproximadamente, de los cuales $1.81 billones corresponderían a regalías provenientes de la explotación de hidrocarburos, $0.63 billones más por concepto de carbón, $40.000 millones de níquel y $10.000 millones correspondientes a metales preciosos. La mera existencia de este Fondo, les abriría las puertas para que pudieran acceder tanto a recursos de cooperación internacional como a los recursos de créditos blandos con las entidades multilaterales, tales como el BID o el Banco Mundial. Desafortunadamente esta loable iniciativa se malogró y se echa de menos en el paquete de proyectos anunciados por el alto gobierno para la legislatura que comienza.
Claro que el gobierno nacional no predica con el ejemplo, pues a contrario sensu de lo que pretendía con este Proyecto, por otro lado, a través del artículo 45 de la Ley 1151 del Plan Nacional de Desarrollo Estado Comunitario: Desarrollo para todos 2006 – 2010 dispuso desahorrar los recursos del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (FAEP) para financiar el déficit recurrente de las finanzas del gobierno central. En las actuales circunstancias del país, en los que se vislumbran tiempos difíciles, en la medida en que las tendencias que favorecieron un mayor crecimiento del PIB se empiezan a revertir y el gobierno está apurado con la revaluación de la moneda, de cuánta utilidad no hubiera sido contar con el FAEP. Chile, en cambio, acaba de constituirlo en previsión del impacto que puede llegar a tener en su economía los vientos recesionistas que ya se avizoran en la región. Todavía estamos a tiempo de rectificar este mal paso que en mala hora se dio, si queremos blindar la economía y las finanzas públicas frente a los avatares que nos esperan; lo que ahorremos ahora, contribuirá a aliviar la presión sobre la apreciación del peso, al propio tiempo que le permitirá contar con un respaldo para enfrentar la época de las vacas flacas cuando esta se presente. Como le dijo la previsiva hormiga a la disipada cigarra en la fábula de Esopo: “recuerda, es mejor prevenir que lamentar”. Coherencia, por favor!
Riohacha, julio 24 de 2008
www.amylkaracosta.net


¿Quién paga las convenciones?


Amy Goodman

La temporada de elecciones está en pleno calentamiento, cuando ya se acercan las Convenciones partidarias, que se llevarán a cabo una detrás de la otra: los demócratas tendrán la suya en Denver, seguida por la de los republicanos en Saint Paul, Minesota. Las convenciones se han convertido en complejos y caros eventos publicitarios en los que el “presunto” nominado es coronado con bombos y platillos, papel picado y una omnipresente cobertura mediática. Lo que la gente no sabe es hasta qué punto las grandes corporaciones financian las convenciones, volcando decenas de millones de dólares en ellas gracias a un poco conocido vacío legal existente en el sistema de financiación de las campañas electorales.
Stephen Weissman, miembro del independiente Instituto sobre la Financiación de las Campañas (CFI, por sus siglas en inglés), explica cómo funciona esta financiación poco convencional:
“Está totalmente prohibido otorgar contribuciones ilimitadas a los partidos políticos. Está totalmente prohibido que una corporación o un sindicato acudan directamente a sus arcas y entreguen dinero a los partidos políticos. Sin embargo, bajo una exención que fue creada por la Comisión Electoral Federal, que en esencia está constituida por representantes de los dos principales partidos, todo este dinero puede entregarse si se hace a través de un comité anfitrión bajo el pretexto de que es simplemente para promocionar la ciudad en la que se celebra la convención.”
Según el nuevo informe presentado por el CFI, “Análisis de los donantes de las Convenciones” (Analysis of Convention Donors), desde las últimas elecciones presidenciales las empresas que financian las convenciones han gastado más de 1.100 millones de dólares en grupos de presión para ejercer influencia sobre el gobierno federal. Sumemos eso a los millones que vuelcan en las convenciones. Según dice Weissman: “A cambio del dinero que aportan las corporaciones, los partidos, a través de los comités anfitriones, ofrecen acceso a políticos de alto nivel, al presidente, al futuro presidente, al vicepresidente, a miembros del gabinete, senadores, congresistas. Les prometen a estas empresas que no solamente podrán acercarse a estas personalidades en recepciones y a través del acceso a las zonas “VIP”, sino que incluso también tendrán reuniones con ellas.”
La publicación de lo que donan las corporaciones no se exige hasta que hayan pasado 60 días tras cada convención, lo que supone básicamente llegar al día de la elección, con lo cual no hay tiempo para cuestionar a un candidato sobre sus donantes específicos de origen corporativo. Weissman informa que la mayoría de las corporaciones que están aportando dinero a los “comités anfitriones” también tienen importantes compromisos con el gobierno federal. Tomemos, por ejemplo, el caso de AT&T. Glenn Greenwald, de Salon.com, indicó recientemente que los convencionales demócratas y los periodistas registrados que estén presentes en la Convención recibirán un bolso con el logotipo de AT&T bien visible. Es una perfecta metáfora de un regalo mucho mayor, el que los demócratas y los republicanos acaban de hacerle a AT&T y a otras empresas de telecomunicaciones: inmunidad retroactiva por espiar a ciudadanos estadounidenses. Mientras que los senadores Russ Feingold y Chris Dodd lucharon contra ese proyecto de ley, el senador Barack Obama, hasta hace poco un férreo opositor a conceder inmunidad a las empresas de telecomunicaciones, dio vuelta su postura y apoyó la medida, incumpliendo su promesa de obstruir dicho proyecto de ley. Justo en el momento propicio.
Las convenciones son también campos de entrenamiento para la próxima generación de funcionarios electos. Muchos legisladores estatales asisten a las convenciones como delegados, y una vez allí se empapan de las artes y formas de la política de las grandes sumas de dinero. Desde las fiestas auspiciadas por empresas hasta las suites de cortesía, aprenden que nada se gana con desafiar al status quo.

