sábado, 7 de julio de 2007

Contenido


• Contra la privatización de ISA, Mauricio Cabrera Galvis
• Las malditas FARC, Rafael Guarín Cotrino.
• Reflexiones en torno a la paz, Antonio Mora Vélez.
• La dama del biodiesel, Verónica Goyzueta.
• La Ministra de Lula, Verónica Goyzueta.
• Colombia: muchos países, Cecilia López Montaño.
• Kosovo, Ignacio Ramonet.
• Capital Humano, Octavio Ramírez Rojas.
• A la calle, César González Muñoz.
• Insistir en el acuerdo humanitario, Horacio Serpa.
• ¿A dónde vas Vicente?, Octavio Quintero.
• El embrollo del TLC, Amylkar Acosta.
• No Más, Iván Marulanda.
• Darfur, una visión diferente, Ignacio García-Valdecasas.
• Solidaridad por fin, Guillermo Pérez.
• La personalidad y el poder, Juan Manuel López Caballero.
• Europa, más lejos de los ciudadanos, Mario Soares.
• Impresionante, Ramón Elejalde.
• Apoyo a candidatos jóvenes.




CONTRA LA PRIVATIZACION DE ISA

MAURICIO CABRERA GALVIS, Cali, Julio 1 de 2007

Acertada la decisión el presidente Uribe de desmentir a su Ministro de Hacienda y rechazar algunas de las recomendaciones de la Misión de Gasto Público, en particular las que se refieren a la venta de la participación del Estado en empresas como ISA e ISAGEN. Al presidente no se le puede calificar de enemigo de las privatizaciones porque en otros casos las ha promovido con entusiasmo, o sea que su negativa en este caso responde a consideraciones que no tienen que ver con posiciones ideológicas sino con la situación y características particulares de estas dos empresas.

En contra de la privatización de ISA e ISAGEN el presidente planteó argumentos financieros y estratégicos. Los primeros se refieren al impacto nulo, e inclusive negativo, que puede tener sobre las finanzas públicas la operación de vender empresas productivas, bien manejadas y rentables para pagar deuda. Algunos analistas han cuestionado esta conclusión sobre la base de una aritmética que puede ser cierta en el corto plazo pero no en un horizonte de tiempo más largo.

En efecto, se dice que en la venta el Gobierno podría obtener uso 2.500 millones de dólares que si se utilizan para pagar deuda permitirían un ahorro de 200 millones de dólares al año en pago de intereses, y que esta monto es mayor a los dividendos anuales que paga ISA. Esto es cierto en una perspectiva estática, pero no si se toma en cuenta las posibilidades de crecimiento, expansión y generación de valor que tiene en estos momentos ISA. Si hay algún inversionista dispuesto a pagar por la empresa un monto muy superior al valor presente del flujo de dividendos actuales, es porque está seguro que en el futuro va a recuperar con creces su inversión.

A estos argumentos habría que añadir la exitosa experiencia que se ha tenido con la democratización accionaria de estas dos empresas, la cual ha sido posible solo porque el Estado es el socio mayoritario, hecho que le ha generado confianza a los miles de pequeños inversionistas, además de que es garantía que estas acciones permanecerán en el mercado público de valores, y no se concentrará la propiedad ni se retirarán de la Bolsa como acaba de suceder con Bavaria

En cuanto a las razones estratégicas el presidente señaló la necesidad de que el Estado mantenga a ISAGEN para la realización de proyectos de generación hidroeléctricos necesarios para el país, puesto que se ha demostrado que el sector privado no está interesado en este tipo de proyectos. Por el lado de ISA su importancia estratégica radica en el manejo y control por parte del Estado de toda la transmisión eléctrica, que no solo es un factor esencial para el desarrollo colombiano sino que además le ha permitido incursionar con éxito en otros países de la región. A este respecto vale la pena recordar la fuerte oposición del gobierno español a la compra de la mayor empresa eléctrica de ese país por parte de un grupo alemán, precisamente por considerar que se trata de un sector estratégico,

* * *
Ante la dolorosa realidad del asesinato de los 11 diputados del Valle del Cauca de nada valen las acusaciones, las disculpas o las recriminaciones. Quedan muchos interrogantes y preguntas por aclarar, pero una sola certeza: hay 11 familias llorando por unas muertes que se hubieran podido evitar.

Este sacrificio absurdo e inútil de víctimas civiles inocentes de un conflicto armado en el que, como dijo el presidente López las dos partes están buscando la victoria y no la solución, hace más urgente y necesario que el Gobierno y la guerrilla dejen sus posiciones tercas e intransigentes, y acepten conversar para lograr un Acuerdo Humanitario que permita la liberación de los miles de secuestrados que están en grave riesgo de ser asesinados mientras se mantenga la orden presidencial de seguir intentado rescates por la fuerza. Con este diálogo no se va a lograr la paz, ni se va a desmovilizar la guerrilla, pero si se evitarán miles de muertes inútiles. ¡Acuerdo Humanitario, ya!


Las malditas FARC

RAFAEL GUARÍN

Un comentario corto sobre la vil masacre de 11 de los 12 diputados secuestrados por las FARC desde abril de 2002:

Más allá de la cascada de hipótesis, no debe existir la menor duda sobre la entera responsabilidad de las FARC en la muerte de los diputados.

Dos caminos parecen convenientes:

Aunque al secretariado de esa organización no importe la opinión pública, es urgente salir a las calles para reclamar ante el mundo la libertad de los secuestrados sin condiciones, esto es, de forma inmediata. Es lo mismo que deberían hacer los países que se dicen amigos de Colombia, en vez de continuar otorgando un reconocimiento a la guerrilla que solo sirve para convencerlas de la rentabilidad de sus delitos de lesa humanidad.

La movilización ciudadana debe además servir para demostrar la repugnancia a los métodos de las FARC. Es la oportunidad para envíar a la comunidad internacional un mensaje contundente: los colombianos rechazamos su acción terrorista y no reconocemos legitimidad política alguna a estos criminales.

Y segundo. Los ciudadanos debemos reclamar unidad de las fuerzas políticas contra el terrorismo en el marco del estado social de derecho. Frente a la barbarie de las FARC y del paramilitarismo no puede existir división entre gobierno y oposición. El presidente Uribe, los líderes de los partidos que componen la coalición de gobierno y las fuerzas de oposición deben mostrar grandeza, dejar de lado sus calculos políticos y comprender que solamente su unidad podrá derrotar a los violentos.

Lamentablemente, la estupidez política y la mezquidad dificultan avanzar en esa dirección. Uribe no despersonaliza la política de seguridad y sectores radicales de la oposición prefieren en silencio la ola de muerte, convencidos que ésta abrirá el camino para llegar al poder en 2010. Sólo hay que leer el comunicado de prensa del Polo Democrático ( http://www.polodemocratico.net/Un-hecho-totalmente-injustificable ) sobre los hechos para ratificar su tibieza con las FARC, su negativa a expresar solidaridad con las instituciones democráticas y su encubierta ambiguedad ante esos homicidas. Esa suavidad parece corresponder al tratamiento público de "compañeros" que el Secretariado le da a la Dirección de ese partido político y a que el propio Carlos Gaviria ha dicho que de llegar a ser presidente de Colombia le reconocería beligerancia a las FARC.

Lo mismo cabe respecto a las manifestaciones de líderes políticos y a quienes colocan en el mismo plano a las instituciones colombianas con los narcoterroristas. No han logrado entender que en este drama los asesinos son y únicamente son, las Farc, las malditas Farc.



Reflexiones en torno a la paz


ANTONIO MORA VÉLEZ

En una reciente reunión de intelectuales y escritores colombianos, convocada para escuchar lecturas de cuentos, poemas y ponencias magistrales sobre la paz, se concluyó con una declaración que muestra la indignación de los firmantes con los crímenes del paramilitarismo y del estado pero nada se dice de los crímenes cometidos por los grupos guerrilleros. Al conocer el borrador de la declaración, le hice saber a algunos de los asistentes al encuentro que no la firmaría porque no compartía su redacción sesgada y polarizante y porque más parecía una declaración política que un llamado de los intelectuales al acuerdo humanitario para liberar a los secuestrados y a la paz negociada del conflicto. "Ni siquiera en una asamblea del Polo Democrático Alternativo sería aprobada esa declaración", les dije a esos amigos en una mesa del restaurante del hotel. Su texto restaba y dividía en lugar de sumar.

Aunque muchos escritores e intelectuales importantes, que nada tienen de subversivos, la firmaron, yo no lo hice porque he llegado a la convicción de que el papel de los intelectuales en situaciones de conflicto como la nuestra es el de ser mediadores para buscar soluciones negociadas. El de anteponer los valores del humanismo a los intereses particulares de las ideologías. El de ser objetivos en la crítica y no divulgadores de verdades establecidas en los comités de partido. El de ser enemigos de la guerra y del crimen como fórmula de solución de las diferencias. El de sentir el dolor de las víctimas y los deseos de paz de la mayoría de los colombianos. Y guardar distancia de las partes beligerantes para tener autoridad moral para criticar o apoyar algunas de sus actuaciones y posiciones.

Con esas convicciones me atrevo a decir que la experiencia de más de cuarenta años de guerra es un argumento más que contundente a favor de la tesis de que no es posible una solución revolucionaria por ese medio y menos con procedimientos como el secuestro y asesinato de civiles, que son rechazados por la población y por amplios sectores de la izquierda democrática. Pero el hecho de que el gobierno no haya podido doblegar a la insurgencia armada indica que tampoco él puede imponer a perpetuidad un sistema que no ha resuelto los problemas sociales y políticos que le dieron origen a esa insurgencia y menos con medidas laborales lesivas para el pueblo y con la comprobada connivencia de funcionarios públicos con grupos armados de extrema derecha. En mi modesta opinión no veo solución a la guerra y al problema social en el enfrentamiento de los extremismos de izquierda y de derecha, ni en el poder político de ninguno de los dos. Ambos deben ceder en sus pretensiones dictatoriales y abrirle paso a una negociación que conduzca a un nuevo estado democrático que responda a la filosofía de la Constitución del 91 y que tenga como objetivo fundamental satisfacer las necesidades básicas de la población y promover el desarrollo independiente del país y no servir a los particulares intereses de los mafiosos, de los violentos y de los gringos.