Obama ha renunciado al dinero de los grupos de interés y de los grupos de lobby para financiar su campaña, y ha dado un paso histórico al usar Internet para reunir millones de pequeños donantes y amasar un fondo de campaña de 72 millones de dólares para finales de junio. Sin embargo, la convención de Denver parece ser más y más de lo mismo. Weissman escribe en su informe: “El proceso democrático no necesita convenciones suntuosas, con escenarios de millones de dólares, palcos lujosos y equipos de producción de Broadway”.
Lo que es necesario, dice Weissman, es quitar las contribuciones indirectas del proceso de las convenciones: “El Congreso debería aprobar una ley que diga no más contribuciones indirectas para estas convenciones, no más fondos proporcionados por las corporaciones o por los sindicatos, no más donaciones individuales ilimitadas. En lugar de ello, los partidos — dejemos de lado esta ficción de los “comités anfitriones” — pueden salir a pedir ayuda a la gente para organizar la convención, pero con los mismos límites que tienen cuando piden la ayuda de sus partidarios habitualmente.”
Se dice que “Garganta Profunda” le dijo a Bob Woodward durante el escándalo del Watergate: “sigue el dinero.” Parece que este verano bastará con acudir a las Convenciones Nacionales de los partidos Demócrata y Republicano para dar con él. Ya es hora de cerrar ese vacío legal.
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Amy Goodman es la presentadora de Democracy Now! www.democracynow.org, noticiero internacional diario emitido en más de 700 emisoras de radio y TV en Estados Unidos y el mundo.
© 2008 Amy Goodman
Texto en Inglés. Traducido por: Ángel Domínguez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
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Economía global:
¿quién se hace cargo de las pérdidas?

El rescate de grandes bancos en problemas por parte de la Reserva Federal de los EE.UU. muestra en forma elocuente las debilidades del sistema financiero internacional.

Oscar Raul Cardoso. Clarín, Buenos Aires. Julio 26 de 2008.

Quizá en el final -cuando su nivel de aceptación, dicen las encuestas, está por debajo de los que precedieron la renuncia de Richard Nixon- le haya llegado la hora del acierto, al menos parcial. La semana pasada, sin advertir que lo estaban filmando con un celular, George W. Bush aseguró que "Wall Street se emborrachó y ahora está sintiendo la resaca". Lo criticaron por mostrar un humor oscuro y áspero, poco apropiado para tiempos en que tantos de los ciudadanos que aún preside están luchando con la inflación, perdiendo sus hogares y temiendo que el correo les entregue la notificación del despido. Pero veamos en qué puede haber acertado.

Apenas el jueves pasado un par de informes negativos sobre un banco regional (National City) y una entidad hipotecaria (Washington Mutual) llevó a los índices accionarios hacia una nueva picada, interrumpiendo un ciclo de seis sesiones consecutivas de alza en la Bolsa de Valores. Ayer hubo una recuperación también basada en indicios circunstanciales, pero un tanto menos sólidos que los del día anterior.

¿Cuáles fueron los de la buena noticia? El índice del consumidor que confecciona mensualmente la Universidad de Michigan mostró una inesperada mejoría. Las órdenes de bienes durables también crecieron (0,8% en junio). La venta de casas nuevas declinaron (0,6%) menos de lo esperado y su valor promedio subió unos 3.000 dólares. Pero estas cifras sólo podían ser apreciadas con ayuda de una generosa cantidad de alcohol.

La confianza de los consumidores aún sigue estando bastante por debajo de la del primer mes de este año; si a los bienes durables se les quitan las órdenes para la industria de defensa el índice queda en el raquítico 0,1%, lo mismo que en mayo pasado; y en cuanto a los inmuebles, su valor permanece un 2% por debajo del año anterior.

En este juego de montaña rusa, la quintaesencia del sistema capitalista -el estadounidense- pone en juego su credibilidad. En verdad, esos "capitalismos" eran intrínsecamente débiles.

En Estados Unidos, el mito aseguraba que quien invertía ponía en riesgo su dinero y si lo hacía sin sabiduría el mercado se encargaba de obligarlo a racionalizar su patrimonio en un juego en el que los activos pasaban de manos débiles a manos fuertes. Ya no más, parece ser.

Los capitalistas estadounidenses de hoy juegan de modo diferente; un economista lo explicó recientemente con el de revolear la moneda: cara gano yo, seca pierden los contribuyentes.

Esto se aplica a los rescates de bancas como Bear Stearns -que terminó yendo a los activos de J. P. Morgan Chase con dinero fiscal- y de Fannie Mae y Freddie Mac, dos instituciones que pertenecen al "Grupo de Empresas Patrocinadas por el Estado" -esto es poseen una garantía no escrita del Fisco- exclusiva clase de firmas que alguna vez fueron creadas para incentivar el desarrollo sectorial.

La primera de esta clase de entidades destinada al sector rural data de 1916. Ahora -y salvo en el caso de crisis como la actual- han desaparecido o son enteramente privadas. Salvo, claro está, a la hora de repartir pérdidas.

¿Pero qué hubiese pasado si se hubiera intentado actuar de acuerdo con el mito? La crisis se hubiera globalizado, dicen los expertos. Los bancos centrales de China y Japón hubieran quedado atosigados de papeles sin valor de Fannie Mae y Freddie Mac donde han invertido ciento de miles de millones de dólares.

En un arco que cubre de Corea del Sur a Suecia -escribió hace poco Peter S. Goodman en The New York Times- hay bancos que tienen inversiones hechas en el mercado de hipotecas estadounidense y una caída en dominó se hubiera trasladado en parálisis y miedo y ausencia de capital al sistema financiero global.

El argumento común fue en cada caso: no puede suceder, son instituciones demasiado grandes para que caigan. Curiosamente dejarlas caer o desprenderse de empresas en dificultad fue una condición central que, desde los años 40, organismos como el Fondo Monetario Internacional han impuesto a los Estados para acceder al capital.

Aun los que no pronostican una depresión al estilo de la del 29 anticipan que por lo menos otras dos grandes instituciones deberán ser rescatadas antes que las cosas mejoren. Y si no se puede hacer la crisis será global sumándose a las de los precios de la energía y los alimentos.