Para llegar a ese nuevo estado la vía es un acuerdo nacional patriótico refrendado por una nueva Constituyente que haga los ajustes y modificaciones a la Carta Magna en dirección a resolver los graves problemas de exclusión, intolerancia, corrupción y pobreza de la sociedad colombiana. Un acuerdo de los colombianos interesados en una salida pacífica y democrática, partidarios de restaurar el estado social de derecho y la democracia participativa y que contemple la renuncia a la guerra y al crimen como fórmulas de acceso al Poder y de mantenimiento en él. Lo otro es embarcar al país, con la soberbia y la intransigencia de tirios y troyanos, en una guerra interminable que va a destruir más nuestras riquezas y a repetir hechos dolorosos como las masacres de campesinos, el secuestro y el exterminio selectivo de colombianos.

amoravelez@yahoo.com



La dama del biodiésel


Verónica Goyzueta, São Paulo, Revista América Economía.

La ingeniera Maria das Graças Foster guarda con cariño un papel que llevó por 20 años en su billetera. Escrito cuando tenía 26 años, anticipaba cómo sería cada paso de su carrera en Petrobras, marcando incluso los años en que conseguiría cada ascenso. Sólo una cosa no resultó tal como lo había pensado. En el papel nunca escribió que alguna vez llegaría a la presidencia de Petrobras Distribuidora, la operadora de las populares gasolineras BR, la mayor comercializadora de combustibles en el país.

Hija de un vendedor y de una empleada doméstica, a quien considera su principal inspiración, Graça Foster comenzó a trabajar con 10 años para ayudar a su familia. Y no paró más. “El día más feliz de mi carrera fue en 2000, cuando recibí una tarjeta del presidente [entonces Henri Philipe Reischstul], que decía que reunía todas las virtudes para asumir el cargo máximo del área de ingeniería de Petrobras”, cuenta. Cotejó el viejo papel en su billetera y confirmó que había cumplido su meta en 20 años, cuando lo normal sería en 25. “Cerré un ciclo”, dice la carioca de 51 años y que hoy es la más poderosa mujer a cargo de un negocio en América Latina.

Quienes la conocen de cerca dicen que la determinación es su marca más reconocida. “Ella tiene una obsesión con el plan estratégico de la empresa y con el corte de costos; quiere que la empresa sea robusta, darle musculatura”, comenta un funcionario. “Es trabajólica y controladora”, dice otro. Nada que la primera mujer que preside una de las empresas del sistema Petrobras no reconozca. “Trabajo una vez por semana”, dice la ejecutiva. “Comienzo el lunes en la mañana y termino el viernes en la noche”.
Su obsesión por proyectos y plazos puede confirmarse en la implantación de un audaz plan de distribución de biodiésel, que ella ejecutó a lo largo del país en prácticamente un año. A partir de julio, las 5.000 gasolineras BR y los 3.350 grandes clientes de la empresa recibirán el biodiésel B2, que mezcla 2% de aceite vegetal al diésel convencional, anticipándose en cerca de seis meses al plazo determinado por la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), considerado difícil.

“Ella implantó la distribución de biodiésel en todos los puestos de Petrobras en un tiempo récord”, dice Univaldo Vedana, consultor del sitio web BiodieselBR y responsable por la primera fábrica de biodiésel del país. “Es un trabajo que involucró inversiones [US$ 17 millones], pero principalmente mucha dedicación de su parte”. Por eso, los pocos que la conocen la llaman la Dama del Biodiésel o la Dama de la Distribución del Biodiésel. Sí, pues a pesar de su elogiado desempeño Graça es muy discreta, da sólo entrevistas técnicas y raramente se expone, lo que ha hecho que pase inadvertida incluso entre quienes estudian perfiles de mujeres exitosas.

“Es ella quien está volviendo realidad el biodiésel en la matriz energética brasileña”, dice un funcionario de la minera Vale do Rio Doce, empresa que se convirtió en la mayor consumidora brasileña de biodiésel al cerrar en enero un contrato con BR para consumir 33.000 metros cúbicos de B20 (20% de biodiésel y 80% de diésel común) en sus locomotoras. El negocio, que envuelve más de US$ 5.000 millones en cinco años, reducirá en 224.000 toneladas la emisión de gas carbónico, equivalente a la reforestación de un área equivalente a 369 Maracanás, según cálculos de la propia Foster, que trabaja muy cerca del estadio.

Y el biodiésel, claro, es uno de los temas que más la apasionan, lectura incluso de fin de semana. De su cabeza salieron algunos de los proyectos de biodiésel del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, tan celebrados internacionalmente, y desarrollados cuando era secretaria de Petróleo, Gas Natural y Combustibles Renovables del Ministerio de Minas y Energía (2003-2005), en Brasília. “Ella es una mujer muy inteligente y creativa, muy articulada y extremamente alineada con la ministra Dilma Roussef [ex ministra de energía y actual brazo derecho de Lula]”, dice David Fleischer, politólogo de la Universidad de Brasília (UnB), para quien esas cualidades explican su permanencia en un cargo muy disputado por políticos oficialistas y aliados.

Graça fue sondeada para presidir el área de Gas de Petrobras, pero el éxito de su gestión en la BR, su afinación con Roussef, su perfil técnico y la admiración que le tiene el presidente de Petrobras, Sergio Gabrielli, han contribuido para su permanencia en ese puesto. “Soy un soldado del presidente Lula”, habría dicho cuando se voceó la posibilidad de su salida, una frase que les puso los pelos de punta a los dirigentes del Sindicato de Trabajadores en el Comercio de Minerales y Derivados de Petróleo (Sitramico), que llegaron a mandarle una carta a Lula pidiéndole que la dejara en el cargo.



La ministra de Lula


Verónica Goyzueta, São Paulo, Revista América Economía.

En los cinco años que lleva en Brasília, la ministra brasileña de la Casa Civil, Dilma Rousseff, se transformó de una técnica respetada en la persona más importante del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Rousseff es gestora y heredera de los principales aciertos del presidente.

Fue responsable por resucitar el etanol en la industria automovilística, impulsar el biodiésel en la matriz energética y, sobre todo, recuperar la imagen del Partido de los Trabajadores (PT). Los escándalos que derribaron bajo sospechas de corrupción a los principales hombres de confianza del presidente llevaron al centro de la escena a esta líder, una ex guerrillera que padeció torturas durante la dictadura militar. Su biografía intachable y su gestión en el Ministerio de Minas y Energía la acreditaron para sustituir en junio de 2005 a José Dirceu, jefe de gabinete y gestor de la escalada de Lula y del PT a la presidencia. “Ella es clave, sabe cómo funciona el gobierno federal”, dice David Fleischer, catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Brasília.

Incógnita electoral
Desde ese cargo, Rousseff, de 59 años, impuso su visión desarrollista y a favor del crecimiento en una dura puja con el ex ministro de Economía Antonio Palocci. Recientemente, venció en otra contienda con la ministra de Medio Ambiente al encontrar una salida para agilizar la aprobación de licencias de obras de infraestructura, principalmente de energía. “Está en la línea de frente de esa disputa”, dice Fleischer. Es también de Rousseff, maestra en teoría económica de la Universidad de Campinas, el Programa de Aceleración del Crecimiento, el plan de Lula para su segundo mandato.

¿Hacia dónde va Rousseff? Especialistas ven en ella una candidata potencial a suceder a Lula. Pero tiene un problema: nunca disputó una elección. “Su viabilidad electoral es una incógnita”, dice Rogério Schmitt, politólogo de la consultora Tendências, en São Paulo. Por delante tendría a la ex alcaldesa de São Paulo y hoy ministra de Turismo, Marta Suplicy, que dejó claro que quiere ser candidata, y a Jacques Wagner, que conqusitó en la última elección el gobierno de Bahia, tradicional bastión de la derecha.

Son cargas que quizá retrasen los planes de Rousseff. Schmitt cree que en 2010 tal vez se pruebe en las urnas como candidata al Congreso. Una razón para eso es que el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña tiene para el próximo turno electoral a la presidencia dos nombres fuertes: el gobernador de São Paulo, José Serra, que perdió frente a Lula en 2002, y el de Minas Gerais, Aecio Neves, carismático y heredero de Tancredo Neves, símbolo del retorno a la democracia en Brasil.
Para Schmitt, el PT no tiene candidatos de la dimensión de Lula, pero cualquier nombre apoyado por él partiría con una base de al menos 20% en la disputa de 2010. Un buen piso desde donde podría despegar Rousseff si decidiera lanzarse.



Colombia: muchos países


CECILIA LÓPEZ MONTAÑO

Si algo quedó claro en la reciente Convención Bancaria es que la sociedad colombiana es un conjunto de países que poco o nada interactúan entre sí. Está el país del sector financiero y de las grandes empresas nacionales y multinacionales que hoy viven más contentas que nunca con el alto crecimiento del primer trimestre del año, 8%. A ese país le está yendo tan bien que cree, como lo mostraron las encuestas limitadas que hicieron en el desarrollo del mismo evento, que el único mandatario posible es el señor presidente Uribe. ¿Listos para un tercer período presidencial? Parecería que sí.
Pero además, las palabras del señor presidente Uribe, pronunciadas en la clausura de este encuentro, los debe tener aún más contentos. "Si hay que escoger entre estímulo a la inversión o estímulo al empleo, yo prefiero el estímulo a la inversión porque este traerá empleo", afirmó el primer mandatario. No parece preocuparle una realidad que sí trasnocha a los economistas: la inversión crece, la economía también pero el empleo no parece reaccionar de la misma manera. Es decir, el fenómeno de crecimiento sin empleo que parece ser un claro problema de las economías actuales incluyendo la de Colombia, no está entre las preocupaciones del Gobierno actual.
Pero al otro extremo está ese país donde viven las víctimas del conflicto. La mayoría está compuesta por gente humilde, campesinos, que ni siquiera cuentan con la verdadera solidaridad nacional y que han perdido parte de sus familias y con frecuencia sus tierras, arrebatadas por los violentos. Los tres millones de desplazados son parte de este inmenso grupo no cuantificado de personas y aunque sí están en la memoria de los colombianos, son solo eso: un número de desventurados que deambulan por las calles de las principales ciudades del país recibiendo, cuando les va bien, tristes limosnas. A ellos no les llega la bonanza, no hay una clara institucionalidad lista para resolver no sólo su emergencia sino su pobre vida. Qué lejos están ellos de los banqueros, de los exitosos empresarios colombianos y extranjeros. Este es otro país.
La mayoría de la población rural, no las islas de modernidad que existen en el campo cuyos actores viven en las ciudades, conforman otra realidad nacional. Las últimas cifras del Dane que muestran el boom de la construcción y la dinámica de la industria, también señalan que el sector agropecuario solo crece el 1,6% frente al 8% del promedio de la economía. Pero además, nada demuestra que la educación y la salud que reciben haya superado los límites precarios que siempre han tenido. Viven dentro del escenario natural de la guerra pero la destrucción de su infraestructura, de sus vidas, de su sustento es una realidad muy lejana para la Colombia pujante.
Más aún, algunos empresarios rurales de la agricultura moderna se atreven a afirmar frente a ese campesino poco productivo, según ellos, que han surgido los ejércitos de los paras, que sí saben trabajar, que sí entienden las demandas de un mundo competitivo. Y queda entonces el país de la menguada clase media, para quienes la bonanza es tan lejana, como la miseria para los sectores urbanos de altos ingresos.
Estas dicotomías son características de América Latina, la región más desigual del planeta. El problema surge cuando no interactúan, cuando no se reconocen y cuando, como en Colombia, solo el país próspero toma las decisiones.
Las personas sumidas en la miseria, que se colocan a la entrada de las grandes fiestas de ese sector, no solo no reciben ni una moneda, sino que las miran pero no las ven.
Otros países como Chile, que era como esta sociedad colombiana de hoy, logró hablar, logró realizar pactos sociales para cambiar estas realidades y hoy tiene el nivel más bajo de pobreza en la Región.
Se dice con razón que la gran diferencia es que Colombia tiene el narcotráfico que alimenta un conflicto que ayuda a fraccionar esta sociedad. Esto es verdad, pero a Colombia le ayudaría mucho que estos diversos países encontraran un norte común, se reconocieran, se valoraran y para ello se requiere una dirigencia dispuesta a hacerlo y no ha ahondar las diferencias. ¿Será mucho pedir?

cecilia@cecilialopez.com



Kosovo


Ignacio Ramonet, Le Monde Diplomatique, Julio.

No resuelta desde hace ocho años, la espinosa cuestión de Kosovo se instala nuevamente en el corazón de la política internacional. El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, alarmó a las cancillerias al declarar, el 10 de junio, embriagado sin lugar a dudas por su recibimiento triunfal en Tirana (Albania), que era necesario saber decir "¡basta!" cuando las negociaciones se prolongan demasiado. Según él, Kosovo debe declarar pronto su independencia de manera unilateral, que Washington reconocerá sin esperar el veredicto del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (1).
Cabe preguntarse por qué razones, en Palestina, cincuenta años no han sido suficientes para crear un Estado independiente (con las trágicas consecuencias conocidas), y por qué, en cambio, debería resolverse la cuestión de Kosovo cuanto antes.

En los Balcanes, precipitación diplomática es a veces sinónimo de catástrofe. Recordamos lo mucho que la prisa de Alemania y el Vaticano por reconocer, en 1991, la secesión de Croacia favoreció la dislocación de la antigua Yugoslavia y el inicio de la guerra serbo-croata, seguida por la guerra de Bosnia. Sin minimizar el papel nefasto del ex presidente Slobodan Milosevic y de los extremistas partidarios de la "Gran Serbia", debe admitirse que ciertas potencias europeas tienen su responsabilidad en estos enfrentamientos, los más mortíferos en el Viejo Continente desde la Segunda Guerra Mundial. La precipitación favoreció también la guerra de Kosovo en 1999, cuando algunos Estados europeos y Estados Unidos se negaron a continuar las negociaciones con Belgrado (2), decidieron eludir el debate en el seno del Consejo de Seguridad, y, sin mandato de la ONU, utilizaron a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para bombardear Serbia durante varios meses y obligar a sus fuerzas a abandonar Kosovo.
La resolución 1244 de la ONU puso fin, en junio de 1999, a esta ofensiva, y puso a Kosovo bajo administración de Naciones Unidas, mientras que unidades de la OTAN -la Fuerza de Mantenimiento de la Paz en Kosovo (KFOR), integrada por diecisiete mil hombres- garantizan desde entonces su defensa. Esta resolución 1244 reconoce la pertenencia de Kosovo a Serbia. Algo decisivo, pues el principio adoptado por las potencias implicadas en las recientes guerras de los Balcances ha sido siempre el de respetar las fronteras interiores de la antigua República socialista federal de Yugoslavia. Precisamente en nombre de este principio fueron rechazados y combatidos los proyectos de "Gran Croacia" y de "Gran Serbia" que amenzaban con desmantelar Bosnia-Herzegovina. Y es sobre este principio sobre el que se apoya hoy Serbia, respaldada entre otros por Rusia, para rechazar el plan propuesto por el mediador internacional Martti Ahtisaari.
La independencia será tal vez la solución inevitable para Kosovo, tan enormes son los obstáculos a su mantenimiento en el marco administrativo de Serbia. Pero esta vía sólo puede considerarse en el marco de una concertación estrecha y prolongada con Belgrado, preocupado por otra parte por la protección de la minoría serbia que permanece en Kosovo.
Una independencia precipitada, como la reclama el presidente Bush, no negociada en el marco de la ONU, podría conllevar la constitución, a corto plazo, de una "Gran Albania", lo que relanzaría automáticamente los irredentismos croatas y serbios a expensas de Bosnia. Ni hablar del precedente internacional explosivo que constituiría para múltiples entidades tentadas de proclamar, ellas también, unilateralmente, su independencia. Véase: Palestina (Israel), Sáhara Occidental (Marruecos), Transnistria (Moldavia), Kurdistán (Turquía), Chechenia (Rusia), Abjazia (Georgia), Alto-Karabaj (Azerbaiyán), Taiwán (China), e incluso en Europa, el País Vasco y Cataluña (España, Francia), para citar sólo estos casos. ¿Está dispuesto Bush a garantizar estas independencias como declara querer hacerlo para Kosovo?
Tenemos ante nuestros ojos los alucinantes estragos causados en Oriente Próximo por las iniciativas irresponsables del actual presidente de Estados Unidos. Su pesada incursión, ahora, en un teatro tan explosivo como el de los Balcanes, uno de los más peligrosos del mundo, consterna y aterra.


Notas:
(1) The International Herald Tribune , 11 de junio de 2007.
(2) Acusado de dirigir una política de represión masiva contra los albaneses de Kosovo, cerca del 90% de la población y en su mayoría de confesión musulmana.



CAPITAL HUMANO: TALENTO Y CAPACIDADES
COMPETITIVAS DE LAS ORGANIZACIONES


Octavio Ramírez Rojas

“ ... When a company changes its business model, its senior executives had better change the way they do business with one another ... New-deal collaboration is characterized by frequency, intensity, informality, openness, and a focus on shared issues and the long term ... ”
Y.L.Doz, M.Kosonen

Las capacidades competitivas y diferenciadoras de la oferta de valor al mercado en cualquier organización, sea esta empresarial, social, política, deportiva, educativa, entre otras, residen esencialmente en las características del componente humano de su capital Intelectual. Y el desarrollo y consolidación de ese capital es, a su vez, responsabilidad compartida del líder de la entidad, no solo de los gestores de los procesos relativos al fortalecimiento del talento humano y del conocimiento organizacional.

Las entidades o instituciones que privilegian esta práctica de liderazgo empresarial, generalmente se caracterizan por tener un claro enfoque estratégico, contar con funcionalidad operativa basada en procesos competitivos y disponer de una acción directiva soportada en la colaboración e integración de todos los niveles responsables por los resultados de corto, medio y largo plazos. Y son éstos, elementos fundamentales para la efectiva implementación del modelo de negocios requerido para competir en la arena global, no solo por parte de las corporaciones mas reconocidas, sino por las firmas de tamaños grandes, medios y pequeños.

En trabajo realizado en el año 2005 sobre “Recursos Humanos” , D. A. Ready y J.A. Conger, investigaron 40 compañías alrededor del mundo y para evaluar las capacidades competitivas de una firma o entidad, presentan el siguiente cuestionario a la dirección general como herramienta de referencia para conocer el estado y las áreas de fortalecimiento requerido, a fin de obtener un nivel adecuado de capacidades institucionales basadas en capital humano competitivo.

Sabe usted qué competencias necesita su compañía para alcanzar sus objetivos de crecimiento?


Tiene su compañía un proceso para identificar, evaluar y desarrollar su próxima generación de lideres en sus negocios o regiones?
Tiene usted un plan especifico de desarrollo para sus lideres de alto potencial?
Está usted en capacidad de asignar las personas correctas a nuevas oportunidades de negocios, ágilmente y sin desorganizar otras partes de la organización?
Dispone usted de equipos de empleados talentosos, dispuestos y con deseos de ser asignados a nuevas oportunidades técnicas, gerenciales y de liderazgo en su organización?
Dispone usted de equipos de lideres capaces de ser promovidos a los cargos representativos de su organización?
Ofrece su compañía a gerentes y ejecutivos posibilidades de desarrollo, específicamente orientadas a prepararlos para los compromisos de liderar una organización compleja y global?
Usted, como líder, utiliza lenguaje y demostraciones inequívocas de su compromiso con el desarrollo global del capital humano?
Las personas a su alrededor lo consideran activamente comprometido en las iniciativas para el desarrollo del talento de su compañía?
Usted exige a sus gerentes y lideres responsabilidad para identificar y desarrollar talento en sus negocios, procesos y /o regiones?


Si realmente la agenda empresarial busca que la firma esté preparada para las realidades ya presentes en el comercio, la tecnología, la inversión y los negocios en el mundo, es menester disponer del talento competitivo que respalde y esté alineado con el propósito organizacional.

¿ En cuál estadio de la encuesta anterior se encuentra su firma o entidad, si cada factor se evalúa en un espacio de 1 a 10, siendo 10 el nivel óptimo ?.