Es bueno pensar en todas las posibilidades ahora porque, está visto, como lo afirmó Bush, que supo tener sus propios problemas con la bebida, no es inteligente dejar a los borrachos conducir el vehículo de la economía global, sean éstos personas o sistemas.

Copyright Clarín, 2008.



Lo multan por difamar en Facebook


Creó un perfil falso. El Comercio, Lima, julio 26 de 2008.
LONDRES [AFP]. Grant Raphael, un hombre de negocios británico, fue condenado por el Alto Tribunal de Londres a indemnizar con 17.000 libras esterlinas (US$33.925) a Mathew Firsht, por publicar en la red social Facebook (www.facebook.com) un falso perfil con fines difamatorios y por violar la vida privada.
Raphael y Firsht eran amigos de infancia, pero se separaron, y el primero creó en la red social Facebook (www.facebook.com) un perfil en el que aseguraba que Firsht era homosexual y lo incluyó en grupos como Judíos Gays en Londres.
La corte sentenció que el acusado pague 15.000 libras (US$29.934) por difamación, otras 2.000 libras (US$3.991) por violación de la vida privada. Además, su sociedad tendrá que abonar 5.000 libras (US$9.978) a Firsht, el demandante.
Los perfiles fueron eliminados por Facebook una vez que lograron localizarlos.
Lorna Skinner, abogada de Firsht, aseguró en una audiencia del caso que la información incluía detalles ciertos de su defendido, como su fecha de cumpleaños, por lo que algunos de sus datos personales quedaron al descubierto.


Niños en peligro

Luis Carvajal Basto.

A los niños campesinos en Colombia, además de la violencia y la pobreza, los han amenazado las enfermedades, el reclutamiento por paras y guerrilla, las condiciones en que se educan y, últimamente, los peligros al desplazarse a sus escuelas. Tenemos soluciones que se deben intentar.
Resulta difícil establecer si la mala situación de los campesinos tiene que ver con la pésima utilización de nuestras tierras, como consecuencia de la violencia, con la falta de vías y canales de distribución, con el atraso tecnológico o con un modelo educativo desueto.
En cambio, se puede asegurar, que le prosperidad del campo pasa por garantizar a los niños de hoy una educación ajustada a sus expectativas y posibilidades de trabajo. Ahora, sabemos en qué áreas de la producción agrícola el país tiene ventajas comparativas y competitivas. Biocombustibles y derivados de la palma son una realidad.
En las décadas anteriores nos hemos pasado intentando que la escuela se excluya del conflicto. Ahora, debemos preocuparnos por que sea útil para el progreso de las familias campesinas, para que trabajen en las mejores condiciones de productividad y rentabilidad.
Muchos campesinos, pequeños propietarios, sobreviven con sus familias con jornales, excluidos de prestaciones, que no superan ocho dólares al día. Eso es porque el campo no ha sido rentable, pero se sabe que el asunto está empezando a cambiar. Se vienen tiempos mejores para la producción agrícola debido al aumento de la demanda mundial.
Esa es una oportunidad que debe ser apuntalada por proyectos educativos con énfasis en Educación técnica y tecnológica. Lo vienen haciendo el SENA e Institutos técnicos, pero tenemos todo para integrar la educación media a la técnica, con un norte fijado por los Ministerios de Agricultura, Comunicaciones y Desarrollo.
El 70% de los niños y jóvenes en edad de acceder a la educación media se encuentran por fuera del sistema educativo. ¿De dónde va a salir la gente que se encargará de hacer productivo nuestro campo? Y, por otra parte, será que el modelo educativo actual sirve para prosperar?
La respuesta es no. Por una razón sencilla: no solo las condiciones de productividad y los requerimientos de una economía que se está insertando de una nueva manera en el mercado mundial, han cambiado, sino los mismos medios y métodos que se utilizan para la producción, lo cual debe tener un gran impacto en el sistema y el modelo educativo.
Dicho de otra manera, el modelo debe ajustarse a estas realidades y también a otra que no nos gusta reconocer: los niños y jóvenes en el campo trabajan desde muy temprana edad. Eso no es tan malo, si se integra adecuadamente a un nuevo modelo educativo.
Por estos días sabemos de las hazañas que hacen nuestros niños campesinos para llegar a unas escuelas en las que socializan y aprenden fundamentos de matemáticas y lectoescritura. ¿Será necesario que hagan esos viajes todos los días? Las cosas están cambiando, para bien.
La televisión digital que pronto será una realidad y la que usa internet, que ya se ofrece en Colombia, permiten interactuar. Con ellas se pueden atender grupos de estudiantes en línea. Las mejores facultades de Educación y el SENA pueden diseñar programas integrados al proceso de Educación formal, apoyados en los canales ociosos de la televisión pública.
En lugar de estar pensando en destinar recursos a un canal para un congreso desprestigiado hasta donde no se puede más ¿porqué no los invertimos en un modelo pionero que estaría destinado en principio a los niños del campo? Y a quienes no les gusta innovar, les conviene recordar que en muchas regiones de Colombia la gente pasó de la mula a la tracto mula muy rápido, tanto como los indígenas americanos y las tribus africanas del arco y la flecha, a las armas de repetición, sin conocer la espada, ni la ballesta de Guillermo Tell.