Bogotá, 30 de junio de 2007



A la Calle


César González Muñoz

Uno puede renunciar a la nacionalidad colombiana. Es un asunto de pasaporte y de cédula de ciudadanía. Uno puede, por la tristeza, también muy fácilmente, renunciar a la vida propia. Los “especialistas en suicidio” tienen como uno de sus íconos al filósofo Émile Cioran, (“Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado”). Cioran se declaró apátrida desde muy joven ("No tengo nacionalidad, el mejor status posible para un intelectual"). Murió por causas naturales a los 84 años.
Es cierto que la opción suicida es un elemento distintivo de la condición humana. Pero ni el suicidio, ni la renuncia a himno y bandera resuelven el problema de la degradación de la vida que ocurre hoy en la rutina de Colombia. Ambas son salidas respetables pero facilistas. Uno puede volverse apátrida dignamente, y suicidarse dignamente, pero queda el asunto de la dignidad de la existencia de quienes caen víctimas de la bala, del secuestro, de la tortura, de la persecución por cuenta de las ideas y de los objetivos personales.
La peor opción de la raza humana ante el desastre que estamos viviendo en Colombia, es la indiferencia. Estoy de acuerdo con Armando Benedetti Jimeno cuando clama, en su última columna de prensa, por la compasión como sentimiento y como actitud ante la tragedia humanitaria colombiana. La compasión debe llevar a un sentimiento colateral: Sentir, como dice Benedetti, que “la muerte de otros se insinúa, todavía con debilidad imperdonable, como la muerte nuestra”.
La razón del Estado en su dimensión militar, y la razón de las organizaciones armadas ilegales, son ambas razones políticas. En ambos casos se trata, sin embargo, de una política que desdeña la moralidad como fundamento de sus acciones. Es la política de lo posible, de las maniobras pragmáticas, del cálculo de las implicaciones de cada episodio militar sobre la imagen propia y la del enemigo. La compasión, y el deseo de mejorar el mundo, son dínamos agotados en el estrépito de declaraciones y de “acciones armadas” de las partes en conflicto.
Pero la razón del estado llano, de la gente del común, debe ser una razón política basada en la ética privada, en la ética pública, en la noción de dignidad de la vida humana. La obligación de la comunidad colombiana no es otra que recargar la dínamo de la compasión. A muchos politólogos, violentólogos, analistas militares, les puede parecer simplona y primitiva esta actitud. Pero es preferible ser simplón y primitivo a la hora de considerar el daño que se inflige al espíritu colectivo y cada uno de nuestros fueros internos cuando se desata la inercia de la guerra ante nuestros ojos.
Es preferible. Poco piensan los expertos en el impacto de los acontecimientos en el alma de las víctimas directas, de sus familiares y amigos. Y menos se piensa en el impacto colectivo entre quienes vivimos en este territorio. Pobre colectividad, que se ha endurecido hasta el punto de brincar de las noticias terribles a las noticias de farándula al golpe del control de la televisión, como si se tratara de cosas que ocurren en una dimensión distinta a la de nuestra condición como miembros de la raza humana. Estamos obligados a la compasión con nosotros mismos, a sentir que nos estamos muriendo a pedacitos. Y ese sentimiento debe llevar a la movilización ciudadana, más allá de pitidos, sirenas, minutos de silencio y obituarios.
Lo que nos lleva a la política. El primer renglón de la agenda es la exigencia de un acuerdo humanitario que nos devuelva un poco el sentido de la vida. Está claro: El acuerdo humanitario no puede ser ahora sino la expresión del poder ciudadano. Por falta de otros escenarios, sólo queda la calle.



INSISTIR EN EL ACUERDO HUMANITARIO


Horacio Serpa

El atroz crimen de los 11 diputados del Valle, secuestrados hace cinco años por las Farc, del que aún no se tiene plena certeza de los autores, pero sí de los responsables, no deja de sacudir a la nación y al mundo. Y no puede ser de otra manera. Así lo comprobé en Ginebra, Suiza, a donde asistí al Consejo Mundial de la Internacional Socialista. El rechazo a ese acto de barbarie estremeció a todos los asistentes y confirmó la imagen de que somos un país de bárbaros, sumido en una profunda crisis humanitaria.
Lo peor es que no parecemos dispuestos a dejarnos ayudar. La comunidad internacional ha querido contribuir, a través de los países amigos, a encontrar el camino de la reconciliación, comenzado por acercar las partes y sentar las bases de un acuerdo que permita la liberación de los secuestrados por las Farc. Pero esa tarea ha sido fallida. Los buenos oficios han sido respondidos con dolorosos hechos de guerra de las Farc o desatención del gobierno. Así no se puede.
Parecemos una nación condenada a la destrucción y los secuestrados a una cadena perpetua, o la pena de muerte. La indolencia de las Farc no tiene límite. El gobierno pudiera dar muestras de mayor comprensión. La verdad es que el despeje limitado y temporal de esa parte del territorio, con una veeduría internacional y todo tipo de condiciones, no cambiaría en nada el equilibrio militar ni el curso del conflicto. Y, por el contrario, le permitiría al gobierno demostrar que la paz negociada y el acuerdo humanitario sí forman parte de su agenda.
Seguir cómo vamos solo conducirá a que la lista de secuestrados se siga disminuyendo por sustracción de materia. Es el escenario más dramático. La historia no perdonará tanta inclemencia, porque como bien lo ha dicho la Iglesia, es evidente que no se ha hecho lo suficiente para liberar , sanos y salvos, de esos compatriotas.
Quienes hemos luchado sin descanso por el acuerdo humanitario no podemos desfallecer ante el duro revés de la muerte de los 11 diputados. Con la ayuda de los familiares de las víctimas, de la Iglesia, los partidos políticos, las ONG de derechos humanos, las universidades, los medios de comunicación y el conjunto de la sociedad civil, tenemos que insistir y redoblar acciones para lograr la libertad de esos compatriotas.
Tenemos que parar su sufrimiento y darnos la oportunidad de la paz. Lo más difícil ahora es vencer el pesimismo y el desánimo. La reconciliación nunca había necesitado tanto coraje y valentía. Esta no es un imposible. No estamos condenados a la guerra eterna. Colombia tiene que unirse alrededor del acuerdo humanitario, exigir la verdad de lo acontecido con los 11 diputados muertos, reclamar justicia y creer en un mañana sin conflicto.
Sé que suena a herejía considerar hoy en la paz cuando muchos proclaman la guerra. Pero esta no nos ha servido para nada.
B/manga, 03 de Julio, 2007 NS.



¿A dónde vas Vicente?


OCTAVIO QUINTERO

Si yo fuera de las Farc en forma activa o pasiva, o siquiera como simpatizante de su causa, estaría desde hace mucho rato rechazando su proceder y protestando contra su forma de propender dizque por una mejor forma de vida para todos los colombianos. Porque la protesta en su forma más semántica es expresar impetuosamente una queja o una disconformidad contra la ley o el régimen que nos gobierna o la persona que nos dirige.
Como no soy de las Farc en ninguna de las formas descritas antes, no tengo queja contra esos alzados en armas a quienes, si en algún momento inspiró la subversión, ahora son simplemente actores estelares de una guerra que se traduce en narcotráfico.
Nada de lo que haga las Farc me sorprende, como tampoco me sorprende nada de lo que haga Estados Unidos en Irak para vencer a sus enemigos. Ellos, las Farc aquí y los E.U. allá, están en su cuento. En realidad, nadie debe sorprenderse de lo que haga su enemigo para vencerlo, tanto más si se trata de guerras sucias en las que subyacen intereses económicos: la coca aquí el petróleo allá.
Por tanto, confundir a la opinión popular, y en buena parte también a la opinión pública representada en la dirigencia y la intelectualidad del país, en la forma de sacarla dizque a protestar contra las Farc, no pasa de ser la más grande y efectiva cortina de humo que despliega el gobierno para tapar el fracaso de su política de seguridad democrática en la que ha depositado sus más caras complacencias.
Volviendo al símil con E.U. no me imagino a ni a la población civil de ese país inundando las calles de Washington o Nueva York contra los atentados de al Qaeda, ni a los medios de comunicación responsabilizando a los iraquíes de las muertes de los soldados norteamericanos en Bagdad.
Hasta donde me he informado, todas las protestas en Estados Unidos han sido contra Bush, y todos los reclamos del Congreso y de la gente es porque SU presidente aterrice y ponga fin a una guerra que justificó con mentiras y planificó mal. A los estadounidenses no les importa ni les interesa juzgar la forma en que sus enemigos les combaten; se concentran, importa y juzgan la forma en que SU gobierno les defiende.
Si realmente queremos ser una sociedad parecida a Estados Unidos, nuestra protesta de mañana, y de mañana en adelante, no debe ser contra Tiro Fijo ni las Farc, sino contra este gobierno incapaz de pasar por encima de sus sentimiento y resentimientos personales para buscar la forma en que a otros colombianos no les pase lo mismo que le pasó a su señor padre, muerto en secuestro a manos de las Farc.