VIOLACIÓN DE LOS SÍMBOLOS INSTITUCIONALES


DIVA CRIADO PACHECO

Invitada por la Universidad de Zaragoza para dictar la cátedra de Protocolo internacional y diplomático en los cursos de verano, he tenido la oportunidad de familiarizarme con la importancia de los símbolos emblemáticos de las instituciones, entendiendo que desde tiempos inmemoriales Los pueblos, han necesitado relacionarse unos con otros. En esas relaciones se han utilizado diferentes medios de comunicación, muchas veces convertidas en auténticas ceremonias con gran contenido no verbal, pues bien, esos contenidos no verbales, tienen que ver con la utilización de símbolos institucionales con la finalidad de resaltar el espíritu que guía a la Misión y Visión de cada una en particular y con el objeto de resaltar la dignidad de los mismos basándose en la costumbre y las tradiciones que pueden, incluso superar normas y reglas en determinados momentos y situaciones.
El significado del símbolo se relaciona con la actividad de la institución como una señal de identidad, respondiendo a directrices acerca de su funcionamiento. Tan importante es el emblema de una institución que se reglamenta su uso, en el caso de la Cruz Roja Internacional el emblema reglamentado como principal instrumento por los convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y sus protocolos adicionales I y II de 1977 y un III protocolo adicional a los convenios en conferencia diplomática que tuvo lugar en Ginebra en diciembre del 2005.

Estos protocolos alertan y sancionan el comportamiento de los combatientes y la protección civil contra el efecto de las hostilidades, tanto que en el art. 12 numeral G se “ limita el empleo de la cruz roja y de la media luna roja únicamente a las personas y bienes autorizados a ostentarlos” y prohíben la utilización del emblema en casos como : “… capturar a un adversario valiéndose de medios pérfidos como es simular que se posee un estatuto de protección, mediante el uso de signos y emblemas…”. Según el diccionario internacional de los conflictos armados publicados por el CICR, constituyen perfidia los actos que apelan a la buena fe del adversario, con la intención de engañarlo, haciéndole creer que tiene derecho u obligación de conceder la protección que estipulan las normas de derecho internacional.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha reiterado en varias oportunidades la importancia de respetar el emblema de la cruz roja, como un signo protector que permite a sus representantes acceder a las zonas más afectadas por el conflicto armado. Los símbolos de la Cruz Roja, la Media Luna Roja o el más reciente el Cuadrado Rojo o Cristal Rojo fueron escogidos en un largo y cuidadoso proceso de selección y su uso desprovisto de connotaciones políticas, religiosas o de conflicto armado. No hay que olvidar que los emblemas reconocidos tienen un significado equivalente y deben beneficiarse del mismo trato y protección que el ordenamiento jurídico de un Estado. Su violación es considerada como un Crimen de Guerra.
En el rescate a los rehenes de las FARC, la misión militar denominada “Operación Jaque”, donde presuntamente se utilizaron los emblemas de la cruz roja, deja mal parados a los miembros del Ejército Colombiano que participaron en la operación, ante la comunidad internacional. La insistencia de la Cruz Roja Internacional, mediante comunicados de prensa reiterando que “no recibió ninguna solicitud ni participo en la operación” es un signo claro que evidencia, la violación del emblema de una institución que por demás representa la neutralidad e imparcialidad. La utilización incorrecta del símbolo debilita sin lugar a dudas esa neutralidad.
En este caso el fin no justifica los medios, más tratándose de una institución como el Ejército de un País. El comportamiento de quienes utilizaron los símbolos sin autorización no se debe volver a repetir, no se puede alegar en su defensa que fue un acto humanitario de naturaleza individual y mucho menos pecar de ignorancia, el caso aún no se ha cerrado veremos qué repercusiones tendrá.