EL EMBROLLO DEL TLC


Amylkar D. Acosta M1

Muy equivocados estaban los que consideraban que la ratificación del TLC negociado entre los EEUU y Colombia era pan comido. Después de dieciséis meses de firmado su ratificación sigue embolatada. Es más, las más recientes manifestaciones de la mayoría demócrata en el Congreso estadounidense al respecto alejan aún más la posibilidad de su ratificación. Los dirigentes demócratas han manifestado su gran preocupación por “los niveles de violencia en Colombia, la impunidad, la falta de investigación y procesamiento, así como el papel de los paramilitares”2 y fueron enfáticos en que “primero tiene que haber pruebas concretas de resultados sostenibles en el terreno…antes de analizar cualquier TLC”3, para concluir que “por tanto, no podemos apoyar ahora el TLC con Colombia”4. De esta forma, apartaron a Colombia de Perú y Panamá, como si fuera la oveja negra del redil, a pesar de considerar a Colombia como “un aliado crucial”. Así, mientras a los TLC firmados con aquellos se les dio vía libre para su ratificación en las sesiones del Congreso estadounidense que se inician en julio, luego de revisar aspectos claves en seis de sus capítulos (inversiones, compras públicas, propiedad intelectual, medio ambiente, laboral y solución de controversias laborales y ambientales) acordados entre demócratas y republicanos el 10 de mayo, el de Colombia pasó al congelador, por considerar ellos que “asuntos de esta naturaleza no pueden ser resueltos solamente mediante el lenguaje en un acuerdo comercial”5, refiriéndose a la violencia, la impunidad y el paramilitarismo. La airada reacción del Presidente Uribe no se hizo esperar y en un tono desafiante le increpó al Congreso norteamericano “que lo sepa…no podemos aceptar que se apruebe el TLC a Panamá y a Perú y se castigue a Colombia en esta batalla, se le dé un tratamiento de paria. Eso es inaceptable”6. No obstante, el despistado Ministro de Comercio, Luis Guillermo Plata, no lo vio así; por el contrario, interpretó este hecho como “el nuevo impulso que toma el TLC”7 firmado con Colombia.
A la diplomacia colombiana la tomó por sorpresa el anuncio de las mayorías demócratas en el sentido de que ellos no le jalaban al TLC firmado con Colombia; de hecho ya se había producido el relevo en el Ministerio de Comercio y el equipo negociador se había desintegrado. El gobierno, creyendo que la ratificación del TLC por parte del Congreso de Colombia en víspera del último viaje del Presidente de la República a Washington le aseguraría a este el éxito de su gestión tendiente a vencer la resistencia de los demócratas, logró su aprobación a pupitrazo limpio el 14 de junio. Ahora el trámite del TLC se ha tornado en un embrollo, pues una vez aprobado por el Congreso de Colombia debe pasar a control constitucional de la Corte, antes de ser sancionada la Ley que lo ratifica y, en el entre tanto, el Ministro de Comercio y su homóloga, la Representante Comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, firmaron el 28 de junio un documento de cerca de 21 páginas contentivo del protocolo modificatorio del texto del Acuerdo de Promoción Comercial entre Colombia y Estados Unidos, como lo llaman ahora, que se acababa de ratificar. Cabe preguntarse, si se podrá interrumpir el curso del Proyecto de Ley ratificatorio del TLC evacuado por el Congreso para introducirle tales enmiendas o si se puede tramitar en las sesiones que se inician el próximo 20 de julio otra Ley modificatoria de la que todavía no es Ley, como lo ha anunciado el gobierno.
De poco o nada ha valido el intenso lobby desplegado por el gobierno, encabezado por el propio Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez y secundado por los gremios empresariales para destrabar el trámite de la ratificación del TLC. Hasta una Junta directiva y una Gerencia del TLC en los EEUU, en cabeza de la ex ministra de Ambiente Sandra Suárez, se inventaron en el afán de sortear los obstáculos cada vez mayores que se interponen en su camino. Por el sólo concepto de honorarios Colombia viene sufragando más de US $100.000 mensuales a dos firmas lobbystas en los EEUU, la Johnson, Madigan, Peck, Boland & Stewart, que se caracteriza sus contactos bipartidistas en el Congreso de E.U. y la Global Park, compuesta, en parte, por ex funcionarios de la administración de Bill Clinton y muy cercana al Partido Demócrata hoy en el poder. Bien se ha dicho que lo que mal empieza mal termina y no es para menos, toda vez que Colombia nunca contó con una estrategia negociadora, lo cual explica los bandazos del equipo negociador. Un principio fundamental del nuevo modelo de negociaciones propuesto por James Sebenius, profesor de la Escuela de negocios de la Universidad de Harvard, catalogada por el como de “tercera dimensión”, en el sentido de que la fase más importante de una negociación es la preparación, que lo demás vendrá por añadidura, ha brillado por su ausencia en este proceso. De allí que se sigan dando palos de ciego, que se anda a la topa tolondra, sin orden ni concierto, en donde la mano derecha no sabe lo que hace la mano izquierda; pareciera que la consigna fuera chambonear, chambonear y chambonear.
El gobierno había subestimado el desplante del ex presidente Al Gore al Presidente Uribe en Miami y lo consideró como un hecho aislado; pero, luego se comprobaría que tal gesto se correspondía con la tónica de la bancada demócrata en el Congreso norteamericano. El Vicepresidente Santos fue desautorizado, luego que declarara el 9 de mayo que “la no aprobación del TLC es un mensaje que cierra puertas con los Estados Unidos, que de pronto llevaría a replantear la relación por parte de Colombia”8. Empero, la reacción posterior del Presidente Uribe, ante las nuevas exigencias de los demócratas para la ratificación del TLC, fue de más grueso calibre: “nosotros no vamos a permitir que una relación de aliados, de respeto mutuo…los Estados Unidos la vaya a convertir en una relación de Estados Unidos amo y Colombia República servil, de ninguna manera”9. Como lo afirma el ex ministro de Hacienda Rudolf Hommes, es evidente que “los demócratas y el Congreso de ese país exigen mucho más que relaciones públicas y que quieren ver resultados…También han creado nuevos obstáculos y condiciones adicionales para el TLC, pero varias de ellas tienen justificación por razones humanitarias y sociales”10. Así que nada nos ganamos con desgarrarnos las vestiduras o con lanzar diatribas contra los demócratas que hoy dominan el Congreso de los EEUU y todo indica que asumirán la Presidencia en el próximo período. Como lo afirma el Editorial de Portafolio, “Si el objetivo del Presidente es que le aprueben el TLC a Colombia en Washington, ni la furia ni la falta de una estrategia coordinada son aconsejables…La Cancillería y la Embajada se han vuelto oficinas no de acción sino de reacción, donde se echan de menos el olfato político, la identificación de lo que es importante y los contactos por todo lo alto en los Estados Unidos”11. Y estas falencias no se van a corregir nombrando Junta directiva y Gerente al TLC para conectar este al respirador artificial, el asunto es más de fondo. El anuncio que hizo el gobierno en este sentido, “deja al Canciller y a la Embajadora como unos pintados en la pared, y no garantiza el éxito de la tarea que debe hacerse”12
Lo peor de todo, es que el tiempo se le agotó al Presidente Bush, pues el 30 de junio perdió su autoridad para seguir negociando acuerdos comerciales internacionales, al rehusar la oposición demócrata extenderle las facultades que le otorgó la Ley TPA (autoridad de promoción comercial, por sus siglas en inglés), más conocida como”fase track” (vía rápida) que rigió por cinco años, luego que en el 2005 Bush lograra su prórroga por dos años. De hecho, con la revisión de los TLC de Colombia, Perú y Panamá, la mayoría demócrata encabezada por La Pelosi retomó el control de las negociaciones de este tipo de tratados, apelando a un artículo de la Constitución estadounidense que da autoridad al Congreso para “regular el comercio exterior”. De paso, otro efecto colateral de este desplazamiento del centro de gravedad de la política comercial de los EEUU es que la Ronda de Doha, ahora sí, va a quedar en el limbo, por lo menos por los próximos 2 años y recordemos que los EEUU en el curso de las negociaciones del TLC con Colombia remitió a dicha Ronda las concesiones en materia de desmonte de los subsidios y las ayudas a su sector agrícola. Ahora bien, en las circunstancias actuales, en las que los EEUU se ve atenazada por un abultado déficit comercial que supera los US $63.000 millones para el primer trimestre de este año, una cifra record en los últimos seis meses, las condiciones son menos propicias para hablar de apertura comercial en los EEUU y mucho menos en vísperas de un debate electoral, en un país en el que la política exterior es irrelevante para sus electores. A este propósito, bien vale la pena citar a Andrés Espinoza, Asesor del Ministro de Agricultura: “El célebre pensador francés Raymond Aron decía que la política exterior se mueve entre el realismo maquiavélico y el enfoque de cooperación kantiano. Lafer sostiene, a su vez, que ´hay momentos en la conducción de la política exterior en que el ambiente internacional favorece una presencia mayor de los principios kantianos y hay momentos en que se tiene que mirar las realidades maquiavélicas´. Colombia enfrenta simultáneamente este dilema, un detrimento de la cooperación internacional y un realismo maquiavélico del manejo del poder”13. Ojala nuestras autoridades tomen atenta nota de ello.

Bogotá, julio 4 de 2007
www.amylkaracosta.net



¡NO MÁS!





Iván Marulanda, Rionegro 2007-07-02

Les diré cuál es mi interpretación de lo que acontece en el país.

La angustia entrampó a los colombianos, los anuló. Desde hace años, en su gran mayoría, se volvieron gregarios, perdieron la voluntad, el
criterio, entregaron la iniciativa, están postrados y aturdidos por el
desconcierto. Los problemas que derivaron en el desmadre de la
violencia, los doblegó y los llevó a la desesperación, se
desorientaron.

Las gentes van al garete, sin ánima. Desfilan dejadas, con las mentes
ausentes, como autómatas, detrás del jefe de la manada que las conduce por riscos y abismos espeluznantes que escoge a su arbitrio, sin controlarse y sin quién lo controle. El guía marca el paso de esta
excursión de fantasmas a punta de gritos y aspavientos, para que no lo pierdan de vista. Va desaforado, es teatral, patético, trágico. Sus
sentidos no discurren por los escenarios de la razón, sino de la
pasión. Da tumbos embriagado y extraviado en sus iras, en sus
instintos más primitivos, furioso.

En este teatro del absurdo, las FARC entran por sus presas como
hienas, se sacian en ellas y luego se escurren por los meandros del
monte que las devuelve a sus guaridas. Son hordas de bárbaros.

Y les diré qué creo se debe hacer.

¡No más! La situación a la que llegó Colombia con sus diputados
secuestrados en el Valle del Cauca, abandonados durante más de cinco años por el gobierno y la sociedad, para rematar la infamia asesinados y sus restos tirados en el monte, es demencial, insoportable, intolerable. La población tiene qué sacudirse, despertar de la perplejidad, recuperar su autocontrol y zafarse de los delirios del presidente. De la locura a la que se ha llegado, no se sale de la mano de este hombre arrobado en el fanatismo de la guerra, en su odio y en su sed de venganza.

ACUERDO HUMANITARIO es la orden que obliga dar al pueblo, que es soberano.

Alvaro Uribe sacó del infierno al que se metieron por voluntad propia
narcotraficantes y paramilitares, genocidas es su verdadera
denominación, otras hienas. A cumplir esa misión llegó al gobierno de
entrada. A sacarlos con guante de seda, impunes e indemnes, de su
lodazal. Les entabló diálogos en zona de tolerancia y les hizo leyes y
promesas que son motivo de vergüenza ante la humanidad. Es explicable, son sus aliados políticos.

Alvaro Uribe suelta de las cárceles a guerrilleros sin penas ni
contraprestaciones. Vaya usted a saber qué lógica hace esto dentro del laberinto que armó con tanta meticulosidad.

Alvaro Uribe deja que se pudran en el infierno de la selva miles de
inocentes que soportan la agonía del secuestro y sus familiares que se consumen en la espera sin esperanza de sus seres queridos. Y como si fuera poco, mientras se jacta en la alharaca y el delirio de sus discursos, los asesinan. Esas víctimas sin culpas e indefensas no son para él sujetos de derecho ni merecen compasión. Para ellas no hay zona de tolerancia, ni diálogos, ni leyes, ni concesiones. Sólo
sufrimiento y para rematar, el martirio. Tiro de gracia y tumbas en el
rastrojo.

¡No más! La actitud de sumisión en la que vienen postrados millones de colombianos durante los últimos años, da vergüenza, debe superarse. Es hora de que recuperen las riendas de su voluntad y de su destino, hoy en manos de guerreros enloquecidos.

ACUERDO HUMANITARIO tiene qué ser la orden, desde las calles hoy
mismo, desde las urnas en octubre. Por la libertad de los inocentes.
Por la justicia con sus familias. Por la dignidad de esta nación,
demolida en la infamia y la desidia.

Las familias del Valle que sufren el suplicio al que las sometió este
país de violentos y de gentes sin corazón, saben lo cerca que estoy de su dolor. Las familias de los secuestrados que aún sobreviven, saben lo cerca que estoy de su causa por la recuperación con vida y cuanto antes de los seres queridos en cautiverio. Del lado de unas y otras no me he movido, no me moveré nunca. Hasta que esta pesadilla llegue a su final.



Darfur: una visión diferente


IGNACIO GARCÍA-VALDECASAS , El País, Madrid, 05/07/2007

Bombardeado por las opiniones de líderes sociales y políticos, el ciudadano occidental ha llegado a la conclusión de que el conflicto de Darfur es, en parte, responsabilidad europea: si la Unión Europea hubiera adoptado una postura firme, intervención militar incluida, no se habría producido el genocidio.
Por el contrario, la mayoría de los musulmanes cree que Darfur ha sido provocado por los occidentales. No habría conflicto sin la intervención de los "nuevos cruzados". ¿Las causas?: militares (imperialismo occidental), religiosas (ataque al Islam) o económicas (petróleo...).
¿Es Europa responsable por intervenir? ¿Por no intervenir? ¿O, simplemente, no es responsable?
El arzobispo D. Tutu en su artículo La UE y Darfur (EL PAÍS, 5 de junio de 2007) afirma que dos millones de refugiados están en peligro y que la UE, en lugar de salvarlos, espera a que la ONU arroje un salvavidas. La UE debería establecer las sanciones que aplicó contra la Suráfrica del apartheid.
Tutu deja clara la responsabilidad de la UE y, por el resto, muchas dudas. Porque habla de bombardeos, de violaciones masivas, de asesinatos, de genocidio, pero no identifica claramente a los responsables ni a las víctimas. ¿Sufre Monseñor Tutu un olvido o está convencido de que sus lectores del ancho mundo conocen los entresijos del conflicto de Darfur?
Sin embargo, los gobiernos y pueblos europeos sí son identificados: "En 2005, todos los gobiernos del mundo adoptaron el... compromiso de proteger a las poblaciones... del genocidio... Ahora, los gobiernos de Europa deben cumplir esa promesa... Los europeos deben recordar que, ante el asesinato de masas, no es posible nadar entre dos aguas".
¿Sólo los europeos? ¿Por qué? ¿No adoptaron el compromiso todos los gobiernos del mundo? Al no identificar a los culpables se termina por responsabilizar a los que no lo son.
Sí. Se está perpetrando un genocidio espantoso en Darfur, la región occidental de Sudán, pero la UE no es responsable. Hay que decirlo bien claro porque demasiada gente en Occidente y en el mundo islámico cree lo contrario: los responsables del genocidio son la milicia janjaweed, el Ejército y el Gobierno de Sudán. No hay un factor externo, como ocurrió en Ruanda, que promueva el genocidio. China suministra las armas, pero el Gobierno sudanés no habría tenido dificultad para adquirirlas en el "dinámico" mercado del armamento.
Se trata de un conflicto interno que enfrenta a los janjaweed y a los pueblos darfuríes. Algunas cuestiones les separan, los darfuríes no hablan árabe, pero también tienen lazos comunes. Todos son africanos y musulmanes. No hay ningún grupo cristiano implicado en el conflicto de Darfur. El Gobierno de Sudán apoya a los janjaweed, que están exterminando a los darfuríes. Poco importa ahora que ambos pudieran tener parte de razón cuando, en el origen del conflicto, se enfrentaron por recursos escasos.
Genocidio arropado por las parálisis de los organismos regionales y de la ONU provocadas por la postura del Gobierno de Sudán, la pasividad de africanos y árabes y el veto de China, con cierta complicidad rusa, en el Consejo de Seguridad.
La comunidad internacional debería señalar cada día con el dedo acusador al Gobierno de Sudán, pero no a la UE ni a los "nuevos cruzados". Encabezando la protesta deberían estar la Unión Africana (UA), la Liga Árabe (LA) y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI).
Monseñor Tutu olvida (?) que en el caso de Suráfrica todo el continente plantó cara al régimen racista. ¿Dónde están la UA, la LA y la OCI ante el genocidio de Darfur? Porque se trata de un conflicto entre africanos que, según la UA, necesita una solución africana. Un conflicto en un país árabe y entre musulmanes lo que va contra el Corán y resulta incomprensible en un pueblo devoto musulmán como el sudanés.
Más grave aún porque la opinión islámica mundial ha sido engañada y se le ha hecho creer que el conflicto de Darfur es un ataque occidental a Sudán y un ataque cristiano al Islam, ocultando que se trata de una lucha entre hermanos musulmanes y que la intervención occidental se ha limitado a la labor humanitaria de algunas ONG cuyos miembros son atacados y, a veces, asesinados.
Son los tres organismos internacionales citados los que deben detener el genocidio, facilitar la solución o imponerla. Si estas organizaciones (UA, LA y OCI) no tuvieran medios para realizar esta labor, podrían solicitar ayuda a la UE, EE UU y la ONU, aunque las ricas monarquías del Golfo tienen medios para financiar una obra tan piadosa y acabar con la lucha que enfrenta en Darfur a dos pueblos musulmanes.
Si finalmente hubiera intervención europea, el personal sobre el terreno debería ser africano y/o musulmán para evitar la manipulación de las opiniones públicas. Sólo en estas condiciones debe intervenir Europa. Hay que frenar la escalada de reclamaciones a la UE para que adopte sanciones o intervenga militarmente sobre bases humanitarias cuando los organismos regionales no asumen sus responsabilidades.
Las denuncias y las presiones deben ejercerse en Jartum, Addis Abeba, El Cairo y Yeddah. No en Bruselas. Y deben mantenerse hasta que los responsables detengan el genocidio. La UE debe participar en esta campaña dejando de lado los cálculos de realpolitik.
Europa no es responsable de todas las tragedias que ocurren en la Tierra. Los causantes deben asumir su responsabilidad. Y no debe haber más intervenciones militares, incluidas las humanitarias, sin el acuerdo del Consejo de Seguridad. Su parálisis puede provocar tragedias, pero la alternativa suele crearlas mayores. La inactividad del Consejo de Seguridad no desplaza la carga de la culpa ni de la responsabilidad ni hace que pasen a ser compartidas salvo por aquellos que entorpecen su labor como ha ocurrido en este caso con China.
Ignacio García-Valdecasas es diplomático español.



SOLIDARIDAD POR FIN


Guillermo Pérez

Más vale tarde que nunca. Millones de colombianos demostraron la validez de esta frase con motivo del rechazo unánime a los secuestros perpetrados por una guerrilla antediluviana que, como se demostró ampliamente el jueves pasado, no tiene el más mínimo respaldo popular.

Nunca antes, hasta donde alcanza mi memoria, los colombianos todos, con muy contadas excepciones, habían salido a las calles para manifestarse contra un fenómeno delictivo que tiene el rechazo de liberales, conservadores, izquierdistas, derechistas, incrédulos, cristianos, mahometanos y budistas. Todos los estamentos mostraron su repudio a un delito que nos ha colocado ante los ojos de la comunidad internacional como una partida de salvajes, como una ínsula de personas sin Dios ni ley, como algo fuera del contexto de la civilización. ¿Dónde más, por ejemplo, hay 3.143 secuestrados?

Si algo positivo tuvo la multitudinaria manifestación del jueves –que no puede interpretarse como un respaldo al gobierno nacional o a los gobiernos municipales o departamentales que participaron en la organización del acto- fue la unión de voluntades para expresar, por primera vez, la comunión alrededor del rechazo a unos actos que nos dan vergüenza, nos hacen sufrir, nos hacen pensar que no tenemos futuro y nos colocan ante la comunidad internacional como unos trogloditas que no conocen la civilización.

¿Cuál es la justificación que puede esgrimir la guerrilla para sus actos, luego de ver las miles de personas que salieron a las calles a protestar? Ninguna. Si algo quedó en evidencia es que Tirofijo y sus compinches no tienen respaldo en la opinión pública. Muy pocos, ya ni siquiera los camaradas mamertos, apoyan ahora el accionar de las FARC, que no han tenido la capacidad y el valor de explicar el asesinato de los once diputados del Valle y la desaparición de sus cadáveres. ¿Por qué –piensa la opinión pública- no hay una manifestación de caridad cristiana y se entregan los despojos de un grupo de personas cuyo único pecado fue hacer parte de una corporación pública desde la cual aspiraban a servir a sus compatriotas? Eso para no mencionar otros crímenes de lesa humanidad.

Pero hay más: ¿por qué no se libera a los policías y soldados secuestrados desde hace varios años? ¿Por qué no permiten que se reunan con sus familias la excandidata Ingrid Betancourt, su compañera Clara Rojas y el niño Emanuel, nacido en cautiverio? ¿Qué se busca con tener como rehenes a personas que sólo cometieron el pecado de ser soldados o policías al servicio del estado? No tiene sentido perpetuar una situación que, en mi opinión, no concita respaldo sino todo lo contrario: repudio por unas acciones delictuosas que, en condiciones normales, deberían recibir fuertes castigos y penas de prisión severas.

Nunca he podido entender –y eso le pasa a muchos colombianos- las razones que tiene Tirofijo para guardar silencio sobre la suerte de sus prisioneros. Si es para asustar a los colombianos, la realidad ha demostrado todo lo contrario: la gente está furiosa, sentida, dolida, con las acciones de un grupo de personas que no ha sabido justificar sus acciones. Ni siquiera se conoce un boletín que explique las razones para mantener en el monte a un policía por espacio de siete, ocho o nueve años. Ni tampoco las motivaciones para asesinar a unos rehenes o para negarse a entregar unos restos mortales que deben estar muy deteriorados después de varios días en la selva.


Muchos colombianos se preocupan y quieren recibir una explicación de los actores del conflicto bélico que sufrimos desde hace sesenta años. Entonces, ¿por qué no hacer un esfuerzo para conocer la realidad? Una idea humilde, que me atrevo a sugerir, es la de convocar un foro, un seminario, una reunión en la que gobierno y guerrilla dialoguen y busquen una salida. No sería, para evitar susceptibilidades, una reunión de paz sino un conversatorio, una charla. Que podría tener como sede a Cuba, por ejemplo.