El principal problema del país

Jorge Mejía Martínez, Jorge.mejia@une.net.co

Pasó desapercibida la entrevista que Dinero.com le hizo hace pocos días al nuevo director de Fedesarrollo, Roberto Steiner, sobre los tres problemas más serios que tiene la economía colombiana. No mencionó ninguno de los temas que tienen con los pelos de punta al gobierno nacional, al Banco de la República, a los empresarios y a los expertos de todo tipo: la revaluación, la inflación o la desaceleración del crecimiento del aparato productivo nacional. “Hay tres temas que me preocupan mucho” y mencionó en su orden: la Informalidad como negocio, la descentralización tratada a los trancazos y el desaprovechamiento de la tierra.
El primer gran problema que agobia a Colombia es la informalidad que ronda el 50%. Así como puede ser costoso pasarse a la formalidad, Steiner no descarta ¨para nada que el gobierno esté creando incentivos para que sea un buen negocio mantenerse en la informalidad.¨ Uno de esos incentivos sería la expansión de programas como Familias en Acción…que no se compadecen con el buen estado de la economía.
La informalidad laboral se encuentra por todas partes. En los semáforos, en las glorietas, en la proliferación de organizaciones dedicadas a la intermediación, en las oficinas públicas donde cada dos o tres meses desfilan trabajadores o empleados por corto tiempo esperanzados en una incierta vinculación provisional. Muchas veces los trámites resultan más costosos que la remuneración ofrecida. El 70% de los trabajadores carecen de los beneficios legales de salud y pensiones; el 40% son autoempleados y el 20% trabajan en empresas que tienen más de 10 empleados.
Puede que las cifras de desempleo correspondan a las manifestadas por el Dane. Pero siempre hay la misma constante: se incrementa la precarización y la baja calidad del empleo. Con razón Steiner considera que es un buen negocio para el gobierno y el sector empresarial alimentar la informalidad. No se observan planes, programas, políticas, para reducir su impacto social y económico.
Nos tiene sin cuidado la avalancha de emigrantes nacionales que retornarán desterrados desde Europa después de haber contribuido, por ejemplo, en España con el 38 por ciento del crecimiento del PIB en 6 años y de aportar el 7,4 de la seguridad social, de la que solo recibieron a cambio 0,5 en pensiones. Los emigrantes colombianos se calculan en 3,3 millones, de los cuales la cuarta parte permanecieron refugiados en el país ibérico. A pesar de los informes tricolores, pletóricos de ¨confianza inversionista¨ que en los últimos años trascienden las fronteras, los emigrantes se van a topar con el mismo país carente de oportunidades, tal como algún día abandonaron.
Los nuevos coterráneos compatriotas van a encontrar, en lugar de posibilidades laborales dignas, la obligación de responder por la Planilla única del Ministerio de Protección social, mediante la cual más de un millón de trabajadores independientes deberán pagar la seguridad social a través del Internet, de muy baja cobertura en Colombia, o las filas interminables frente a los bancos. Además de costearse con indudable sacrificio la afiliación a alguna EPS para acceder a la atención en salud, ahora los independientes tendrán necesariamente que pagar pensión.

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