No hace mucho se perdió la oportunidad de hablar. Las reuniones del Caguán habrían podido usarse para conocer el pensamiento de Tirofijo y sus compinches, de los paras, del ejército, de la sociedad civil, de la iglesia y de todos cuantos quieren la paz. Pero se dejó pasar el momento y lo único que los colombianos vimos fue a unos cuantos elementos armados, que desafiaban al Estado. Lo mismo pasó con los paras, que tampoco han explicado sus crímenes, sus delitos, su accionar en contra del país. Apenas se conocen unas cuantas versiones periodísticas, bastante resumidas, por cierto, sobre las declaraciones ante la justicia. Pero el fondo del problema no ha salido a flote.

Por ejemplo, ¿quién financió las bandas que se dedicaron a dictar sentencias de muerte contra todos los que eran considerados auxiliares de la guerrilla? ¿Quiénes eran los seis personajes que, según Carlos Castaño, decidían quienes iban a morir y quienes iban a vivir? ¿Cómo se llamaban los integrantes de ese comité de la muerte?

¿Qué tal un foro sobre la paz, la pobreza, la violencia, las necesidades nacionales, donde se pueda buscar un camino que lleve al país por la ruta del progreso? Otras naciones han logrado superar sus diferencias y trabajar de consuno en beneficio de todos sus habitantes. China, que era un archipiélago de señores de la guerra, es hoy una de las más grandes potencias económicas e industriales. ¿Gracias a qué? Pues gracias a la unión de voluntades y a la superación de las diferencias, con un objetivo común: llevar su país al desarrollo.

¿Qué tal que alcanzáramos la paz? Seriamos una potencia. Tenemos la industria, el capital humano, los recursos naturales, la experiencia. Sólo nos falta la tranquilidad necesaria para salir del charco de la pobreza. Así como fuimos capaces de unir voluntades para rechazar unánimemente los secuestros, tendremos el objetivo de buscar la paz, el amor, el desarrollo. Creo que si podemos. Nos falta la oportunidad. Nada más.

Claro está que no faltan los adversarios de la reconciliación. El ex ministro Otto Morales Benítez nunca ha explicado su frase de que existen enemigos agazapados de la paz. ¿Quiénes son? Sospecho que son quienes se benefician con el narcotráfico, los negocios de las armas, los contratistas de los aviones, los fusiles, los uniformes. Los que se enriquecen con la muerte, que son los mismos que se han lucrado con la guerra en Irak. Por algo uno de los mayores negocios del mundo, junto con el juego y la prostitución son las armas. Y aquí se venden muchas. GPT



La personalidad y el poder


Juan Manuel López Caballero

Desde la perspectiva de la Economía Política, es alrededor de modelos teóricos –modelos económico, de desarrollo, de orden público, etc.- que se puede interpretar el proceso que está viviendo o que se considera debería vivir un país.

Se da menos importancia a los protagonistas del momento, y, lo relevante de los individuos que acceden o compiten por el gobierno es qué representan en cuanto a sectores sociales, políticos y económicos, y no su personalidad.

Por eso calificar o descalificar en un Gobierno a las personas es poco útil; sin embargo sus personalidades cuentan, y en últimas imprimen lo que se podría llamar la personalidad de todo el Gobierno.

Diversas motivaciones y razones mueven a las personas a la política.

Hay aquellos que tienen un espíritu de servicio y ponen sus capacidades a las ordenes de quien quiera aprovecharlas, pues, más que querer imponer o desarrollar ideologías o propuestas, su satisfacción está en aportar y no en beneficiarse.

Otros pueden ver la carrera política como una vocación natural por los antecedentes que han tenido dentro de su medio; algo parecido a quien perteneciendo a una familia de médicos sigue la misma carrera.

También hay a quienes, iniciados en la política sin preparación o vocación pero llegados a altos cargos de improviso, les puede suceder con el poder lo que a los ‘nuevos ricos’ que llegan a tener más dinero del que sabrían usar y empiezan a hacer locuras.

Algunos ven sus propios éxitos pensando más en lo que representa para ellos mismos como superación personal que en lo que representa para el país.

También sin la justificación de la superación, un fenómeno parecido puede darse en otros, motivados en la simple vanidad, o sea, cuando las condiciones de partida en la vida les han dado todas las ventajas y facilidades para lograr una figuración pero no tienen propuesta o convicción que defender.

Y siempre hay los movidos por la simple ambición, de figurar, de hacer dinero, de mandar sobre la personas, o en general de a través del poder político tener control sobre aquello que les interesa.

Mención aparte merecen quienes creen en una propuesta por considerar que es la respuesta apropiada para la mejor evolución del mundo que los rodea, o sea quienes hacen política con un sentido de ‘misión’, por convicción no solo en el objetivo y el modelo que defienden sino en la responsabilidad que como ciudadanos favorecidos por la fortuna les recae.

Exceptuando los últimos, la personalidad de las categorías anteriores se adapta plenamente a la función de subalternos que delegan en su líder la función de marcar esa personalidad de Gobierno.

En cambio los de esa última categoría son los que uno desearía para dirigir el país. Se pueden presentar sin embargo dos problemas: uno, que el sentido de ‘misión’ responda al trastorno que los psiquiatras llaman obsesivo-compulsivo, el cual sin llegar propiamente a un estado delirante sí encajona a la persona en una sola actividad y un solo propósito; y dos, que la visión o propuesta no sea la más acertada.

Nosotros podemos haber caído en esa doble situación en la medida que nuestro presidente ve en forma obsesiva y como su ‘misión’ el derrotar a las FARC, sin que ningún Ministro reivindique la prioridad de otros propósitos, como buscar acuerdos humanitarios y el fin de la guerra o luchar contra la pobreza y la desigualdad.



Europa, más lejos de los ciudadanos


MÁRIO SOARES 06/07/2007, El País, Madrid.

El Consejo Europeo reunido en Bruselas para reactivar la marcha de la Unión Europea, después de los encomiables esfuerzos realizados por la presidencia alemana -y por la canciller Merkel, en particular-, y para dejar un mandato "claro y preciso" a la presidencia portuguesa, ¿ha sido realmente un éxito, como pretende hacernos creer el habitual marketing político con el que por lo general se saldan los cónclaves europeos?
Mucho me temo que no, por lo que he podido comprender tras la atenta lectura del "Proyecto de Mandato de la CIG", que pude hallar en Internet y que no he visto trascrito en los medios de prensa internacionales que leo habitualmente. El Tratado Reformador, como ahora se llama, no es un miniacuerdo, ni ha sido simplificado, como pretendía el presidente Sarkozy. Es grande, amplio y extremadamente complejo.
Para empezar, vuelven a ponerse en vigor los tratados anteriores (que el Tratado Constitucional debía sustituir) y se incluyen dos cláusulas substanciales de alteración del Tratado de la Unión Europea (TUE) y del Tratado de institución de la Comunidad Europea (TCE), que pasará a ser designado como Tratado sobre el funcionamiento de la Unión. Añádase a esto que tanto el Tratado de la Unión Europea como el Tratado sobre el funcionamiento de la Unión no tendrán carácter constitucional. La palabra Constitución pasa a ser un verdadero tabú. Ha quedado absolutamente proscrita de los dos textos, como una palabra maldita. La designación de "Ministro de Asuntos Exteriores de la Unión" será sustituida también por la de "Alto Representante de la Unión para los Asuntos Exteriores y la Política de Seguridad". Se ve que la palabra ministro hace pensar en Gobierno y Estado, y eso, para la Unión, es asimismo un tabú. Lo mismo ocurre con las denominaciones de ley y de ley-marco, que pasarán a denominarse reglamentos, directivas y decisiones. Son ejemplos expresivos de arreglos políticos oportunistas, sin alma ni visión de futuro.
A estas alturas -y sólo estamos al principio del "Proyecto de Mandato", que se explaya a lo largo de 18 largas páginas, de diminuta letra- los lectores interesados estarán ya confusos y hastiados. ¿Qué ocurrirá, pues, con los ciudadanos comunes europeos que quieran, honradamente, conocer las reglas por las que se rige esa Europa en la que viven y en la que creen?
Nótese que las modificaciones terminológicas no son inocentes en absoluto. Todo lo contrario. Representan la expresión más acabada del pensamiento euroescéptico, antieuropeísta, que siente horror ante la Europa Política y Social, y ve la Unión únicamente como una vasta área de libre intercambio, un mercado, con una política financiera estricta y políticas económicas, sociales y fiscales insuficientemente coordinadas. ¡Cuán lejos estamos de la prometida "Europa de los Ciudadanos"!
El texto del Mandato, para todo aquel que lo lea, representa un hábil ejercicio de hipocresía política. Se ha transigido, de forma grave, con el euroescepticismo británico, al haberse permitido que desaparezcan los símbolos (bandera, himno, lema, etcétera), cuando está claro que los símbolos son formas esenciales de identidad. Los "entendidos", sin embargo, nos guiñan un ojo y nos dicen: "tranquilidad, el 80% del contenido se ha mantenido idéntico". Sencillamente, eso no está escrito ni es verdad.
Lo que resulta indefendible es que los gobernantes europeos, por miedo y superficialidad, se opongan a asumir la identidad europea. El federalismo, sobrentendido en el antiguo Proyecto Constitucional, desaparece. ¿Cómo resultará posible, de esa manera, estimular y desarrollar la ciudadanía europea? El foso que separa a los ciudadanos europeos de las instituciones se ha ensanchado considerablemente. Y eso es dramático. Porque de ello se derivarán, inevitablemente, consecuencias negativas que no tardarán de dejarse sentir. Wait and see.
¿De qué manera podrá la Unión Europea adquirir un protagonismo global en la escena internacional -que tan necesario sería para el mundo- cuando son reforzados conscientemente los poderes de los Estados nacionales (que son los que mandan, cada vez con mayores dificultades para establecer consensos) y vemos cómo se esfuman las competencias de la Unión, convertida en una entidad difusa y ambigua, que teme afirmar lo que es y en qué dirección camina? ¿Será todo esto una nueva forma de esa "transparencia política", a la que tanto apelan los dirigentes europeos?
Y mientras tanto, todos los
Estados europeos saben -por más que lo nieguen- que por sí solos, sean los que sean, incluso los de mayor peso, como Alemania, no tienen ni la entidad ni la dimensión suficientes para poder competir, con éxito, en el mundo globalizado de nuestros días.
En realidad, lo que ocurrió en la Cumbre de Bruselas fue que dos Estados miembros bloquearon los avances, tan necesarios, de la construcción europea: el Reino Unido (que como todos sabemos nunca los deseó) y Polonia (por razones coyunturales, aunque utilizando argumentos inaceptables). Están en su derecho de decir cuanto quieran y ser respetados. Pero no de impedir el avance de los demás. Ésa es la cuestión.
El motor franco-alemán -que según se dice ha sido recompuesto, ¡ojalá sea así!- resolvió ceder ante la presión británica, cuando 18 Estados (de 27) ya habían ratificado el Tratado Constitucional y algunos más, entre los que se hallaban Portugal e Irlanda, se disponían a hacerlo. Ni siquiera se pensó en recurrir a una cooperación reforzada, para aprobar el Tratado Constitucional, para lo cual bastarían nueve países, por ejemplo. Realmente, insisto, ¿tiene sentido que dos Estados bloqueen los avances que los otros 20 o incluso 25 aceptan, con mayor o menor entusiasmo?
A Portugal, independientemente de su voluntad, le ha correspondido la muy embarazosa papeleta de la "patata caliente", es decir, la responsabilidad de llevar a buen puerto -y con rapidez- el mandato imperativo que el Consejo Europeo de Bruselas le ha legado. Confío en que no surjan nuevas dificultades (Polonia ya ha planteado veladas amenazas), ahora que los antieuropeístas lanzan cohetes y se consideran vencedores. Veremos.
Portugal, además, va a tener que ocuparse, exhaustivamente, de las muy importantes cumbres previstas para Lisboa: de la Unión Europea con Brasil, con Rusia, con África y otras más, aparte de su objetivo de estimular la muy importante "Estrategia de Lisboa". Sin olvidar los imprevistos, que siempre surgen.
Jacques Delors, en un artículo que publicó en Le Nouvel Observateur, escribía con contenida resignación: "Europa siempre ha avanzado así: dos pasos hacia adelante y uno para atrás". Mucho me temo que esta vez los dos pasos hacia adelante son de menor calado -y significado político- que el enorme paso que se ha dado hacia atrás. Pero, claro, y lo digo como europeísta convencido: "Atrás de tempo, tempo virá" [demos tiempo al tiempo].
La Unión Política Europea (con Turquía, desde luego) es indispensable, representa el proyecto político de paz más original y prometedor del siglo XX y para el siglo XXI, y algún día acabará por asentarse, en contra de los egoísmos nacionalistas, de tan cortas miras, de ciertos políticos europeos.
Mário Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducción de Carlos Gumpert.



Impresionante


Ramón Elejalde.

Las movilizaciones del pasado jueves, que promovieron Aníbal Gaviria y Angelino Garzón, gobernadores de Antioquia y Valle, para protestar contra el secuestro, exigir la liberación de todos los secuestrados sin condicionamiento alguno y la entrega de los cuerpos de los once diputados del Valle, resultó una demostración de unidad y de consolidación nacional.
Algunos analistas del acontecer nacional siempre fuimos unos críticos de la pasividad del pueblo colombiano. En alguna ocasión, en esta misma columna, me quejaba de esa falta de sentimiento y que parecíamos un pueblo que aún no se había consolidado como nación. Muchas veces afirmé en el aula de clases que los colombianos tendríamos una verdadera cohesión en el vínculo después de una guerra con algún país vecino. Muchos añorábamos las movilizaciones de España y de Estados Unidos, cuando esos pueblos fueron agredidos por los terroristas. Entre nosotros, cuando alguien era víctima de la violencia, siempre respondíamos con frases desafortunadas y carentes de respeto por la vida o por el sufrimiento de las víctimas de la violencia. Era fácil escuchar: “Algo debía. Quién sabe en que enredos estaba metido”. Siempre hallábamos una explicación para justificar la violencia y casi nunca reaccionábamos como nación.
La demostración de este jueves fue contundente, fue unánime. Copiando a Ernesto Samper, opino que estas manifestaciones no fueron un espaldarazo o un rechazo al presidente de la República. Lo único claro fue el rechazo contundente y clarísimo a las acciones y a las omisiones de las Farc.
Las Farc tienen una obligación con el mundo: devolver a los secuestrados que aún conservan con vida y devolver los cuerpos de los diputados del Valle. Además, la única manera de hacer claridad sobre los confusos hechos que rodearon la muerte de estos últimos, comienza a aclararse con los estudios científicos de Medicina Legal. Negarse a entregarlos, dilatar la misma, debe tomarlos la humanidad como la actitud del asesino que quiere esconder la evidencia de su cobarde actitud. Los colombianos le hemos creído su versión al Gobierno, ¡Ni más faltaba! Pero la subversión todos los días nos reafirma en nuestra creencia, no de otra manera podemos pensar cuando los observamos expedir comunicados timoratos y retienen los cadáveres para impedir la cristiana sepultura de los mismos y las investigaciones de las autoridades nacionales o internacionales que ha pedido el Presidente.
Desde el jueves siento que somos nación, que actuamos como tal y que ante la violencia protestamos y nos movilizamos.
Notícula. Estoy organizando, con un grupo de amigos, la celebración de los tres años de haber sido solicitada la expedición de un duplicado de la cédula 3.461.844 del señor Antonio Durango Pedro, que aún no ha sido resuelta. Esta celebración será el próximo 30 de agosto y prometo llevar torta y las tres velitas. ¡Qué vergüenza!



PROGRAMA NACIONAL DE APOYO A CANDIDATOS JOVENES ELECCIONES, OCTUBRE 2007
Ediles, Concejos, Asambleas y Alcaldías.


Las elecciones locales de octubre se realizarán en una coyuntura política importante para el país, lo que hace que sus resultados, sean de importancia decisiva más allá de lo local, esto dependerá en buena medida del éxito que el partido obtenga, en las elecciones nacionales del 2010, y la concepción de la política nacional que se imponga en este momento. Los jóvenes ejercemos un papel fundamental en la actividad política y electoral, cada vez somos mas los que participamos en las contiendas electorales con exitosos resultados y, la juventud liberal debe ser superior a dichos retos.
El objetivo que se traza la ORGANIZACIÓN NACIONAL DE JUVENTUDES LIBERALES, es tener en primera instancia jóvenes en la mayoría de listas avaladas, y luego capacitarlos en temas que los visibilicen como candidatos preparados y capaces de asumir retos políticos y de verdadero cambio promulgando la renovación al interior de las corporaciones públicas, con respaldo político, con las herramientas suficientes para poder desarrollar sus respectivas campañas, y con verdaderas posibilidades de obtener el triunfo. Este proyecto es de aplicación nacional con el fin de tener presencia juvenil liberal, en las elecciones que se realizaran el próximo 28 de octubre en todo el territorio colombiano.

ACCIONES.
Codirección Nacional por Juventudes Liberales:
Asumirá el respaldo político necesario, acompañara y dará seguimiento constante al desarrollo de las campañas electorales de los candidatos jóvenes, suministrara herramientas que posee el Partido Liberal para hacer mas efectivas y reales las respectivas actividades de jóvenes. Representara a la Dirección Nacional Liberal en lo concerniente a candidatos jóvenes, y de ellos mismos frente a esta. Manejara el posicionamiento político de los jóvenes liberales ante la opinión pública

Contacto.
JENNY LINDO (Directora Nacional Adjunta en representación de las juventudes)
Tel, 3112871503. jennylindo2003@hotmail.com, codirectoranacional@ipljoven.org

Secretaria Nacional de Juventudes
Ayuda con el diseño de la publicidad. A partir de unas ideas básicas que sean enviadas al correo electrónico jaime_r_hernandez@hotmail.com o jaime.hernandez.amin@gmail.com, se crearan varios diseños para la publicidad sin ningún costo.
Impresión de la publicidad. La impresión será asumida desde la Secretaria Nacional de Juventudes en una cierta cantidad para ayudar con la campaña de los candidatos.
Asesoria en publicidad. Desde unas instituciones naciones e internacionales se ofrecerá consejos con respecto a los temas que se publicaran en la publicidad de los candidatos jóvenes de acuerdo a lo que quieran conseguir, sin ningún costo.
Contacto.
JAIME HERNANDEZ (Secretario Nacional de Juventudes) tel. 3103259986. jaime_r_hernandez@hotmail.com

Instituto de Pensamiento Liberal: IPL JOVEN

Generara capacitaciones a los candidatos jóvenes, sobre lo que necesita saber: como ganar las elecciones y como gobernar. Sobre lo primero existen las llamadas técnicas de Marketing Político que constituyen una práctica para maximizar las posibilidades de ganar una elección. Lo segundo es un poco más complejo: pasa por la reglamentación jurídica del Estado a ese nivel de gobierno, el conocimiento de la situación regional o local, los planes de desarrollo y Planes de Ordenamiento Territorial, las políticas públicas en ejecución en el respectivo nivel territorial, y por supuesto, las relaciones con los actores políticos, sociales y la ciudadanía. .
De acuerdo a lo anterior se propone el siguiente plan de estudios enfocado a los candidatos Liberales para las elecciones locales de octubre.
EJES TEMÁTICOS.
1. Posiciones del PLC en la actual coyuntura nacional.
1.1 Descentralización
1.2 Ley de Justicia y Paz
1.3 Plan nacional de desarrollo
1.4 Propuestas del Partido Liberal:
- Reforma agraria
- Reforma urbana
- Otros
2. ¿Cómo hacer una buena campaña?
2.1 Régimen de inhabilidades e incompatibilidades
2.1 Taller: realización de diagnóstico regional.
2.2 Sondeos de opinión. ¿Qué necesidades y expectativas tienen los electores?
2.3 Definición de estrategia de comunicación de acuerdo a sondeos de opinión y objetivos y posibilidades del candidato.
3. Prepararse para gobernar.
3.1 Régimen Jurídico aplicado a las entidades territoriales.
3.2 Manejo de presupuestos ¿cual es el presupuesto asignado y como se puede obtener más?
3.3 Formulación de Planes de Desarrollo y Planes de Ordenamiento Territorial.
3.4 Gobernabilidad local ¿Cómo hacer para que la gobernabilidad local no afecte demasiado su programa de gobierno?

Contacto:
ALFONSO DE LA CRUZ MARTINEZ (Representante de jóvenes en el IPL) tel. 3128634492. ipljoven@ipljoven.org






JENNY LINDO JAIME HERNADEZ ALFONSO DE LA CRUZ
Directora Nacional Adjunta Secretario Nacional Juventudes Representante IPL Joven
Representación Jóvenes

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